Partida Rol por web

GUARDIA ITSVAN:

- Piensas en los milicianos de la ciudad, pero su disciplina es mucho peor que la de la Guardia Ducal. A estas alturas estarán todos encerrados en sus casas. Puede que algunos incluso hayan huido de la ciudad.

- Ves que los milicianos que quedan en pie no reaccionan, no parecen capaces de oírte, están como paralizados por el pavor y el estupor.

La sirvienta Elena se va aparta del hombro de Vasilov y se dirige lentamente hacia el ala de invitados.

- Comienza a llover levemente. Las antorchas chisporrotean ante las gotas de agua tan fría. En la distancia se escucha un trueno lejano retumbante.

Elena se apresura hacia la Torre del Chambelán.

La situación era bastante mala, pareciera que tendrían que vigilar todo el castillo entre Hakir e Itsvan, una tarea imposible si además amenazaba tormenta.

Temiendo que fuera un gesto inútil, Itsvan fue a hablar personalmente con los guardias que mejor conocía, Fedrik, Fedoras y Mankai. Quizá recordándoles los vínculos que les unían recuperaran parte del valor que necesitaban para superar esa noche.

- La sirvienta Elena entra en la Torre del Chambelán.

GUARDIA ITSVAN:

- Te das cuenta de que estos hombres están rotos. No crees que se recuperen moralmente en menos de tres días. Pasar la noche en vela bajo la lluvia tampoco va a ayudar nada.

Tras estar todo el día a medias entre el patio y las labores de la cocina, decido mantenerme dentro, alejada de todo...

SIRVIENTA GRETTA:

- Pese a que has decidido mantenerte dentro, en verdad ahora mismo estás a la intemperie, bien entrada la noche y expuesta al frío y a la lluvia...

- La sirvienta Gretta corre hacia las cocinas para evitar seguir mojándose y pasando frío.

- La mayoría de sirvientas y criados la siguen.

Hago una señal al resto del Servicio para que siga los pasos de Gretta, incluido los miembros de mi familia que no siguieron a Lindor aún cuando se lo dije.

- Espero que esta vez hagan caso y no tenga que ir a llevarlos tirando de sus orejas. - pienso mirando uno a uno a mi madre, mi tía y finalmente mi hermano.

-Hakir, parece que estamos tú y yo. Puedo empezar yo la guardia y me relevas en unas horas. Aunque da igual, para hacer una guardia de uno o dos hombres bien podríamos irnos todos a dormir y dejar el castillo desprotegido.

Resignado a que ninguno de los hombres de armas del castillo podrá hacer algo útil esta noche, Itsvan se prepara. Coge otro manto para protegerse de la lluvia que viene, una antorcha y se va a hacer la guardia.

Seguí a Gretta en silencio, tras asentir a mi hijo Visany, sin abrir la boca. Seguía teniendo el cuerpo cortado debido a los nervios y a los haciagos hechos que ocurrían sin parar y en todas partes. Mi mandíbula temblaba mientras el agua de la lluvia perlaba mi rostro, y los rostros de todos mis seres queridos rondaban mi mente. Deseé que mi difunto marido estuviese a mi lado, o que las responsabilidades de mi hijo le permitiesen estar a mi lado en aquel momento. Sin embargo, las lágrimas de mis ojos se fundieron con la lluvia en la piel de mis pómulos, diluyendo aquellos pensamientos de mi psique mientras caminaba cabizbaja.

- Itsvan se sube a la barbacana, desde la que puede vigilar la puerta del castillo y el puente de piedra que lo une a la ciudad, hacia el Oeste.

- El Guardia feudal Boru pasa por el Patio de camino a las Cocinas.

Asentí a Itsvan antes que se marchara a lo alto de barbacana. La situación era insostenible y había que ponerle remedio. Pero cualquier intento parecía vano.

Vi entonces cruzar a Boru y fui tras él.

- El Guardia ducal Hakir se apresura a las Cocinas, pues parece que vaya a empezar a arreciar la tormenta de lluvia en cualquier momento.

- La Dama Radovina sale del Salón Principal y cruza corriendo el Patio del Castillo, pues está lloviendo, para llegar al Ala Oeste del Castillo.