Partida Rol por web

4º día del Herrero. Mes del Doncel. Año 242 D.D.

Segunda hora de la tarde.

Lugar: Estanque.

Era curioso que el lugar del encuentro fuera, una vez más, junto al estanque. El sol se encontraba casi en el mismo punto que el día anterior. Un día entero, y sin embargo se sentía como si hubiera sido mucho tiempo, demasiado. La dama que se acercaba a sentarse junto al banco seguía siendo lady Thaena para el resto del mundo, pero he allí uno de los pocos que conocía su identidad y que, de un modo extraño, fortuito, compartía un secreto tan profundo y peligroso como el de ella misma.

-Lord Urthen...- Saludó ella en voz audible para hacer notar su presencia, antes de tomar asiento en el banco. Miró alrededor de forma disimulada, asegurándose que fueran en ese momento sólo ellos dos. -¿Has... has hablado con Valder?- Preguntó, pues no sabía si el menor de los Haffer habría logrado dar con su hermano a solas en alguna hora más temprana.

Esta vez el primogénito Haffer no se encontraba de un ánimo tan distendido como la ocasión pasada al encontrarse con lady Thaena frente al estanque, pero aún así la saludó con una leve sonrisa. Estaba algo nervioso, sin duda, y se notaba que varias cosas le nublaban la mente en esos momentos.

Al escuchar la voz de la doncella, casi dio un sobresalto, pero ante la menor reacción de los guardias les hizo saber que todo iba bien. - Lady Thaena - se inclinó, tomando luego asiento junto a la dama.

No, aún no he tenido ocasión de hablar a solas. - contestó, lamentando finalmente no haber podido encontrar el momento.

-Entiendo.- Empezó la doncella, mirando un momento hacia el estanque en silencio, antes de volver a dirigirse hacia él. -Valder siente un gran respeto hacia ti, Urthen, y no me había querido revelar nada hasta después que hubiera hablado contigo, pues cuida de tu secreto como has prometido cuidar del mío. Debo... debo admitirte que ya no hace falta que me digas nada, sin embargo.- Bajo la mirada, apenada.

-Señor mío, quisiera saber qué ocurrirá ahora. Bessa no lo sabrá de mi boca, decidas lo que decidas; pero necesito saberlo. Necesito saber si lo ocurrido durante la cacería ha cambiado tu percepción de la boda, de tu boda.- Había una cierta intensidad en la manera que Lisette miraba a joven lord Haffer, como si estuviera conteniendo el aliento. 

La doncella escuchó atentamente las palabras que Urthen iba declarando, y se pudo ver en el reflejo de sus ojos cómo parecía que una oleada de tranquilidad la llenaba, suspirando muy suavemente con alivio. Adelantó de todos modos una mano hacia las manos del mayor de los Haffer, primero tímida, pero luego con mayor seguridad. Tomó la mano de Urthen y la guardó entre las suyas, con cariño, como el de una hermana.

Así, se fue enterando por labios de él sobre aquello que contaba, y que ella sólo conocía por lo que había visto y lo que Valder le había contado. Cuando el joven miró a Lisette a los ojos, con un mensaje de advertencia en ellos, ella comprendió, agradecida. -Recuerdo muy poco de esa época, es cierto.- Continuó ella a sus palabras. -Pero es algo que sabes desde hace mucho, entonces. ¿Cómo... cómo conociste a Ser Guileon?- Preguntó, pues ella había creído que aquella boda era la primera vez que ambos jóvenes se habían conocido.

La historia que le revelaba Urthen sobre si mismo le hizo mostrar una expresión de empatía. Ella no era soñadora, se había creído siempre con los pies en la tierra, tejiendo la red de mentiras que impedía que se supiera la verdad de ella, más una red tan frágil que la acusación de Valder un día atrás había bastado para desmoronarla. Valder, él era quien soñaba por ella y le había abierto el abanico de posibilidades en sólo unas palabras. Parecía que ambos hermanos, aún si uno fuera más centrado en la realidad que el otro, tenían la capacidad de soñar libremente con un mundo mejor.

La doncella se mostró curiosa al principio por las palabras del joven Haffer, notando como el rostro del hombre se hacía serio de pronto. Más al escuchar la pregunta la dama se tensó levemente, intentando ver en los ojos de lord Urthen para descubrir qué pensamiento había en su mirada. -¿Es algo que te ha dicho Ser Guileon?- Preguntó primero, tanteando el terreno suavemente. Valder había mencionado algo... Quería saber de quién podría el mayor de los Haffer haber escuchado aquel rumor.

Lisette se fijó en la mirada y en los gestos del heredero Haffer mientras éste hablaba, y cuando acabó se estuvo aún unos instantes más en silencio, no porque estuviera debatiéndose en qué debía hacer, sino sorprendida por hasta que punto lord Urthen era capaz de dar sin recibir nada a cambio.

Llevada por un impulso, por la nobleza de tan gran corazón en una persona nacida en la alta sociedad, la doncella abrazó al joven con fuerza. -Vas a ser un gran Lord, mi señor Urthen. Me siento orgulla de que pronto podré llamarte mi hermano...- Susurró. -Quisiera poder darte la felicidad que mereces, más sólo puedo prometerte que haré feliz a tu hermano mientras tenga vida en mi cuerpo para darle. Espero que eso te sea suficiente...- Se separó entonces, y levantó la mirada. Tomó aire y continuó con la voz baja. -Bessa y Guileon se han estado viendo a escondidas desde hace poco más de un año. Te confieso que hasta recientemente creía que las intenciones de Guileon no eran sinceras y que sólo se estaba aprovechando de ella, pero Bessa no me ha escuchado. Supongo que al final, el cariño que él le profesa es real.-

El silencio de su cuñada alcanzó a preocuparlo durante un segundo, temiéndose haberla ofendido con algo, pero pronto se vio tomado por sorpresa con un abrazo. En un primer momento le costó reaccionar, desconcertado, pero tan pronto entendió lo que pasaba la rodeó él también con sus brazos en gesto fraternal.

Eso es todo lo que podría pedirte, y lo que más feliz podría hacerme. - contestó mientras se separaban, algo ruborizado por las palabras de la chica, que durante un instante le hicieron bajar la mirada con una sonrisa. No era muy seguido que le dijeran que sería un gran Lord, lo que era uno de sus más grandes anhelos y algo por lo que se había esforzado toda su vida, y escuchar que la mujer que Valder había escogido para pasar su vida estaría orgullosa de llamarlo hermano era bastante más halago de lo que habría pensado jamás en recibir. Oír todo eso, y además, que quería hacer a Valder feliz, era mucho más que suficiente.

Cuando la mujer volvió a hablar, Urthen también recuperó la seriedad y la miró a los ojos, atento por su respuesta. - Entiendo - asintió, meditativo - Hablaré con ella, no te preocupes. Espero que tenga la confianza de confesármelo, pues no puedo obligarla a decírmelo. - frunció ligeramente los labios - Lo intentaré. - se dijo, más a sí mismo, dándose ánimos - Quizás, si no quiere hablarme al respecto ahora, lo haga más adelante, mientras sepa que estoy dispuesto a oírla. Es solo que... - apretó los labios, mirando a Lisette - Creo que no confía en mí en absoluto. Ahora entiendo por qué no quería irse a Puño del Río, claro, pero... ¿Eso quiere decir que pretendía engañarme de todas formas o que solo quería tenerle cerca? - negó con la cabeza. Si era lo primero, prefería no saberlo - Nos casaremos mañana y ni siquiera me deja tutearla. Y lo poco que he conseguido que me cuente de ella es todo tan superfluo... No mucho más de lo que diría para entretener a un invitado, claro - suspiró, pasándose una mano por el cabello - Supongo que solo tengo que tener paciencia. Esto tampoco debe ser fácil para ella, y al menos pareciera que disfruta de pasar el tiempo conmigo. Debe ser solo cosa de tiempo, ¿no? 

La doncella se mantuvo en silencio mientras el joven hablaba sobre lo que pensaba hacer. No supo responderle respecto a la pregunta a la cual él mismo no parecía querer escuchar la respuesta, más se atrevió a añadir algo. -En realidad, lady Bessa ha intentado convencer a su madre de que deje que Ser Guileon regrese a su hogar, por lo que no creo que sea eso lo que la retenga en Fuerte Floresta. Más no puedo decirte más, pues las razones que me dio son las mismas que te ha dado a ti.- Le dijo, con seguridad.

Dudó un nuevo momento, antes de seguir. -¿Cómo te has mostrado ante mi señora, Urthen? Creo que, si le hablas con el corazón, tal vez no confesando tu secreto, pero mostrándole que puedes ser alguien en quien confiar, ella se abra más a ti. Temo que quizás, al tratar de mantener las formalidades, ella ha sentido que te presentas ante ella sin ser del todo sincero, que tus actos y respuestas están premeditados y que nada es espontáneo. Una máscara de tus verdaderos sentimientos. Es posible que Bessa sienta que no te conoce, y por tanto teme estar con un desconocido.- Explicó Lisette, dando más su punto de vista que lo que pudiera realmente estar sintiendo Bessa. -De todas formas hablaré con ella como te lo prometí.- Le recordó, intentando darle una sonrisa reconfortante.

Ante la pregunta, cuanto menos curiosa, la doncella puso un gesto pensativo. -Bueno, siempre han sido muy cercanos. Es él quien enseñó a Bessa a usar el arco, y pasan bastante tiempo juntos.- Bajó la mirada un momento, al tiempo que bajaba la voz. -Temo que no tengo un buen ejemplo para comparar: mi padre falleció junto con lady Thaena el día que atacaron su carruaje.- Carraspeó levemente, antes de continuar. -Pero teniendo en cuenta que es la única hija, y puesto que Lady Morna está ocupada con gobernar sobre sus tierras, presumo que Lord Esthal ha volcado gran parte de su energía en Bessa.- Lisette no dijo más, pues tampoco a ella le había pasado desapercibidas ciertas cosas, ciertas muestras de un afecto casi celoso por parte de Lord Esthal, pero intentaba justificarlo como la reacción natural de un padre a quien sienta que le arrebatan a su pequeña.

A sus últimas palabras también Lisette se mantuvo en silencio, pues no sabía cual sería el mejor consejo que pudiera brindar a lord Urthen sobre su señora sin tener que revelar cosas que lady Bessa le había confiado. Al final, se decidió por hacer una sugerencia. -Tanto tú como Bessa tienen algo en común: ambos desean cumplir con lo que han pedido de vosotros. Esa puede ser una aproximación que pudieras tomar, establecerle desde el principio que ambos sabéis las motivaciones por la cual estáis dispuestos a seguir con la boda, y quizás así ella esté más dispuesta a contarte sobre su opinión al respecto.-

La doncella realizó una pequeña reverencia ante el agradecimiento del heredero Haffer, esperaba realmente que entre Bessa y él pudiera crearse al menos una amistad y hasta complicidad, pero quizás sería necesario esperar un tiempo antes de ello.

Luego, cuando hizo su pregunta, Lisette resopló con cierto nerviosismo, antes de empezar a reír, casi con algo de histeria. Tuvo que respirar profundamente para intentar calmarse. -Estoy aterrada.- Confesó, aún entre risas. -Es una locura, tantas cosas pueden salir mal. Valder parece que siempre se sale con la suya, pero estoy segura que vuestro padre sabe muy bien a qué atenerse con vosotros. Me aterra pensar que...- Bajó la mirada. -Que al final Lord Lyonell encuentre la manera de impedirlo. No sé si vuestro padre tenga planes para Valder, y de qué pudiera ser capaz para ello.- Hubo un temblor en sus labios, mientras cerraba los ojos un instante. Pero volvió a respirar profundamente y sonreía una vez más. -Confío en Valder, confío en él con mi vida. Y lo seguiré hasta el fin del mundo. No sé cómo lo hará, pero voy a creer en que será capaz de lograrlo.- Apretó suavemente las manos de Urthen, agradecida. -Han sido años de silencio y angustia, sin poder hablar con nadie, sabiendo que una equivocación acabaría con la mentira. Cuando Valder me reveló que lo sabía, sentí que mi hora había llegado. Jamás... jamás pensé...- Jadeó suavemente, cubriéndose la boca con la mano. -No me he sentido jamás tan asustada, ni tan feliz. ¿Tiene sentido lo que digo?-

Tanto la mirada como las expresiones de Lisette le mostraban lo agradecida que se encontraba en ese momento, teniendo un confidente para mostrarse como ella misma era. -De verdad doy gracias por la confianza que me has brindado; sé que fue por Valder que me has dado una oportunidad, sin embargo tampoco dijiste nada a lady Bessa ni a nadie más al darte cuenta que no era quien decía ser.-

La joven dudó unos momentos, antes de continuar. -Me apena no poder ser sincera aún con lady Bessa, no sé como ha de reaccionar cuando lo descubra. Por eso, aún cuando luego de esta noche sea una Haffer, quiero mantener la fachada un poco más. ¿Lo comprendes, verdad?- Preguntó, una nota de tristeza en su mirada. -Temo que nuestra amistad no sobreviva a la revelación, pero será más sencillo si podemos hacerlo en Puño del Río. Sé, lo tengo claro, que quizás esa oportunidad no se dé, menos aún si Valder decide dar la noticia a su padre antes, pero quiero ser yo quien se lo revele a mi amiga. Y que los Dioses permitan que ella lo acepte como los han hecho Valder y tú.-

Que Urthen fuera sincero ayudaba a Lisette a sentirse más aliviada de cómo se había sucedido todo. Le costaba aún creer que tan sólo había pasado un día desde que Valder apareciera, con aquella mirada seria, exigiendo saber la verdad. En aquel momento había creído que estaba enojado por el engaño, pero no era enojo sino confusión. Había sido un momento tenso, en el cual él intentaba discernir si las palabras de la joven eran verdad o no. La doncella no había comprendido hasta ahora que, en ese instante, ya el amor se había hecho espacio en ellos, calando profundamente.

Asintió al consejo de lord Urthen, con nerviosismo. -Lo sé... Pero... Quiero esperar al menos hasta que os hayáis casado. Si ha de desatarse el caos, que sea cuando ya lo que se pretendía que sucediera aquí ocurra.- Dijo, con mayor seguridad. -No quiero que el escándalo que pueda ocurrir de paso a algo más, que dañe las negociaciones...- Se mordió la lengua y suspiró, mirando hacia el estanque. -Tu hermano me ha afectado más de lo que es sensato. Incluso antes de ser Thaena Blanetree, todo tenía su cronograma, todo debía ir en orden. Era para lo que me estaba entrenando mi padre, debía ser la mayordoma perfecta, asistir a mi señora, asegurarme que todo fuera como debía ser. Luego, estando aquí, mi labor como doncella no se alejaba tanto, excepto que recibía un título de nobleza que no me pertenecía, y que se me trata con más cercanía que la que tendría una mayordoma.- Sonrió, nerviosa. -Con Valder el control pierde el sentido. Nada importa, y es... liberador. Sólo espero... Espero ser una buena influencia para él.-

Suspiró. -Pero las cosas deben seguir su curso. Ahora que te conozco quisiera que fuera distinto; quizás si nos hubiéramos conocido antes te habría ayudado de algún modo, ayudado a lady Bessa. Pero faltando un día para la boda... Es complicado.-