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[DM08/20] La Telaraña

⋩ Capítulo 6: Interludio (Morna + Harriet) ⋨

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29/08/2020, 19:44
Narración

4º día del Doncel. Mes del Doncel. Año 242 D.D. 

Lugar: Sala de audiencias.

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29/08/2020, 19:45
Lady Harriet Tully

Lady Harriet estaba sentada en el sillón que había ocupado un rato atrás. En la estancia seguía habiendo soldados Tully, formados en las paredes y en las puertas. Su mandoble también estaba apoyado en el mismo lugar que antes. El maestre estaba otra vez situado a su izquierda, con la misma apariencia tranquila que había demostrado desde su llegada a Fuerte Floresta. Ella clavó su único ojo en la recién llegada y la estudió en silencio durante algunos segundos hasta que finalmente habló. 

—¿Y bien? ¿Tienes ya una respuesta sobre la boda de tu hija?

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29/08/2020, 21:07
Lady Morna Hawick

Lady Morna se inclinó pronunciadamente ante la presencia de Lady Harriet. El ojo de la señora de la Tierra de los Ríos pesaba sobre ella, como un arado sobre la espalda, mientras esperaba su venia, para poder expresarse. La pregunta esperada llegaba, y ante ella, Morna inspiró profundamente y se irguió, mirando de frente a la Tully, aún con el rostro demacrado y los estigmas de aquel día aciago sobre la piel, pero mostrando que a pesar de todo, seguía entera.

Lady Harriet, en primer lugar, lamento profundamente haberos hecho esperar. No era mi intención importunaros. -indicó, juntando las manos sobre el regazo- Mi hija se ha mostrado reticente, pero considero que la afrenta hacia mi Casa ha sido pagada. La sangre se ha pagado con sangre. El acuerdo matrimonial debe mantenerse. He dado mi palabra, y habrá boda. Mi hija deberá obedecerme. -indicó, firme, aunque la idea peregrina de que Bessa pudiera negarse en redondo ante el septón, o peor, de que Bessa la odiase para siempre, la estremecía hasta la médula. 

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29/08/2020, 21:17
Lady Harriet Tully

Lady Harriet observó a Morna mientras ella hablaba. Su ceño se frunció levemente al oírla hablar de su hija y se echó hacia adelante en el asiento, escuchándola con atención. Para cuando la mujer terminó de hablar, la otra no tardó en dar respuesta.

—En primer lugar —dijo con un tono totalmente directo—, no era consciente de que existiera opción de que tu hija te desobedeciera. —Hizo una breve pausa—. He solicitado hablar con la señora de Fuerte Floresta. Si debo despedirte y hacerla venir, avísame cuanto antes.

No esperó a ver cómo encajaba Morna aquella reprimenda, sino que siguió hablando.

—En segundo lugar, no ha habido una afrenta contra tu Casa, ni la sangre se ha pagado con sangre. Ha habido un asesinato, y se ha hecho justicia. No se trata de venganza, Lady Morna, aunque hayas decidido tomártelo así.

Entonces sí hizo una pausa, dejando que Lady Morna digiriese aquello.

—Hay algunas preguntas que quiero hacerte —le dijo—, referentes a lo que he oído ahí fuera. Pero antes, ¿hay algo que quieras contarme por ti misma?

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29/08/2020, 21:39
Lady Morna Hawick

Morna recibió aquellas palabras, como profundas cuchilladas que encajó apretando los dientes, pero manteniéndose aún erguida, y llevándose una mano al pecho mientras sus labios palidecían.

Lady Harriet hizo mención entonces, al altercado que había tenido lugar, frente al árbol. Aunque llamarlo altercado era un eufemismo. Había sido una escaramuza verbal y sucia, pensó, corrigiéndose, mientras asentía- Sí. Me gustaría aclarar que lo que dije sobre Lady Gianna Vance llegó a mi conocimiento de manera reciente. Hace escasos dos días. La noche antes de las negociaciones. Y que lamento haber participado en semejante espectáculo vergonzoso. Debería haber hablado con vos, en privado. De modo que os ruego, disculpéis mi comportamiento. -indicó, reconociendo que había perdido los papeles en público, y aclarando que no poseía tales informaciones previamente. 

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29/08/2020, 21:54
Lady Harriet Tully

Lady Harriet, al escuchar las palabras de su vasalla, cambió un poco la postura y se puso un poco más cómoda. Aguardó unos segundos, dando a Lady Morna la oportunidad de seguir hablando. la Tully parecía cómoda en el silencio, por muy tenso que este fuese. Cerca de ella, a su izquierda, el maestre Debian continuaba en un discreto segundo plano.

Finalmente la señora de Aguasdulces alzó un poco la barbilla antes de volver a hablar.

—Quiero oír con todo detalle cómo fue esa despedida entre tú y el pupilo que dejé a tu cargo.

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29/08/2020, 22:06
Lady Morna Hawick

Morna abrió los ojos, de par en par, como si no esperase en absoluto esa pregunta. Su rostro se descompuso, al instante. De nuevo, necesitó tomar aire, para proseguir, posando la mirada, brevemente, sobre el maestre Debian, frente a quien se veía obligada a exponerse. Frunció levemente el ceño, y tratando de relajar su postura, habló- Me encontré con Guileon en los jardines. Quería comunicarle que era libre y que Ser Alana lo acompañaría, pedirle que no olvidase venir a verme. -indicó- Se... Exaltó. De pronto casi estaba sobre mí. Consideré que estábamos dando el espectáculo, y me lo llevé a un lugar más discreto. Y como os debo la verdad, reconozco que permití que sucedieran cosas que no debieron haber sucedido. Dejé que me besase. Dejé que se propasase, y no puedo decir que me mostrase reacia. Pero no llegamos a mucho más. -indicó, creyendo que aquello era lo suficientemente aclaratorio- Tras no concluir... Lo que él había buscado en un primer momento, me confesó que había intentado aquello para cometer un acto vil, bajo, indigno de la mano de mi hija, para comprender mi desdén. Al parecer se sentía agraviado porque no lo hubiese elegido por encima de Lord Urthen para desposar a Bessa. - concluyó, absolutamente avergonzada- No me siento orgullosa de lo que sucedió. Pero esa realidad se aleja de la de tenerlo de continuo en mi cama y atarlo entre mis piernas para que no pudiera volver a casa, como se ha insinuado. Nunca había sucedido antes algo así.

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29/08/2020, 22:32
Lady Harriet Tully

La expresión de la mujer cambió levemente mientras Morna hablaba, alzando una ceja al oír que el pupilo prácticamente se había abalanzado sobre ella. Y luego, cuando siguió hablando y dijo que lo había llevado a un lugar más privado y él se había propasado, la penetró con la mirada.

—Entiendo —dijo al final, aparentemente pensativa tras las últimas palabras de la mujer. Después volvió a echarse hacia atrás, apoyándose en el respaldo.

»¿Y por qué no lo hicisteis? —preguntó tras un instante—. ¿Por qué escogisteis por encima a Lord Urthen? —Hizo un gesto con la mano, ordenando que no respondiese todavía—. Lo que os estoy preguntando en realidad —aclaró— es si es cierto que él y vuestra hija comparten sangre.

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29/08/2020, 22:51
Lady Morna Hawick

Morna empalideció, ante la aclaración con la que Lady Harriet reconducía la pregunta- Es... Algo a lo que no soy capaz de responder con seguridad, mi señora.-confesó, tras haberse permitido unos instantes de silencio- La posibilidad existe. Pero no es una certeza. 

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29/08/2020, 23:07
Lady Harriet Tully

Morna pudo ver cómo los dedos de Lady Harriet tamborileaban sobre el reposabrazos al escuchar aquello, apartando su mirada para reflexionar. Pasaron uno, dos, tres segundos. Después paró. Al volver a mirar a Lady Morna lo hizo con mayor frialdad que antes.

—No van a casarse dos hermanos entre mis vasallos en la Tierra de los Ríos —aseguró—. Ni ahora, ni nunca. Aunque la certeza no sea absoluta. Ni siquiera concibo que tengas la osadía de entrar, mirarme a la cara, y decirme que sí tendrá lugar esa unión. —Hizo una pausa—. Tu hija no va a casarse con Lord Urthen, ni con su hermano.

Entonces hizo una pausa.

—¿Lo sabe ella? —preguntó, antes de añadir una cuestión más—. ¿Lo saben ellos? ¿Lo sabía Lord Lyonell?

Aunque no lo dijera en voz alta, había otra pregunta que flotaba en el aire: «¿Quién lo sabe?»

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29/08/2020, 23:17
Lady Morna Hawick

Morna se encogió sobre si misma, absolutamente helada. No se atrevió a pronunciarse, en contra de lo que declaraba Lady Harriet, mientras apretaba con fuerza la mandíbula, obligándose a si misma a no hablar, hasta que llegaron las preguntas de la Tully- No. Ella no lo sabe. Lord Urthen... Se lo preguntó a su padre. Pero ni el propio Lyonell tenía la certeza para responderle. No fue hasta anoche a última hora que Lord Lyonell supo que existía esa posibilidad.-explicó, petrificada, en el sitio. 

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29/08/2020, 23:29
Lady Harriet Tully

Lady Harriet asintió al escuchar las palabras de Morna, sin separar su mirada de la de ella. Después apenas guardó silencio un instante.

—De modo que Lord Lyonell lo supo la misma madrugada en que murió Lord Esthal —dijo, sin señalar explícitamente lo que debería parecerle conectado—. Hay algo que no comprendo. ¿Por qué decidiste contárselo ahora, antes de la boda, después de tantos años?

Después tomó aire antes de hacer una pregunta más.

—¿Hay algo más que creas que debes contarme?

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29/08/2020, 23:40
Lady Morna Hawick

Morna volvía a guardar silencio, apretando los puños mientras buscaba la entereza. Aquella pregunta, por increíble que pudiera parecer, era la más difícil de todas las que le había formulado Lady Harriet- Escuchó esos rumores y me lo preguntó directamente. -dijo, mordiéndose el labio, por dentro, sobreponiéndose al nudo que comenzaba a formarse en su pecho- Y no fui capaz de mentirle a la cara. No podía, porque en cierto modo, y de una forma que no sabría explicar con claridad, lo estimaba profundamente, a pesar de que amase a mi esposo.- confesó, notando cómo con aquellas últimas palabras le temblaba la voz, aclarándose la garganta, y cerrando los ojos, de nuevo, con fuerza.

Sí, hay algo más que creo que debéis saber. -dijo, notando la boca seca, echando de menos la copa en su mano- Mi hija, Bessa, está embarazada, y el padre es Guileon Vance.-confesó, apretando de nuevo los labios- No lo supe. Hasta hoy. Es algo que saben Lady Gianna, Lord Urthen, y la maestre Hazzea. Y supongo que el propio Guileon. 

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30/08/2020, 00:35
Lady Harriet Tully

Lady Harriet volvió a escuchar la explicación de Lady Morna. Tras las palabras de la mujer volvió a guardar silencio, y en aquella ocasión miró un instante a su maestre, intercambiando con él un gesto con la cabeza. Luego miró a Morna de nuevo.

Parecía estar escrutando en sus gestos e incluso en sus pensamientos. Algunos decían que cuando una persona perdía un ojo el otro ganaba más visión, incluso la capacidad de observar más allá de lo evidente. Si estaba mirando dentro del alma de Morna, no lo demostró.

—Tu comportamiento es del todo inaceptable —dijo con seguridad—. Lo fue tu comportamiento ahí fuera, y lo es también todo lo que me estás contando. No necesito saber más —aseguró—. No quiero saber más.

»Te confié el cuidado de un pupilo. Te confié la responsabilidad de educarlo. Y no sólo me informan de que es el caballero más maleducado de los Siete Reinos, sino también de que no ha recibido una sola reprimenda tuya en cada una de sus faltas en público. Además de eso, permites que se propase contigo, y ni siquiera te muestras reacia a sus atenciones. —Lady Harriet levantó un poco la barbilla—. No me importan tus abusos de poder en tus tierras, Lady Morna, pero en este caso has abusado de mi confianza.

Después de eso hizo una pausa.

—Además de eso, pretendías casar a dos personas que podrían ser hermanas. Un pecado monstruoso. Un crimen ante los Siete. Algo que, según dices, ya se rumoreaba, y aún así has llegado aquí con la intención de seguir adelante. Me has mirado a la cara, y me has dicho que habría boda, y que tu hija debía obedecerte.

Dicho aquello su expresión se relajó, aunque sus palabras no lo hicieron.

—Me trae sin cuidado que tu hija esté encinta. Nacen bastardos cada día en Poniente. Pero no me trae sin cuidado lo que has hecho aquí, en las tierras en las que juraste servirme. Pero yo también soy madre —señaló—, y entiendo que te preocupes por tu hija. De modo que te daré a escoger.

»Podéis seguir adelante tal y como habéis hecho hasta ahora, pero sin la boda que ibais a celebrar hoy. Y sin nuestro apoyo. No habrá acuerdos comerciales con vosotros. No habrá protección por nuestra parte. No tendrás nada de la Tierra de los Ríos. Puedes buscar matrimonio para tu hija, pero no lo encontrarás entre mis vasallos, y el bastardo que lleva en su vientre crecerá sin padre. Se sabrá lo que has intentado. Los Hawick serán repudiados, y ningún comerciante pasará por vuestras tierras. —Hizo una pausa—. Me equivoqué un día aceptando tu juramento y tu vasallaje, eso es evidente. No voy a arrebatarte tu título ni tus tierras, pero tampoco voy a ayudarte. Tu lascivia y no tu lealtad te ha traído hasta aquí. Que sea ella la que te saque de esta situación entonces.

Durante unos segundos se quedó callada, dejando que Morna asumiera todo lo que significaba aquello.

—O puedo ayudaros. Tu hija se casará con mi hijo Edmure. Yo asumiré la compensación para con los Haffer por la cancelación de este enlace. El bastardo será educado, y se le buscará un puesto de responsabilidad cuando pueda asumirla. Los hijos del matrimonio llevarán el apellido de tu hija, y Fuerte Floresta será esplendoroso. —Dicho de aquella forma era evidente que había algo que matizar aún—. Pero hay una condición.

»Te marcharás hoy mismo. No volverás a hablar con tu hija, ni le escribirás, sólo una carta antes de abandonar esta sala contándole la verdad. Dejarás Poniente y no volverás nunca. Puedes coger todo lo que puedas cargar de las arcas de tu Casa: yo lo repondré. Suficiente para coger un barco a Essos y convertirte en cortesana1, estoy segura de que tienes un buen futuro allí. Tu hija gobernará Fuerte Floresta tan bien como le hayas enseñado, asesorada por los suyos y por la familia de su marido. Y los Hawick pervivirán.

Notas de juego

1Las cortesanas de Essos no son prostitutas. Son personas influyentes y con alto estatus. Más info

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30/08/2020, 01:42
Lady Morna Hawick

Morna aguantó cada palabra, cada acusación, en pie, inmóvil, y con los ojos cerrados. Escuchó aquella primera opción que se desdibujaba ante sus pupilas claras y ardientes, aquel posible destino, para ella, para su hija, para su Casa, incapaz de hablar, queriendo conservar aún la entereza. Diciéndose que no debía flaquear, que no debía ceder ante la congoja que oprimía su corazón, con ahínco. 

Y si bien aquel primer esbozo la acongojaba profundamente, fue la mención, la explicación del segundo, la que terminó por quebrar su voluntad de mantenerse firme, en aquel día aciago, en el que lo había perdido todo. Todo, menos a su hija, pensó, mientras, finalmente, unas lágrimas silenciosas e inevitables, anegaban sus mejillas, adelantando el sabor amargo de una despedida que sería tan dolorosa como arrancar de su misma un pedazo de su alma. 

Me iré.- dijo, con voz rota, sintiendo el peso ominoso de sus propias palabras sobre la espalda. No hubo arrepentimientos ante su propia confesión en su fuero interno, pues sabía que no había tenido opción. La verdad, al final, acababa asomando, de algún modo. Y la mirada que Lady Tully le dedicaba a su maestre terminaba de confirmar que lo único que necesitaba era sacarle aquellas palabras para confirmar lo que de seguro sabía de antemano. Su presencia en la boda, acompañada de todos aquellos soldados, lo atestiguaba. Su sentencia firme sobre Lyonell, castigándola con la visión de una hija derramando la sangre de un padre, también. Su propio repudio o exilio, que la alejaba de la posibilidad de repetir lo que había dicho ante otros oídos, terminaba de reforzarlo. 

Pero cualquier orgullo, cualquier sospecha, y cualquier afrenta, quedaba subyugada bajo la única certeza que había guiado su vida, desde que tuviese por primera vez a Bessa en brazos. Y aquella certeza era, que Morna haría cualquier cosa por proteger lo único que de verdad había amado profundamente. Que haría cualquier cosa, por salvaguardar el futuro de su hija. Que daría la propia vida, por evitarle la desgracia que amenazaba con caer sobre ella, sobre su futuro, sobre el fruto de su vientre.

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30/08/2020, 03:16
Lady Harriet Tully

Lady Harriet no apartó la mirada de su vasalla mientras las lágrimas empezaban a surcar sus mejillas. Escuchó aquellas dos palabras y asintió.

—Bien —dijo, antes de dirigirse a uno de los soldados presentes—. Traed una mesa y útiles de escritura.

Apenas unos minutos más tarde ya estaba todo listo para que Morna escribiese, eso sí, bajo la atenta mirada de su señora.

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30/08/2020, 03:24
Lady Morna Hawick

Mi adorada Bessa, mi sol, mi vida... 

Espero que algún día sepas perdonar a tu madre, por lo que te revelo aquí, en tinta y alma. 

Te dije, hace dos noches, que el matrimonio no siempre era feliz. Que no siempre había amor, y que las dificultades eran frecuentes. Pues bien, Bessa, debes saber que mi matrimonio no fue tampoco fácil, en un inicio. Llegué a entregarle al final mi amor a Esthal, tu padre, a efectos prácticos, pero los primeros años fueron años de incertidumbre.

No me casé con él por amor. Me casé por el bien de nuestra Casa. Y durante ese periodo no tan certero, yací con Lord Lyonell. La última noche que pasamos juntos, antes de que tú nacieras, fue hace diecinueve años. Poco después, supe que estaba encinta. Y no fui capaz de determinar si mi embarazo era fruto de su semilla, o de la de Esthal. Nunca me atreví a decírselo. Ni a decírtelo. Y he cometido un pecado horrible al querer casarte con Urthen, sabiendo que era harto probable que ambos fuérais hermanos. 

La culpa me asola, y debo enfrentar las consecuencias de mis actos. Debo irme lejos, Bessa, y no puedo despedirme, porque no lo merezco. 

He procurado darte el mejor futuro posible, pero jamás voy a poder perdonarme el haberte metido en esto. El haberte dejado sola. Lady Harriet ha sido justa al permitirme escribirte esta última carta, y con este último sacrificio, intento que nuestra Casa, que tu nombre y que tu hijo, queden en buen lugar. 

No deberás casarte con Urthen, pero ahora tendrás que demostrar cuánto has aprendido, cuánto has crecido. Serás Lady Hawick. Y tendrás que jurar lealtad y agachar la cabeza y obedecer. No hagas ninguna estupidez, Bessa. Esto es lo mejor que he podido hacer por ti. Honra la memoria de Esthal. Él era un hombre bueno y honorable. Lleves o no su sangre, te pareces más a él de lo que te pudiste parecer a mí jamás, y nada me consuela más en este momento aciago.

Y si tan sólo puedo pedirte una concesión, a pesar de mi descaro y de mi pecado, me gustaría que plantaras rosas rojas en ese lugar, en el que el suelo ha quedado manchado por la sangre derramada a causa de este cúmulo de mentiras y medias verdades. Obsérvalas, cuando crezcan, y recuérdate a ti misma que no debes dejar que te suceda lo mismo. Que no debes caer en los mismos vicios. 

Te quiero, hija mia. Me voy dejando un pedazo de mi alma atrás. Pensaré siempre en ti. Rezaré a los Siete para que me perdonen. Para que me perdones. 

Te recordaré siempre. 

 

La carta quedaba escrita, y el destino, sellado. Las lágrimas de Morna habían empañado algunas palabras, escritas en aquella caligrafía hermosa, cursiva y tan propia de ella. Apretó el pergamino contra su pecho, como si con ello pudiera transmitir a Bessa, a través del papel, aquella honda pena que sentía. 

Descorazonada, soltó la pluma, y dejó la carta sobre la mesa, indicando así que había terminado. 

Sólo... Sólo me atrevería a rogar por dos concesiones, mi señora.-dijo, con la mirada perdida, absolutamente abatida, hablando tan solo si Lady Harriet se lo permitía- Me gustaría tener unas últimas palabras con la maestre Hazzea, de quien quiero despedirme y a quien quiero entregar unas disculpas, para que puedan ser entregadas a Lord Urthen. -pidió, con la cabeza gacha- Y os rogaría... Que me permitiérais llevar a Ser Alana, mi maestra de armas, conmigo. Seré una mujer sola, lejos. Os agradecería enormemente que me permitiérais contar con su apoyo y su escolta. 

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30/08/2020, 04:11
Lady Harriet Tully

La Señora de Aguasdulces escuchó las dos peticiones de Lady Morna con atención y luego asintió con un gesto de su cabeza. 

—Ambas cosas son posibles —dijo, llevando la mirada hacia un par de soldados—. Traed a la maestre Hazzea y a Ser Alana. 

Los dos soldados se marcharon. El maestre Debian se acercó a la mesa para tomar el pergamino y otros soldados recogieron la mesa y los útiles de escritura. Mientras tanto, el ojo de Lady Harriet volvía a estar sobre la mujer que acababa de renunciar a todo por el futuro de su hija. 

—Has elegido bien —le dijo únicamente, para después simplemente esperar. 

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30/08/2020, 04:18
Narración

4º día del Doncel. Mes del Doncel. Año 242 D.D. 

Lugar: Sala de audiencias.

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30/08/2020, 04:18
Narración

Lady Harriet estaba sentada en el sillón que había ocupado un rato atrás. En la estancia seguía habiendo soldados Tully, formados en las paredes y en las puertas. Su mandoble también estaba apoyado en el mismo lugar que antes. El maestre estaba otra vez situado a su izquierda, con la misma apariencia tranquila que había demostrado desde su llegada a Fuerte Floresta. Y allí estaban también Lady Morna y Ser Alana.