Partida Rol por web

Baigron se trago el rugido de dolor que sintio cuando la pesada cabeza del hacha del Orog morder su carne profundamente. Su sangre corrio por el hueco de la armadura, y empapo el hacha y manos del orog. Una ahogada mezcla de rugido y siseo mano de Baigron que trasbillo un par de pasos hacia atras; profundamente sacudido por el golpe.

Aferrando el mango de Fleshrend y sacando fuerzas del acero, Baigron retomo posicion, apuñalando con su espada en una estocada brutal y directa, una maniobra algo basta pero que sacaba ventaja de los amplios arcos que el orog necesitaba para su hacha.

El caballero mientras bajaba recogió un par de jabalinas en sus manazas y aflojó el paso, pensó que sus compañeros habrían salido a combatir pero se habían retirado a la seguridad de los angostos pasillos. Por otra parte le pareció bien, pues así el enemigo seguía sin saber cuántos eran en realidad.

El solamnico caminaba despacio hasta que se paró cerca de uno de los anchos árboles, uno que fuera lo suficientemente grande como para ocultarlo de algún ataque a distancia pero seguía manteniendo al presión sobre sus enemigos con su presencia.

Si venían a por él los grandes, Kartag podía despachar a la bruja. Si venían todos, Kartag liberaría al escudero, si venía sólo uno, Leviathan le enseñaría el filo cortante de su fiel espada Damocles, y sería un enemigo menos. Y si no venía nadie, pues haría tiempo en lo que volvían sus camaradas liderados por Tharben. Siempre ganaba.

Ojalá Akromm volviera a aplicar la disciplina que parecía tener como regla. Por si acaso, Leviathan lo espolea a que suba a por él.

- ¡AKROMM! ¡ven aquí si tienes valor!- lo llama- deja de esconderte tras unos subordinados que me tienen más miedo a mí, que a ti, jajaja- señala a los dos goblins que corren montaña abajo. No lo dice por vanidad, si no por provocar una respuesta agresiva en el Ogro.

Kartag vio el revuelo provocado por Leviathan y su poderosa espada Damocles, como a él le gustaba llamarla. Los dos goblins supervivientes corrieron aterrorizados hacia "Akromm" el dador de muerte. Rezo para que su compañero se parará y no entrará en combate abierto contra estos. Sonriendo y dando gracias a los dioses al ver que el gigante era mas cauto de lo que pensaba, ya que vio como este se parapetaba tras un pequeño arbol a unos 40 pies. Bien bien, penso kartag al darse cuenta del plan de su compañero. Era arriesgado y peligroso. Debian minarlos poco a poco o seguramente morirían a manos del ogro.
Busco a Desdemona y no vio rastro de ella. Seguramente estaría agazapada para echarles una mano, ella era así. En ese instante, el solamnico provocó al ogro buscando la confrontación haciendo que las escamas del monje se erizaran.

El draconiano, agazapado entre la hierba, pudo ver como Leviathan con una actitud segura, iba bajando la cuesta que le dirigía hacia la carreta, hasta pararse junto a uno de los pequeños y achaparradados abedules que poblaban, aquí y allá, la colina herbosa de la torre. Atendiendo a las palabras de la bruja, Akromm pareció perder interés por los que habían entrado a las ruinas de la torre, y se giró hacia el solámnico, mientras agarraba el mango de su poderosa maza de negras tachas, y la sacaba de su arnes con parsimonia. El guardaespaldas Orog permaneció inalterable, mientras su jefe sonreía con un mueca diabólica, y decía, con una voz ronca, y un Común con mucho acento:

— Vaya, por fin se asoman las "ratas"!! — a lo que el Orog rió estentoreamente. Ninguno de los dos siquiera hizo caso de los dos goblins, que esos sí, como verdaderas ratas, se escondieron chillando tras el guardaespaldas Orog, junto al carro en que continuaba inconsciente Asthor.

Akromm se movió solo unos pasos en su dirección, mientras giraba la cabeza a uno y otro lado, con los movimientos despreocupados de quien calienta antes de un ejercicio, sin mucho afán:

— Quieres luchar contra mi?? — preguntó, enarcando una ceja, al parecer sorprendido, quizá por vivir entre goblins aduladores — Bien, arreglaremos esto como debe hacerse. Si me derrotas, mi tribu se irá, y podreis quedaros con el botín del mago muerto. Y si te derroto yo, los tuyos se irán con las manos vacías, si quieren vivir. Si no, cuando te mate, los aniquilaré uno a uno como las ratas que son...

Allí, bajo la lluvia fina, unos pasos por delante de sus dos subordinados, la bruja y el guerrero orog, Akromm quedó, balanceando su arma, a unos 30' del gigante solámnico, que parecía apenas un kender al lado del musculoso ogro de las profundidades.

El Orog aguantó el ataque combinado de Tarben, Baigron y el llameante sable de Zoak, cediendo solo un paso hacia atrás, mientras decidía bloquear el golpe del draconiano. Pareciera que aceptaba recibir esas heridas, solo protegiéndose las zonas vitales. Sin embargo, su armadura del color del acero se encontraba en su mayor parte teñida con el rojo oscuro de su propia sangre, aunque el corte del minotauro se había cauterizado por efecto de las llamas.

Lejos de amilanarse, el Orog rugió, balanceando su hacha, dispuesto a lanzarlo contra cualquiera de los tres enemigos.

Anubis no dejaba de vigilar al goblin, mientras animaba a sus compañeros, pero este había perdido el interés en él. Parecía dudar entre largarse escalera arriba o ayudar al Orog. Finalmente, quizá por el miedo al guardaespladas, o a lo mejor a su jefe ogro, chilló como una rata, y atacó a Tarben con su pequeña morning star, mientras trataba de protegerse con su pequeño escudo de madera. Pese a que el golpe iba bien dirigido, Tarben lo estaba esperando, y enseguida levantó el brazo de su propio escudo, para detener el golpe.

Pese a lo desigual del lance, la inclusión del goblin en él le dió el tiempo necesario al Orog para rehacerse ligeramente, y pese a que fintó a los tres contendientes, finalmente pareció decidir que la espada flamígera parecía el primer hueso a roer, así que, apretando los dientes lanzó un poderoso golpe de arriba a abajo. Pero ya se le empezaba a notar cansado, y Zoak, que apenas había entrado en calor, no tuvo mas que levantar el escudo, dando un pasito atrás para desviar el filo temible del hacha. En apenas un segundo, volvía a tomar la iniciativa, volviendo a hostigar al orco de las profundidades. Tensando sus poderosos músculos, y con la imagen de su hermana cautiva en la mente para avivar su ira, el minotauro lanzó un ataque fulminante contra el Orog, pero este giró el mango de su hacha, bloqueando el ardiente golpe antes de que lamiese su piel.

La incorporación de Zoak a la pelea no podía ser más bienvenida. No sólo eliminarían más facilmente al orog, si no que también calmaban un poco las ansias del minotauro. Puera era más que obvio la sed de sangre que sentía.
Si se desahogaba un poco habría menos posibilidades de que se lanzase a lo loco contra el ejercito al completo en una carga mortal.

El orog acabó mal herido después de los ataques, y aunque no cayó definitivamente su destino estaba ya escrito. Además el goblin reunió valor y no huyó. Tarben sonrió ante aquello.

Gracias a Kiri-Jolith por los pequeños favores.

Al venir a pelear contra ellos había hecho exactamente lo que deseaban que hiciese. Si hubiese huido podrían haber tenido problemas. Ahora estaba al alcance del clérigo y la temible espada elfica. La cual probó nuevamente la sangre de aquellos a los que odiaba.

Después de golpear a la pequeña criatura, el caballero dió un paso lateral para quedar flanqueando con Baigron. Así el draconiano lo tendría más fácil para rematar al enemigo verdaderamente peligroso contra el que peleaban.

Haciendo de dolor fuerza, Baigron mantuvo la ofensiva sobre el Orog; el draconiano no puedo evitar un siseo despectivo al orog, cuando las espadas de los compañeros de Baigron se unieron a la ofensiva y castigaron al goblinoide del hacha. Desde luego, el orog era un ser peligroso, de eso la herida en el costado de Baigron bien podia atestiguar, pero al final, la superioridad numerica del bando de Baigron se empezo a imponer.

Con un paso lateral, Baigron maniobro para cambiar su posicion, a una donde el orog se las veria y se las desearia para mantener un ojo sobre todos sus rivales y cuando Baigron vio una oportunidad, no perdio tiempo en tirar a fondo con su espada en una estocaba brutal.

En su afán de dejar solo al Orco de las Profundidades, el grupo estaba empezando a rodearle, y Tarben no pudo mas que agradecer a la Providencia que el miedo al Orog superara al instinto de superviviencia del goblin, y este, a regañadientes, se quedara, uniendose a la lucha, pues de haber huido, sin duda hubiera puesto sobre aviso al lider, Akromm. El golpe del pequeño ser fue rudimentario, y sin ninguna finta previa, por eso a Tarben apenas le costó detenerlo, por contra, su espada se activó de nuevo ante la presencia del goblinoide, vibrando en manos del clerigo de Kiri-Jolith. Un centelleante espadazo dió con los huesos del goblin sobre las escaleras, mientras su vision se nublaba y se unía a sus compañeros en la muerte.

El Orog, pese a medirse a tres contendientes, manejaba bien los espacios, y con el breve respiro que le dió el solámnico, al atacar al goblin, se las ingenió para detener los ataques de Baigron también. Cuando Tarben se colocó a su espalda, dio un golpe lateral con el hacha, mientras giraba hacia un lado, colocándose al lado del rubio, saliéndose del centro, y colocando una bota sobre el primel escalón. Con el mismo impulso, y emitiendo un gruñido de esfuerzo, lanzó un brutal tajo lateral contra el rubio. Se lo jugaba todo a una carta, y sus escasas posibilidades pasaban por desembarazarse del que portaba aquella infernal espada que estaba acabando con sus hombres. Por suerte, el solámnico vio venir el golpe, y pegándose todo lo que pudo a la pared, colocó espada y escudo por delante, y consiguió, aunque por los pelos, desviar el mortal golpe, que acabó arrancando una lasca de piedra de la pared del túnel.

Amagando un ataque que tenía por intención acercarse al Orog, Zoak continuó el movimiento entrando a fondo con el sable, dispuesto a acabar de una vez con todas con el condenado orco. Sin embargo, este sonrió, mientras una baba sanguinolenta le salía por la boca, colgada de un colmillo, y le lanzó una patada contra la mano del sable que a punto estuvo de hacerle perder la presa sobre su pomo. Dilatando los ollares, resopló con rabia, diciendo:

— Vamos, Tarben, esta lata de mierda es tuya!!

Tantas veces habían entrenado y luchado juntos en Thelgaard, que el Clerigo tuvo claro que el movimiento de Zoak había tenido como fin que el Orog flaquease en su defensa con él mismo, y pudiera flanquearle.

INICIATIVA

17 Desdemona

El combate se había reducido al orog contra ellos tres. Pero lo cierto es que era el enemigo más peligroso de todos, cualquier golpe suyo podría acabar con cualquiera de ellos. Bueno, quizás con el minotauro no. Pero Baigron y él estaban ya heridos.

Aún así era el momento de presionar y no ceder. Por lo que aunque el orog había tratado de evitar el flanqueo moviéndose, la situación era tal que Tarben podía pillarle nuevamente también con un paso.
Aún así la defensa de la criatura era endiabladamente buena, y pese al apoyo de Zoak el joven clérigo no pudo alcanzarle.

Todavía quedaba el draconiano, pues el orog parecía tan malherido que debía de estar a punto de caer, si tan solo Kiri-Jolith guiase su mano.

Desdemona recorrió a la carrera las distintas estancias que tan bien habían aprendido a conocer en los ultimos dos dias, sin apenas preocuparse por la posible presencia de enemigos, pues, a no ser que hubiera algún tunel que se les hubiese pasado por alto, actualmente controlaban ambas entradas. Cuando finalmente llegó a la gruta, un leve chirimiri caía por la grieta: no había ni rastro de Leviathan, y tampoco de Erilyn. Cuando se acercó a la zona en la que esta se había escondido, se encontró a la humana hecha un ovillo, respirando pesadamente: se había quedado dormida??!! Echó un vistazo hacia arriba, la cuerda seguía en su sitio, pero el grandullón solámnico no había bajado, o habia vuelto a subir. Si quería hablar con él, tendría que escalar de nuevo, aunque eso no era un reto para la agilidad de la tieflin.

Leviathan aprovechando que el ogro empezaba a moverse le lanza la jabalina que tenía en la mano a la velocidad del rayo. El Ogro fue rápido pero el solmanico más, sin embargo no dio en el blanco y chasqueo la lengua con disgusto.

-Tengo que practicar más- dice mientras da unos pasos para detrás mientras blande el mandoble que tenía agarrado con una mano- Claro que si, arreglemos esto tú y yo, sube aquí si te atreves. Esa jabalina era muy pequeñita no la tengas ni en cuenta- le dice son sorna, sabe que no podrá acabar con esa bestia con una simple jabalina Hobgoblin. Mueve el espadón de un lado al otro calentando.

¿Donde se habrían metido estos dos? igual estaban haciendo manitas arriba, esperaba que no, sería una imagen realmente horrible y muy penosa, no era le momento ni el lugar desde luego.

Decidió subir nuevamente para avisar al grandullón, si es que estaba arriba, en ese lugar no servia para nada, tenia que llevárselo donde realmente estaba la batalla, aunque se le ocurrió que igual ellos podían ir por detrás, pero.... no, eso era un suicidio, deberían seguir el plan de los demás o nunca salvarían al escudero y quizás a Kartag, que no sabía exactamente donde estaba.

El combate proseguia y Baigron empeazaba a frustrarse debido a su ineptitud en combate. El orog distaba mucho de ser el mejor duelista del mundo, era nada mas que una masa de musculos con un hacha proporcional a su tamaño, sin embargo, el Orog era digno de mencion, ante como era capaz de aguantar el embate de Baigron y sus compañeros y aun asi, causarles daño con sus brutales golpes de hacha.

Entrando por el flanco del orog, Baigron espero al balanceo del hacha, centrado en Zoak, para apuñalar el costado del orog, con suerte, eso penetraria la armadura del monstruo y lo haria caer de una vez.