Partida Rol por web

Con un educado gesto, Daniel pidió a César algo de intimidad y continuó la conversación con Juno. ¿Que me pasé con ella? Éste es el problema, que se contienen. Es lo que les intento enseñar, ¿por qué siguen con esa mentalidad? No conseguirán nada si siguen midiendo sus fuerzas.

—Me preocupa más lo que pienses tú —Sus ojos azules se clavaron en los de la joven, su palidez contrastando con el cabello negro y peinado con sumo cuidado— Verás, necesito saber... qué sucedió exactamente. 

La extrañeza y la duda se asomaron al balcón de los ojos de Juno, no comprendiendo realmente lo que quería decir el inglés.

—He visto las grabaciones, y en mayor grado, sé cómo se desarrolló todo pero... necesito saber qué viste tú. Qué sentiste tú.

Marina lo estaba haciendo muy bien en ese primer encuentro con los padres de Aitor, así que lo más apropiado sería que Aitor hiciera lo propio con los de Marina. El listón, no obstante, parecía estar a otro nivel. Bien se podía ver que los padres del joven vasco eran bastante normales (para ser vascos y haber criado a un superdotado de alto nivel), mientras que Ralek era una suerte de guerrero atlante, sin duda excepcionalmente dotado para las artes de la guerra, y Raquel era una mutante bellísima y muy segura de sí misma. Ralek, para comenzar, le hizo un escrutinio nada disimulado en el que estaba bastante claro que el físico del joven genio le había defraudado. El atlante iba a hacer algún comentario desafortunado al respecto cuando por fortuna la madre de Marina le paró los pies a tiempo.

─Estamos de acuerdo en que su hija tiene una considerable fuerza física, no me necesita para cuidarse. Se vale de sobra ella misma.

Aitor, por supuesto, aceptó la mano tendida por Ralek y apretó con firmeza, tratando de compensar su falta de capacidad muscular.

Ojalá hubiera traído el traje ─pensó para sí mismo─ Con él todavía habría parecido otra cosa, pero no esperaba tener que utilizarlo, y mucho menos con una situación como esta.

─Marina es una chica excepcional, estoy orgulloso de que me haya elegido como su pareja. Yo sólo le he dado voz a sus pensamientos, pero ha sido encantadora incluso antes de hablar en voz alta...

Si con esto no se sonrojaba Marina, nada lo haría. Eso sí, como le diera un golpecito desaprobador bien podía tener que pasar por enfermería antes de los nuevos enfrentamientos.

─El nivel de la competición me ha parecido más elevado de lo que esperaba, así que podemos estar contentos con el resultado. Nada como tomarse la competición en serio y estudiar cómo complementarse. Me supo mal que no me emparejaran con Marina para el primer combate, pero por suerte todo ha salido bien ─comentó Aitor respecto de las primeras pruebas, en las que habían quedado como el único equipo imbatido─ Sólo puedo hablar por mi, pero lo he reflexionado a fondo y creo que es mi obligación poner mi intelecto al servicio de la humanidad. Y como mis capacidades me permiten actuar como héroe con cierta soltura, ésto también debería convertirse en otra obligación. Además, este mundillo estimula mi creatividad, topo constantemente con nuevos estímulos y retos...

Rudy solo respondía lo mismo que ella había dicho, así que seguía sin solucionar su duda acerca de Silvano... pero bueno.

- Ok...- Contestó la chica a la espera de algo de información adicional sobre lo que quisiera decirle sobre Martí.

Nada más acerca de Silvano surgió de la boca de Rudy, pero en cambio la conversación se fue declinando hacia un tema que a la chica no le hacía especial gracia.

- Tu lo has dicho.- Cortó al chico en cierto punto -. Nunca nos hemos llevado especialmente bien, relación tirante entre novia posesiva, y amiga y compañera... pero por mí que no sea. Si hay que ir a hablar con Natalia, no seré yo quien se niegue, de hecho, no nos conviene estar enemistados con ella de cara al enfrentamiento de mañana...

En realidad Diana tenía bastante respeto por los poderes de Eureka, y eso que no los había sufrido en carne propia nunca, no así los de su hermano. Si tenía la mitad de destreza que Eric, Natalia podría ponerles contra las cuerdas.

- Bueno...- Dijo la metamorfa, para luego respirar bien hondo y seguir hablando -. Deséame suerte, voy a buscar a tu noviecita y a ver que se puede hacer.

La chica le guiñó el ojo a Rudy y se giró para comenzar con la búsqueda de Natalia por el terreno del guateque.

Moussa observa el chaleco del Dr. Ahora y aunque no quería en un principio preguntarlo, finalmente se decide a ello.

-¿Qué te pasó? Si eso has quedado atrapado fuera del tiempo o algo así ¿No? Quizás no te gusten mucho las personas, pero el club de inventores está lleno de gente guay. Podrías aprender mucho de ellos y ellos de ti, quizás hasta dar una solución con tu problema.

No insiste mas, si prefiere no juntarse con ellos, sus motivos tendrá. Pero al menos cree que debía intentarlo. Por lo que rápidamente, tiende la mano y le da un fuerte apretón, sellando así su acuerdo.

-No sé mucho sobre mis poderes, solo que alguien me los dio. Creo que me trasplantaron el corazón de alguien que sí tenía poderes o algo así. En fin, si aprendes a usarlos, ya podrías ser el señor del tiempo y el espacio. Además, podrías quizás crear algún artefacto para Sagitario, algo que le ayude a recuperar su arma si lo desarman.

No estaba seguro de cuales serían los efectos negativos de su acuerdo, ni la presión a la que iba a someter a su cuerpo. Pero con tantos enemigos y con su amigo postrado en una silla de ruedas, aquella era la mejor opción.

-Bueno, te dejaré tranquilo. Después de los juegos, nos reuniremos y empezaremos entonces. ¡Gracias por todo!

Moussa no tiene mucho más que hacer allí, así que se retira hasta un discreto rincón, con algo de comida y permanece allí sentado. Aunque tras unos pocos minutos, se desvanece para recuperar su tablet y regresa de nuevo a la fiesta. No cree que acepten que se vaya, así que si va a estar allí, al menos aprovechará el tiempo estudiando.

Cuando Sara entró de nuevo a la fiesta lo hizo de un modo más discreto que antes. Las miradas de toda la sala no se posaron en ella. Era un alivio.

Buscó con la mirada a su grupo, pero parecía que todos sus compañeros se habían dispersado. Vio a lo lejos a Aitor y Marina, hablando con sus padres. Parecía que la parejita estaba pasando por la prueba de fuego al presentarse ante los padres de cada uno.

A un lado estaba César, junto a los miembros del Grupo 5. Daniel y Juno estaban algo más apartados del grupo, parecían enfrascados en una conversación privada.

Moussa, por su parte, estaba solo en un rincón. Yacía sentado sobre una silla mirando su tablet. No parecía muy interesado en la fiesta.

Gata Lunar, al dispersarse sus protegidos, se había dirigido finalmente junto a sus compañeros de curso.

No logró ver a Diana y a Rudy, al menos a primera vista. 

Juno trataba de rehuir la mirada de Daniel, pero cuando aquellos ojos azules e intensos se clavaron en los suyos se vio incapaz de escapar.

Daniel advirtió en ese momento el gran contraste entre los ojos castaños de Noelia y los ojos turquesa de la bestia Juno. La diferencia no era solo de aspecto, sino de intencionalidad. Mientras que Noelia parecía no más que una niña asustada, Daniel juraría haber visto ira y sed de sangre en los ojos de la bestia.

- Lo siento - se disculpó Noelia, rompiendo de nuevo el contacto visual con su interlocutor.

Se cruzó de brazos, cerrándose un tanto a Daniel y adoptando una posición algo más distante.

- No sé si lo sabes, pero… Los poderes de Martí y los míos no son nuestros, e-es decir, que no nacimos con ellos - comenzó a narrar, con voz titubeante -. Vienen de una especie de monumento. Una magia antigua.

Por cómo lo decía, Noelia no parecía tener mucha más idea acerca del origen de sus poderes que lo que le estaba contando a Daniel.

- Cuando cambio de forma, no solo me vuelvo más fuerte, rápida y resistente. También puedo… ehm… “oler” - dijo con cierto énfasis - a las personas. P-pero no me refiero al olor corporal, o-osea no el olor de verdad. Huelo el aura, el alma… No sé, algo así…

Noelia abandonó la seguridad de su cruzamiento de brazos para ponerse un mechón de cabello tras la oreja, un acto reflejo para calmar sus nervios. Frunció el ceño y miró a Daniel, a los ojos.

- Durante el combate… - la muchacha hizo una pausa, parecía no estar seguro de lo que quería decir -. Tu olor me incomodó mucho. Hay algo oscuro en tu aura, Daniel. Algo violento, terrible… Maligno.

Los ojos de Noelia se anegaron en lágrimas. Fue algo repentino, que sucedió demasiado rápido como para poder anticiparlo.

- Sentí que tenía que matarte - dijo con un hilo de voz mientras se llevaba las manos al rostro, claramente alterada -. Devorar tu corazón…

Juno comenzó a sollozar en silencio. 

Diana, con Rudy observando desde la distancia, buscó a Natalia entre los asistentes a la fiesta. No tardó en encontrar a algunos miembros del Grupo 1. Sagitario, Eureka y Glamour estaban hablando junto a una de las mesas de comida, estratégicamente cerca del plato de salmón ahumado.

Parecían estar hablando animadamente sobre algún tema que Diana no llegó a descubrir, pues al verla acercarse callaron al instante. A pesar de ello, no se mostraron hostiles con Diana.

- ¡Hola Ms. Justice! - saludó alegremente Sagitario -. ¿Vienes a investigar al equipo rival? - le preguntó en tono de broma.

Glamour era una chica con el cabello azul, algo más alta que Sagitario y Eureka y de expresión más serena. Se limitó a sonreír sin decir mucho. Diana la recordaba porque en su primer día de colegio había usado sus poderes en el interior del autobús para hacer que pareciese una jungla. A diferencia de Kitsune, las ilusiones de Glamour eran físicas, hologramas que todos podían ver y sentir.

Eureka, viendo que Diana la buscaba a ella en especial, se apartó un poco de sus compañeros y miró a la metamorfa con cierta desconfianza.

- ¿Qué quieres? - le preguntó sin acritud, simplemente curiosa.  

No pareció advertir a Rudy mirando desde la lejanía. 

- ¡Habríais hecho una pareja estupenda! - exclamó Raquel, medio lamentándose, cuando Aitor mencionó lo de los emparejamientos.

- Pero ese chico con el que ibas no lo hizo nada mal - comentó Ralek -. Sabía pelear.

A primera vista, los padres de Aitor no parecían tan tranquilos con el hecho de que su hijo se fuese a convertir en un héroe y arriesgase su vida para combatir a villanos. Para los padres de Marina, sin embargo, parecía algo ya asumido. Esa era la diferencia entre sus entornos.

- ¿Y no será peligroso para ti, Aitor? - preguntó Maite, algo alarmada.

Estaba claro que Marina era semiatlante y más fuerte y resistente que la mayoría de humanos. Pero, ¡su Aitor apenas era un adolescente! Listo, sí, ¡pero físicamente era un chico normal y corriente! Aitor pudo ver aquellos pensamientos en los ojos de su madre - aunque bien los podría captar también si se esforzase un poco con su telepatía.

- Oh, seguro que el muchacho tiene sus recursos - dijo Raquel, tratando de calmar la situación -. Además, en esta escuela hay mucha gente que es excepcional de modos muy distintos. ¿No es así, Aitor?

Los padres de Aitor, sin embargo, no parecían tranquilos del todo. Aquello era algo que siempre chocaba a las familias corrientes. La idea de sus hijos arriesgando las vidas… era difícil de digerir.

─Sí, habríamos hecho una pareja estupenda ─confirmó Aitor, avergonzándose un poco de mis palabras al oírlas en voz alta─ Pero Daniel tiene poderes y capacidades nada despreciables tampoco, no costó demasiado encontrar sinergias entre nosotros ─añadió, comentando más que nada para el padre de Marina, pues seguramente sabría entender a qué se refería.

Pero todo lo interesados que estaban en el mundo heroico tanto Raquel como Ralek, les llenaba de incertidumbre y malestar a Maite y Gorka.

─Estaré bien, ama, tengo un traje de combate en pruebas que hará que sea *yo* el peligroso. Además, tengo un plan de contingencia en marcha para impedir que puedan causarme daños. Sé que tengo que actuar como héroe, mis principios me impelen a ello, pero no por eso tengo que posibilitar que la humanidad tenga que prescindir de mis aportaciones a su avance. Me culparía a mi mismo de no actuar cuando hay que actuar, pero también de no dejar un legado digno y duradero para la historia humana. Y tal vez atlante ─añadió repentinamente volviendo su mirada hacia Ralek, dejando el tema en suspenso.

La madre de Aitor no se daba cuenta que su intelecto aplicado y sus poderes le permitían crear ingenios que ya habían salvado la vida de muchos y que salvarían las vidas de muchos más. Es más, puede que fuera el miembro físicamente más débil (o casi) del grupo 4, pero dotado de su nueva armadura de músculos sintéticos eso pronto iba a olvidarse.

─Digamos que tengo muchos más recursos que los que tendría un chico normal sin mi intelecto, eso seguro. No quiero parecer arrogante, pero en la "arena" habéis visto sólo una fracción de las cosas que puedo crear para superar los obstáculos. En un entorno más tecnológico mi superioridad podría llegar a ser aplastante. En cualquier caso, tiene razón, doña Raquel, aquí somos muy heterogéneos: super-fuertes, super-rápidos, super-inteligentes... diferentes. Con sus poderes bien enfocados, como se les enseña a tener en esta escuela, se convierten en excepcionales. Toda una generación de nuevos héroes efectivos y formidables para enfrentarse al mal y conseguir la paz mundial. El fundador de El Liceo fue un visionario y me gustaría formar parte de su sueño, la verdad.

Con la esfera en el bolsillo llegó de nuevo a la sala para encontrar que todo el mundo se había separado. Tenía la tentación de sentarse junto a Moussa a evaluar la esfera mientras él miraba su tablet. Le pareció que sería una escena bastante curiosa, pero le apetecía ver cómo le iba a Alberto y si no podía verle, quizás encontrarse con Averno, pues a lo mejor había quedado extrañado por su conducta de antes.

"De verdad, cómo se me ha podido pasar por la cabeza que serían skrulls".

Suspiró ante lo que parecía una exacerbada suspicacia natural que al parecer fantaseaba aún más al estar cerca de Diana.

"Daré un paseo y mejor no miro la bola, no sea que se caiga y sea peor".

Por mucha curiosidad que tuviera, no era el momento de estudiarla, no en vano estaban en una fiesta y abstraerse sería un poco "friki", cosa que no le gustaría aparentar.

Cuando al final dio con los miembros del Grupo 1, Diana se dirigió hacia ellos decidida, aunque al ver la cara con la que la miraba Natalia, tuvo tentaciones de largarse de aquel lugar.

- No... lo he prometido .- Se dijo para sí misma en un tono casi inaudible -. ¡¡Hola chicos!! .- Saludó efusivamente a sus rivales en la siguiente prueba -. Pues sí, pero tu haz como que no lo sabes ¿Vale? .- Guiñó el ojo y contestó simpática al comentario de Sagitario.

En el momento en que Natalia se apartó del grupo, Diana hizo lo propio, puesto que su meta era hablar con ella y conseguir que al menos hablara con Rudy, para intentar reducir la tensión que se notaba entre ambos.

-  Hola Natalia .- Saludó la chica personalmente -. Sé que no hemos tenido lo que se dice la mejor de las relaciones... no sé si porque no te caigo bien, o porque yo no estaba pasando por mi mejor momento, pero quiero que sepas que me gustaría que fuéramos amigas. Para mí sería importante, y estoy completamente segura que para Rudy también .- En aquel momento ni siquiera respiró, no quiso dejar a Natalia la posibilidad de pararle lo que estaba a punto de decirle -. Porque sé de sobra que está preocupadísimo por tí, y estoy segura de que tiene muchas cosas que explicarte. Desde que os distanciasteis está raro, y le costaba centrarse en los entrenamientos.- Esperó un par de segundos mientras pensaba lo siguiente que iba a decir y al poco arremetió -. Creo que deberíais hablar con tranquilidad, y solucionar lo vuestro. Y si por lo que sea crees que no tiene solución, pues ya decidiréis, pero antes deberíais hablar en frío.

La metamorfa puso en su cara una ligera y sentida mueca de pena, porque a raíz de que pudiera o no sentir algo por Rudy, al chico se le notaba que estaba descolocado y que se sentía fatañ por lo que había pasado.

Cuando Moussa le preguntó por su situación, el Dr. Ahora se cruzó de brazos. Se le veía algo disgustado.

- No me apetece hablar de eso - respondió bruscamente.

La idea de unirse al Club de Inventores tampoco pareció gustarle demasiado.

- Gracias por el ofrecimiento, pero trabajo mejor solo.

No parecía que Dr. Ahora fuese a cambiar de idea, al menos de momento. Se limitó a escuchar la explicación de Moussa sobre lo poco que sabía de sus poderes.

- Lo estudiaremos, sí - le dijo rápidamente, a modo de despedida, cuando Moussa comenzó a alejarse.

Nicolau parecía incluso aliviado al ver como Moussa se alejaba. En los últimos momentos de la conversación se le había visto bastante tenso.

Sin mucho más que hacer, Moussa se limitó a sentarse en una silla, en un punto más o menos alejado de la acción.

Desde donde estaba vio a César junto a los miembros del Grupo 5, y un poco más allá a Daniel hablando con Juno. Parecían estar teniendo algún tipo de conversación privada, alejada de los demás. A ella se la veía bastante nerviosa y, llegado cierto momento, se tapó el rostro con las manos.

También vio a Sara entrar de pronto en la cafetería. Ya había vuelto de hablar con Hécate. Sus miradas se cruzaron durante un instante, pero parecía que Sara buscaba a otra persona en la fiesta.

Desde donde estaba no alcanzó a localizar al resto de sus compañeros, pero seguro que andaban por ahí, divirtiéndose. No como él. 

Sara vagó por la enorme cafetería de la escuela, pasando junto a corrillos más o menos pequeños de personas. La mayoría, ya fuesen estudiantes o padres, desviaban la mirada unos instantes para verla pasar.

La joven alicantina no era solo una especie de celebridad en la escuela, sino que su atractivo natural, incluso durante su adolescencia, atraía las miradas de hombres y mujeres por igual.

En su bolsillo, la esfera de cristal se sentía fría, pero, al mismo tiempo, reconfortante. Decidió no pensar más en ella, al menos durante la fiesta. Tenía otras cosas de las que preocuparse, como de encontrar a su novio.

Tras cruzar lo que le pareció una distancia demasiado grande para una sala interior, Sara vio a lo lejos a Alberto. Estaba rodeado de personas, compañeros y padres. Todos sonreían, como si se lo estuviesen pasando en grande. No era extraño, pues cualquiera que estuviese cerca del joven Faro comenzaba a sentir como sus preocupaciones desaparecían.

Sara lo llamó desde la lejanía, aunque su voz apenas se escuchaba entre la música y el gentío. La joven alicantina siguió hacia adelante, abriéndose paso entre los invitados. Cuando llegó hasta él y posó una mano en su brazo, Alberto se giró y miró a Sara con cara de sorpresa.

- ¡Sara! - gritó, sonriente, mientras la rodeaba con los brazos y la atraía contra su pecho.

Su contacto, cálido y reconfortante, hizo olvidar a Sara todo lo que la rodeaba excepto él. Fueron unos instantes extraños, de ensueño.

Cuando volvió en sí, Sara vio a los compañeros de clase de Alberto junto a ellos. Escuchó risitas y cuchicheos, típicas de adolescentes al presenciar aquella escena.

Sin embargo, Alberto no parecía prestarles la menor atención.

- ¡Siento que no nos hayamos podido ver antes! - se disculpó Alberto -. Mi grupo ha quedado bien situado tras las pruebas, y estos pesados me han arrastrado a la celebración - dijo, medio en broma mientras dirigía una mirada de reproche a sus amigos. 

Cuando Diana hizo mención a la “mala relación” entre las dos, Natalia sonrió tristemente. Parecía que iba a decir algo, pero como Diana siguió hablando decidió esperar hasta el final.

- No me caes mal, Diana - dijo mientras la miraba a los ojos -. Es solo que…

Natalia se cruzó de brazos y desvió la mirada hacia el suelo. Un ligero rubor se instaló en sus mejillas, y estuvo unos segundos callada.

- Cuando estaba cerca de ti me sentía insegura. Eres muy guapa, Diana. Todos los chicos te miran, aunque no lo admitan - confesó Natalia mientras miraba más allá de la joven metamorfa.

Poco después, volvió a mirarla a los ojos.

- Lo siento, no tengo nada en contra de ti. Perdona si te ha dado esa sensación.

La disculpa parecía sincera. Natalia suspiró.

- Y Rudy… bueno. No estoy enfadada con él. Al menos ya no. Tan solo… molesta - Natalia cogió aire, ahogando un sollozo -. Ha sido duro…

A pesar de su aparente tristeza, la idea de hablar con Rudy no pareció desagradar a la muchacha. Tras pensárselo unos instantes, asintió levemente con la cabeza. En su rostro se dibujó una leve sonrisa.

- Está bien, hablaré con él - Natalia posó una mano sobre el brazo de Diana -. Gracias, Diana. Por hablar conmigo.

Sara iba caminando en busca de Alberto, tratando de ignorar las miradas de los demás. Iba cayendo en la cuenta de que había ganado popularidad, a pesar de que tampoco la hubiera ido buscando, pero venía más bien de los enfrentamientos contra Ratchet y Gamma. Venía a ser la fama del superhéroe. No pensaba que ella mereciera ser vista así, mas era porque era una persona insegura en el fondo, debido a las tragedias que sucedieron en su vida.

Un poco después encontró a su novio y tras mirarle un instante, así como sonriendole por si acaso no podía seguirle la corriente, le dio un suave beso en los labios.

- Hola chicos, me alegro de que hayáis quedado bien. Seguro que llegáis lejos.

Reforzó un poco los buenos ánimos que estaban compartiendo.

- Mi grupo va en buena posición también.

Sonrió pero no demasiado para no resultar soberbia. Se quedó al lado de Faro.

- Está siendo muy divertido, es muy buena idea esto de los juegos.

Estaba pensando que Alberto debería de dar una vuelta a ver los equipos que habían quedado en peor posición, para elevar un poco la moral.

- ¿Te vienes luego a hablar con el equipo cinco de primer curso? Tuvieron mala suerte y están algo depres.

Le preguntó en cuanto encontró un hueco.

Diana no quiso interrumpir a Natalia en ningún momento, puesto que no sabía hasta qué punto le costaba hablar de todo aquello. Pero cuando la chica terminó con su disculpa, Diana la abrazó con fuerza.

- No tienes porqué sentirte insegura boba .- Le rebatió mientras la abrazaba-. ¿Tú te miras al espejo? ¡Pero si eres preciosa! .- Exclamó la metamorfa mientras soltaba su abrazo -. Cualquier chico tendría muchísima suerte de que te fijaras en él, créeme.

Una preciosa sonrisa, la más sincera que se hubiera visto nunca, afloró en la cara de Diana.

- Nunca te sientas insegura por la belleza de otras mujeres, la seguridad y la confianza en tí misma, te hacen todavía más deslumbrante. Así que ya sabes... ¡Brilla!.

Diana volvió a abrazar a Natalia, y nada más soltarla, la encaró al lugar donde se encontraba Rudy, esperando que se animara en aquel mismo momento a hablar con el colombiano.

Nada más irse Diana me puse nervioso. ¿Había sido una buena idea?

Miré a mi alrededor con nerviosismo. Cambié el peso de pierna muchas veces en pocos segundos antes de acercarme a le mesa más cercana y coger un tentepie. Eso me calmaría un poco.

Diana ya estaba hablando con Natalia. No parecía enfadada y mi amiga metamorfa no estaba a muchos metros bajo tierra con su densidad aumentada, eso era bueno.

-Oh, oh. -dije con la boca llena.- Me están mirando, me están mirando.

Natalia se estaba acercando a mí.

-Mierda, viene. -musité asustado.

¿Que debía hacer? ¿QUÉ HAGO? ¿¡QUÉ!?

Tiré al suelo el montadito de queso que tenía en la mano, con tanta fuerza que al llegar al suelo estalló.

-Ugh. -dije mirando el estropicio. Luego miré a Natalia.- Ummm, Hola Natalia.

Me rasqué el cogote. Cuanto antes lo dijese, mejor.

-Siento mucho todo lo que pasó. -dije conteniendo las ganas de vomitar.- Te he querido hablar esta semana, pero tenía miedo. Lo siento, y bueno, pues que... De lo de Martí no te tienes que preocupar, tan solo somos amigos. Sí que hemos hablado más ultimamente desde el día en que me... Bueno, el del incidente. Pero no he tenido nada con él, te lo aseguro. 

Las palabas de Aitor no acabaron de tranquilizar a sus padres que, a pesar de ser más o menos conscientes del intelecto y capacidades de su hijo, todavía se sentían preocupados por el estilo de vida que iba a tener a partir de ahora.

Su último discurso, sin embargo, pareció conmover a la madre de Marina. La mutante sonrió ampliamente.

- Esta es la generación del futuro, amor mío - le comentó a su esposo -. Creo que podemos estar tranquilos.

Tras hablar un rato más, la parejita se acabó separando de los padres para estar un poco más a su aire durante el resto de la fiesta.

Una vez se acercaron a la comida para picar algo, Marina se pronunció.

- Ha ido bien, ¿no? - dijo a través de su dispositivo, esbozando una leve sonrisa -. Me han gustado tus padres, Aitor. Espero que mi padre no te haya resultado muy molesto, es un poco sobreprotector. Aunque creo que mi madre lo ha mantenido a raya - explicó mientras se sonrojaba levemente.

Marina se sirvió un vaso de agua. Aitor había advertido durante su día a día que Marina no acostumbraba a beber nada más, ni zumos, ni refrescos. El genio vasco se quedó embobado durante unos instantes, viendo como la semiatlante cogía con gran delicadeza el vaso de cristal.

La super-fuerza era un poder complicado de controlar en el día a día, sobre todo para los adolescentes. No era raro romper sin querer las cosas que se cogían, o las puertas que se abrían o cerraban… Marina hacía un trabajo estupendo controlando su fuerza, siempre había sido muy delicada al respecto.

- Lo que has dicho antes… - dijo mientras dejaba el vaso sobre la mesa con suavidad -. Hasta ahora no me lo había planteado, ser una heroína. Vine a esta escuela por mis padres y para aprender a controlar mi poder, pero no pensaba en dedicarme a esto más adelante. Pero ahora… Creo que lo tengo claro.

Marina tomó la mano de Aitor, con gran delicadeza. Sus ojos azules se clavaron en los de su novio, y sonrió levemente a la par que se sonrojaba. Parecía estar a punto de decir algo que le daba vergüenza.

- Quiero ser heroína junto a ti.

Cuando Natalia llegó hasta Rudy pareció no fijarse en el montadito de queso que se había espachurrado contra el suelo.

La joven parecía algo incómoda, y aun así ofrecía una leve sonrisa al colombiano. Le dejó hablar primero, manteniendo una expresión más o menos neutra durante toda la explicación.

- Tenías miedo, ¿eh? - dijo con un tono que denotaba cansancio y tristeza. Natalia suspiró -. No me importa lo de Martí. Son las pequeñas cosas que se suman…

Natalia se cruzó de brazos y la expresión de su rostro se tornó algo más seria.

- Eso fue solo la gota que colmó el vaso.

A partir de ahí se hizo un silencio un tanto incómodo. Natalia desvió la mirada hacia el suelo, hacia el montadito espachurrado, y luego volvió a mirar a Rudy.

- Yo también lo siento, Rudy. Creo que fui un poco brusca, me enfadé mucho y te podría haber hecho daño.

Natalia cogió aire, conteniendo un sollozo.

- Estuvo bien, Rudy, mientras duró.

Las últimas palabras de Natalia fueron cortantes, definitivas. Así pensaba la muchacha.