Partida Rol por web

Los restos de una taberna derrumbada, hace poco tiempo aquí había una posada llamada La Cabra de Mimbre. Esta era la más cercana a una de las entradas de la ciudad y eso facilitaba el movimiento de clientes. Ahora tan solo quedan las piedras de sus muros, las maderas de sus puertas y muebles y los cristales de sus ventanas. Todo lo demás se perdió en el derrumbamiento.

Entre los escombros se puede ver una oronda cabra de mimbre que servía como cartel de entrada a la taberna.

Saltando de sombra a sombra e intentando evitar la gran bola de fuego de arriba avanzo poco a poco, escondiendome en cada requicio que encuentro, ya sea tras un barril al final de una cañería o debajo de las ruedas de un carro sin dueño. Cualquier cosa es preferible a ser descubierto por el personaje equivocado. Y esa así como al final acabo por alcanzar éste lugar tan extraño, ¿pues quién en su sano juicio dejaría una posesión tan bien situada caer en la ruina?

De seguro que guardaba algún secreto semejante a un rompecabezas esperando a colocar, o retirar, la pieza adecuada para resolverlo. Posiblemente la respuesta se hallase en aquella figura caprina, no obstante era el elemento más destacable entre la montaña de escombros, o bien en alguno de los aparentemente dispersos escombros.

Vícitima de la curiosidad, había dejado de preocuparme por permanecer oculto y buscaba emocionado entre los escombros como si fuera un niño a punto de recibir un caramelo como premio.

Entre aquellas ruinas puedes encontrar algunas armas y armaduras perdidas. Algún que otro arco pero todo demasiado grande para el tamaño que tú tenías. Aunque si lograste ver algo de utilidad, entre varias bolsitas pudiste reunir unas 30 piezas de oro. Todo ese dinero era dinero suficiente para permitir alojarte algún tiempo en la ciudad con total tranquilidad, a pesar de tu aspecto.

Por lo demás no llegaste a descubrir nada de interés en el lugar. Aunque si algo te quedó aún más claro es que aquella taberna se quemó y por eso se derrumbó. Y parece que no fue hace demasiado tiempo.

Obviamente era el lugar que muchos aventureros había escogido para alojarse tras su entrada a la ciudad, de ahí la cantidad de armas y las monedas que rapidamente iba guardando bien conocedor de la avaricia de los mortales.

Pero presuponer que el origen de éste desastre había sido el mismo motivo era de idiotas. Tal destrucción era más lógica de odios, ya fueran venganzas o rencores, o quizás algún extraño accidente entraba dentro de las teorías más extremas que aparecían en mi cabeza. Aunque no pensaba darle muchas más vueltas, quizás el futuro me obligara a mezclarme de nuevo con éste lugar, pero no de momento.

Así que con el mismo cuidado que había adoptado al entrar a la ciudad, volví a meterme en sus calles en busca de un lugar más seguro y apartado de aquellas catedrales.

Los restos de una taberna derrumbada, hace poco tiempo aquí había una posada llamada La Cabra de Mimbre. Esta era la más cercana a una de las entradas de la ciudad y eso facilitaba el movimiento de clientes. Ahora tan solo quedan las piedras de sus muros, las maderas de sus puertas y muebles y los cristales de sus ventanas. Todo lo demás se perdió en el derrumbamiento.

Entre los escombros se puede ver una oronda cabra de mimbre que servía como cartel de entrada a la taberna.

El chico se adentró en las calcinadas ruinas. Fue despacio, apartando los escombros con la espada y asegurando su pie antes de la pisada.

Buscó la zona del origen del fuego, la zona más calcinada del edificio. Apartó escombros y barrió cenizas con el pie.

Su objetivo, encontrar una moneda como en el otro lado para saber si los dos incendios estaban conectados

No encontraste nada de nada en el lugar.

El joven pateó uno de los maderos carbonizados frustrado por no haber encontrado nada. Tenía la esperanza de encontrar una moneda igual que en el otro incendio y así asegurar que estaban relacionados. 

Salió de allí y miró a un lado y otro de la calle buscando algo que hacer. Se había pasado todo el día descansando en su cuarto y lo último que le apetecía era meterse entre aquellas cuatro paredes de nuevo. 

Estando tan a las fueras de la ciudad no era común encontrar mucho movimiento, y a pesar de que estabas cerca de una de las puertas de entrada a la ciudad nadie salía ni entraba por el momento. 

Frustrado volvió sobre sus pasos, se encontraba sólo y no sabía qué hacer ni con quien ir.

Antes de llegar a la catedral de Pelor, el joven Gruguer pasó por la de Kord, entonces recordó que alguien le había dicho que allí buscaban guerreros, así que sin pensárselo dos veces entró.

Los restos de una taberna derrumbada, hace poco tiempo aquí había una posada llamada La Cabra de Mimbre. Esta era la más cercana a una de las entradas de la ciudad y eso facilitaba el movimiento de clientes. Ahora tan solo quedan las piedras de sus muros, las maderas de sus puertas y muebles y los cristales de sus ventanas. Todo lo demás se perdió en el derrumbamiento.

Entre los escombros se puede ver una oronda cabra de mimbre que servía como cartel de entrada a la taberna.

- Aqui tampoco haber nada- dice Urk decilusionado

Mira por los escombros por si encuentra algo. Mientras paseaba por el lugar pensaba hacia donde ir, necesitaba dinero, información y algo que hacer. En su caminata escuchó algo de unas peleas

- Urk ganar a todos

Los restos de una taberna derrumbada, hace poco tiempo aquí había una posada llamada La Cabra de Mimbre. Esta era la más cercana a una de las entradas de la ciudad y eso facilitaba el movimiento de clientes. Ahora tan solo quedan las piedras de sus muros, las maderas de sus puertas y muebles y los cristales de sus ventanas. Todo lo demás se perdió en el derrumbamiento.

Entre los escombros se puede ver una oronda cabra de mimbre que servía como cartel de entrada a la taberna.

Gast observa el terrible final de la posada que tiene ante sus ojos. El destrozo es generalizado pero no hay gran rastro de lo que puede haber pasado de verdad.

Moviéndose por la zona, el gigante busca con la mirada y con algunas preguntas a los viandantes más cercanos por el dueño del antiguo local, Lankus. Tal vez el pudiera darme alguna pista de lo sucedido o algo que pueda hacer para llenar mi tiempo en la extraña ciudad.

Lo poco que saben de lo sucedido y de Lankus es que Lyra lo tiene acogido en su iglesia. Probablemente esté en la Catedral de Pelor. La taberna se derrumbó tras un terrible fuego que se produjo.

También te dicen que ir a la Catedral de Pelor ahora no es muy recomendable, normalmente los clérigos del Dios Sol se marchan a descansar en cuanto éste se pone tras el horizonte.

Gast al escuchar las advertencias de las personas que habían hablado con el e informado del lugar donde el dueño del local permanecía, se encamino al mismo. El templo de Pelor no era difícil de descubrir y los paso del Gigante le encaminaron hacia este mismo mirando a su alrededor para empaparse un poco mas de la ciudad hasta llegar a sus destino.

Los restos de una taberna derrumbada, hace poco tiempo aquí había una posada llamada La Cabra de Mimbre. Esta era la más cercana a una de las entradas de la ciudad y eso facilitaba el movimiento de clientes. Ahora tan solo quedan las piedras de sus muros, las maderas de sus puertas y muebles y los cristales de sus ventanas. Todo lo demás se perdió en el derrumbamiento.

Entre los escombros se puede ver una oronda cabra de mimbre que servía como cartel de entrada a la taberna.

Frunzo el ceño, al ver hasta dónde nos lleva nuestro olfato. Y miro todos aquellos escombros, todas aquellas ruinas a mi alrededor. Podría haberse tratado de un simple derrumbamiento, claro está, pero entonces ¿Por qué ese olor a quemado y a ceniza en el ambiente?

Vuelvo a olfatear, con cierto disimulo, por si hay algunos ojos curiosos delante. Y miro a Drogo, con extrañeza- Parece una taberna. ¿Por qué sucedería esto? - le pregunto, sin especificar si creo que ha sido algo intencionado o no. Y me acerco a ese cartel en forma de cabra, arrodillándome a su lado, para cogerlo entre mis manos- Una cabra. -sonrío. Me hace gracia pensar que alguien podria poner como icono de su establecimiento a un animal asi. Y vuelvo a mirar a mi alrededor, con el ceño fruncido y los ojos ligeramente entreabiertos- Este lugar está demasiado bien situado como para que haya sido algo voluntario. - le comento a Drogo, aun acuclillada junto al cartel.

Me detuve mirando la escena. Me acerqué entre los restos, buscando cualquier cosa de interes, pero aparte de cenizas y algunos objetos semiconsumidos por el fuego, no vi nada que pudiera valernos. Me agacha, tocando las cenizas con los dedos indice y corazon, y tras eso, restregando las cenizas entre mis dedos con el dedo pulgar de la misma mano. Alza ligeramente el labio superior en una mueca de asco.

Precisamente.  Le digo, mirando a mi alrededor, hasta situar mi vista en la mujer. Orgullo, envidia, deseo... Sin esta taberna, los viajeros deben ir a otras. Señala por donde han venido. Llegas a la ciudad, y estas cansado. ¿Donde dormiras? En la primera taberna que encuentres. No fue un accidente.

Me aparto del lugar, observando como la mujer coje el cartel. No encontraremos nada aqui. Debemos ser buenos cazadores. Que tenemos, que necesitamos, y como lo haremos. En la puerta escuche a uno de los guardias comentar que... El Hermano Egil busca gente para encontrar a un amigo suyo.

Debemos encontrar refugio o lugar de descanso, y una forma de pagarnos nuestras necesidades. El sur no funciona como nuestra tierra.