Partida Rol por web

Al escuchar la explosión, me incorporo en la cama. Algo ha ocurrido, no sé muy bien qué pero no me gusta. Sin pensarlo dos veces, cojo mi cinturón del que cuelgan mi espada y mi escudo, y salgo de la habitación. Mi daga y mis demás enseres aún yacen a los pies de mi cama, pero es posible que el edificio se venga abajo y no quiero que me pille poniéndome la armadura. Conforme salgo corriendo de la posada voy pensando en las posibles causas de esta explosión. Es algo que tendré que averiguar después.

Menos mal que gracias a mis numerosos viajes tengo la costumbre de dormir vestida, si no fuera así, habría tenido que salir desnuda a la calle, y no hubiera sido agradable, para nadie. 

Me levanto sobresaltado e instintivamente cojo la lanza que tenía junto a la cama. Salgo al pasillo con ellas y miro en derredor. Todo está lleno de humo. Me duele la cabeza, otra vez.
-¿Qué demonios ha pasado aquí?- pregunto a un tipo que hay en el pasillo.

Mientras Zarus se movía en sigilo hacía la habitación de la que parecía provenir aquella perturbadora voz, una fuerte explosión le toma por sorpresa. Cubriendose como pudo, Zarus logra evitar ser herido, pero había quedado algo ensordecido por un estruendo tan cercano.

Se apresura a verificar que había pasado, hace poco también había escuchado la voz de una mujer, tal vez ella estaría en peligro. Antes de que pudiera avanzar mucho, Zarus es interrogado por un tipo con una lanza que salía de una de las habitaciones.

-No hay tiempo para preguntas, alguien puede estar mal herido- dice siguiendo su camino hacia el origen de la explosión. Aunque era dudoso de que alguien sobreviviera después de algo como eso, debía por lo menos intentar corroborarlo.

Dormia vestida... por el frío... era la primera noche en una cama más o menos decente desde hacía tiempo.... pero el frío de las noches en el carromato aún estaba dentro de mis huesos.

Aquella era una noche limpia, de esas que pasan sin sueños ni pesadillas.... de repente... una exploxión y humo.... cubriendome la boca cojo la daga que había dejado en su funda en la mesilla y salgo hacía el pasillo.

Una vez allí veo a Zarus... acompañado de otro hombre.... Coff.... Cofff... ¿qué está pasando?... Cofff... Cofff

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!

¡¡¡CERDOOOO!!! ¡¡MI ROPA!! ¡MI PRECIADA ROPA!

Aire se puso a gritar no por la explosión ni por la columna de fuego, si no por las consecuencias de la misma en su ropa.

Vio como todo se había desperdigado por la habitación, y se puso a recogerlo como una loca

¡Querido Aristóteles, no cojas nada, que eres muy torpe y se te pierde todo! decía desesperada intentando meter a su sapo en una de sus mangas.

Zarus se disponía a ubicarse cerca a la puerta de la habitación de donde provino la explosión cuando sintió el llamado de Layla -Debo verificar si hay alguien con...- antes de que pudiera terminar su frase Zarus volvió a escuchar la voz de aquella mujer, que ahora que lo pensaba mejor, pertenecía a la danzarina chica que observo hace unas horas cuando entró a la posada.

Aunque no terminaba de comprender nada de la información que había escuchado, era obvio que no estaba sola, aun debía estar hay el dueño de aquella perturbadora voz que le despertó. Zarus se mueve con cuidado a dar un vistazo por delante de la entrada a la habitación, guardando la cobertura ante cualquier amenaza. Su arco estaba listo y tensado al igual que sus sentidos.

Graak se había despertado por las voces de Aire, molesto se dispuso a acercarse a su habitación para ver qué pasaba cuando una explosión lo desequilibró e hizo que cayera con todo su peso encima de la cama haciéndola crujir sonoramente, aturdido y furibundo cogió su espadón y corrió hacia la habitación de la a veces crispante mujer.

En el pasillo ya había dos hombres que parecían estar molestos por el mismo motivo que el semigigante, el cual sin mediar palabra y sin ningún tipo de delicadeza arrancó la puerta de la habitación de Aire de una patada. ¡Mujer cállate, la gente necesita dormir!

El suelo bajo vuestros pies se empieza a resquebrajar notáis que es el momento de salir de allí o caeréis, no hay más tiempo de búsqueda, no podéis tomar más pertenencias que las que habéis cogido ya. No es momento para buscar a nadie, la posada se derrumba y es mejor que no esteis allí. Cuando veis la habitación de Aire veis como para ella ya ha sido tarde y el suelo bajo sus pies se ha derrumbado y cae al piso de abajo.

Te paras a tomar todas tus posesiones y a ayudar a Aristóteles a escapar de la habitación, pero para cuando logras tenerlo todo el suelo que hay bajo tus pies se resquebraja todo y caes a la planta baja de la taberna. Te sientes muy mal herida aunque aún mantienes la consciencia, notas como tienes el cuerpo lleno de heridas, quizá algún hueso se te haya roto, pero lo que está claro es que no estás en muy buenas condiciones.

Como sigas allí es posible que el resto de la taberna se caiga sobre tu cabeza y esta vez no lo cuentes...

Aquello era un caos, el suelo comenzaba a resquebrajarse. La gente gritaba, un tipo enorme bramaba y derrumbaba puertas. Tengo que salir de aquí. Esquivo al tipo enorme y a una mujer que acaba de salir de su cuarto. Un tercer tipo que estaba cerca del gigante se pone en mi camino.
-Mierda...- alcanzo a decir. Pero no puedo decir mucho más, algo me golpea la cabeza. Un grito sale de mi boca pero nada más.

El suelo se resquebraja. Tengo que salir de aquí. Los cascotes van cayendo del techo, no queda mucho para que el edificio se derrumbe, la cuestión es ¿Por qué?

Corro por el pasillo esquivando a todos los que se cruzan en mi camino.

-Hoy es el día.-Resuena en mi mente.-La muerte te hará libre al fin.

Es casi cómoda la idea de terminar. Sin penurias, sin preocupaciones, pero hoy no es el día.

-Hoy no.-Digo entre dientes.-Hoy no. 

Miro al semigigante... no es muy inteligente por su parte azotar de esa manera el edificio cuando está en condiciones de derrumbe...

No sigas golpeando el edificio o cae..... Mis palabras se cortaron tras un golpe de un piedra en mi cabeza....

Aire, según caía, empezó a gritar

¡Mi querido Aristóteles, estamos volando, volando!

Aunque la euforia no le duró mucho, pues se estampó en el suelo de la taberna.

Se llevó la mano a la cabeza, que le sangraba

Oh, Aristóteles, ¿te encuentras bien? Toda mi ropa está sucia y ensangrentada... Salgamos de aquí, no puedo estar más tiempo así de sucia

Y, como pudo, se levantó y, cojeando, se fue hacia fuera

Zarus, empieza a ver como todo a su alrededor empieza a desquebrajarse, mientras observa como dramaticamente aquella chica va cayendo sin que pudiera hacer mucho por ayudarla... Zarus se recrimina a sí mismo por aquel suceso -Si no hubiese tardado tanto, tal vez ella...- El techo se empieza a venir encima obligando a dejar de pensar y moverse para esquivar.

A algunos metros se encontraba Layla, Zarus al ver el peligro que corría se apresura a ir por ella, pero antes de que pudiese llegar esta es herida -Maldición! esto parece una pesadilla- tomando a Layla en sus brazos, cargar con ella para llevarla a algun lugar seguro.

El semigigante intenta entrar en la habitación para hacer ver que esta enojado, sin embargo para cuando ve el boquete en el suelo es demasiado tarde y ya se ha desequilibrado, sin poder evitarlo el enorme cuerpo se cae al piso de abajo mientras ve como el resto del edificio sigue su ejemplo, por suerte es un tipo robusto y la caída no le impide concentrarse, invocando el poder de su mente con una fuerza de voluntad extraordinaria, consigue agrandar su cuerpo, con un poco de suerte se levantará a tiempo para sujetar la estructura un poco más.

Aire logra escapar del edificio malherida y muy sucia. Aristóteles por suerte no ha sufrido casi ningún daño, de entre los escombros va saliendo gente, algunos que no conocías y otros que habías visto o bien por la ciudad o bien en la taberna.

Lo que más te sorprende es ver a Graak - Hal que ahora ha doblado su tamaño y está tratando de sujetar algunas piedras que están cayendo. Parte de la infraestructura aún se mantiene, pero todo está en vuelto entre humo, fuego y polvo. La mejor solución es alejarse de allí y tratar de pedir ayuda para apagar el fuego.

No muy lejos de allí, lo que parece ser el Salón de las Rarezas donde habíais estado hace poco también tenía una columna de fuego similar a la que pudiste ver.

Antes de que Layla desaparezca por un derrumbamiento ocurrido bajo sus pies Zarus alcanza a tomarla de una mano, por poco se le resbala pero finalmente quedan fuertemente agarrados el uno al otro. El problema está en que el fuego, humo y polvo de la habitación hacen que la tarea resulte más dificil. Todo ello sometido bajo la presión de que el lugar no tardará mucho más en derrumbarse. 

Ámber logra escapar del edificio con tan solo su espada y su escudo. Ha perdido las pocas pertenencias que le quedaban pero al menos no ha perdido la vida.

Cuando escapa de allí ve como de lo que había sido una taberna próspera en tan solo unos segundos se había convertido en un amasijo de ruinas, piedras, polvo, humo y fuego. 

La mejor opción ahora era tratar de buscar ayuda para apagar ese fuego, pero cuando echas un vistazo ves que en el pueblo se está sucediendo otro incendio.

Entre los escombros sale Aire muy malherida y sangrante, después echas un vistazo hacia el interior y ves a un semigigante también mal herido sujetando parte del techo que hay sobre sus hombros.

El suelo se abre bajo vuestros pies y caéis a la planta de abajo. El golpe es terrible y empezáis a sangrar por varias partes de vuestro cuerpo, a pesar del golpe y de la caida aún os mantenéis conscientes y Graak Hal decide expandir su cuerpo para tratar de mantener con algo de vida el edificio.

Parece que el intento sirve de algo y el edificio mantiene parte de su estructura, pero el resto está en vuelto en humo, polvo, piedras y fuego, lo mejor sería buscar a alguien o algo para apagar la columna de fuego antes de que se extienda a los alrededores de la ciudad.

Entre los escombros se encuentran las dos primeras víctimas del derrumbamiento, Brand y Mir-Lat se encuentran, a juzgar por la posición de sus extremidades y su cuello, completamente muertos...