Partida Rol por web

¡¿QUÉ?! ¡NO LE INTERESA LA MODA! ¡Oh, mi querido Aristóteles, que desgracia más desgraciada...

Aire se llevó una mano a su frente, empezó a moverse en circulos en su silla, y cayó desplomada sobre la mesa

Despues de ver a la molesta mujer increpar a otra moradora de la posada y a esta otra ignorarla completamente, mi atencion recae de nuevo sobre el semigigante. 

Ojala puediera decirte algo mi buen amigo, pero mis viajes no me han llevado nunca hasta ese lugar asi que desconozco que podria encontrarse en tan inhospito lugar. Mañana le preguntaremos mas al conservador del museo tal vez el pueda esplicarnos mejor.

Zarus se aburrió de esperar alguna replica del tabernero frente a su incertidumbre con el alojamiento. Se sentó en la misma mesa de Layla a la espera de lo que habían ordenado.

Layla le dirigía algunas palabras referentes a lo que haría al día siguiente, la joven parecía estar decidida a ello. La preocupación invadió a Zarus luego de enterarse de los planes de su compañera, aunque mas que preocupación lo que le recorrió su pensamiento y libero sus miedos fue el hecho y la posibilidad de no volver a verla.

No era de caballeros menospreciar de lo que era o no era capaz una dama, pero esta no parecía una ciudad facil de sortear para una mujer, al menos no para una que no conociera a lo que se enfrentaba. 

Zarus espero a que terminara la disertación entre Layla y la danzarina figura femenina que se acerco a la mesa. Luego de ello, miro con ternura a su compañera para luego agregar -Si ese es tu deseo al menos dejame ayudarte hasta cuando consigas algo seguro. Cualquier cosa que deba hacer en estas tierras puede esperar- 

La habitación cuesta, sin el menú 7 piezas de plata. Y el plato de sopa son 2 piezas. Dijo mientras servía un plato de sopa humeante a todos los presentes en ese momento. Si el resto os unís a la carne y al postre os lo dejaré todo por 4 piezas de plata. Además, si dormís esta noche aquí, os haré un ligero descuento y por 10 piezas de plata podréis cenar hasta llenar el estómago y descansar en un lugar cálido y seguro. No puedo ofreceros más ofertas salvo la división de lo que ofrezco. Tampoco son buenos momentos para mi, aunque ahora que veo un alzamiento de clientela puede que me empiece a recuperar. 

Lankus no podía quitar los ojos de la extraña mujer que había quedado apoyada sobre la mesa.

Layla miró a Zarus cuando la extraña mujer hizo unos aspavientos y se quedó tirada sobre la mesa. La joven había alzado una de sus perfiladas cejas, y tuvo que morderse el labio inferior para no estallar en una carcajada. 

Asintió con la cabeza ante las palabras del joven, estaba convencida en lo que le había dicho, ya que no quería ser un estorbo para nadie. Suspiró y continuó comiéndose la sopa tranquilamente. Escuchó lo que dijo el posadero y miró con disimulo su pequeña bolsa. Sí, tenía para poder costearse aquella noche, y estaba tan hambrienta que el menú le resultaba atractivo. Mañana será otro día... Se dijo mientras alzaba la mirada, y la cruzaba con la de Zarus.

- Creo que me acogeré a esa oferta... - Le comentó no del todo convencida.

El replanteamiento del tabernero sobre el menú y los precios tranquilizo un poco al joven Zarus, no era un avaro ni nada de eso, pero le era preciso manejar bien lo poco que tenía hasta que encontrara un medio seguro de ingreso. Aunque le gustaba el riesgo, no era prudente seguir arriesgandose como lo venia haciendo. Ya debía de andar con precaución ante los personajes con los que había tropezado ("el regordete" y "el tipejo").

-¿Que tal si hoy me dejas invitarte?- dice al percatarse que Layla miro levemente hacia su bolsa, para Zarus el identificar donde los demás llevaban su dinero era casi automatico. Aun sostenía esa sonrisa de hace unos momentos -Comamos como es debido hoy, ya mañana habrá tiempo de preocuparse- era seguro que se necesitarían energías suficientes para pasar un nuevo día en aquella ciudad.

Al oído de Zarus llegaron comentarios sobre inhóspitos lugares y criaturas, lo que le hizo recordar el comentario del tabernero sobre una misión y los 3 sujetos que ahora se encontraban en una de las mesas de junto. Se les queda mirando de reojo, sin duda, aquella chica ese hacia notar bastante por su forma de actuar, uno de ellos por su tamaño y contextura, el otro mantenía cierto semblante de misterio.

Pidió la asistencia del tabernero o de uno de sus empleados para que tomaran la orden de que les trajeran el especial del día tanto a él como a Layla -También estamos interesados en pasar la noche aquí, pagaremos gustoso lo apropiado según el descuento mencionado hace unos minutos- agrego buscando empatizar con quien lo atendía -Te puedo preguntar algo- le dice sugiriendole que se acercara para susurrar su interrogante (a quien lo atendiese). -Aquel grupo en el que esta la chica bulliciosa, ¿Cual es la misión en la que están?-

A Aire le rugió el estómago. Levantó la cabeza de manera veloz de la mesa y miró al tabernero.

¡Sí! ¡Comida! ¡Bien! decía mientras se llevaba la mano a su pequeña bolsa y sacaba el dinero.

Recuerde, es dinero de diosa, es muy valioso. Guárdelo con sumo cuidado soltó levantando mucho la barbilla mirando a todos los sitios para darse importancia

Miro al posadero

Tomaremos la oferta de la cena y el alojamiento , gracias por su amabilidad y paciencia

doy media vuelta, para ver el estado del lugar... de un momento a otro, re habìa llenado... 

comienzo a buscar una mesa alejada para sentarme... 

Lankus se acerca a Layla y Zarus y les lleva el menú escogido y les dice:

Cuando terminéis estaré encantado de acompañaros a vuestras habitaciones. Son individuales pues todas mis habitaciones libres son por separado. Los costos totales de todo ascienden a 2 piezas de oro en total, 1 por cabeza. En cuanto al trabajo que les encomendé, en fin..., es un secreto entre ella y yo. No la ves? Es una diosa no puedo desvelar sus misterios... dijo esto susurrandole y no pudiendo evitar una risotada.

Después se acerco a Orphen y le dijo: - Bueno, y a ti qué te pongo, el especial de la casa también? Le repitió también lo mismo a Mirlat.

Después se acercó a Aire y los demás y bajando la voz les dijo: ¿Y bien habéis averiguado alguna cosa? Dijo mientras les servía un especial de la casa a cada uno.

Cuando se volvio a acercar a el tabernero asiento algo enfadado, le molestaba tener que repetir las cosas, pero en el fondo entendia al tipo, el habia sido tabernero. Antes de que se marchara le vuelve a preguntar - ¿Quienes son el grupo del que hablabas? - Esperando obtener ahora una respuesta.

Aire puso los ojos como platos mientras se le caía la baba cual niña al ver la comida que tenía delante suya.

Iba a empezar a comer cuando el tabernero la preguntó por el encargo. Refunfuñando, le contestó:

Estamos en ello. Hemos preguntado a expertos y todavía estamos esperando información. Tranquilo, te mantendremos informado

¡Ha osado molestarme! ¡A mi! ¡Mientras como! Mi primer castigo como diosa será para él... Ya verás, mi querido Aristóteles...

Según pensaba esto, Aire se puso a hacer gestos hacia el tabernero y hacia la comida, dando a ver claramente lo que estaba pensando

Graak sonrió al tabernero cuando le dio un plato de comida caliente. Gracias, se agradece la hospitalidad.

Después sin esperar un segundo más, comenzó a comer, no quería que su estómago rugiera, sin duda semejante sonido habría atraído aún más la atención, y ya la atraían bastante sin ningún tipo de ayuda.

Tranquilo creemos que en poco tiempo averiguaremos todo lo que necesitamos, solo un poco de paciencia. Le aseguro que estamos poniendo toda la carne en el asador para resolver este enigma Digo al tabernero

miro mi bolsa de dinero, era como si se esfumara con el aire... 

-mmm creo que solo tomare la sopa de fideos y el cuarto... si aun te queda alguno... - digo al cantinero...

Apuro el contenido de mi plato y luego el de mi garra de cerveza

Creo que es hora de dormir. Deberiamos descansar. Asi que retiremonos.

La respuesta dada por el tabernero le fue un poco molesta a Zarus, esperaba que al demostrar ser un potencial y excelente cliente la actitud de aquel sujeto fuera un poco mas solicita.

Zarus intento tomar la cuestión de la forma cómica en la que creyó que su interlocutor le planteó lo comentado. Era muy poco probable que aquella mujer fuese una diosa, gozaba de tanta peculiaridad que era dificil no ponerlo en duda. 

Paga al tabernero lo pactado por las habitaciones y la comida de él y de su compañera y luego de que este termine de contarlas pone sobre la mesa un par de piezas de plata mas -Agradecer cualquier información que puedas brindarnos sobre un buen trabajo y sobre personal capacitado para encontrar personas, necesitamos localizar a alguien a la mayor brevedad posible- luego de eso acerca las monedas hacia el posadero en señal de que las tome.

Zarus termina de comer todo en cuanto al especial de la casa, tenia tanta hambre que no pudo evitar comer con una gran velocidad. Se queda esperando a que Layla termine. Observa y escucha todo lo que este a su alcance, tratando de disimular si se tropieza con alguna conversación interesante.

Layla miró a Zarus y asintió agradecida. Algún día esperaba poder pagarle todo aquello que estaba haciendo por ella. Continuó comiendo, en silencio, mientras a su alrededor se iban extendiendo las conversaciones de los otros comensales. Tras el plato de sopa les sirvieron una fuente con cordero asado. Layla se sirvió en su plato y continuó comiendo perdida en sus pensamientos. 

De vez en cuando, ayudaba a pasar la comida con un poco de vino que le habían servido en una copa de cristal. 

Poco a poco la joven se fue encontrando mejor, durante todo el día habían estado recorriendo la ciudad, y no habían ni parado para descansar. Ahora, al estar sentada en aquella dura silla de madera, y llenando, por fin, su estómago, las preocupaciones parecían algo lejanas. 

Una vez terminado el plato, lo rebañó con una hogaza de pan. Pocas veces eran las que se podía permitir comer caliente, y cuando lo hacía, olvidaba rápidamente las buenas enseñanzas que su madre había insistido que aprendiera cuando era pequeña. 

Cuando tras la comida le trajeron un recipiente lleno de helado de chocolate, la joven lo miró con ojos golosos. Hacía muchos años que no probaba algo semejante. Empezó a comerlo, deleitándose con cada cucharada que se deslizaba, fría, por su garganta. 

Cuando terminó de comer, apartó el recipiente y miró a su compañero. Sus ojos ya no se veían tan tristes y apagados, ahora el gris azulado parecía más metalizado. Todavía esperaban alguna respuesta del posadero. 

- Creo que estamos perdiendo el tiempo aquí... No parece muy interesado en informarnos sobre algún trabajo... - Le dijo a Zarus bajando la voz y acercando sus labios a la oreja de éste. Allí habían demasiados oídos y no quería que hubieran malos entendidos. - Vayamos a descansar... - Le comentó, esta vez en un tono de voz normal...

Uno a uno os fuisteis marchando de la taberna y pagando religiosamente vuestra parte de la comida y la habitación y os dirigis cada uno a su alcoba. Las habitaciones eran individuales y gozaban de un colchón algo duro pero caliente,una manta y una almohada, una pequeña silla y una mesilla con una tenue antorcha que enciende el tabernero cuando llegáis.

Por suerte gozáis con la tranquilidad de que dormís solos y en una habitación con llave para libraros de posibles robos durante la noche.

Todavía tenéis tiempo de conversar antes de acostaros y así poder quedar para reuniros al día siguiente. Si es que tenéis intención de hacerlo.