Partida Rol por web

Lográis salir de las murallas de la ciudad para poner pies en el camino del Norte en dirección a las Marismas Hool. Los pantanos no quedaban lejos de la ciudad, apenas una hora andando por lo que llegaríais rápido si no encontrabáis ningún tipo de problemas por el camino.

Ahora era un buen momento para organizar exáctamente lo que pretendíais hacer.

-¿Y bien?-Pregunto mientras miro a Layla e Intissar.-¿Alguna idea sobre a dónde ir o que hacer a partir de aqui? Lo de explorar no es lo mio, asi que... bueno, lo dejo a vuestra elección.

Intissar suspira antes de contestar. Sea como sea, o encontramos a los lagartos o ellos nos encontrarán. No conozco estos pantanos, por lo que cualquier dirección puede ser buena.

Cuándo Amber nos preguntó hacia dónde ir, yo también me giré a ni hermano. La verdad es que yo no tenía ni idea de rastrear monstruos... Ni de muchas otras cosas, ahora que me ponía a pensar. Me sentí inútil en esos momentos. ¿Cómo podía ser de ninguna ayuda si no sabía sobre monstruos, sobre el lugar, sobre peleas? ¿Sin dinero ni posesiones? Era una inútil... Mi única ayuda eran mis pequeños conjuros, aunque después de ver a Amber sanar heridas, casi que preferiría saber hacer eso...

Mi hermano tampoco parecía saber por dónde comenzar, así que sólo quedaba Jorgen, al que me giré a mirar instintivamente. Tal vez deberíamos haber preguntado algo más sobre dónde encontrar a esos lagartos antes de salir disparados en su búsqueda... Supuse que era el fallo del explorador inexperto.

-Bueno, resolvamos esto con presteza.-Sentencio alegre mientras doy un paso al frente.

-¡HOOOOOOOOLAAAAAA!-Grito a los cuatro vientos.-¿HAY ALGUIEN AHI?

Tras las últimas palabras de Amber notáis como un montón de vegetación que había en el lugar comienza a arremolinarse entorno así misma. Segundos después notáis como si algo bajo vuestros pies se moviera y descubrís que son varias enredaderas que están tratando de atraparos.

Vuestros pies son fuertemente atrapados entre ellas imposibilitandoos ahora cualquier tipo de desplazamiento. Sin duda, el orígen de aquel mal se debía a esa montaña de vegetación putrefacta que estaba a pocos metros de vosotros.

-Bien, Amber, bien.-Digo desenvainando mi espada y abrazando mi escudo-Habra que liberarse por las malas entonces.

Acto seguido, trato de soltarme cortando las enredaderas con mi espada.

-¿Alguien lleva una antorcha?

Cuando le preguntan si sabia algo de exploracion, se queda un momento pensativo. Tiempo mas que suficiente para que Amber de un grito, alertando a todos los posibles enemigos en la redonda de uestra presencia.

Mejor hubiera sido no alertar a los enemigos, aunque no los encontrasemos- Dice, mientras desenvaina sus armas e intenta cortar las enredaderas que le aprisionan, con cara de pocos amigos ahora que ha empezado la accion.- Ahora tendremos que acabar con esta cosa.

Las plantas que empezaron a enlazarse en mis tobillos y solté un grito de entre sorpresa e incomprensión. ¿Qué, pasaba, así de repente? Los movimientos de los matorrales me daban una idea. Había alguien, o algo, allí y quería cómo poco detenernos. En el peor de los casos, matarnos. Fuera como fuese, debíamos actuar, así que coloqué mis manos una cerca de la otra y empecé a concentrarme*.

Las plantas parecían empezar a intentar apresarnos. Intissar desenvaina sus armas y se prepara para la lucha. Sin duda, las intenciones de quien fuese que estuviese allí no parecían muy amistosas.

Por mucho que tratabáis de deshaceros de las enredaderas por cada una que cortabais otras os atrapaban. Aquella criatura era muy poderosa y algunos de vosotros habíais oído leyendas sobre esas plantas o enredaderas que atacaban en los pantanos y arrastraban a la gente descuidada hasta su interior.

Si queríais enfrentaros a ella tendrías que luchar, aunque quizá lo más senstao fuese simplemente huir.

Noté la magia pulsando en mi interior. Eso quería decir que estaba lista para la batalla. El problema era que tan sólo había luchado una vez en mi vida con mis poderes. Había sido hacía dos días, cuando casi perdimos a Zarus. En aquél momento yo sabía que no era yo. Me había dejado llevar por las emociones al ver lo que le pasaba a mi compañero y por el caos que se había creado a nuestro alrededor. Había sido cómo cuándo de pequeña presa de la rabia había hecho estallar los cristales. Ahora era diferente. Era consciente de mi misma, de la situación y de mis poderes. 

Miré a Intissar inquisitiva. ¿Debía de actuar? ¿Debía esperar a ver a nuestros enemigos? ¿Debía apuntar a las plantas que nos apresaban? No era una guerrera, no sabía qué debía hacer.

- Qué hago hermano...

Las enredaderas comenzaban a atrapar los pies de los aventureros a una velocidad endiablada. Pese a los cortes contínuos, más y más plantas salían de todos los lados, intentando sin descanso atraparlos. Los pies de Intissar bailaban intentando zafarse de los tentáculos vegetales que surgían por doquier, pero no parecía suficiente. Si se quedaban allí podrían morir. Pero, ¿qué hacer?

Pese a sus rápidos reflejos, esta vez sus nervios le traicionan y apenas puede reaccionar a tiempo.

-AAAg.-Digo incapaz de moverme.-Acabad con esta cosa antes de que nos mate.

Las enredaderas terminaron de agarrarse a vuestros pies y os apresaron bien. Temíais que había llegado vuestro final, pues sabíais que esas extrañas plantas tendían a arrastrar hasta su guaridas a las criaturas que apresaban, y así parecía que iba a suceder hasta que Layla sintió como la energía brotaba de su interior y entonces un extraño fuego brotó de sus manos golpeándla en un tentáculo.

Afortunadamente, la enredadera que se había mostrado confiada os soltó de golpe a todos. Layla os había salvado y aquello solo significaba algo, era vuestra última oportunidad para huir. Aquel rival era más de lo que podíais hacer frente.

!Huyamos¡ Necesitariamos fuego para acabar con esto, y no lo tenemos... - Grita, mientras aprovecha para alejarse de la planta corriendo, intentando ayudar a alguno de los compañeros a salir de la zona de accion de las raices.

Intissar se acerca con presteza a su hermana a la que agarra con decisión por el brazo y tira de ella para alejarla del peligro. Su poder interior les había salvado, pero aquello no estaba terminado y probablemente de volver a intentar pasar por allí, terminarían muertos. Debían pensar algo pero, mientras tanto, lo primordial era alejarse de la amenaza.

Los dos hermanos corrieron a ponerse cerca de Jorgen que había advertido del peligro y de la necesidad de conseguir fuego para hacer frente a las enredaderas.

-Corramos.-Digo sin mirar atras y huyendo hacia la ciudad.-Necesitamos fuego.

Parecía que una vez más mi magia me había salvado, aunque no estaba segura de si había sido completamente involuntario o una mezcla entre control y adrenalina.

Fuera cómo fuese no tenía tiempo para pensar, pues mi hermano tiraba de mi brazo y parecía que los cuatro corríamos apra alejarnos de las peligrosas "plantas"; si eran eso.

Amber gritaba que necesitábamos fuego para acabar con ellas, pero yo veía posible cortarlas Por otro lado, ella era una guerrera mucho más experimentada. ¿Mi magia quemaría plantas? Puede, pero...¿tantas? ¿Sin tenerla completamente bajo control? Lo dudaba. Miré a Jorgen mientras seguí alejándome junto a mi hermano.

- ¡Guerrero! ¿No llevas nada para hacer fuego? He visto a muchos gueerreros con yesca y pedernal y algo de aceite. O tú Amber, o tú hermano. ¿Y si mojásemos en aceite a esas plantas y las incendiasemos con alguna antorcha?

Obviamente por antorcha me refería a cualquier palo ardiendo improvisado, no era plan de ponerse tiquismiquis...