Partida Rol por web

Turno 016

El enano miró a al joven levantando una ceja mientras le daba una bocanada a su pipa. Y tras soltar el humo le contestó sonriente.

-¡Pero si eres solo un chaval! -dijo risueño-. Qué tienes, ¿13, 14... 15 años? jajajaja -rio de buena gana el guerrero, echándose hacia atrás en su silla.

-La coseguí en la última ciudad enana en la que estuve, en Barukkizidin. Pero provenía de más al este, traída por unos comerciantes a los que acompañé. Tuve la suerte de encontrarme con un pequeño grupo de salteadores y, a parte de pasarmelo bien, me regalaron una bolsa de tabaco picado del lote que transportaban.

Gwalin se encongió de hombros como si no entendiera por qué lo habían hecho, pues para él casi les tendría que haber agradecido aquel encuentro.

-Y tú, muchacho, ¿de dónde sales? -preguntó Gwalin al joven que parecía entretenido con las anecdotas del guerrero.

Turno 16

Cuando Leofred se presentó, Edan salió de su ensimismamiento.
Grimbeorn parecía satisfecho con el resultado de su reunión, aunque al igual que el Rohir, no podía afirmarlo con rotundidad.

Parecía que aquellos comerciantes esgarothianos guardaban con celo los detalles de su encargo. La mercancía robada, supuso, debia ser de un gran valor. Y aquellos hombres querian estar seguros de que ninguno de los mercenarios que les acompañaban decidiesen quedarselo para si mismos.

Me llamo Edan respondió finalmente. si, resulta extraño se limitó a decir.

El secretismo de los comerciantes no era algo habitual en el gremio, pero Edan sospechaba que tenian un buen motivo para hacerlo, de modo que hizo por cambiar el rumbo de la conversación.

¿Y bien? ¿Piensan pasar la noche aqui? O iran en busca de algo mas economico?

Todos y cada uno de los hombres que habian ido a hablar con Agranil se encontraban allí. Y nunguno parecía tener prisa por abandonar la posada, de modo que Edan supuso que todos estaban esperando como él a que alguien les concretase la fecha y lugar de la segunda reunión.

Tras un rápido recuento, fue consciente de que no todos los presentes conseguirian el trabajo. Aún dando por descontado que Grimbeon solo fuese buscando información eran 8 candidatos en total...si lo que habian contado los comerciantes era cierto, dos más regresarian a casa con la cara torcida y unas cuantas monedas menos.
Observó con detenimiento al resto de entrevistados. Estaba bastante convencido que tendría un lugar por delante del borracho Larrid y probablemente también de su amigo el campesino. Por otra parte estaban el enano y su compañero. Edan no tenía dudas de que aquellos dos hombres encabezarian la lista de los comerciantes. Al menos eran a quienes el elegiría a primera vista. Del resto poco podía decir hasta el momento. Aunque algo le decia que Ional, el joven montaraz que se encontraba fumando con el enano, no habia sabido esconder su inexperiencia todo lo que debiera.

Más allá de eso, Grimbeorn parecía un hombre ocupado con sus propios asuntos, probablemente abandonaría la ciudad tras obtener lo que habia venido a buscar de modo que esa era otra plaza que el Rohir había deshechado, quizas demasiado pronto.

Imagino que en cuanto los esgarothianos te den la información que buscas volveras a tus bosques Grimbeorn... continuó procurando confirmar sus sospechas ...pero ya es tarde e imagino que no te pondrás en marcha hasta mañana. Yo ire a pedir alojamiento en "El Tejon azulado", si gustas quizas quieras aconpañarme. Podriamos tomarnos la última y echar unas cartas antes de irnos a dormir le ofreció con franqueza. La compañia de Grimbeorn era del agrado del Rohir y como era nuevo en la ciudad todavia no conocía a nadie con quién poder pasar el rato y distraerse antes de que el encargo de los comerciantes reclamase su tiempo.

Turno 016

Leofred respondió a sus interlocutores con una amistosa sonrisa que no logró ocultar un desilusión. Había previsto un poco más de curiosidad y elocuencia por el tema, y le decepcionaba que no hubiese atraído el interés de los entrevistados con los que había entablado conversación.

A la mención sobre pasar la noche el bardo se dio cuenta de lo tarde que era en ese momento; salir a la calle sería una tortura helada hasta alcanzar su hospedaje, y quedarse allí sería otro duro golpe para sus modestos ahorros. Pensó por un momento en su mula de carga, en las cuadras de la posada donde se había alojado al llegar a la ciudad, y deseó que no le ocurriese nada si no podía volver a por ella hasta la mañana siguiente - Antes de venir no había planeado quedarme hasta anochecer, pero de seguir así no nos quedará más remedio que renunciar a alojarnos en otro sitio. - señaló a la fría oscuridad nocturna en el exterior de la taberna.

Las palabras que habían intercambiado los hombres de pelo trenzado había atraído su atención. Al parecer uno de ellos tenía en cierto modo asuntos pendientes con los esargothianos, pero no intentó indagar demasiado en el tema. Al fin y al cabo todo el mundo tenía sus asuntos privados, y sería normal que recelaran de él si intentaba entrometerse en ellos, sobre todo cuando apenas le conocían.

Turno 016

Provengo de un pueblo pequeño del norte de Arthedain. Ahí la hierba para pipa es común y bastante buena, aunque la verdad es que no soy muy ducho en lo que a tabaco se refiere. Pero si al buen vino y a la buena cerveza.

Y aunque parezco joven tengo 19 años, ya puedo decir que soy todo un hombre. ¿Cuántos años tiene usted señor...?

Ional alargó la última palabra de la pregunta para que el enano supiera que aun no sabía cómo se llamaba y que por tanto no se podía dirigir a él por su nombre.

Entonces escuchó a otros compañeros que hablaban de dónde dormir esa noche. Ional cayó en la cuenta que él tampoco sabía dónde dormir, así que intervino.

Yo tampoco sé donde dormir, pero supongo que debemos esperar a escuchar la decisión de los Agranil, ¿no? Vamos, yo no me moveré sin tener algo en claro, ¿no les parece?

El joven se afanó en mirar a todos los copañeros que estaban en la mesa para ver sus reacciones y escuchar su respuesta.

RESOLUCION TURNO 016
 

En el salón todos esperaban ansiosos que Agranil volviese a convocarlos. Muchos no sabían, no habían preguntado, cuantos de todos ellos conformarían la comitiva. Tampoco podían saber si eran los únicos, o había habido otras entrevistas en días posteriores. Todo aquello era pura incertidumbre. Algunos no se preocupaban por aquello, quizás ya habían cerrado algún trato, otros dudaban si serían elegidos. Wilda pasaba de cuando en cuando por las mesas, sirviendo algo de vino en los vasos vacíos.

El fuego crepitaba, Rovis se ocupaba de cuando en cuando de avivar un poco las llamas, de echar algo de madera, y de controlar que se hiciesen buenas brasas. Parecía algo exagerado, el local era grande, pero no necesitaba de tanto calor como para quemar aquella cantidad madera. Pero el posadero lo hacía con una segunda intención, más tarde las usaría aquellas brasas para preparar la cena, algún tipo de guiso, carne a la brasa o quizás un buen pescado horneado. Era pronto para pensar en ello, pero no para alguien tan previsor como el diligente dueño de la posada.

El resto de clientes de la “Rosa de los Vientos” había ido cambiando. Unos se marchaban, otros entraban, ninguno de ellos se quedaba demasiado, tan solo se tomaban dos o tres jarras antes de marcharse. No sabían si el motivo de tan breve visita se debía a sus diligentes modales, incapaces de dejar que el licor los embriagase, o de la presencia de los aventureros. La clientela habitual no se componía de guerreros, montaraces o campesinos. Allí se juntaban burgueses, comerciantes, terratenientes y los nobles que no se consideraban tan superiores como para no mezclarse con los anteriores. Pero la verdad es que allí estaban, un variopinto grupo, en parte desaliñado, gente de vida solitaria, viajeros y supervivientes. Muchos de los otros clientes miraban con aire de superioridad, pagaban y se marchaban rápidamente.

Rovis no estaba contento, todos aquellos tipos espantaban su habitual clientela, y eso no lo satisfacía. Por otra parte, bebían más y más rápido, además de que Agranil estaba involucrado y el posadero parecía respetar al esgarothiano. Se limitó a dejar que la situación continuase, no hacer nada. Pensaba que aquello sería cuestión de un solo día, y que después todo volvería a la normalidad. En alguna de sus idas y venidas, repitió lo que ya había dicho antes, que aguardasen allí hasta que Agranil llamase a alguno de ellos. Mientras eso ocurría, seguiría sirviendo vino y atendiendo con amabilidad a aquellos tipos.

RESOLUCION TURNO 016
 

Hallfrid permaneció en silencio, mirando con detenimiento los rostros de sus interlocutores. Pretendía conocer el modo en que sus palabras habían calado en los esgarothianos, como reaccionaban ante lo que había dicho. No logro saber demasiado, era difícil leer en las caras de comerciantes acostumbrados a negociar.

Un olor peculiar, conocido para el campesino, le llego a sus sobredesarrollados sentidos. Su olfato era capaz de detectar olores lejanos, diferenciar algunos particulares entre los demás, captar esencias escondidas. Olió a ajo, ese particular aderezo que llevaban muchos platos, pero que también era usado para alejar los malos espíritus. Por supuesto no era más que una superstición, pero arraigada aun en la gente de cierta edad.

Hallfrid hablo del ajo, de sus sospechas de que alguno, o varios, de los presentes poseía un poco. Sus rostros se tornaron incrédulos, aquello les pareció una tontería. Todos menos uno esbozaron una sonrisa, Dorhand sin embargo estaba sorprendido.

- Me temo que no, no llevamos… ajo - dijo en un tono algo burlesco Agranil

- Yo llevo una bolsa de monedas, es cuanto necesito - le siguió Egorant - No creemos en supercherías - dijo mientras su rostro denotaba cierto desdén.

- Buscamos a alguien de confianza, así es - dijo Agranil - Pero no conocemos a casi nadie en esta ciudad, y ahora nos queda decidir quién puede serlo de entre completos desconocidos - afirmo mirando a los ojos a Hallfrid, aunque comenzaba a creer que aquel tipo no lo era.

- Las armaduras de tu señor… - comenzó a decir Egorant no muy seguro de como continuar - ¿La lleva con su consentimiento? - pregunto finalmente con decisión, aunque creía saber que la respuesta no sería afirmativa. - Déjelo, no es necesario que conteste - sentencio el comerciante. - Puede irse - Al parecer la jugada del ajo, no le había salido demasiado bien al eriadoriano.

- Un momento… - dijo tímido Dorhand - Yo no desecaría tan rápido a este muchacho… - dijo Dorhand saliendo de su asombro. - Yo… - comenzó a decir bajo a atónita mirada de sus dos compañeros - Sí que llevo ajo - dijo metiendo la mano en su bolsillo, sacando una pequeña bolsita de cuero y descubriendo dos dientes de ajo en su interior. - Me lo dieron al partir de Esgaroth, no creo en estas cosas, pero… lo guardé de todos modos…- dijo aun tratando de comprender como podía haberlo sabido Hallfrid.

- Vaya… - dijo Agranil mirando con incredulidad al campesino - ¿Cómo lo ha sabido? - preguntó curioso mientras Egorant miraba a Dorhand con desaire.

Turno 017

Gwalin exhaló una bocanada de humo gris bastante densa y olorosa, para luego mirar a los que estaban ahí y comentar lo que estaba pensando después de oírles.

-Yo opino como el chaval, hasta que no salgan los esgarothianos no me voy a mover. Es posible que nos requieran y nos digan ya que han resuelto. Así que yo también me quedo -anunció volviendo a dar una calada a su pipa.

-Por cierto, me llamo Gwalin, guerrero de las montañas de hierro -comentó de modo que Ional supiera su nombre y como referirse a él en el futuro-. Y mi edad pasa de largo los dos siglos ¿quién lo diría, ¿verdad? jajajajaja -lanzó una sonora carcajada el veterano guerrero.

Turno 017 (prolepsis)

Las presentaciones con el recien incorporado Leofred pronto diversificaron los temas de discusión. Principalmente, la preocupación sobre el lugar para pernoctar y qué haría cada uno tras conocer la decisión de los esgarothianos. El animista prefería no perder la cabeza con elucubraciones sobre lo qué elegirían aquellos hombres; había optado por esperar pacientemente al resultado de todas las entrevistas. Lo más lógico era que Agranil y sus acompañantes deliberasen una vez tuvieran toda la información. Asi que, mientras quedasen interesados por entrevistar, no tenía sentido saltar a conclusiones de ningún tipo.

- Desafortunadamente, Edan, la información solo es un medio para alcanzar el fin que me permita regresar con los míos. Conseguirla y lidiar posteriormente con los orientales requerirá una asociación con los intereses de Esgaroth. - Negó con la mano cuando Wilda se acercó para escanciar más vino en sus vasos, al menos en el suyo. El norteño ya había tenido alcohol suficiente por aquel día. - Si Agranil asi lo decidiera.

Por un momento, su mirada deambuló por la sala hasta el ventanal, cuando el rohir le interpeló acerca de dormir en otra posada. Leofred, que también había sido preguntado al respecto, no pareció haber hecho planes al respecto y, a juzgar por su respuesta, daba la impresión de ir más a la deriva de los acontecimientos que guiado por su voluntad. - De camino a Tir Anduin, en las inmediaciones, ví un risco que ofrecía una protección bastante buena contra los elementos. Había pensado en acampar a sus pies, pero se ha hecho demasiado tarde como para buscar leña para el fuego y comida con esta oscuridad. ¿Qué tiene de malo este establecimiento?¿O es que no ofrecen camas y por eso debemos buscar otro? - A la vista del inconveniente surgido, el hombre del bosque daba por buena la opción de alojarse bajo techo pero no terminaba de comprender la aprensión de su compañero de copas a hospedarse en La Rosa.

Turno 017

El hogar de la posada ardía com fuerza en el salón, y el crepitar de las brasas se mezclaba con el sonido de los clientes que hablaban en voz baja de sus cosas, conformando una especie de canto hipnótico que invitaba a cerrar los ojos y rendirse al dios del sueño durante unos minutos, pero Edan se sobrepuso al sopor manteniéndose en pie y dando pequeños paseos por el salón..
Grimbeorn dió a entender que sus asuntos todavía se demorarían un tiempo. Al parecer los esgarothianos requerian algún tipo de asociación con ellos a cambio de la información. Y aquello solo podía significar una cosa. Trató de no darle más vueltas al asunto de la entrevista, aunque no podía quitarse el mal sabor de boca de los ultimos instantes y el tono hostil en la respuesta de Egorant.

Nada, supongo... respondió al asunto del alojamiento ...siempre y cuando no te importe pagar un ojo de la cara por un colchón bien mullido y sabanas delicadas...
En cierto modo Edan se avergonzaba de su precaria situación económica. No quiso por tanto evidenciar que muy probablemente no tendría suficiente dinero para pagarla, asi que respondió con una mentira evasiva para salir del apuro.
... además, ya he reservado alojamiento en "El tejon azulado". Sus guisos no son tan sabrosos ni su cerveza tan rica. Y dudo que sus sabanas esten perfumadas con esencia de rosas...pero el servicio es bueno y sus precios mas acordes a mis posibilidades se cuido de no decir esta última parte en alto y en presencia de Rovis o de su camarera. No queria empeorar la primera mala impresión que había causado cuando entró por la puerta de La Rosa.

No es un gran trecho desde aquí...y me vendrá bien estirar un poco las piernas replicó al comentario de Leofred.

Los candidatos empezaban a soltarse y pronto el enano y el joven Ional se unieron a la conversación de un modo natural.

El Rohir devolvió el saludo al enano e hizo una pequeña chanza con el tema de su edad.
Edan, de La Marca. Apenas 33 primaveras me contemplan, aunque imagino amigo que seguiras añadiendo trenzas a tus barbas mucho después de que las mias sean pasto de los gusanos

A Edan le fascinaba la larga vida de los enanos. En cierto modo los envidiaba por ello. En 3 siglos podría hacer tantas cosas como su imaginacion le proveiera. Pero para su desgracia los hombres de la marca no solian vivir más allá de los 80 y en raras ocasiones superaban la centena con los sentidos todavía despiertos. La mayoría de aquellos años los pasaban trabajando y sufriendo las inclemencias y el desgaste provocados por la preocupación y el transcurrir de los años.

Gwalin habia hollado la tierra media en los tiempos en que la sombra todavia resistía en las inhospitas llanuras de la tierra de Mordor. Tendría tantos recuerdos y tantas historias que contar...

TURNO 017

Y finalmente, luego de unos cuantos momentos de tenso silencio, uno de los sujetos que acompañaba al señor AGRANIL había dado por terminada la reunión. HALLFRID creía que se trataba del tal EGORANT, aunque no podía estar seguro. Pues apenas si había conseguido escuchar algo entre tanto murmullo, cuando los esgarothianos se habían presentado ante el posadero en el salón principal. En cualquier caso, aquello pareció suficiente para que el joven campesino simplemente saludara a todos con una sencilla reverencia y se pusiera de pie para encaminarse hacia la puerta de salida.

Sin embargo, antes de que hubiera dado siquiera un par de pasos, otro de los sujetos intervino, y el señor AGRANIL detuvo en seco al muchacho con sus palabras.

- Pues... no lo sé... - comentó con cierta confusión el muchacho, girándose para encararse de nuevo ante los comerciantes, pero incapaz de encontrar las palabras adecuadas. - ... Supongo que como cualquiera... ¿porque está apestando toda la sala?

HALLFRID no terminaba de entender a aquellos sujetos. Todas sus preguntas y comentarios parecían oscuras y rebuscadas, como si tuvieran siempre un sentido oculto, distinto al que uno pudiera entender de primeras. Quizás eran así todos los comerciantes. O todos los señores. En realidad, el joven campesino apena si había tendido trato con unos o con otros,y le resultaba imposible saberlo de momento.

Por ejemplo, ahora parecía que le preguntaban sobre algo tan obvio que daba risa. ¿Qué cómo sabía del ajo? Pues igual que alguien sabe que hace frío. O que llueve. No puede explicarse. Uno simplemente lo siente... más o menos.

Por ello, su respuesta surgió con un tono de total naturalidad, pues surgía de la honestidad más absoluta. Un tono que no varió cuando continuó con otras explicaciones.

- Todo el ambiente está cargado con ese olor. La verdad, me extraña que no lo sientan. O quizás ya se han acostumbrado, pues llevan aquí un buen tiempo. - comentó encogiéndose de hombros.

- Y sobre la armadura de mi señor...- agregó con el tono cargado de determinación, pues estaba decidido a dejar en claro ese punto - ...lo cierto es que me fue encomendada para una misión. Pero luego de terminarla, los caminos me llevaron por otras regiones. Y aún no he podido regresar a casa.

- Estoy seguro que no la echarán de menos. Pues llevaba años tirada en un granero, sin que nadie la necesitara. Pero aún así creo que debería devolverla. Y por eso viajaré al Sur, de todos modos. Aunque esperaba que pudiera hacerlo junto a vuestra partida.

TURNO 017 - PROLEPSIS

El ingreso del tal AGRANIL y su comitiva había resultado un verdadero sopapo en pleno rostro para el humilde campesino, quien solo necesitó ver lo distinguido de sus vestimentas y la augusta dignidad que irradiaban aquellos hombres, para tomar plena consciencia de lo lamentable de su estado. Y también lo ridículo de sus pretensiones...

Aunque no precisamente por las numerosas jarras de cerveza que había ingerido.

Pues lo cierto era que bastaba echar un breve vistazo a la sala para comprobar que, con la sola excepción del casi adormecido Larryd (y quizás también el llamado LEOFRED), el joven campesino bien podría ser la última opción a tomar, si se pretendía a elegir un guardia de caravanas.

Casi todos los presentes parecían curtidos veteranos, de físicos imponentes, gestos adustos y recias armaduras, y hacían ver al humilde campesino, enfundado únicamente en su raídas ropas de viaje, como un simple muchacho que se había escapado de la seguridad de su hogar, sin la menor idea del problema en el que se había metido.

Algo que, por otra parte, tampoco estaba demasiado alejado de la realidad...

En cualquier caso, abrumado de repente por tan funestas sensaciones, el atribulado muchacho apenas si prestó atención a las presentaciones del tal IONAL, o a la llegada de nuevos huéspedes a la posada. Y solo atinó a sumirse en un pensativo y preocupado silencio...

Por fortuna, la oportuna intervención del llamado LEOFRED pareció infundir de renovadas esperanzas al compungido muchacho. Pues con sus palabras le había ahorrado a HALLFRID (y a todos los presentes, en verdad) el tener que presentarse formalmente y solicitar una audiencia a los orgullosos señores. Una proeza que, en su estado actual, al aturdido campesino le habría resultado casi imposible de conseguir.

De modo que el gondoriano solo tuvo que soportar algunos momentos de tensa espera antes de reportarse ante AGRANIL y los suyos, instantes que igualmente aprovechó para recobrar sus espíritu... e intentar contener el incipiente mareo que empezaba a asentarse en su cabeza. Así, para cuando por fin llegó su turno, el joven parecía lo suficientemente recuperado, y encaró con renovados bríos su encuentro con el destino...

... un talante que no parecía haber perdido cuando regresó al salón principal. Aunque se adivinaba una evidente tranquilidad en sus facciones. Como si, de algún modo, se hubiera quitado un tremendo peso de encima.

Sin decir palabra, volvió a su lugar en la mesa y terminó con gesto desenfadado su jarra de cerveza, ajeno en apariencia a las conversaciones que empezaban a formarse entre los presentes.

Turno 017

Atento a medias a la conversación, Leofred se interrumpía cada pocos minutos para observar la habitación contigua cuando creía haber visto algún movimiento, pero las entrevistas aún no habían terminado y Agranil no salía de allí, todos parecían coincidir en que Agranil haría una especie de anuncio cuando hubiera terminado de negociar con ellos, de modo que no les quedaba más opción que esperar.

El bardo recobró la atención de la conversación cuando el peculiar hombre de los bosques comentaba su idea de acampar en las afueras, a lo que no pudo menos que soltar una carcajada ante semejante ocurrencia - Sin duda estáis bromeando. ¿Por qué acampar al raso cuando por unas míseras monedas uno puede dormir en la seguridad de la ciudad? Dejando de lado las comodidades que uno se pueda permitir, sin duda merece la pena al menos no tener que preocuparse por las alimañas nocturnas del campo, ni por el frío del invierno. - dedicó una mirada significativa al Rohirrim esperando que reafirmase sus palabras, pero este ya había desviado su atención hacia otros de los entrevistados.

- De hecho, yo también reservé habitación en otra posada, y también cuadras ya que lo mencionamos. El único problema que podría señalar a la hora de alojarme aquí sería que no tengo mis bártulos personales. - remató la conversación con un encogimiento de hombros.

RESOLUCION TURNO 017
 

La sala era amplia, aunque la ausencia de ventanas la empequeñecía. Estaba forrada de láminas de madera, barnizada y pulida. El suelo era de un color más oscuro, también de madera. Estaba algo desgastada en algunas zonas por el uso, sobre todo en las zonas donde las sillas se arrastraban. Solo una lámpara colgaba del techo. Era grande, de metal forjado y no colgaba demasiado. Ocho velas proyectaban su luz, iluminando la estancia de manera efectiva. Bajo ella, en la mesa, los tres esgarothianos y Hallfrid continuaban su conversación.

- Y así será, si estas tan seguro de querer hacerlo - dijo Agranil cuando el eriadoriano hizo su declaración con la intención de acompañarlos.

- Aquí no huele más que a madera - Egorant seguía sin dar credibilidad al hecho de que su compañero llevase ajo en el bolsillo, aquellas supercherías no eran propias de alguien de su estatus. Pero era un hecho, los dientes de ajo estaban sobre la mesa.

- Pero amigo mío - dijo Dorhand a Egorant - Aquí están - señalo a la bolsita con el ajo - Es innegable que este joven posee un olfato increíble - continúo diciendo el comerciante - Aunque él no parezca dase cuenta de ello… - termino por decir dejando aquellas palabras en el aire.

- Nos gustaría que nos acompañe - sentencio de nuevo Agranil - Aunque he de avisarle que no podemos prometer un viaje tranquilo, y que si nos acompaña tendrá seguir nuestras ordenes - avisó el regente - Puede que sea peligroso, no vamos a un paseo por las praderas - añadió el esgarothiano - Serás informado, más tarde, y podrás echarte atrás entonces - el anciano tenía una voz seria y decidida - Pero me gustaría darte la oportunidad de saber a lo que nos enfrentamos, quizás esa armadura te sea útil - dijo veladamente

RESOLUCION TURNO 017
 

En el salón principal se comenzaba a formar un grupo. Todos tenían en común una reunión con Agranil y los esgarothianos y todos habían mantenido conversaciones con el regente y sus acompañantes. Ahora conversaban los unos con los otros, o al menos algunos lo hacían. Hallfrid estaba como ausente, no participaba de las bromas e historias que se contaban y se mantenía en silencio algo apartado. Se presentaban amistosamente, bromeaban sobre la edad de alguno de los presentes, bebían pequeños tragos de sus bebidas y sobre todo, se impacientaban por la aparición de Agranil.

Comenzaba a sopesar, a sugerir, la posibilidad de hacer noche en aquella posada. Algunos la consideraban cara, otros tenían reservada una habitación en otro lugar e incluso hubo quien sugirió dormir fuera de la ciudad, al raso. Esto último parecía una locura. Las temperaturas en aquella época del año, más aún durante la noche, caían bastante. Nada que un buen fuego no pudiera contrarrestar de no ser porque la búsqueda de leña se veía complicada tras la puesta del sol.

Wilda se acercó al grupo para ofrecer más bebidas, aunque muchos rehusaron. Ya habían tomado demasiado y temían embriagarse demasiado. En el caso de algunos, no les importaba demasiado. Algunos no se sentían capaces, allí había guerreros, armaduras, armas y gente capacitada de moverse en la naturaleza, de seguir pistas y guiarlos. Cada uno poseía sus propias habilidades, y todo ello estaba por relevarse.

Rovis desapareció por la puerta que daba a los reservados. No estaba demasiado contento con lo que estaba ocurriendo. Clientes que se iban por la presencia de los extranjeros, estos no consumían tanto como para equilibrar lo que él consideraba una perdida y él estaba demasiado atareado preparando la cena como para ocuparse de lograr que la gente gastase sus monedas. Aquella posada, al fin y al cabo, no difería tanto de las demás.

Turno 018 (prolepsis)

La aproximación de dos nuevos tertulianos hizo que seguir los diferentes temas que iban surgiendo requiriese de más atención, por lo que el norteño dejó de preocuparse por ver quién era llamado a audiencia con los esgarothianos. Por lo pronto, le sorprendió la reacción cargada de humor de Leofred.

- No bromeaba. Lo ideal hubiera sido contar con una plataforma elevada en un árbol para mantener a raya a los depredadores nocturnos, pero no es algo que se estile mucho por aquí, por lo que veo. - Habló con naturalidad y procuró no dejar traslucir el leve desconcierto que las palabras del hombre de claros cabellos causaron. - Supongo también que los miembros de la expedición de Agranil tendrá que pernoctar a la intemperie cuando partan. Las posadas no parecen ser muy fáciles de llevar. - Aquellas últimas palabras las enunció con cierta sorna mientras abría los brazos en ademán de abarcar el edificio en que estaban.

Wilda se acercó de nuevo para escanciar más bebida y Grimbeorn pudo comprobar que no era ya el único en rechazar aquel servicio. Sin duda, eso no debería ser del agrado del dueño, pero éste había desaparecido, muy posiblemente cuando el animista seguía la conversación. Tampoco es que fuera alarmante; Rovis tendría que volver tarde o temprano para atender su negocio. Mientras tanto, rechazó el tabaco que ofreció el enano, alegando que no tenía medios para fumarlo. Pero aprovechó el momento para corresponder la cortesía con su presentación.

- Grimbeorn, del clan Lothdiuda del Bosque Verde. - Hizo una sutil mueca de desagrado al comprobar que le había vuelto a traicionar la fuerza de la costumbre, pero hizo caso omiso y decidió seguir adelante sin corregirse esta vez. - No es frecuente ver a un enano por estas tierras, mucho menos a un guerrero khazad. - Si bien el hombre del bosque no señaló directamente a las armas o armadura de Gwalin, se refería a ellas con aquella alusión. Y la incorrecta forma con que acentuó el término "khazad" delataba que nunca antes lo habría escuchado de primera mano.

Turno 018 prolepsis

Gwalin se encogió de hombros cuando nadie más quiso de su tabaco. Lo guardó y siguió con su bebida hasta que Wilda se acercó y les preguntó si querían otra ronda. El enano apuró apresuradamente su jarra y la levantó para que se diera cuenta de que él sí que quería otra.

Luego, escuchó a Edan que también se presentaba. Por lo visto era un rohirrim y eso le gustó, pues el naugrim había vivido casi una vida humana en Aglarond, en pleno territorio Rohir.

-Jajajajaja -rió de buena gana Galin ante el comentario de Edan-. La verdad es que puede ser perfectamente, pero ya no estoy en tan buena forma como cuando cumplí mi primer siglo -dijo alegremente.

Luego se giró hacia Wilda quien le traía ya la jarra de cerveza llena y muy fresca. Sonriéndole a la humana la cogió y le dio un buen tiento. Tras esto escuchó a Grimbeorn presentarse y luego preguntar a Gwalin por su motivo de estar en ese lugar.

-Pues vengo desde Barukkizidin, muy al norte, buscando aventuras, moverme, ver nuevos lugares y conocer nueva gente; vamos sentir que sigo vivo -dijo mirando Grimbeorn-. Y es que cuando un naugrim llega a mi edad, le puede pasar dos cosas. O se queda aquilosado en su fortaleza hasta que se muere de aburrimiento, o le entran unas ganas de viajar y vivir emociones y aventuras hasta que muere por alguna de ellas...y mi caso es el segundo jajajaja -volvió a reír el enano ante su comentario.

TURNO 018

El joven campesino no pudo ocultar su sorpresa ante la propuesta. Ni mucho menos su alegría. Debido a su inexperiencia y juventud, era un sujeto todavía bastante transparente para aquellas cosas. Y lo cierto era que su magro desempeño durante la entrevista le había hecho perder prácticamente cualquier esperanza de ser elegido para el trabajo.

Así que su reacción ante aquellas palabras no pudo ser otra que pegar un repentino respingo y elevar ambos puños por sobre su cabeza en actitud triunfal, a la vez que dejaba que un juramento ininteligible escapara por entre sus dientes apretados.

Evidentemente, los efluvios del alcohol que todavía nublaban su juicio habían tenido algo que ver con semejante estallido de júbilo. Pero estaba claro que no demasiado...

- Os agradezco vuestro voto de confianza, señores - respondió cuando por fin pudo recobrar la compostura, todavía con una sonrisa de oreja a oreja y el pecho henchido de desbordante orgullo - No os arrepentiréis.

Por aquellos momentos, mientras abandonaba la estancia con una respetuosa reverencia, la oscura mención del esgarothiano sobre el uso que podría darle a su armadura le pasó completamente desapercibida al resuelto muchacho...

TURNO 018 - PROLEPSIS

HALLFRID se había mantenido al margen de las conversaciones, tras su regreso de la entrevista con los esgarothianos, ubicándose junto al atribulado LARRYD en un rincón alejado de la mesa y limitándose a compartir junto a él los últimos tragos de su jarra en un aletargado silencio.

En cierta medida, el campesino se sentía un poco responsable de la situación de su compañero de rondas. Pues había sido él quien lo había embarcado en tan irresponsable aventura, prácticamente cargándolo hasta la sala de entrevistas cuando llegó su momento. Incluso había permanecido largos instantes en el pasillo interno de la posada que comunicaba con la sala donde se hallaba AGRANIL, aguardando por si su compañero tenía problemas para dejar la reunión por sus propios medios.

Sin embargo, aquello era lo único que el joven campesino parecía compartir con su somnoliento camarada. Pues su talante se mantenía vivaz y relajado, como si aquel encuentro con los extranjeros hubiera despejado la sombra de duda que había amenazado con cernirse sobre él.

- Y bien,  compañero... - comentó finalmente a su improvisado compañero de andanzas luego de algunos momentos de silencio - ¿Cómo estuvo ahí dentro?  La verdad, cuando te ofreciste a traerme hasta aquí, no pensaba que ibas a probar suerte con los señores de Esgaroth.

Turno 18

Freagulf esperaba discreto y silencioso. Dejando que todos hablasen y así no denotar su preocupación. No quería alertar a nadie, ni romper su promesa. Sabía lo que estaba por suceder, pero se le estaba empezando a hacer demasiado largo. La espera crispaba sus nervios y estos no estaban para sufrir desafectos. Si, se había recuperado físicamente de su "ultima excursión", pero su mente seguía por a "allí". Una misión, para su gusto, inacabada, ya que aunque hubieran entregado el mensaje, y el objetivos, tanto por líderes como jefes, tanto por pares como soldados, se hubiera conseguido, no estaba contento el rohir con el resultado. Amigos perdidos, cuerpos desaparecidos, y ... tras tanto sufrimiento, no  tenía la sensación de estar contento consigo mismo.

En un momento dado, escuchando las interesantes conversaciones de todos, intentando conocerles, se puso en pie. Estaba tan incómodo como si le hubieran hecho sentarse sobre una tea candente. Si, la incertidumbre de la espera le "quemaba el culo". Se atusó la ropa, y mientras se sentaba, por ver que el resto se sorprendía pidió disculpas mientras tomaba asiento otra vez. - Lo siento. Enseguida se puso en pie otra vez y confesó: - Voy a la barra a pedir algo de picotear para la mesa. Estaba ansioso. Estaba ... afectado por la espera. Al llegar a la barra pidió, si ... : - ¿Podría poner algo de picoteo para nuestra mesa y a mi me gustaría un dulce?

Sabía lo que estaba por pasar, pero no sabía el por qué de la demora. Suspiró, enmarcó una sonrisa, que por muy falsa que pudiera parecer, era una cara amable, y se rascó la cicatriz, que no tardaría en ocultarse al crecer la barba otra vez. No le picaba, pero era un acto instintivo. Un reflejo. Se giró hacia los nuevos compañeros del camino y con esta sonrisa recién adquirida regresó para sentarse con ellos y seguir escuchándoles. - Mejor que coman algo ante tanto beber.