Partida Rol por web

Finales y principios

[Capítulo 1.2] Trafalgar Tavern

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23/10/2017, 21:42
[McAvoy] Macbeth

Macbeth hizo un leve gesto con las manos desentendiéndose del tema de la Comunidad y dejando que los habitantes del Morris se organizasen a ellos mismos, para después llevar la jarra a sus labios discretamente. Asintió a la seguridad de Clementine sobre solucionar el asunto. Él también parecía pensar que todo terminaría por salir bien, aunque no era la fe en ningún dios la que provocaba esa sensación, sino la confianza en las capacidades del grupo al que los visitantes pertenecían. Su mirada se entretuvo con la trenza que Clementine peinaba en sus propios cabellos mientras escuchaba a unos y otros con expresión neutra. Sin embargo, cuando ella preguntó por el café, una pequeña y breve sonrisa se esbozó en sus labios con cierta indulgencia. 

—El café era más que una bebida, Clementine —explicó—. Era un símbolo. Para algunos marcaba el inicio del día, muchos aseguraban ser incapaces de despertarse hasta que no tomaban una taza. Para otros era un símbolo de prestigio, de clase. Millones de personas lo utilizaban cada día como excusa social. Era el rito de occidente. Su peculiar sabor se cargaba de sensualidad en el imaginario colectivo y hasta canciones le dedicaron. 

El hombre estiró una de sus manos de dedos finos para frotarse la mejilla antes de seguir hablando.

—Muchos añoran el sabor. Otros añoran el símbolo. Su valor actual no deja de ser un recordatorio de que echamos de menos otros tiempos. —Miró a Clementine y Daniel, los dos más jóvenes sentados a la mesa—. ¿Lo habéis probado alguna vez?

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23/10/2017, 21:57
Daniel Green

Ante aquella exposición acerca del paladar exquisito de los niños y la necesidad de no sé sabía muy bien qué polvos y temperaturas, se encogió de hombros y dio un largo trago a su cerveza, preguntándose cómo la humanidad había llegado hasta donde había llegado si sus cachorros necesitaban de tantas exquisiteces. No tenía grandes conocimientos de historia o del pasado de esa especie llamada hombre, pero entendía que en tiempos no demasiado lejanos no existía esa leche pediátrica que decían y que los niños seguramente se alimentarían, de ser necesario, con leches procedentes de fuentes varias. Aunque tampoco sabía gran cosa, por no decir nada, de bebés.

De todos modos pronto la conversación derivó hacia otros derroteros. Los marcados por el café como símbolo y los de una pregunta formulada a todos ellos.

-No, nunca. Como símbolo e inicio del día tenemos la achicoria -comentó al tiempo que soltaba una breve y divertida carcajada-. Algo que a Morgana no le gusta demasiado -dijo añadiendo un guiño dirigido a ella y recordando el desayuno de aquella mañana-. En cuanto al niño, desde el momento en que lo dejaron en nuestra puerta y se le acogió... Creo que ya no hay vuelta atrás. Esta misma conversación lo demuestra. Y quizá, aunque no puedo asegurar nada, podría conseguir esa leche. Lo que no sé es qué podría costarme -había obviado la palabra costar, demasiado neutra e impersonal, aunque no lo había hecho conscientemente. Pero con Lazarus nada era gratuito a título personal.

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24/10/2017, 01:50
Clementine

Clementine frunció levemente el ceño al escuchar hablar a McAvoy sobre bichos abandonados, torciendo los labios en un gesto comedido, pero que mostraba sin lugar a dudas que no le gustaba que se hiciese con el crío un símil de aquella categoría. Había escuchado a Nick referirse al bebe como "eso" a primera hora de la mañana. Morgana también parecía nombrarlo de manera ligeramente desperzonalizada, aunque no tan evidente.

Comenzaba a ver un patrón en todo aquello. En esa actitud. Al fin y al cabo tanto William como Morga eran gente curtida. Gente que había tenido que forzarse a mantenerse al margen a veces incluso de sus propias emociones. Se percibía tal cosa también en el modo en el que William nombraba a su difunta compañera, y en la ironía que Nick utilizaba constantemente, cuando los recuerdos de una vida pasada de la que no solía hablar demasiado, castigaban sus pensamientos más superficiales. Incluso creía recordar que Kane, en un principio, había empleado aquella clase de comportamiento, de método de defensa personal, alguna vez, cuando aún a penas se conocían. 

Suspiró, abstraída, mirando hacia arriba, mientras se decía que el hombre tenía mucho trabajo por delante si quería perder aquel miedo ancestral a sentir, a saberse vulnerable y capaz de prodigar un afecto que, en el ciclo de la ira y el odio, podía costarle caro, y volvió a dirigir sus pupilas verdes hacia el presente, hacia quienes la rodeaban, al escuchar la voz de Macbeth, encontrando en su sonrisa indulgente algo reconfortante, y pudiendo entrever en sus palabras, aquella parte suya que resultaba inevitablemente pedagoga.

Lo escuchó hablar sobre las bondades del café, sobre su papel como elemento ritual, como objeto de estatus social. Sobre la sensualidad inherente a su dimensión humana... Mientras contemplaba el roce despreocupado de sus dedos sobre su mejilla marcada, conteniendo de pronto el aire en su pecho, al mismo tiempo que un sonrojo evidente acudía, raudo, a sus propias mejillas, y el aliento finalmente escapaba de entre sus labios, involuntariamente entrecortado.

Debía ser un rito... Fascinante.- comentó, mirando entonces hacia un lado, repentinamente avergonzada, llevándose una mano a la nuca tras terminar de trenzar su pelo, mordiéndose distraídamente el labio inferior, dejando entonces que fuese Daniel quien respondiese primero a la pregunta del antiguo profesor, centrándose en respirar una, dos veces... 

Yo tampoco lo he probado.-confesó, tras él- Como ha dicho Daniel, desayunamos achicoria. Y a Morgana le encanta.-sonrió, sumándose al guiño de su compañero- En cuanto al bebé... Bueno, a estas alturas, ya tiene varios nombres. Tanto Skyler como Shamira lo han llamado de diferente forma. Así que supongo que, como bien ha apuntado Daniel también, no hay vuelta atrás. 

 

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26/10/2017, 11:35
Morgana Whiterocks

Observó, divertida, la reacción de Clementine a la descripción de Macbeth, y el propio Macbeth, sobre el café y su rito en una sociedad hundida ya en el lodo. Aquellos dos muchachos se habían perdido muchas cosas, y Shami  y Lincoln no digamos. Ella todavía pilló coletazos de un mundo moribundo: el café, el cacao. Ah, el chocolate. Una copa de buen vino, goma de mascar, chips, agua embotellada. Mil cosas que podías adquirir con tan solo cruzar la calle y entrar en el establecimiento de enfrente.

Morgana no era una mujer dada a la nostalgia. Consideraba enfermiza y una pérdida de tiempo esa necesidad de la gente de desear que el pasado se hiciese presente cuando sabían que eso resultaba imposible. Así que bebió un poco más, escuchó atenta la conversación y paseó la mirada por el local en penumbras. Levantó un poco la jarra, imitó a William en su sonrisa socarrona, y se unió a la broma:

-Por la puta mierda de la achicoria. Os la podéis meter todos por el culo. -Se giró, de pronto, hacia Macbeth-. ¿Qué pides a cambio de las latas que has mencionado?

Se desmarcó un poco del resto de conversación, el nombre del crio, La Comunidad, Nick...Entornó la mirada cuando Daniel anunció la posibilidad de conseguir la leche y su incertidumbre sobre el coste. ¿Qué cojones pretendía, hacerse el interesante? No hizo comentario alguno porque estaba más interesada en lo que decía el ex militar mandamás del instituto.

-Se quienes son mis amigos. O creo saberlo, William. Los McAvoy y Mayor Morris hemos unido lazos. Hay que hacer más fuerte Sugar Hill y por eso debemos invitar a otras tribus a la fiesta. Para que cualquier imbécil se lo piense dos veces antes de meter su polla en el barrio.  Ese es el motivo de que te insista qué problemas has tenido con los Buscadores, o con Haizea en particular. No puedes quedarte inmóvil siempre en tu castillo, alguien acabará por derribar tus muros y romperte el culo. Lo he visto otras veces. Y seguro que tú también.

Morga era clara hablando. Agradecía el consejo de William, y no quería entrometerse en los asuntos de los McAvoy, sin embargo tenía su punto de vista y sus planes de futuro.

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26/10/2017, 19:24
[McAvoy] Macbeth

El profesor reconvertido en camarero se quedó mirando a Clementine durante un par de segundos y, al ver cómo reaccionaba a su explicación sobre el café, contuvo una sonrisa resguardándola en la comisura de sus labios. Llevó sus ojos hacia Daniel despacio cuando el chico habló y al mencionar que a Morgana no le gustaba la achicoria, no pudo menos que hacer un gesto de asentimiento.

—Y no me extraña —dijo, mirando a la mujer—. Es un sucedáneo decente, pero no deja de ser un sucedáneo. 

Alzó la jarra con el brindis que le sacó una breve risa. 

—¿Las de leche en polvo? Llévate un par ahora y ya me traeréis algo del huerto. —Agitó la mano en un gesto que parecía indicar que cualquier cosa le vendría bien—. Patatas, o lo que tengáis de sobra. 

El Trafalgar Tavern era, principalmente, un lugar donde beber. Pero Macbeth solía preparar también algún guiso para los que pudieran pagarlo. Por lo general cualquier legumbre, hortaliza o verdura le servía para echarlo al puchero.

Entonces pareció recordar algo y se giró hacia Clementine mientras Morgana se dirigía a William. 

—Por cierto, recuerdas que esta semana no tocas hoy, sino mañana, ¿verdad?

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26/10/2017, 21:11
[McAvoy] William McAvoy

Mientras Morgana exponía su postura William la miraba atentamente, dejando de lado el asunto del bebé y todos los problemas que giraban a su alrededor. El hombre negó con la cabeza un par de veces mientras ella hablaba, pero esperó a que terminase antes de meter baza y eso era en sí mismo una muestra de respeto que el exmilitar no tenía con todo el mundo. 

—Mira, Morgana —dijo, clavando el índice sobre la mesa—. Soy el primero que está abierto a hacer lazos. Con vosotros, con otros grupos pequeños como el vuestro... Tenemos acuerdos para patrullar el barrio y para cuidar el mercado, llevamos aquí desde que todo se fue por el retrete y siempre hemos ayudado a la gente de la zona.

Tras reivindicar lo que él llamaría su apertura de miras, se echó hacia atrás y siguió hablando.

—Cuando Haizea y su grupo de comehierbas se instalaron en el parque fui a echar un ojo con algunos de los chicos. Me reuní con esa valquiria chalada con toda la buena intención del mundo. No le gustaba que tuviésemos armas, ya para empezar. Y ella misma me dejó bien claro que sólo iban a mirar por su propio interés. El suyo, el de los arboles del parque y el del jodido consejo ese que tienen en el Jardín Botánico. No te metas conmigo y no me meteré contigo, esas mierdas. Tampoco me pareció mal.

Chasqueó la lengua y cogió la jarra para beber el penúltimo trago de cerveza, sin llegar a apurarla. 

—Hace como un par de años una de mis chicas se metió en el Jackie Robinson porque había quedado con uno de los Buscadores. Estaban enamoriscados. Querían morrearse, echar un polvo contra un árbol, yo qué sé, cosas de chavales. Los de la patrulla la consideraron una intrusa y como no quiso darles su arma le clavaron una flecha en la pierna. Luego la tuvieron retenida durante dos días. Tuve que negociar para que la soltaran, como si fuese una jodida prisionera de guerra. Al chaval lo enviaron de vuelta al Jardín Botánico con el núcleo grande. 

Negó con la cabeza de nuevo y esta vez sí terminó su cerveza de un último trago.

Esa gente no está bien de la cabeza, te lo digo yo. 

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26/10/2017, 21:44
Daniel Green

Alzó una ceja sorprendido cuando Morgana preguntó por el precio de la leche con intención de llevársela, aunque no dijo nada al respecto. Para qué podía quererla era un misterio ya que para el bebé, por lo que decían, no sería útil. Sin duda, Robin le sacaría provecho.

Pero le gustó la respuesta de Macbeth, aquella respuesta vaga en la que no fijaba un precio sino que dejaba a la voluntad de Morgana el cómo corresponder. Hablaba de confianza en el otro, de respeto en su decisión, de camaradería en cierta medida. Y no pudo dejar de sentir el pinchazo de la envidia.

Se limitó a escuchar a unos y a otros, sintiéndose ajeno a la conversación y aun cuando hubiera podido pensar que allí estaba de más, y quizá hasta fuera cierto, prefería verlo como una oportunidad de aprender. Era consciente de que la diferencia de edades y de vidas llevadas en un pasado marcaba sus propias fronteras, pero si quería formar parte de aquella comunidad debía aprender a cruzar dichas fronteras. La confianza era algo muy difícil de conquistar y él sentía que seguía en un período de prueba.

Y aquella confianza o falta de la misma no era algo extraño en aquel mundo donde cada uno miraba por sí mismo y en el que la mirada dirigida al otro iba cargada de recelo porque era la única forma de sobrevivir. Lo que William acababa de contar no era sino un claro ejemplo de ello.

-¿Puedo preguntar qué os pidieron para liberarla?

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27/10/2017, 10:24
Morgana Whiterocks

Su primera impresión fue que Macbeth no era un buen negociante. O eso le parecía. Vale que el coleguismo se olía en el aire de su local, sin embargo tal cosa no debía afectar el comercio. Aunque la verdad era que si los Morris, o Morga, no cumplían, tenían más a perder ellos que no el dueño del antro. Sí, claro, jugaba con ventaja. Lo entendió.

-Por mí vale, cuenta con ello. Si quieres algo más, piénsalo y me lo dices.

Mientras escuchaba la exposición de William se dijo a sí misma que el militar que un día fue había desaparecido del interior de aquel hombre, tragado por su función de educador físico, de marido y padre. Se había olvidado de lo que significaba, de su espíritu marcial, de su metodología. "Eres un blando, William".

Morgana no compartía muchas ideas de este mundo, y no comprendía otras. Siempre fue un poco o un mucho, la tía rara, la que daba la bronca, la que la liaba en la fiesta de fin de curso, la que entregaba su paga semanal a un vagabundo, o la que se liaba a hostias solo por mirarla mal. Pero sí conocía muy bien a alguien; a ella misma. Por tanto, sabía que se encontraba más cerca de la postura de Haizea que de McAvoy. Morgana también le hubiese soltado unas cuantas tortas bien dadas. La chica tuvo suerte de pertenecer a un grupo armado de cierto nivel.

Optó por no insistir más en el asunto por ahora. Ya estaba clara la situación. Sin la colaboración de William no podía tratar con los Buscadores, la diferencia de tamaño de los grupos era abrumadora. Pero sí llegar a acuerdos con Haizea directamente. Al fin y al cabo si la comehierbas estaba "chalada", Morga no le iba a la zaga. Y todavía contaba con su gente de Las Tres Cruces.

-Entiendo. -Se guardó su opinión. Podría preguntarle que haría él si alguien no le entrega su arma. No lo hizo. Todo el que entraba en el parque soltaba sus armas, incluso Morgana. Recordó que la primera vez mandó a la mierda a sus centinelas. Ahora ya era una conocida en el Parque Robinson. Había que evaluar las decisiones, actuar en consecuencia, y echarle agallas.- Bueno, no le faltan huevos a tus chicas. Eso mola.

Le ofreció una sonrisa sincera.

-Ah. Tienen gente nueva. Tal vez se trata de cambios internos. O se están reforzando -añadió con intención.

Apuró su cerveza, miró a Daniel y aguardó la respuesta de William a esa interesante pregunta.

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28/10/2017, 14:21
Clementine

Clementine parpadeó un par de veces, confusa, antes de asentir finalmente- Sí, me lo habías dicho. Menos mal que me lo has recordado... Estaba convencida de que era hoy.-reconoció, algo avergonzada, con una sonrisa, antes de dirigir su mirada hacia William y Morgana, quedando un tanto sorprendida al escuchar la historia que contaba el ex-militar, no pareciéndole del todo descabellada, sin embargo- Entiendo que quisieran que entregase su arma, por precaución, y por sus creencias. Pero no deberían haber usado esa violencia... Deberían haber actuado con algo más de mesura, llegando con vosotros a alguna clase de acuerdo sin necesidad de herirla. -comentó- Supongo que adorar a la Madre Tierra conlleva un tipo de espiritualidad más visceral y primaria.-añadió suspirando, contrariada.

- Yo respeto toda clase de creencias no perjudiciales. E incluso respeto que alguien decida no creer. - dijo, con una mueca de disgusto- Pero el modo en que los Buscadores practican su credo... Es un tanto hipócrita.- se atrevió a decir, con cierta cautela- No pueden hacerse pasar por pacifistas, predicar que es necesario vivir en comunidad y armonía para fortalecer a Gaia y rechazar las armas que otros utilizan para defenderse para luego fabricar flechas, que no dejan de ser armas y por tanto una forma de violencia, y comportarse como un grupo hermético que no contribuye a la mejora espiritual común. Que tal sólo ejerce sus preceptos entre un grupo de confort y no promueve realmente su mensaje si tal cosa conlleva un riesgo.- argumentó, negando con el rostro, apenada- No poseen verdadera fe. No hacen realmente nada por salvar a su "Gaia". A la humanidad.- concluyó, casi lamentándose.

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29/10/2017, 14:41
Morgana Whiterocks

Tras escuchar la opinión de Clem, Morga no tardó en dar la suya.

-No hay pacifistas de verdad. Eso son milongas. Dar hostias va con todos nosotros, el que no defienda a su grupo con la fuerza es un mierda, no un patético pacifista. La gente se ha montado sus historias, su chiringuito, y su propia ley. Los elfos colocan a los más violentos a dar la cara y dejan al resto de fumetas copulando con la madre tierra. Pero no hay que engañarse, hay algo de verdad bajo tanta gilipollez.

Sacó su pistola y la puso sobre la mesa.

-Esto manda. Es lo mismo en cualquier banda, tribu o manada de idiotas reunidos bajo un credo fabricado con mierda de gato. Da igual la Hermandad de Osiris, los Silhouettes, las putas Mafias o los Mártires, con todos esos peligrosos cabrones pasa igual.

Era la realidad que ella había vivido. Que vivía cada día. Su tono animado contrastaba con el de Clem.

-Se salvan el culo. A su manera. Y si pueden rajarte el tuyo de paso, mejor. Es una guerra, siempre lo ha sido. Siempre estamos en guerra.

Ella comprendió que estaba en guerra contra el mundo bien pequeña. Y convirtió ese conflicto en su forma de vida.

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29/10/2017, 16:04
Clementine

- Sí. Estamos, siempre hemos estado en guerra.- contestó a su compañera, mientras posaba la vista sobre el arma, no exenta de cierta aflicción- Siempre hemos vivido inmersos en este ciclo de la ira y el odio que parece no tener un final. Pero que ésto sea lo que haya sucedido siempre no significa que sea lo correcto. De hecho, ésto...-señaló su arma- Y todo lo que gira a su alrededor... Es lo que hizo que todo se desmoronase tan rápido. No éramos un pueblo unido. No confiábamos los unos en los otros. Nos dejamos llevar, como barridos por una corriente, por el odio y por el egoísmo, y ante la adversidad, nos derrumbamos, débiles como un castillo de naipes. -declaró, negando con el rostro- Olvidamos un día que éramos la creación de Dios, y que la bondad reside en nosotros. O si lo preferís, que al fin y al cabo éramos semejantes.  Matamos a nuestros propios hermanos durante eones, y aún hoy, cuando la sangre aún mancha nuestras manos y nuestra supervivencia como especie se ve comprometida, seguimos viviendo con una venda en los ojos. Seguimos prefiriendo recurrir a los viejos recursos que nos trajeron la ruina.- suspiró- Me siento por tanto incapaz de pensar que tales métodos puedan llevarnos, al final, a ninguna parte. 

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29/10/2017, 23:16
Morgana Whiterocks

-Nah. No es ira ni odio. Es humanidad. Estamos hechos de una pasta confusa y oscura donde se mezclan mil emociones que no comprendemos por completo –negó con la cabeza y miró a Clementine-. Somos unos putos depredadores sin remedio. Pero oye, yo lo acepto, me siento bien, no tengo complejos ni vendas en los ojos, se a donde voy. En serio Clem, respeto tu fe, pero me la trae floja ese rollo de la creación de un dios. Es un cuento infantil. Tú sí tienes los ojos cerrados a la realidad. No te mosquees, creo que te ofendería si no te digo lo que pienso. Y lo sabes de sobra.

Recogió la pistola y se la guardó.

-Mira, tú y yo, tan distintas y dispares, y no solo nos soportamos, sino que, joder, somos amigas. O algo semejante. La amistad es una palabra muy gorda para emplearla a la ligera. El afecto se muestra en los hechos, no en mil jodidas palabras vacías. Joder, Macbeth, ¿qué coño lo metes a la cerveza? Estamos hablando como dos piradas filósofas.

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30/10/2017, 02:59
[McAvoy] William McAvoy

William se había quedado con la jarra entre las manos, mirando a Morgana tras su relato de lo sucedido años atrás. Se remarcaba así la irregularidad de sus manos, con tan sólo dos dedos en una de ellas mientras que la otra estaba completa. Al escuchar la pregunta de Daniel llevó la mirada hacia él, disponiéndose a responderla, pero al escuchar las últimas palabras de Morgana, su atención se fijó en ella por un instante en que se quedó pensativo. 

A juzgar por el aire distraído de su mirada, sólo estaba escuchando a medias la diferencia de opiniones entre Clementine y la exmilitar, aunque de tomar partido por alguno de los dos bandos, cualquiera que lo conociese un poco sabría que se colocaría en una línea similar a la de Morgana. No fue hasta que ésta intervino culpando a la cerveza que el hombre dejó atrás lo que le rondaba la mente y soltó una sonora carcajada. 

—Macbeth, bribón. Ya sabía yo que algo raro tienen siempre tus licores que hacen a la gente pensar demasiado. 

Entonces miró a Daniel y asintió con la cabeza para sí mismo antes de responder a esa pregunta que había quedado en el aire. 

—¿Qué nos pidieron? Eso es lo más gracioso de la historia. Una ironía dramática o algo de eso, que dirían los leídos como éste —Señaló al camarero con la cabeza—. ¿Qué quieren todos? —añadió, moviendo los hombros en un gesto de inevitabilidad—. Munición, chaval. Eso pidieron a cambio nuestros amigos pacifistas. Dos cajas de munición.

Enarcó las cejas y soltó la jarra sobre la mesa, empezando a ponerse en pie. 

—Bueno, chicos —dijo, con un tono que sonaba a despedida—. Cuando la filosofía empieza, yo prefiero estar lejos. Y tengo que ir a ver qué está haciendo Chloe con los chicos. Pero quedaos todo el tiempo que queráis. Pronto comeremos, quedaos con nosotros y después, antes de que os vayáis, revisaré en las cosas de Claire si tengo algo que os podáis llevar. 

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30/10/2017, 03:12
[McAvoy] Macbeth

El camarero, por su parte, parecía estar disfrutando genuinamente del debate entre las dos mujeres, sin que la expresión de su rostro llegase a traslucir si su postura se acercaba a la de alguna de ellas o, por el contrario, se mantenía alejada de la de ambas. Sin embargo, cuando se culpó a su cerveza, dejó escapar una breve risa mientras alzaba las manos, en un gesto de inocencia.

«Hay más filosofía y sabiduría en una botella de vino, que en todos los libros» —citó con voz cadenciosa para después esbozar una pequeña sonrisa—. Aunque eso lo dijo un científico y no un literato, por supuesto. 

Tras ese comentario hizo un gesto con la cabeza hacia William, a modo de despedida, y centró su atención de nuevo en Clementine, como si esperase que la joven diese la réplica a lo último que había dicho Morgana. 

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30/10/2017, 11:38
Daniel Green

Daniel asintió ante la respuesta de William. Munición. Eso es cuanto había dicho y en aquel término se encerraba toda una declaración de principios por parte de quienes la habían exigido a cambio de la libertad de una de las suyas. Miró a Clementine. Y luego a Morgana. Las había escuchado con atención, sin interrumpirlas, cada una de ellas enrocada a su modo en sus diversa forma de ver a la humanidad y lo dicho por William parecía inclinar la balanza a favor de la exmilitar.

-Sé que no sé demasiado pero a todos nos ha tocado vivir situaciones que a estas alturas, nos hacen tener el culo pelado como para escandalizarnos porque unos pacifistas reclamen munición, aunque no deja de ser contradictorio. Esa no es el problema -dijo señalando el arma depositada sobre la mesa- sino quien la empuña. Y no creo que todos seamos depredadores, Morgana. Me atrevería a decir que son muchos los que podrían calificarse de presas a manos de unos pocos depredadores, esos que tienen la posesión de las armas y la munición, aquellos que creen que la violencia es la única forma, que no se plantean ni quieren plantearse que hay otras formas de convivencia y que por su propio bien prefieren el actual estatus. Hay quien pese a todo vive, aquí y ahora, en medio de la abundancia y no quiere que eso cambie. Convivir, compartir, defender un ideal de sociedad no forma parte de su ecuación. Es mejor matar, amenazar, crear desequilibrio y sobre todo, miedo. Y en ese contexto solo queda decidir en cual de los dos extremos quieres estar. El de depredador o el de presa. Y me temo que esto no es una guerra como vosotras decís. Es el fin de la humanidad. A este paso dudo que duremos mucho. O miramos todos en la misma dirección o nos vamos a tomar por culo.

Negó con la cabeza como para sí mismo y dio un largo trago a su cerveza. Uno nunca sabía cuando podría disfrutar de la siguiente.

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30/10/2017, 14:28
Clementine

Cualquier ayuda será bien recibida, William.-dijo, con honestidad, despidiendo al ex-militar que ante aquel debate decidía no pronunciarse. Aunque Clementine podía imaginar su respuesta.

La joven percibió la mirada expectante de Macbeth y rió ante el comentario final de Morgana, mientras daba otro trago a su cerveza- ¿No lo sabíais? Macbeth le pone sangre de Lunar a sus bebidas. Soborna por las noches a esos seres extraños con bocadillos de panceta a cambio de unas pocas gotas para darle un toque espirituoso extra a los licores. -explicó, dedicando una media sonrisa al antiguo profesor, antes de dirigir su mirada hacia Daniel, escuchando, con interés, su intervención, incluso dedicándole un leve asentimiento, al encontrar algunos de sus argumentos razonables.

No. En efecto, no somos únicamente depredadores. Y ciertamente, nos hemos estancado en una fase en la que todos parecemos conformarnos con el orden de las cosas y el papel que se nos ha otorgado. Lo que dices, Daniel, no se aleja mucho de lo que quiero hacer ver. Independientemente de que vosotros creáis o no que existe un Dios, o que éste nos crease a su imagen y semejanza, lo innegable es que el hombre debe dejar de ser el lobo del hombre si quiere progresar. Debe acordarse, reaprender lo bueno que habita en él.

- La unión nos hace fuertes, y la hermandad nos brinda la felicidad, aún en los momentos más oscuros. -expuso- Si fuéramos simples depredadores, nada de ésto tendría sentido. No estaríamos aquí, tomando unas cervezas y dialogando como personas civilizadas. No le habríamos dado refugio a un niño de pecho esta mañana, porque eso no nos ayuda a subsistir, no nos da ningún beneficio. -miró entonces a Morgana- Es esa pasta de la que hablas, Morga, la que al fin y al cabo, nos hace amigas, o algo parecido. Es la misma pasta que hace que la gente se emocione al escucharme cuando canto. -suspiró, encogiéndose de hombros- ¿Qué sentido tendrían esos actos, esas emociones, si sólo fuéramos depredadores? ¿Qué sentido tendrían si nuestra base estuviese podrida y no fuese, como es, una hecha de cosas buenas y olvidadas en pos de la violencia que nos domina en estos tiempos del odio?

- Sí. Debemos mirar todos hacia el mismo sitio. Debemos recordar quienes somos. De dónde venimos. Qué llevamos dentro.- añadió, llevándose una mano al pecho, imprimiendo cierta vehemencia en sus palabras- Las armas serán inútiles cuando llegue el final. O cuando seamos tan pocos que a penas recordemos lo que pudo significar la magnificencia del hombre. Sólo el volver a tendernos la mano y afrontar el futuro con coraje, fe y convicción, nos brindará esperanza, y nos dará quizá una nueva oportunidad. 

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31/10/2017, 14:49
Morgana Whiterocks

-¡Ja! –soltó una breve y áspera carcajada cuando William desveló el tipo de intercambio-. Ahí lo tienes. A lo mejor querían la munición para “sacarla” de las calles –ironizó.

Luego llegó la retórica ingenua de los dos jóvenes. No dudaba de que sus motivaciones y seguridad en sus palabras, pero, ¿dónde estaba la energía para materializarlas en algo real? El pensamiento de Morga era diametralmente opuesto.

-Y una mierda –respondió a Daniel, sin mosqueo alguno en la voz. Morgana era impermeable a estos discursitos tan manidos en contra del militarismo y sus consecuencias- Esos alegatos contra las armas y a favor del pacifismo tienen más años que el más viejo de los viejos de Nueva York. Y ya conocéis el resultado. Aquí estamos, disfrutando de una cerveza casera y preguntándonos de donde coño vamos a sacar leche de lactantes. ¿Por qué no enarboláis la bandera de la paz y el amor fraternal y vais al mercado a predicar? Alguien tiene que empezar, ¿no? Iros a dar una vuelta por Manhattan a ver. Puede que unos cuantos pringados se os unan. O a tu culo, Clem, o al mío,  seguro que te llevas más acólitos o como se diga con tu trasero que con tu labia. Ese puto parque de atracciones de ahí fuera está podrido. Es divertido, sí, pero apesta igual que la boca de un borracho desdentado comepollas.

Dirigió la mirada pensativa un instante a su jarra vacía, luego regresó a Daniel y Clementine.

-Hace dos mil años un tipo con barba y melenas predicó el amor incondicional a su prójimo. Su cuerpo estaba aún caliente cuando sus cabrones amigos ya estaban meándose en lo que dijo. Si es que lo dijo. Da igual. Solo entendemos con las hostias.

Su sonrisa se ensanchó, algo siniestra.

-Las leonas son depredadoras, cuidan de su prole y de su clan. Son algo más que depredadoras, en eso te doy la razón, Clem. Pero si habláis de extremos,  ¿en cuál queréis estar? ¿Putas presas? Cojonudo. Yo soy una depredadora feroz. Lo soy desde antes incluso de que tuviera conciencia de ello. “La unión nos hace fuertes” , eso es. Acompañada de lealtad, añado. Sin ese pegamento olvídate. –entrecerró los ojos-. Si alguien te pone la mano encima, Clem, acabará de abono para nuestro huerto o en el estómago de las ratas, te lo garantizo. Y eso va por ti también, Daniel, no me gustas, así son las cosas, podemos compartir un paseo y una cerveza, sin embargo no eres santo de mi devoción, te puedes ir a la mierda, pero si van a por ti, que se den por muertos. Así veo yo el mundo. Y quiero esperar lo mismo de mi gente –se encogió de hombros-. Aunque no me engaño a mí misma.

Miró también a Macbeth, con interrogación en la mirada, ¿qué opinaba él? William se iba. También a ella le gustaría un poco de movimiento, pero esta vez la charla era lo suficientemente estimulante como para mantenerse anclada a la silla. Intentó detenerlo.

-Eh, no te largues como un ratoncillo. Has enseñado bien a Chloe, deja a la chica un poco de espacio, vamos. Quédate un rato. Podemos aprender de tu experiencia en la vida.

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02/11/2017, 13:07
[McAvoy] William McAvoy

—Ah, no —respondió William, negando con la cabeza al intento de Morgana porque se quedase al debate—. Necesitaría otras diez como esas —Señaló su jarra vacía— para querer meterme en estos rollos. No, chicos. Necesito estirar las piernas y moverme. Si me quedo hablando demasiado me estanco. 

Con esas palabras empezó a caminar hacia la salida, pero antes de abandonar el bar por la puerta que llevaba al interior del instituto hizo un gesto llevando dos dedos a su frente en dirección a la mesa que abandonaba.

Nos vemos luego. Tened cuidado con los licores de Macbeth.

Y se marchó.

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02/11/2017, 13:07
[McAvoy] Macbeth

A Macbeth se le escapó una breve risa con el comentario de Clementine y luego negó despacio con la cabeza, dedicando a la joven una mirada cómplice que parecía parte de alguna broma privada entre los dos. 

—Efectivamente —asintió—, pero la Sangre Lunar no puede beberse de día, mi querida niña. Como bien sabes, por otra parte. 

Su mejilla se tensó con la sonrisa que curvó sus labios por un instante antes de que su mirada viajase hacia Daniel y su rostro recuperase la neutralidad.

—El fin de la humanidad... Tal vez. O quizá su renacimiento, como asegura Clem —le dijo, al tiempo que hacía un leve ademán hacia la susodicha—. Lo que está claro es que estamos al borde del fin de una Era, caminando por el desfiladero intentando mantener el equilibrio y no caer. ¿Qué vendrá cuando comience la Era de Acuario? —Se encogió levemente de hombros—. Hay teorías al respecto. 

Hizo una pausa en la que aprovechó para beber un sorbo de su jarra mientras su mirada viajaba de uno a otro de los tres visitantes y finalmente frunció el ceño mientras sus dedos acariciaban su mejilla, repasando su vieja cicatriz.

A mí me gustaría creer. Mantener esa esperanza en un mundo mejor, en un futuro mejor. Me gustaría... Pero cada día me despierto en un mundo lleno de escoria humana. Un mundo lleno de gente que se emborracha para no vivir, de gente que traiciona, que mata, que roba. Que abandona niños de pecho —añadió, alzando las cejas—. Hace veinte años también creía en la bondad del ser humano. Pero cuando me llegó la hora no puse la otra mejilla —La comisura derecha de sus labios se crispó encontrando la ironía en sus propias palabras—. Saqué las garras y peleé con violencia. Me defendí. A mí y a los míos. Y volveré a hacerlo todas las veces que haga falta mientras me pueda tener en pie.

Detuvo sus palabras y apuró su jarra antes de seguir hablando.

—Es un mundo al que no pertenezco del todo. Quizá lo que viene sea una renovación en la que los nostálgicos quedemos atrás. 

Revisó el estado de las jarras de los demás e hizo un gesto hacia las que estaban vacías.

—¿Queréis otra?

Notas de juego

Dejo esta escena abierta para que podáis continuar con la charla, pero pasa a ser escena secundaria.

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04/11/2017, 12:51
Daniel Green

Daniel asintió a la invitación de MacBeth, al tiempo que se despedía a William con un gesto de su mano.

-Sí, por favor -pidió-. Pero con una media ración me vale -parecía pensativo y es que finalmente Morgana había materializado su opinión acerca de él. Públicamente. No era algo que le hubiera agradado escuchar. Siempre lo había intuido. No era necesario ser ni demasiado listo ni demasiado perspicaz como para saber que no era santo de la devoción de la militar, pero oírlo verbalizar y en presencia de terceros, no como un asunto a resolver privadamente, lo había descolocado-. Entiendo lo que quieres decir, Morgana. De todos modos, me gustaría preguntarte por qué no te caigo bien. Obviamente, no hay obligación de que por formar parte de un mismo grupo dos personas tengan que ser uña y carne. Cada uno somos de nuestro padre y de nuestra madre y hay cosas que pueden no gustar. El caso es que me gustaría saber qué es lo te molesta de mí. Si no, por mucho que quiera, lo voy a tener jodido para que llegues a confiar en mí. Y por supuesto, puedes también mandarme a la mierda y dejar las cosas como están. Pero sería una pena. Ciertas ocasiones hay que pillarlas al vuelo.