Partida Rol por web

Gwen podría haber contestado a Diana con su habitual mordacidad, pero aquella chica era tan inocente que prefirió dejarlo pasar por aquella vez.

-Dacey, Gwendolin Dacey...-le contestó escuetamente y volvió a guardar silencio.

Selena notó el frío nada más entrar en la sala. "Vaya! Que rasca!"

Cuando empezó la clase, la niña sonrió. Las clases del centauro eran las favoritas de la pequeña. Por fin un hechizo para ayudar y colaborar entre un equipo.

Una vez la gente empezó a ejecutar el hechizo, Selena se dirigió a donde estaban los Gryffindor, para fomentar el trabajo en equipo se mezcló con ellos.

-Vamos chicos! A apagar el fuego! Dijo alegre intentando animar al resto. -Extendio! Pronunció apuntando con la varita justo a la base del fuego.

Joey llegó a clase con la mano en el estómago y con cara de haberse pasado mucho con el desayuno. Sin embargo cuando llegó a la clase y notó el frio su preocupación cambió.

Escuchó al profesor y se alegró de que encendiese el fuego y se colocó junto a sus compañeros. Cuando estuvo cerca les susurró con una sonrisa mientras se llevaba la mano al estómago de nuevo.:

-No toméis brioche para desayunar. Está buenísimo y no podréis parar. Será vuestro fin,jaja.

Pero en seguida su cara cambió al ver que todo el mundo colaboraba para apagar el fuego.

-Extendio!. Gritó dirigiendo su varita hacia los maderos para colaborar con sus compañeros.

Eli suspiró al llegar a clase. Llegaba a tiempo. Mejor, solo faltaba tener otra asignatura pendiente. Además, el tema de esta clase le gustó... todo iba de apagar un incendio, y de trabajar en equipo. Mucho mejor que las anteriores clases de ataque en la que tenían que atacar y defenderse de otros niños.

-Vamos allá- se dijo a sí misma. Cerró unos segundos los ojos para concentrarse y miró después las llamas, a las que dirigió su varita moviéndola arriba y abajo, como si pretendiera apagarla con el viento de la varita en vez de con el propio conjuro.

-Extendio.

Eli pareció quedar contenta con el resultado, y se permitió un pequeño grito de ánimo.

-Vamos, que ésto lo apagamos entre todos.

El centauro agitó sus cascos a modo de réplica por el defraudamiento que habían tenido los chicos de aquellas dos casas. ¡Sin duda os creía chicos más aplicados! ¡Es una pena no poder daros los puntos extra por apagar la hoguera, pero no temáis! Dijo mientras o cambiaba su rostro y mostraba una sonrisa. Pensaba que os costaría menos trabajo, pero ya veréis como a medida que vayais practicando el conjuro podréis ir apagando fuegos mayores. Y aún más si trabajáis en equipo. Dijo mientras volvía a sonreír y transformaba unas cuantas hojas que había a su alrededor en un montón de tierra seca que lanzó sobre el fuego logrando así apagarlo.

En cuanto a ti, jovencito, dice mirando a Colin, mira que os traté de hacer entender que no había que sentarse en el suelo, ¿acaso no me miraste al entrar? Y como has podido ver, el conjuro no te ha salido por esa razón, así que por desobediente debo quitarte 10 puntos para tu casa. ¡Hay que prestar más atención al profesor!

En cuanto a los demás, señalar que habéis hecho un buen trabajo, y en especial Selena. Como siempre mi alumna más aventajada. ¡Si sigues así, puede que puedas dedicarte a este tipo de magia en concreto, parece que se te da muy bien! Incluso algún día podrás convertirte en un animago. ¡50 puntos para ti y 10 para el resto. Admira a Selena mientras se acerca a ella y la revuelve el pelo con un gesto de su mano. ¡Por lo demás, un muy buen trabajo! Ahora solo queda que aviséis a Nikolay y a Santana que se vengan el domingo por la mañana junto a Colin para recuperar esta clase. ¡Disfrutad del día!

Y por cierto, os recuerdo que muy probablemente los profesores de DCAM estarán esperandoos en su despacho para que les presentéis el conjuro que no habéis aprendido esta semana. ¡Mucha suerte con eso!

Concluyó mientras se largaba de allí.

- Pffff- Resoplaba Perry como un caballo. Este profesor era muy poco ortodoxo y eso molestaba sobremanera al chico. ¿Quitar puntos a Colin por semenjante tontería? Los humanos, como seres de dos patas, tendían a sentarse.

¡¡Qué abuso de autoridad!!- Definitivamente odiaba al profesor de transformaciones. Sabía que no estaba bien pero no podía evitar tener prejuicios contra las razas semihumanas.

- No te preocupes Colin, ya lo recuperaremos. - De hecho Selena ya lo había hecho, magnífica como siempre.- Tengo que recuperar DCAM, así que luego os veo u os veo allí a los que tengáis que ir también.

Marcus no pudo evitar echar una mirada de reojo a Colin, pero al menos Selena contrarestaba su error. El muchacho salió de clase tras despedirse de sus compañeros para dirigirse a la biblioteca.

Diana se acercó a Colin para tratar de animarlo, conocía lo suficiente a su amigo para saber que aquello le había disgustado.

- Adios Perry, adios Marcus- le dijo a los chicos mientras se iban-... hasta luego Gwen... - se despidió también de la pelirroja cuando vio como esta se iba sin despedirse de nadie- Colin, no te preocupes seguro que la próxima vez te sale bien- le dijo amable posándole una mano en el hombro- eres uno de los mejores magos de la escuela- después se dirigió hacia Selena- Eres genial Selena, enhorabuena, bueno chicos me alegro de veros- les dijo a los Ravenclaf para después dirigirse a sus compañeros de clase- Chicos, me voy a ir a la Sala Común, protego lo tengo aprobado, que tengáis mucha suerte- les guió un ojo a Joey, Noah y Eli- si me necesitáis ya sabéis donde estoy, hasta luego.   

Joey felicitó a sus compañeros y al resto de la clase. No habían conseguido apagarlo, pero habían colaborado perfectamente.

-Colin, no te preocupes. Un mal día lo tiene cualquiera, seguro que eres capaz de aprenderlo.

Joey comenzó a salir de clase para ir a recuperación:

-Voy a recuperar DCAM. Nos vemos luego chicos.

- Esperame Joey. - le digo alcanzándolo. Voy contigo.

Luego me vuelvo hacia Diana.

- Luego nos vemos.

Selena sonrió orgullosisima ante las palabras del centauro. "Un animago! Eso tiene que molar mucho!"

Aunque no habían logrado apagar el fuego, casi todos habían logrado hacer el hechizo. -Gracias le contestó a Diana tú tampoco lo has hecho mal.

Seguidamente se despidió del resto y también fue a recuperar DCAM.

La Clase de Transformaciones es una de las clases de primer año que se encuentra en la planta baja junto al gran comedor, la asignatura la imparte la profesora Bastet, una extraña mujer-gata.

Transformaciones consiste en cambiar las propiedades de alguna criatura, cosa o condición.

Este tipo de conjuros son muy útiles en situaciones de necesidad y muchas veces se usan en momentos de la vida cotidiana.

Asterope entró la primera en clase. Paró justo en la puerta, porque durante un segundo creyó que se había confundido: ni pupitres, ni sillas... Parecía que había salido al exterior, pues el suelo era un manto de hierba cubierto con hojas y paja. Y tuvo que mirar dos veces a la profesora para creer lo que estaba viendo... Era mitad gato. A Asterope le encantaban los gatos, pero esa imagen resultaba desconcertante. Aun así, intentó no mirarla mucho, no quería que se sintiera ofendida.

Se sentó lo más cómodamente que pudo y escuchó a la Profesora Bastet. Alohomora... Un hechizo sencillo. Miró a la caja que tenía enfrente y apuntó con la varita. ­Alohomora caja. Se abrió a la primera. Asterope, sonriendo, miró lo que había dentro.

Ludmila entro luego de Asterope. Por un instante, se paró en seco en la entrada de clases. El suelo estaba lleno de ramitas y paja y quien sabía que otras inmundicias. No pudo evitar una mueca de desagrado, al caminar por el lecho. Comenzó a andar en puntas de pie, y se ubicó al lado de su compañera, colocando su túnica por debajo de su anatomía. Comenzó a sacar sus cosas con sus manitas en alto. 

Se olvidó por un instante del asco del suelo, para observar los rasgos de su instructora. Había visto a su profesora el primer día, pero ahora podía hacerlo a una distancia menor. . Mitad gato-mitad mujer. Una mujer que impartía nada menos que una de las clases que le resultaba interesante. Indosaba un atuendo rústico y descuidado que no contrastaba para nada con el escenario del lugar...-Buscaré el momento oportuno para hablar con esta...Señora.

Como lo indicó su maestra, abrió el libro en el primer capítulo. Alohomora...pan comido. Toma su varita y con un firulete apunta el candado de una caja que tenía delante suyo. -Alohomora caja  con su voz acaramelada, tranquila. Y se abre al primer intento. Se acerca para ver el contenido de su interior.

Salí del gran comedor y justo al lado me sorprendió ver que era la clase. Entré sin más más temprano de lo normal, allí se encontraba solamente Asterope. Tomé asiento detrás suya y escuché atentamente a la mujer caragato. Era cómico ver cómo prestábamos atención a tal ser inmundo. Pensé cómo se originó este tipo de criaturas, ya que nunca antes me lo había planteado. Poco después vio que Lumidla estaba allí. Me levanté y me coloqué junto a ella, susurrándole.- Te veo rara últimamente, tu me apoyaste cuando yo estaba mal, así que me toca a mí.- Dije sonriendo. Era de las pocas personas que me caía realmente bien.- ¿Te pasa algo?.- Dije. Acto seguido me puse manos a la obra con el hechizo. Miré la caja y pensé que me quedaría con lo de su interior. Me concentre y dije más alto de lo normal.- Alohomora caja.- apuntando con mi varita a la cerradura de la caja. No había algo que me llamara más la atención que una caja con un regalo y además cerrada.- Mierda.- Dije de forma solo audible para mí y Lumidla tiré la varita contra el suelo.

Cuando llegaron a la clase, se quedaron quietas antes de entrar. Nooooo, se quejaron ambas. ¿Por qué tenía que estar al lado del Gran Comedor? Así resultaba difícil descubrir zonas secretas del palacio entre comida y clase...

Tristes al ver que llegaban tan pronto a clase, vieron a tres alumnos ya sentados. No era difícil reconocer a Ludmila entre ellos. Habían dejado en la mesa a Neil, ¿donde estarían los otros chicos Huffies? Más les valía no faltar a clase, que una cosa era no querer empezar primeros en puntos y otra muy distinta perderlos porque los chicos son tan vagos que preferían quedarse dormidos a ir a clase.

Se sorprendieron al ver a aquella criatura presidiendo la clase. Se parecía a una de las esculturas que vieron en las páginas de un libro llamado La Magia en Oriente: Egipto en profundidad. Imaginaron lo que sería reencarnarse en los cuerpos de sus gatas. Un cuerpo lustroso y ágil de un siamés con las cabezas de las niñas para poder hacer cundir el pánico en los pueblos muggles. Se rieron ante semejante imagen que compartieron entre cuchicheos.

Hola L, saludó Erzsébet a Ludmila. Hola, hola, saludó Orsolya a los otros dos niños Slytherin: una primorosa niña de semblante serio y un chico calvo que hizo que la imaginería de las crías fuera espoleada al pensar de qué color podía ser su cabello inexistente.

Como la clase ya parecía a punto de empezar, se sentaron en el suelo lamentando que aquella aula no recrease el exterior, donde el otoño ya había llegado y se podía hacer grandes pilas de hojas sobre las que lanzarse.

Abrieron sendos libros y leyeron los pasajes dedicados al hechizo. Orsolya apenas tardó nada en repasarlo, sin embargo a Erzsébet pareció costarle algo más.

Erzsébet golpeó la caja de madera que había enfrente suya con los nudillos. La cogió y la agitó para intentar adivinar qué podía haber dentro. No se sentía muy segura de ser capaz de abrirla. Así que titubeante, sacó su varita de dentro de la manga y gritó a pleno pulmón: Alohomora caja

La caja pareció asustarse con aquel grito pues el cerrojo saltó y la tapa se levantó tan rápida que casi vuelca la caja y su contenido.

¡Muy bien Erzsébet!, aplaudió Orsolya. A ver si yo puedo hacerlo...

Sacando su varita del calcetín, apuntó a su propia caja de forma tentativa. Realizó el movimiento necesario de forma probatoria antes de hacer el conjuro en condiciones: Alohomora caja

El cerrojo saltó, pero la misma Orsolya tuvo que levantar la tapa para averiguar qué escondía en sus entrañas.

Bien, O, aplaudió Erzsébet.

Jo, no me ha salido como a ti, se lamentó Orsolya. Tienes que enseñarme como has logrado que la caja se asuste.

Aunque había tardado bastante en desayunar, cómo el aula de transformaciones estaba al lado del Gran Comedor, Aiden no tuvo que correr para llegar a tiempo. Al entrar se quedó unos segundos observando a la profesora Bastet Cómo molaría ser mitad gato, seguro que es muy ágil y fuerte. Ojalá aprendamos a convertirnos en algo parecido, me lo pasaría genial corriendo por Highlands siendo medio hombre medio lobo o algo parecido.

Aún imaginando cómo sería ser mitad humano mitad animal, Aiden tomó asiento acomodandose en el cesped. Después de que la profesora explicara el conjuro, Aiden abrió el libro, sacó su varita y se preparó para realizarlo. Recordó cómo su hermano había usado este hechizo cuando fué a casa en Navidad mientras cursaba primero El muy capuyo lo usó para abrir mi armario donde guardaba mis ahorros y me los quitó. Ahora podré vengarme Con una sonrisa en la cara pensando en la venganza, Aiden dijo sin levantar mucho la voz - ¡Alohomora caja! La caja bailoteó un poco y luego se abrió. Sabía que no lo había realizado tan bien como debería, pero por lo menos lo había conseguido a la primera.