Partida Rol por web

Joey llegó a la bilbioteca. Cada vez que lo hacía quedaba fascinado de la cantidad de libros y el enorme espacio que se ditribuía entre las filas de estanterías.

Joey no era un chico que hubiese estado mucho en la biblioteca y por ello le costó un poco más encontrar la sección que buscaba.

Quiddich.

Rebuscó durante unos largos diez minutos hasta encontrar dos libros que podrían serle útiles.

Seguidamente intentó matar dos pájaros de un tiro y se acercó a la zona de criaturas mágicas. Tras cargar con los libros anteriores y escoger otros tres, el pequeño de los Stone apiló todos los libros e intentó acercarse a una de las mesas para comenzar su búsqueda, con tan mala suerte que chocó contra algo o alguien y dos libros se fueron al suelo con el consiguiente estrépito. 

Rojo de vergüenza miró de un lado a otro y se agachó a recoger los libros rápidamente. Alguna hoja había quedado doblada del golpe. Joey se aproximó a la mesa más cercana e intentó alisar las hojas con las manos con poco éxito.

Tras los cinco o diez minutos de vergüenza absoluta, todo concluyó y Joey se sentó a la mesa dispuesto a ampliar sus trabajos de criaturas del agua y Quiddich.

Viernes por la mañana, la semana empezaba a dar sus últimos coleteos. Booky andaba apostando consigo mismo sobre lo que pasaría el domingo. Hasta ahora, cada uno de los domingos había sido distinto: en unos la biblioteca se había llenado, en otros, ni un alma había traspasado el umbral a la sala del saber y en el tercero solo había habido un pequeño goteo de alumnos sedientos de conocimiento. Domingo, el día del descanso, de dormir, de las recuperaciones... No era un día de clase, pero muchos tenían planes, incluso los alumnos más mayores se iban a pasar la jornada entera a Hogsmeade. ¿Qué pasaría esta vez?

El elfo libréstico estaba apuntando en un pergamino unos números y unas letras difíciles de entender salvo para él. Si se pudiera comprender, se sabría que se trataba un recuento de votos de los libros más echados pa'lante que habían decidido participar en la apuesta del bibliotecario.

Como siempre, el feliz elfo levantaría la cabeza cuando algún estudiante entrase en la biublioteca y sonreiría con una gran dentadura que parecería más bien los dientes postizos de un gigante colocados en la redonda cara del ser. Tanta alegría era difícil de superar o igualar.

Desde la charla del director hacía unas semanas, a la entrada de la biblioteca colgaba un cartel que rezaba: Prohibido el acceso a animales. Booky no estaba del todo a favor de aquella regla, pero sí que era cierto que algunas criaturas parecían tenerlo miedo a los libros y por ello trataban de atacarlos. Aunque también había humanos iguales, dispuestos a tratar de garabatear sobre ellos o malherirlos. Desde la inauguración de la biblioteca, el recinto había sido conocido como el cuadrángulo de los tomos, donde muchos de los animales que entraba, no salían... Seguramente devorados por los libros monstruosos y otras especies autóctonas de pulpa de celulosa, pergaminos o tablillas de piedra o madera.

A Gabi le dio curiosidad aquello que había dicho Ithan:

-¿Qué cosa?- Preguntó intrigada. Entonces llegó Kendra, a quien saludó efusivamente.

-¡Hola Kendra!- Con una sonrisa. Le extrañó un poco su atuendo pero entendía que a otros niños como Ithan les gustaba cambiarse el uniforme dentro del colegio, así que no hizo comentario alguno.

Una vez hechos los respectivos saludos echaron a andar hacia la biblioteca. Nada más entrar, Gabriela se dirigió hacia el elfo que parecía estar encargado del lugar.

-¡Buenos días señor elfo!- Saludó en un tono quizás más alto del que le habria gustado, su voz contrastó por un momento con el silencio de la biblioteca, así que acomodó el tono en la siguiente pregunta: -¿Podría indicarnos cuál es la sección de Cuidado de Criaturas Mágicas?-

Apenas terminó de hablar escuchó un ruido brusco tras ella, volteándose en seguida para conocer la causa, vio que Joey estaba en el suelo con algunos libros desparramados a su alrededor. Se acercó al chico, quien ya se había levantado para decirle:

-Joey ¿Estás bien?- Se agachó a recoger uno de los libros que era de quidditch para entregárselo mientras esperaba su respuesta.
 

Joey levantó la mirada hacia Gabi cuando se acercó a él:

-Si...si...si...claro. Dijo todo ruborizado por lo patoso que había estado. Es que...no veía bien por dónde iba...esto...la pila de libros no me dejaba ver. Y era cierto, sólo que el estrépito había sido tan grande que le avergonzaba haber llamado la atención.

Cuando Gabi le entregó los libros que habían caído ,el muchacho se lo agradeció:

-Muchas gracias, guapetona.

Preocupándose por las tareas de los de primero preguntó:

-Os ha tocado CCM ¿verdad? ¿Sobre qué tenéis que buscar? Quizá mi trabajo del año pasado pueda serviros. Dijo para ayudar a la muchacha. Creo que vimos el ciempies, los hobres lobo,y...se llevó la mano al mentón para pensar, pero no recordaba nada más,...y creo que ya.

Justo a la entrada de la biblioteca, poco después de traspasar el umbral, se encuentra a un lado la mesa del bibliotecario. Sobre una alta banqueta se encuentra sentado el elfo libréstico que domina toda aquella extensión de saber. Una plaquita en cobre contiene grabada una inscripción que reza: Bibliotecario Booky

Buenos días, señorita niña, contestó a la pequeña usando la misma fórmula de saludo. Sabía el nombre de la chica, pero siempre era correcto contestar de la forma a la que se dirigían a ti.

Indicó a Gabriela las distintas zonas que tenían algo que ver con criaturas mágicas y como llegar a ellas, entre las cuales estaban: zoología mágica, evolución de magia en criaturas y otras variantes más. La biblioteca era tan grande que podía permitirse secciones independientes para tan solo una docena de libros. Se podía encontrar uno con una estantería con hasta cien materias distintas.

Sara apareció por la puerta de la biblioteca y, rápidamente, levantó los hombros (como tenía costumbre todo el mundo cuando empezaba a llover) y caminó de puntillas. No saludó al bibliotecario con la voz, si no con la mano, intentando hacer el menor ruido posible.

Sabía dónde tenía que buscar, ya lo había hecho el año pasado. Paseó en silencio por la sección de criaturas mágica, buscando a la gente del agua. Cogió varios libros que pensó que podían ser interesantes y, deseando que no tuvieran imágenes, pues la de la sirena todavía le daba un poco de miedo, se puso a escribir la redacción.

Arnold alzo una ceja mientras esperaban, tirandose de un mechón de pelo, distraído, rizándolo con el dedo. Cuando vio llegar a aquella chica, con vestido, sin uniforme, la miro, de arriba abajo, extrañado. La había conocido al coincidir en alguna clase, aunque siendo sinceros, sabia que se llamaba Kendra y poco mas, y lo que sabia acababa de confirmarlo Gabi al saludarla por su nombre.

Miró un momento a Ithan, extrañado, antes de volverse hacia Kendra. –Hola.- Dijo sin mas, con una pequeña sonrisa, lo cierto era que aquello lo había pillado desprevenido, siendo sincero consigo mismo, no sabia porque estaba Kendra allí, ni porque la habían estado esperando.

Cuando empezaron a entrar en la biblioteca, se aseguro de que Ithan quedara junto a el, un poco apartado de las chicas. –eh, tío, y esta que hace con nosotros?...- Pregunto en un susurro, pasando un brazo por el cuello de Ithan, asegurándose que podrid escucharle, mientras Gabi saludaba al elfo de forma efusiva y Joey caia con los libros, lo que ayudo a disimular el susurro

Gabi respondió al chico,quitándole peso al asunto:

-No hay de qué.- Entonces Joey ofreció su ayuda con los deberes de los niños. -Sí, es la del ciempiés.- Contestó emocionada. -Ya el señor Booky nos señaló las secciones de las criaturas mágicas.- Dijo mirando al elfo por un momento, recordando haberle agradecido por su ayuda justo antes de ir a auxiliar a Joey.

-Si quieres me prestas tus apuntes a la hora de la cena.- Acordó la niña, contenta por tener una guía para hacer su tarea. Aunque en un principio no le había parecido compleja.

- He tenido una idea para el conjuro... - Se interrumpió allí, girado como estaba hacia sus compañeros, cuando ambos se interrumpieron y miraron a la espalda del Rubio. Aquel silencio que se hizo durante unos segundos, fue lo que le hizo sospechar y darse la vuelta, descubriendo a Kendra entrando en el vestibulo.

A decir verdad, no se la esperaba así. Según se acercaba al grupo, Ithan siguió en silencio -algo raro en él- mirando a la chica según se le acercaba. No le pasó desapercibido ninguno de los detalles, como era el vestido que llevaba o que aun llevara la palestina anudada al bolso. Él vestía el uniforme del colegio, no había pensado en cambiarse. Tampoco le habría dado tiempo. 

- De haberlo sabido me habría cambiado - Murmuró a sus compañeros, mirando de reojo a Arnold, antes de volver a mirar hacia Kendra. Le dedicó una amplia sonrisa, dando un par de pasos hacia ella para recibirla. - Hola Kendra. - Hizo una pausa, mirandola. - Estas muy guapa. - soltó y se quedo en silencio unos segundos. - Bueno, estabamos esperandote, vamos dentro. - Le dijo, entrando en la biblioteca ahora con los demás.

Ithan entró en la biblioteca junto a Arnold, Gabi y Kendra. Gabi se desmarcó del grupo mientras Arnold le susurraba algo al oido, preguntandole algo. Ithan lo miró, y acto seguido miró a su alrededor, comprobando que no había nadie para poner la oreja y le susurró algo más al oido de Arnold, soltandolo y asintiendo con la cabeza.

Aquello retraso el caminar desde la puerta hasta el lugar ocupado por el elfo doméstico lo suficiente como para que Gabi preguntara algo y se acercara hasta Joey. No comprendió por que no seguía con el grupo, tampoco le dio más importancia. Se pasó ante Booky, quitandose la mochila y rebuscando algo en esta hasta sacar un libro. Robinson Crusoe. - Buenos días Señor Booky. Aquí esta el libro que le pedí la semana pasada. - Susurró sin alzar la voz, dejando el libro sobre el mostrador. Ithan había tratado el libro como cualquier otro, y eso quería decir que había sido de forma impecable.

- Muchas gracias. Venimos de la clase de Criaturas Mágicas y nos han pedido hacer un trabajo sobre Ciempiés monstruosos... ¿Sabe de algun libro en concreto que hable sobre ellos? - Él fue más concreto, preguntando por el libro en cuestión. Esperando al elfo, mientras guardaba el libro que le había entregado y tras lanzarle la pregunta, Ithan miró a su alrededor, viendo ahora a Gabi con Joey. Saludó a este último, levantando el dedo pulgar y guiñandole el ojo con una media sonrisa, de buen humor.

Kendra se detuvo ante Ithan, manteniéndole la mirada unos segundos, en silencio. Escuchó las voces de Gabi y de Arnold saludándola de fondo pero, sin embargo, durante unos segundos parecieron lejanos. Muy lejanos. Sonrió al Gryffindor, sin saber muy bien si aquel silencio era algo bueno o algo malo. Sin embargo, cuando habló, le quedó más que claro que se trataba de lo primero- Hola Ithan... Espero no haberme retrasado mucho... Fui a... -dijo, señalándose la ropa, con una media sonrisilla- Gracias. Me alegro de que te guste. - añadio, notando como el calor subía a sus mejillas, a medida que se sonrojaba por el cumplido del chico.

Aun mantuvo aquella mirada unos segundos más, asintiendo, cuando le indicó que fueran dentro. Fue entonces cuando se volvió hacia Gabi, dedicándole una sonrisa, amable, como de costumbre- Hola Gabi. Ultimamente te veo por todos lados. ¿Que tal? - le dijo, alegremente, para después girarse hacia Arnold. En realidad, que ella recordara, creia no haber hablado nunca con él, aunque Ithan si que le habia hablado del chico en más de una ocasion. En cualquier caso, le dedicó también una sonrisa, antes de presentarse- Hola, yo soy Kendra. Tu eres Arnold, verdad? Encantada de conocerte. - añadio, dispuesta a entrar con ellos en la biblioteca.

Sin embargo, el cartel que vio en la entrada la hizo retrasarse apenas unos segundos, los que Gabi tardó en entrar en primer lugar y Arnold en engancharse de Ithan. Metió la mano en la bolsa, cogiendo a Sócrates entre sus manos, acariciándole la cabecilla: Busca a Albo... Luego vamos a por vosotros... - le susurró, con una sonrisilla, antes de dejarlo en el suelo. Estaba segura de que sabría a dónde ir y de que luego no tendrían problemas para encontrarlos.

Y entonces cerro su bolsa, apresurándose a entrar en la biblioteca, justo detras de los demás.

Kendra entró a la biblioteca junto con Ithan, Arnold y Gabi. La chica de Gryffindor se despegó inmediatamente de ellos para irse con Joey y Arnold parecia estar diciéndole algo a Ithan, momento que Kendra aprovechó para unirse a ellos de nuevo, tras haberse detenido un instante a dejar fuera a su mascota.

-Buenos días, señor Booky. ¿Qué tal? - le preguntó, cayendo en la cuenta de que era la primera vez en su vida que preguntaba cómo estaba a un elfo doméstico. Y entonces, esperó pacientemente a que Ithan devolviera el libro y preguntara por el libro de clase, aguardando su turno para hablar. Y fue sólo cuando terminó cuando Kendra se aproximó más al elfo, inlcinándose hacia él para preguntar- Disculpe, yo quería hacer otra consulta... El otro día una amiga estuvo hablando de un libro sobre invenciones muggle... ¿Sabe usted cuál es o si podria encontrar una copia por aqui? - preguntó, pensando que, de ser asi, quizás después podria echarle un vistazo con Ithan.

Y esperó, paciente, a que  Booky le contestara, antes de ir junto al resto a buscar más información sobre el ciempiés monstruoso.

Se estaba documentando sobre el trabajo de los ciempiés cuando el chico de segundo  dijo que ellos ya habían hecho uno el día anterior. Y ofrecía su ayuda. Matthew, que no era el mayor fan de la literatura académica intentó sonsacarle algo al chico que se hacía llamar Joey.

-Pues parece que los trabajos se repiten, porque también va de los ciempiés. Si quieres ayudarnos por mí bien.

No miró a Booky, temiendo que éste desaprobara su forma de hacer el trabajo... pero si le resultaba más fácil o de ayuda Matt no iba a decir que no.

Buenos días, señor Ithan, contestó Booky, sonriendo con los belfos pegados, haciendo así que la comisura de los labios se elevaran tanto que sus orejas parecieran moverse.

Cogió el libro que el chico le tendía. Se lo puso al oído, como si el volumen pareciera estar narrándole todos los secretos. ¿Así que Leg Magiem, eh?, murmuró. Achicó los ojos mirando a Ithan, pero al rato volvió a sonreír. Bajó el libro, sacó la cartilla que tenía en la contraportada y la selló. También garabateo la fecha de devolución y el estado del libro en el gran tomo que mantenía siempre abierto sobre su mesa.

¿Algún libro en concreto, eh?, empezó a pensar, cuando cayó en la cuenta que sería mejor no decírselo. El elfo rio lo que pareció ser con una mezcla de ruido de agua cristalina cayendo por una pequeña cascada y de pies pisando hojas secas. Puedo indicarte por donde buscar, pero es vuestro trabajo encontrar el libro adecuado, sonrió. Le dijo las mismas zonas que anteriormente le había dicho a Gabriela para que buscase.

Buenos días, señorita Kendra, devolvió así el saludo a la chica. Muy bien, estoy rodeado de libros, contestó sonriendo ampliamente. Si llevara pendientes, seguramente acabaría oxidándolos.

¿Así que libros sobre invenciones muggle, verdad?, preguntó golpeándose la nariz. Ya más para sí que para los críos siguió diciendo: la idea sería que fueran inventos muggle vistos de la óptica mágica. Como por ejemplo por qué los magos temen viajar en coches cuando volar en escoba es mucho más peligroso...

Ya sé, aplaudió una vez con las manos, de forma silenciosa, si es que eso era posible. ¿No hablarás de Creaciones muggles para superar la carencia de magia, verdad? Es un libro interesante sí. Booky indicó a la chica como llegar a la sección y la estantería correspondiente.

En cuanto escuchó al elfo susurrarle al libro, Ithan se giró para observar que hacia llamado por la curiosidad. Frunció el ceño al escuchar susurrar al elfo, aunque solo entendió las palabras usadas para el conjuro de adivinación. Leg Magiem. Él no había sido el autor del conjuro. Esperaba que el libro también se lo hubiera dicho, y que no olvidará decirle que lo había cuidado como si fuera suyo. Chivato. Pensó, entre cerrando los ojos durante unos instantes.

Pero bueno, el libro estaba bajo su responsabilidad. Así que esperó al elfo, hasta que este acabó por sonreir. Ithan acabó por lanzar un pequeño suspiro aliviado, y devolviendole la sonrisa al elfo. Esperó hasta que anotó las cosas en el libro, y le dijo que debía ser el quien buscara el libro.

- Muchas gracias - contestó en cuanto le indicó donde estaban los libros. Y estaba a punto de indicarle a Kendra y Arnold de marchar hacia las estanterias, cuando Kendr preguntó por aquel libro.

Es verdad, el libro de Asterope.

Así que se paró en seco, esperando a que Kendra y el elfo terminaran de hablar y de indicarle donde estaban las cosas, para ir a por los libros que buscaban.

- Hasta ahora, Señor Booky. - Dijo Ithan, mientras comenzaba a caminar por los pasillos de la enorme biblioteca. - Es aquí donde ha dicho, así que comencemos a buscar... -

Kendra esbozó una enorme sonrisa cuando escuchó aquel nombre de labios del elfo.- ¡Ese, ese es! -dijo, asintiendo, con aire ilusionado. Y, cuando Booky termino de explicarles dónde encontrar sus libros, Kendra volvió a sonreirle, con aire amable- Muchisimas gracias, señor Booky. Ha sido muy amable. -dijo, siguiendo entonces a Ithan y a Arnold al interior de la biblioteca, comenzando a buscar en las secciones que el elfo les había indicado- Así podemos echarle un vistazo luego si quieres, cuando vayamos a dibujar... - le susurró a Ithan, con una sonrisa, mientras peinaba los estantes en busca del libro en cuestion, antes de buscar el de Criaturas Mágicas.

-Por cierto... ¿Quien os a dado a vosotros Criaturas Mágicas? A nosotros fue un centauro... Ha sido una pasada... - dijo, a los dos chicos Gryffindor, antes de acabar por fruncir el ceño- Aunque el ciempies monstruoso es casi tan asqueroso como ver a Anthony desayunar...- añadio, riendo ella sola por un chiste que ninguno de los dos pillaria sin la pertinente explicacion, pero que podrían deducir fácilmente.

Arnold abrió los ojos de par en par cuando Ithan le susurro su respuesta. Por un momento, se quedo atónito, pero luego volvió a la realidad, dando un par de tirones de una de las correas de su mochila, escuchando la conversación de sus compañeros con el elfo, cuando finalizo, el también añadió –Gracias, señor Booky- Dijo, antes de volverse hacia la dirección que había señalado el elfo y empezar a caminar hacia allí.

Al llegar a las estanterías, asintió con la cabeza a lo dicho por Ithan y Kendra, mirando a esta ultima de reojo. –Ciempies monstruoso?...argh, tiene pinta de ser un bicho muy grande, no se si me gustaría.- Dijo, arrugando la nariz, en un gesto de asco, antes de seguir.- yo…es que me perdí la clase de hoy, me quede dormido.- Admitió, mientras dejaba la mochila en una mesa del pasillo y empezaba a buscar el también.

–Veamos…criaturas mágicas, criaturas mágicas…-empezó a murmurar, mientras pasaba un dedo por el lomo de los libros, buscando el adecuado, hasta que empezó a darle la risa floja, lo que le hizo lanzarle alguna mirada a Ithan, aunque logro contenterse, al encontrar el libro, sacándolo del estante. –Criaturas mágicas…creo que es este…-Dijo, abriendo el tomo y pasando algunas paginas, buscando el ciempiés en cuestión.

-Pues a la hora de la cena los tienes. Si se me olvida me lo recuerdas, que dice mi padre que tengo una memoria peor que la de los peces. Se encogió de hombros. Nunca supe que significa, pues que yo sepa ningún animal tiene mucha memoria, pero quizá la de los peces sea la peor,jeje.

Entonces se acercó un muchacho que Joey no conocía de nada y tras su pregunta miró a Gabi por si ella le conocía. Le pareció bastante aprovechado que sin conocerle le dijese que él no se oponía a que se le ayudase, pero intentó ser diplomático:

-Sólo tengo un trabajo y se los he prometido a esta preciosidad. Para ser un Hufflepuff eres un poco vago,jaja. Lo siento,.... quedó unos segundos esperando por si aquel muchacho se presentaba. La verdad que le había salido sin querer aquello, pero en verdad le extrañaba.