Partida Rol por web

Asterope se levantó de la mesa y fue a dejar ese ignominioso libro a su lugar. Mejor dicho: Lo dejó donde estaba; porque su lugar habría sido la sección de comedia absurda infantil. Ya no podía ponerse a investigar más sobre el tema, se le estaba haciendo tarde.

No obstante, sí que podía buscar algún libro interesante para leer por las noches. Hoy le apetecía coger algo ligero, algo de ficción. Una novela de Willipin el Leprechaun, por ejemplo, uno de los detectives más famosos de Gran Bretaña y que ayuda al Departamento de Aplicación de la Ley Mágica cuando estos son incapaces de resolver un caso. Su autora, Olivia Finch-Fletchley, había ganado varios premios nacionales e internacionales de asociaciones literarias de magos por sus historias, llenas de descripciones precisas, misterios cautivadores y personajes tan reales. A Asterope le encantaban.

Así que se dirigió a sus amigas, que estaban enfrascadas en sus respetivos trabajos y les dijo: -Si no queréis perder el tiempo, un consejo: No cojáis la "Enciclopedia de animales sin esqueleto interno". Un insulto a la inteligencia, en serio- Suspiró al tiempo que hacía un gesto reprobatorio con la cabeza-. Parece que vosotras habéis tenido más suerte eligiendo libro -dijo mirando por encima los textos de sus compañeras-. Voy a buscar algo para sacar y me marcho, ¿vale? He quedado ahora con Linc en el lago –Y aún no había tenido tiempo de pensar qué iba a decirle-. A ver si le hago entrar en razón. Ya os contaré qué tal.

Se perdió entonces entre las estanterías hasta que llegó a la sección de ficción. Buscó a su autora favorita de novelas y encontró una que no había leído nunca: "El caso del núcleo de pelo de unicornio". En la parte inferior de la portada decía: "Ganadora del premio Planeta Wicca de 2027". Así que la cogió sin pensárselo dos veces.

Volvió a pasar por la mesa y recogió sus cosas-. Hasta luego, chicas. Nos vemos más tarde. Que os vaya bien el trabajo-. Y se dirigió al mostrador de Booky para sellar el volumen que tenía entre sus manos.

-Don Booky, quería sacar este libro, por favor-. Le dijo al elfo de sonrisa perpetua. Una vez se lo selló, se despidió del bibliotecario y se marchó rauda hacia el exterior.

En un lento goteo, la biblioteca empezó a llenarse de alumnos de todos los cursos. Algunos pasando de Booky, somo si fuera un simple objeto decorativo más junto a los cuadros que colgaban entre estanterías y al final de los pasillos. Y otros entablando pequeña conversación con él o pidiéndole ayuda. Despidió a la Ravenclaw con una sonrisa, que se marchó tal como había venido, en silencio.

Buenos días, Doña Asterope, saludó a la pequeña con una gran sonrisa, cuando entró liderando a otras dos niñas. Una de esas pequeñas fue quien se plantó enfrente suya. Sonrió ampliamente a Ludmila y devolvió su saludo: Buenos días

Hay muchos muy buenos, no puedo recomendarte ninguno en especial, contestó a la niña. Pero puedes encontrar esa temática en la sección de Cladística Mágica, la indicó como llegar hasta ella. Espero que encuentres lo que busques. Por supuesto que Booky sabía el libro perfecto para que resolvieran el trabajo de CCM con la máxima nota, pero era labor de los alumnos encontrarlo.

Buenos días, Kendra, saludó finalmente a la tercera en discordia del grupo culebrilla. Si los alumnos usaban fórmulas para saludarle, él las devolvía de igual valor. Espero que lo hayas encontrado interesante, sonrió, tomando el libro sobre inventos muggle. Selló la cartilla de su contraportada y garabateó algo en el libro de registro. Tras acabar todo ello, el libro devuelto se elevó en el aire y aleteando sus páginas volvió hasta su hueco en el estante que lo había albergado durante estos últimos años.

Buenos días, Daphne, sonrió a una de las chiquillas que parecía haber llegado con algo de prisas.

Cuando Asterope volvió a la mesa con intención de marcharse, Booky alargó sus huesudas manos para recibir la novela. Sin perder aquella perenne sonrisa, selló la cartilla de la contraportada y escribió con trazos picudos el nombre de la niña, el título del libro y la fecha en su volumen de registro. Un nuevo libro era adoptado durante 8 días. Booky se sentía tan feliz como un muggle en un albergue de animales abandonados cada vez que alguien llegaba decidido a aumentar su núcleo familiar. Disfruta del libro, Doña Asterope. Verás que en esta novela, Willipin tiene problemas en el nuevo misterio, despidió a la niña.

-Bueno, pues vayamos a por ese trabajo de la snitch dorada -comentó el chico mientras comenzaba a caminar por la biblioteca.

Lo primero que hizo fue buscar una mesa de las pequeñas que solían estar cerca de los ventanales, que tenían más luz y así podrían trabajar mejor- ¿te parece este sitio bien? ¿o buscamos otro?

Ludmila decidió dividr la información sobre el ciempiés montruoso: 1) Anatomía y fisiología 2) Distribución geográfica y hábitat natural 3) Comportamiento natural 4) El cuidado de aquellos artrópodos 5) Propiedades mágicas y usos en la magia moderna. Había sacado información interesante sobre este último punto, el más controvertido de todos. El volumen era relativamente moderno, lo que hacía que la información sea más innovadora que la información básica conocida por todos. Cuando terminó de chequear lo que había escrito, vio que Kendra todavía se hallaba enfrascada en su lectura y Asterope se había marchado unos momentos antes.

-He terminado Kendra, nos vemos luego...mientras recogía sus cosas de la mesa y devolvía el libro, que aleteaba hasta colocarse en su sitio correspondiente.

Todavía quedaba algo de tiempo antes del almuerzo y decidió pasar antes por la sala común. Vio a Amon con la chica de Hufflepuff y los saludó educada con un movimiento de cabeza. -Adios bibliotecario, y gracias por la información. dijo la rubia correcta.

Adiós niña, sonrió el bibliotecario a Ludmila cuando la blonda salió. Qué correcta es esta chica, decidió.

-Éste es perfecto, no tendremos que forzar la vista- dijo la niña dejando la mochilita sobre la silla en la que se iba a sentar, aguardando a Amon para marchar a buscar un libro sobre la historia del quidditch.

-Vale, pues entonces busquemos información sobre la snitch dorada -dejó la mochila en la silla que iba a ocupar y se fue a buscar dos o tres libros que les pudieran servir para esa asignatura. En la tarde buscaría información para Conocimientos Mágicos.

Por su parte, Daphne cubrió la sección sobre libros de historia, buscando en varios libros referencias al quidditch y al ilustre mago que había tenido la feliz idea de usar un pobre pájaro dorado como pelota en un deporte.

Tras devolver el libro y despedir a sus compañeras, Kendra aún estuvo trabajando un rato más en su trabajo sobre el ciempiés monstruoso, además de terminar de poner algún que otro detalle a aquellos pergaminos que habia escrito por la mañana, antes del desayuno.

Miró entonces hacia el exterior. Se le habia hecho tarde.

Rápidamente, recogió sus cosas, y se dirigió hacia la entrada.

-Hasta otra, señor Booky. Seguro que vuelvo a por más libros como ese. - le dijo, haciendo referencia al libro que se habia llevado la ultima vez. En esta ocasión no tenia tiempo de pararse a buscar más libros. Ya iba lo suficientemente tarde.

Asi pues, sin más dilacion, salio de alli, en direccion al Campo de Quidditch.

Dejó la pluma en el tintero y apoyó la frente en la mesa.

-No puedo más- reconoció suspirando-¿pausa para comer? Luego tengo clase- miró a Amon mientras empezaba a limpiar la pluma y cerrando el tintero.

-Bufff, me parece bien -dijo el chico mientras empezaba a recoger las cosas y a limpiar los plumines- yo estaré aquí durante la clase de la tarde, así que si quieres quedamos en esta misma mesa.

Con cuidado de no arrugar la redacción y, habiéndose asegurado de que la tinta estaba seca, Daphne la guardó en su mochilita y se la colgó al hombro.

-¿vas a seguir con la redacción? Uh que cruel, sacarás mejor puntuación que yo con... el profesor Krum- suspiró llena de admiración-Vamos a comer que a este paso no voy a crecer nunca.

-Tengo que hacer una para Conocimientos Mágicos, así que haré esa -dijo terminando de recoger todo y dirigiéndose a la salida- sí, vayamos a comer que tengo bastante hambre -dijo llevándose una mano a la tripa con gesto dramático.

Amon entró de nuevo en la biblioteca y se sentó en la misma mesa que estaba antes con Daphne, para buscar información para su trabajo.

Realmente a Booky no le importaba quien entrara en la biblioteca. Quizás era un alumno que llevaba yendo cada día desde el principio de curso o puede que un estudiante que tras más de un mes al fin descubre que existe un lugar del conocimiento al que se puede llegar subiendo hasta la tercera planta. De igual forma, a todos los recibía de la misma forma, como si de hijos pródigos de trataran y por ello siempre les dedicaba la sonrisa con más brillo de todo su repertorio. Se le abría la boca tanto que parecía una sandía cortada por la mitad, e incluso sus ojos saltones se le achicaban. Era tan radiante que las murmuraciones de que Booky guardaba una petaca a la que pegaba sorbos de vez en cuando y que nunca se agotaba, se hacían cada vez más persistentes. Pero lejos de todo rumor, la verdad era que Booky era un elfo libréstico feliz y si la felicidad pudiese rezumar de sus oídos, sus narinas y todos los poros de su piel, quizás estaríamos hablando de un Hogwarts relleno de felicidad élfica.

Sentado sobre una alta banqueta, tras una mesa cerca de la entrada a la biblioteca, Booky estaba leyendo un libro que trataba sobre la filogenia de las criaturas mágicas orientales. Cada vez que algún estudiante entraba, le dedicaba su perenne sonrisa y volvía a su libro, hasta que algún alumno necesitase de sus conocimientos.

Vaya, otro elfo doméstico... Aunque éste parece verdaderamente feliz. Se ve que disfruta de la lectura. Quizás este no tenga tan mala suerte como otros de sus congéneres...

Me acerco hacia él con cuidado de no hacer ruido y le hablo en voz baja.

—Buenas tardes... disculpe. Estoy buscando libros sobre criaturas mágicas, específicamente sobre el ciempiés monstruoso...

Al final resulta que hemos hecho el mismo camino que Perry y su amigo, aunque también coincidimos con un tejón de primero y un chico que, si no me equivoco, es de Slytherin.

Camino silenciosamente tras William y me sitúo a su lado asintiendo con ua sonrisa hacia el elfo que parece tener el cargo de bibliotecario, según he oído se trata de un elfo libre, lo cual me alegra bastante.

Hola, William, saludó el elfo con la sonrisa más grande que se rostro mientras bajaba el libro. No era de extrañar que le conociera, Booky se conocía a todos los residentes de Hogwarts aunque no les hubiera visto.

Entonces indicó a William las distintas zonas que tenían algo que ver con criaturas mágicas y como llegar a ellas, entre las cuales estaban: zoología mágica, evolución de magia en criaturas y otras variantes más. La biblioteca era tan grande que podía permitirse secciones independientes para tan solo una docena de libros. Se podía encontrar una estantería con hasta cien materias distintas entre sus baldas.

Finalizó con una sonrisa, esperando a que el chico se marchase o siguiera preguntando.

—Eh- g- gracias... —contesto, anonadado porque se sepa mi nombre y entonces empiezo a caminar hacia donde me ha dicho.

—¿Te has fijado? Sabe mi nombre... ¿De dónde lo habrá sacado?

Con idéntico gesto sorprendido que William por el hecho de que el elfo conociese su nombre, me pregunto hasta qué secretos llegará a conocer el elfo.

— Muchas gracias— le digo antes de seguir a mi amigo, mis pasos son más lentos que los suyos y se nota que me cuest ama´s esfuerzo el hecho de caminar.

— La verdad es que es sorprendente, quizás se haya estudiando el registro de alumnos de Hogwarts o algo así, tendría sentido si se dedica a leer cosas— le contesto con un tono propio de una biblioteca para no despistar al resto de estudiantes.

Cuando llegamos junto a la estantería me la quedo mirando echando un ojo a los decorados lomos de algunos tomos, otros por el contrario parecen más sencillos, pero si algo he aprendido de mis búsquedas en biblitecas cuando no tenía internet es que probablemente los libros más gastados son los más interesantes, y no los que tengan un material más caro en la portada.

— ¿Empezamos a investigar a ver si sacamos algo en claro?