Partida Rol por web

El Patrón pensando en que los gafes eran ellos, y ya que a toda la buena gente que se acercaba y les intentaban ayudar les pasaba una gran cantidad de desdichas y catástrofes, intentó algo absurdo pero que quizás les diera alguna pista... preguntar a la tripulación:

Discúlpenme, pero alguien podría explicarme por qué es tan importante ese azucarero? Y las coordenadas del hotel? 

Realmente esperaba que no le pásese nada a aquella buena gente, pero visto lo visto, los malditos asesinos que aun estaban entre nosotros y el Conde, acabarían por liarla...

Cuando la escotilla se abrió, Reginald la miró sorprendido. En ningún caso se hubiera esperado que finalmente alguno de ellos diera con la contraseña adecuada. De hecho, no era consciente de quién de entre sus compañeros había acertado con ella, pero sea como fuera, entró tras el resto.

Durante su descenso fue por allí, siguiendo las instrucciones de la voz (en donde ir "por allí" era relativamente fácil ya que sólo había una vía de avance posible). Tuvo cuidado con la escalera, cerró la puerta, no corrió, se tomó su tiempo, no se dejó engañar, tuvo cuidado con sus pasos, no se tropezó, no hizo ruido, no tuvo miedo, no miró hacia abajo, no miró hacia dónde iba, no llevó líquidos inflamables, no hubo ojos atrás, ni ninguna lengua en el ojo, ni ningún ojo fuera de control. Ni el ojo.

Mantuvo los ojos bien abiertos (procurando que edtuviesen libres de lenguas ni mirar abajo o hacia donde iba), eso supuso un problema cuando la voz le mandó mirar hacia abajo, problema que resolvió mirando hacia abajo con su ojo vago, ya que con eso podía considerarse que cumplía ambas. Para la tranquilidad de Reginald, su problema duró poco, porque acto seguido tuvo que mirar arriba y lo hizo aliviado. Tuvo cuidado con los espías, tuvo cuidado de todos, cuidó, atendió, cuidó de nuevo. Se tomó un descanso, que en ese momento le pareció merecidísimo, fue, despertó, se calmó, se animó, siguió subiendo, aunque algo desconcertado porque hasta ese momento hubiera jurado que hasta entonces había estado bajando, pero, sobre todo, conservó su camisa.

Se aferró a la barandilla y a sí misno, pero cuidando de no aferrarse a su sombrero ni tampoco sus propias manos, aunque en todo ese tiempo les había cogido cariño y aun no estando aferrado a ellas sintió algo de apego. Esperó un minuto y luego un segundo, después no esperó más. Quiso detener la guerra y en ese momento se dio cuenta que no podía cumplir con aquello sin algo más de detalle puesto que no sabía qué guerra tenía que detener y cuál dejar continuar. Pasó a detener la injusticia con gran entusiasmo, archivó una orden para cumplir más adelante y dejó de molestar al hombre que hablaba.

Con esos sencillos pasos, Reginald llegó al interior del vientre de la ballena, que en este caso quería decir que llegó al fondo del submarino a una sala pequeña y oscura.

Desde ahí continuaron escuchando el relato del capitán y toda la información que les brindaba, algo caótica, pero de agradecer. Avanzaron por el submarino hasta la sala principal y de ahí a la cocina. Al llegar a esta, ya habían conocido al capitán a su ahijada y ya habían conocido a un tripulante llamado Cookie, o Phil, o ambas, y que al parecer era propiedad de la rusa rosa, o algo así que resultaba confuso para Reginald.

Estando en esas, Reginald decidió hacer lo único que podía hacer. Mientras todos hablaban y a la vista de todos entró en la cocina y comenzó a romper las cajas que encontraba. Rompió una de cereales, dos de galletas, otra más de cereales, una con frutas dentro, una de cerillas y ya se estaba intentando encargar de una caja de latas de conserva, pero como era de madera y bien construída, le estaba dando ciertos problemas.

El Patron viendo que Reginald estaba un poco mimetizado con la caotica personalidad del Capitan, y teniendo en cuenta su forma de actuar que parecía un muñeco con espasmos y que se le caia la baba... no sabia si quizas hubiera sido abducido por un alienigena con una sonda anal, cosa plausible, o si la estupidez semi-humana del susobicho habia alcanzado los niveles de desbordamiento. Viendo su manera de actuar durante el recorrido y meterse en la cocina y empezar a liarla parda como si hubiera mezclado acido clorhidrico con sulfato de cloro... entro disimuladamente, recogió una grandisima cuchara metalica y le dió en toda la cabeza, total más tonto no le iba a dejar, quizas hasta arreglase algo que ciertamente sabia que no funcionaba en la sala de maquinas del aborto de mickey.

Le dijo en un susurro: Anda gañan tira pa´fuera y deja de hacer el pendejo

Cosa que ultimamente el Patrón tenia muy encuenta, los susurros!!!

—¿Alborotados? —el capitán se paseaba por delante de ellos, con el traje a prueba de agua que crujía a cada paso—. ¿Ustedes creen que el Queequeg hizo su difícil camino por la Corriente Afligida sólo por mi capricho personal? ¿Oi? ¿Creen que correría un riesgo tan peligroso, simplemente porque no tenía otros planes para la tarde? ¿Oi? ¿Creen que fue coincidencia que ustedes se toparan con nuestro periscopio? ¿Oi? ¿Crees que este uniforme me hace ver gordo? ¿Oi? ¿Cree que los miembros de V.F.D. sólo se sentarían a girar sus pulgares, mientras que la fuente de  traición del Conde Olaf cubre la tierra al igual que una corteza cubre el relleno de un pastel? ¿Oi?

Hablaba el Capitán mientras sacaba de la Cocina del barco, tirando por las orejas, a El Patrón y a Reginald Coleson; pues a fin de cuentas, ellos no tenían pinta de ser cocineros y más cuando en vez de hacer una deliciosa comida se dedicaban a romper cajas y a susurrarse. Quizás fueran unos buenos rompedores de cajas endebles y unos buenos susurradores, pero el Queequeg necesitaba Chefs.

—¡Estábamos ahí por ustedes! —gritó el capitán—. ¡Oi! ¡Por el Azucarero! ¡Oi! ¡Por la justicia! ¡Oi! ¡Y la libertad! ¡Oi! ¡Por la oportunidad de hacer al mundo un lugar tranquilo! ¡Oi! ¡Y seguro! ¡Oi! ¡Y tenemos tiempo sólo hasta el jueves! ¡Oi! ¡Y estamos en un peligro terrible! ¡Oi! ¡Así que manos a la obra!

—Padrastro —dijo Fiona dulcemente—. ¿Por qué no pones en marcha los motores del Queequeg, y voy a mostrar los Millonarios donde están nuestros uniformes de repuesto?

—¡Yo soy el capitán! —anunció el capitán—. ¡Oi! ¡Yo voy a dar las órdenes aquí! —luego se encogió de hombros y miró hacia el techo. Los Millonarios notaron por primera vez una escalera de cuerda que corría por un costado de la pared. La cuerda llevaba hacia un pequeño estante, donde los ricos pudieron ver una gran rueda, probablemente un timón, y unas pocas palancas oxidadas e interruptores que eran bizantinos en su diseño, una frase que aquí significa “tan complicados que incluso un astronauta habría tenido problemas en hacerlos funcionar”—. Me ordeno a mí mismo subir por la escalera —continuó el capitán un poco avergonzado—, y a arrancar los motores del Queequeg — con un último—. ¡Oi! —el capitán comenzó a subir las escaleras hacia el techo, y los Millonarios se quedaron a solas con Fiona y Phil.

—Deben estar abrumados, Millonarios —dijo Phil—. Recuerdo mi primer día a bordo del Queequeg. ¡Hizo que el Aserradero de la Suerte se viera como un lugar pacífico y tranquilo!

—Phil, ¿por qué no les das a los Millonarios un poco de refresco, mientras que les encuentro algunos uniformes? — dijo Fiona.

—¿Refresco? —dijo Phil, con una mirada nerviosa al capitán, que ya estaba a la mitad de las escaleras—. Debemos guardar el refresco para ocasiones especiales.

—Esta es una ocasión especial —dijo Fiona—. Damos la bienvenida a otros 8 voluntarios más a bordo.

—Les traeré algo con lima-limón —dijo Phil—. Los marineros siempre deben asegurarse de tener suficientes cítricos en su cuerpo. Estoy muy contento de verlos, Millonarios. Ustedes saben, yo no estaría aquí si no fuera por ustedes. ¡Estaba tan horrorizado después de lo ocurrido en Paltryville que no podía permanecer en el Aserradero de la Suerte y desde entonces mi vida ha sido una gran aventura!

Los Millonarios lo observaron mientras cojeaba de vuelta a través de la puerta de la cocina, silbando una melodía alegre.

Y ahora un barquito lleno de locos, como si no hubieramos tenido ya suficientes locuras para toda una vida - pensé mientras me subía en silencio al barco. Estaba bastante cansada de que el conde Olaf y los suyos jugaran con nosotros como si fuesemos hamsters en algún tipo de experimento. Parecía bastante claro que no saldríamos de allí con vida. Si no nos mataban Olaf y los suyos, nos mataríamos entre nosotros. Mi cara reflejaba bastante bien mi cansancio y desanimo.

Muchas gracias - me limité a decir cuando Phil me dió el refresco y continué escuchando en silencio. Debía seguir pensando, a pesar de mi cansancio e intentar lograr la utopía de salir de allí con vida.
 

un poco mas repuesta de la confusión sobre cookie. cojo algo para refrescarme.

Gracias por todo lo que estais haciendo por nosotros. me dirijo al grupo. ¿Y ahora que?

Saimon había estaba callado y taciturno desde que aquel niño tan informado y catedrático en lo suyo había desaparecido y perdido la pista. Apenas le intereso aquel ojo de monstruo que resulto ser el periscopio del submarino. Apenas le intereso aquel hombre con un horrible deje y tan alocado, siguiéndole hasta el estomago de la bestia. Apenas reparo en el nuevo cocinero y viejo conocido, o en el estropicio que hizo Reginald en la cocina demostrando que un millonario no sabia de fogones. Tan solo estaba mirando la foto de su hijo quien ahora también le recordaba al niño que habían perdido.

Claro que su hijo era mas mayor, moreno, con la cara siempre triste, nariz grande y le iba el rollo  Stempunk, pero Satur asumia que cuando creciera y le llegara la edad del pavo se comportaria como el suyo. A fin de cuentas todos los críos son iguales.

Cuando se hubiera cansado de mirar la foto y la canción mas triste del mundo hubiese cesado en su cabeza, estaba listo para continuar con el resto a lo que le llego una pregunta a la cabeza.

-Patrón, ¿Puedes responderme a la pregunta que hice la pasada noche? ¿Que se supone que sabemos de Denise para no votarla? -Al parecer había metido la pata o mas bien su moneda de plata francesa. Pero si algo había hecho mal aun estaba a tiempo de corregirlo.

Pero también tenia otras cosas en mente así que aprovecho la reunión para preguntar.

-Feino cielo. -Preguntaba a Fiona, sin mucho acierto. -Porque su padrastro, snif. -Era doloroso recordar lo que había pasado en la noche-mañana. -Termina o empieza las palabras con " ¡Oi! " ¿Es algún tipo de idioma? ¿Y nos puedes contar mas sobre tu madre? -Si, al parecer el millonario estaba nostálgico de familia.

Sin embargo, tan pronto como Saimon terminó de hablar, el capitán Widdershins puso su cabeza por el hueco del techo donde se encontraba el timón y empezó a gritar asombrado.

—¡Oi! —gritó—, ¡Dios mío! ¡Santo Buddha! ¡Charles Darwin! ¡Duke Ellington! ¡Oi! ¡Fiona... apaga los motores! ¡Oi! ¡Cookie... apaga la estufa! ¡Oi! ¡Fiona... ve a comprobar que el telégrafo esté apagado! ¡Oi! ¡Millonarios... recoged las cosas de la mesa para que no rueden! ¡Oi! ¡Cálmense! ¡Dense prisa! ¡No se asusten! ¡Ayuda! ¡Oi!

—¿Qué sucede? —preguntó Phil.
—¿Qué pasa, padrastro? —preguntó Fiona.

Por primera vez, el capitán se quedó en silencio y se limitó a señalar una pantalla en una de las paredes del submarino. La pantalla, que parecía un trozo de papel milimetrado, estaba iluminada con luz verde, con una letra Q brillante en el centro.

—Es el sónar —dijo Fiona—. Podemos saber si algún otro submarino u objeto se acerca bajo el agua mediante los sonidos que emiten. La Q representa al Queequeg y...

La micóloga se quedó sin aliento, y los Millonarios vieron a donde ella señalaba. En la parte superior del panel había otro símbolo resplandeciente, que se estaba moviendo por la pantalla a una gran velocidad, una frase que aquí significa “directo hacia el Queequeg”. Fiona no dijo lo que este símbolo verde representaba, pero los Millonarios no tuvieron que preguntar. Se trataba de un ojo, mirando fijamente a los asustados voluntarios y moviendo sus pestañas largas y delgadas, que salían de todos lados.

—No hay manera de saber si es Olaf a ciencia cierta —dijo Fiona—, pero es mejor seguir las órdenes de mi padrastro. Si se trata de otro submarino, entonces tiene un detector de  sónar también. Si el Queequeg es absolutamente silencioso, ellos no tendrán ni la menor idea de que estamos aquí.

—¡Oi! —dijo el capitán—. ¡Démonos prisa! ¡Aquel que dude está perdido!

Nadie se molestó en añadir “o Aquella” a la filosofía personal del capitán, en lugar de eso se apresuraron en hacer más silencioso el submarino. Fiona se subió a la escalera de cuerda y apagó el motor junto con el telégrafo, mientras Cookie hizo lo mismo con la estufa y los Millonarios recogieron la mesa.

En unos momentos el submarino quedó tan silencio como una tumba, y todos los voluntarios permanecieron en silencio alrededor de la mesa, mirando las oscuras aguas del mar a través del ojo de buey. A medida que el ojo se acercaba a la Q en la pantalla del sónar, vieron algo que surgió de las oscuras aguas del mar, una extraña forma que se hizo cada vez más clara a medida que se acercaba al Queequeg. En efecto era otro submarino, de un tipo tan extraño que los Millonarios nunca habían visto antes, incluso en el más extraño de los libros.

Era mucho, mucho más grande que el Queequeg, y, mientras se acercaba, los Millonarios tuvieron que taparse la boca para no lanzar exclamaciones de sorpresa. El segundo submarino tenía la forma de un pulpo gigante, con una enorme cúpula de metal como cabeza y dos grandes ojos de buey en lugar de ojos. Un pulpo real, por supuesto, tiene ocho tentáculos, pero este submarino tenía muchos más. Lo que parecieron ser pestañas en la pantalla del sónar eran en realidad pequeños tubos de metal que sobresalía del cuerpo del pulpo dando vueltas en el agua, creando miles de burbujas que se iban con rapidez hacia la superficie como si se asustaran de ese diabólico submarino.

El pulpo se acercó, y los seis tripulantes del Queequeg se quedaron inmóviles, como estatuas, con la esperanza de que el submarino no los hubiera descubierto. La extraña nave estaba tan cerca que los Millonarios podían ver una sombra dentro de uno de los ojos del pulpo: era una figura alta y delgada, y aunque los Millonarios no podían ver más detalles, estaban seguros de que la figura tenía una sola ceja en lugar de dos, uñas sucias con terribles hábitos de higiénicos y un tatuaje de un ojo en su tobillo izquierdo.

La figura proyectada en el ojo de buey dio un movimiento brusco, como si por el ruido que habían hecho aquellas personas al respirar nerviosas hubiera permitido que descubrieran al Queequeg. Soltando más burbujas, el pulpo se acercó aún más, y en cualquier momento parecía que se oiría a una de las patas del pulpo raspando la pared exterior del Queequeg.

Los Millonarios miraron sus cascos, que Fiona y Phil habían traído y dejado en el suelo, y se preguntaron si debían ponérselos, por lo que podrían sobrevivir si el submarino colapsara. Fiona agarró del brazo a su padrastro, pero el capitán Widdershins negó con la cabeza en silencio, y señaló a la pantalla del sónar nuevamente. En la pantalla se veía al ojo y a la Q casi uno encima del otro, pero eso no era lo que el capitán estaba señalando.

En la pantalla apareció otra forma de luz verde brillante, esta más grande que las demás, parecía un tubo curvado con un pequeño círculo al final del mismo, deslizándose hacia el centro de la pantalla como una serpiente. Sin embargo, esta tercera nave submarina no se parecía a una serpiente. A medida que se acercaba al ojo y a la Q, el pequeño círculo al final de la forma dirigía al tubo curvado hacia el Queequeg y a su tripulación de voluntarios asustados, la forma parecía más bien un signo de interrogación.

Los Millonarios vieron está tercera forma acercándose a ellos en un extraño silencio, y tenían la sensación de que serían llevados al borde de la destrucción por las mismas preguntas que estaban tratando de responder.

El capitán Widdershins señaló hacia el ojo de buey de nuevo y los Millonarios vieron que el pulpo se detuvo, como si también hubiera detectado esta tercera forma extraña. A continuación, los tentáculos del pulpo comenzaron a moverse aún más violentamente, y el extraño submarino empezó a desaparecer de la vista, una frase que aquí significa “desapareciendo a través del ojo de buey como alejándose a toda prisa del Queequeg”.

Los Millonarios volvieron su mirada a la pantalla del sónar, y vieron al Signo de Interrogación seguir al ojo de color verde brillante en silencio hasta que ambos desaparecieron de la pantalla del sónar y el Queequeg quedo solo nuevamente. Los seis pasajeros esperaron un momento y luego suspiraron con alivio.
 

—Sabía que estaríamos a salvo —dijo Phil, tan optimista como siempre—. Probablemente Olaf se encontraba de buenas.

Los Millonarios no se molestaron en responder que su enemigo sólo se encontraba de buenas cuando uno de sus malvados planes tenía éxito, o cuando los objetos a subasta parecían a punto de terminar en sus sucias manos. O cuando uno de los Millonarios perecía en una catastrófica desdicha.

—¿Qué fue eso, padrastro? —preguntó Fiona—. ¿Por qué se fue?

El capitán negó con la cabeza.

—Algo muy malo —dijo—. Probablemente algo mucho peor que Olaf. Les dije Millonarios, que hay males que ni siquiera pueden imaginar. Y  que se mostró en la pantalla del sonar no es nada. Es sólo una máquina, ¿Oi? Hubo un filósofo que dijo que todo en la vida era sólo una sombra. Dijo que todo el mundo estaba  sentado en una cueva, observando las sombras en la pared de la cueva. Oi... sombras de algo mucho más grande y más importante que ellos mismos. Bueno, este sónar es como la pared de la cueva, que nos muestra las formas de las cosas que son mucho más poderosas y aterradoras.

—No entiendo —dijo Fiona.

—No quiero que entiendas —dijo el capitán, poniendo su brazo alrededor del hombro de Fiona—. Es por eso que no he dicho porque el Azucarero es de vital importancia. En este mundo hay demasiados terribles secretos para que los niños o los Millonarios los sepan, incluso si esos secretos están cada vez más y más cerca ¡Oi! Sin embargo, tengo hambre. ¡Oi! ¿Comemos?.

El capitán hizo sonar su campana de nuevo, y los Millonarios se sintieron como si hubieran despertado de un profundo sueño.

El Patrón estaba un poco alucinado por la situación y viendo que el resto estaba en total calma despues de que hace poco nos había abandonado por desgracia un compañero a manos de los viles pendejos socios de Olaf, por suerte esta vez no habia pasado nada y no le habian podido avisar de nuestra presencia, echaba de menos a Arthur, era ese tio tranquilo sin mucho don de palabra, pero q con su presencia se sentia uno agusto y protegido, ojala le hubiera hecho caso cuando nos alucinó con sus historias, espero que no fuera el unico que le escuchase y los aqui presentes inocentes piensen en sus palabras y actuen en consecuencia...

por lo demás el Capitán le mareaba como una botella de tequila y un vasito... que dolor de cabeza, no entendia a ese hombre, y no comprendia como su hija y el cocinero no estaban vestidos de gallinas cacareando con un embudo en la cabeza...

pero viendo que quizas el más tonto podia entender a otro dijo...

Regi, que platica este guaje q no me entero de un mojon!!! por cierto, te he dicho lo tontaco que eres hoy?

luego miró a Saimon y dijo...

Saimon, tendria que hacer memoria, pero estaba claro... por algo q pasó en el pasado... hago memoria y te lo cuento, cuando me deje de doler la cabeza, alguien tiene un acido acetilsalicilico? farmaceutica, tienes algo?

Por cierto Capitán, no habrá visto un niño o a un perro ahogados?, Espero que no, porque estamos buscando a un niño y a un perro...

Espaldamojada, cuando se te pase la jaqueca dime a quien votamos hoy. ¿Al primo de Hitler?

Después se giró hacia el capitán. Ahora que había recuperado la capacidad de generar sonidos la pensaba aprovechar.

¿Ese símbolo de interrogación y esos males malosos y malignos tienen que ver con el hombre sin pelo pero con barba y con la mujer sin barba pero con pelo? ¿O con la pesca de alta montaña de exploradores con red?

El Patrón ya tenia bastante con oir las palabras del Capitan que le ponian dolor de cabeza, ya oir hablar al aborto de Mickey lo mareaba aun más...

Que mareo de la mujer con barba y el hombre inberbe o los de la pesca del mejillon salvaje en roca de montaña... ¡IO! Pero que lias con tanto lio de lo que hablas hablado... ¡IO!

El Patron ya no sabia lo que decia ni lo que decian, pero atinó a decir... Regi, la votación yo creo que deberia ir por la persona que tenía ne mente Arthur, la que nos dijo que le habian susurrado su nombre... y además votó a la farmaceutica sin decir el por qué, me huele mal la pendeja. Ruin Estupido Necio Enano <--- sutileza

yo estoy con el Patrón. A mí esa votacion a Denise se me hizo muy rara, siendo que ya habíamos descubierto su inocencia. No se me da que pensar, asique yo te apoyo.

Saimon se encogió de hombros y miro a Denise, esperando una respuesta por su parte, ya que el resto parecía no recordarlo pero lo daban por bueno.

-Bueno repasare el acta a ver... Por el momento quitare a ella de la lista y seguiré desde hay. -Luego quedo mirando a Reninald y esperando su pregunta y de paso reformulo las suyas. -Y a que viene ese OI! Es algo así como el Oui frances, ¿Pero sin frenillo?

Dennise estaba confundida y callada, observando ora a uno y ora a otro.

Al final hablo.

-si vamos a votar, que sea en grupo, disculparan que este asustada, pero temo por mi vida más ahora que nunca.

Somos pocos ya y tarde o temprano tenía que saltar la liebre - respondí - Ya lo dije hace tiempo si recuerdan y es que yo compartía don con Le Fou. Nuestro don consistía en poder deambular en la noche y a veces con suerte podíamos ver a los asesinos. En el caso de Le Fou lo descubrí tarde. El libro de Trump me lo dijo y Trump y yo sospechabamos que su muerte se debía a que había descubierto a algún asesino. Pero nunca lo supimos con certeza. Yo voté por Denisse porque la vi matar a Trump. Había alguien más con ella, pero solo ví una sombra.

Luego guardé silencio y suspiré. Sabía que no me creerían. Sólo Trump sabía la verdad y no estaba aquí para demostrarlo, así que estaba bastante perdida, pero, ¿qué se le iba a hacer? - No tengo nada claro si ha mentido o a lo mejor tiene algún don, además de ser ayudanta de Olaf y amigos y estar callada parecía lo mejor para mí en aquel momento. Al fin y al cabo, si no me mata el linchamiento general, lo harán ella y sus amigos, ahora saben que les he visto si no me escucharon el primer día, tras la muerte de Trump que ya conté cual era mi don.

Empiezo a pensar que el Patrón la ayuda de alguna manera, aunque tampoco tengo claro si es un asesino además de tener el don que Saimon dice que vio o que puede estar pasando, pero sí sé a ciencia cierta que las dos veces que he tenido que explicar mi don y dar información que podía matarme ha sido por su encerrona, igual que anteriormente le pasó a Seen. ¿Ignorancia?¿Estratégia? Lo desconozco, como muchas otras cosas pero si muero en el linchamiento, yo habré perdido y Dennise y los suyos habrán ganado. Y sino, Dennise y los suyos se ocuparán de mí, así que, empezaré a rezar aunque muy devota nunca he sido y que sea lo que Dios quiera.