Partida Rol por web

[HLdCN] - Subastas Millonarias

12. The Penultimate Peril (Intermedio)

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11/10/2018, 23:05
Entorno

Bastantes cosas ocurrieron el día que el reloj pronunció la palabra ¡Mal! , haciendo eco dentro del inmenso y desconcertante mundo del Hotel Denouement. En el noveno piso, un químico repentinamente reconoció a una mujer y ambos rieron súbitamente.

En el sótano un hombre ambidiestro reportó algo inusual en el sótano por medio de su walkie-talkie. En el sexto  piso, un ama de llaves se despojó de su disfraz y mientras escuchaba el débil sonido de una canción muy fastidiosa que venía de la habitación de arriba, comenzó a taladrar un agujero detrás de un jarrón decorativo para poder examinar los cables que sostenía a uno de los ascensores.

En la habitación 296, un voluntario repentinamente se dio cuenta de que el hebreo es un lenguaje que se lee de derecha a izquierda y no de izquierda a derecha, lo que significa que frente a un espejo debe ser leído de izquierda a derecha y no de derecha a izquierda y en la cafetería, localizada en la Habitación 178, un villano que pedía azúcar en su café, fue tumbado al suelo para que el mesero pudiese ver sí tenía un tatuaje en su tobillo, el cual inmediatamente recibió una disculpa y un trozo gratis de pastel de ruibarbo por el inconveniente.

En la habitación 174, un banquero levantó el teléfono sólo para descubrir que no había nadie en la línea, en la Habitación 594, una familia se sentó inadvertidamente cerca de un tanque de peces tropicales, únicamente con una maleta de ropa sucia, sin saber que debajo de uno de los cojines de los sofás del vestíbulo se encontraba la blonda que buscaban desde hace más de nueve años.

Justo afuera del hotel, un taxista observaba la chimenea que emanaba vapor hacia cielo y se preguntaba sí el hombre con la espalda inusualmente deforme regresaría y reclamaría el equipaje que seguía guardado en el maletero, y del otro lado del hotel, una mujer que traía un traje muy brillante y un casco de buceo, brillaba con un destello a través del agua, tratando de observar las profundidades turbias del mar.

Al otro lado de la ciudad, un largo automóvil negro secuestró a una mujer alejándola del hombre que amaba y en otra ciudad, a kilómetro y kilómetros de los Millonarios, tres niños jugaban en la playa, sin saber que estaban a punto de recibir  terribles noticias e incluso en otra ciudad, que no era donde los Millonarios se encontraban ni tampoco la que acabo de mencionar, alguien más descubrió algo que armó una especie de escándalo, o al menos eso me hicieron creer.

Con cada ¡Mal! del reloj, mientras la tarde se desvanecía hasta el anochecer, innumerables cosas ocurrieron, no sólo en el inmenso y desconcertante mundo del Hotel Denouement, sino también en el inmenso y desconcertante mundo que se extiende fuera de sus paredes, pero los Millonarios no pensaron en ninguna de ellas. Curiosamente, sus tareas como concierges los mantuvo en el vestíbulo durante el resto de la tarde, por ello ya no tuvieron más oportunidades de abordar el pequeño ascensor y realizar sus observaciones como flaneurs y se pasaron las horas llevando y trayendo cosas por todo el vestíbulo, pero los Millonarios no pensaban en las cosas que llevaban, o en los huéspedes que esperaban por ellas, o incluso en la alta y delgada figura de Frank o Ernest, quien ocasionalmente se encontraba apresurado con sus propias tareas.

Mientras comenzaba anochecer, y las campanillas detrás del escritorio resonaban frecuentemente cada vez menos y menos, aquellos Millonarios supervivientes pensaban solamente en las cosas que les habían ocurrido. Pensaban únicamente en lo que cada uno había observado, y se preguntaban que diantres significaba todo eso.

Finalmente, justo como Frank o Ernest lo habían predicho, la noche llegó y el hotel se volvió más tranquilo y los Millonarios se reunieron detrás del largo escritorio de madera para hablar, apoyando sus espaldas sobre la pared y estirando las piernas hasta que sus pies casi tocaron las campanillas. Reginald y René les contó la historia de Esmé Miseria, Carmelita Spats y Geraldine Julienne en el salón para asolearse en la azotea y sobre Frank o Ernest en el vestíbulo. Saimon y El Patrón les contó la historia sobre el Señor y Charles en la Habitación 674 y sobre Frank o Ernest en la sauna. Y Dennise y Anya, la cual tenía a su perro de vuelta, les contó la historia sobre el Subdirector Nerón, el Sr. Remora y la Sra. Bass en la Habitación 371 y sobre Frank o Ernest y Hal en el restaurante Indio de la Habitación 954.

Los Millonarios se interrumpían entre si con preguntas e ideas, pero cuando todas las historias fueron relatadas y los Millonarios observaron los innumerables detalles dichos, todo lo que les había ocurrido seguía siendo tan misterioso como esa misma mañana.

Ya dieron las 12 con sus sendos ¡Mal! ¡Mal! ¡Mal! ¡Mal! ¡Mal! ¡Mal! ¡Mal! ¡Mal! ¡Mal! ¡Mal! ¡Mal! ¡Mal! y mientras las palabras de los Millonarios junto con las campanadas de aquel extraño reloj hacían eco en el vestíbulo, por encima de ellos oyeron un sonido, un silencioso arrastre que venía de la enorme bóveda, apenas audible bajo el sonido del croar de las ranas. El sonido de arrastre se hacia más fuerte, pero los Millonarios no podían ver nada en la oscuridad sobre sus cabezas, que era tan oscuro como un cuervo que vuela a través de una noche sombría.

Finalmente, René alzó la lámpara en forma de rana tan alta como el cable le permitió y los Millonarios se quitaron sus gafas. Apenas, pudieron ver una figura oscura que bajaba de la maquinaria del reloj usando algo que parecía una gruesa soga. Era una vista algo espeluznante, como una araña bajando hacia el centro de una telaraña, pero los Millonarios no  hicieron nada más que admirar la habilidad con la que lo hacia. Con sólo un pequeño arrastre, la figura se hacia cada vez más cercana, hasta que al fin los Millonarios pudieron ver que era un hombre, alto y flacucho y sus brazos y piernas sobresalían de una manera extraña y en vez de mirarse como un hombre de carne y hueso parecía hecho de pajillas.

Notas de juego

Esta escena la voy subiendo para continuar con la historia lentamente y podáis disfrutarla, podéis seguir hablando en la escena del día hasta que al fin de finiquitado este intermedio que tiene bastante chicha, solo pido que no hagáis alusión o referencia a los sucesos de este intermedio, dado que "aún no ha pasado" en vuestra cronología.

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11/10/2018, 23:30
Dewey Denoument

Conforme el hombre iba bajando de la soga, al mismo tiempo la iba desenredando, lo cual es una actividad que no recomendaría al menos que hayas tenido el entrenamiento apropiado y desafortunadamente el mejor entrenador fue forzado a esconderse desde que cierto cuartel general en las montañas, fue destruido por un incendio provocado y ahora se gana la vida haciendo imitaciones de arañas en un espectáculo ambulante. Finalmente, el hombre se encontraba muy cerca del suelo, y con un elegante floreo soltó la soga y aterrizó silenciosamente sobre el piso. Después dio una gran zancada acercándose a los Millonarios, deteniéndose solamente para sacudir una mancha de polvo de la palabra GERENTE impresa con una elegante letra sobre uno de los bolsillos de su abrigo.

"Buenas noches, Millonarios," dijo el hombre. "Discúlpenme por no presentarme con anterioridad, pero tenía que asegurarme de que ustedes eran quien yo creía que eran. Debió ser muy confuso vagar por este hotel sin un catalogo que les ayudara."

"¿Así que si hay catalogo?" preguntó Saimon.

"Por supuesto que hay un catalogo," dijo el hombre. "A poco creen que organice todo este edificio de acuerdo al Sistema Decimal de Dewey y después rechace añadirle un catalogo, ¿Eso creen?"

"¿Pero donde esta el catalogo?" preguntó Dennise.

El hombre sonrío. "Vengan afuera," dijo, "y les mostraré."

"Trampa" murmuró Reginald a los Millonarios, los cuales asentaron en acuerdo.

"No te seguiremos." Dijo Anya, "hasta que sepamos que eres alguien de confiar."

El hombre sonrío. "No culpo sus sospechas, pero soy uno de los Gerentes que os han contratado".  dijo el hombre, el cual caminaba a través del brillante y silencioso piso del vestíbulo, jalando la soga atada al techo y guardándola en su cinturón.

"¿Y quién pinche pendejo eres?" dijo El Patrón.

"¿Pueden adivinar?" preguntó el hombre, deteniéndose en la larga y curvilínea entrada. Los Millonarios se apuraron a alcanzarlo mientras él daba la vuelta para salir del hotel.

"¿Frank?" dijo Anya.

"No," dijo el hombre y comenzó a bajar las escaleras. Los Millonarios dieron unos pasos hacia afuera, donde el croar de las ranas en el estanque era más intenso, sin embargo los ricos no pudieron ver el estanque a través de la nube de vapor que salía de la chimenea. Los Millonarios se miraron entre ellos cautelosamente y siguieron con las preguntas.

"¿Ernest?" dijo Dennise.

El hombre sonrió y siguió caminando por las escaleras, desapareciendo dentro del vapor. "No," dijo y los Millonarios salieron del hotel, desapareciendo junto con él.  Mientras los millonarios seguían al misterioso hombre fuera del hotel y a través de la nube de vapor, hasta la orilla del reflejante estanque, el denouement de su historia se aproximaba con rapidez, pero el fin de su historia aun los esperaba, como un secreto que permanece cubierto en la niebla, o una isla distante en medio de un mar turbulento, donde las olas chocan violentamente en las orillas de la ciudad y en las paredes de un desconcertante hotel.

"Deben tener miles de preguntas, Millonarios," dijo el hombre. "Y sólo piensen— aquí mismo es donde pueden ser respondidas."

"¿Quién pinches eres?" preguntó El Patrón.

"Soy Dewey Denouement," respondió Dewey Denouement. "El tercer trillizo. ¿No habían oído de mí?"

"No," dijo Rene. "Pensábamos que solamente eran Frank y Ernest."

"Frank y Ernest obtienen toda la atención," dijo Dewey. "Ellos consiguen andar por el hotel administrando todo, mientras que yo simplemente me escondo en las sombras y le doy cuerda al reloj." Dio un enorme suspiro a los Millonarios, y echó una mirada de molestia hacia las profundidades del estanque. "Eso es lo que odio de V.F.D.," dijo. "Todo el humo y los espejos."

"¿Humo?" pregunto Reginald.

"'El humo y los espejos,'" explicó Saimon, "significa las artimañas usadas para adornar la verdad.' ¿Pero qué tiene que ver eso con V.F.D.?"

"Antes del cisma," dijo Dewey, "V.F.D. era como una biblioteca pública. Cualquiera podía unirse a nosotros y tener acceso a toda la información adquirida. Voluntarios de todo el mundo compartían sus investigaciones, aprendían de las observaciones de otros y se prestaban libros. Por un tiempo parecía que podríamos mantener al mundo a salvo, seguro y con inteligencia."

"Debieron ser tiempos maravillosos," dijo Denisse.

"Apenas sí me acuerdo," dijo Dewey. "Tenía cuatro años cuando el cisma comenzó. Apenas era lo suficientemente alto para alcanzar mi estante favorito en la biblioteca familiar—el de los libros etiquetados con el 020. Pero una noche, mientras nuestros padres se encontraban colgando globos para la fiesta de nuestro quinto cumpleaños, mis hermanos y yo fuimos llevados."

"¿Llevados a dónde?" preguntó René.

"¿Llevados por quién?" preguntó El Patrón.

"Admiro su curiosidad," dijo Dewey. "La mujer que me llevó dijo que uno puede continuar vivo mucho más allá de la fecha usual de desintegración sí no le teme al cambio, sí su curiosidad intelectual es insaciable, sí se interesa por las grandes cosas y es feliz con las pequeñas. Y me llevó a un lugar en lo alto de las montañas, donde dijo que esas cosas le daban ánimos."

"El cuartel general," dijo Saimon, "en el Valle del Fortín Desembocado."

"Tus padres debieron extrañarte mucho," dijo Anya.

"Perecieron esa misma noche," dijo Dewey, " en un terrible incendio. No es necesario que lesdiga lo mal que me sentí cuando me entere de la noticia."

Los Millonarios suspiraron y dirigieron su mirada al estanque. Aquí y allá en la tranquila superficie pudieron ver algunas luces en las ventanas, la mayoría del hotel se encontraba a oscuras, por ello, la mayor parte del estanque se veía oscuro también. El trillizo, por supuesto, no necesitaba decirle a los Millonarios como se siente uno al perder a sus padres tan repentinamente o a tan temprana edad.

"No siempre fue así, Millonarios," dijo Dewey. "Alguna vez existieron lugares seguros diseminados por todo el planeta, para que gente como ustedes no tuviesen que vagar de un lugar a otro, tratando de encontrar gente noble que les ayudasen. Pero con cada generación, el cisma se pone peor. Sí la justicia no prevalece, muy pronto ya no habrá más lugares seguros, y no habrá nadie que recuerde como debería ser el mundo."

"No comprendo," dijo Dennise. " ¿Si sabían de la cisma, por qué no fuimos llevados, como tú?"

"Si lo fueron," dijo Dewey. "Fueron llevados bajo custodia del Conde Olaf. Pero él intentó mantenerlos ocultos, sin importar cuanta gente noble intervino."

"¿Pero por qué nadie nos dijo lo que estaba ocurriendo?" preguntó Saimon. "¿Por qué tuvimos que averiguar todo nosotros mismos?"

"Me temo que así funcionan las cosas en este mundo perverso," dijo Dewey, negando con la cabeza. "Todo esta cubierto de humo y espejos, Millonarios. Desde el cisma, todas las investigaciones, todas las observaciones, incluso todos los libros han sido diseminados por todo el mundo. Es como el elefante del poema que su padre adoraba. Cada uno tenía en sus manos una pequeña parte de la realidad, pero ninguno podía verla por completo. Sin embargo, muy pronto, todo eso cambiará."

"Jueves," dijo Reginald

"Exactamente," dijo Dewey, bajando la mirada para sonreírle al Millonario. "Después de un largo tiempo, toda la gente noble se reunirá, junto con todas las investigaciones que han hecho, todas las observaciones que han logrado, toda la evidencia que han reunido y todos los libros que han leído. Al igual que el catalogo de una biblioteca puede mostrarte donde se encuentra cierto libro, este catalogo puede mostrarte la localización y comportamiento de cada voluntario y cada villano."

Hizo un gesto apuntando al hotel. "Por años," dijo, "mientras personas nobles vagaban por el mundo observando perfidias, mis compañeros y yo, hemos permanecido aquí reuniendo toda la información. Copiando cada nota de cada libro de ideas de cada uno de los voluntarios, y lo hemos recopilado todo en un catalogo. Ocasionalmente, cuando voluntarios han sido perdidos o lugares seguros destruidos, hemos tenido que ir nosotros mismos a recoger información que ha sido abandonada. Hemos recuperado los archivos de Josephine Anwhistle del Lago Lacrimógeno y cuidadosamente copiamos su contenido. Pegamos trozo a trozo los papeles quemados de la biblioteca de archivos de Madame Lulu, tomando notas de lo que encontramos. Buscamos la casa en la que vivió un hombre con barba pero sin pelo durante su niñez y entrevistamos al profesor de matemáticas de la mujer con pelo pero sin barba. Memorizamos artículos importantes dentro del montón de periódicos de Paltryville y hemos arrojado objetos importantes fuera de la ventana de nuestro cuartel general destruido, para que terminen en algún lugar seguro en el mar. Hemos investigado cada crimen, cada robo, cada hecho perverso y cada incidente de descortesía desde que el cisma comenzó, y lo hemos catalogado en una completa biblioteca de desgracias. Eventualmente, cada secreto crucial termina en mi catalogo. Ha sido la obra de mi vida. No ha sido una vida fácil, pero ha estado llena de información."

"Eres más que un voluntario," dijo Anya. "Eres un bibliotecario."

"Más bien soy como un sub-bibliotecario," dijo Dewey modestamente "Así es como solían llamarme, porque en gran parte, mi trabajo bibliotecario ha permanecido en secreto y bajo tierra. Cada villano en el mundo ha querido destruir toda la evidencia, por ello, ha sido necesario esconder mis investigaciones."

"¿Pero donde podrías esconder algo tan enorme?" dijo El Patrón. "Sería como tratar de ocultar un elefante. Un catalogo así de enorme, tendría que ser tan grande como el mismo hotel."

"Lo es," dijo Dewey, con una expresión astuta en su rostro. "De hecho, es exactamente tan grande como el mismo hotel."

Los Millonarios confundidos observaron a Dewey y luego a ellos mismos, mientras que Reginald no observaba ni al sub-sub-bibliotecario ni al resto de Millonarios, sino a la oscura superficie de estanque. "¡AJA!" dijo el, apuntando con uno de sus dedos enguantados hacia la tranquila y quieta agua.

"Exactamente," dijo Dewey. "La verdad ha estado justo bajo las narices de todos, de cualquiera que le importe mirar más allá de la superficie. Los voluntarios al igual que los villanos saben que el último lugar seguro es el Hotel Denouement, pero ninguno se ha cuestionado porque el letrero se encuentra escrito al revés. Ellos se hospedan en el TNEMEUONED LETOH, cuando el verdadero lugar seguro—el catalogo—están escondidos y seguros en el fondo del estanque, en habitaciones submarinas organizadas de la misma forma que la imagen reflejada en el hotel. Nuestros enemigos podrían destruir todo el edificio en un incendio, pero el secreto más importante estaría seguro."

"Pero sí la localización del catalogo es un secreto tan importante," dijo René, "¿Por qué nos lo cuentas?"

"Porque deben saberlo," dijo Dewey . "Ustedes han vagado por el mundo, observando más fechorías y reunido más evidencias que la mayoría de las personas han hecho en toda una vida. Estoy seguro de que las evidencias y observaciones que han recopilado serán una contribución de gran valor para el catalogo. ¿Quién mejor que ustedes para guardar el secreto más importante del mundo?" Echó un vistazo al estanque y luego a los Millonarios, uno por uno. "Después del Jueves," continuó, "ya no tendrán que permanecer a la deriva, Millonarios."

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12/10/2018, 00:11
Dewey Denoument

"¿Hal es un voluntario?" preguntó El Patrón, recordando lo que Dennise y Anya habían observado durante sus tareas como concierge.

"Por así decirlo," dijo Dewey, empleando una expresión que aquí significa "algo así." "Después del incendio que destruyó el Hospital Heimlich, mi compañera y yo llegamos a la escena, catalogando cualquier información que hubiese quedado. Ella encontró a Hal muy afligido con un perro en brazos. Su Biblioteca de Registros era un desastre y no tenía donde vivir. Así que le ofreció un puesto en el Hotel Denouement, donde podría ayudar con nuestras investigaciones y aprender a cocinar. Desafortunadamente, sólo ha sido bueno en una de esas cosas."

"¿Y que hay de Charles?" preguntó René, recordando lo que Saimon había observado durante sus tareas.

"Charles ha estado buscándolos desde que abandonaron el aserradero," dijo Dewey. "Él se preocupa por ustedes, Millonarios, a pesar del egoísta y horrible comportamiento de su socio. Han visto gran cantidad de personas malvadas, Millonarios, pero también han visto a personas tan nobles como ustedes."

Los Millonarios permanecieron con el sub-sub-bibliotecario, agradecidos y al oír el sonido de un automóvil que se aproximaba, voltearon la mirada y vieron dos bendiciones más llegando en taxi, y se sintieron agradecidos nuevamente.

"¡Millonarios!" llamaba una voz familiar.

"¡Millonarios!" llamaba otra.

Los Millonarios trataron de ver a través de la oscuridad a las dos figuras que emergían del taxi, apenas podían creerlo. Estas personas llevaban gafas hechas de dos largos conos atados a sus cabezas con montones de hilos enrollados. Tal par de gafas podrían ocultar la identidad de las personas que las usen, pero los Millonarios no tenía problemas en reconocer a las figuras que se acercaban a ellos con rapidez, incluso aunque no los hayan visto desde hace mucho tiempo, y hayan pensando que jamás los volverían a ver.

"¿Quien chingados es esa vata?" gritó El Patrón.

"¡Jerome Miseria!" gritó Dennise.

"¡J. S.!" gritó Reginald, quien ahora parecía hablar por hablar.

"Me alegra haberlos encontrado," dijo una mujer que iba vestida como una jueza, quitándose su Visor de Fija Distancia, para así poder adecuar sus ojos y abrazar a cada uno de los Millonarioss. "Me aterraba no volverlos a ver. Jamás me perdonaré por haber permitido que ese idiota banquero los alejara de mí; quizás me recuerden de haber participado como invitada del público en la terrible obra del Conde Olaf."

"Y yo jamás me perdonaré," dijo Jerome, quien tenía la mala fortuna de haberse casado con Esmé Miseria, "de haberme alejado de ustedes Millonarios. Me temo que no fui un buen hospedador."

"Soy Justicia Strauss y me temo que yo para nada fui ni siquiera una hospedadora," dijo Justicia Strauss. "Mientras se los llevaban en ese autobús, sabía que había cometido un error y cuando me entere de la horrible noticia sobre la muerte del Dr. Montgomery comencé a buscarlos. Eventualmente me encontré con otras personas que también estaban luchando contra los malvados villanos de este mundo, pero siempre tuve la esperanza de encontrarlos, tan siquiera para decirles lo mucho que lo lamento."

"Y yo también lo lamento, tanto incluso que volví a mi apellido de soltero, Squalor" dijo Jerome Squalor​. "Cuando me enteré de todos los problemas que ocurrieron en la Villa de la Fabulosa Desbandada, comencé mi propia búsqueda. Los voluntarios me dejaban mensajes en todas partes—por lo menos, creía que los mensajes iban dirigidos a mi."

"Y yo creía que iban dirigidos a mi," dijo Justicia Strauss. "Ciertamente existen bastantes personas con las iniciales J. S."

"Comencé a sentirme como un impostor," dijo Jerome.

"Ustedes no son impostores," dijo Dewey. "Son voluntarios." Giró la cabeza hacia los Millonarios. "Ambas personas nos han ayudado enormemente," dijo, empleando una palabra que aquí significa "muchísimo." "Justicia Strauss ha reportado los detalles de su caso a los otros jueces del Tribunal Supremo. Y Jerome Squalor ha hecho algunas investigaciones criticas sobre las injusticias."

"Mi esposa fue la que me inspiró," confesó Jerome, quitándose su Visor de Fija Distancia. "Donde quiera que los buscaba, Millonarios, encontraba planes de egoísmo para robar su fortuna. Leí libros sobre injusticia en todas las bibliotecas por las que ustedes pasaron y eventualmente yo mismo comencé a escribir un libro. Crónicas de los Abominables Deseos tras las Finanzas la historia de codiciosos villanos, novias traicioneras, banqueros torpes y de todas las personas responsables de injusticias."

"Sin embargo, no importa lo que hagamos," dijo Justicia Strauss, "no podemos borrar los errores que cometimos con ustedes, Millonarios.

"Tiene razón," dijo Jerome Squalor. "Debimos actuar con la misma nobleza que ustedes."

"No quisiera interrumpir todos estos abrazos," dijo Dewey, "pero tenemos trabajo que hacer. Como uno de los primeros voluntarios dijo hace mucho tiempo, 'Aunque los niños arrojen piedras como deporte, las ranas no mueren por el deporte, sino por la seriedad.'"

"Hablando de ranas," dijo Justicia Strauss, "Me temo repórtales que no encontré nada del otro lado del estanque. Este Visor de Fija Distancia funciona bien durante el día, pero mirar a través de los lentes especiales después de la puesta de sol hace ver todo tan oscuro como un cuervo que vuela a través de una noche sombría. — que es precisamente lo que estamos buscando."

"Justicia Strauss tiene razón," dijo Jerome tristemente. "No pudimos verificar la llegada de los cuervos, o quizás algo interrumpió su viaje."

"No pudimos ver sí algún cuervo quedó atrapado," dijo la juez, "o sí el azucarero cayó en la chimenea."

"¿Chimenea?" repitió Dewey.

"Si," dijo Justicia Strauss. "Nos dijiste que sí nuestros enemigos disparaban a algún cuervo, caerían en el papel atrapa-aves."

"Y sí los cuervos caían en el papel atrapa-aves," continuó Jerome, "entonces el azucarero caería dentro de la lavandería, ¿cierto?"

Dewey echó una mirada furtiva a la chimenea humeante y después a la superficie del estanque. "Pues al parecer," dijo. "sí nuestros enemigos consiguen el azucarero esto será tan problemático como cuando capturaron la Medusoid Mycelium."

"¿Así que ya sabían sobre el plan de dispararle a los cuervos y atrapar el azucarero?" dijo René y Reginald al unisono incrédulamente.

"Si," dijo Dewey. "Justicia Strauss descubrió que el arpón fue llevado al salón para asolearse en la azotea. Jerome se enteró de que alguien trajo papel atrapa-aves en la sauna en la Habitación 613. Y yo mismo le di la cerradura a Dennise y a Anya, para que aseguraran la lavandería en la Habitación 025."

"¿Ya saben sobre todos los villanos que merodean en el hotel?" dijo El Patrón, igual de incrédulo.

"Si," dijo Justicia Strauss. "Miramos las marcas de anillos que se encontraban en el mueble de madera de personas que se negaban a usar posavasos. Obviamente muchos villanos están hospedados en el hotel."

"¿Mycelium?" preguntó Reginald, quizás con un toque de incredulidad.

"Si," dijo Jerome. "Nos enteramos de que Olaf se las arregló para conseguir algunas esporas que se encuentra cautivas en un casco de buceo. Olaf no se atreverá a soltar a la Medusoid Mycelium al menos hasta que tenga en sus manos el azucarero y jamás lo encontrará."

"Yo soy el único que sabe que palabras logran abrir la puerta de la Vernácula Fortaleza Defensiva,"dijo Dewey,  mientras dirigía a los Millonarios hacia la entrada del hotel, "y no hay persona villana en la tierra que haya leído lo suficiente como para lograr adivinarlas antes del Jueves. Para entonces, en el juicio todos los voluntarios presentarán las investigaciones que han hecho sobre el Conde Olaf y sus asociado, dando fin a todas sus fechorías."

"Jerome Miseria será un testigo de mucha importancia," dijo Justicia Strauss. "Su extenso historial de injusticias ayudará al Tribunal Supremo a llegar a un veredicto."

"¿Juicio?" preguntó René.

"¿Testigo?" preguntó Dennise.

"¿Veredicto?" dijo Saimon.

Los tres adultos voluntarios se sonrieron unos a otros y después a los Millonarios. "Eso es lo que hemos estado intentando decirles," dijo Dewey gentilmente. "V.F.D. ha armado un completo catalogo sobre las fechorías de Olaf. El Jueves, Justicia Strauss y los otros jueces del Tribunal Supremo escucharán a todos y cada uno de nuestros voluntarios. El Conde, Esmé Miseria y los demás villanos reunidos aquí finalmente serán entregados a la justicia."

"Ya no tendrán que esconderse de Olaf otra vez," dijo Jerome, "o preocuparse de que alguien intente robar su fortuna, o incluso quienes son los traidores que hay entre ustedes."

"Solamente debemos esperar a mañana, Millonarioss," dijo Justicia Strauss, "y sus problemas al fin habrán terminado."

"Es como mi compañero siempre dice," dijo Dewey. "El bien temporalmente vencido es más fuerte que el mal triunfante."

¡Mal! El sonido metálico del reloj anunció que ya era la una de la mañana y sin más que decir, Dewey tomó la mano de Anya y Reginald y Justicia Strauss la de Dennise y Saimon y Jerome Miseria tomo la mano de El Patrón y René y así los tres adultos dirigieron a los seis huérfanos hacia las escaleras de la entrada del hotel, pasando por el taxi, que aun seguía allí, con el ruido del motor y la figura de un taxista como una sombra en la ventana. Los tres adultos les sonrieron a los ricos y los ricos
respondieron con otra sonrisa, pero por supuesto que los Millonarios no nacieron ayer, una expresión que significa "Suficientemente jóvenes o inocentes para creer las cosas que ciertas personas dicen sobre el mundo."

Sí los Millonarios hubieran nacido ayer, quizás serían lo suficientemente inocentes como para creer que con sólo esperar al día de mañana, todos sus problemas en verdad estarían a punto de terminar y que el Conde Olaf junto con todos sus socios traicioneros serían juzgados por el Tribunal Supremo y condenados a castigos apropiados por todos sus viles actos y que los ricos volverían a sus casas o incluso si lo deseaban se pasarían el resto de sus días trabajando con Dewey Denouement en su enorme catalogo submarino. Pero los Millonarios no nacieron ayer.

Ni siquiera tú, al menos claro que me equivoque, y sí ese es el caso, entonces, bienvenido al mundo, bebé y te felicito por haber aprendido a leer a tan temprana edad. Pero si resulta que no naciste ayer y si has leído cualquier cosa sobre la vida de los Millonarios, entonces no te sorprenderá saber que este momento de felicidad fue inmediatamente interrumpido por la aparición de una inoportuna persona justo en el momento en que los ricos fueron llevados a través de la niebla de vapor que venía de la chimenea de la lavandería y por la entrada del Hotel Denouement mientras el único y ruidoso Mal se desvanecía en la noche.

Esta persona se encontraba de pie en el centro del vestíbulo, su alto y delgado cuerpo se inclinaba en una pose teatral como sí esperara los aplausos de una multitud y tampoco te sorprenderá saber lo que estaba tatuado en su tobillo, algo que los ricos pudieron ver por el agujero de su calcetín a pesar de la tenue luz del lugar. Es probable que no hayas nacido ayer, por lo tanto, no te sorprenderá descubrir que este notorio villano había reaparecido en la vida de los Millonarios por penúltima vez y los Millonarios tampoco nacieron ayer, por ello tampoco se sorprendieron.

No nacieron ayer, pero cuando el Conde Olaf fijó su mirada en ellos, y los miró fijamente con sus brillantes ojos, los Millonarios desearon no haber nacido jamás.

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12/10/2018, 01:12
Conde Olaf

'¡Ja!" gritó el Conde Olaf, apuntando a los Millonarios con su dedo huesudo, y los ricos estaban agradecidos por que pensaron que pudo haber sido peor. Algo que pudo haber sido peor significa, que a pesar de vivir en un mundo donde todo es una desgracia, aun así las cosas no salen tan mal después de todo, como la ramita de un perejil que se encuentra al lado de un emparedado de atún echado a perder, o un encantador diente de león en un jardín siendo devorado por feroces cabras. Algo que pudo haber sido pero, al igual que un matamoscas pequeño, probablemente sea de poca ayuda, pero sin embargo los Millonarios, en su terror y odio de ver al Conde Olaf de nuevo, estaban agradecidos porque pensaron que pudo haber sido peor que enterarse que el villano aparentemente había perdido el interés en su antigua risa. La última vez que los Millonarios habían visto al villano, estaba a bordo de un extraño submarino en forma de pulpo y había desarrollado una risa igual de extraña, llena de bufidos y chirridos y letras que empezaban con la letra J.

Pero mientras el villano daba zancadas acercándose a los ricos y los adultos los agarraban firmemente de las manos, era claro que desde ese tiempo había adoptado un estilo de risas algo conciso, una palabra que aquí significa "pronunciar sólo la palabra 'Ja.'" "¡Ja!" gritó. "¡Sabía que los encontraría Millonarios! ¡Ja! ¡Y ahora los tengo en mis garras! ¡Ja!"

"No nos tienes en tus garras," dijo Anya. "Simplemente nos encontramos en el mismo salón."

"Eso es lo que tú crees, huérfana," dijo Olaf en forma burlona. "Me temo que el hombre que te sostiene la mano es uno de mis cómplices. Tráemela, Ernest. ¡Ja!"

"Ja a ti, Olaf," dijo Dewey Denouement. Su voz era firme y segura, pero Reginald sintió que su mano temblaba sobre la de el. "¡No soy Ernest y no te la voy a entregar!"

"Bueno, entonces tráemela, ¡Frank!" dijo Olaf. "Podrías considerar peinarte de otra manera para así poder diferenciarlos."

"Tampoco soy Frank," dijo Dewey.

"¡No lograrás engañarme!" gruñó el Conde Olaf. "¡Sabes, no nací ayer! ¡Se que eres uno de esos gemelos idiotas! ¡Gracias a mí, ustedes son los únicos sobrevivientes de toda su familia!"

"En mi familia somos trillizos," dijo Dewey, "no gemelos. Soy Dewey Denouement."

En eso, la ceja del Conde Olaf se levantó en asombro. "Dewey Denouement," murmuró. "¡Entonces si eres real! Siempre creí que eras solamente una figura legendaria, como los unicornios o Giuseppe Verdi."

"Giuseppe Verdi no es una figura legendaria," dijo Saimon indignado. "¡Es un compositor operístico!"

"¡Silencio, ratón de biblioteca!" Olaf ordenó. "¡Los ricos no deben interrumpir cuando los adultos se encuentran discutiendo! ¡Ustedes adultos, entréguenme a los Millonarios!"

"¡Nadie te entregará a los Millonarios!" dijo Justicia Strauss, apretando la mano de Dennise. "¡No tienes derecho legal a ellos ni a su fortuna!"

"¡No puedes llevarte a ricos como sí fueran simples frutas de un tazón!" gritó Jerome Squalor. "¡Es algo injusto y no lo permitiremos!"

"Más vale que tengan cuidado," dijo el Conde Olaf, encogiendo sus brillantes ojos. "Tengo cómplices merodeando en este hotel."

"Nosotros también," dijo Dewey. "Muchos voluntarios llegaron temprano y dentro de unas horas las calles estarán ahogadas de taxis, trayendo a más gente noble a este mismo hotel."

"¿Cómo puedes estar seguro de que son personas nobles?" preguntó el Conde Olaf. "Un taxi recoge a cualquiera que le haga una señal."

"Estas personas son nuestros socios," dijo Dewey ferozmente. "No nos fallarán."

"¡Ja!" dijo el Conde Olaf. "No se puede confiar en los socios. Son más los compañeros que me han fallado de los que puedo contar. Porque, justo ayer Ganchos y Fiona me engañaron, ¡dejando que escaparan ustedes Malditos Millonarios! ¡Y después me volvieron a engañar robando mi submarino!"

"La gente buena prevalecerá," dijo El Patrón ferozmente. "El lado bueno de V.F.D. te derrotará."

El Conde Olaf observó con sorpresa cuando El Patrón habló y después les dirigió una sonrisa a los Millonarios que les hizo sentir escalofríos. "Supongo que el sub-sub-bibliotecario no les ha contado la historia completa," dijo, "sobre la caja de dardos venenosos. ¿Por qué no le preguntan, Millonarios? ¿Por qué no le preguntan a este legendario bibliotecario sobre la fatal noche de opera?"

Los Millonarios voltearon su mirada hacia Dewey, el cual comenzaba a enrojecerse. Pero antes de que le pudieran preguntar algo, fueron interrumpidos por una voz que venía del par de puertas deslizantes que se habían abierto silenciosamente.

"No le pregunten eso," dijo Esmé Miseria. "Tengo preguntas mucho más importantes que hacer."

Con una risa burlona, la novia traicionera emergió del ascensor, sus sandalias plateadas daban pisotones fuertes en el piso y sus hojas de lechuga susurraban contra su piel. Detrás de ella venía Carmelita Spats, la cual aun tenía puesto su conjunto de pirata soldado súper héroe vaquera jugadora de pelota y llevaba cargando el arpón que Reginald y René le habían llevado y detrás de ella, tres personas más salieron del ascensor.

Primero el encargado del salón para asolearse en la azotea, el cual aun llevaba sus gafas color verde y su bata larga y holgada. Detrás del encargado venía el misterioso químico que estaba afuera de la sauna, vestido con una larga bata blanca y un cubre bocas quirúrgico y la última persona que salió del ascensor era la mujer encargada de la lavandería, que tenía un cabello rubio muy largo y ropa muy arrugada.

Los Millonarios reconocieron a estas personas por sus observaciones como flaneurs, pero entonces el encargado de la piscina se quitó la bata revelando su espalda, la cual tenía una pequeña joroba en su hombro, y el químico se quitó el cubre bocas quirúrgico, no con sus manos sino con uno de sus pies y la encargada de la lavandería se quitó su larga peluca rubia con ambas manos al mismo tiempo, y de nuevo los Millonarios reconocieron a estos tres personajes.

"¡Hugo!" gritó René.

"¡Colette!" gritó Dennise.

"¡Kevin!" gritó Saimon.

"¡Esmé!" gritó Jerome.

"¿Por qué nadie dice mi nombre?" exigió Carmelita, dando pisotones con sus brillantes botas azules. Salió meneándose mientras se acercaba a los Millonarios, los cuales notaron que en el arma faltaban dos de los cuatro largos y filosos anzuelos. Este tipo de observación quizás sea importante para un flaneur, pero es terrible para cualquier lector de esta historia, que probablemente no querrá saber donde terminarán los dos anzuelos restantes. "Soy una pirata soldado súper héroe vaquera jugadora de pelota" dijo alardeando, "y vosotros no sois nada más que unos zampabollos. ¡Decid mi nombre u os disparo con este arpón!"

"¡Carmelita!" dijo Esmé, su boca plateada se retorció con una expresión de horror. "¡No apuntes esa arma a los Millonarios!"

"Esmé tiene razón," dijo el Conde Olaf. "No desperdicies los anzuelos. Talvez lleguemos a necesitarlos."

"¡Si!" gritó Esmé. "¡Siempre hay cosas importantes que hacer antes de un coctel, particularmente sí quieres ser la persona más In mundo! ¡Necesitamos colocar fundas a los sofás y esconder a nuestros cómplices debajo de ellas! ¡Necesitamos poner jarrones de flores sobre el piano y anguilas eléctricas en la fuente! ¡Necesitamos colgar serpentinas y voluntarios en el techo! ¡Necesitamos poner algo de música, para que la gente pueda bailar y bloquear las salidas, para que no puedan escapar! ¡Y lo más importante de todo, tenemos que cocinar comida In y preparar cócteles In! La comida y las bebidas son el aspecto más importante de cada ocasión social y  nuestras recetas In de cocina—"

"¡La comida y las bebidas no son el aspecto más importante de una ocasión social!" interrumpió Dewey indignadamente. "¡Sino la conversación!"

"¡Ustedes son los que deberían escapar!" dijo Justicia Strauss. "¡Su coctel será cancelado, debido a que él o los anfitriones serán llevados a la justicia por el Tribunal Supremo!"

"Eres igual de estupida que cuando éramos vecinos," dijo el Conde Olaf. "El Tribunal Supremo no podrá detenernos. V.F.D. no podrá detenernos. Dentro de este hotel se encuentra escondido el hongo más mortal de todo el mundo. ¡Cuando llegue el Jueves, el hongo hará su aparición, destruyendo a cualquiera que lo toque! ¡Y al fin, seré libre de robar la fortuna de los Millonarios y podré realizar cualquier otro acto de perfidia que me venga a la mente!"

"No te atreverás a soltar a la Medusoid Mycelium," dijo Dewey. "No mientras yo tenga el azucarero."

"Es curioso que hayas mencionado el azucarero," dijo Esmé Miseria, aunque los Millonarios notaron que para nada le parecía algo curioso. "Eso es precisamente lo que queríamos preguntarte."

"¿El azucarero?" preguntó el Conde Olaf, sus ojos brillaban con mucha fuerza. "¿Dónde esta?"

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12/10/2018, 01:36
Conde Olaf

"Los fenómenos te lo dirán," dijo Esmé.

"Es cierto, jefe," dijo Hugo. "Tal vez sea un simple jorobado, pero pude observar que Carmelita logró derribar a los cuervos con el arpón que Reginald/René le llevó."

Justicia Strauss volteó la mirada hacia Reginald y René con asombro. "¿Tú le diste el arpón a Carmelita?" exclamó.

"Pues, si," dijo René. "Tuve que realizar tareas de concierge como parte de mi disfraz."

"Se suponía que el arpón debía mantenerse lejos de los villanos," dijo la juez, "no dárselos. ¿Por qué no te detuvo Frank?"

René recordó la insondable conversación que tuvo con Frank. "Supongo que lo intentó," dijo ella silenciosamente, "pero tuve que llevar el arpón hasta la azotea. ¿Qué otra cosa podía hacer?"

"¡Le di a dos cuervos!" fanfarroneó Carmelita Polainas. "¡Eso significa que Condito debe enseñarme a escupir como una verdadera pirata soldado súper héroe vaquera jugadora de pelota!"

"No te preocupes, querida," dijo Esmé. "Él te enseñará. ¿Cierto, Olaf?"

El Conde Olaf suspiró, como sí tuviese mejores cosas que hacer que enseñarle a una niñita a expulsar saliva de su boca. "Si, Carmelita," dijo, "Te enseñaré a escupir."

Colette se dirigió al centro del escenario, una frase que aquí significa "caminar hacia adelante y retorcer su cuerpo de una manera inusual." "Incluso una contorsionista como yo," dijo, mientras su boca se movía bajo su codo, "pude ver lo que ocurrió después de que Carmelita disparó a los  cuervos. Cayeron directos entre los arbustos pues no había ningún papel atrapa-aves fuera de las ventanas, porque ni El Patrón ni Saimon lo pusieron."

"¿No colgasteis el papel atrapa-aves fuera de la ventana?" le preguntó Jerome a esos dos Millonarios.

"Ernest nos lo ordenó," dijo Saimon, dándose cuenta finalmente cual gerente le había hablado en la sauna.

"Aunque decidimos no hacerle ni caso al pendejo ese." continuó con satisfacción El Patrón.

"Bien hecho aunque contábamos con ese papel-atrapa-aves," dijo Jerome.

"Antes de que los cuervos chocaran contra el suelo por la falta del papel atrapa-aves," dijo Kevin, haciendo un gesto con una mano y después con la otra, "soltaron el azucarero. No pude ver donde cayó, ni con mi ojo derecho ni con el izquierdo, los cuales lamento decirles, son igual de sanos. Pero si logré ver a Anya y a Dennise convertir la puerta de la lavandería en una Vernácula Fortaleza Defensiva."

"¡Aja!" exclamó el Conde Olaf. "¡El azucarero debió caer en la chimenea!"

"Aun no comprendo porque tuve que disfrazarme como una mujer lavandera," dijo Kevin tímidamente. "Simplemente pude haber sido un hombre lavandero y no haberme puesto esa humillante peluca."

"O pudiste haber sido una persona noble," René no pudo evitar añadir, "en lugar de haber espiado a unas valientes voluntarias."

"¿Qué otra cosa podía hacer?" preguntó Kevin, encogiendo ambos hombros a la misma altura.

"Pudieron escoger ser voluntarios," dijo El Patrón, observando a todo sus antiguos compañeros del carnaval. "Todos ustedes, en lugar de ayudar al Conde Olaf con sus planes, únanse a nosotros ahora."

"Jamás podría ser una persona noble," dijo Hugo tristemente. "Tengo una joroba en mi espalda."

"Y yo soy una contorsionista," dijo Colette. "Alguien que puede doblar su cuerpo de una manera inusual no puede ser voluntario."

"V.F.D. jamás aceptaría a una persona ambidiestra," dijo Kevin. "Es mi destino ser una persona traicionera."

"¡Galimatías!" dijo Reginald.

"¡Tonterías!" dijo Dewey, el cual comprendió finalmente lo que Reginald quería decir. "Yo también soy ambidiestro y me las he arreglado para hacer algo valioso con mi vida. ¡Ser traicionero no es tu destino! ¡Sino tu elección!"

"Me alegra que te sientas así," dijo Esmé Miseria. "Tienes una elección en este preciso momento, Frank. ¡Dime donde se encuentra el azucarero!"

"Esa no es una elección," dijo Dewey, "y no soy Frank."

Esmé frunció el ceño. "Entonces tienes una elección que hacer ahora mismo, Ernest. Dime donde esta el azucarero, o—"

"Dewey," dijo Dennise.

Esmé parpadeo al observar a la Millonaria interrumpirla, la cual pudo notar que las pestañas de la villana también estaban pintadas de color plateado. "¿Qué?" preguntó.

"Es cierto," dijo Olaf. "Él es el verdadero sub-sub. Resulta que no es legendario, como Verdi."

“¿Realmente es así?" dijo Esmé Miseria. "¿Entonces en verdad alguien ha estado catalogando todo lo que ha ocurrido entre nosotros?"

"Ha sido la obra de mi vida," dijo Dewey. "Eventualmente, cada secreto crucial termina en mi catalogo."

"Entonces conoces todo sobre el azucarero," dijo Esmé, " y lo que contiene. Sabes lo importante que es, y cuantas personas murieron en su búsqueda. Sabes lo difícil que fue encontrar un contenedor que pudiera mantenerlo a salvo, seguro y que fuese lindo. Sabes lo que significa para los Baudelaire y para los Snicket." Dio un paso hacia Dewey, acercando una de sus sandalias y extendiendo una de sus uñas plateadas—la que tenía grabada la letra S—tanto que casi le saca un ojo. "Y sabes," dijo en un tono atroz, "que es mío."

"Ya no más," dijo Dewey.

"¡Beatrice me lo robó! " chilló Esmé.

"Existen cosas peores," dijo Dewey, "que robar."

En eso, la novia le dirigió una risa ahogada al sub-sub-bibliotecario, la cual hizo que a los Millonarios les corriera sangre fría por las venas. "Claro que existen," dijo ella, y se dirigió hacia Carmelita Spats dando zancadas. Con una de sus puntiagudas uñas—la que tenía grabada la letra M— movió el arpón, apuntándolo hacia el trillizo. "Dime como abrir la puerta," dijo, "o esta niñita te disparará."

"¡No soy una niñita!" le recordó Carmelita a Esmé groseramente. "¡Soy una pirata soldado súper héroe vaquera jugadora de pelota! Y no voy a seguir disparando hasta que Condito me enseñe como escupir."

"Harás lo que nosotros te digamos, Carmelita," gruñó Olaf. "Ya te compré ese ridículo conjunto y esa barca para que rondaras en la alberca. ¡Apunta esa arma a Dewey inmediatamente!"

"¡Enséñame a escupir!" dijo Carmelita.

"¡Apunta el arma!"

"¡Enséñame a escupir!"

"¡Apunta el arma!"

"¡Enséñame a escupir!"

"¡Arma!"

"¡Escupir!"

"¡Arma!"

"¡Escupir!"

Con un áspero rugido, el Conde Olaf violentamente arrebató el arpón de las manos de Carmelita, haciéndola caer al suelo. "¡Jamás te enseñare a escupir mientra sigua con vida!" gritó. "¡Ja!"

"¡Querido!" exclamó Esmé. "¡No puedes romperle una promesa a nuestra querida niñita!"

"¡No soy una querida niñita!" gritó Carmelita. "¡Soy una pirata soldado súper héroe vaquera jugadora de pelota!"

"¡Eres una niña mimada!" corrigió Olaf. "¡De todas formas, jamás quise a una mocosa como tú a mi alrededor! ¡Ya era hora de que mostraras algo de disciplina!"

"¡Pero la disciplina esta Out!" dijo Esmé.

"¡Me importa poco lo que este Out o In!" gritó el Conde Olaf. "¡Ya me canse de tener una novia obsesionada con la moda! ¡Lo único que haces es estar sentada en el salón para asolearse en la azotea mientras que yo hago todo el trabajo!"

"Sí no hubiera estado en la azotea," contestó Esmè, "¡el azucarero estaría siendo llevado a V.F.D.! Además, estaba vigilando—"

"No me importa lo que estabas haciendo," dijo Olaf. "¡Estas despedida!"

"¡No puedes despedirme!" gruñó Esmé. "¡Yo renuncio!"

"Bueno, puedes irte por acuerdo mutuo," rezongó Olaf y después, con otro conciso "¡Ja!" levantó el arpón y lo apuntó directamente a Dewey Denouement. "¡Dinos las tres frases que necesitamos escribir en la cerradura para abrir la Vernácula Fortaleza Defensiva y buscar en la lavandería!"

"No encontrarás nada en la lavandería," dijo Dewey, "a excepción de montones de sabanas sucias, algunas lavadoras, secadoras y algunos químicos extremadamente inflamables."

"Puede que tenga un bello rubor juvenil," gruñó Olaf, "¡pero no nací ayer! ¡Ja! Sí no hay nada en la lavandería, ¿Por qué pusiste una cerradura de V.F.D. en la puerta?"

"Quizás sea sólo un señuelo," dijo Dewey, su mano aun temblaba sobre la de Reginald.

"¿Señuelo?" dijo Olaf.

"'Señuelo es una palabra con muchos significados," explicó el trillizo. "Puede referirse a la esquina de un estanque donde los patos son capturados, o la imitación de un pato o cualquier otro  animal usado para atraer a un espécimen real. O, puede significar algo empleado para distraer a las personas, por ejemplo, la cerradura de una puerta que no contiene cierto azucarero."

"Sí la cerradura es un señuelo, sub-sub," dijo el Conde Olaf en tono burlesco, "entonces, no te importará decirme como abrirla."

"Muy bien," dijo Dewey, resistiéndose para sonar tranquilo. "La primera frase es el nombre del perro de Anya Ivanov."

"La segunda frase es el arma que te dejó huérfano a ti, Olaf," dijo Dewey.

"Y la tercera," dijo Dewey, "es el nombre de la lancha que arribó en el Puerto Damocles durante el Huracán Herman."

"¡Ya he tenido suficiente de tus juegos!" dijo el Conde Olaf con un rugido. "¡Ja! Sí no escucho las frases exactas que abren la cerradura cuando Esmé cuente hasta diez. ¡Dispararé el arpón y te haré pedazos! Esmé, ¡cuenta hasta diez!"

"No voy a contar hasta diez," dijo Esmé haciendo pucheros. "¡Ya no volveré a hacer nada para ti jamás!"

"¡Lo sabía!" dijo Jerome. "Sabía que podrías ser una persona noble de nuevo, Esmé! ¡No es necesario que andes paseándote con un indecente bikini en medio de la noche amenazando a un sub-sub-bibliotecario! Puedes quedarte con nosotros, en el nombre de la justicia."

"No exageremos," dijo Esmé. "Sólo porque este dejando a mi novio no significa que me haga una santa como ustedes. La justicia esta Out. La injusticia esta In. Por eso es que le llaman Injusticia."

"Debes hacer lo que es correcto en este mundo," dijo Justicia Strauss, "No sólo lo que este de moda. Comprendo tu situación, Esmé. Cuando tenía tu edad, pasé años como una cuatrera antes de darme cuenta de que—"

"No quiero empezar a oír tus aburridas historias," gruñó el Conde Olaf. "La única cosa que quiero, es oír las tres frases exactas salir de la boca de Dewey, o su destino será morir a causa de un arpón, tan pronto como diga el numero diez. ¡Uno!"

"¡Alto!" gritó Justicia Strauss. "¡En el nombre de la ley y la justicia!"

"¡Dos!"

"¡Alto!" suplicó Jerome Squalor. " ¡En el nombre de la moda y la injusticia!"

"¡DIEZ!"

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12/10/2018, 02:04
Mr. Poe

Pero entonces, en un instante, escucharon otro sonido, específicamente una tos muy fuerte, y en un momento todo cambio y así es como funcionan las cosas en este mundo perverso. En un instante, puedes encender un fósforo y provocar un incendio que puede destruir la vida de innumerables personas. En un instante, puedes sacar un pastel del horno y ofrecer el postre a innumerables invitados, asumiendo que el pastel es muy grande, y que la gente no esta muy hambrienta.

En un instante, puedes intercambiar algunas palabras de un poema escrito por Robert Frost y comunicarte con tus asociados a través de un código conocido como Verso Fluctuante Declarativo que consiste en que las palabras importantes son cada 10 sin importancia y en un instante, puedes darte cuenta donde se encuentra escondido algo y decidir recuperarlo o dejarlo allí escondido, donde tal vez jamás sea encontrado y con el tiempo será olvidado por todos, menos por algunos lectores y figuras angustiadas que han sido olvidadas portodos, menos por algunos lectores y figuras angustiadas, que sucesivamente son olvidadas, y etcétera, etcétera, etcétera y algunos otros etcéteras extras.

Todo esto puede ocurrir en un instante, como sí un simple instante fuese algo enorme, capaz de guardar innumerable secretos, en un contenedor a salvo, seguro y lindo, al igual que los innumerables secretos guardados dentro del Hotel Denouement, o en el catalogo submarino bajo su ondeante reflejo. Pero en este instante, en el enorme vestíbulo del hotel, los Millonarios oyeron una tos, tan fuerte que se les hizo familiar, y en ese preciso instante el Conde Olaf volteó la mirada para ver a la persona que iba entrando al vestíbulo, y rápidamente soltó el arpón dejándolo caer en las manos de de los Millonarios cuando vio una figura vestida con una pijamas que tenía dibujos estampados en forma de dinero alrededor y una expresión desconcertante en su rostro.

En ese instante, los Millonarios sostuvieron el arma, sintiendo el cargante y oscuro peso sobre sus manos, y en ese instante el arma se resbaló de sus manos, y al caer al verde suelo de madera hizo un ruido estrepitoso y en ese instante oyeron el ¡clic!, del gatillo rojo y en ese instante el penúltimo anzuelo fue disparado con un ruido de ¡juiu!,el cual salió volando a través del enorme salón abovedado, interceptando a alguien con un golpe fatal, una palabra que aquí significa "matando a una personas del vestíbulo."

"¿Qué esta pasando?" reclamó el Sr. Poe, el cual no murió a causa de un arpón, al menos, no esta noche en particular. "Pude escuchar a personas discutiendo por todo el pasillo hasta la Habitación 174. Que diantres—" y en ese instante dejó de hablar y observó horrorizado a los Millonarios.

"¡Millonarios!" gritó en asombro, pero no fue la única persona que gritó en asombro.

Saimon gritó en asombro y El Patrón gritó en asombro y Dennise gritó en asombro y Reginald gritó en asombro y Anya gritó en asombro y Justicia Strauss y Jerome Miseria gritaron en asombro y Hugo, Colette y Kevin—que estaban acostumbrados a la violencia que enfrentaron en los días que trabajaron como empleados del carnaval y como secuaces de un villano—gritaron en asombro y Carmelita Spats gritó en asombro y Esmé Miseria gritó en asombro e incluso el Conde Olaf gritó en asombro, aunque es algo inusual para un villano gritar en asombro, al menos que descubra un secreto crucial, o que sufra un gran dolor.

Pero fueron Dewey Denouement y René Handsome que dieron el grito más fuerte de todos, más fuerte que los ¡Mal! que se oyeron en el hotel cuando en el reloj dieron las dos. ¡Mal! ¡Mal! El reloj hizo un estruendo, pero lo único que los Millonarios oyeron fue el dolor de René y el de Dewey, un grito ahogado, mientras se tambaleaban retrocediendo fuera de vestíbulo, una mano en su pecho y la otra agarrando la soga al final del anzuelo, que sobresalía de su cuerpo de una manera extraña, como una pajilla, o el reflejo de una de los brazos flacuchos de Dewey.

Los Millonarios los llamaron, pero ni René ni el sub-sub-bibliotecario respondió, y en silencio salió tambaleante del hotel. Por un momento, los ricos quedaron tan sorprendidos que no pudieron moverse mientras lo observaban desaparecer a través de la nube de vapor que emanaba del conducto de la lavandería, pero inmediatamente corrieron hacia ellos y mientras se apresuraban bajando las escaleras oyeron un ¡esplach! que venía de la orilla del estanque.

Para cuando los Millonarios los alcanzaron, René se había hundido entre las aguas y él ya comenzaba a hundirse, su cuerpo tembloroso formaba ondas en el agua. Hay personas que dicen que el mundo es como un estanque en calma, y que en cualquier momento una persona puede hacer la cosa más insignificante, como sí una piedra cayese en el estanque, propaganda círculos de onda cada vez más y más lejos, hasta que todo mundo haya cambiando por una pequeña acción, pero los Millonarios no podían soportar pensar en la pequeña acción del gatillo de un arpón, o en que todo mundo haya cambiado en un instante. En lugar de ello, frenéticamente se apresuraron a la orilla del estanque antes de que el sub-sub-bibliotecario se hundiera por completo, Saimon sujetó una mano y Dennise la otra.

"Estarás bien." dijo Anya llorando. "René redujo la velocidad del arpón con su cuerpo, ahora vamos a sacarte del agua."

Dewey negó con la cabeza, y después les dirigió una dolorosa mirada a los ricos, como sí estuviera intentando hablar pero sin poder encontrar las palabras.

"Vivirás," dijo El Patrón, aunque el sabía, por haber vivido unos terribles eventos y por sus propios terribles eventos, que esto simplemente no era cierto.

Dewey negó de nuevo. Para entonces, solamente su cabeza y sus dos temblorosas manos se encontraban en la superficie del agua. Los ricos no pudieron ver su cuerpo, o el anzuelo, lo cual agradecieron pensando que pudo haber sido peor.

"Nosotros te fallamos" dijo Reginald.

Dewey negó con la cabeza una vez más, esta vez con mucha fuerza en violento desacuerdo. Abrió la boca alzando una de sus manos, que apuntaba más allá de las espaldas de los Millonarios, hacia el cielo oscuro, mientras él luchaba por pronunciar la única palabra que deseaba decir. "Kit," suspiró finalmente, y después, resbalándose de las manos de los ricos, desapareció en las turbias aguas y los Millonarios lloraron a solas por todo lo que fue peor para ellos y por las cosas que ocurren en este mundo perverso.