Partida Rol por web

[HLdCN] - Subastas Millonarias

13. The End

Cargando editor
20/10/2018, 12:13
Ishmael

A medida que los colonos y las ovejas se acercaban más y más, los ricos pudieron ver que las ovejas llevaban algo más a remolque, colocado en el trineo detrás de la silla del orientador. Era la larga y vistosa jaula de pájaros que había sido encontrada en la tormenta anterior, brillando con la luz del sol como un pequeño fuego.

-Conde Olaf -dijo Ishmael con una voz retumbante, tan pronto como llegó su silla. Miró fijamente al villano con desprecio pero también con cuidado, como si estuviera memorizando su cara.

-Ishmael -dijo el Conde Olaf, con el tono falso.

-Llámame Ish -dijo Ishmael.

-Llámame Kit Snicket -dijo Olaf.

-No voy a llamarte nada -gruñó Ishmael-. Tu reinado de perfidia se ha acabado, Olaf -con un movimiento rápido, el orientador se inclinó hacia abajo y arrancó la peluca de algas de la cabeza de Olaf-. Me han hablado de tus estratagemas y tus disfraces, y no lo vamos a permitir. Serás encerrado inmediatamente.

Jonah y Sadie bajaron la jaula de pájaros del trineo, la dejaron en el suelo, y le abrieron la puerta, mirando de modo significativo a Olaf. Tras un gesto de Ishmael, Weyden y la señora Marlow dieron un paso hacia el villano, le arrancaron la pistola de arpones de las manos, y lo arrastraron hasta la jaula del pájaro, mientras los Millonarios se miraban unos a otros, inseguros de cómo sentirse exactamente. Por un lado, parecía como si los Millonarios hubieran estado esperando toda la vida a que alguien pronunciase exactamente las palabras que Ishmael había pronunciado, y estaban ansiosos de que Olaf fuera al fin castigado por sus horribles actos.

Era difícil de decir, cómo se sentían los Millonarios con respecto al Conde Olaf siendo arrastrado al interior de una jaula de pájaros, pero como a menudo es el caso, no importaba cómo se sintieran los ricos, porque iba a suceder de todos modos. Weyden y la señora Marlow arrastraron al villano que luchaba hasta la puerta de la jaula de pájaros y lo obligaron a hundirse dentro. Él gruñó, y puso los brazos alrededor de su falso embarazo, y dejó descansar la cabeza sobre las rodillas, y encorvó la espalda, y los hermanos Bellamy cerraron la puerta de la jaula y le echaron el pestillo. El villano cabía en la jaula, pero con dificultad, y tenías que mirar de cerca para ver que el lío de miembros y pelo y ropa amarilla y naranja era una persona.

-Esto no es justo -dijo Olaf. Su voz salió apagada del interior de la jaula, aunque los ricos se dieron cuenta de que seguía usando un tono chillón, como si no pudiera evitar el fingir ser Kit Snicket. -Soy una inocente mujer embarazada, y estos ricos son los verdaderos villanos. No habéis oído toda la historia.

-Depende de cómo se mire -dijo Ishmael con firmeza-. Friday me dijo que no eras amable, y es todo lo que necesitamos oír. ¡Y esta peluca de algas es todo lo que necesitamos ver!

-Ishmael tiene razón -dijo la señora Caliban con firmeza-. ¡No has sido otra cosa que una pérfida persona, Olaf, y los Millonarios no han sido otra cosa que unas buenas personas!

-Unas buenas personas -repitió Olaf-. ¡Ja! ¿Por qué no miráis detrás de los Millonarios? ¡Están escondiendo una serpiente increiblemente mortal que una de tus queridas colonas le dio!

Ishmael bajó la vista hasta los Millonarios desde su posición privilegiada, una frase que aquí significa "Silla colocada en un trineo arrastrado por ovejas".- ¿Es eso cierto? -preguntó-. ¿Nos estáis ocultando un secreto?

-Sí -admitió Anya, y mostró la serpiente mientras los isleños hacían un ruido de sorpresa.

-¿Quién os ha dado esto? -demandó Ishmael.

-Nadie nos lo ha dado -dijo Saimon con rapidez, sin atreverse a mirar a Friday-. Simplemente es algo que sobrevivió a la tormenta con nosotros.

-Se os habló de las costumbres de la isla -dijo el orientador con severidad-, y habéis elegido ignorarlas. Hemos sido amables con vosotros, dándoos comida y ropa y refugio, e incluso permitiéndoos conservar las gafas. Y a cambio, no habéis sido amables con nosotros.

-Cometieron un error -dijo Friday, dirigiéndole a Saimon una breve mirada de agradecimiento-. Dejaremos que las ovejas se lleven estas cosas, y nos olvidaremos de todo esto.

-Parece justo -dijo Sherman.

-Estoy de acuerdo -dijo el profesor Fletcher.

-Yo también -dijo Omeros, que había recogido la pistola de arpones.

Ishmael frunció el ceño, pero a medida que más y más isleños se mostraban de acuerdo, sucumbió a la presión social y dirigió a los Millonarios una pequeña sonrisa-. Supongo que pueden quedarse -dijo-, si no vuelven a echar todo a pique -suspiró, y de repente frunció el ceño mirando al charco. Durante la conversación, la Víbora Increíblemente Mortal había decidió darse un breve baño, y ahora estaba mirando fijamente al orientador desde el charco de agua salada.

-¿Qué es eso? -preguntó el señor Pitcairn, que la acababa de ver, sofocando un grito de miedo.

-Es una serpiente amistosa que hemos encontrado -dijo Friday.

-¿Quién te dijo que era amistosa? -demandó Ferdinand.

-Parece increíblemente mortal -dijo Erewhon frunciendo el ceño-. Yo digo que la tiremos al arboreto.

-No queremos una serpiente deslizándose por el arboreto -dijo Ishmael, acariciándose la barba con rapidez-. Podría hacer daño a las ovejas. No os voy a obligar, pero creo que la deberíamos abandonar aquí con el Conde Olaf. Vayámonos ahora, es casi la hora del almuerzo. Millonarios, por favor, empujad ese cubo de libros hasta el arboreto y...

-No deberíamos mover a nuestra amiga -interrumpió Dennise, haciendo un gesto hacia la figura inconsciente de Kit-. Tenemos que ayudarla.

-No me había dado cuenta de que había un náufrago ahí arriba -dijo el señor Pitcairn, echando un vistazo al pie  descalzo que seguía colgando de un lado del cubo-. ¡Mirad, tiene el mismo tatuaje que el villano!

-Es mi novia -dijo Olaf desde la jaula de pájaros-. Debéis castigarnos a los dos o liberarnos a los dos.

-¡Ella no es tu novia! -gritó El Patrón. ¡Es nuestra amiga, y está en apuros!

-Parece que desde el instante en que os unisteis a nosotros, la isla está amenazada con secretismo y traiciones -dijo Ishmael, con un suspiro de cansancio-. Aquí nunca habíamos tenido que castigar a nadie antes de que llegarais, y ahora hay otra persona sospechosa merodeando por la isla. No os voy a obligar, pero si queréis ser parte del lugar seguro que hemos construido, creo que deberíais abandonar también a esa tal Kit Snicket, aun cuando nunca he oído hablar de ella.

-No la abandonaremos -dijo Saimon-. Necesita nuestra ayuda.

-Como he dicho, no os voy a obligar -dijo Ishmael, con un último tirón a su barba-. Adiós, Millonarios. Podéis quedaros aquí en la plataforma costera con vuestra amiga y vuestros libros, si son tan importantes para vosotros.

-Pero, ¿qué va a pasar con ellos? -preguntó Willa-. El Día de Decisión se está acercando, y la plataforma costera se va a inundar de agua.

-Ése es su problema -dijo Ishmael, y dirigió a los isleños un imperioso; la palabra "imperioso" como probablemente sepas, significa "impresionante y un poco snob" encogimiento de hombros. Al mismo tiempo que sus hombros subían, un pequeño objeto rodó fuera de la manga de su bata y aterrizó con un pequeño ¡plop! en un charco, casi dándole a la jaula de pájaros en la que Olaf estaba prisionero. Los Millonarios no fueron capaces de identificar el objeto, pero fuera lo que fuera, era suficiente como para hacer que Ishmael diera una rápida palmada para distraer a la gente que pudiera estar preguntándoselo.

-¡Vámonos! -gritó, y las ovejas empezaron a arrastrarlo de vuelta a su carpa. Unos cuantos isleños le dirigieron a los Millonarios  una mirada de disculpa, como si no estuvieran de acuerdo con las sugerencias de Ishmael pero no se atrevieran a hacer frente a la presión social de sus compañeros colonos.

El profesor Fletcher y Omeros, que tenían sus propios secretos, parecían especialmente arrepentidos, y Friday parecía que se iba a echar a llorar. Incluso empezó a decir algo a los Millonarios, pero la señora Caliban se adelantó y rodeó con un brazo firme los hombros de la niña, por lo que se limitó a decirles adiós a los ricos con un triste movimiento de la mano y a alejarse con su madre.

Los Millonarios estuvieron por un momento demasiado aturdidos como para decir algo. En contra de las expectativas, el Conde Olaf no había engañado a los habitantes de ese lugar tan lejano del mundo, sino que había sido capturado y castigado. Pero los Millonarios seguían sin estar a salvo, y ciertamente tampoco estaban felices de encontrarse abandonados en la plataforma costera con tanto detrito.

-Esto no es justo -dijo al fin El Patrón, pero lo dijo en voz tan baja que los isleños en marcha probablemente no le oyeron. Sólo los otros Millonarios le oyeron, y la serpiente a la que los Millonarios pensaban que no volverían a ver, y por supuesto el Conde Olaf, que estaba acurrucado en la larga y vistosa jaula de pájaro como una bestia encarcelada, y que fue el único que le contestó.

-La vida no es justa -dijo, sin fingir la voz, y por una vez los Millonarios estuvieron de acuerdo con cada palabra que el hombre había dicho.

Cargando editor
20/10/2018, 16:35
El Patrón 2R

El Patrón se acerca a ver que se le había caído al líder de la secta... mientras dice:

Tengo que recuperar mi escopeta como sea visto lo visto, si estuviese Regi le diría que me ayudase a recuperar mi cuarta pierna

Intentamos ayudar a Kit?

Cargando editor
21/10/2018, 14:44
21-M Saimon Satrustegi Windfog

-Tenemos que hacer dos cosas. -Dijo Saimon respondiendo a El Patron. -Ayudar a Kit y saber que esconde el Señor Conde bajo la ropa tan celosamente, os recuerdo que aun no hemos encontrado el hongo super mortal del que hacia gala en el hotel...

Se acerco al cubo de libros y agarro el pie de la Sniket Para hacerle cosquillas en la planta del pie. -Vamos amiga despierte, es hora de que nos ayudemos mutuamente. -Para luego girar la cabeza en busca de la jaula y su único habitante. -Señor Conde Falo. Espero que no piensa en mas maldades sin sentido y deje ese MC a nuestro alcance como hizo con la pistola. Mmmm... Teníamos que habernos quedado con el lanza arpones. -Comentaba, mientras miraba hacia el malvado villano y su mano seguía intentando hacer cosquillas en la planta del pie de la mujer embarazada e inconsciente.

Cargando editor
21/10/2018, 14:51
Conde Olaf

La difícil situación en la que se encontraban los Millonarios, sentados en la plataforma costera, con Kit Snicket inconsciente en lo alto del cubo de libros sobre sus cabezas, el Conde Olaf encerrado en una jaula a su lado, y la Víbora Increíblemente Mortal enroscada a sus pies, es una oportunidad excelente para usar la expresión "futuro nuboso ".

Los cuatro ricos tenían verdaderamente un futuro nuboso esa tarde, y no sólo por la masa de vapor de agua condensada, que Saimon era capaz de identificar como de la clase de los cúmulos, que se estaba acercando hacia ellos por el cielo como otro náufrago más de la tormenta de la noche anterior.

La expresión "futuro nuboso " se refiere a cuando la gente tiene un porvenir desgraciado y amenazador, como los niños impopulares que hay en la mayoría de las clases del colegio, o un analista retórico una organización secreta que está bajo sospecha.

La comunidad de isleños había hecho verdaderamente que Anya, Dennise, Saimon y El Patrón tuvieran un futuro nuboso, e incluso bajo el brillante sol de la tarde los Millonarios sintieron la frialdad de la sospecha y desaprobación de la colonia. Pese a los intentos de Saimon por despertar a Kit Snicket acariciando la planta del pie con el tobillo roto, esta no reacciona.

-No puedo creerlo -dijo Anya-. No puedo creer que hayamos sido abandonados.

-Pensamos que podríamos dejar atrás todo los que nos había ocurrido antes de llegar aquí -dijo Dennise-, pero este lugar es tan poco seguro como todos en los que hemos estado.

-Pero, ¿qué hacer? -preguntó El Patrón.

-No podemos vivir aquí -apuntó Saimon.

Anya echó un vistazo alrededor de la plataforma costera-. Supongo que podemos pescar y recoger algas para comer -dijo-. Nuestros almuerzos no serían muy diferentes a los de la isla.

-Si hubiera fuego -dijo Dennise pensativa-, podríamos hacer una carpa a la sal.

-El Día de Decisión se está acercando, y la plataforma costera estará bajo el agua. Tenemos que, o vivir en la isla, o encontrar el modo de volver de donde vinimos. No sobreviviremos a un viaje por el mar sin una barca -dijo El Patrón,

-Kit lo hizo -apuntó Anya.

-La biblioteca le debe haber servido como una especie de embarcación -dijo Saimon, pasando la mano por los libros-, pero no puede haber venido desde muy lejos con una barca de papel.

-Espero que se encontrara con los Quagmire -dijo Dennise.

-Espero que se despierte y nos cuente qué pasó -dijo El Patrón.

-¿Crees que está gravemente herida? -preguntó Anya.

-No hay modo de decirlo sin un examen médico completo -dijo Saimon-, pero excepto por el tobillo, parece estar bien. Probablemente solo esté agotada por la tormenta.

-Estoy preocupada por ella y por el bebé -dijo Anya con tristeza, deseando tener una manta seca y cálida en la plataforma costera, que los Millonarios hubieran usado para cubrir a su amiga inconsciente.

-No podemos preocuparnos únicamente de Kit -dijo El Patrón-. Tenemos que preocuparnos de nosotros mismos.

-Tenemos que pensar un plan -dijo Dennise con cansancio, y los tres Millonarios restantes suspiraron y Cookie el perro de la rusa también parecía suspirar. Incluso la Víbora Increíblemente Mortal pareció suspirar y recostó la cabeza con compasión en el pie de Dennise.

Los Millonarios se quedaron quietos en la plataforma costera y pensaron en todas las situaciones difíciles en las que habían estado, y en todos los planes que habían pensado para ponerse a salvo, sólo para acabar en medio de otra catastrófica desdicha. Su futuro estaba cada vez más y más nuboso, y los Millonarios se hubieran quedado allí sentados durante bastante tiempo si el silencio no hubiera sido roto por la voz de un hombre que estaba encerrado en una jaula de pájaros.

-Yo tengo un plan -dijo el Conde Olaf-. Dejadme salir y os diré qué es.

Aunque Olaf ya no usaba la voz chillona, su voz todavía sonaba apagada desde el interior de la jaula, y cuando los Millonarios se volvieron a mirarle fue como si tuviera puesto uno de sus disfraces. El vestido amarillo y naranja que llevaba le cubría la mayor parte del cuerpo, y los ricos no podían ver la curva de su falso embarazo ni el tatuaje de un ojo que tenía en el tobillo. Solamente unos pocos dedos de los pies y de las manos se salían de los barrotes de la jaula de pájaros, y si los Millonarios miraban de cerca podían ver la curva húmeda de su boca, y un ojo parpadeante mirándoles fijamente desde su cautiverio.

-No te vamos a dejar salir -dijo Saimon-. Tenemos suficientes problemas sin tí vagando suelto.

-Vosotros mismos -dijo Olaf, y su vestido crujió cuando intentó encogerse de hombros-. Pero es seguro que os ahogaréis igual que yo cuando la plataforma costera se inunde. No podéis construir una barca, porque los isleños han recolectado todo de la tormenta. Y no podéis vivir en la isla, porque los colonos os han abandonado. Aunque hayamos naufragado, seguimos estando en el mismo barco.

-No necesitamos tu ayuda, Olaf -dijo Dennise-. Si no fuera por ti, no estaríamos aquí para empezar.

-No estés tan seguro de eso -dijo el Conde Olaf, y su boca se curvó con una sonrisa-. Todo acaba por llegar a estas costas alguna vez, a juzgar por ese idiota de la bata.

-¿Qué quieres decir? -demandó Anya.

-Dejadme salir -dijo Olaf, con una risita apagada-, y os lo diré.

Los Millonarios se miraron unos a otros dudosos-. Intentas engañarnos -dijo El Patrón.

-¡Claro que intento engañaros! -gritó Olaf-. Así es como funciona el mundo, Millonarios. Todos corretean con sus secretos y sus planes, intentando ser más listos que los demás. Ishmael fue más listo que yo, y me encerró en esta jaula. Pero yo sé cómo ser más listo que él y todos sus amigos isleños. Si me dejáis salir, podré ser el rey de Olaflandia, y vosotros cuatro seréis mis nuevos esbirros.

-No queremos ser tus nuevos esbirros -dijo Anya-. Sólo queremos estar a salvo.

-Ningún lugar del mundo es seguro -dijo el Conde Olaf.

-No contigo alrededor -estuvo de acuerdo Dennise.

-No soy peor que cualquier otra persona -dijo el Conde Olaf-. Ishmael es tan pérfido como yo.

-Pinche pendejo -dijo El Patrón.

-¡Es cierto! -insistió Olaf, aunque probablemente no había entendido lo que El Patrón había dicho-. ¡Mírame! ¡Estoy rellenando una jaula sin un buen motivo!

Ishmael no es pérfido. -Dijo Saimon- Puede que esté equivocado, pero sólo intenta hacer de la isla un lugar seguro.

-¿Ah, sí? -dijo Olaf, y la jaula tembló cuando se rió entre dientes-. ¿Por qué no os acercáis hasta ese charco, y veis lo que Ishmael dejó caer dentro?

Los Millonarios se miraron unos a otros. Casi habían olvidado el objeto que había rodado del interior de la manga del orientador, con la excepción de El Patrón, que disimuladamente trataba de localizarlo aunque no sabía hasta ese momento en cual de los charcos había caído. Los Millonarios miraron fijamente en el agua, pero fue la Víbora Increíblemente Mortal la que serpenteó en las turbias profundidades del charco y volvió con un pequeño objeto en la boca, que depositó en la mano en espera de Dennise.

-Gracias -dijo Dennise, dándoles las gracias a la serpiente rascándole la cabeza.

-¿Qué es esto? -dijo Anya, inclinándose para mirar lo que la víbora había recuperado.

-Es un corazón de manzana -dijo Saimon, y los Millonarios vieron que lo era. Dennise estaba sujetando el corazón de una manzana, que había sido tan minuciosamente mordisqueada que apenas quedaba nada.

-¿Veis? -preguntó Olaf-. ¡Mientras los otros isleños tienen que hacer todo el trabajo, Ishmael se escabulle hasta el arboreto con sus pies perfectamente sanos y se come todas las manzanas él solo! ¡Vuestro querido orientador no sólo tiene barro en los pies, tiene pies de barro!

La jaula de pájaros tembló con su carcajada, y los Millonarios miraron primero al corazón de manzana y después los unos a los otros. "Pies de Barro" es una expresión que se refiere a una persona que parece ser honesta y sincera, pero resulta tener una debilidad oculta o un pérfido secreto. Si alguien resulta tener pies de barro, la opinión que tienes de esa persona puede venirse abajo, del mismo modo que una estatua puede venirse abajo si la base resulta estar mal construida.

Los Millonarios habían pensado que Ishmael estaba equivocado sobre abandonarlos en la plataforma costera, por supuesto, pero creían que lo había hecho para evitarles problemas a los isleños, del mismo modo que la señora Caliban no había querido que Friday se disgustara aprendiendo a leer, y aunque no estaban mucho de acuerdo con la filosofía del orientador, al menos respetaban el hecho de que intentaba hacer lo mismo que los Millonarios habían estado intentando hacer desde el terrible día en la playa en el que se habían visto la misteriosa muerte de Dorotea Pastelito: encontrar un lugar seguro el que estar seguros.

Pero ahora, mirando al corazón de manzana, se dieron cuenta de que lo que había dicho el Conde Olaf era cierto. Ishmael tenía pies de barro. Estaba mintiendo sobre sus lesiones, y era egoísta con respecto a las manzanas del arboreto, y era pérfido por presionar a cada persona en la isla para que hicieran todo el trabajo. Mirando fijamente a las pérfidas marcas de dientes que el orientador había dejado, recordaron su afirmación de que había predicho el tiempo con magia, y su extraña mirada cuando insistió en que la isla no tenía biblioteca, y los ricos se preguntaron qué otros secretos estaba ocultando el barbudo orientador.

Dennise, Saimon, El Patrón y Anya se hundieron en un montón de arena húmeda, como si ellos también tuvieran pies de barro, y se dirigieron al cubo de libros, preguntándoles cómo habían podido viajar tan lejos del mundo sólo para encontrar la misma deshonestidad y perfidia de siempre.

-¿Cuál es tu plan? -le preguntó Anya al Conde Olaf, después de un largo silencio.

-Déjame salir de esta jaula -dijo Olaf-, y te lo diré.

-Dínoslo primero -dijo Saimon-, y quizás te dejemos salir.

-Dejadme salir primero -insistió Olaf.

-Dilo primero -insistió El Patrón, con la misma firmeza.

-Puedo discutir con vosotros todo el día -gruñó el villano-. ¡Dejadme salir, os digo, o me llevaré mi plan a la tumba!

-Podemos pensar un plan si ti -dijo Dennise, esperando sonar más segura de lo que se sentía-. Nos las hemos arreglado para escapar de muchas situaciones difíciles sin tu ayuda.

-Tengo el único arma que puede amenazar a Ishmael y a sus partidarios -dijo el Conde Olaf.

-¿La pistola de arpones? -pregunto Saimon. Omeros se la llevó.

-La pistola de arpones no, idiota erudito -dijo el Conde Olaf desdeñosamente, una palabra que aquí significa "mientras trataba de rascarse la nariz dentro de los límites de la jaula de pájaros"-. ¡Estoy hablando del Medusoid Mycelium!

-¡El Hongo! -gritó Anya. El resto de los Millonarios ahogaron un grito, Cookie, el perro de la rusa e incluso la Víbora Increíblemente Mortal parecía asombrada a su modo de reptil cuando el villano les contó lo que ya debes de haber adivinado.

-No estoy verdaderamente embarazado -confesó con una sonrisa enjaulada-. El casco de buceo que contiene las esporas de Medusoid Mycelium está escondido en el vestido que llevo puesto. Si me dejáis salir, puedo amenazar a la colonia entera con estos hongos mortales. ¡Todos esos tontos en bata serán mis esclavos!

-¿Qué pasa si se niegan? -preguntó El Patrón.

-Entonces haré pedazos la escafandra -alardeó Olaf-, y la isla entera será destruida.

-Pero nosotros también seremos destruidos -dijo Dennise- Las esporas nos infectarán, al igual que a todos los demás.

-Escaparemos en la canoa, idiotas -dijo Olaf-. Los imbéciles de la isla la han estado construyendo todo el año. Es perfecta para dejar este lugar atrás y dirigirnos de vuelta a donde está la acción.

-Quizás nos dejen irnos, simplemente -dijo Saimon-. Friday dijo que todo el que desee dejar la colonia puede montarse a bordo de la canoa el Día de Decisión.

-Esa niña pequeña no ha estado aquí durante mucho tiempo -se burló el Conde Olaf-, así que todavía cree que Ishmael permite a la gente hacer lo que quiera. No seáis tan tontos como ella, Millonarios.

-¿Cómo sabes tanto sobre este lugar, Olaf? -demandó El Patrón-. ¡Sólo has estado aquí unas pocas horas, tal y como nosotros!

-Tal y como vosotros -repitió el villano con burla, y la jaula tembló de nuevo con una carcajada-. ¿Creéis que vuestra patética historia es la única historia en el mundo? ¿Creéis que la isla simplemente ha estado aquí en el mar, esperando que lleguéis a sus costas? ¿Creéis que me yo me limité a sentarme en mi casa de la ciudad, a esperar a que vosotros, millonarios miserables, os metierais en mi camino?

-Tu vida no me interesa -dijo Dennise, y la Víbora Increíblemente Mortal pareció sisear con aprobación.

-Podría contaros historias, Millonarios -dijo el Conde Olaf con un resuello ahogado-. Podría contaros secretos sobre gente y lugares con los que nunca soñaríais. Podría hablaros sobre peleas y cismas que empezaron antes de que nacierais algunos de vosotros. Incluso podría contaros cosas sobre vosotros mismos que nunca podríais imaginar. Sólo abrid la puerta de la jaula, Millonarios, y os contaré cosas que jamás podríais descubrir por vosotros mismos.

Los Millonarios se miraron unos a otros y se encogieron de hombros. Incluso a plena luz del día, y atrapado en una jaula, el Conde Olaf seguía dando miedo. Era como si hubiera algo malvado que pudiera amenazarles incluso aunque estuviera bien encerrado, lejos del resto del mundo.

Los Millonarios sentían una gran curiosidad por las palabras de Olaf, pero aún así había algo muy, muy siniestro sobre las palabras del Conde Olaf. Escucharle hablar era como estar al borde de un pozo profundo, o andar por un acantilado en mitad de la noche, o escuchar un extraño crujido fuera de la ventana de tu habitación, sabiendo que en cualquier momento algo grande y peligroso puede pasar.

No era un secreto que los Millonarios quisieran escuchar, del Conde Olaf o de cualquier otro, y aunque parecía un secreto que no podía ser evitado, los ricos querían evitarlo de todos modos, y sin decirle otra palabra al hombre en la jaula los cuatro Millonarios se pusieron en pie y caminaron alrededor del cubo de libros hasta que estuvieron en el extremo opuesto, donde Olaf y su jaula de pájaro no podían ser vistos.

Entonces, en silencio, los Millonarios se sentaron, apoyándose en la extraña embarcación, y se quedaron mirando la línea plana del mar, intentando no pensar en lo que Olaf había dicho. De vez en cuando tomaban tragos del cordial de coco de las conchas que colgaban de sus cinturas, esperando que la fuerte y extraña bebida les distrajera de los fuertes y extraños pensamientos de sus cabezas.

Durante toda la tarde, hasta que el sol se puso en el ondeante horizonte, los Millonarios se sentaron y bebieron, y se preguntaron si se atreverían a enterarse de qué estaba esperando en el corazón de sus tristes vidas, cuando cada secreto, cada misterio, y cada catastrófica desdicha fuera desvelada.

Notas de juego

-Podría contaros historias, Millonarios -dijo el Conde Olaf con un resuello ahogado-. Podría contaros secretos sobre gente y lugares con los que nunca soñaríais. Podría hablaros sobre peleas y cismas que empezaron antes de que nacierais algunos de vosotros. Incluso podría contaros cosas sobre vosotros mismos que nunca podríais imaginar. Sólo abrid la puerta de la jaula, Millonarios, y os contaré cosas que jamás podríais descubrir por vosotros mismos.

-Esto hace referencia a la Sub-Trama que habrá en la partida "El Cisma de V.F.D." la cual ya está abierta: https://www.comunidadumbria.com/partida/hldcn-la-cisma-del-v-f-d-

Cargando editor
21/10/2018, 18:00
El Patrón 2R

El Patron estaba en un mar de dudas y objetos raros, literalmente.... No sabia que hacer, pero lo que estaba seguro es que no queria dejar al conde Falo suelto, y tampoco que sus secuaces le liberasen, porque hasta ahora, en sus pensamientos internos, en lo mas profundo de sus recuerdos, oía una voz que le decia... chicano espaldamojada... que haces parado haciendo el memo, descubrir quien esta de lado de Olaf, y dejarlos ahi, vete con el resto y Kit, que eres tan tonto que meas contra el viento y el pis te da en la cara!!!

Lo primero chicos, es pasar de Olaf, segundo, ayudar a Kit y tercero, conseguir esa barca sea como sea...

Cargando editor
21/10/2018, 19:49
Kit Snicket

Pensar en algo es como coger una piedra mientras das un paseo, ya sea para lanzar piedras en la playa, o para buscar la manera de romper las puertas de cristal de un museo. Cuando piensas en algo, añades un poco de peso a tu caminar, y a medida que piensas en más y más cosas es probable que te sientas más y más pesado, hasta que estás tan cargado que no puedes dar ni un paso más, y lo único que puedes hacer es sentarte y quedarte mirando los suaves movimientos de las olas del océano o de los guardias de  seguridad, pensando tan detenidamente sobre tantas cosas como para hacer nada más. Cuando el sol se puso, proyectando largas sombras en la plataforma costera, los Millonarios se sentían tan pesados por sus pensamientos que apenas se podían mover.

Pensaron en la isla, y en la terrible tormenta que les había traído hasta allí, y en la barca que les había llevado a través de la tormenta, y en sus propios actos traicioneros en el Hotel Denouement que les habían llevado a escapar en la barca con el Conde Olaf, quien había dejado de llamar a los Millonarios y que ahora estaba roncando ruidosamente en la jaula de pájaros.

Pensaron en la colonia, y en la desconfianza que habían despertado, y en la presión social que había llevado a los isleños a decidir abandonarlos, y en el orientador que había empezado la presión, y en el secreto corazón de manzana del orientador que no parecía muy diferente a los artículos secretos que habían metido a los Millonarios en problemas en primer lugar.

Pensaron en Kit Snicket, y en la tormenta que la había dejado inconsciente en lo alto de la extraña balsa de libros, y en sus amigos los trillizos Quagmire, que de ellos solo conocían a Quigley, que podían haber sido alcanzados por la misma tormenta, y en el nuevo submarino del Capitán Widdershins que permanecía bajo el agua, y en el cisma misterioso que estaba por debajo de todo como un enorme signo de interrogación.

Saimon siguió pensando, y Dennise siguió pensando, y El Patrón siguió pensando, y Anya siguió pensando, y a medida que la tarde se convertía en noche se sintieron tan cargados por sus pensamientos que sentían que apenas podrían retener otro más, aunque en el momento en el que los últimos rayos de sol desaparecían en el horizonte encontraron otra cosa en la que pensar, ya que en la oscuridad escucharon una voz familiar, y tenían que pensar en qué hacer.

-¿Dónde estoy? -preguntó Kit Snicket, y los Millonarios oyeron su cuerpo moverse en la capa más alta de libros por encima de los ronquidos.

-¡Kit! -dijo Saimon, poniéndose en pie rápidamente-. ¡Estás despierta!

-Somos los Millonarios -dijo El Patrón.

-¿Millonarios? -repitió Kit débilmente-, ¿Sois realmente vosotros?

-En persona. -Dijo Anya.

-¿Dónde estamos? -dijo Kit. Los Millonarios se mantuvieron en silencio por un momento, y se dieron cuenta por primera vez de que ni siquiera sabían el nombre del lugar en el que estaban, ni siquiera cuando Saimon le preguntó a Friday por ello.

-Estamos en un plataforma costera -dijo Dennise finalmente, aunque decidió no añadir que habían sido abandonados allí.

-Hay una isla cerca -dijo El Patrón. El Millonario no explicó que no estaban invitados a poner el pie allí.

-A salvo -dijo Anya, pero no mencionó que el Día de Decisión se estaba acercando, y que pronto el área entera estaría inundada de agua salada. Sin discutir el asunto, los Millonarios decidieron no contarle a Kit toda la historia, no todavía.

-Por supuesto -murmuró Kit-. Debería haber sabido que estaría aquí. En algún momento, todo acaba por llegar a estas costas.

-¿Has estado aquí antes? -preguntó Saimon.

-No -dijo Kit-, pero he oído hablar de este lugar. Mis asociados me han contado historias sobre sus maravillas mecánicas, su gran biblioteca, y las comidas de gourmet que preparan los isleños. Vaya, el día antes de conoceros, Millonarios, compartí un café turco con un asociado que me estaba diciendo que nunca había probado mejores ostras al estilo Rockefeller que durante su estancia en la isla. Debéis estároslo pasando maravillosamente aquí.

-Creo que este lugar ha cambiado desde que tu asociado estuvo aquí -dijo Saimon.

-Probablemente sea cierto -dijo Kit pensativamente-. Thursday dijo que la colonia había sufrido un cisma, al igual que le pasó a V.F.D.

-¿Otro cisma? -preguntó Anya.

-Incontables cismas han dividido el mundo a lo largo de los años -replicó Kit en la oscuridad-. ¿Creéis que la historia de V.F.D. es la única historia en el mundo? Pero no hablemos del pasado, Millonarios. Contadme como hicisteis vuestro camino hasta estas costas.

-De la misma manera que tú -dijo Dennise-. Somos náufragos. La única manera de poder dejar el Hotel Denouement era en barca.

-Sabía que estabais en peligro allí -dijo Kit-. Estábamos observando el cielo. Vimos el humo y supimos que nos estabais indicando que no era prudente el unirnos a vosotros. Gracias, Millonarios. Sabía que no nos fallaríais. Decidme, ¿está Dewey con vosotros?.

Las palabras de Kit eran casi más de los que los Millonarios podían soportar. El humo que había visto, por supuesto, venía del fuego que los ricos habían prendido en la lavandería del hotel, y que se había propagado rápidamente por todo el edificio, interrumpiendo el juicio del Conde Olaf y poniendo en peligro las vidas de toda la gente que estaba dentro, tanto villanos como voluntarios. Y Dewey, me entristece recordártelo, no estaba con los Millonarios, sino yaciendo muerto en el fondo de un estanque, todavía agarrando el arpón que los ricos le habían disparado en el corazón.

Pero Saimon, Dennise, Anya y El Patrón no tenían fuerzas para contarle a Kit toda la historia, no ahora. No podían soportar el tener que contarle lo que había pasado a Dewey, y a toda la gente noble que se habían encontrado, no todavía. No ahora, no todavía, y quizás nunca.

-No -dijo El Patrón-. Dewey no está aquí. 

-El Conde Olaf está con nosotros -dijo Anya-, pero está encerrado.

-Y encontramos esta víbora -añadió Dennise.

-Oh, me alegro de que Ink esté a salvo -dijo Kit, y los Millonarios pensaron que casi podían oírla sonreír-. Ese es mi apodo especial para la Víbora Increíblemente Mortal. Ink fue una buena compañía en esta balsa después de que nos separáramos de los otros.

-¿Los Quagmire? -preguntó Saimon-. ¿Los encontraste?

-Sí -dijo Kit, y tosió un poco-. Pero no están aquí.

-Quizás acaben llegando hasta aquí, también -dijo Anya.

-Quizás -dijo Kit vacilante-. Y quizás Dewey se una a nosotros, también. Necesitamos tantos asociados como sea posible si vamos a volver al mundo a asegurarnos de que se hace justicia. Pero primero, vamos a encontrar la colonia de la que he oído tanto hablar. Necesito un ducha y comida caliente, y después quiero escuchar el relato completo de lo que os ha pasado -empezó a bajarse de la balsa, pero se paró con un grito de dolor.

-No deberías moverte -dijo Dennise rápidamente, contenta de encontrar una excusa para mantener a Kit en la plataforma costera-. Tu pie está dañado.

-Mis dos pies están dañados -corrigió Kit con pesar, volviendo a acostarse en la balsa-. El telégrafo se me cayó en las piernas cuando el submarino fue atacado. Necesito vuestra ayuda, Millonarios. Necesito estar en un lugar seguro.

-Haremos todo lo que podamos -Dijo Saimon.

-Quizás la ayuda esté en camino -dijo Kit-. Puedo ver a alguien viniendo.

Los Millonarios se volvieron para mirar, y en la oscuridad vieron una luz muy pequeña y muy brillante, balanceándose con rapidez es su dirección desde el oeste. Al principio la luz no parecía otra cosa que una luciérnaga, revoloteando aquí y allá en la plataforma costera, pero gradualmente los ricos pudieron ver que era una linterna, junto con varias figuras vestidas con batas blancas muy juntas, caminando cuidadosamente entre los charcos y los escombros. Las figuras llegaron al cubo de libros, y los Millonarios pudieron ver las caras de dos isleños: Finn, que sujetaba la linterna, y Erewhon, que llevaba una gran cesta cubierta.

-Buenas noches, Millonarios -dijo Finn. Bajo la tenue luz de la linterna parecía incluso más joven de lo que era.

-Os hemos traído un poco de cena -dijo Erewhon, y mostró la cesta a los Millonarios. -Estábamos preocupados de que estuvierais bastante hambrientos aquí.

-Lo estamos -admitió El Patrón. Los Millonarios, por supuesto, desearon que los isleños hubieran expresado su preocupación enfrente de Ishamel y del resto, cuando la colonia estaba decidiendo abandonar a los ricos en la plataforma costera, pero cuando Finn abrió la cesta y los ricos olieron la sopa de cebolla de la isla, los ricos no quisieron mirarle el diente a caballo regalado, una frase que aquí significa "rechazar la oferta de una comida caliente, sin importar lo decepcionados que estaban con la persona que se la estaba ofreciendo".

-¿Hay suficiente para nuestra amiga? -preguntó Saimon- Ha recuperado la consciencia.

-Me alegra oírlo -dijo Finn-. Hay suficiente comida para todo el mundo.

-Siempre y cuando guardéis el secreto de que hemos venido aquí -dijo Erewhon-. Ishmael puede pensar que no era apropiado.

-Estoy sorprendida de que no haya prohibido el uso de linternas -dijo Dennise, mientras Finn le acercaba una cáscara de coco llena de sopa humeante.

-Ishmael no prohíbe nada -dijo Finn-. Nunca me obligó a tirar esta linterna. De todos modos, sí que sugirió  que dejara a las ovejas llevarlo hasta el arboreto. En vez de eso, la deslicé dentro de mi bata, en secreto, y Madame Nordoff me ha estado suministrando en secreto de pilas a cambio de enseñarle secretamente a cantar a la tirolesa, que Ishmael dice que puede asustar a los otros isleños.

-Y la señora Caliban me dio disimuladamente esta cesta de picnic -dijo Erewhon-, a cambio de enseñarle en secreto a nadar de espalda, que Ishamel dice que no es la forma de nadar acostumbrada.

-¿La señora Caliban? -dijo Kit, en la oscuridad-. ¿Miranda Caliban está aquí?

-Sí -dijo Finn-. ¿La conoce?

-Conozco a su marido -dijo Kit-. Él y yo nos mantuvimos unidos en un periodo de gran lucha, y somos todavía muy buenos amigos.

-Vuestra amiga debe estar un poco confundida tras su difícil viaje -dijo Erewhon a los Millonarios, poniéndose de puntillas para alcanzarle a Kit un poco de sopa-. El marido de la señora Caliban pereció hace muchos años en la tormenta que la llevó hasta aquí, a causa de un ataque por un Manatí.

-Eso es imposible -dijo Kit, alargando la mano para coger el cuenco de la jovencita-. Acabo de tomar un café turco con él.

-La señora Caliban no es de la clase de guardar secretos -dijo Finn-. Eso es por lo que vive en la isla. Es un lugar seguro, lejos de la perfidia del mundo.

-Me parece que la isla tiene muchos secretos -dijo Anya.

-Me temo que tenemos un secreto más que discutir -dijo Erewhon-, apaga la linterna, Finn. No queremos ser vistos desde la isla.

Finn asintió con la cabeza, y apagó la linterna. Los Millonarios tuvieron un último vistazo de cada uno antes de que la oscuridad los engullera, y por un momento todo el mundo permaneció en silencio, como si temieran hablar.

Hace mucho, muchos años, cuando incluso los tátara-tátara-tatarabuelos de la persona más mayor que conozcas no tenían ni siquiera un día de edad, y cuando la ciudad en la que nacieron los personajes de esta historia no era más que un puñado de sucias cabañas, y el Hotel Denouement nada más que un boceto arquitectónico, y la isla lejana tenía un nombre, y no era considerada lejana en absoluto, había un grupo de gente conocido como los Cimerios. Eran gente nómada, lo que significa que viajaban constantemente, y a menudo viajaban de noche, cuando el sol no les quemaba y cuando las plataformas costeras del área en la que vivían no estaban inundadas de agua. Al viajar en sombras, poca gente pudo ver bien a los Cimerios, y eran considerados gente furtiva y misteriosa, y hasta estos días las cosas hechas en la oscuridad tienden a tener una reputación un tanto siniestra.

Un hombre cavando un hoyo en su patio trasero durante la tarde, por ejemplo, parece un jardinero, pero un hombre cavando un hoyo por la noche parece que esté enterrando algún terrible secreto, y una mujer que mira al exterior desde una ventana durante el día parece que esté disfrutando de la vista, pero parece más una espía si espera a que caiga la noche. El cavador nocturno puede estar en realidad plantando un árbol para sorprender a su sobrina mientras la sobrina se ríe tontamente mirándole desde la ventana, y la observadora diurna puede estar en realidad planeando hacer chantaje al presunto jardinero mientras este entierra las pruebas de sus viciosos crímenes, pero gracias a los Cimerios, la oscuridad hace que incluso las actividades más inocentes parezcan sospechosas, y por eso en la oscuridad de la plataforma costera los Millonarios sospecharon que la pregunta que les hizo Finn era siniestra, aun cuando podría haber sido algo que cualquiera con problemas en el idioma pudiera haberles preguntado.

-¿Sabéis lo que significa "Motín"? -preguntó, con voz baja y calmada.

-Un motín es cuando un grupo de gente actúa en contra de un líder. -explicó Finn-, el profesor Fletcher me enseñó la palabra.

-Estamos aquí para deciros que tendrá lugar un motín en el desayuno -dijo Erewhon-. Más y más colonos se están hartando y aburriendo de la manera en la que las cosas van en la isla, e Ishmael es la raíz del problema. y cuando llegue el Día de la Decisión tendremos por fin la oportunidad de deshacernos de él.

-¿Deshaceros de él? -repitió Anya, la frase sonando siniestra en la oscuridad.

-Vamos a obligarlo a que se suba a bordo de la canoa después del desayuno -dijo Erewhon-, y lo vamos a empujar hasta el mar a medida que la plataforma costera se inunde.

-Un hombre viajando solo por el océano es poco probable que sobreviva -dijo El Patrón.

-No estará solo -dijo Finn-. Unos cuantos isleños apoyan a Ishmael. Si es necesario, también los obligaremos a dejar la isla.

-¿Cuántos? -preguntó Dennise.

-Es difícil saber quién apoya a Ishmael y quién no -dijo Erewhon, y los Millonarios oyeron a la anciana beber de su concha-. Habéis visto cómo actúa. Dice que no obliga a  nadie, pero todo el mundo acaba estando de acuerdo con él de todos modos. Pero no por mucho tiempo. Durante el desayuno averiguaremos quién lo apoya y quién no.

-Erewhon dice que lucharemos durante todo el día y toda la noche si tenemos que hacerlo -dijo Finn-. Todo el mundo tendrá que elegir bando.

Los ricos oyeron un enorme y triste suspiro venir de la cima de la balsa de libros-. Un cisma -dijo Kit en voz baja.

-Exacto -dijo Erewhon-. Esa es la razón por la que hemos venido hasta vosotros, Millonarios. Necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir.

-Después del modo en el que Ishmael os abandonó, nos imaginamos que estaríais de nuestro lado -dijo Finn-. ¿No estáis de acuerdo con que él es la raíz del problema?

Los Millonarios permanecieron juntos en silencio, pensando en Ishmael y en todo lo que sabían de él. Pensaron en el modo en el que los había acogido tan amablemente desde su llegada a la isla, pero también en lo rápido que los había abandonado en la plataforma costera. Pensaron en lo ansioso que había estado por mantener a los Millonarios a salvo, pero también en lo ansioso que había estado por encerrar al Conde Olaf en la jaula de pájaros. Pensaron en su falta de sinceridad sobre sus pies dañados, y sobre el comer manzanas en secreto, pero mientras los ricos pensaban en todo lo que sabían sobre el orientador, también pensaron en lo mucho que no sabían, y después de oír tanto al Conde Olaf como a Kit Snicket hablar sobre la historia de la isla, los Millonarios se dieron cuenta de que no sabían toda la historia. Los ricos podían estar de acuerdo con que Ishmael era la raíz del problema, pero no podían estar seguros.

-No lo sé -dijo Dennise.
-¿No lo sabes? -repitió Erewhon con incredulidad- ¿Os hemos traído la cena, mientras Ishmael os dejó aquí para que os murierais de hambre, y no sabéis de qué lado estáis?

-Confiamos en vosotros cuando dijisteis que el Conde Olaf era una persona horrible -dijo Finn-. ¿Por qué no podéis confiar en nosotros, Millonarios?

-Obligar a Ishmael a dejar la isla parece un poco drástico -dijo Anya.

-Es un poco drástico encerrar a un hombre en un jaula -apuntó Erewhon-, pero no os oí quejaros entonces.

-¿Quid pro quo? -preguntó Saimon.

-Si os ayudamos -tradujo El Patrón-, ¿ayudaréis a Kit?

-Nuestra amiga está herida -dijo Saimon-. Herida y embarazada.

-Y angustiada -añadió Kit débilmente, desde lo alto de la balsa.

-Si nos ayudáis con nuestro plan para derrotar a Ishmael -prometió Finn-, la llevaremos a un lugar seguro.

-¿Y si no? -preguntó Dennise.

-No os vamos a obligar, Millonarios -dijo Erewhon, sonando como el orientador al que quería derrotar-, pero el Día de la Decisión la plataforma costera se inundará. Necesitáis hacer una elección.

Los Millonarios no dijeron nada, y por un momento todo el mundo permaneció en silencio, roto solamente por los ronquidos del Conde Olaf. Anya, Dennise, Saimon y El Patrón no estaban interesados en ser parte de un cisma, después de ser testigos de toda la miseria que siguió al cisma de V.F.D., pero no veían la manera de evitarlo. Finn había dicho que necesitaban hacer una elección, pero elegir entre vivir solos en una plataforma costera, poniéndose en peligro ellos mismos y su amiga herida, o participar en el plan de motín de la isla, no parecía mucho una elección en absoluto, y se preguntaron cuántas personas se habían sentido de este modo, durante los incontables cismas que habían dividido el mundo a lo largo de los años.

-Os ayudaremos -dijo Saimon dijo finalmente-. ¿Qué queréis que hagamos?

-Necesitamos que entréis a escondidas en el arboreto -dijo Finn-. Todos los artículos prohibidos que hemos recolectado a lo largo de los años puede que se vuelvan realmente útiles.

-Pero, ¿qué quieres decir? -preguntó Anya-. ¿Qué debemos hacer con todo el detrito?

-Necesitamos armas, por supuesto -dijo Erewhon en la oscuridad.

-Esperamos obligar a Ishmael a salir de la isla de forma pacífica -dijo Finn con rapidez-, pero Erewhon dice que necesitaremos armas, por si acaso. Ishmael se dará cuenta si vamos al lado más lejano de la isla, pero vosotros cuatro podréis entrar a escondidas en lo alto del montículo,  encontrar algunas armas en el arboreto, y traérnoslas antes del desayuno para que podamos empezar el motín. Creo que uno de ustedes tenía una escopeta, al menos la vi con las ovejas...

-¡Por supuesto que no! -gritó Kit, desde lo alto de la embarcación-. Que no escuche yo que estáis haciendo algo tan vil, Millonarios. Estoy segura de que la isla puede resolver sus dificultades sin recurrir a la violencia.

-¿Tú sobreviviste a tus dificultades sin recurrir a la violencia? -preguntó Erewhon agudamente-. ¿Así es como sobreviviste a la gran lucha que has mencionado, y acabaste naufragando en una balsa de libros?

-Mi historia no es importante -replicó Kit-. Me preocupo por los Millonarios.

-Y nosotros nos preocupamos por ti, Kit -dijo Saimon-. Necesitamos tantos asociados como podamos si vamos a volver al mundo a asegurarnos de que se hace justicia.

-Necesitas estar en un lugar seguro para recuperarte de tus heridas -dijo Anya.

-Y el bebé -dijo Dennise.

-Esa no es razón para meterse en traiciones -dijo Kit, pero no sonaba tan segura. Su voz estaba débil y apagada, y los ricos oyeron los libros crujir cuando movió con incomodidad sus pies dañados.

-Por favor, ayudadnos -dijo Finn-, y nosotros ayudaremos a tu amiga.

-Debe de haber un arma que pueda amenazar a Ishmael y a sus seguidores -dijo Erewhon, y ahora no sonaba como Ishmael. Los Millonarios habían oído casi las mismas palabras salir de la boca aprisionada del Conde Olaf, y se estremecieron al pensar en el arma que el hombre escondía en la jaula de pájaros.

Saimon dejó en el suelo su cuenco vacío, mientras El Patrón tomó la linterna de la anciana- Estaremos de vuelta tan pronto como podamos, Kit - prometió el mayor de los Millonarios-. Deséanos suerte.

La balsa tembló cuando Kit dejó escapar un largo y triste suspiro-. Buena suerte -dijo al fin-. Desearía que las cosas fueran diferentes, Millonarios.

-Nosotros también -replicó Saimon, y los cuatro Millonarios siguieron el estrecho resplandor de la linterna de vuelta a la colonia que los había abandonado.

Sus pies chapoteaban en la plataforma costera, y los Millonarios oyeron el suave deslizamiento de la Víbora Increíblemente Mortal, siguiéndoles fielmente en su misión. No había signo de la luna, y las estrellas estaban cubiertas por las nubes que habían quedado de la tormenta pasada, o quizás estuvieran anunciando una nueva, así que el mundo entero parecía desvanecerse fuera de la luz secreta de la linterna prohibida.

Con cada paso húmedo y vacilante, los ricos se sentían más pesados, como si sus pensamientos fuesen piedras que tuvieran que llevar hasta el arboreto, donde todos los artículos prohibidos yacían esperándoles. Pensaron en los isleños, y en el motín cismático que pronto dividiría la colonia en dos. Pensaron en Ishmael, y se preguntaron si sus secretos y decepciones le hacían merecedor de acabar en el mar. Y pensaron en el Medusoid Mycelium, fermentando en el casco de buceo en las garras de Olaf, y se preguntaron si los isleños descubrirían esa arma antes de que los Millonarios trajeran otra.

Los Millonarios viajaron a oscuras, de la misma manera que otra gente lo había hecho antes que ellos, desde los viajes nómadas de los Cimerios hasta los viajes desesperados de los trillizos Quagmire, quienes en ese mismo momento estaban en circunstancias tan oscuras, aunque bastantes más húmedas, que las de los Millonarios, y a medida que los Millonarios se acercaban más y más a la isla que los había abandonado, sus pensamientos les hacían cada vez más y más pesados, y los Millonarios desearon que las cosas fueran realmente diferentes.

Notas de juego

Caminando hasta el Arboreto en plena oscuridad, en busca de algún arma para hacer frente a Ishmael; como la escopeta del patrón, para así ayudar a que el Motín de Finn y Erewhon se lleve a cabo con éxito.

Cargando editor
21/10/2018, 23:17
21-M Saimon Satrustegi Windfog

Doble S caminaba junto al resto a tientas, rezando a un dios en el que apenas creía o no esperaba nada bueno después de mas de 12 capítulos sufriendo, que los ayudara a llegar sin un solo rasguño en los pies. -Odio la arena y mas la arena a oscuras. -Musito concentrado en no tropezar.

-Tal vez debimos hablarles sobre la manzana y que usaran eso de prueba para que no haya mas perdidas.
-Eso le recordó que aun estaban rodeados de posibles esbirros del Señor Conde Falo o SCF para abreviar y le hizo pensar si a estas alturas los esbirros aun pensaban en atacar. Después de todo su jefe estaba enjaulo y los objetos subastados hacia tiempo que desaparecidos sin dejar rastro.

-Creo que estamos liando la perdiz, estoy con El Patron, encontremos una arma y una camilla para Kit y hagámonos con la barca para salir de aquí. Que cada uno se coma su Cismo. -A lo que su estomago rugió al parecerse tanto esa palabra a Cisne, un manjar de millonarios. -Perdón.

Cargando editor
21/10/2018, 23:37
El Patrón 2R

Quiero recuperar mi escopeta y ya le diré yo al isma ese un par de cosas inapropiadas 

Cargando editor
21/10/2018, 23:54
21-M Saimon Satrustegi Windfog

-Yo quiero recuperar mi vida. -Dijo con nostalgia.

Cargando editor
22/10/2018, 01:03
Ishmael

Los artículos que habían acabado en las costas de la isla a lo largo de los años podían responder cualquier pregunta que tuvieran los Millonarios, y miles de otras preguntas en las que nunca habían pensado. Extendiéndose tan lejos como abarcaba la vista había pilas de objetos, montones de productos, torres de pruebas, fardos de materiales, grupos de información, pilas de sustancias, hordas de piezas, colecciones de artículos, constelaciones de detalles, galaxias de trastos, y universos de cosas... una acumulación, una agregación, una compilación, una concentración, una muchedumbre, una manada, una bandada, y un registro de al parecer todo sobre la Tierra.

Había todo lo que el alfabeto pudiera contener... automóviles y alarmas, bufandas y borlas, cables y chimeneas, discos y dominós, enchufes y ensaladeras, faroles y figuritas, garrotes y gafas, hilos y hamacas, iconos e instrumentos, joyas y juguetes, kimonos y kioscos, limas de uñas y ladrillos, máquinas y mochilas, naipes y navajas, ortodoncias y otomanos, pelucas y pilares, quinqués y quitaesmaltes, radios y raquetas, sierras y sillas de jardín, telas y tenedores, urnas y ukuleles, vendas y vides, walkie-talkies y walkmans, xilófonos y xilorimbas, yates y yugos, zapatos y zabras, una palabra que aquí significa "pequeñas embarcaciones utilizadas normalmente fuera de las costas de España y Portugal" y también todo lo que podía contener un alfabeto, desde una caja de cartón perfecta para almacenar veintiséis bloques de madera, hasta una pizarra perfecta para escribir veintiséis letras.

Había cualquier cantidad de cosas, desde una sola motocicleta hasta incontables palillos chinos, y cosas que contenían cada número, desde matrículas de coche hasta calculadoras. Había objetos para cada clima, desde botas para la nieve hasta ventiladores de techo; y para cada ocasión, desde menorás hasta balones de fútbol; y había cosas que podías utilizar en ciertas ocasiones en ciertos climas, como una fondue sumergible. Había encartes y cuartos de baño portátiles, pasos elevados y ropa interior, tapicerías y edredones de plumas, calientaplatos y cremas frías y cunas y ataúdes, destruidos sin remedio, algo dañados, en ligero mal estado, y completamente nuevos.

Había objetos que los Millonarios reconocieron, incluyendo un marco de fotos triangular y una lámpara de latón con la forma de un pez, y había objetos que los Millonarios no habían visto nunca, incluyendo el esqueleto de un elefante y una máscara verde con brillos que uno puede llevar como parte de un disfraz de libélula, y había objetos que los Millonarios no sabían si habían visto antes, como un mecedor de madera con forma de caballito y una pieza de goma que parecía una correa de ventilador.

Había artículos que parecían ser parte de la historia de los Millonarios, como una réplica en plástico de un payaso y un poste roto, y había artículos que parecían parte de otra historia, como una escultura de un pájaro negro y una gema que brillaba como una mariposa luna, y todos los artículos, y todas sus historias, estaban esparcidos por todo el paisaje de tal manera que los Millonarios pensaron que el arboreto, o había sido organizado de acuerdo a principios tan misteriosos que no podrían ser descubiertos, o no había sido organizado en absoluto.

En resumen, los Millonarios se encontraban en la mayor biblioteca que jamás habían visto, pero no sabían dónde empezar su búsqueda. Los Millonarios permanecieron en un silencio sobrecogedor y contemplaron el paisaje sin fin de objetos e historias, y entonces subieron la mirada hasta el mayor de todos los objetos, que sobresalía por encima del arboreto y lo cubría con su sombra. Era el manzano, con un tronco tan enorme como una mansión y ramas tan largas como calles, que protegían la biblioteca de las tormentas frecuentes y ofrecían sus manzanas amargas a todo el que se atreviera a coger una.

En ese momento, la serpiente los adelantó y la trayectoria de la víbora era tan curva y retorcida como la misma serpiente, y los Millonarios, por algún motivo, se encontraron escalando por encima de toda clase de artículos desechados, desde una caja de cartón, empapada por la tormenta, que estaba llena de algo blanco de encaje, hasta un telón de fondo con un atardecer pintado, como los que se usan en la representación de una ópera.

Los Millonarios podían decir que ese camino había sido seguido anteriormente, ya que el suelo estaba cubierto de pisadas. La serpiente se deslizaba tan rápidamente que los Millonarios no podían mantener su ritmo, pero podían seguir las huellas, que estaban llenas de polvo blanco en los bordes. Era arcilla seca, por supuesto, y en unos momentos los Millonarios alcanzaron el final del camino, siguiendo las pisadas de  Ishmael, y llegaron a la base del manzano justo a tiempo de ver a la serpiente desaparecer en un hueco entre las raíces del árbol.

Si alguna vez has estado en la base de un árbol viejo, entonces sabrás que las raíces están a menudo cerca de la superficie de la tierra, y los ángulos curvos de las raíces pueden crear un espacio hueco en el tronco del árbol. Era en este espacio hueco en el que había desparecido la Víbora Increíblemente Mortal, y después de la más breve de las pausas, le siguieron los Millonarios dentro de ese espacio, preguntándose qué secretos encontrarían en la raíz del árbol que protegía un lugar tan misterioso.

Primero Anya, y después Dennise, y después Saimon, y después El Patrón bajaron a través del hueco hasta el espacio secreto. Estaba oscuro bajo las raíces del árbol, y por un momento los Millonarios intentaron ajustarse a la penumbra y averiguar qué era ese lugar, pero entonces el Patrón recordó la linterna, y la encendió para que él y el resto no estuvieran más tiempo a oscuras a oscuras.

Los Millonarios estaban en un espacio mucho más grande de lo que hubieran imaginado, y mucho mejor amueblado. A lo largo de una pared había un gran banco de piedra que tenía alineadas herramientas simples y limpias, incluyendo varias cuchillas de aspecto afilado, una lata de engrudo, y varios cepillos de madera con puntas finas y estrechas. Al lado de la pared había una enorme estantería, que estaba abarrotada con libros de todas formas y tamaños, así como documentos variados que estaban apilados, enrollados, y grapados con extremo cuidado. Las baldas de la estantería se extendían más allá de los ricos, pasado el rayo de luz de la linterna, y desparecían en la oscuridad, así que no había modo de saber lo larga que era la estantería, o el número de libros y documentos que contenía.

En el lado opuesto a la estantería se extendía una cocina con todos los detalles, con un gran hornillo panzudo, varios fregaderos de porcelana, y una nevera alta y zumbante, así como una mesa cuadrada de madera cubierta de electrodomésticos, con un surtido que iba desde una batidora hasta una fondue. Sobre la mesa colgaba un perchero en el que se balanceaban toda clase de utensilios de cocina y ollas, así como ramilletes de hierbas secas, una variedad de pescados secos enteros, e incluso unas pocas carnes curadas, como salami y prosciutto, un jamón italiano.  Clavado en la pared había un impresionante estante lleno de tarros de hierbas y botellas de condimentos, y un armario con puertas de cristal a través de las cuales los Millonarios podían ver pilas de platos, cuencos y tazas.

Finalmente, en el centro de este enorme espacio había dos butacas grandes y confortables, una con un libro gigantesco en el asiento, mucho más alto que un atlas y mucho más grueso incluso que un diccionario completo, y la otra simplemente esperando que alguien se sentara. Por último, había un curioso aparato hecho de latón que parecía un tubo largo con un par de prismáticos en la parte inferior, y que se alzaba hasta el grueso toldo de raíces que formaban el techo. Mientras la Víbora Increíblemente Mortal siseaba con orgullo, de la manera que un perro sacudiría la cola después de hacer un truco difícil.

Saimon advirtió una delgada pieza de tela negra metida en el libro para marcar el sitio de alguien, y abrió el libro por esa página. 

Creo que es la historia de la isla -dijo Saimon-, escrita como un diario. Mirad, aquí está lo que dice la entrada más reciente: "Aún otra figura del pasado sombrío ha llegado a estas costas... Kit Snicket (ver página 667). He convencido a los otros de que la abandonaran, y a los Millonarios, que han echado todo a pique demasiado, me temo. También conseguido tener al Conde Olaf encerrado en una jaula. Nota para mí mismo: ¿Por qué nadie me llama Ish?".

-Ishmael dijo que nunca había oído hablar de Kit Snicket -dijo Dennise-, pero aquí escribe que es una figura del pasado sombrío.

-Seis seis siete -dijo Anya, y Saimon asintió. Pasó las páginas del libro rápidamente, volviendo atrás en la historia hasta que alcanzó la página que Ishmael había mencionado.

-Inky ha aprendido a coger con lazo a las ovejas -leyó Saimon- y la tormenta de la pasada noche trajo una postal de Kit Snicket, dirigida a Olivia Caliban. Kit, por supuesto es la hermana de...

En silencio, los Millonarios se percataron de algo inusual, el estilo de letra bien marcado ya lo habían visto con anterioridad, así que se reunieron alrededor del rayo de luz de la linterna, como si fuera una cálida hoguera en una noche gélida, y miraron las páginas del libro curiosamente titulado. Incluso la Víbora Increíblemente Mortal reptó hasta posarse en los hombros de Dennise, como si tuviera tanta curiosidad como los Millonarios en saber quién había escrito esas palabras hacía tanto tiempo.

-Sí, Millonarios -dijo una voz desde el extremo de la habitación-. Es la letra de Dorotea Pastelito.

Ishmael salió de la oscuridad, pasando una mano por las baldas de la estantería, y caminó lentamente hacia los Millonarios. Bajo el resplandor tenue de la linterna, los ricos no podían decir si el orientador estaba sonriendo o frunciendo el ceño a través de su barba salvaje y lanosa. Ishmael no tenía la cara de ofrecer a los Millonarios ningún té, y cuando accionó un interruptor de la pared, e iluminó el espacio secreto bajo el manzano con luz eléctrica, los Millonarios pudieron ver que no estaba ni sonriendo ni frunciendo el ceño, sino exhibiendo una extraña combinación de las dos cosas, como si los Millonarios le pusieran tan nervioso como él a ellos-. Sabía que vendríais aquí -dijo finalmente, después de un largo silencio-. Lo lleváis en la sangre. Nunca he conocido a un Millonario que no lo echara todo a pique.

Los Millonarios sintieron todas sus preguntas chocándose unas con otras dentro de sus cabezas, como frenéticos marineros desertando de un barco que se hunde-. ¿Qué es este lugar? -preguntó Dennise-. ¿Cómo conociste a Dorotea Pastelito?

-¿Por qué nos has mentido sobre tantas cosas? -demandó Anya-. ¿Por qué estás guardando tantos secretos?

-¿Quién eres? -preguntó Saimon.

Ishmael se acercó otro paso más a los Millonarios y bajó la mirada hasta Saimon, pues de pie, el orientador era mucho más alto de lo que parecía sentado, pese a ello, Saimon no se acobardó y le devolvió la mirada al orientador, y después miró fijamente a la arcilla todavía rodeaba sus pies-. ¿Sabíais que antes era un profesor de escuela? -preguntó Ishmael-. Esto fue hace muchos años, en la ciudad. Había siempre unos cuantos niños adinerados en mis clases de química que tenían la misma chispa en los ojos que tenéis vosotros, Millonarios. Esos estudiantes siempre entregaban las tareas más interesantes -suspiró, y se sentó en una de las butacas en el centro de la habitación-. También me daban siempre los mayores problemas. Recuerdo a alguien en particular, que tenía el pelo negro y desaliñado y una sola ceja.

El Conde Olaf -dijo Anya.

Ishmael frunció el ceño, y pestañeó mirando a la Millonaria-. No -dijo-. Era una niñita. Tenía una ceja y, gracias a un accidente en el laboratorio de su abuelo, sólo una oreja. Era huérfana, y vivía con sus hermanos en una casa que pertenecía a una mujer terrible, una violenta borracha que era famosa por haber matado en su juventud a un hombre con nada más que sus manos y un melón muy maduro. El melón había crecido en una granja que ya no está operativa, la Granja de Melones de la Suerte (Lucky Melons), que pertenecía a...

-Sir y Charles -dijo El Patrón.

Ishmael frunció el ceño de nuevo-. No -dijo-. La granja pertenecía a dos hermanos, uno de los cuales fue más tarde asesinado en un pequeño pueblo, donde un grupo de Millonarios inocentes fueron acusados del crimen.

-Jacques -dijo Dennise.

-No -Ishmael dijo frunciendo el ceño otra vez-. Había una discusión sobre su nombre, en realidad, ya que parecía que usaba varios nombres dependiendo de lo que llevaba puesto. En cualquier caso, la estudiante de mi clase empezó a sospechar mucho del té que su tutora le servía cuando volvía a casa del colegio. En vez de beberlo, lo tiraba en una planta de la casa que había sido usada para decorar un estiloso restaurante muy conocido con el pescado como tema principal.

-El Café Salmonela -Dijo El Patrón.

-No -dijo Ishmael, y frunció el ceño una vez más-. El Bistró Eperlano. Por supuesto, mi estudiante se dio cuenta de que no podía seguir alimentando de té a la planta, particularmente después de que se marchitara y el dueño de la planta se marchara de repente a Perú a bordo de un barco misterioso.

-El Próspero -dijo Saimon.

Ishmael les frunció el ceño a los Millonarios todavía más-. -dijo-, aunque en esa época el barco se llamaba Pericles. Pero mi estudiante no lo sabía. Sólo quería evitar el ser envenenada, y tengo la impresión de que un antídoto podía estar escondido...

-Queremos saber qué está pasando en la isla, en este mismo momento,-dijo Dennise- y no lo que pasó en una clase hace muchos años.

-Pero lo que está pasando ahora y lo que pasó entonces son parte de la misma historia -dijo Ishmael-. Si no os digo cómo llegué a preferir el té tan amargo como el ajenjo, entonces no sabréis cómo llegué a tener una conversación muy importante con un camarero en una ciudad al lado de un lago. Y si no os hablo de esa conversación, no sabréis cómo terminé en un batiscafo en concreto, o cómo terminé naufragando aquí, o cómo llegué a conocer a Dorotea Pastelito, o cualquier otra cosa que este libro contiene -tomó el pesado volumen de las manos de Saimon y pasó los dedos por el lomo, donde el largo y un tanto farragoso título estaba impreso en letras doradas- La gente ha estado escribiendo historias en este libro desde que los primeros náufragos fueron arrojados a esta isla, y todas las historias están conectadas de un modo u otro. Si hacéis una pregunta, os llevará a otra, y a otra, y a otra. Es como pelar una cebolla.

-Pero no puedes leer cada historia, y responder cada pregunta -dijo Anya-, aunque quisieras.

Ishmael sonrió y se acarició la barba-. Eso es justamente lo que me dijo Dorotea Pastelito -dijo-. Cuando llegué aquí ella llevaba en la isla unos cuantos meses, pero se había convertido en la orientadora de la isla, y habían sugerido algunas costumbres nuevas. Vuestra compañera había sugerido que unos cuantos trabajadores de la construcción que habían naufragado instalaran el periscopio en el árbol, para buscar si había tormentas, y luego había sugerido que un fontanero naufragado ideara un sistema de filtrado de agua, para que la colonia pudiera tener agua dulce, directamente del fregadero de la cocina. Había empezado una biblioteca con todos los documentos que estaban aquí, y estaban añadiendo cientos de historias al libro común. Se servían comidas de gourmet, y había convencido a algunos de los otros náufragos de expandir este espacio subterráneo -señaló la larga estantería, que desaparecía en la oscuridad-. Querían cavar un pasadizo que les llevara a un centro de investigación marino y servicio de asesoramiento retórico que estaba a unos cuantos kilómetros de distancia

Los Millonarios intercambiaron miradas de sorpresa. El Capitán Widdershins había descrito tal lugar, y de hecho los ricos habían pasado unas cuantas horas desesperadas en su sótano en ruinas -¿Te refieres a que si caminamos a lo largo de la estantería -dijo El Patrón-, alcanzaremos el Acuático Anwhistle?.

Ishmael sacudió la cabeza-. Nunca se acabó el pasadizo -dijo-, y también es algo bueno. El centro de investigación fue destruido por el fuego, que podría haberse extendido a través del pasadizo y alcanzar la isla. Y resultó que el lugar contenía un hongo realmente mortal. Me  estremezco al pensar en lo que podría pasar si el Medusoid Mycelium alcanzara estas costas alguna vez.

Los Millonarios se miraron unos a otros de nuevo, pero no dijeron nada, prefiriendo mantener uno de sus secretos aun cuando Ishmael les había contado algunos de los suyos. La historia de los Millonarios podía estar conectada con la historia de Ishmael a través de las esporas que contenía la escafandra que el Conde Olaf estaba escondiendo bajo su traje en la jaula de pájaros en la que estaba prisionero, pero los hermanos no vieron motivo para ofrecer esta información.

-Algunos isleños pensaron que el pasadizo era una idea estupenda -continuó Ishmael-. Ella quería llevar todos los documentos que habían acabado aquí hasta el Acuático Anwhistle, donde debían ser enviados a un sub-sub- bibliotecario que tenía una biblioteca secreta. Otros querían mantener la isla a salvo, lejos de la perfidia del mundo. Para cuando yo llegué, algunos isleños querían amotinarse, y abandonaron a Dorotea en la plataforma costera -el orientador exhaló un gran suspiro, y cerró el pesado libro en su regazo-. Me metí en medio de esta historia -dijo-, de la misma manera que vosotros os metisteis en medio de la mía. Algunos isleños han encontrado armas en el detrito, y la situación se habría vuelto violenta si yo no hubiera convencido a la colonia de que simplemente abandonara a Dorotea. Incluso permitimos subir unos cuantos libros en una barca de pescadores que había construido, y se fue por la mañana junto con algunos de sus camaradas a medida que la plataforma costera se inundaba. Dejaron atrás todo lo que habían creado aquí, desde el periscopio que uso para predecir el tiempo hasta el libro común con el que continúo su investigación.

-¿Echaste a Dorotea? -preguntó Anya con asombro.

-Estaban muy triste por irse -dijo Ishmael-. Después de todos esos años con V.F.D. ella no estaba segura de querer seguir expuesta a la perfidia del mundo. Pero no entendían que si ese pasadizo se hubiera completado, hubieran estado expuestos a la perfidia del mundo en cualquier caso. Tarde o temprano, la historia de cada uno tiene tiene una catastrófica desdicha o dos... un cisma o una muerte, un incendio o un motín, la pérdida de un hogar o la destrucción de un juego de té. La única solución, desde luego, es estar tan lejos del mundo como sea posible, y llevar una vida segura y simple.

-Eso es por lo que mantienes tantos artículos alejados de los otros -dijo Dennise.

-Depende de cómo se mire -dijo Ishmael-. Quería que este lugar fuera tan seguro como fuera posible, así que cuando me convertí en el orientador de la isla, sugerí unas cuantas costumbres nuevas de mi parte. Trasladé la colonia  hasta el otro lado de la isla, y entrené a las ovejas a arrastrar las armas lejos, y después los libros y los aparatos mecánicos, para que ningún resto del mundo interfiriera con nuestra seguridad. Sugerí que nos vistiéramos todos igual, y comiéramos lo mismo, para evitar cualquier cisma futuro.

-Los otros isleños podrían no haber estado de acuerdo con esas costumbres nuevas.  -Replicó Anya.

-Yo no les obligué -dijo Ishmael-, pero, por supuesto, el cordial de coco ayudó. La bebida fermentada es tan fuerte que sirve como una especie de opiáceo para la gente de aquí.

-Un opiáceo es algo que hace que la gente esté somnolienta e inactiva -explicó Saimon-, e incluso olvidadiza.

-Cuanto más cordial bebía la gente -explicó Ishmael-, menos pensaba en el pasado, o se quejaba de las cosas que echaba de menos.

-Eso es por lo que apenas nadie abandona este lugar -dijo Anya-. Están demasiado adormilados como para
pensar en irse.

-Ocasionalmente alguien se marcha -dijo Ishmael, y bajó la mirada hasta la Víbora Increíblemente Mortal, que le dirigió un breve siseo-. Hace algún tiempo, dos mujeres se fueron con esta misma serpiente, y unos cuantos años después, un hombre llamado Thursday se fue con unos cuantos camaradas.

-Así que Thursday está vivo -dijo El Patrón-, tal y como Kit dijo.

-Sí -admitió Ishmael-, pero bajo mi sugerencia, Miranda le dijo a su hija que había muerto en una tormenta a causa de un Manatí, para que no se preocupara por el cisma que dividió a sus padres. Posteriormente me enteré que dejó de usar su nombre y pidió a todo el mundo que lo llamara "Capitán" junto a su apellido imposible de pronunciar.

Tras pensar en quién podría ser, los Millonarios llegaron a una conclusión lógica; a fin de cuentas Fiona dijo exactamente lo mismo acerca de la muerte de su madre, y Fernald "El hombre con ganchos en vez de manos" dijo que odiaba a su padre por algo del pasado. Incluso el nombre de los 3 supuestos hijos comenzaba con la letra "F". ¿Será él o solo sería un "NO" por parte de Ishmael?. Pese a ello, no preguntaron y dejaron al Orientador que continuara con su historia.

-Excepto por esos alborotadores -dijo-, todo el mundo se ha quedado aquí. ¿Y por qué no deberían? La mayoría de los náufragos son huérfanos, como yo. Conozco vuestra historia, Millonarios, de todos los artículos de periódico, informes policiales, boletines financieros, telegramas, correspondencia privada, y galletas de la suerte que han sido arrojados hasta aquí. Habéis estado vagando por este mundo traicionero desde que empezó vuestra historia, y nunca habéis encontrado un lugar tan seguro como éste. ¿Por qué no os quedáis?. Olvidaros del el Conde Olaf y de V.F.D. y llevad una vida simple y segura en nuestras costas.

-¿Qué pasa con Kit? -preguntó Saimon.

-En mi experiencia, los Snickets han sido igual de problemáticos que los Millonarios -dijo Ishmael-. Eso es por lo que sugerí que la dejarais en la plataforma costera, para que no metiera en problemas a la colonia. Pero si podéis convenceros de elegir una vida simple, supongo que ella también puede. ¿No lo veis?. No soy sólo el orientador de la isla. Soy el padre de la isla. Mantengo esta biblioteca alejada de la gente a la que cuido, para que nunca sean perturbados por los terribles secretos el mundo -el orientador metió la mano en un bolsillo de su bata y sacó un
pequeño objeto. Los Millonarios vieron que era un arnillo ornamentado, adornado con la inicial R, y se quedaron mirándolo, bastante desconcertados.

Ishmael abrió el enorme volumen en su regazo, y pasó unas cuantas páginas para leer sus notas-. Este anillo -dijo-, perteneció una vez a la Duquesa de Winnipeg, quien se lo dio a su hija, que también era Duquesa de Winnipeg, quien se lo dio a su hija, y ésta a su hija, y ésta a su hija, etcétera. Finalmente, la última Duquesa de Winnipeg se unió a V.F.D., y se lo dio al hermano de Kit Snicket. Él se lo dio a Dorotea, que por entonces tenía otro nombre. Por motivos que aun no entiendo, ella se lo devolvió, y él se lo dio a Kit, y Kit se lo dio a un joven moreno, quien se lo dio a Dorotea cuando se casaron. Ella lo mantuvo guardado en una caja de madera que sólo podía ser abierta por una llave que estaba guardada en una caja de madera que sólo podía ser abierta por un código que Kit Snicket aprendió de su abuelo. La caja de madera se convirtió en cenizas en el incendio que destruyó el barco de Dorotea, y el Capitán Widd... Widd... Widder-shins encontró el anillo en las ruinas para acabar perdiéndolo durante una tormenta en el mar, que acabó arrojándolo a nuestras costas.

-Lo importante de la historia no es el anillo -dijo Ishmael-. Es el hecho de que no lo hayáis visto hasta este momento. Este anillo, con su larga y secreta historia, estuvo en vuestras narices, y ni uno de los dos Millonarios nunca lo mencionaron.  Nunca os hablaron de la Duquesa de Winnipeg, o del Capitán Widdershins, o de los hermanos Snicket, o de V.F.D. Vuestros compañeros Millonarios nunca os contaron que habían vivido aquí, ni que fueron obligados a marcharse, ni ningún otro detalle de su propia historia desafortunada. Nunca os contaron toda la historia.

-Entonces déjanos leer ese libro -dijo Dennise-, para que la podamos averiguar por nosotros mismos.

Ishmael sacudió la cabeza-. No lo entiendes -dijo, que es algo que a nadie nunca le gustaba que le digan-. Tanto Dorotea Pastelito como Miguel Ortega, ahora he recordado el nombre,  no os contaron estas cosas porque querían protegeros, de la misma manera que este manzano protege los artículos del arboreto de las frecuentes tormentas de la isla, y de la misma manera que yo protejo a la colonia de la complicada historia del mundo. Ningún padre sensato dejaría que sus hijos leyeran siquiera el título de esta espantosa y triste historia, cuando podría en cambio mantenerlos alejados de la perfidia del mundo. Ahora que habéis acabado aquí, ¿no queréis respetar sus deseos? -cerró el libro de nuevo, y se puso en pie, mirando a cada uno de los Millonarios por turno-. Que vuestros compañeros adinerados hayan muerto -dijo en voz baja-, no significa que os hayan fallado. No si os quedáis aquí y lleváis la vida que ellos querían que llevarais, sin preocupaciones por El Conde Olaf o V.F.D. o el propio dinero.

-Si no hubieran querido manteneros a salvo -dijo-, os hubieran contado todo cuando se percataron que llegaron a la Mansión del Conde Olaf, o incluso cuando supieron que los que llevaban la Subasta eran los Miseria/Squalor, y así para que pudierais añadir otro capítulo a esta catastrófica historia -puso el libro en la butaca, y el anillo en las manos de Anya-. Este es vuestro lugar, Millonarios, en esta isla y bajo mi cuidado. Lejos de las garras del V.F.D. y del Conde Olaf. Le diré a los isleños que habéis cambiado de parecer, y que estáis abandonando vuestro problemático pasado.

-¿Te apoyarán? -preguntó Dennise, pensando en Erewhon y Finn y en su plan de amotinarse en el desayuno.

-Por supuesto que lo harán -dijo Ishmael-. La vida que llevamos aquí en la isla es mejor que la perfidia del mundo. Dejad el arboreto conmigo, Millonarios, y podréis uniros a nosotros en el desayuno.

-Y al cordial -dijo Saimon.

-Sin manzanas -dijo Anya.

Ishmael asintió por última vez, y dirigió a los Millonarios a través del hueco en la raíces del árbol, apagando las luces a medida que se marchaban. Los Millonarios salieron al arboreto, y miraron por última vez al espacio secreto. Bajo la luz tenue sólo podían adivinar la forma de la Víbora Increíblemente Mortal, que se deslizaba sobre el libro de Ishmael y seguía a los Millonarios al aire de la mañana. El sol se filtraba a través de la pantalla del enorme manzano, y brillaba sobre las letras doradas del lomo del libro.

Los Millonarios se preguntaron si las letras habrían sido impresas por sus Dorotea y Miguel, o quizás por el escritor anterior, o el escritor anterior a ese, o el escritor anterior a ese. Se preguntaron cuántas historias contendría el libro curiosamente titulado, y cuántas personas habrían mirado las letras doradas antes de hojear los crímenes, locuras y desgracias anteriores y añadir más de su parte, como las delgadas capas de una cebolla. Mientras caminaban hacia fuera del arboreto, dirigidos por su orientador de pies de barro, los Millonarios se preguntaron sobre su propia historia desafortunada, y en la de los otros Millonarios y todos los otros náufragos que habían acabado en las costas de esta isla, añadiendo capítulo tras capítulo a Una Serie de Catastróficas Desdichas.

Cargando editor
22/10/2018, 01:08
Ishmael

Sea como sea, las ovejas arrastraron finalmente el trineo a lo largo de las arenas blancas de la playa y a través de la entrada de la enorme carpa. Una vez más, el lugar estaba a rebosar, pero los isleños reunidos estaban en medio de un rifirrafe, una palabra para "discusión " que es mucho menos bonita de lo que suena. A pesar de la presencia de un opiáceo en las conchas que colgaban de la cintura de cada colono, los isleños no estaban en absoluto somnolientos e inactivos. Alonso estaba agarrando del brazo a Willa, quien chillaba con disgusto mientras pisaba el pie del Doctor Kurtz. La cara de Sherman estaba incluso más roja de lo normal cuando lanzaba arena a la cara del señor Pitcairn, quien parecía estar intentando morder el dedo de Brewster. El profesor Fletcher estaba gritando a Ariel, y la señorita Marlow estaba pisoteando a Calypso, y Madame Nordoff y Rabbi Bligh parecían listos para empezar a luchar en la arena. Byam retorcía su bigote mientras miraba a Ferdinand, mientras Robinson tiraba de su barba mirando a Larsen y Weyden parecía arrancarse su pelo rojo sin motivo en absoluto. Jonah y Sadie Bellamy estaban discutiendo cara a cara, mientras Friday y la señora Caliban estaban dándose la espalda como si no fueran a volver a hablarse nunca más, y durante todo ese tiempo Omeros permaneció cerca de la silla de Ishmael con las manos sospechosamente escondidas tras la espalda. Mientras Ishmael miraba boquiabierto a los isleños, los cuatro Millonarios se bajaron del trineo y caminaron rápidamente hacia Erewhon y Finn, quienes les miraban expectantes.

-¿Dónde estabais? -dijo Finn-. Esperamos tanto como pudimos a que volvierais, pero tuvimos que dejar atrás a vuestra amiga y empezar el motín.

-¿Habéis dejado sola a Kit ahí fuera? -dijo Saimon-. Prometisteis que os quedaríais con ella.

-Y vosotros nos prometisteis armas -dijo Erewhon-. ¿Dónde están, Millonarios?

-No tenemos ninguna -admitió Dennise- Ishmael estaba en el arboreto.

-El Conde Olaf tenía razón -dijo Erewhon-. Nos habéis fallado, Millonarios.

-¿Qué quieres decir con "el Conde Olaf tenía razón"? -demandó El Patrón.

-¿Qué quieres decir con "Ishmael estaba en el arboreto"? -demandó Finn.

-¿Qué quieres decir, qué quiero decir? -demandó Erewhon.

-¿Qué quieres decir qué quieres decir qué quiero decir? -demandó Anya.

-¡Por favor, todo el mundo! -gritó Ishmael desde su silla de arcilla-. ¡Sugiero que todos tomemos unos tragos de cordial y discutamos esto cordialmente!

-Estoy cansado de beber cordial -dijo el profesor Fletcher-, y estoy cansado de tus sugerencias, Ishmael!

-Llámame Ish -dijo el orientador.

-¡Te estoy llamando un mal orientador! -replicó Calypso.

-¡Por favor, todo el mundo! -gritó Ishmael de nuevo, con un nervioso tirón de su barba-. ¿De qué va todo este rifirrafe?

-Te diré de qué va -dijo Alonso-. Llegué a estas costas hace muchos años, después de soportar una terrible tormenta y un horrible escándalo político.

-¿Y qué? -preguntó Rabbi Bligh-. Todo el mundo acaba por llegar a estas costas alguna vez.

-Quería dejar atrás mi desdichada historia -dijo Alonso-, y vivir una vida pacífica lejos de problemas. Pero ahora hay algunos colonos hablando de amotinarse. ¡Si no tenemos cuidado, esta isla se volverá tan pérfida como el resto del mundo!

-¿Amotinarse? -dijo Ishmael con horror-. ¿Quién se atreve a hablar de amotinarse?

-Yo me atrevo -dijo Erewhon-. Estoy cansada de tu orientación, Ishmael. Llegué a esta isla después de vivir en otra isla incluso más alejada. Estaba cansada de una vida pacífica, y lista para la aventura. ¡Pero siempre que llega algo excitante a esta isla, inmediatamente haces que lo tiren en el arboreto!

-Depende de cómo se mire -protestó Ishmael-. No obligo a nadie a tirar nada.

-¡Ishmael tiene razón! -gritó Ariel-. ¡Algunos de nosotros hemos tenido suficiente aventura para el resto de nuestras vidas! ¡Llegué a estas costas después de escapar de prisión, donde me disfracé de jovencito durante años! ¡He permanecido aquí por mi propia seguridad, no para participar en más planes peligrosos!

-¡Entonces deberías unirte a nuestro motín! -gritó Sherman-. ¡No se puede confiar en Ishmael! ¡Abandonamos a los  Millonarios en la plataforma costera, y ahora los trae de vuelta!

-¡Los Millonarios nunca deberían haber sido abandonados, para empezar! -dijo la señorita Marlow-. ¡Lo único que querían era ayudar a su amiga!

-Su amiga es sospechosa -demandó el señor Pitcairn-. Llegó en una balsa de libros.

-¿Y qué? -dijo Weyden-. Yo misma llegué en una balsa de libros.

-Pero los abandonaste -apuntó el profesor Fletcher.

-¡Ella no hizo nada de eso! -gritó Larsen-. ¡La ayudaste a esconderlos, para que tú pudieras obligar a esos niños a leer!

-¡Queríamos aprender a leer! -insistió Friday.

-¿Tú lees? -preguntó la señora Caliban con asombro.

-¡No deberías leer! -gritó Madame Nordoff.

-¡Bueno, tú no deberías cantar a la tirolesa! -gritó el doctor Kurtz.

-¿Cantas a la tirolesa? -preguntó Rabbi Bligh con,sorpresa-. ¡Quizás debamos tener un motín después de todo!

-¡Cantar a la tirolesa es mejor que llevar una linterna! -gritó Jonah, apuntando a Finn acusatoriamente.

-¡Llevar una linterna es mejor que esconder una cesta de picnic! -gritó Sadie , apuntando a Erewhon.

-¡Esconder una cesta de picnic es mejor que guardarse una serpiente! -dijo Erewhon, apuntando a Dennise.

-¡Estos secretos nos destruirán! -dijo Ariel-. ¡Se supone que la vida aquí es simple!

-No hay nada malo en una vida complicada -dijo Byam-. Viví una vida simple como marinero durante muchos años, y me aburría hasta las lágrimas antes de naufragar.

-¿Aburrirte hasta las lágrimas? -preguntó Friday con asombro-. Lo único que quiero es la vida simple que mi  madre y mi padre tenían juntos, sin discutir o mantener secretos.

-Es suficiente -dijo Ishmael con rapidez-. Sugiero que dejemos de discutir.

-¡Sugiero que sigamos discutiendo! -gritó Erewhon.

-¡Sugiero que abandonemos a Ishmael y a sus partidarios! -gritó el profesor Fletcher.

-¡Sugiero que abandonemos a los amotinados! -gritó Calypso.

-¡Sugiero mejor comida! -gritó otro isleño.

-¡Sugiero más cordial! -gritó otro.

¡Sugiero una bata más atractiva!

¡Sugiero una verdadera casa en vez de una tienda!

¡Sugiero agua dulce!

¡Sugiero comer manzanas amargas!

¡Sugiero que talemos el manzano!

¡Sugiero que quememos la canoa!

¡Sugiero un espectáculo de talentos!

¡Sugiero leer un libro!

¡Sugiero que quememos todos los libros!

¡Sugiero cantar a la tirolesa!

¡Sugiero prohibir el canto a la tirolesa!

¡Sugiero un lugar seguro!

¡Sugiero una vida complicada!

¡Sugiero que depende de cómo se mire!

¡Sugiero justicia!

¡Sugiero desayunar!

¡Sugiero que nos quedemos y vosotros os marchéis!

¡Sugiero que os quedéis y nosotros nos marchemos!

¡Sugiero que volvamos a Winnipeg!

Los Millonarios se miraron unos a otros con desesperación a medida que el motín cismático se abría paso a través de la colonia. Las conchas colgaban abiertas de las cinturas de los isleños, pero no había una evidente cordialidad cuando los isleños se volvieron unos contra otros con furia, aun cuando eran amigos, o miembros de la misma  familia, o compartían una historia o una organización secreta. Las voces de los isleños crecieron más y más, con cada uno sugiriendo algo pero nadie escuchando las sugerencias del otro, hasta que el cisma era un rugido ensordecedor que fue roto finalmente por la voz más fuerte de todas.

Cargando editor
22/10/2018, 01:28
Conde Olaf

-¡SILENCIO! -bramó una figura que entró en la carpa, y los isleños dejaron de hablar inmediatamente, y se quedaron mirando con sorpresa a la persona que les miraba enfurecida y que llevaba un vestido largo que tenía un bulto en la tripa.

-¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó boquiabierto alguien desde el fondo de la tienda-. ¡Te abandonamos en la plataforma costera!

La figura dio una zancada hasta el centro de la carpa, y lamento decirte que no era Kit Snicket, quien llevaba todavía un vestido largo que tenía un bulto en la tripa en lo alto de la balsa de libros, sino el Conde Olaf, cuya tripa sobresaliente, por supuesto, era el casco de buceo que contenía el Medusoid Mycelium, y cuyo vestido naranja y amarillo fue reconocido de repente por los Millonarios como el que llevaba Esmé Miseria en lo alto de las Montañas Mortmain, una cosa espantosa hecha para parecer un fuego enorme, y que de alguna forma había acabado en las costas de la isla como todo lo demás. Mientras Olaf hacía una pausa para dirigir a los Millonarios una sonrisa especialmente malvada, los ricos intentaron imaginarse la historia secreta del vestido de Esmé, y cómo, al igual que el anillo que Anya todavía llevaba en la mano, había vuelto a la historia de los Millonarios después de todo ese tiempo.

-No podéis abandonarme -gruñó el villano a los isleños-. Soy el rey de Olaflandia.

-Esto no es Olaflandia -dijo Ishmael, con un tirón severo de su barba-, y tú no eres un rey, Olaf.

El Conde Olaf echó la cabeza hacia atrás y se rió, su vestido a jirones temblando de júbilo, una frase que aquí significa haciendo unos desagradables y crujientes sonidos. Con una sonrisa despectiva, apuntó a Ishmael, quien seguía sentado en la silla.

-Oh, Ish -dijo, con los ojos brillando con viveza-. Te dije hace muchos años que triunfaría sobre ti algún día, y al fin ese día ha llegado. Mi asociado con nombre de día de la semana me dijo que todavía te estabas escondiendo en esta isla, y...

-Thursday -dijo la señora Caliban.

Olaf frunció el ceño, y parpadeó a la pecosa mujer-. No -dijo-. Monday. Estaba intentando chantajear a un anciano que estaba envuelto en un escándalo político.

-Gonzalo -dijo Alonso.

Olaf frunció el ceño de nuevo-. No -dijo-. Habíamos ido a observar pájaros, este anciano y yo, cuando decidimos robar una goleta que pertenecía a...

-Humphrey -dijo Weyden.

-No -dijo Olaf frunciendo el ceño de nuevo-. Había una discusión sobre su nombre, en realidad, ya que un bebé adoptado por sus hijos huérfanos llevaba el mismo nombre.

-Miguel -dijo Omeros.

-No -dijo Olaf, frunciendo el ceño incluso una vez más-. Los papeles de adopción estaban escondidos en el sombrero de un banquero que había sido promovido a Vicepresidente a Cargo de los Asuntos de los Millonarios.

-¿El señor Poe? -preguntó Sadie.

-Sí -dijo Olaf frunciendo el ceño-, aunque en esa época era más conocido por su nombre artístico. Pero no estoy aquí para discutir el pasado. Estoy aquí para discutir el futuro. ¡Tus isleños amotinados me dejaron salir de esta jaula, Ishmael, para obligarte a salir de la isla y para coronarme como rey!

-¿Rey? -dijo Erewhon-. Ese no era el plan, Olaf.

-Si quieres vivir, vieja -dijo Olaf rudamente-, te sugiero que hagas lo que yo diga.

-¿Ya nos estás dando sugerencias? -dijo Brewster con incredulidad-. Eres como Ishmael, aunque tu vestimenta es más bonita.

-Gracias -dijo el Conde Olaf, con una sonrisa malvada-, pero hay otra diferencia importante entre yo y este estúpido orientador.

-¿Tu tatuaje? -conjeturó Friday.

-No -dijo el Conde Olaf, frunciendo el ceño-. Si lavarais el barro de los pies de Ishmael, veríais que tiene el mismo tatuaje que yo.

-¿El lápiz de ojos? -conjeturó Madame Nordoff.

-No -dijo el Conde Olaf con dureza-. La diferencia es que Ishmael no está armado. Abandonó sus armas hace mucho tiempo, durante el cisma del V.F.D., rechazando el uso de la violencia de cualquier clase. Pero hoy, todos veréis lo tonto que es -hizo una pausa, y pasó sus sucias manos por la sobresaliente tripa antes de volverse hacia el orientador, quien estaba tomando algo de las manos de Omeros-. Tengo el único arma que puede amenazaros a tí y a tus partidarios -presumió-. Soy el rey de Olaflandia, y no hay nada que ni tú ni tus ovejas podáis hacer al respecto.

-No estés tan seguro de eso -dijo Ishmael, y alzó un objeto en el aire para que todo el mundo pudiera verlo. Era la pistola de arpones que había llegado a la costa con Olaf y los Millonarios, después de ser usada para disparar a los cuervos en el Hotel Denouement, y en la casa-globo en la Villa de la Fabulosa Desbandada, y en una máquina de algodón de azúcar en una feria del condado cuando los Miguel era muy, muy jóven. Ahora el arma estaba añadiendo otro capítulo de su historia secreta, y estaba apuntando directamente al Conde Olaf-Tenía a Omeros guardando esta arma a mano -dijo Ishmael-, en vez de arrojarla al arboreto, porque pensé que podrías escaparte de la jaula, Conde Olaf, tal y como yo escapé de la jaula en la que tú me pusiste cuando prendiste fuego a mi casa.

-Yo no prendí ese fuego -dijo el Conde Olaf, con los ojos brillando con viveza.

-He tenido suficiente de tus mentiras -dijo Ishmael, y se levantó de su silla. Dándose cuenta de que los pies del orientador no estaban dañados después de todo, los isleños ahogaron un grito de sorpresa, lo que requiere una gran inspiración de aire, algo peligroso de hacer si las esporas de un hongo mortal están en el aire-. Voy a hacer lo que debería haber hecho hace años, Olaf, y te voy a matar. ¡Voy a disparar esta pistola de arpones directamente en esa tripa sobresaliente tuya!

-¡No! -gritaron los Millonarios al unísono, pero incluso las voces combinadas de los cuatro Millonarios no fueron tan fuertes como la risa villana del Conde Olaf, y el orientador no llegó a oír el grito de los Millonarios cuando apretó el gatillo rojo de su terrible arma. Los Millonarios oyeron un ¡clic! y después un ¡buuush! cuando la pistola de arpones fue disparada, y entonces, cuando alcanzó al Conde Olaf justo donde Ismael había prometido, oyeron el ruido del cristal rompiéndose, y el Medusoid Mycelium, con su propia historia secreta de traición y violencia, era libre al fin de circular en el aire, aun en este lugar seguro tan lejos del mundo. Todo el mundo en la carpa se quedó boquiabierto... isleños y colonos, hombres y mujeres, niños y huérfanos, voluntarios y villanos y todo el mundo en medio.

Todo el mundo respiró las esporas del hongo mortal mientras el Conde Olaf se venía abajo en la arena, todavía riendo aun cuando él también estaba boquiabierto, y en un instante el cisma de la isla se había terminado, porque todo el mundo en ese sitio incluyendo, por supuesto, a los Millonarios era de repente parte de la misma catastrófica desdicha.

Cargando editor
22/10/2018, 16:03
Ishmael

Cuando el cristal se rompió en la carpa, los Millonarios se quedaron quietos y miraron fijamente a la figura en pie de Ishmael, pero aun cuando sintieron al Medusoid Mycelium fluir dentro de sus cuerpos, cada diminuta espora como la pisada de una hormiga bajando por sus gargantas, no podían creer que su propia historia contuviera tanta desesperación una vez más, o que algo tan terrible hubiera pasado.

-¿Qué ha pasado? -gritó Friday-. ¡He oído cristal rompiéndose!

-No importa el cristal roto -dijo Erewhon-. ¡He sentido algo en la garganta, como una semilla diminuta!

-No importa tu garganta llena de semillas -dijo Finn-. ¡Veo a Ishmael levantado sobre sus propios pies!

El Conde Olaf cacareó desde la blanca arena donde yacía. Con un gesto dramático se arrancó el arpón de la mezcla de casco de buceo roto y jirones de vestido de su estómago, y lo lanzó a los pies de barro de Ishmael-. El sonido que habéis oído era un casco de buceo haciéndose añicos -se burló-. ¡Las semillas que habéis notado en la garganta son las esporas del Medusoid Mycelium, y el hombre que está levantado sobre sus propios pies es el que os ha matado a todos! ¡Una hora os queda para discutir de vuestras tonterías!.

-¿El Medusoid Mycelium? -repitió Ishmael con incredulidad, y los isleños sofocaron un grito de nuevo-. ¿En estas costas? ¡No puede ser! ¡Me he pasado toda la vida intentando mantener la isla a salvo para siempre de ese terrible hongo!

-Nada está a salvo para siempre, gracias al cielo -dijo el Conde Olaf-, y tú de todas las personas deberías saber que todo acaba por llegar a estas costas alguna vez. Unos Millonarios han vuelto finalmente a esta isla después de que echaras a Dorotea y a Miguel años atrás, y ellos han traído el Medusoid Mycelium con ellos.

Los ojos de Ishmael se abrieron de par en par, y el hombre saltó desde el borde del trineo para enfrentarse a los Millonarios. Cuando sus pies aterrizaron en el suelo, la arcilla se quebró y se desprendió, y los ricos pudieron ver que el orientador tenía el tatuaje de un ojo en el tobillo izquierdo, tal y como el Conde Olaf había dicho.

-¿Vosotros habéis traído el Medusoid Mycelium? -preguntó-. ¿Teníais un hongo mortal todo este tiempo, y lo mantuvisteis en secreto?

-¡Tú eres el más adecuado para hablar de mantener secretos! -dijo Alonso. -¡Mira tus pies sanos, Ishmael! ¡Tú deshonestidad es la raíz del problema!

-¡Los amotinados son la raíz del problema! -gritó Ariel-. ¡Si no hubieran dejado salir al Conde Olaf de la jaula, esto no habría pasado!

-Depende de cómo se mire -dijo el profesor Fletcher-. En mi opinión, todos nosotros somos la raíz del problema. ¡Si no hubiéramos encerrado al Conde Olaf en la jaula, nunca nos hubiera amenazado!

-Somos la raíz del problema porque fallamos en encontrar el casco de buceo -dijo Ferdinand-. ¡Si la hubiéramos recuperado durante la recolección de la tormenta, las ovejas la hubieran arrastrado hasta el arboreto y hubiéramos estado a salvo!

-Omeros es la raíz del problema -dijo el doctor Kurtz, apuntando al chico-. ¡Él es el que le dio a Ishmael la pistola de arpones en vez de tirarla al arboreto!

-¡Es el Conde Olaf el que es la raíz del problema! -gritó Larsen-. ¡Él es el que trajo el hongo a la carpa!

-Yo no soy la raíz del problema -gruñó el Conde Olaf, e hizo una pausa para toser con fuerza antes de continuar-. ¡Soy el rey de la isla!

-No importa si eres rey o no -dijo Dennise-. Has respirado el hongo al igual que el resto.

-Dennise tiene razón -dijo Saimon-. No tenemos tiempo de quedarnos aquí discutiendo. Si no dejamos de pelearnos y trabajamos juntos, acabaremos todos muertos.

La carpa se llenó de aullidos, una frase que aquí significa "el sonido de isleños en pánico".

-¿Muertos? -chilló Madame Nordoff-. ¡Nadie dijo que el hongo fuera mortal! ¡Pensé que estábamos siendo meramente amenazados con comida prohibida!

-¡No me quedé en esta isla para morir! -gritó la señorita Marlow-. ¡Podría haber muerto en casa!

-Nadie va a morir -anunció Ishmael a la muchedumbre.

-Depende de cómo se mire -dijo Rabbi Bligh-. Todos vamos a acabar muriendo.

-No si seguís mis sugerencias -insistió Ishmael-. Ahora, para empezar, sugiero que todo el mundo tome un buen gran trago de sus conchas. El cordial acabará con el hongo en vuestras gargantas.

-¡No, no lo hará! -gritó Anya-. ¡La leche de coco fermentada no tiene ningún efecto sobre el Medusoid Mycelium!

-Puede ser -dijo Ishmael-, pero al menos nos sentiremos un poco más calmados.

-Quieres decir somnolientos e inactivos -corrigió El Patrón-. El cordial es un opiáceo.

-No hay nada malo en la cordialidad -dijo Ishmael-. Sugiero que pasemos unos cuantos minutos discutiendo nuestra situación de manera cordial. Podemos decidir cuál es la raíz del problema, y llegar a una solución que nos convenga.

-Eso suena razonable -admitió Calypso.

-¡Os estáis olvidando de la rápida acción del hongo! -Gritó Dennise.

-Dennise tiene razón -dijo Saimon-. ¡Necesitamosencontrar una solución ahora, no quedarnos sentados hablando de bebidas!

-La solución está en el arboreto -dijo El Patrón-, y en el espacio secreto debajo de las raíces del manzanero.

-¿Espacio secreto? -dijo Sherman-. ¿Qué espacio secreto?

-Hay una biblioteca ahí abajo -dijo Anya, y la muchedumbre empezó a murmurar con asombro-, que tiene catalogados todos los objetos que han sido arrojados a estas costas y todas las historias que contaban esos objetos.

-Están mintiendo -dijo Ishmael-. No hay nada en el arboreto aparte de basura, y no hay nada bajo el manzano aparte de suciedad. Los Millonarios están intentando engañaros.

-No estamos intentando engañar a nadie -dijo Saimon-. Intentamos salvar a todo el mundo.

-Los Millonarios sabían que el Medusoid Mycelium estaba aquí -apuntó Ishmael-, y no nos lo dijeron. No podéis confiar en ellos, pero podéis confiar en mí, y yo sugiero que nos sentemos y bebamos nuestro cordial.

-Tú eres en el que no se debe confiar-gritó Anya. 

Los Millonarios se acercaron a Ishmael para poder hablar con él relativamente en privado.

-¿Por qué estás haciendo esto? -preguntó Dennise-. Si te quedas aquí sentado bebiendo cordial, estás perdido.

-Todos hemos inhalado el veneno -dijo El Patrón-. Estamos todos en el mismo barco.

Ishmael alzó las cejas, y dirigió a los Millonarios una sombría sonrisa-. Ya lo veremos -dijo-. Ahora salid de mi tienda.

-Pirémonos -dijo Anya, lo que significaba "Más vale que nos demos prisa", y los Millonarios. Los Millonarios dejaron la carpa rápidamente, mirando hacia atrás para echar un último vistazo a los preocupados isleños, al orientador ceñudo, y al Conde Olaf, que seguía echado en la arena agarrándose la barriga, como si el arpón no hubiera sólo destruido el casco de buceo, sino que también lo hubiera herido.

Anya, Dennise, El Patrón y Saimon no viajaron de vuelta al lado más alejado de la isla en el trineo arrastrado por las ovejas, pero incluso mientras se apresuraban hacia el montículo, se sintieron angustiados e impotentes, no solo por la naturaleza  desesperada de su misión, sino también por el veneno que sentían abriéndose su malvado paso a través de los sistemas de los Millonarios. Así pues los Millonarios obtuvieron una gran oportunidad para sentir los tallos y sombreros del Medusoid Mycelium empezando a brotar en sus gargantas. Los Millonarios tuvieron que parar varias veces para toser, ya que el crecimiento del hongo hacía difícil la respiración, y para cuando estuvieron bajo las ramas del manzano, los Millonarios estaban resollando pesadamente bajo el sol de la tarde.

-No tenemos mucho tiempo -dijo Anya, entre inspiraciones de aire.

-Ojalá hubiéramos escuchado cada historia -dijo Dennise, con la voz sonando ronca y áspera por el veneno-. Ojalá los compañeros Millonarios nos hubieran contado todo, en vez de protegernos de la perfidia del mundo.

-Quizás lo hicieron -dijo Saimon, con la voz tan áspera como la de su compañera, y el mayor de los Millonarios caminó hasta la butaca en medio de la habitación y cogió Una Serie de Catastróficas Desdichas- Escribieron todos sus secretos aquí. Si escondieron el antídoto, lo encontraremos en este libro.
 

Notas de juego

Y otro Cliffhanger antes del gran final.

Cargando editor
22/10/2018, 22:04
Ishmael

-No tenemos tiempo de leer todo el libro -dijo Dennise-, no más del que tenemos para buscar en todo el arboreto.

-Si fallamos -dijo Anya, con la voz pesada por el hongo-, al menos morimos juntos.

Los Millonarios asintieron sombríamente y comenzaron a leer por encima aquel enorme libro y a medida que los Millonarios buscaron el secreto que esperaban encontrar, vislumbraron fugazmente otros secretos que otros habían guardado, y cuando los Millonarios vieron nombres de personas que habían conocido y otros que no, cosas que habían susurrado a esas personas, los códigos escondidos en esos susurros, y muchos otros detalles intrigantes, los Millonarios esperaron que pudieran tener la oportunidad de releer Una Serie de Catastróficas Desdichas en una ocasión menos desesperada.

Esa tarde, sin embargo, leyeron más y más rápido, buscando desesperadamente ese secreto que podría salvarlos mientras la hora empezaba a consumirse y el Medusoid Mycelium crecía más y más rápidamente en su interior, como si el hongo mortal tampoco tuviera tiempo de saborear su pérfido camino. A medida que leían más y más, a los Millonarios se les fue haciendo cada vez más y más difícil el respirar, y cuando finalmente El Patrón reconoció uno de los términos que había estado buscando, pensó por un momento que era sólo un espejismo ocasionado por todos los pies y sombreros creciendo dentro de él.

-Mirad: -Dijo El Patrón, con la voz áspera y resollante- El alarmismo de Ishmael ha hecho que pare el trabajo del  pasadizo, aun cuando tenemos una plétora de rábano picante -Emitió un resuello largo y tembloroso, y continuó leyendo-Estamos intentando hacer un híbrido botánico a través del techo tuberoso, que debe hacer que la seguridad sea fructífera a pesar de los peligros para nuestros asociados en el útero. Por supuesto, en caso de que seamos desterrados, Beatrice está escondiendo una pequeña cantidad en una vasi..."

El Millonario se interrumpió con una tos que era tan violenta que el niño dejó caer el libro al suelo. El resto de los Millonarios le sostuvieron con firmeza mientras su cuerpo temblaba por el veneno y una mano pálida señalaba el
techo -Techo tuberoso -resolló finalmente- Miguel Ortega quería decir las raíces por encima de nuestras cabezas. Un híbrido botánico es una planta hecha de la combinación de otras dos plantas -se estremeció, y sus ojos se llenaron de lágrimas-. No sé de qué está hablando -dijo finalmente.

Dennise miró a las raíces sobre sus cabezas, donde el periscopio desaparecía hacia la red del árbol. Para su horror se dio cuenta de que su visión se había vuelto borrosa, como si el hongo estuviera creciendo sobre sus ojos-. Suena como que pusieron el rábano picante en las raíces del árbol, para poner a todo el mundo a salvo -dijo-. Eso es lo que debe ser "hacer que la seguridad sea más fructífera", del mismo modo que fructífera la cosecha de un árbol.

-¡Manzanas! -gritó Anya con la voz estrangulada-. ¡Manzanas amargas!

-¡Por supuesto! -dijo Saimon-. ¡El árbol es un híbrido, y sus manzanas son amargas porque contienen rábano picante! Si comemos una manzana, el hongo se diluirá.

Anya se movió resollando desesperadamente mientras intentaba llegar al hueco entre las raíces. El Patrón intentó seguirla, pero cuando se puso de pie el veneno le mareó tanto que se tuvo que sentar de nuevo y agarrarse la palpitante cabeza. Saimon tosió dolorosamente, y apretó el brazo del Millonario.

-Vamos -dijo Saimon, con un resuello desesperado.

El Patrón sacudió la cabeza-. No estoy seguro de que podamos lograrlo -dijo.

Dennise llegó hasta el hueco en las raíces y se enroscó de dolor en el suelo-. ¿Es el fin? -preguntó, con la voz débil
y desmayada.

-No podemos morir aquí -dijo Anya, con la voz tan floja que los Millonarios no podían oírla apenas.

-Quizás no -dijo Saimon-. Quizás éste sea el fin de nuestra historia.

-El fin... -dijo Dennise, pero antes de que alguien le pudiera decir nada, los Millonarios oyeron otro sonido, débil y extraño, en el espacio secreto bajo el manzano que Miguel y Dorotea, que al parecer Miguel la llamaba Beatrice por algún motivo que no conocían, habían hibridado con rábano picante años atrás.

El sonido era sibilante, una palabra que puede parecer que tiene algo que ver con las sibilas, pero que en realidad se refiere a una especie de silbido o siseo, como el de una máquina de vapor cuando se para, o el que puede hacer el público después de ver una de las obras de teatro de Al Funcoot. Los Millonarios estaban tan desesperados y asustados que por un momento pensaron que podía ser el sonido del Medusoid Mycelium, celebrando su venenoso triunfo sobre los Millonarios, o quizás el sonido de su esperanza evaporándose.

Pero el silbido no era el sonido de la esperanza evaporándose ni del hongo celebrando, y gracias al cielo no era el sonido de una máquina de vapor ni de una audiencia teatral disgustada, ya que los Millonarios no estaban lo suficientemente fuertes como para enfrentarse a tales cosa.

El sonido seseante venía de uno de los pocos habitantes de la isla cuya historia contenía no uno sino dos naufragios, y quizás a causa de su propia triste historia, este habitante tenía simpatía por la triste historia de los Millonarios, aunque es difícil de decir cuánta simpatía puede sentir un animal, sin importar lo amistoso que sea. No tengo el valor de investigar mucho sobre esta materia, y la historia de mi único camarada herpetólogo terminó hace algún tiempo, así que lo que este reptil estaba pensando mientras se deslizaba hacia los ricos es un detalle de la historia de los Millonarios que puede que no sea revelado nunca.

Pero incluso con la falta de este detalle, está bastante claro lo que ocurrió. La serpiente se deslizó a través del hueco en las raíces del árbol, y fuera lo que fuera lo que la serpiente estaba pensando, estaba bastante claro por el sonido sibilante que salía de sus dientes apretados que la Víbora Increíblemente Mortal estaba ofreciéndoles a los Millonarios una manzana.

Es un hecho bien conocido pero curioso el que el primer bocado de una manzana es el que mejor sabe siempre, que es por lo que la heroína de un rol mucho más apropiado para leer que éste se pasa toda la tarde comiendo el primer bocado de una canasta de manzanas. Pero incluso esta anárquica jovencita "la palabra anárquica " significa aquí "que le encantan las manzanas" nunca probó un bocado tan maravilloso como el primer bocado que los Millonarios le dieron a la manzana del árbol.

La manzana no estaba tan amarga como los Millonarios habrían supuesto, y el rábano picante le daba al jugo de la manzana un ligero toque punzante, como el aire de una mañana de invierno. Pero por supuesto, el mayor atractivo de la manzana ofrecida por la Víbora Increíblemente Mortal era su efecto inmediato sobre el hongo mortal que crecía en su interior. Desde el momento en el que los dientes de los Millonarios mordieron la manzana -primero los de Dennise, después los de Saimon, y después los de Anya, y por último los de El Patrón- los tallos y sombreros del Medusoid Mycelium empezaron a encogerse, y en pocos momentos todo rastro del temido hongo se había marchitado, y los ricos pudieron respirar fácilmente y con claridad.

-Deberíamos comer cada uno otra manzana -dijo Dennise, levantándose-, para asegurarnos de que hemos consumido suficiente rábano picante.

Anya se arrodillo y mordio un trozo de la manzana y le dió a Coockie un poco de manzana machacada por sus dientes, una vez que aquel casi asfixiado animal tuvo el puré improvisado de manzana en su organismo, también sus pies y sombreros desaparecieron y el animal correteó de alegría alrededor de su dueña.

-Y deberíamos recoger suficientes manzanas para todos los isleños -dijo Saimon- Deben estar tan desesperados como lo estábamos nosotros.

-Vosotros dos, empezad a recoger manzanas -dijo El Patrón, caminando hacia el periscopio-. Quiero echarle un vistazo a Kit Snicket. La inundación de la plataforma costera debe haber empezado ya, y ella debe estar aterrorizada.

-Espero que evitara el Medusoid Mycelium -dijo Saimon-. Odio pensar lo que le haría a su bebé.

-Los isleños están en peor situación que Kit -dijo Anya-. Deberíamos ir primero a la carpa de Ishmael, y después ir a rescatar a Kit.

El Patrón miró a través del periscopio y frunció el ceño-. No deberíamos ir a la carpa de Ishmael -dijo-. Necesitamos llenar esa olla con manzanas y llegar a la plataforma costera tan rápido como podamos.

-¿Qué quieres decir? -dijo Dennise.

-Se están marchando -dijo El Patrón, y lamento decir que era verdad. A través del periscopio, el Millonario pudo ver la forma de la canoa y las figuras de sus envenenados pasajeros, quienes estaban empujándola a lo largo de la plataforma costera hacia la balsa de libros donde Kit Snicket yacía todavía.

Cada uno de los tres restantes Millonarios miraron a través del periscopio, y después se miraron unos a otros. Sabían que debían darse prisa, pero por un momento ninguno de los Millonarios se pudo mover, como si no estuviesen dispuestos a viajar más lejos en su triste historia, o a ver a una parte más de su historia llegar a su fin.

Los Millonarios se apresuraron a llenar la olla con manzanas y corrieron hasta la plataforma costera, corriendo por el montículo lo más rápido que podían. Ya había pasado la hora del almuerzo, y las aguas del mar ya estaban inundando la plataforma, así que el agua estaba mucho más profunda de lo que había estado desde la llegada de los Millonarios. Saimon y El Patrón tenían que sujetar la olla por encima de sus cabezas, y Anya llevaba a Cookie en brazos para que el perro no se manchara y la Víbora Increíblemente Mortal habían escalado a los hombros de Dennise para cabalgar junto a las manzanas amargas.

Los Millonarios podían ver a Kit Snicket en el horizonte, yaciendo todavía en la balsa de libros mientras las aguas subían y empapaban las primeras capas de libros, y al lado del extraño cubo estaba la canoa. Mientras se acercaban, vieron que los isleños habían dejado de empujar la barca y estaban subiendo a bordo, pausando de vez en cuando para toser, mientras a la cabeza de la canoa estaba la figura de Ishmael, sentado en su silla de arcilla, mirando a los envenenados colonos y observando a los niños acercándose.

-¡Parad! -gritó Saimon, cuando estuvo lo suficientemente cerca para ser oído-. ¡Hemos descubierto el modo de diluir el veneno!

-¡Millonarios! -vino el débil grito de Kit desde lo alto de la balsa de libros-. ¡Gracias al cielo que estáis aquí! ¡Creo que me estoy poniendo de parto!

-Te ayudaremos -prometió Dennise-, pero necesitamos darle estas manzanas a los isleños.

-¡No las tomarán! -dijo Kit-. ¡Intenté decirles cómo podía diluirse el veneno, pero insistieron en marcharse!

-Nadie les está obligando -dijo Ishmael con calma- Yo me limité a sugerir que la isla ya no era un lugar seguro, y que debíamos navegar para buscar otro.

-Tú y los Millonarios son los que no habéis metido en este lío -se escuchó la somnolienta voz del señor Pitcairn, espesa por el hongo y por el cordial de coco-, pero Ishmael nos va a sacar de él.

-Esta isla solía ser un lugar seguro -dijo el profesor Fletcher-, lejos de la perfidia del mundo. Pero desde que habéis llegado se ha vuelto peligrosa y complicada.

-Eso no es culpa nuestra -dijo Anya, acercándose más y más a la canoa mientras el agua seguía subiendo-. No puedes vivir lejos de la perfidia del mundo, porque la perfidia acabará llegando a estas costas alguna vez.

-Exacto -dijo Alonso, bostezando-. Llegasteis y estropeasteis la isla para siempre.

-Así que os la dejamos -dijo Ariel, tosiendo con violencia-. Podéis quedaron con este peligroso lugar. Nosotros vamos a navegar hacia la seguridad.

-¡Podéis estar seguros aquí! -gritó Dennise, alzando una manzana.

-Ya nos habéis envenenado lo suficiente -dijo Erewhon, y los isleños resollaron de aprobación-. No queremos escuchar más de vuestras ideas traicioneras.

-Pero estabais listos para amotinaros -dijo El Patrón-. No queríais seguir las sugerencias de Ishmael.

-Eso era antes de que llegara el Medusoid Myceliu -dijo Finn roncamente-. Él es el que ha estado aquí más tiempo, así que sabe cómo mantenernos a salvo. Bajo su sugerencia, todos bebimos un poco de cordial mientras él averiguaba cuál es la raíz del problema -hizo una pausa para recuperar el aliento mientras el hongo siniestro seguía creciendo-. Y la raíz del problema, Millonarios, sois vosotros.

Por entonces los Millonarios ya habían llegado hasta la canoa, y miraron a Ishmael, quien alzó las cejas y devolvió la mirada a los desesperados Millonarios-. ¿Por qué haces esto? -le preguntó Saimon al orientador-. Sabes que no somos la raíz del problema. Si no comen estas manzanas amargas -suplicó-, tendrán un amargo final. Cuéntale a los isleños toda la historia, Ishmael, para que se puedan salvar.

-¿Toda la historia? -dijo Ishmael, y se inclinó desde su silla para poder hablar a los Millonarios sin que los otros lo oyeran-. Si les cuento a los isleños toda la historia, no les estaría manteniendo a salvo de los terribles secretos del mundo. Casi se han enterado de toda la historia esta mañana,  y empezaron a amotinarse en el desayuno. Si supieran todos los secretos de la isla habría un cisma en un abrir y cerrar de ojos.

-Es mejor un cisma que una muerte -dijo Saimon.

Ishmael sacudió la cabeza, y pasó los dedos por los salvajes mechones de su lanosa barba-. Nadie va a morir
-
dijo-. Esta canoa nos puede llevar a una playa cerca del Camino Piojoso, por donde podemos viajar hasta la fábrica de rábano picante.

-No tenéis tiempo para un viaje tan largo -dijo El Patrón.

-Yo creo que sí -dijo Ishmael-. Incluso si una brújula, creo que puedo llevarlos hasta un lugar seguro.

-Tú necesitas una brújula moral -dijo Dennise-. Las esporas del Medusoid Mycelium pueden matar en el plazo de una hora. La colonia entera puede estar envenenada, e incluso si lograrais llegar a la costa, el hongo podría contagiar a todo el que os encontrarais. No estás manteniendo a nadie a salvo. Estás poniendo en peligro al  mundo entero, sólo para mantener unos cuantos de tus secretos. ¡Eso no es cuidar de nadie! ¡Es algo horrible y un error!

-Supongo que depende de cómo se mire -dijo Ishmael-. Adiós, Millonarios -se sentó recto y llamó a los
resollantes isleños-. Os sugiero que empecéis a remar -dijo, y los colonos metieron los brazos en el mar y empezaron a impulsar la canoa lejos de los Millonarios. Los Millonarios se colgaron de un lado de la barca, y llamaron a la isleña que se los había encontrado por primera vez en la plataforma costera.

-¡Friday! -gritó Saimon-. ¡Toma manzana! No sucumbas a la presión social.

Friday se volvió para estar cara a cara a los Millonarios, y los ricos pudieron ver que estaba terriblemente asustada. Saimon cogió rápidamente una manzana de la olla, y la jovencita se inclinó hacia fuera de la barca para tocar su mano.

-Siento dejaros atrás, Millonarios -dijo-, pero debo ir con mi familia. Ya he perdido a mi padre, y no podría soportar el perder a otra persona.

-Pero tu padre... -empezó a decir Dennise, pero la señora Caliban le dirigió una mirada terrible y tiró de su hija alejándola del borde de la canoa.

-No lo eches todo a pique -dijo-. Ven aquí y bebe tu cordial.

-Tu madre tiene razón, Friday -dijo Ishmael con firmeza-. Deberías respetar los deseos de tus padres.

-Estamos tratando que todos sobreviváis- dijo Saimon, izando las manzanas tan alto como podía-. No es que no queramos protegernos de la perfidia del mundo. Pero ahora queremos que sobreviváis a ella.

Ishmael puso la mano en la olla de manzanas-. ¿Vosotros qué sabéis -preguntó-, de supervivencia? - y con un gesto firme y cruel el viejo huérfano sacó la escopeta del Patrón y jaló del gatillo hacia los Millonarios, y la canoa se alejó del alcance de los Millonarios, mientras la agua se tornaba roja con la sangre de uno de ellos.

Dennise Y El Patrón intentaron acercarse un paso más al cuerpo inerte de Saimon, quien poco a poco comenzaba a alejarse de ellos e hundirse, pero el agua había subido demasiado, y los pies de los Millnarios resbalaron de la superficie de la plataforma costera, y los Millonarios que no habían recibido un disparo se encontraron nadando. La olla se ladeó, y Anya dio un pequeño grito mientras trataba de evitar que Cookie se mojara mientras varias manzanas de la olla se caían al agua con un chapoteo.

Con el sonido de la salpicadura, los Millonarios recordaron el corazón de manzana que Ishmael había dejado caer, y se dieron cuenta de por qué el orientador estaba tan calmado frente al hongo mortal, y por qué su voz era la única de la de los isleños que no estaba atascada con los tallos y los sombreros del hongo.

-El cuerpo de Saimon -dijo Dennise-. ¡Hay que recuperarlo!

-No podemos ir tras ellos -dijo El Patrón, todavía agarrando una manzana- Tenemos que ayudar a Kit.  Todos tenemos que quedarnos si vamos a ayudar a Kit a dar a luz -miró a los isleños y oyó los resuellos y las toses que salían de la canoa adornada con hierbas salvajes y ramas de árbol-. Han tomado su decisión -dijo finalmente.

Notas de juego

Por si alguien se lo pregunta; todos isleños murieron en la travesía, dejando tan solo a Ishmael con vida; el cual posteriormente fue devorado por un monstruo siseante con forma de interrogación en mitad del mar, tal y como parecía que le había pasado a los Quagmire, el Capitán, Fernald, Fiona y Hector.

Cargando editor
23/10/2018, 00:43
Kit Snicket

Quien les llevara la manzana a los isleños, por supuesto, necesitaría nadar a hurtadillas hasta la canoa, y ayudaría si fuera pequeño y delgado, para poder escapar al ojo vigilante del orientador de la canoa. Los Millonarios no se dieron cuenta de la desaparición de la Víbora Increíblemente Mortal por bastante tiempo, ya que estaban concentrándose en ayudar a Kit, así que nunca pudieron decir con seguridad qué le había pasado a la serpiente, y mi investigación sobre la historia del reptil está incompleta, así que no sé qué otros capítulos ocurrieron en su historia, ya que Ink, como alguien prefería llamar a la serpiente, se deslizó de un lugar al siguiente, algunas veces protegiéndose de la perfidia del mundo y a veces cometiendo actos pérfidos por su parte.

Los Millonarios se apresuraron a la balsa de libros, y alzaron a Anya y a la olla hasta la cima de la librería en la que yacía Kit, para que la Millonaria más joven pudiera sostener la mano enguantada de la resollante mujer y las manzanas amargas pudieran diluir el veneno de su interior, mientras El Patrón y Dennise empujaban la balsa de vuelta a la playa.

-Toma una manzana -ofreció Anya, pero Kit sacudió la cabeza.

-No puedo -dijo.

-Pero has sido envenenada -dijo Dennise-. Puede que hayas cogido una espora o dos de los isleños cuando se marchaban.

-Las manzanas dañarían al bebé -dijo Kit-. Hay algo en el híbrido que es perjudicial para la gente que aún no ha nacido. Lo único que espero ahora es ser una buena madre.

-Lo serás -dijo El Patrón.

-No lo sé -dijo Kit-. Se supone que iba a ayudaros, Millonarios, ese día en el que finalmente alcanzasteis Playa Salada. Nada deseaba más que llevaros en mi taxi a algún lugar seguro. En vez de eso, os lancé a un mundo de perfidia en el Hotel Denouement. Y nada deseaba más que reuniros con los Quagmire. En vez de eso, los dejé atrás -exhaló un suspiro resollante, y se quedó callada.

Dennise siguió guiando la balsa hacia la isla, y se dio cuenta por primera vez que sus manos estaban empujando el lomo de un libro cuyo título reconoció de la biblioteca que la tía Josephine guardaba bajo su cama -Ivan Lachrymose, Explorador del Lago- mientras que el otro Millonario estaba empujando Micología Minucias, un libro que había sido parte de la biblioteca micológica de Fiona.

-¿Qué pasó? -preguntó, intentando imaginar los extraños sucesos que habrían llevado esos libros hasta esas costas.

-Os he fallado -dijo Kit con tristeza, y tosió- Quigley consiguió alcanzar la casa-globo, tal y como yo esperaba que hiciera, y ayudó a sus hermanos y a Héctor a capturar a las traicioneras águilas en una red enorme, mientras yo me encontraba con el Capitán Widdershins y su hijos adoptivos.

-¿Fernald y Fiona? -dijo El Patrón, refiriéndose al hombre con ganchos en lugar de manos que había trabajado para el Conde Olaf, y a la joven mujer capitana-. Pero le traicionarion...y a nosotros.

-El capitán había perdonado los fallos de aquellos a quienes había amado -dijo Kit-, tal y como yo espero que perdonéis los míos, Millonarios. Intentamos desesperadamente reparar el Queequeg y alcanzar a los Quagmire mientras continuaba su batalla aérea, y llegamos justo a tiempo de ver los globos estallar bajo los crueles picos de las águilas que se escapaban. Cayeron en la superficie del mar, y se chocaron con el Queequeg. En unos momentos éramos todos náufragos, manteniéndonos a flote en medio de los restos que sobrevivieron al naufragio.

-¿Qué pasó después?-Pregunto El Patrón.

-No lo sé -admitió Kit-. Desde las profundidades del mar se acercó una figura misteriosa... casi como un signo de interrogación, saliendo del agua.

-La vimos en la pantalla del radar -recordó Anya-. El capitán Widdershins se negó a decirnos qué era.

-Mi hermano solía llamarlo "Lo Muy Desconocido"- dijo Kit, sujetándose la tripa cuando el bebé pateó con violencia-. Estaba aterrorizada, Millonarios. Rápidamente construí un Vaporetto Fácil de Detritos, tal y como he sido entrenada.

-¿Vaporetto? -preguntó Anya.

-Es una palabra italiana que significa "barca" -dijo Kit-. Era una de las muchas frases italianas que Monty me enseñó. Un Vaporetto Fácil de Detritos es un modo de salvarte a ti mismo y a tus cosas favoritas al mismo tiempo. Reuní todos los libros al alcance que me habían gustado, tirando los  aburridos al mar, pero todos los demás quisieron probar suerte con lo muy desconocido. Le supliqué a los otros que subieran a bordo cuando el signo de interrogación se estaba acercando, pero sólo Ink consiguió alcanzarme. Los otros...  -su voz se apagó, y por un momento lo único que hizo Kit fue resollar- En un instante se habían ido, tragados por esa cosa misteriosa. Lo único que oí, fue a Quigley llamar por Saimon. Lo siento, Millonarios. Os he fallado. Vosotros tuvisteis éxito en vuestras nobles misiones en el Hotel Denouement, y salvasteis a Dewey y a los otros, pero no sé si volveremos a ver a los Quagmire y a sus compañeros de nuevo. Espero que perdonéis mis fallos, y cuando vea a Dewey de nuevo espero que él me perdone también.

Los Millonarios se miraron unos a otros con tristeza, dándose cuenta de que ya era hora al fin de contarle a Kit Snicket toda la historia, del mismo modo que ella se la había contado.

-Perdonaremos tus fallos -dijo Dennise-, si tú perdonas los nuestros.

-Nosotros también te hemos fallado -dijo El Patrón-. Tuvimos que quemar el Hotel Denouement, y no sabemos si alguien consiguió ponerse a salvo.

Anya apretó la mano de Kit entre las suyas-. Y Dewey está muerto -dijo, y todo el mundo rompió a llorar.

Hay un tipo de llanto que espero que no hayas experimentado, y es no sólo llorar por algo terrible que haya pasado, sino llorar por todas las cosas terribles que han pasado, no sólo a ti sino la gente que conoces y a la gente que no conoces e incluso a la gente que no quieres conocer, un llanto que no puede ser cortado por un acto heroico o una palabra amable, sino sólo por alguien que te abrace mientras tus hombros se sacuden y las lágrimas corren por tu cara.

Lloraron por Dewey Denouement, y por los trillizos Quagmire, y por todos sus compañeros y hospedadores, amigos y asociados, y por todos los fallos que podrían perdonar y por todas las traiciones que podrían soportar. Lloraron por el mundo, y sobre todo, por supuesto, los Millonarios lloraron por ellos mismos y por los otros Millonarios, a los que sabían, finalmente, que no volverían a ver de nuevo.

-Parad -dijo Kit finalmente, a través de las lágrimas que perdían intensidad-. Dejad de empujar la balsa. No puedo continuar.

-Tenemos que continuar -dijo Dennise.

-Casi estamos en la playa -dijo El Patrón.

-La plataforma se inunda -dijo Anya.

-Dejad que se inunde -dijo Kit- No puedo hacerlo, Millonarios... He perdido a demasiada gente... mis padres, mi amor verdadero, y mis hermanos.

Ante la mención de los hermanos de Kit, Anya pensó en meter la mano en el bolsillo, y sacó el arnillo ornamentado, adornado con la inicial R. -A veces las cosas que has perdido se pueden encontrar de nuevo en lugares inesperados -dijo, y alzó el anillo para que Kit lo viera. La angustiada mujer se quitó los guantes, y sostuvo el anillo en la desnuda y temblorosa mano.

-Esto no es mío -dijo-. Pertenecía Beatrice... o como vosotros la conocísteis, Dorotea Pastelito. Nunca fue buena en inventarse nombres falsos...

-Antes de que perteneciera a Dorotea -dijo El Patrón-, te pertenecía a ti.

-Su historia empezó antes de que naciéramos -dijo Kit-, y debe continuar después de que muramos. Dádselo a mi hijo, Millonarios. Dejad que mi hijo sea parte de mi historia, aunque el bebé sea un huérfano, solo en el mundo.

-El bebé no estará solo -dijo Dennise con fiereza-. Si mueres, Kit, criaremos este niño como si fuera nuestro.

-No podría pedir nada mejor -dijo Kit en voz baja-. Ponedle al bebé el nombre de uno de vuestros compañeros caídos, Millonarios. La costumbre de mi familia es ponerle a un bebé el nombre de alguien que ha muerto.

-Entonces déjanos ayudarte -dijo Anya, y con un movimiento de cabeza lloroso y resollante, Kit Snicket dejó que los Millonarios empujaran su Vaporetto Fácil de Detritos hacia fuera de la plataforma costera y hacia las costas de la isla, donde todo acaba por llegar, justo cuando la canoa desaparecía en el horizonte. Los ricos se quedaron mirando a los isleños por última vez y después al cubo de libros, e intentaron imaginarse cómo la herida, embarazada y angustiada mujer podría llegar a un lugar seguro para dar a luz.

-¿Puedes bajarte tú sola? -preguntó Dennise.

Kit sacudió la cabeza-. Duele -dijo, con la voz espesa por el hongo venenoso.

-Podemos cargar con ella -dijo El Patrón, pero Kit sacudió la cabeza de nuevo.

-Soy demasiado pesada y estáis exhaustos -dijo débilmente-. Podría caerme de vuestros brazos y dañar al bebé.

-El bebé está viniendo rápido -dijo-. Encontrad a alguien que os ayude.

-Estamos solos -dijo Dennise, pero entonces ella y los otros dos Millonarios se quedaron mirando a la playa adonde la balsa había llegado, y los Millonarios vieron, arrastrándose fuera de la carpa de Ishmael, a la única persona por la que no habían derramado una lágrima.

Cargando editor
23/10/2018, 01:14
Conde Olaf

Anya saltó hasta la arena, llevando la olla consigo, y los tres ricos subieron con rapidez la pendiente hasta la penosa figura del Conde Olaf.

-Hola, Millonarios -dijo, con la voz incluso más resollante y áspera por el veneno en expansión del Medusoid Mycelium. El vestido de Esmé se había caído de su cuerpo flaco, y se estaba arrastrando por la arena vestido con su ropa de siempre, con una mano sujetando una concha con cordial y la otra apretándose el pecho-. ¿Estáis aquí para inclinaros ante el rey de Olaflandia?

-No tenemos tiempo para tus tonterías -dijo Dennise-. Necesitamos tu ayuda.

Las cejas del Conde Olaf se alzaron, y el hombre dirigió a los ricos una mirada atónita-. ¿Vosotros necesitáis mi ayuda? -preguntó-. ¿Qué le ha pasado a todos esos tontos de la isla?

-Nos han abandonado -dijo El Patrón.

Olaf resolló horriblemente, y los niños tardaron un momento en darse cuenta de que se estaba riendo. -¿Cuál ha sido la manzana de la discordia? -se burló, usando una expresión que significa "¿Por qué motivo" ́.

-Te daremos manzanas -dijo Anya, señalando con un gesto la olla-, si ayudas.

-No quiero fruta -gruñó Olaf, e intentó sentarse, con la mano todavía apretando su pecho-. Quiero vuestras fortunas.

-Las fortunas no están aquí -dijo Dennise-. Puede que ninguno de nosotros llegue a ver un penique de ese dinero.

-Incluso si estuviera aquí -dijo El Patrón-, puede que no vivieras para disfrutarlo.

-Mcguffin- Dijo Anya, lo que viene a significar aquí algo como "Tus intrigas no sirven de nada en este sitio".

El Conde Olaf se llevó la concha a los labios, y los Millonarios pudieron ver que estaba temblando-. Entonces quizás me quede aquí, simplemente -dijo roncamente-. He perdido demasiado para continuar... mis padres, mi amor verdadero, mis esbirros, y una enorme suma de dinero que no me gané; incluso mi barca con mi nombre.

Los tres ricos se miraron los unos a los otros, recordando su estancia en esa barca y recordando que habían considerado el lanzar al hombre por la borda. Si Olaf se hubiera hundido en el mar, el Medusoid Mycelium nunca habría amenazado a la isla, aunque el hongo mortal habría acabado llegando a las costas de la isla, y si el villano estuviese muerto entonces no habría nadie en la playa para ayudar a Kit Snicket y a su hijo.

Dennise se arrodilló en la arena, y agarró los hombros del villano con ambas manos-. Tenemos que continuar -dijo-. Haz una cosa buena en la vida, Olaf.

-He hecho montones de cosas buenas en mi vida -gruñó-. Una vez acogí a una veintena de Millonarios, los cuales me acusaron de dos asesinatos que no cometí para alejarlos de mi y que no me pudiérais dar una propina para arreglar mi mansión dado que estoy en quiebra tras el asesinato de mis padres a causa de "ellos"-por un momento el Conde Olaf parecía decir la verdad sin actuar, el brillo de sus ojos se fue apagando lentamente, e incluso tomó un par de segundos para continuar-, y he estado nominado a varios premios teatrales muy prestigiosos. -Esto sí que era mentira-.

El Patrón se arrodilló al lado de su compañera, y miró fijamente a los ojos del villano que luchaban por permanecer tan brillantes y vivaces como siempre-. Tú fuiste el que nos empezó a cazar en primer lugar -dijo, pronunciando en
voz alta por primera vez un secreto que los tres Millonarios habían guardado en el corazón casi tanto como podían recordar. Olaf cerró los ojos por un momento, haciendo muecas de dolor, y entonces fijó una larga mirada en cada uno de los ricos por turno.

-¿Eso es lo que pensáis? -dijo al fin.

-Lo sabemos -dijo Anya.

-No sabéis nada -dijo el Conde Olaf-. Vosotros tres sois los mismos que cuando os eché el ojo por primera vez. Pensáis que podéis triunfar en este mundo sin otra cosa que una mente aguda, una pila de libros, y una comida ocasional de gourmet, o un par de billetes sueltos -echó un último trago de cordial en su envenenada boca antes de lanzar la concha a la arena-. Sois detestables y creéis que el mundo gira alrededor de vosotros -dijo, y desde la costa los ricos oyeron gemir a Kit Snicket.

-Tienes que ayudar a Kit -dijo Dennise-. El bebé llega.

-¿Kit? -preguntó el Conde Olaf, y con un gesto rápido cogió una manzana de la olla y tomó un feroz  bocado. Masticó, haciendo una mueca de dolor, y los Millonarios oyeron que sus resuellos disminuían y que el hongo venenoso era diluido por la invención de Dorotea y Miguel. Tomó otro bocado, y otro, y entonces, con un horrible gemido, el villano se puso de pie, y los ricos vieron que su pecho estaba empapado de sangre.

-Estás herido -dijo El Patrón.

-Ya he estado herido antes -dijo el Conde Olaf, y bajó tambaleándose la pendiente y vadeó las aguas de la inundada plataforma costera. Con un suave gesto bajó a Kit de la balsa y la transportó hasta las costas de la isla. Los ojos de la angustiada mujer estaban cerrados, y cuando los Millonarios corrieron a su lado no estaban seguros de que estuviera viva hasta que Olaf la tendió cuidadosamente en las arenas blancas de la playa, y los ricos vieron su pechosubiendo y bajando con la respiración.

El villano miró fijamente a Kit por un largo momento, y entonces se inclinó e hizo algo extraño. Mientras los Millonarios miraban, el Conde Olaf le dio a Kit Snicket un suave beso en su boca temblorosa.

-Oh -dijo Anya, mientras se abrían los ojos de Kit.

-Te lo dije -dijo el Conde Olaf débilmente-. Te dije que haría esto una última vez.

-Eres un hombre malvado -dijo Kit-. ¿Crees que un solo acto amable hará que te perdone todos tus fallos?

El villano se alejó tambaleándose unos cuantos pasos, se sentó en la arena y exhaló un profundo suspiro-. No he pedido perdón -dijo, mirando primero a la mujer embarazada y después a los Millonarios.

Kit sacó la mano y tocó el tobillo del hombre, justo en el tatuaje de un ojo que había atormentado a los ricos desde que lo habían visto por primera vez. Dennise, El Patrón y Anya miraron al tatuaje, recordando todas las veces que había sido ocultado y todas las veces que había sido revelado, y pensaron en todos los demás lugares en los que lo habían visto, ya que si mirabas bien, el dibujo de un ojo también formaba las iniciales del V.F.D., y cuando los ricos habían investigado la organización, primero intentando descodificar sus siniestros misterios, y después intentando participar en sus nobles misiones, parecía que esos ojos les estaban vigilando, aunque si los ojos eran nobles o traicioneros, buenos o malvados, parecía incluso ahora que era un misterio. Parecía que la historia completa de estos ojos estaría siempre escondida para los ricos, mantenida en la oscuridad junto con los demás ojos vigilando a todos los Millonarios cada día y cada noche.

-"La noche tiene mil ojos" -dijo roncamente Kit, y bajó su cabeza para estar cara con cara con el villano. Los Millonarios pudieron decir por su tono que estaba recitando las palabras de otra persona- "Y el día uno sólo; toda la
luz del brillante mundo muere cuando el sol se pone. La mente tiene infinitos ojos, el corazón uno: toda la luz de una vida se termina cuando acaba el amor".

El Conde le dirigió a Kit una tenue sonrisa-. No eres la única que puede recitar las palabras de tus asociados -dijo, y se quedó mirando al mar. La tarde se estaba acabando, y pronto la isla estaría cubierta de oscuridad- "El hombre transmite la miseria al hombre" -dijo el villano- "Se hace profunda como una plataforma costera. Sal tan temprano como puedas..." -aquí tosió, con un sonido espantoso, y sus manos agarraron su pecho- "Y no tengas ningún hijo" -finalizó, y soltó una carcajada corta y mordaz.

Entonces la historia del villano llegó a su fin. Olaf yacía de espaldas en la arena, lejos de la perfidia del mundo, y los Millonarios permanecieron en la playa y se quedaron mirando su cara. Sus ojos brillaron con viveza, y su boca se abrió como si quisiera decir algo, pero los Millonarios nunca oyeron al Conde Olaf decir otra palabra.

Kit dio un grito de dolor, espeso por el hongo venenoso, y se agarró la pesada tripa, y los Millonarios corrieron a ayudarla. Ni siquiera se dieron cuenta de cuándo cerró los  ojos el Conde Olaf por última vez, y quizás es un buen momento para que tú también cierres los ojos, no sólo para evitar leer el final de la historia de los Millonarios, sino también para imaginar el comienzo de otra.

-------------------------------------------------------------------------------------------------

Y de este modo, con el viaje realizado por el bebé de Kit Snicket, llegamos también al final de Una Serie de Catastróficas Desdichas, o Subastas Millonarias. Durante bastante tiempo, el parto de Kit Snicket fue muy difícil, y a los Millonarios les parecían que las cosas estaban yendo de un modo aberrante -la palabra "aberrante " aquí significa "de un modo muy, muy
equivocado, y causando mucho dolor".

Pero finalmente llegó al mundo una niña, justo en el mismo momento en el  que, lamento mucho, mucho decir, su madre, y mi hermana, se iba del mundo después de una larga noche de sufrimiento...  Pero también una noche de alegría, ya que el nacimiento de un bebé siempre son buenas noticias, sin importar las malas noticias que el bebé oiría después. El sol salió sobre la plataforma costera, que no se volvería a inundar hasta el año siguiente, y los Millonarios sostuvieron al bebé en la costa y la observaron mientras sus ojos se abrían por primera vez.

La hija de Kit Snicket miró el amanecer entornando los ojos, e intentó imaginarse dónde diantres estaba, y por supuesto mientras se lo preguntaba empezó a llorar. La niña, a la que le pusieron el nombre de la mujer que los salvó del hongo, aulló y aulló, y mientras comenzaban sus series de catastróficas desdichas, la historia de los Millonarios terminaba.

 

 

 

Esto no quiere decir, por supuesto, que los Millonarios murieran ese día. Estaban demasiado ocupados. Aún había demasiadas preguntas y misterios de otras épocas por resolver. Pero esto no les importaba tanto como puedas pensar. Uno no puede quedarse para siempre sentado resolviendo los misterios de la propia historia de uno, y no importa lo mucho que uno lea, la historia completa nunca puede ser contada. Pero era suficiente.

En el año que pasaron en la isla cuidando al bebé a veces visitaban la tumba de Kit Snicket, donde dejaban unas cuantas flores salvajes, o la tumba del Conde Olaf, donde se limitarían a quedarse en silencio por unos momentos. En muchos aspectos, la vida de los Millonarios durante ese año se parece a la mía propia, ahora que he terminado mi investigación. Como Dennise, como El Patrón, y como Anya, he visitado ciertas tumbas, y he pasado a menudo las mañanas sentado en un montículo, mirando al mismo mar. No es toda la historia, por supuesto, pero es suficiente. Dadas las circunstancias, es lo mejor que puedes esperar.