Partida Rol por web

[HLdCN] - Subastas Millonarias

11. The Grim Grotto (Noche)

Cargando editor
30/09/2018, 00:04
El Patrón 2R

El Patrón estaba alucinando

Oye vuestra madre no se llamará Marta no? ( a ver quien lo pilla)

Fiona te fías de Eduardo manos perchas? Ya sé que es tu hermano pero...

Cargando editor
30/09/2018, 15:44
El Patrón 2R

El Patrón estaba preocupado por la situación de indefensión en la carcel del Conde Falo...

Chicos no me fío de este hombre ni de lo q nos pueda hacer Olaf... Los que podáis salvar vuestro pellejo o de un compañero, no olvidéis en salvaros el culo, no dejar que esos pendejos nos hagan algo...

Fiona nos sacas de aquí o que?

Cargando editor
30/09/2018, 15:52
21-M Saimon Satrustegi Windfog

-No se yo...Si le ponemos un par de corchos en cada garfio ese tipo es tan peligroso como un gato de teta o un lactante para los mas puritanos. Así que por mi que venga y de paso que nos saque de aquí y podamos correr de regreso al submarino sin cárcel que nos encierre. -Dijo convencido a lo que reforzó sus palabras con un gesto exagerado de mano para que salgan por la puerta principal u otra mas escondido si el hombre con garfios en las manos y tapones en los garfios conociera.

Cargando editor
30/09/2018, 16:32
El Patrón 2R

El Patrón asentía a Saimon y le dijo:

Tengo una duda es un problema que me inquieta, me atormenta, me perturba... y me deja atemorizado... Como se limpia después de plantar un truño? 

Cargando editor
01/10/2018, 00:58
Carmelita Spats

Dejen de murmurar allá atrás —ordenó El Hombre con Ganchos en vez de Manos, mientras conducía a los Millonarios por otra vuelta del pasillo—. Nos estamos acercando a la sala de remo, y nadie debe escucharnos.

Los Millonarios dejaron de hablar, pero cuando el hombre de confianza se detuvo delante de la puerta de la sala de remo, y puso su gancho sobre el ojo en la pared que abriría la puerta, los Millonarios pudieron oír que no había motivos para estar tranquilos. Incluso a través del espeso metal de la entrada de la sala de remo, podían oír la aguda y penetrante voz de Carmelita Spats.

—Para mí tercer danza —dijo ella—, voy a girar dando vueltas y vueltas, mientras todos ustedes aplauden tan duro como puedan. ¡Se trata de una danza de celebración, en honor de la más adorable bailarina de tap princesa de hadas veterinaria del mundo!

Por favor, Carmelita —suplicó la voz de un niño—, hemos estado remando durante horas. Nuestras manos están
demasiado doloridas como para aplaudir.

Hubo un sonido tenue y húmedo, como si alguien hubiera dejado caer un trapo húmedo, y los Millonarios se dieron cuenta de que Esmé estaba azotando a los niños con el fideo gigante.

¡Vas a participar en el recital de Carmelita —anunció la malévola novia—, o vas a sufrir el azote de mi tagliatelle grande! ¡Ha ha hoity-fideos!

En realidad no es un azote —dijo un joven valiente—. Es más como una leve y húmeda bofetada.

Cállate, ¡Zampabollos! —Carmelita ordenó, y los niños oyeron el roce de su tutú rosa cuando empezó a girar—. ¡Comiencen a aplaudir! —chilló, y luego los niños escucharon un sonido que nunca antes habían escuchado.
 
¡C es por “Coqueta y bonita” —Carmelita estaba cantando—.
¡A es por “Adorable”!
¡R es por “Radiante”!
¡M es por “Sorprendente”!
¡E es por “Excelente”!
¡L es por “Lindísima”!
¡I es por “Insustituible, porque soy la mejor”!
¡T es por “Talentosa”! y
¡A es por, “Ahora soy una bailarina de tap princesa de hadas veterinaria”!

¡Ahora repetiremos mi maravillosa canción de nuevo!

La canción era tan irritante, y estaba tan mal cantada, que los Millonarios parecían sufrir una verdadera tortura, sobre todo porque Carmelita volvió a repetirla otra, y otra, y otra y otra vez.

No puedo soportar a esa mocosa —dijo El Hombre con Ganchos en vez de Manos—. Ella es una de las razones por las que me gustaría irme. Sin embargo, este es un buen momento para escabullirnos a través de la sala de remo. Hay una gran cantidad de pilares para esconderse, y si caminamos por el borde de la sala, donde los remos pasan a través de los agujeros de metal que están en la pared para controlar los tentáculos del pulpo, podremos llegar a la otra puerta... suponiendo que todo el mundo está viendo el recital de bailarina de tap princesa de hadas veterinaria de Carmelita.

—No es momento para ser cobarde —gruñó El Hombre con Ganchos en vez de Manos.

—¡No hay tiempo para ser prudentes! —dijo Fiona—. ¡Oi! ¡Aquella, que dude está perdida! ¡Oi! ¡O aquel! ¡Vamos!

Sin decir una palabra, El Hombre con Ganchos en vez de Manos presionó el ojo en la pared y la puerta se abrió para revelar la enorme sala. Como el camarada de Olaf había predicho, los niños estaban remando en dirección a Carmelita, que se pavoneaba y cantaba en un lado de la habitación, mientras que Esmé la miraba con una sonrisa de orgullo en su rostro y tenía el fideo gigante en uno de sus tentáculos.

Uno a uno, los Millonarios lograron pasar a través de los tentáculos, esquivando los movimientos ciegos de los niños, hasta llegar al pasillo por el que habían entrado y bajar al Submarino, uno a uno, todos los Millonarios lograron entrar en el Queegqeg.

 

Cargando editor
01/10/2018, 10:18
El Patrón 2R

El Patron viendo el estado del submarino...

Y si tomamos prestado otro? el arma esa definitiva es posible que no nos mate por el camino... además, esto necesita reparaciones y tambien como vamos a escapar de las garras del Conde Falo?

Eduardo manos perchas... Regi tiene un moco, quitaselo y de paso la nariz y media cara!!! Total, más feo no le vas a dejar, es posible q mejore...

Por cierto, donde está el botiquin, al final se me va a infectar el corte, alguien me pone la antirabica y la antitetanica?

Cargando editor
01/10/2018, 15:07
Fiona Widdershins

—Me pregunto... —dijo Fiona, pero nunca dijo lo que se preguntó porque un extraño ruido la interrumpió. El ruido era una especie de zumbido, seguido por una especie de pitidos, seguido por todo tipo de ruidos, y todos esos sonidos parecían venir de las profundidades de los motores del Queequeg. Finalmente, una luz verde se encendió en un panel en la pared, y un objeto plano y blanco comenzó a deslizarse fuera de una pequeña ranura en el panel.

—Es papel —dijo Fernald.

—Es más que papel —dijo Fiona, y se acercó al panel.

La hoja de papel se arrugó en su mano, una vez que salió de la ranura, como si la máquina estuviera impaciente porque la nueva Capitana del Submarino pudiera leer lo que contenía—. Este es el telégrafo, debemos estar recibiendo...

Un Voluntario Factico Despacho —terminó Fernald.

Fiona asintió con la cabeza, y examinó el papel de forma rápida. Efectivamente, las palabras “Voluntario Factico Despacho” estaban impresas en la parte superior, y mientras más y más papel aparecía, la nueva Capitana vio que estaba dirigida al “Queequeg”, con la fecha impresa, junto con el nombre de la persona que había enviado el telegrama a millas y millas de distancia en tierra firme. Se trataba de un nombre que Fiona había escuchado con anterioridad, un nombre que no aparecía desde que las heladas aguas de la Corriente Afligida se había llevado al joven.

—Es de Quigley Quagmire —dijo ella en voz baja.

Los ojos de Fernald se abrieron con asombro.

—¿Qué dice? —le preguntó. Fiona sonrió mientras el telegrama terminaba de imprimirse, y su dedo tocó la Q del nombre del voluntario. Era casi como si supiera que Quigley estaba vivo antes de recibir el mensaje.

“Tengo entendido que tiene tres voluntarios adicionales a bordo STOP —leyó, recordando que la palabra “STOP” indica el final de una frase en un telegrama—, necesitamos urgentemente sus servicios en un asunto de extremada urgencia. Por favor mándelos el martes a la ubicación indicada en los poemas de abajo STOP” —leyó el periódico y frunció el ceño, pensativa—. Entonces, hay dos poemas —dijo—. Uno de Lewis Carroll y el otro de T.S. Eliot.

Fernald tomó su libro común de su bolsillo y pasó las páginas hasta que encontró lo que quería. —Verso Fluctuante Declarativo —dijo—. Ese es el código que aprendimos con el Capitán. Quigley debe de haber cambiado alguna de las palabras de los poemas, para que nadie supiera dónde se supone que tenemos que encontrarlo. Vamos a ver si somos capaces de reconocer los cambios.

Fiona asintió con la cabeza, y leyó el primer poema en voz alta:

¡Oh ostra! ¡Venid a pasear con nosotros!
Requirió tan amable, la morsa.
Un agradable paseo, una pausada charla,
Por esta sala de cine.

—Esa última parte suena mal —dijo Fiona.

No había salas de cine cuando Lewis Carroll estaba vivo —dijo Fernald—. ¿Pero cuáles son las verdaderas palabras del poema?

—No lo sé —dijo Fiona—. Siempre me ha parecido que Lewis Carroll era demasiado extravagante para mi gusto.

—A mi tampoco —dijo Fernald—. Lee el otro. Tal vez eso nos ayude.

Fiona asintió con la cabeza y leyó en voz alta:

A la hora rosa, cuando los ojos y la espalda
Se alzan del escritorio, cuando el motor humano espera
Como un poni en una fiesta palpitando.

La voz de la Capitana del Submarino se apagó, y miró a su hermano confusa.

Eso es todo —dijo—. El poema termina ahí.

—¿No hay nada más en el telegrama? —Fernald frunció el ceño.

Sólo unas pocas letras en la parte inferior —dijo— “CC: J.S.” ¿Qué significa eso?

“CC” significa que Quigley envió una copia de este mensaje a alguien más —dijo Fernald—, y “J.S.” son las iniciales de la persona.

Esas siglas misteriosas de nuevo —dijo Fiona—. No puede ser Jacques Snicket, porque está muerto. Pero, ¿quién más podría ser?

No podemos preocuparnos por eso ahora —dijo Fernald—. Tenemos que averiguar qué palabras han sido sustituidas en estos poemas.

Los hermanos enseguida saltaron a la biblioteca personal y poniendo sobre la mesa unos extensos libros de poemas de Lewis Caroll y de T.S. Elliot, comenzaron a ojear las páginas por encima, a gran velocidad hasta que finalmente ambos hablaron leyendo sendos poemas que resultaban familiares. Primero Fernald:

¡Oh ostra! ¡Venid a pasear con nosotros!
Requirió tan amable, la morsa.
Un agradable paseo, una pausada charla,
Por esta playa salada.

—Quigley nos quiere ver mañana — dijo—, en Playa Salada.

Entonces Fiona comenzó a leer el poema que había encontrado.

A la hora violeta, cuando los ojos y la espalda
Se alzan del escritorio, cuando el motor humano espera
Como un...

Cargando editor
01/10/2018, 15:42
El Patrón 2R

En la hora violeta, cuando los ojos y la espalda
se alzan del escritorio, cuando el motor humano
aguarda como un taxi palpitando a la espera,
yo, Tiresias, aunque ciego, palpitando entre dos vidas,
viejo, con arrugados pechos de mujer, veo
en la hora violeta, la hora de la tarde que conduce
al hogar y devuelve a casa al marinero,
la secretaria ya en casa a la hora del té, recoge el desayuno,
enciende la estufa y abre las conservas (Poesía selecta 79)

Que pasa, que porque no sea tan refinado como el aborto de mickey no voy a saber de poesia??? Supongo que al atardecer, no?

por cierto, si tu hermano es secuaz del Conde Falo...

No sabrá quienes son sus compinches de los aqui presentes no?

 

Cargando editor
01/10/2018, 15:44
Conde Olaf

—¡Bla bla bla ha ha ha! —interrumpió una voz cruel y burlona—. ¡Ha bla ha bla ha blah! ¡Tee Hee hee sniggle snaggle  tee hee hee! ¡Hubba Hubba estafar denouement!

Los Millonarios levantaron la vista de sus libros para ver al Conde Olaf, que ya estaba subiéndose en la mesa de madera entrando a través del ojo de buey. Detrás de él estaba Esmé Miseria, quien sonrió con desprecio por debajo de la capucha de su traje de pulpo, y los Millonarios podían oír los desagradables pasos de los horribles zapatos de color rosa de Carmelita Spats, que asomó su cara decorada con los corazón pintados por el ojo de buey del submarino y se rió maliciosamente.

¡Estoy más feliz que un cerdo comiendo tocino! — Gritó el Conde Olaf—. ¡Estoy más rosado por las cosquillas que un caucásico quemado por el sol! ¡Tengo más espíritus que un nuevo cementerio! ¡Estoy tan feliz y soy tan afortunado que la gente que es afortunada y feliz me va a quemar con puros encendidos debido a sus celos desenfrenados! ¡Ha, ha, jicama! ¡Cuando me detuve en el bergantín para ver cómo iba progresando mi compañero, y me encontré con que los Millonarios habían volado del nido, temí que hubieran escapado, o saboteado mi submarino, o incluso que hubieran enviado un telegrama pidiendo ayuda! ¡Pero debí haber sabido que eran demasiado tontos como para hacer algo útil! ¡Mírense Millonarios, comiendose los mocos y leyendo poemas, mientras que los poderosos y atractivos del mundo se carcajean con su triunfo! ¡Carcajada carcajada feroz!

En sólo unos minutos —Esmé se jacto—, vamos a llegar al Hotel Denouement, gracias a nuestro malcriado equipo de remo. ¡Tee Hee Triunfo! ¡V.F.D. es el último lugar seguro y pronto será convertido en cenizas... como sus fortunas!

—¡Voy a hacer un recital especial de danza de bailarina de tap princesa de hadas veterinaria —se jactó Carmelita—, en las tumbas de todos esos voluntarios! —Carmelita dio un salto a través del ojo de buey, con su tutú rosa revoloteando como si tratara de escapar, y se unió a Olaf en la mesa para iniciar una danza triunfal—.

¡C es por “Coqueta y bonita”!
¡A es por “Adorable”!
¡R es por “Radiante”!
¡M es por “Sor...”!

—Vamos, Carmelita —dijo el Conde Olaf, dando a la bailarina de tap princesa de hadas veterinaria una sonrisa tensa—. ¿Por qué no guardas tu recital de danza para más tarde? Te compraré toda la ropa de danza del mundo. Con V.F.D. fuera del camino, todas las fortunas del mundo pueden ser mías... la fortuna de los Baudelaire, la fortuna de los Quagmire, la fortuna de los Widdershins, la fortuna de los Ivanov, la fortuna de los Blacke, la fortuna de los Walton, la fortuna de los Coleson, la fortuna de los Handsome, la fortuna de los Satrustegi, lo que sea que tenga El Patrón, la fortuna de los Duques de... Bueno, ya pilláis la idea... ¡Oh!, Y gracias por todo...

Con uno de sus pesados gestos dramáticos, el Conde Olaf señaló a una pareja que se encontraba algo más apartada del resto de los Millonarios, y Esmé aplaudió con los tentáculos de su traje cuando esas dos personas se pusieron al lado del Vil Conde Olaf. Una de ellas era El Hombre con Ganchos en vez de Manos, que parecía tan malvado como siempre lo había sido.

Y la otra era Fiona, que parecía un poco diferente. Una diferencia era la expresión de su rostro, que parecía resignado, una palabra que aquí significa “como si la micóloga hubiera renunciado por completo a luchar en contra del Conde Olaf”. Sin embargo, la otra diferencia estaba impresa en el uniforme de aspecto resbaladizo que llevaba, justo en el centro, se había arrancado el rostro del gran autor de los desamparados y se había puesto un autor mediocre de poesía buenista y barata.

Diles, Ojos de Triángulo —dijo el Conde Olaf con una sonrisa maliciosa—, dile a los Millonarios que te has unido a mí y eso de llevarlos aquí era para matarlos a todos de un plumazo.

Cargando editor
01/10/2018, 15:50
Fiona Widdershins

—Es cierto —dijo Fiona, pero detrás de sus gafas triangulares sus ojos estaban abatidos, una palabra que aquí significa “mirando con tristeza hacia el suelo”—. El Conde Olaf me dijo que si le ayudaba a destruir el último lugar seguro me ayudaría a encontrar a mi padrastro.

¡Pero el Conde Olaf y tu padrastro son enemigos! — exclamó Dennise—. Ellos están en lados opuestos del cisma.

—Yo no estaría tan segura de eso —dijo Esmé Miseria, arrastrando sus ventosas por el suelo cuando salto por el ojo de buey—. Después de todo, el capitán Widdershins los abandonó. Tal vez se dio cuenta de que los voluntarios no se llevan, que estaban out... Y que nosotros si nos llevamos, que somos in.

—Mi hermano, mi padrastro y yo podríamos estar juntos de nuevo —dijo Fiona en silencio—. ¿No lo entienden, Millonarios?

¡Por supuesto que no lo entienden! —Gritó el Conde Olaf—. ¡Ha ha idiotas! ¡Esos mocosos se pasan la vida leyendo libros en vez de perseguir fortunas! ¡Ahora tomaremos todos los objetos de valor del Queequeg y lo hundiremos con todos dentro!

—¡Esta vez no podrán escapar otra vez! —dijo El Hombre con Ganchos en vez de Manos, tomando el tagliatelle grande haciéndolo girar en el aire. —V.F.D. —se burló El Hombre con Ganchos en vez de Manos. Con un movimiento de uno de sus ganchos hizo estallar uno de los globos que Phil había usado para decorar la sala principal—. Todos esos voluntarios tontos con sus preciosas bibliotecas y sus complicados códigos... son unos tontos, hasta el último de ellos. ¡No quiero sentarme a leer un montón de libros estúpidos! ¡Aquel que dude está perdido!

—O aquella —dijo Fiona—. ¡Oi!

—Exactamente —dijo el Conde Olaf—, no vamos a dudar ni un instante más, Ganchitos, ¡Registraremos este submarino y robaremos todo lo que nos pueda ser de utilidad!

—¡También quiero ir! —dijo Esmé—, ¡Necesito un nuevo traje a la moda!

Por supuesto, jefe —dijo El Hombre con Ganchos en vez de Manos, caminando hacia la puerta de la sala principal—. Sígame.

—¡No, tu sígueme! —dijo el Conde Olaf, empujándolo a un lado—. ¡Yo estoy a cargo!

Pero Condito —se quejó Carmelita, saltando de la mesa de madera dando vueltas torpemente—. ¡Yo quiero ir adelante porque soy una bailarina de tap princesa de hadas veterinaria!

—Por supuesto que irás adelante, preciosa —dijo Esmé—. Toma todo lo que quieras mi pequeño corazón adorable, ¿Verdad Olaf?

Supongo que sí —murmuró Olaf.

Y dile a Ojos de Triángulo que permanezca aquí y vigile a los zampabollos —dijo Carmelita—. No quiero que tome las mejores cosas para ella.

—Ojos de Triángulo, vigila a los Millonarios —dijo el Conde Olaf—. Aunque en realidad no creo que ustedes Millonarios necesiten realmente ser vigilados. ¡Después de todo, no hay ningún lugar a donde puedan ir! ¡Tee hee traición!

—¡Risita risita chillona! —gritó Carmelita a la cabeza, saliendo de la Sala Principal de vuelta al Submarino-Pulpo para recoger bolsas que serían usadas para saquear el Submarino sin Capitán.

—¡Ha, ha, gatillo! —Esmé gritó después de ella.

—¡Tee hee amigdalotomía! —Gritó el Conde Olaf, caminando detrás de su novia.

—¡También encuentro esto muy divertido! —gritó El Hombre con Ganchos en vez de Manos, y cerró la puerta detrás de él, dejando a los Millonarios a solas con Fiona.

Cargando editor
01/10/2018, 17:05
El Patrón 2R

Al Patron no le sorprendia ya nada...

Ya decia yo que Eduardo manos perchas era un traidor, pero no me lo esperaba de tu Fiona, crees que tu padrastro se unirá al Conde Falo?

Jamas, se unirá al Conde y lo sabes, es un hombre de honor y si abandonó el barco o es porque no le quedaba otra porque el Conde Falo le obligó a ello o el mismo Conde le ha secuestrado o algo...

Piensalo, tu no eres como ellos...

Cargando editor
01/10/2018, 21:12
21-M Saimon Satrustegi Windfog

Saimon no aguantaba esa risa loca y sin sentido de la que hacia gala el Señor Conde, pero menos aun soportaba volver a ser encerrado y engañado por partes iguales. -AI ¡MALAJES! -Grito alzando el puño y agitándolo mientras se cerraba la puerta.

-Bueno... ¿Alguien sabe hacer funcionar este trasto? ¿O tiene por hay un sopa limpia cerebros para la chiquilla y que vuelva a ser honesta y no una loca de carcajada floja?
-Apretó los dientes y se metió las manos en los bolsillos, lo cual significaba que estaba "ligeramente" frustrado.

Cargando editor
01/10/2018, 22:55
Conde Olaf

¡Estamos de vuelta! —anunció el Conde Olaf, irrumpiendo de nuevo en la Sala Principal con sus compañeros detrás de él. Esmé y Carmelita llevaban una pequeña caja brillante y El Hombre con Ganchos en vez de Manos se tambaleaba bajo el peso de los uniformes y lo cascos de buceo que llevaba—. Me temo que no había mucho que robar... este submarino no está a la altura de su antigua gloria. Sin embargo, he encontrado una pequeña caja de joyas oculta en los dormitorios, con unos pocos objetos de valor...

—Creo que este anillo de rubí es muy in —susurró Esmé—. Se verá maravilloso con mi nuevo flamante vestido.

—Era de mi madre —dijo Fiona en silencio.

—Ella hubiera querido que me lo quedara —se apresuró a decir Esmé—. Éramos buenas amigas en la escuela.

—¡Quiero el collar! —exigió Carmelita— ¡Se verá perfecto con mi estetoscopio veterinario! ¡Dámelo, Condito!

—Me gustaría que los fenómenos del carnaval estuvieran con nosotros —dijo El Hombre con Ganchos en vez de Manos—. Podrían ayudarme a cargar algunos de estos uniformes.

—Los veremos en el Hotel Denouement —dijo el conde Olaf—, junto al resto de mis compañeros. ¡Bueno, hay que salir de aquí! ¡Tenemos mucho que hacer antes de llegar! ¡Ojos de Triángulo, ata a los Millonarios! ¡Ha ha hula bailar!

Tarareando una canción ridícula, el villano realizó unos pasos de baile de victoria, sólo para tropezar con el casco en el suelo. Carmelita se rió desagradablemente mientras Olaf se agachaba y se frotaba su tobillo tatuado.

—¡Ha Ha Condito! —exclamó Carmelita—. ¡Mi recital de baile fue mucho mejor que el tuyo!

—Saca este casco de aquí Ojos de Triángulo —gruñó el Conde Olaf. Se agachó, cogió el casco, y se lo iba a dar Fiona pero El Hombre con Ganchos en vez de Manos lo detuvo.

—Creo que debería quedarse con el casco, jefe —dijo el hombre de confianza.

—Yo prefiero un casco más pequeño y ligero —dijo el Conde Olaf—, pero aprecio el gesto.

—Lo que mi hermano quiere decir —Fiona explicó—, es que dentro de este casco está el Medusoid Mycelium.

Los Millonarios se quedaron sin aliento y se miraron con horror, mientras que el Conde Olaf se asomaba por la pequeña ventana del casco, con sus ojos bien abiertos bajo su única ceja.

—El Medusoid Mycelium —murmuró, y pasó la lengua cuidadosamente a lo largo de sus dientes— ¿Puede ser?

—Imposible —dijo Esmé Miseria—. Ese hongo fue destruido hace mucho tiempo.

—Esto es maravilloso —dijo Olaf, con su voz ronca y jadeante, como si estuviera envenenado—. ¡Tan pronto como los Millonarios se encuentren en maniatados, abriré el casco y lo lanzaré dentro! ¡Van a sufrir como siempre he querido!

—¡Eso no es lo que debemos hacer! —gritó Fiona—. ¡Esa es una muestra muy valiosa!

Esmé se adelantó y lanzó dos de sus tentáculos alrededor del cuello de Olaf.

—Ojos de Triángulo tiene razón —dijo—. No debemos desperdiciar la seta en los Millonarios.

—Eso es cierto —coincidió Olaf—, pero la idea de que los Millonarios no sean capaces de respirar es muy atractiva.

—¡Pero piensa en las fortunas que podemos robar! —dijo Esmé—. ¡Piensa en todas las personas que podremos tener bajo nuestro control! ¿Con el Medusoid Mycelium en nuestras manos, quien nos puede detener?

—¡Nadie! —el Conde Olaf se rió triunfalmente—. ¡Ha hunan pollo con almendras! ¡Ha ha anguila marinada! ¡Ha ha h...!

Pero los Millonarios nunca sabrían las demás palabras ridículas que Olaf iba a pronunciar, ya que fue interrumpió por una forma que se encontraba a través de la Sala Principal en una pantalla en la pared. La pantalla, que parecía un trozo de papel milimetrado, estaba iluminada con luz verde, y en el centro había una letra Q brillante, lo que representaba al Queequeg, y un ojo que brillaba intensamente, lo que representaba al terrible pulpo submarino que lo había devorado. Pero en la parte superior de la pantalla había otra forma... una que casi habían olvidado. Se trataba de una forma con un tubo curvado con un pequeño círculo al final del mismo, deslizándose lentamente por la pantalla como una serpiente, o un enorme signo de interrogación, o algo tan terrible que los niños no podían imaginar.

—¿Qué es eso, Zampabollos? —preguntó Carmelita Spats—. Parece una coma gigante.

—¡Shh! —susurró Conde Olaf, poniendo su mano sobre la sucia boca de Carmelita—. ¡Silencio, todos!

—Tenemos que salir de aquí —murmuró Esmé—. Este pulpo no es rival para esa cosa.

—Tienes razón —murmuró Olaf—. ¡Esmé, ve y dale latigazos con el fideo gigante a los remeros para que vayan más rápido! ¡Ganchitos, guarda esos uniformes! ¡Ojos de Triángulo, ata ya a los Millonarios!

—¿Y yo qué? —Carmelita preguntó—. Yo soy la más linda, por lo que debo hacer algo.

—Creo que es mejor que vengas conmigo —dijo el Conde con cansancio—. ¡Pero no bailes con tus zapatos de tap! ¡No queremos aparecer en su pantalla del Sónar!

—¡Ta ta, Zampabollos! —dijo Carmelita, agitando su varita de color rosa sobre los Millonarios.

—Eres tan elegante, cariño —dijo Esmé—. ¡Es como yo siempre digo: No se puede ser demasiado rica ni demasiado in!

Las dos mujeres malvadas saltaron por el ojo de buey roto fuera del Queequeg, seguidas por El Hombre con Ganchos en vez de Manos, que le dio a los Millonarios un torpe saludo de despedida. Pero antes de salir, el Conde Olaf, se detuvo de pie sobre la mesa de madera y sacó su larga y afilada espada la cual apuntó contra los Millonarios.

Por fin su suerte ha terminado —dijo con una terrible voz—. Durante demasiado tiempo han frustrado mis planes y escapado de mis garras... un ciclo feliz por ustedes Millonarios y uno desafortunado para mí, pero ahora se volvieron las tornas, Millonarios. Finalmente se han quedado sin lugares a donde correr. Y tan pronto como escapemos de eso —señaló a la pantalla del sónar con un movimiento de su espada, y levantó su única ceja amenazadoramente—, verán que al fin ese ciclo será destruido. Eso debió de haber sucedió hace mucho tiempo atrás, Millonarios. Hace un tiempo, Millonarios. Triunfé en el momento en el que llegaron a mi morada. Perderán todo, Millonarios... Esperen y verán... 

Sin decir una palabra, saltó por el ojo de buey y desapareció en su horrible pulpo mecánico, dejando a los Millonarios a solas con Fiona.

Cargando editor
02/10/2018, 00:14
Fiona Widdershins

No os voy a amordazar. ¡Oi! Los dejaré escapar... Si es que pueden. Es mejor que se den prisa. —Fiona sonrió y miró a su alrededor la Sala Principal con tristeza. —Cuiden bien del Queequeg. Lo voy a extrañar. ¡Oi!

Fiona asintió con la cabeza tristemente, y se acercó a la mesa de madera. Cogió el libro: Micología Minucias y luego actuó en contra de su filosofía personal, una frase que aquí significa “dudó por un momento, mirando a los ojos a los Millonarios”  y desapareció por el ojo de buey, sin ni siquiera decir un “¡Oi!”. Los Millonarios escucharon como los pasos de la micología iban en camino a unirse a los del Conde Olaf y los de sus secuaces, dejando solos a los Millonarios.

Antes incluso de que pudieran seguirla, sintieron como el Submarino había comenzado a hundirse, liberándose de las garras del pulpo gigante de metal que los tenía presos; por desgracia, al desacoplar ambos submarinos, la fría agua del mar comenzó a entrar a raudales dentro de la estancia en donde los Millonarios se encontraban, por lo que, poniéndose los cascos y buscando algo a lo que agarrarse, los Millonarios se prepararon para lo inevitable.

Cargando editor
02/10/2018, 01:27
Entorno

Por desgracia no todos los Millonarios estaban preparados para lo inevitable, pues uno de ellos tenía el cristal del casco de buceo roto, al principio fue una pequeña grieta casi invisible, pero a medida que el agua ejercía presión contra el interior del casco esta grieta fue ampliándose rapidamente hasta finalmente romperse con toda la presión del abismo marino sobre el desafortunado Millonario.

Trozos de cristales helados fueron lo primero que se le clavó en su piel, empujados por un torrente de agua congelada que golpeó el rostro del desafortunado millonario. No solo eso, sino que poco a poco, cayendo del casco, el agua comenzó a llenar el traje, impidiendo al pobre millonario respirar, obviamente y mantener sus bajos secos.

El dolor por los profundos cristales clavados en su rostro con la fuerza repentina del mar sobre sus cabezas, la enorme presión que esta inmensa masa de agua ejercía sobre el cuerpo del Millonario y la falta de oxígeno provocó una muerte lenta y agónica, ante la mirada impotente del resto de los Millonarios hasta que terminó ahogado dentro del submarino.

Y pese a ello, y el movimiento del submarino movía el cadáver de un desafortunado Dr. Henry Walton Jones de un lado para otro de la sala de mandos, donde el resto de Millonarios prefería evitar mientras trataban entre todos de controlar la nave bajo el agua para dirigirse a la Playa Salada.