Partida Rol por web

Alfonso vio como el genestealer al que se enfrentaba cayó abatido por los marines y el cabezón por el resto de los fieles soldados imperiales, pero aún había trabajo que hacer. El brilariense alzó un puño en señal de victoria a los ángeles del emperador y se lanzó contra el guerrero más cercano, dispuesto a seguir con su labor.

— ¡Por el Emperador! —bramó mientras atacaba.

Salvo catástrofe, la victoria era evidente. La muerte del enorme xeno había devuelto la moral a quienes habían dudado, pero aún había que acabar con los enemigos que quedaban rápido para asegurar el espacio-puerto y continuar con su misión.

Gomes, jaleando la carga por su vocoemisor, se lanzó a por sus enemigs, espada en alto, para apoyar a Sabre Rose y los marines en los instantes finales del combate.

Su ataque, una violenta estocada, fue directo al monstruo, quien usó su brazo en un intento de desviar el golpe.

Y, por fin, cayó. El pater soltó una risotada victoriosa, sabedor de que el perdón del Dios Emperador de una vez por todas había llegado a los oídos de la bestia cuya vida acababa de rematar con su hacha.

- Morid, herejes, ¡Morid! - Siseó - ¡Ganaos el perdón por vuestras herejías a cambio de vuestras vidas!

Escupió sobre el cadáver y avanzó hacia los enemigos que todavía aguardaban en pie, ¡El hacha de la justicia tenía que caer sobre todos ellos!

- ¡VAMOS, HERMANA CAELESTIA! - Gritó - ¡VAMOS A POR ELLOS!

Hacha en mano, se lanzó hacia el siguiente enemigo, sin piedad, sin contemplaciones. Concentrándose únicamente en cumplir con su cometido.

El bicho raro había caído bajo el fuego sostenido de las diferentes unidades, aun así los xenos seguían acosando a los astartes y por descontado a nosotros. - Si salgo de esta, voy a solicitar granadas... Forzando los motores me dirijo hacia la posición donde hacía unos instantes estaba el Visioingeniero, no sin antes observar como el Doctor de los Custos se aproximaba peligrosamente hacia el cuerpo del bicho cabezón y donde mayo número de enemigos se encontraba. - Custos, voy a cubrir a Krane, Adler echa un vistazo al Doc, es probable que se meta en líos. El resto seguid dando fuego de cobertura al resto de las unidades*. 

Mientras se ponía en posición y elegía blanco, vio como el Xeno flotante caía atravesado por un certero disparo de uno de sus compañeros, Viggo, por la dirección de entrada del disparo. Le quedó confirmado en cuanto Viggo informó por el comm interno. - Buen disparo. Sube al muro enfrente del mío, nos cubriremos mutuamente en caso de necesidad, y si hay algún arma de área, no nos pillará a todos juntos. - susurró, más por costumbre que por necesidad. 

Con su ojo biónico encendido, barrió el campo de batalla, pero los enemigos habían sido prácticamente aniquilados por el empuje imperial, algún enemigo quedaba, pero no duraría más que unos segundos más. 

Con paciencia, como siempre en combate, esperó su momento para apretar el gatillo*. 

Su mirada buscó enemigos más allá, eso grande que se acercaba le daba muy mala espina.**

La hermana Caelestia observó como caian los enemigos en las inmediaciones, y tras bajar la mano de la pistola bolter observó al pater animar a los demás, no pudo si no dejarse guiar por su espíritu henchido de fe, y moverse hacia donde adivinaba había más objetivos a los que atacar, la espada sierra de la hermana rugia por encima de su propia voz esta vez; suponía que irse de esta batalla, sin haberla hundido en el xeno, era algo intolerable.

   - Ok, me dirijo.- Respondió a la sargento al tiempo que girándose hacia la dirección donde estaba Robert aceleraba su gravchute y salía disparado para alcanzar a su temerario compañero.

   - Doc, te cubro, pero date garbo. A poder ser, resultaría interesante no morir en esta bola de barro por andar rebuscando en la masa cerebral de uno de esos asquerosos xenos.- Comentó por canal cerrado al buen doctor.

Aprovechando que pasaba cerca de la zona, enfocó y disparó con su arma MIU en dirección a uno de esos repugnantes guerreros tiránidos que luchaban contra varios de los imponentes marines y una de las hermanas Sororitas.

El bolter había fallado y tenía que desencasquillar el arma, así que mientras no viniera un xeno, iba a centrarme en poner mi arma a punto

Krane, tras comprobar que aquella torreta estaba más allá de cualquier reparación, el ácido de los xenos había disuelto parte de los cañones en su base, detalles que solo se podían apreciar de cerca, aquella arma era solamente chatarra. Por ello, decidió ir a por la última que tenía en las inmediaciones a todo lo que fue capaz de moverse. Tania, desde su posición, logró encajar un buen disparo contra el guerrero que designó como objetivo, logrando agravar todavía más. Viggo decidió avanzar hacía la muralla, llegando hasta las escaleras para poder empezar a subir en seguida. El doctor Robert voló hacía el cadáver fresco del zoantropo y el psíquico Ricardo conjuró tras avanzar unos pocos metros su telequinesia, empujando con un trozo de metal a un guerrero que salió desplazado dos metros, liberando así a un marine y dándole algo de tiempo. El Pater Sanguine avanzó buscando una mejor posición en la que poder combatir mejor al enemigo. Sabre Rose, en la otra zona del espacio puerto, fue capaz de asestar un buen golpe con su sable de energía, no matando de un golpe al genestealer, pero si logrando herirlo de gravedad. Kristoff abandonó su posición y corrió hacía el lado opuesto en la que su compañero había ido, y Adler, avanzó volando hacía Robert y disparando su arma integrada contra un guerrero, sin ser capaz de herirle. 

El Chimera entró un poco más en las instalaciones disparando sus armas, el cañón automático falló, pero el bolter logró encajar un proyectil a uno de los guerreros heridos siendo capaz de rematar la faena que Tania no fue capaz. El Contagem Gomes cargó como un valiente contra el guerrero que se enfrentaba a un marine, aprovechando la situación y atravesando con dificultad el músculo y la dura quitina del xeno con su sable de energía siendo capaz de arrebatarle la vida al guerrero. La Hermana Caelestia, sin enemigos cerca, avanzó a la carrera hacía el lado donde los Hidalgos combatían codo con codo con los marines. Los Guerreros tiranidos, recuperados por el aturdimiento que provocó la muerte del zoantropo, contraatacaron. Uno de los refuerzos cargó contra un marine que estaba a las puertas de la muerte, hiriéndolo aún más. Uno de ellos disparó contra la Caelestia, pero erró el tiro, y el ultimo que quedaba, avanzó para atacar al marine contra el que estaba luchando sin ser capaz de hacer mucho más después de haberse levantado del suelo por culpa de Ricardo. La Hermana Aurestia avanzó un par de metros para descargar su espada de energía sobre el guerrero, hiriéndolo levemente en el proceso; su Hermana Ceres corrió hacía el combate que se estaba resolviendo favorablemente para los Imperiales y los Genestealers que quedaban trataron de darlo todo, sacrificando sus vidas intentando, torpemente, llevarse a algún marine en el proceso, pero no fue así, uno fue parado y el otro apenas fue capaz de arañar la ceramita del astartes; el otro que quedaba, huyó del lugar.

El Teniente Mathis siguió con su tónica habitual, avance, arenga y ordenes; esta vez fue capaz de animar a las tropas mientras que la Hermana Judith se mantuvo estática donde estaba. La Hermana Vaniria corrió en pos de Caelestia a la par que sacaba lo mejor de los combatientes imperiales animándolos a destruir la poca resistencia tiranida que quedaba a la vista. La Sargento Novalee impartió ordenes a los suyos coordinandose con ellos mientras voló hacía Krane para prestarle apoyo. Andiara disparó su cañón láser contra otro guerrero ya que su Contagem había matado al que quería haber disparado inicialmente. Bender mantuvo la posición replanteando la situación en su cerebro cyborg y Alfonso, al igual que el resto de los suyos, se abalanzó sobre el guerrero que tenía cerca propinándole un terrible tajo en una de sus patas, lisiándosela y provocando que perdiera pie y cayera al suelo con fuerza. Las seraphines tomaron tierra y Nilsa disparó su potente arma contra el guerrero que tenía a tiro hiriéndolo de gravedad al sumar su disparo con el de Andiara pero sin ser capaz de terminar con él hasta que llegó la salva de Hains, que terminó por rematar la faena. Fred había corrido atravesando la zona y los Marines trataron de poner fin a toda aquella defensa. 

Los disparos de las serafines parecían hberse intensificado por un momento en la posición a su derecha. La lluvia de munición bolter mantendría distraídos a los enemigos de ese sector. Por lo demás, la batalla se desarrollaba de forma caotica a su alrededor, cualquier síntoma de disciplina era acallado por los continuos disparos y entrechocar de quitina. Se centró en el enemigo en su reticula de disparo.

El tractor se detuvo en punto muerto sin dejar de vibrar con un suave traqueteo que prometía continuar por horas. Bender levantó el fusil buscando uno de los enemigos lejanos. El campo de batalla no ofrecía más que cadáveres y su previsión era que tendrían que pasarse un par de horas arrastrando cuerpos sólo para que fuera operativo aterrizar. su disparo falló por poco a su objetivo, el recalibrado del módulo de amenazas le hacía perder precisión

Fred veía cómo los tiránidos iban cayendo por fin ante todos los esfuerzos combinados de Marines y Guardias, y el único foco de resistencia importante estaba en el flanco izquierdo. Por desgracia, aún no podía apuntar hacia allí, tenía una moles de plastiacero tapándole los objetivos, así que siguió corriendo hacia donde estaba Viggo y más allá, hasta que encontró cobertura apropiada. 

Judith vio como se iba quedando atrás y no podía ser así, tenía que estar delante con sus hermanas, luchando por el Imperio y destruyendo xenos como todos los demás. Con un gesto instó a Theodora a seguirla y, como si llevara un bolter normal en lugar de un cañón de fusión, la sororita se lanzó a la carrera para alcanzar a sus hermanas que habían continuado con el avance sin parar.

Sin enemigos a la vista y confiando en que como quedaba combate nadie le prestaría demasiada atención a lo que estaban haciendo, Love y Death se pusieron manos a la obra intentando hallar en el interior de aquella criatura algo que les ayudase a entender mejor a su enemigo para hacer las futuras batallas más sencillas. 

-Dice Robert que no todo es tan fácil como darle al gatillo de tu cañón y acabar con media docena de xenos Chollos pero que ya se lo agradecerás si al final nos sale bien la cosa. - dijo la enfermera Love mientras Robert estaba con las manos hasta el codo dentro del xeno cortando con cuidado buscando algo. 

Llego a escasos metros del combate, pero estaban en superioridad, rodeando a los dos enemigos que quedaban, nadie parecía necesitar asistencia, salvo quizá  los xenos, así que cuando vio a sus dos camaradas, Varinia y Caelestia correr en otra dirección las comenzó a seguir.

- Buen trabajo. - susurró por el microbead de su regimiento, transmitiendo ánimo a sus compañeros.

En apenas unos segundos habían acabado con la última resistencia de los xenos, pero aunque era un respiro, Nilsa intuía que sería momentáneo, pues no tardarían en enviar más de esas cosas. Ahora lo importante era que las naves de desembarco llegaran a su destino sanas y salvas. Oteó los alrededores buscando algún otro enemigo, y con tranquilidad, apuntó al más cercano*, susurrándole a su compañera de armas que le diera la distancia, la velocidad y dirección del viento y todos los datos que necesitaba para efectuar su disparo.