Partida Rol por web

Sanguine se dispuso a atacar al enemigo. Esperaba poder aplastarle como la cucaracha que era y, con el sonido de sus exoesqueletos al quebrarse, sonrió y arremetió contra ese ser inmundo.

Su alma le pedía acabar con más y más herejes. De algún modo toda su vida cobraba sentido cuando lo hacía. Como si, por algún extraño motivo, el mundo encajase perfectamente cada vez que el Páter salvaba a un alma desamparada.

Había tal cantidad de enemigos que fallar el disparo era mas una cosa intencionada, que por mala puntería, mas garras y dientes apiñadas que venían hacia nosotros como una masa sin rostro ... apenas sin forma. Levanto el rifle y descargo una salva contra esas cosas que se aproximan, repitiendo el gesto de todos los que tengo a mi alrededor. - No cejéis en el empeño. Los que tenéis plasma, darles caña, antes de que nos sobrepasen. 

-¡Ya han escuchado, ordenes sencillas, mantened el fuego, preparad granadas y abrid paso para los caballeros, que detengan el avance de esa mole! ¡Por el Emperador, quiero ver a los medicaes despegaros los dedos de los gatillos cuando esto acabe!-Caelestia abrió fuego, desplazándose hacia un lado y atrás para abrir paso y acercarse a la hermana Ceres, abriendo paso para que los caballeros se encargaran de aquel biotitán mientras el bolter no detenia sus disparos contra aquellos seres que cada vez se acercaban mas.

Con la capa cayendo a su alrededor, de nuevo se fundieron con el entorno, aunque de poco les valdría si aquellos cientos de bichos subían allí arriba. A pesar de ello, el entrenamiento pudo más que el sentido común, y tanto Nilsa como su compañera siguieron utilizando las tácticas que tanto habían puesto en práctica. Sus misiones siempre eran acabar con el oficial de más alto rango a la vista, aquello desorganizaba a las tropas rasas y causaba caos, caos que ellos aprovechaban para acabar con algún otro objetivo de importancia y salir corriendo. Esto era lo mismo pero sin la parte de salir corriendo, porque era matar o morir, y se le ocurrió la loca idea de que, quizá abatiendo a aquel ser, el resto se descontrolaran como había visto que pasaba anteriormente y tuvieran unos segundos extra para seguir disparando, podría significar la diferencia entre vivir o morir, entre ganar o perder. 

Controló el peso del arma, apuntando a su objetivo. Aquel bicho era inmenso, y era probable que su disparo fuera apenas un picotazo para aquel ser. Pero el arma que les habían concedido a prueba era experimental, y tenía la sensación de que aún no le había sacado todo el potencial que tenía dentro. - Vamos, bonita, enséñame qué puedes hacer de verdad. - le susurró al espíritu-máquina del arma. La sentía paciente y fría, como ella misma era en la mayoría de situaciones de combate, y extremadamente letal en su especialidad. El espíritu del rifle quería demostrar para qué estaba hecho, y era para aquello. Penetrar donde parecía imposible y destrozar lo que pillara, inutilizando al objetivo.

Miró el punto al que había decidido disparar. Un enorme globo ocular que miraba con un odio infinito hacia los caballeros, objetivo claro de aquel monstruo. - Vamos a ver cómo te defiendes estando tuerto, maldito xeno hipertrofiado. - pensó la especialista, respirando profundo, soltando el aire poco a poco y conteniendo la respiración justo un segundo antes de disparar.

Silje no llegó a hablar para dar coordenadas ni velocidad del viento...sabía cuando su compañera estaba en comunión con el rifle y que era importante no interrumpirla. Cuando Nilsa se hacía una con el arma, no había indicación que superara aquel momento.  

La bala salió del cañón rotando a gran velocidad, con un estruendo claramente audible y característico a pesar de la cacofonía de disparos que había en esos momentos, dirigida al centro mismo del ojo de aquella enorme bestia en movimiento. Si hubiera apuntado a una mosca apoyada en la pared a la misma distancia, le hubiera dado entre ceja y ceja, tal era la precisión del disparo. 

Parapetado en lo alto de la muralla, Chollos tenía una vista privilegiada de lo que se les venía encima. Y era ciertamente mas "diversión" de la que necesitaban. Aquel biotitan parecía como si el peor de los comisarios hubiese mantenido relaciones carnales con una espora tiranida y el resultado de tan repugnante unión hubiese sido ese engendro de tamaño gargantuesco. Casi podía visualizarlo, pero ni aquella ocurrencia "herética" logró hacerle sonreír. Las cosas estaban demasiado jodidas como para permitirse tal momento de relajación.

Solo esperaba que esos caballero imperiales fueran tan buenos como grande su ego y pudieran joder a ese bicho.

Apuntando con su cañón de plasma, decidió que ya se había tomado su tiempo para apuntar y concentrando el disparo del arma maximizó la energía disparando una incandescente esfera de plasma contra las hordas mas cercanas a su posición, con la esperanza de pillar todos los bichos posibles con la explosión. 

Una vez apartado del camino de los caballeros, Alfonso continuó disparando a la horda que estaba más cerca de la posición que ahora mantenían. Entendía el foco que le estaban dando a la marea de gantes que ahora se ensañaba contra la torreta hydra, pero no había que dejar de lado las otras. De alguna manera, el Teniente Matthis y dos hermanas continuaban un poco más adelantados, por lo que el espadachín se fue mentalizando a que pronto estaría nuevamente enzarzado en combate cuerpo a cuerpo, al estar tan cerca de la primera línea.

Tania seguía avanzando hacia las hordas a la máxima velocidad a la que podía mientras seguía disparando contra ellas. Ni se fijaba en si sus ráfagas abatían a los enemigos o no, sus disparos se perdían en la ola de quitina y carne y era imposible pensar que no cumplían su función. 

Bender volvió a disparar el rifle a la potencia normal, derribando otro gante del mar de xenos que se acercaba. Era un arma poco efectiva para este cometido, pero era el arma que tenía. Que hubiera muchos o pocos gantes era indiferente para los parámetros establecidos. Había que aguantar y eso hacía.

Poco a poco las naves parecían estar cada vez más cerca, estaban ya a menos de tres kilometros del espacio puerto, y el ataque parecía estar siendo un éxito parcial. Krane y Tania abatieron a varios gantes entre ellos, apoyados por el fuego sostenido de Viggo, fueron capaces de acabar con una de las hordas de gantes que iba en cabeza. El doctor de los Custos, Robert, había sido capaz de restallar las heridas orgánicas de Krane y el Psíquico Ricardo volvió a lanzar cascotes contra las hordas de gantes aplastando a varios de ellos con un enorme trozo de plastiacero que anteriormente daba forma a los edificios de la zona. El Pater mantuvo la posición al no tener a nada cerca al igual que Sabre Rose. Kristoff recargó su arma y Adler, tras haber apuntado, descargó su cañón de plasma a máxima potencia. La detonación, de un azul iridiscente, acabó con más de una docena de gantes.

Agatha, una de los caballeros imperiales, avanzó nuevamente sorteando la cápsula de desembarco y quedando frente a los Recios que aún no se habían apartado creyendo que habrían tenido más tiempo. A pesar de ello, no protestó y descargó sus armas contra los tiranidos de menor tamaño dando buena cuenta de ellos, aunque sobre todo por el enorme cañón de batalla y su enorme área de efecto. 

El chimera volvió a disparar mientras su tripulación se afanaba en recargar el cañón automático después de la intervención de Dionís, que había sido capaz de desencasquillar el arma. A pesar de ello, el bolter pesado y el bolter tormenta del afuste exterior, acabaron con más de una docena de gantes. El Contagem Gomes aguardó el momento propicio para actuar y Caelestia disparó a bulto acabando con varios gantes mientras atrasaba su posición cerrando filas con los Hidalgos. Aurestia y Ceres dispararon al unísono destrozando a más tiranidos y el Teniente Mathis lanzó una granada de fragmentación a todo lo que era capaz de dar su brazo, la detonación mató a más de media docena. Judith se quedó donde estaba sin opciones y Vaniria logró una buena ráfaga. La Sargento Novalee también aportó más muertes al contador Imperial y Andiara, tras decidir en el ultimo instante a quien disparaba, logró sobrepasar las defensas del biotitan siendo capaz de herirlo con su disparo, provocando que su gargantuesca biología se retorciera retrasando al enorme ser. Bender acabó con otro gante con su arma y los Recios se apartaron a toda prisa del camino de los caballeros mientras disparaban sus armas contra las legiones de gantes. Alfonso, el Hidalgo, derribó a cuatro gantes junto a su camarada y el resto de caballeros entró en acción nuevamente. El que iba a mayor velocidad siguió en su carrera, desafiando al biotitan mientras disparaba su arma auxiliar contra las hordas. Las tremendas y blindadas piernas del caballero retumbaron y quebraron el suelo que pisaba a la vez que lanzaba bocinazos de desafío. Catherine, en cambio, mantuvo la posición en la que se encontraba, y volvió a disparar todo su arsenal. Las ametralladoras pesadas y el tremendo gatling destrozaron docenas de gantes. Su cañón termal superó las defensas del biotitan provocándole una buena herida a la vez que los efectos de la onda expansiva del cañón también afectó a los tiranidos que estaban cerca. Finalmente, el misil que lanzó, detonó entre las hordas que iban directas hacía Mathis. Cuando se disipó el humo, solo quedaba una horda diezmada en esa zona.

Los hormagantes avanzaron quedando ya a distancia de carga sin ningún genero de duda, pero lo preocupante fueron los que se abalanzaron sobre el caballero, trepando por él, amenazando con dañarlo; también estaban los de la muralla, que ya habían sacado de sus anclajes uno de los cañones hydra. Dagmar lanzó una granada incendiara contra los gantes provocando que algunos estallaran en llamas y los Khard apoyaron con sus armas ese flanco que amenazaba al chimera. Las seraphines volaron unos pocos metros disparando sus armas contra los gantes. Nilsa tuvo un buen intento con su solothum, pero desgraciadamente, cuando el proyectil iba a impactar, la energía de su campo de protección desvió por completo el disparo. Fred, en cambio, sufrió peor suerte cuando su arma se le encasquilló. 

El biotitan, avanzó destrozando la edificación que tenía delante errando su intento de vaciar la muralla de soldados. La Sargento Ledesma fue capaz de animar a todos a luchar sin descanso - ¡VAMOS! ¡Seguid disparando! ¡ganemos nuestro lugar en las estrellas! ¡hagamos que los rememoradores escriban una digna epopeya de esta defensa a ultranza ante un enemigo superior en numero y tamaño! ¡Vamos micos! ¿¡queréis seguir vivos?! - gritó a través de su voz enfervoreciendo a todos. Los custos gritaron entusiasmados volviendo a lanzar granadas sobre las hordas mientras que el cañón de plasma se enfriaba. 

Los Marines espaciales se apartaron del camino disparando sus bolters en el proceso, acribillando a los gantes por doquier, mientras Helga seguía sin ser capaz de recuperar su arma y Hains, desde la torre de guiado acababa con más gantes con su cañón automático.

Robert se giró para disparar a la masa de enemigos que tenían delante e intentó hacer fuego contra los que estaban escalando por las piernas del caballero porqué, en su experta opinión de médico, sería muy malo para la salud de todos los presentes que los caballeros cayesen. Pero claro, él era médico y su habilidad con las armas pues estaba muy lejos de ser tan buena como la de Lady Luck o Chollos. Así que cuando apretó el gatillo, en lugar del sonido del laser quemando el aire mientras se desplaza hacia su objetivo sonó un clic, click, click del mecanismo del disparador al activar el mecanismo de disparo sin éxito. 

-¡Mirad como caen sus filas! ¡No dejéis de disparar, soldados! ¡Hoy el Emperador nos sonríe, hoy, todos somos inmortales!-arengó el teniente, después de ver como las formas xeno que cargaban hacia él volaban por los aires. Ya con la espada sierra de vuelta en la mano libre, volvió a hacer uso de la pistola, apuntando a las siguientes masas xeno que se dirigían hacia él. 

-¡Aquellos con más alcance, fulminad a los que están con la torreta! ¡Que vean que estamos aquí! ¡Tenemos la victoria al alcance, solo hay que cogerla!

La destrucción, las explosiones y el fuego se daban por doquier, los caballeros barrían con los tiránidos e incluso el enorme biotitán se vio detenido por un certero disparo por parte de un cañón láser proveniente de las filas de la Guardia Imperial, una proeza por sí misma. Aun así, multitud de gantes seguían aproximándose a la línea defensiva, y no tardarían en chocar contra ella y en arrasar con la pobre infantería.

Una de aquellas hordas estaba yendo directa hacia los soldados justo al pie del muro en el que ella estaba, concretamente contra un Chimera y contra uno de los oficiales de la Guardia, con sus hermanas siendo las siguientes por detrás de ellos. Cambio de objetivo y se puso a disparar a la horda que iba directa hacia ellos, aunque dado que la concentración de gantes iba disminuyendo, tuvo que ir corrigiendo la puntería, acostumbrada ahora a tirar al bulto.

Krane, que seguía tumbado en el suelo, observó en la distancia a los gantes empezar a trepar por el chasis de uno de los Caballeros Imperiales, y la visión de aquella profanación le enervó en grado sumo. Contraviniendo sus preceptos más sagrados, el tecnosacerdote disparó en la dirección de la terrible máquina, a sabiendas de que su blindaje sería capaz de resistir sus disparos si erraba el tiro, pero que el diseño inferior de los xenos no lo haría.

Sintra había conseguido traspasar las defensas del biotitan xeno. Pero no había tiempo para regocijarse por ello. Si hubiese podido disparar un arma con mayor cadencia lo hubiese hecho. Pero en ese momento sólo tenía a su fiel cañón laser y un puñado de granadas que, gracias al Emperador, no habían detonado en la explosión del Carvalho Araujo.

El objetivo era tan mastodontico que a penas necesitó apuntar. Sólo necesitaba que la fortuna y el Emperador siguieran sonriendola para atravesar una vez más las defensas del tiranido.

El arma saltó en sus brazos y golpeó su cadera. El esfuerzo y las heridas conenzaban a pasarle factura. Aunque lo cierto era que era un milagro que siguiese con vida a esas alturas de la batalla. 

mi bolter no funcionaba, así que no me quedaba otra que guardarlo y sacar mi espada a dos manos, iba a morir, pues el cuerpo a cuerpo iba a resultar fatal contra la horda, mataría a unos pocos antes de morir, esa era la única cosa buena que podría sacar a esta ya de por si mala situación.

Las hordas ya estaban casi al lado y uno de los caballeros se había adelantado tanto que estaba cerca de ser rodeado. Así que Lidio avanzó y arrojó la granada a las hordas, esperando dañarla todo lo posible. Si ese caballero era abatido, con el biotitán casi intacto, sus posibilidades de tener éxito en la misión se reducirían considerablemente.

La cosa no pintaba nada bien y ese tanque que tenía delante quitaba toda la visión a Judith, así que no tuvo más remedio que buscar un punto con un buen ángulo de tiro. Alzando la vista vio a Aquilina y optó por tomar posición a su lado, así que retrocedió más para llegar hasta la entrada del edificio y comenzar a subir escaleras para llegar a su objetivo cuanto antes.

Seguían replegándose y disparando hacia la nube de enemigos más cercana mientras su novata la imitaba a su lado.
- ¡Buscad parapeto para aguantar su carga! - Gritó Ceres viéndolos casi encima. Parecía que esta vez no iban a librarse de ver de cerca los dientes y sonrisas de aquellas criaturas, el emperador sabría si hoy sería su día, pero Ceres no y por un instante pensó que ella no quería acabar allí, pero que esas cosas no le harían temblar si ese era su último día entre los vivos.