Partida Rol por web

- A la orden, Teniente Mathis. - contestó Nilsa en cuanto escuchó la orden. Cogiendo sus armas y azuzando a su compañera, se dirigió hacia la torre de observación, el punto más elevado, desde donde podría controlar gran parte de la zona. - Aquí especialista Solveig, me dirijo hacia la torre de observación, distribuyanse para cubrir el mayor terreno posible entre todos. - dijo en el canal privado de su regimiento. 

Sus pasos rápidos se perdieron bajando por el muro y luego subiendo por la torre, mientras a su alrededor la gente comenzaba a realizar diferentes tareas. 

Al llegar arriba, cansadas tras tanta carrera, recargaron el rifle automático y buscaron una buena posición para el rifle Solothum, dejándolo preparado mientras vigilaban con el rifle automático dando vueltas turnándose para vigilar los alrededores. 

-Excelente iniciativa, hermana Ceres. Necesitará ayuda con los heridos, así que llévese con usted a las hermanas Agrippa y Laetitia.

-Agrippa ha muerto, señora. Eviscerada por un genestealer. Mala forma de acudir al encuentro del Emperador, si hay alguna buena- apuntó Lenore incisivamente.

-Gracias hermana; pues que se lleve a Saltia entonces. E intentemos prescindir de los comentarios capciosos, ¿de acuerdo?

Por el canal de vox se podía escuchar el jaleo habitual tras una batalla. Que el resto de las unidades refuercen la vigilancia del perímetro exterior. Las FDP pueden ocuparse de la limpieza, al Adepta Sororita se le necesita en primera línea. Varinia fuera.

Judith estaba haciendo recuento de munición. Por suerte no había gastado demasiada de su cañón de fusión y el bolter no había sido usado, lo que era bueno si se tenía que enfrentar a más hordas de esos seres infinitos. Se aseguró de que su equipo no hubiera sido dañado durante la batalla y, tras escuchar a Varinia, se dispuso a moverse hacia la primera línea defensiva junto con Theodora.

Adler estaba sentado en lo alto de uno de los edificios con las piernas colgando y en una pose indolente mientras  se fumaba una varilla de Iho. ¿Su excusa? Por supuesto, la vigilancia. ¿La realidad? Estaba hasta las pelotas de tanto bicho xenos y quería disfrutar de un merecido momento de relax. Y si eso le molestaba a un comisario… Bueno, le daba permiso para escalar hasta allí para ir a buscarlo.

Escuchando al resto de sus compañeros hablando entre ellos a través del comunicador enarcó una ceja. ¿Lady Luck haciendo una broma? ¿Qué era lo próximo? ¿El Emperador aparecería de repente dándose un paseo por la zona?

Casi le daban ganas de pellizcarse por si se había quedado dormido y todo aquello era un sueño.

   - Hora de moverse viejo.- Le comentó Friday cuando la sargento Novalee les ordenó que se pusieran a dar el callo.

   - Voy, voy…- Gruñó levantándose a desgana.

Pegando una última calada a su varilla de Iho, la tiró al suelo y la chafó con la bota antes de aferrar su cañón de plasma y salir volando para patrullar la zona.

¿Esto está encendido? - fue el inicio de una transmisión entrante cuyo origen era el centro de mando. No habían respondido al teniente Mathis ni seguramente, a nadie que hubiera tratado de establecer una conversación con la oficialidad al mando de toda esa operación - sss..si señor - fue la voz femenina que respondió a la primera - ¡PUES DEMELO! - fue el grito iracundo del primerio, que se aclaró la garganta; no costaba imaginarse a la persona al otro lado del aparato planchándose el abrigo o la chaqueta con gesto airado. 

¡Fuerzas Imperiales! ¡Soy el Lord Comandante Adalberto Lucio Vimaranes! A partir de este momento asumo el control total y absoluto de esta campaña y sus efectivos adscritos al Astra Militarum tras los funestos acontecimientos. Todos lloramos la perdida de nuestro querido y amado Lord General Aurelio, pero esa congoja se ve eclipsada por la vergüenza de un traidor entre nuestras filas. El Lord Comandante Northwode ha sido encontrado culpable de todos sus cargos y ejecutado como es debido después de que, poseído por la ira homicida del archienemigo, acabara con valerosos y leales miembros de nuestro bien querido Comisariat. Esta noche se harán funerales de estado por todos los valientes héroes que han perecido hoy luchando contra la lacra de nuestro eterno enemigo.

Hubo una pausa dramática, y pareció oírse como se humedecía los labios.

¡Bien! ¡Cuando se complete el desembarco quiero a todas las fuerzas Imperiales de vuelta a la ciudad para pasar revista! ¡quiero un informe detallado de todos los oficiales y sargentos que hayan formado parte de la operación que el traidor había llamado - ruido de papeles - Balaclava - algo tapa el micro pero se escucha de fondo un - ni para poner nombres era bueno ¡Como decía! un informe completo y detallado donde se investigará detenida y concienzudamente quienes son los seguidores del traidor, esta operación durará dos semanas! tras ello, se reiniciarán las actividades bélicas de esta guerra ya ganada! - se jactó.

Tienen sus ordenes, coordinense con sus mandos. Vuestro mando supremo,  fuera.

Y se cortó la comunicación de manera abrupta.

Por el lugar, todo se fue desarrollando. Krane logró desencasquillar el arma de Fred y luego fue a ayudar al caballero, donde ahí si se encontró un trabajo realmente complicado. Nunca había visto un caballero Imperial tan de cerca, y aunque todo le sonaba, realmente era diferente. Reestablecer la energía después de estabilizar el núcleo de plasma requería de tiempo, por no decir de que necesitaba la ayuda de una grúa para retirar los restos del biotitan que atravesaban el caballero.

Los demás se fueron moviendo de un lado para otro. El chimera se acercó para apartar los restos del chimera destruido en la pista de aterrizaje mientras que el penal McKnife se las ingeniaba para retirar la pesada cápsula de desembarco; seguramente podría sorprenderle la potencia que tenía su tractor, que la fue sacando con menor dificultad de la que se figuró. 

Iba a responder a Novalee cuando el silencio de radio se rompió, y joder, ojalá no lo hubiera hecho. La mandíbula se le cayó al suelo cuando escuchó lo que se decía de Northwode, quedando impactado por los acontecimientos. ¿Northwode un traidor? ¿Cuándo? ¿Cómo? Apenas llegó a sus oídos el detalle sobre la investigación de asociados, pero pudo sentir como un nudo se estrechaba sobre su cuello. 

¿Qué cojones acababa de pasar?

-El desembarco debe continuar-replicó a la sargento de los Custos, con la voz seca y apagada, antes de echar mano del vox casi en automático.

-Han... Han oído al Lord Comandante. El desembarco debe completarse, despejen la pista-dijo, con un tono monótono y ausente, antes de soltar el comunicador.

-Creo que voy a sentarme...

La noticia del abrupto relevo en el alto mando llegó con tanta sorpresa como la muerte del Lord General. Pero, si bien Gomes reaccionó primero con suspicacia e inquietud, ahora el brillo de sus ojos en su rostro descubierto era un fiel reflejo del orgullo por tener a un brilariano al mando.

Como no podía ser de otra manera, Lidio activó su vocoemisor y gritó para que todos en el espacio-puerto pudieran oírle:

—¡Alabado sea el Emperador por guiarnos en esta victoria! ¡Demos gracias también porque su magnífica influencia haya permitido que el duro golpe sufrido en el alto mando haya sido subsanado tan velozmente con la justa investidura del Lord Comandante Adalberto Lucio Vimaranes, grande de los Brilarianos!¡Todos, gritad conmigo para enviarle nuestro apoyo y lealtad, en pos de la victorias! ¡VIVA VIMARANES! ¡VIVA EL EMPERADOR!

Luego, miró a Dionís, aún a su lado. Con una sonrisa pícara, extrajo una elegante petaca de plata con filigranas de oro y le ofreció un trago para brindar. 

—Beba, alferes. Cada vez hay más asuntos que celebrar en el día de hoy. Es un cosecha de Port Beleza del 57 que reservo para momentos especiales.

Ufano, Lidio ya pensaba en qué escribir en su informe. El Lord Comandante quería algo detallado, y él no le ofrecería menos.

Sólo consciente en parte, totalmente agotada, Andiara escuchó el mensaje del alto mando como si de un sueño -o una pesadilla- se tratase. Algo no le gustaba. No cuadraba. Lo sentía en las entrañas. Aquello no podía estar bien en michos sentidos que se le escapaban... 

Abrió los ojos para verse en los brazos de Alfonso de Santiago.

-Santiago...  Ganhamos?

No tenia claro cómo había llegado a la pista de aterrizaje pero sospechaba que alguno de esos Custos con sus mochilas graviticas tendría algo que ver. Tendría que agradecer a Doc por sus cuidados. 

-E Sintra... Onde fica Sintra? Preguntó al no notar el peso de su fiel cañón láser. 

El nuevo mensaje del mando fue... sorprendente. ¿El mismo día que moría el Lord General Augustus se detenía y ejecutaba a uno de los dos Lord Comandantes por traición? Aquello chirriaba. Había oído cosas de Northwode y parecía un tipo competente que se había ganado su puesto batalla tras batalla, era sorprendente hasta donde podía llegar el archienemigo. 

Si el comienzo del mensaje era sorprendente el resto si que no tenía ni pies ni cabeza. Era indignante y el doctor sintió como la rabia ardía en su interior. Trasparente como era, Ceres pudo ver su gesto de desagrado y rabia cuando por la radio anunciaron un funeral de estado para los caídos luchando contra el Lord Comandante rebelde. Se habían perdido cientos de vidas ese día luchando por tomar el espacio puerto, las vidas de los hombres de la guardia que habían muerto haciendo frente a las aberraciones xenos que tenían delante. El agravio comparativo que acababa de hacer Vimaranes era un insulto a todos ellos.

Y por si fuera poco anunció un alto en la guerra de dos semanas, purgas entre los mandos y una revista. Robert no podía creer lo que oía. Una revista a unidades que volvían de un combate encarnizado. Como si no hubiese cosas mejores que hacer como ducharse, descansar, comer, reaprovisionarse o, por el amor del emperador, tratar a los heridos. Un puta revista. Ah, y al parecer ya habían ganado la guerra. Aquel Lord Comandante era sin duda un cretino.

Negó con la cabeza. - Increíble. - murmuró sin poder contenerse antes de inspirar hondo y mirar alrededor. No habían tenido muchos heridos en su frente y aún no llegaban los heridos de otros frentes así que podían disfrutar de un respiro. Vio las reacciones de los dos tenientes. La euforia y la derrota, dos caras de una moneda. Chasqueó la lengua y caminó hacia Reutter que había decidido sentarse. Parecía afectado, preocupado quizás por como su tiempo trabajando con Northwood iba a afectarle en la purga que iba a tener lugar. Caminó hacia allí con paso relajado mientras sacaba su cantimplora, compañera en mil batallas y abollada en algunos sitios. 

Teniente, Sargento. - dijo saludando a ambos al tiempo que se arrodillaba delante de Reutter y le observaba con preocupación. - Deje que le vea. ¿Cuándo ha sido la ultima vez que ha bebido algo? Tenga, lleva ese polvo de electrolitos que nos dan. Sabe a rallos, pero le vendrá bien. Muchos se olvidan de hidratarse durante el combate y luego cuando la adrenalina les llega todo de golpe. - dijo con amabilidad ofreciendo su cantimplora y hablando como un tutor a un alumno. - Vienen tiempos duros pero, si algo he podido ver estas semanas es que, los inmortales sois duros. Estarás bien. Tómese un momento para descansar, beba, repóngase y continúe su trabajo. Ha hecho un trabajo brillante que nos ha llevado hasta donde estamos, póngale la guinda. - dijo con más confianza de la que debería tener con un mando de otro regimiento. Pero si algo había aprendido Robert de sus labores como médico era que muchas veces incluso los mandos necesitaban a alguien que les recordase cual era su papel. Ç

Y siempre es más complicado fusilar al médico.

Mathis observó a Robert desde más allá de la máscara del casco de caparazón, antes de retirarse el mismo, aceptando la cantimplora. En su rostro no se leía mucha victoria, la verdad, y aunque trató de recomponerse lo más posible era evidente que todo aquello había caído en el iloeterano como un jarro de agua fría.

-Gracias, doctor-dijo, antes de dar un trago al contenido de la cantimplora. Casualmente, los coros del contagem le pillaron bebiendo, incapaz de dar voz a aquel grito de victoria que pedía el brilarense. Tras eso, trasteó un poco con el emisor vox, con aire algo ausente.

-Si me acepta un consejo...-dijo en voz baja, tras asegurarse de que el vox estaba convenientemente apagado-agáchese y busque cobertura. Han salido a buscar cabezas, y Northwode me parecía un hombre íntegro. 

Siguiendo las órdenes de Mathis, uno de los pocos tenientes que había sobre el campo de batalla Viggo y Bjorn buscaron un lugar desde donde vigilar el perímetro.

Allí es donde escucharon el mensaje de radio. Los soldados solo conocen de oídas a los comandantes, entes lejanos que les ordenan desplegarse en un lugar u otro. En un principio, para ellos un Lord Comandante es igual a otro, siempre que las órdenes que lleguen sean claras y lógicas. Y las primeras órdenes del nuevo Lord Comandante no eran ni lo uno ni lo otro.

Por mucho que aquel tipo lo dijera la guerra no estaba ganada ni por asomo. No hacía falta ser un táctico militar de primera para darse cuenta que los menos aún controlaban casi la totalidad del planeta y que darles dos semanas de descanso no parecía la mejor de las ideas.-Esto no es bueno.- Coincidió con su compañero de armas.

Las comunicaciones recientes parecieron sembrar preocupación en el rostro de Caelestia, que había desajustado su casco y marchado hacia donde los medicaes se reunían, tras un exhaustivo repaso en busca de comprobar las bajas que las hermanas habían sufrido.

-Espero que las armas xeno no tengan algo añadido.- Comentó hacia Ceres, asintiendo también al doctor Death al verle por la zona donde se atendían a los heridos. Luego hizo un gesto a su coraza, la cual fue aflojando para revelar el torso herido, el bioarma de alguno de los enemigos había traspasado el blindaje y quemado su piel en algunos puntos, y Caelestia no parecía demasiado preocupada por aquello; ya había acumulado cicatrices de batalla con anterioridad, así como algunas de tortura auto infligida.

-No entiendo mucho que está pasando con los mandos, pero debemos cuidar los unos de los otros ahora.- Dijo resignada, algo no la terminaba de convencer con tanta muerte y cambio, y que ahora pasaran revista, ahora que habían tenido éxito en una operación complicada y que la moral estaba alta.

Miró con recelo las celebraciones por parte de algunos de los soldados de la guardia tras el anuncio por vox. Habían ganado una batalla y asegurado una colmena y el despliegue de refuerzos, pero todavía quedaba un planeta entero en manos del enemigo. Cualquier acción que no fuera dirigirse de inmediato a aplastarlo iba a ser una pérdida de tiempo para Aurestia.

El cambio de mandos en la Guardia le traía sin cuidado, ya que aquello no les afectaba en nada a las Sororitas, pero no podía evitar tener la mosca detrás de la oreja. Northwode... Si había una palabra con la que no describiría a ese hombre, era traidor y hereje. Y de todos los regimientos junto a los que había combatido, los brilareses habían demostrado ser los que menos aprecio despertaban en ella, por decirlo de alguna forma. Que su mando más superior fuera ahora uno de ellos, tampoco le hacía augurar nada nuevo.

Caminó hacia donde la Palatina Caelestia estaba siendo atendida por Ceres, escuchando sus palabras — No somos de la Guardia. La Palatina Valeria no tiene por qué doblegarse ante el Lord General — dijo a sus hermanas — Ha sido duro hasta ahora... pero creo que ahora va a venir lo peor — sentenció, viendo el ánimo general de los soldados imperiales a pesar de la victoria.

Nilsa detuvo su deambular en la torre donde estaba vigilando, para escuchar con atención el mensaje que les llegó. Las formas y maneras de aquel "Lord" Comandante ya dejaban ver que tipo de mando era, un ser despreciable que sacrificaría lo que hiciera falta para anotarse un tanto, desperdiciando recursos del Emperador, amado por todos. Por supuesto, los principales recursos eran los hombres y mujeres de la Guardia Imperial, y algo de decía que iban a empezar a escasear a espuertas. 

No podía creer lo que decían de Northwode, pero tampoco lo conocía tanto y aunque le había parecido un mando más que competente y profesional, nunca se sabía. Los altos mandos del comisariado no meterían la pata como parecía que estaban metiendo, ¿verdad? Eran fieles servidores del Emperador, ¿no?. 

Elucubrando diferentes teorías que no llevaban a ningún lugar, negó con la cabeza y siguió su ronda - Al parecer, era más peligroso quedarse en el strategium o en una nave en segunda línea que venir aquí a primera...qué curioso. - expresó Silje, expresando en voz alta una de las tantas cosas que habían pasado por la cabeza de la francotiradora. 

- Mejor mantén los comentarios al mínimo, esto se va a poner feo. Dos semanas. Darle dos semanas al enemigo para recuperarse y agruparse. Joder, un puto genio. Si antes pensaba que íbamos a morir, ahora ya no tengo ninguna duda Silje, pero venderemos cara nuestra piel, a pesar de los inútiles al mando. Ese Northwode al menos parecía saber lo que hacía. - le contestó a su compañera apagando la salida de voz del microcomunicador.

Krane dejó a su servidor ocupándose de desincrustar pedazos de tiránido de entre los engranajes del Caballero Imperial, y aprovechó que la limpieza le llevaría un rato para atender al bolter de Fred. Las plegarias del tecnosacerdote se mezclaron con el fondo que imponían los microcomunicadores, el de la ejecución del que había sido su mando y su relevo inmediato. Él omnissiano parecía que ni se inmutaba, y es que no esperaba mucho de las fuerzas imperiales. Aun si los soldados de a pie eran capaces de actuar como una unidad —y no siempre era el caso—, estaba claro que los mandos tenían voluntades distintas y, como acababan de comprobar, enfrentadas. Por no hablar de que apenas sabían operar un rudimentario sistema de vox. 

—LE RECUERDO —dijo, cuando ya había terminado y le había devuelto el arma— DEL DÍA DEL DESEMBARCO. SE RETIRABA JUNTO AL COMISARIO DE CARNE PODRIDA Y CARÁCTER BILIOSO. ¿CUÁL ES SU ESTATUS?

Tal y como sospechaba, reparar su bólter no fue sino una nimiedad para un tecnosacerdote como Krane, así que mientras su servidor se dedicaba a sacar con fuerza sobrehumana pedazos de tiránido del chasis del caballero, se dio la vuelta hacia él y se aplicó con su arma. En un segundo estuvo reparada, sacó el cargador atascado y volvió a poner en su sitio las piezas con una efectividad que Fred jamás podría haber soñado para sí mismo. Cuando lo cogió de nuevo, hasta el espíritu máquina del bólter parecía contento y lleno de energía, mejor de lo que estaba incluso antes de la avería. 

-Gracias, tecnosacerdote-le dijo, con verdadera sinceridad-Nadie podría haber tratado a mi pequeño con mejor técnica. 

En ese momento se interrumpió, porque estaba escuchando el canal de vox, y se alegró de tener el casco puesto, porque se había quedado pálido. Hermann y él se miraron, y aunque el casco de Inmortales no revelaba ninguna emoción, supo que su compañero se había quedado con la misma cara que él. ¿Northwode un traidor? Aquello no tenía ni pies ni cabeza. ¿Había infiltrados del caos en aquel planeta, además de tiránidos? ¿Y qué había hecho, además de llevarles a la victoria? 

-Por las pelotas del oso-murmuró Fred. Aquello tenía una pinta terrible, y le olía peor que una vaca muerta bajo el sol de verano de Iloeter. Aquel nuevo comandante parecía de todo menos apto, y su pausa de dos semanas... era simplemente nefasta. Podía estropear todo lo logrado hasta ese momento. 

En medio de aquella conmoción, las palabras del tecnosacerdote le pillaron tan desprevenido que ni entendió bien la pregunta. Se volvió hacia él, pero su cara mostraba la falta de expresión habitual. Parecía que no le importasen mucho los acontecimientos. 

-¿El... estado del comisario, señor?-dijo, confuso ante la pregunta-Murió. Uno de los xenos voladores se lo llevó y le destrozó en el aire. ¿Le... conocía?

— De momento hemos ganado, sí —le respondió con tranquilidad Alfonso—. Aquila 001 ha caído, pero el Lord Comandante Vimaranes ha asumido valerosamente el mando de la operación luego de la traición de Northwode. Mira como el emblema de Brilaria inunda el espaciopuerto —el espadachín también miró al cielo, aún emocionado de ver como su planeta natal estaba dando la cara por aquel mundo invadido.

Al llegar al improvisado centro de atención médica, de Santiago depositó con suavidad a la cañonera cerca de los medicae para que la siguieran tratando, aunque cuando preguntó por su fiel cañón, el espadachín hizo un gesto de que se tranquilizara.

— No te preocupes por Sintra. Estabas apostada a lo alto de la muralla, ¿no? Ya me encargo yo de buscarlo. Ahora lo importante es que te recuperes y te prepares para la siguiente batalla —porque era un hecho que habría más, aquello no hacía sino comenzar—. Muy buen disparo contra el titán, por cierto. Lo has puesto en jaque y seguramente evitaste muchísimas bajas. Por el momento, descansa.

—NEGATIVO. NO TUVE EL HONOR. TAL VEZ SI HUBIERA REEMPLAZADO SU CARNE MALTRECHA POR AUMENTOS BIÓNICOS, LOS XENOS NO HABRÍAN PODIDO ALZARLO DEL SUELO. SEA COMO SEA, EL RESULTADO VA A SER EL MISMO. 

«Porque la carne es débil, Lukas», reflexionó.  

—TENGO QUE REGRESAR A MIS TAREAS. RECUERDE LIMPIAR Y ATENDER RELIGIOSAMENTE AL ESPÍRITU-MÁQUINA DE SU HERRAMIENTA. EL ENEMIGO DESCANSA. EL ÓXIDO Y LA HERRUMBRE NO. 

-Si me acepta un consejo...-dijo en voz baja, tras asegurarse de que el vox estaba convenientemente apagado-agáchese y busque cobertura. Han salido a buscar cabezas, y Northwode me parecía un hombre íntegro. 

- No creo que tenga esa suerte, nuestro nuevo comandante se lleva muy bien con el comisariado y ellos poco mas que ven en mi un problema de disciplina. Niego con la cabeza ante las ultimas palabras de nuestro nuevo comandante. - Con la capacidad que tienen esos bichos en adaptarse, dudo que unos días de celebraciones sirvan de algo mas que no sean para rearmarse. Señalo hacia las naves de transporte que se aproximan a la tierra que tan duramente hemos ganado. - Quizás todo lo que hemos hecho no sirva mas que para acrecentar el número de bajas ... suerte en la purga Mathis, ojalá nos veamos en el campo de batalla. Con el signo del aquila me despido de Mathis. - Hubiese sido una gran victoria.

Esta vez si encender los reactores me alejo de Mathis y el doctor mientras accedo a las frecuencias para contactar con los Custos, pues sabía a ciencia cierta que nuestra mala fama podía acarrearnos problemas.