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Jornada 10 Hrishikesa

La décima jornada del torneo también tiene lugar en la torre de Sridhara. Sin embargo, en esta ocasión los combates se celebran en la sala de adivinaciones o Hrishikesa. Conocida en los cuatro puntos cardinales por ser una de las estancias más protegidas de la famosa biblioteca arcana, todos los gladiadores os sentís más que honrados de que os hayan permitido siquiera entrar para verla.

Cuando subís al  tatami una cúpula de vivos colores en movimiento refulge y brilla cambiando el aspecto de la arena en todo momento. Es como si la magia que os rodea disfrutara del evento que se avecina.

Respecto al público asistente, podéis oir sus murmullos pero la oscuridad que envuelve el tatami no os permite discenirlo.

Olaf es moreno y con el pelo largo y liso, parece un hombre bastante musculoso y alto. Su rostro deja ver una cicatriz que parece provocada por la garra de algun animal, aunque lo que mas destaca es su cara de pocos amigos. Sus ojos son negros y su piel bastante palida, sus brazos estan llenos de tatuajes de bestias salvajes y en su pecho se puede ver tatuado la cabeza de un leon rugiedo con furia.

Viste una armadura de cuero tachonado y sobre su espalda descansan un escudo y un gran hacha, en la parte izquerda de su cintura se puede ver como la empuñadura de una espada asoma de su vaina, y en su mano derecha porta una lanza larga, parece que esta preparado para cualquier tipo de combate.

Ambrosius es un humano con el pelo rubio y la piel broceada. En apariencia ligero de peso, pero vestido con una armadura de cuero tachonado y un lanza en sus manos.

Además porta en sus manos un pergamino obtennido en su anterior combate.

Ambrosius su mueve por el tatami y lee su pergamino.

El pergamino se consume, pero nada extraño parece ocurrir.

Olaf vio a su contrincante leer un pergamino, pero no le importo lo mas minimo. Desato toda la rabia de su interior y cargo contra su oponente con la lanza larga en las manos.

Cargando puedo mover el doble del movimiento, en este caso 80', asi que llego sin problemas...

El bárbaro tatuado carga contra el enigmático arcanista y logra empalarlo en su lanza a pesar del invisible escudo de fuerza que envolvía al hechicero. El lanzazo es salvaje, sino brutal. Con un grito ahogado, Ambrosius abre los ojos de par en par y luego cae al suelo inconsciente.

Desde la profunda oscuridad que rodea el luminoso tatami, una fuerte ovación de aplausos felicita al vencedor del breve combate.