Partida Rol por web

Se giró al escuchar una voz inesperada en su espalda. Si hubiera intentado adivinar quien la iba a seguir, estaba segura de que no habría dicho el señor Tuan. Le miró sin hacer nada por ocultar su cara de sorpresa.

— ¿Serpientes, en serio? — arqueó una ceja, sin saber muy bien si aquello iba en serio, aunque por su gesto no parecía bromear. — Aun no la he visto, y ya me estoy enamorando de esta habitación — ella si bromeaba, aunque en realidad la idea de las serpientes le intrigaba más de lo que le asustaba

Escuchó el intento de disuasión de Seung, pero en realidad lo que estaba consiguiendo era intrigarla aun más.

— No fui yo quien eligió la habitación, por extraño que pueda parecer, la idea de irnos a la cabaña donde se llevaba a morir a la gente ha sido de Niu — aquella idea seguía pareciéndole muy divertida — Yo ni siquiera estaba escuchando cuando el resto se repartían las habitaciones — se encogió de hombros. En realidad la idea le gustaba mucho. 

Cuando llegaron a la cabaña, sonrió. Era mucho más grande de lo que había imaginado, sobre todo mucho más alta. Que estuviese aislada del resto le gustaba. Así podrían hacer por la noche todo el ruido que quisiesen, sin que nadie las oyese.**

— Pero vamos a ver ¿A qué cojones viene esta insistencia en que no nos quedemos aquí? — se giró entonces hacia él, pese a la frase elegida, el tono no era agresivo. Más bien parecía hacerle gracia la actitud de Seung — Serpientes, no hay cerradura, no es seguro… esa prisa por acompañarme aquí… Señor Tuan, si fuera un poco retorcida pensaría que hay algo que te estás callando sobre esta cabaña tan… bonita y acogedora — su tono en ese momento era juguetón. No se estaba tomando nada en serio aquella supuesta inseguridad.

Sin esperar una respuesta abrió la puerta para ver el interior.

Ryota es el primero en entrar y no es necesario que de muchos pasos detras de el dentro de la habitacion, para que el olor de la misma me deje parado alli donde estoy. Apenas un paso mas alla del umbral. Joder. La combinacion sin duda es... dificil de describir y eso que intento buscarle algo bueno, pero es imposible, al menos al olor. Miro a Ryota ante sus primeras palabras y niego con la cabeza. - Por favor, no te cortes, abre todo lo que se pueda abrir... - Acabo por reir mas para mi mismo que otra cosa. - Creo que oleria mejor en una tumba que aqui... - Suspiro, intentando respirar lo mas posible por la boca. -Aunque si, es grande... otra cosa es cuanto espacio podamos utilizar. - Mire el jarron que estaba en medio, resultaba extraño de narices.

Dejo mi maleta en el lado que se puede utilizar y luego con cuidado, me acerco hasta las puertas que dan al jardin, para intentar quitarme ese olor de la nariz a ser posible. Joder, lo de la hierba podia entenderlo, que las lluvias hubieran provocado alguna cosa mas, pero lo de los cigarrillos eso no sabia de donde venia y me obligaba a pensar en la pintura fresca de la entrada. ¿No se suponia que los japoneses eran sobretodo muy cuidadosos con ese tipo de cosas? Respire el aire de fuera, el que debia venir del jardin, antes de darme la vuelta y volver a mirar el cuarto. Trabajo era una palabra que se quedaba corta.

Creo que tu definicion de mucho trabajo no coincide con la mia. Es un desastre. - Aun asi no pude evitar reirme con el, porque si, habia pero que mucho trabajo y eso que esta era una de las habitaciones. Siguiendo la conversacion, mi mirada volvio a caer sobre el jarron. - Si, ya me habia fijado es bastante extraño que este donde esta, pero supongo que sera por algun motivo. No creo que nadie haya ido moviendo algo asi por la casa, por diversion. - Me acerque al mismo. - ¿Alguna idea de su antigüedad o epoca? - Tras lo del museo, podia ser interesante, solo para saber si era algo puesto sin mas, o una antigüedad.

Abri los ojos ante las palabras de Ryota y mire a mi alrededor, siendo consciente de que yo tambien habia cometido el mismo fallo. - Pues mas vale que nos demos prisa en ir a esa tienda, porque yo tampoco he traido ningun futon. - Me pase la mano por la cabeza, mientras negaba. - Hay que admitir que la cosa empieza mal, me parece que nos va a tocar ponernos las pilas y que sin duda, no nos van a regalar esos creditos ni por asomo. - No, ni en broma. Aqui habia trabajo para no parar ni a descansar.

Miro a Ryota con su maleta y no puedo evitar reir a carcajadas ante sus palabras. - Divertido... si... la mar de divertido. Creo que vamos a tener que comprar mas vodka para seguir viendole la parte divertida a todo esto. - El tono es jocoso y no parece que haya perdido el animo ni por asomo. - Sera mejor que nos demos prisa. No se tu, pero no me apetece ponerme a limpiar con esta ropa, mejor algo mas comodo, como un chandal o similar. Dejemos la ropa de karaoke para otro momento. - Le doy una palmada suave en el hombro, antes de ir a mi propia maleta y al abrirla mostrar como todo parece estar bien ordenado.

Tengo un ambientador de manzana verde, pero no creo que pueda con ese olor el solo. - No miro a Ryota, mientras me dedico a sacar el chandal que tengo, y que ahora sin duda va a convertirse en la ropa de trabajo.  Lo voy colocando sobre otra parte de la maleta para evitar que toque el suelo. - Podemos colocarlo donde vayamos a dormir y quizas ayude, mientras dormimos.

Cuando el profesor Tuan le hizo notar aquello Niū probó de nuevo a girar el pomo en la otra dirección y se abrió sin esfuerzo. Se sonrojó levemente.

-Muchas gracias Tuan-sensei. -respondió en japonés tímidamente.

Notó, aunque no le sorprendió, que Sasaki prefería ignorarla, así que no agregó nada más y viendo que Lyssa se marchaba acompañada del profesor, avanzó por el pasillo.

Probablemente quería hablar con ella, pensó Niū, pues la excusa de acompañarla para que no se perdiese sonaba a un pretexto para ello. Seguramente se debía a lo ocurrido en el autobús... Niū suspiró mientras avanzaba en silencio por el pasillo.

No podía enfadarse demasiado con Lyssa por lo ocurrido... al fin y al cabo aún no se conocían lo suficiente y ella la había sentido hacer sentir insultada primero. No podía esperar que Lyssa, que no la conocía, pudiese leer entre líneas en aquella conversación tan emocional. Y era ella también la que había metido la pata con Sasaki... en su país pedir disculpas sin más por algo así sería como añadir sal a la herida... ¿cómo sería la forma más adecuada? Quizá podría preguntar a Ryota...
Se detuvo un momento al llegar junto a las escaleras que llevaban al piso superior y las observó. Sentía curiosidad, pero no sería tan tonta como para subir sin un buen motivo. Que el suelo se pudiese romper bajo sus pies no era una perspectiva halagüeña.

Continuó caminando mientras poco a poco, a medida que sus compañeros iban entrando en sus habitaciones, el único sonido que quedaba con ella eran las ruedas de su maleta por el suelo.

Reparar aquella casa iba a ser toda una responsabilidad y una tarea monumental... ella no había pensado que pudiese ser un lugar tan antiguo y en tan mal estado. ¿Cómo podría colaborar? En el autobús habían estado comentando algo, pero no había podido prestar atención. ¿Sus compañeros estarían a la altura de todo lo que requería aquel lugar? A ella le parecía que aquello era más tarea de profesionales, y no de unos aficionados como podían ser ellos. Al menos, trataría de ayudar lo máximo posible encargándose de la comida y la limpieza, ya que en lo demás dudaba que fuese algo mejor que un estorbo.

Finalmente alcanzó la habitación que llevaba a la salida trasera de la casa. Se paró un momento a observar y sonrió levemente. Aquel lugar tenía mucho encanto y pese a todo estaba contenta de estar allí. Tan solo se arrepentía de su anterior comportamiento...

Fue a abrir la puerta cuando una idea inquietante le pasó por la cabeza, ¿y si aquella puerta también estaba cerrada con llave? La probó a abrir casi con miedo, no deseaba tener que volver sobre sus pasos con toda la carga que llevaba dar la vuelta entera a la casa.

El grupo se fue separando en parejas y tríos, cada uno buscando en dirección donde estaba sus respectivas habitaciones. Inoue aprobó su idea y supuso que todos habían quedado de acuerdo con aquello. -¡Perfecto! Quince minutos.- Dijo a modo de despedida hacia el resto de los chicos.

Cuando se giró hacia Sam y Sasaki, vio a esta última alzando las cejas de forma sugerente. Freedom alzó una ceja interrogativa, sonriendo confundida. -¿Qué?- Preguntó casi riendo, sin entender a que venía esa mirada de parte de la japonesa. -Vamos a ver que podemos hacer acá.- Se adentró a la habitación.

Bueno, no era un cuarto de hotel, pero parecía... amplio. -Hmmm, creo que nos harán falta sacos de dormir, o averiguar sin hay camas en las otras habitaciones que podamos traer acá.- Sugirió, adentrándose hasta donde estaba la puerta corrediza que daba al exterior. Puso sus cosas en esa esquina, e intentó deslizar la puerta. -Hará falta una escoba, pero podemos sacar las esterillas y sacudirlas mientras tanto, ¿me ayudan?- Preguntó, girándose hacia amabas con una sonrisa de animo.

La peste a humedad y tabaco me hizo taparme la cara por un momento con el brazo, hasta que una arcada remitió y me acostumbré a aquella peste, menos mal que Inoue abrió la puerta corredera al pasillo interior, a ver si la cosa era algo más tolerable a la hora en que decidiésemos cerrar el ojo. 

Al no haber dormido nunca en una vivienda así el tema de las esterillas me inquietó un poco, así que tras dejar mi mochila y bolsa de mano en una esquina traté de comprobar si aquello se podía levantar para echar un vistazo, puede que hubiese que limpiar debajo.

Mientras lo hacía me sinceré un poco con el joven nipón. - Hay algo que os querría comentar por si las moscas, espero no ser un aguafiestas pero tengo un ligero problemilla con el tema del orden, así que por favor os pediría que no dejaseis mucha cosa tirada por el dormitorio. Hay cosas con las que no tengo problemas, como las bolsas, mochilas o sacos de dormir, pero el tener cosas pequeñas fuera de lugar, desperdigadas por el espacio compartido es algo que me puede poner un poco nervioso.- Me sinceré, esperando que les pareciese normal y no supusiese un gran problema. Mi pequeña manía era fundamentalmente exasperante, y no quería ser la chacha de nadie.

Dentro hay un saco de tela, está al fondo, no debe de contener demasiado pero lo suficiente como para llenar 1/4 parte del envoltorio de cerámica. 

No hay inscripciones, ni marcas reseñables, al menos en esa zona. 

Para poder ver que hay dentro o coger el saco, deberías de inclinarlo o tumbarlo en el suelo. 

Lo poco que se veía del jardín era como adentrarse en una pequeña zona rural bastante descuidada, eso si, estaba manchada de pequeñas flores de colores claros que luchaban por no ahogarse entre tanta agua y barro circundante. 

Había un camino de piedras que marcaba un camino hacia la parte trasera, bastante escueto y dificil para una persona mayor.

Estaba abierta, pero, se abría al contrario que el sentido lógico. 

Bueno...no es buen presagio elegir este tipo de zonas para dormir la verdad- Se frotó la nuca mientras abrías como si nada la puerta. 

El profesor se quedó ojiplático 

Estaba dividida en dos partes, una era ese dormitorio que incluso tenía una pequeña estufa de carbón (inferior derecha), al cual se accedía directamente. Había muchísimo polvo, pero estaba bastante bien. La puerta, daba acceso a otra sala mas pequeña y con mas aspecto de estar descuidada, donde había una vieja televisión, una mesita para el té y algunos enseres de lo que podría haber sido un comedor muy pequeño; platos, vasos, cubiertos, colocados en una caja de madera en el sobre o sobre la televisión.

Sobre la mesita había un set de té bastante viejo, de tres tazas, un pincel para remover, un cuenco de hierro fundido y la tetera propiamente dicha, también de hierro. 

Echaste un ojo bajo las esterillas, bajo estas, el suelo de madera estaba mucho mejor. Solo que tendríais que tener un poco de cuidado para que no colara nada entre las tablas, había algunas que por el frio calor estaban un poco separadas. 

Inoue fue a hablarte cuando la segunda puerta intentó abrirse, logrando solo una zanja de apenas dos centímetros. 

¿No ha dicho el profesor que el llevaba algo de eso?- Frunció el ceño mientras miraba hacia el jardín, una pequeña selva llena de barro, verdor y florecillas de colores claros. 

Freedom probó con la puerta secundaria, y de un tirón logró abrir dos dedos de la misma. Le había costado y parecía ya quedarse encajada en ese punto. 

Seguía dándole vueltas al asombroso, para mí, comentario del profesor sobre los pomos de aquella casa. Estaba claro que, por mucho tiempo que pasara entre ellos, los japones seguían sorprendiéndome una y otra vez. Tendría que tenerlo en cuenta para otras ocasiones.

Cuando la puerta de la habitación elegida se abrió y pude ver el interior me llevé una ligera desilusión. Cuando lo había visto en el plano me había parecido una habitación  más grande de lo que estaba viendo en esos momentos pero por suerte cabrían las tres sin demasiados problemas. Lo que sí tendríamos que hacer antes de esa noche sería adecentar bastante el lugar, retirando las cajas que ocupaban demasiado espacio y, sobre todo, limpiando el suelo cubierto de esterillas si es que querían poner los sacos de dormir allí.

—Sí, el profesor dijo que había traído sacos —dije mientras dejaba mi maleta en un lugar que me pareció menos sucio y puse el bolso encima—. Espera Freedom, yo te ayudo.

Miré con cierto recelo la puerta que daba al jardín. No es que estuviera echa demasiado polvo pero quizás tendríamos que tapar algún que otro agujero del papel. Desde luego aquella casa necesitaba bastantes arreglos para ser considerada medianamente habitable.

Fui junto a la joven morena y, cogiendo una de las esterillas, la saqué por la puerta del jardín que habían abierto dispuesta a sudar un poco mientras la sacudía. Con toda seguridad la ropa que llevaba puesta ese día iría directamente a la lavadora... Aunque en ese momento me di cuenta que quizás tendríamos que lavar toda nuestra ropa a mano. Mierda.

—Ey. Ahí dentro hay algo. Como un saco o algo —comento de pasada mientras echo un vistazo al interior del jarrón. Me encojo de hombros cuando Alexei me pregunta por la época del objeto—. Pues la verdad es que no tengo ni idea. No tiene rasgos distintivos de ninguna clase. Pero eh, ahora tampoco te creas que soy ningún experto ni nada de eso.

Tuerzo la boca otra vez cuando mi amigo confiesa que él tampoco ha cogido ropa de cama. Pues vaya.

—Bueno, no te preocupes. No sé por qué me da a mí que no vamos a ser los únicos a los que se nos ha olvidado, así que seguro que Seung organiza una visita al pueblo para comprar provisiones. Además, tampoco creo  que haya comida en la despensa. No sé si tú, pero yo no me esperaba que esta casa fuese a estar tan… —Hago un gesto con la mano, dándole un par de vueltas, como si estuviese buscando la palabra adecuada—. Tan así. Dijeron que tendríamos que hacer algunas reformas, no que estuviese en ruinas. —Río, sacudiendo la cabeza—. Pero de verdad pienso que va a ser divertido. Vale, los primeros días estaremos un poco incómodos, pero luego tendremos un montón de anécdotas que recordar, ¿que no?

Suspiro, mirando a mi alrededor con las manos en las caderas y expresión de perro apaleado.

—Pero no sé, por lo menos un armario o algo. O una barra para colgar perchas… Pero viendo la pinta de esto, me parece a mí que lo más parecido que habrá a algo de eso serán soportes para kimonos. Y eso si no se han quedado hechos polvo con el paso de los siglos… —Asiento con énfasis cuando Alexei habla del ambientador—. Genial idea. Porque si no, es que no se va a poder dormir. —Doy una palmada, tras lo cual me froto las manos en un gesto impaciente—. Bueno, aquí ya no hay mucho más que hacer, de momento. ¿Necesitas algo de tu maleta, o vamos a buscar ya a los demás? Lo del futón es algo que tengo la intención de solucionar cuanto antes. —Dejo que mi mirada huya hacia el exterior, hacia el camino apenas visible entre la maleza crecida del jardín—. ¿O prefieres que antes exploremos un poco?

A Lyssa le hacía gracia la preocupación de Seung. Ella no era supersticiosa. Adoraba lo sobrenatural, adoraba dibujarlo e imaginarlo, pero no creía en nada de aquello. 

-Creo que vamos a estar bien - respondió sonriendo al ver la habitación, a decir verdad se había esperado que estuviera hecha un desastre, pero en realidad no estaba mal. Se notaba en sus ojos que a ella le gustaba aquel sitio. 

Entró y comenzó a caminar por la habitación, fijándose en todo a su alrededor. 

-Tienes que admitir que no está mal... en cuanto la limpiemos un poco estoy segura de que a Niu le encantará - seguía observando cada detalle, posando los ojos sobre la cama, la estufa de carbón, el viejo televisor... Al final se giró de nuevo hacia Seung - Si te deja más tranquilo siempre nos puedes dejar una motosierra cerca, por si debajo de la cama nos encontramos el Necronomicón... 

Al abrir al exterior, Niū miró a los lados, momento en el que detectó de refilón el movimiento de dos personas tras el pequeño edificio de la que iba a ser su habitación.

Aún desde la distancia pudo escuchar claramente la voz de Lyssa, aunque en realidad solo por sus palabras hubiese adivinado que se trataba de ella. ¿Cómo habían llegado allí tan rápido? Ella había atravesado un solo pasillo, mientras que ellos habían dado la vuelta a toda la casa. ¿Tanto tiempo había pasado pensando en sus cosas?

Miró el camino de piedras en el suelo y notó que éste se limitaba a rodear el edificio principal. No lo entendió. Si debías dejar el calzado de exterior en la entrada, ¿cómo se suponía que iba a llegar hasta la habitación sin llenarte de barro en días lluviosos? Su lado perfeccionista se molestó mucho por aquel hecho.

Dejó su maleta de pie y se quitó la mochila, que dejó en el suelo junto a la maleta. El bolso lo puso encima.

Suspiró y la vuelta, dejando sus cosas atrás. Con la puerta abierta, que no le iría mal ventilarse a la casa. Iría a buscar su calzado a la entrada y lo llevaría en mano de vuelta. Podría utilizar su otro par de zapatillas, pero no quería mancharlas también de barro en un día como aquel, ni tener que ponerse a rebuscar ahora en su maleta.

Ryota menciono un saco dentro del jarron, le mire y frunci levemente el ceño. - Contrapeso? - Dentro de lo que cabia era una opcion. Eso impediria que se cayera a la minina y lo estabilizaria. Acabe por sonreir ante lo de no ser un experto. - Vaya y yo que tras lo del museo te tenia en esa categoria. 

Yo tambien lo creo, vista la cantidad de equipaje que trajimos cada uno. - Observe su gesto y mire la habitacion de nuevo, antes de dejar escapar un suspiro corto. - No, no pensaba que estaria asi de mal. Como dices, se suponia que necesitaba unas reparaciones, pero en esta al menos, toca hacer algo mas que unas simples reparaciones. Espero que las de los demas esten mejor... - El tono era sincero, pero tambien dejaba ver que no creia que estuvieran mucho mejor. - Eso si, anecdotas y accidentes de trabajo podemos esperar acumular unos cuantos. - Sonrei de forma traviesa.

No pude mas que sonreir de nuevo ante sus palabras, mientras negaba por la maldita razon que tenia. - Si, algo... donde guardar nuestras cosas estaria bien... y no, no pienso ponerme un kimono para limpiar. - No dude en sacar el ambientador y colocarlo en la zona donde probablemente irian los futuros futones. - Aun no esta abierto, pero para ir haciendonos una idea. - No pensaba malgastar tiempo de buen olor, mientras estabamos fuera.

Cai en que quizas ir a comprar, seria previo a limpiar... asi que cerre la maleta dejando el chandal dentro, listo por si se daba el caso. - Podriamos ir a ver donde estan los demas, o dar una pequeña vuelta por dentro del edificio. - Señale en direccion al exterior. - Pero no pienso jugarmela con tanto barro y demas, sin saber si la ducha funciona. - Eso era lo logico. Solo faltaba acabar hasta arriba de mierda y que no huhbiera agua hasta mañana o pasado.

Me movi en direccion a la puerta por la que habiamos entrado.

Quizá era una reacción a un lugar que a todas luces estaba lejos de ser un paraíso idílico, o que el tema de la pelea de mi hermana en el autobús todavía me tenía preocupado, o símplemente que aún tenía encima la somnolencia del sueño en el autobús, pero íncluso yo mismo me había notado más callado y ausente de lo habitual desde que habíamos llegado. Apenas había reaccionado a la historia de la casa, algo que en circunstancias más normales habría conseguido despertar mi interés, y hasta había tenido la falta de decoro de no decir nada cuando Jiro había pedido pasare la noche con nosotros. Pero hasta ahí. Me prometí a mi mismo volver a centrarme y poner los pies en la tierra.

Aún así, estar distraído había tenido sus ventajes. El ambiente viciado resultaba bastante díficil de aguantar, y aunque el sueño profundo me venía de familia, conciliarlo iba a ser complicado si para la noche no mejoraba un poco el asunto.

- No te preocupes, Baddi. - Forcé una sonrisa sobre mis labios pese a las circunstancias en las que estabamos e intenté quitarle impotancia - Creo que tenemos visiones muy similares en cuanto el orden, tendré cuidado.

Lo acompañé mientras levantaba la esterilla, a decir verdad, con poca esperanza, pero parecía que la suerte nos sonreía en esa ocasión.

- Quizá deberíamos retirarla por completo. - Propuse, esperando la opinión de mis dos compañeros - Esta esterilla ya ha sobrepasado sus años de servicio.

Antes de que pudiera recibir ninguna respuesta, sin embargo, mi atención se redirigió a la puerta, a la que me acerqué con pasos largos, intentando comprobar cómo se había abierto, y si es que estaba atascada.