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Kintsukuroi

Shiogama y alrededores.

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27/01/2019, 19:24
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Shiogama ( 塩 竈 市 o 塩 釜 市) es una ciudad ubicada en la prefectura de Miyagi (Rojo en la imagen) , Japón 

 

 

 

 

Población: 75,326 habitantes en 21.37 kilómetros cuadrados.

Clima:  Clima húmedo caracterizado por veranos suaves e inviernos fríos. La temperatura media anual en Shiogama se encuentra a 12.1 ° C. La precipitación anual promedio es 90 días, con septiembre como el mes más húmedo. 

Las temperaturas son más altas en agosto, a alrededor de 24.6 ° C, y más bajas en enero, a alrededor de 0.8 ° C

 

 

Gobierno: Tiene una forma de gobierno de alcalde-consejo con un alcalde elegido directamente y una legislatura municipal unicameral de 18 miembros.

Economía: Se basa en gran medida en la pesca comercial , especialmente de atún y procesamiento de pescado. La ciudad también cuenta con la mayor densidad de restaurantes de sushi en Japón.

 

 

Educación: Tiene ocho escuelas primarias públicas y siete escuelas intermedias operadas por el gobierno de la ciudad junto con cuatro escuelas secundarias públicas operada por la Junta de Educación de la Prefectura de Miyagi. Hace siete años, se inauguró un complejo universitario, centrado especialmente en los intercambios estudiantiles para el conocimiento del idioma y la cultura.

  


Vida cotidiana 

Es una ciudad de edificios en su mayoría bajos de entre 3 y 8 plantas o simples casas dobles que se dividen en varios apartamentos. No está tan masificado como en Tokyo ni los precios de la vivienda son tan caros. A las afueras, son mas comunes los terrenos con diferentes casas donde varias familias viven en una especie de vecindario muy privado, también es cierto que suelen ser propiedades antiguas y que necesitan una renovación donde la luz a veces falla.

El transporte que mas se usa en la propia ciudad es el autobús (hay 4 lineas), pero está conectada mediante tren regional con diversas empresas, de las cuales, algunas tienen paradas a lo largo de todo el país. Hay una ruta nacional para vehículos. 

Las zonas mas conocidas de la ciudad pueden ser: el mercado de pescado de Shiogama, Shiogama Shrine que es un santuario en pleno centro de la ciudad, el santuario Shiogama de Sanriku Kaigan, Urakasumijyozomotosaura como parada para probar cervezas y sake en la propia fábrica, la isla de Nono, o el puerto de Shiogama, dispone de un par de museos de arte no muy conocidos.

No suele ser una ciudad demasiado turística, pero si de paso. 

Notas de juego

*En construcción 

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02/02/2019, 23:01
Director

Japón, país del sol naciente, del amor a las flores que desparraman sus pétalos cada año como si fueran el sentido de la propia existencia. Hay muchos mitos, incultura, dudas y falsos rumores, pero lo cierto es que desde que estáis en él, habéis disfrutado de cambios irremediables en los cinco sentidos. 

 

 

Vista

 

Si bien, el uso de nuevos materiales y sistemas constructivos dio paso a grandes y espectaculares estructuras, también hace mucho más evidente la belleza de la arquitectura tradicional.

Cantiliver, pilotes, utilizados en muchas de las construcciones japonesas de la antigüedad se combinan con materiales como el concreto y el acero.

En Shiogama; casas de 2 o 3 plantas divididas en apartamentos son la norma. Antiguos edificios no muy altos cerca de la zona portuaria y por lo tanto "central", estructuras aun con el esqueleto de madera, las entrañas de piedra y mezcla en las afueras. Habéis podido disfrutar solo un poco del espacio que tanto falta en ciudades como Tokio. 

¿Y los colores? Vivos en la gente joven, discretos en los adultos. Lazos en las ventanas, avisos de colores chillones para niños y ancianos en cada esquina de sus calles, y el blanco, muy poco usado en general. Azulados, grisaceos, decorados con colores terrosos o verdosos, siempre desaturados salvo en pequeños detalles. 

¿Las miradas? Curiosidad recelosa, observación a la espalda, casi ninguna mala mirada. La gente os habla con gesto educado, os trata con aparente lealtad, y aunque quizás en los jóvenes la cosa varía, la norma es una quietud insondable de un país donde los gestos denotan simpleza y complejidad a la par. 

Jardines frondosos pero escuetos llenos de Arces de rojizas hojas, Amelias, Azaleas y Aralias; parques infantiles atestados, con el suelo ligeramente almohadillado rodeados de Enebros; avenidas cortas en lugares centrales llenas de cerezos que en breve desflorarán las calles, césped corto a ras de algunas carreteras salteados con "Orejitas de ratón" son vuestra flora cercana en la ciudad donde lleváis dos meses.  

 

Oído 

Paraísos silenciosos, el sonido de los grillos acentuados en calurosas tardes de verano, el golpear del bambú una y otra vez, en rítmica sinfonía la roca tras vaciar el agua en una tradicional fuente odishi que cada jardín debería tener...Esos mitos, donde Japón es considerado paz y armonía, es una verdad a medias.

Las calles están llenas de vida; coches, motos, música saliendo de las tiendas, gente pasando en grupos o en solitario. Algunos vendedores gritando las maravillas de su género al lado del mercado de pescado más famoso en Shiogama. Colegiales hablando en grupo por las mañanas, hombres tras la jornada laboral yéndose a beber unas cervezas con sus compañeros, mujeres con amigas que buscan un respiro. 

El silencio, está adorado dentro de los hogares y en los templos. La calle es para vivir, expresar, moverse y sentir. Las casas, lugares de reposo, de mansedad que debe atenerse a unas complejas reglas sobre el ruido para no molestar a los demás. Japón es como una moneda, donde por un lado, es necesario el ruido de grandes ciudades, pero por el otro, son obligados los pequeños oasis entre los cimientos del descanso. 

Las bocinas de los ferryl o de barcos de mercancías están casi siempre presentes en la zona portuaria y alrededores, junto con el resuello del agua contra el cemento y salva olas que pretenden romper los posible Tsunamis que se produzcan. Gaviotas, persiguiendo a la mercancía fresca de la mañana, con su graznido insistente, dando pequeños saltos hasta conseguir lograr algo.

Más alejados de las zonas centros, es normal encontrarse con calles tranquilas, plazas parcialmente desiertas y más allá, cuando los límites de la ciudad son difusos ya, lo que rompe el silencio estancado es el sonido de alguna maquinaria cosechando en primavera (inekari). Los insectos clamando por pareja en verano junto con alguna campanilla fürin. Otoño se queda con el ulular agresivo, casi ensordecedor de las hojas al pasar el viento por ellas cuando el tiempo arrecia. Invierno, silencioso y frío, donde la tierra se escarcha ligeramente y cruje bajo los pies de todo aquel que ande sobre ella junto con los restos de la batalla que se vivió la estación anterior en lo alto de las copas de los árboles. 

 

Gusto

 

Podríamos centrarnos solo en la comida, pero lo cierto es que no debemos de olvidarnos de algo mas mundano que asalta a los viajeros en sus primeros días. La salinidad en la boca, traída por la humedad condensada deja un sabor extraño al que uno debe acostumbrarse. 

La comida japonesa está llena de matices que difieren en cada región, pero siempre hay puntos en común. El arroz, o la ingesta de grandes cantidades se verduras y pescado suelen ir de la mano. La carne se deja en un segundo plano, aparte, de ser bastante mas cara. Las sopas, indispensables incluso en el desayuno, son aliadas contra el frío en días tristes. Porque, si hay una cosa que ellos entienden, es que un sustento cuidado, mimado y bien elaborado puede alegrar cualquier día nefasto. 

Los sabores suaves se mezclan con acompañamientos muy fuertes, pequeños toques, que marcarán la diferencia en una comida casera. Y el orden, importante incluso en como se presentan y colocan los platillos. El llamado ichijū-sansai es casi sagrado incluso en restaurantes mas de paso; cinco platos separados, una de caldo, otra de arroz, y las tres restantes con pescado hervido o a la plancha, verduras cocinadas a fuego lento y por último el que lleva los aderezos que le dan ese intenso sabor.

Lejos quedaron las grandes dosis de azúcar o sal de otros países, el chocolate en si, queda bastante desterrado y es sustituido por pasta de judías dulces. Los wagashi, golosina tradicional que se sirve a menudo con el té, esa bebida tan importante, y que se elabora principalmente con mochi, pasta de judias dulces y fruta se crean con formas suaves y colores pastel, como de melocotón. 

También hay comidas mas estandarizadas, mezclas internacionales y las llamadas comidas "rápidas" que van desde un inmenso cuenco de ramen hasta la hamburguesa que podríamos encontrar en otros países, solo que con sutiles cambios gastronómicos, que las hacen mas saludables a grandes rasgos. 

Podemos decir, que el gusto, es, por mucho, el sentido que mas puede variar en este país, pues los cambios pueden ser tan profundos que marquen un antes y un después que a nadie deja indiferente. 

 

 

Olfato

 

 

¿Qué importancia tienen los olores? ¿Cómo se construyen sus significados? ¿Existen algunos significados universales, o todos son relativos? ¿De qué manera afectan los olores a la interacción social? ¿Cómo arrojan luz, por así decirlo, sobre nuestra cultura?

Unas palabras nos vienen a la mente: flor del cerezo, e incienso. 

No nos olvidemos del aroma fragante del mar, el moho salado, la polución por los coches...en definitiva, nada que no podáis encontrar en otro lado del mundo. Pero...siempre hay un pero. 

Los inciensos abocan siempre a una ceremonia pública ofrecida a la colectividad mientras que el perfume es una parada intima reservada a un reducido grupo o personaje eminente. En esto se diferencia la fragancia de Japon con respecto a las culturas occidentales en las que se perfuman a las personas para diferenciarlas de las colectividades siguiendo el proceso inverso. En Japón el peso de "los otros" sobre el individualismo occidental es decisivo.

Uno de los mas apreciados productos aromáticos es el Jinkōh. El Jinkoh es madera de agar, que al quemarse desprende un olor muy característico siendo mucho mas suave cuando simplemente se porta encima, o incluso se moja. En tiempos lejanos, los relojes lejos de ser de arena, tenían varitas de este material, que al consumirse, marcaba el final del tiempo estipulado en una visita a las Geishas o cualquier cita importante. 

El olor es un componente importante de nuestra construcción moral de la realidad y es nuestra construcción de realidad moral. La hipótesis fundamental es sencilla: lo que huele bien es bueno. Por lo contrario, lo que huele mal es malo. Por ello, los japoneses, intentan siempre que el olor reinante sea agradable para no molestar a los demás. 

    

  Tacto

 

¿Cómo definir los cambios de un sentido que está tan presente en nuestra vida pero al que apenas le damos atención? Es complicado, darse cuenta de los cambios al tocar las cosas. Pues hay tantas formas, materiales, y vejez que nos volveríamos locos. En japón, la madera suele tener cierta importancia en las decoraciones privadas, pero, ¿se tocan? 

Las cerdas de un cepillo a primera hora de la mañana. La cerámica templada que alberga la sopa de Miso mañanera, la suavidad del aceite casi insípido del aceite de arroz, que acompaña por encima a la sopa que se desliza por la garganta. El pomo redondo de la puerta, el papel del tiquet del metro...

¿Hay diferencia de verdad? 

La respuesta es que no, pues practicamente el tacto se alimenta de todos los demás sentidos para crear una imagen clara. Incluso con los ojos cerrados, lo primero que pensamos al tocar algo, es buscarle algo conocido, una imagen. Aparte, los materiales, salvo en la rara ocasión de tocar algo nuevo, como podría ser la rugosidad de la corteza de un bonsai, o su Nebari, clavando las raices sigilosamente en la tierra, son universales.

¿Entonces no importa este sentido? 

El tacto es necesario, indispensable. Podemos saber si algo está muy caliente, o muy frio. Si algo nos puede hacer daño solo con rozarlo. Si nos va a gustar, si está suave, o tiene dibujos indefinidos, relieves, si está vivo.

El tacto es el inicio, y el fin.