Partida Rol por web

El verano daba sus últimos coletazos y Baddi ya comenzaba a estar aburrido de Shiogama. Acababa de llegar pero había visto y documentado la mayoría de zonas verdes del pueblo en la primera semana y el profesorado encargado de atender a los participantes en el programa de intercambio parecían estar demasiado distraídos planificando futuros eventos como para encargarse de ellos o sugerirles actividades relacionadas con sus estudios, así que él seguía caminando con sus cursos de japonés en los cascos de su móvil, haciendo buen uso del duro sonido de increpación que creía reconocer en sus ejemplos, soltándolos en voz alta alegremente. A fin de cuentas nadie le iba a oír.

Había conseguido convertirse en un fantasma dentro del pueblo. Un fantasma que sacaba dos cabezas a la mayoría de la gente, pálido como el mármol y con un tono rojo de pelo que nadie más compartía en toda la zona, pero los lugareños lo trataban como si se tratase de alguna forma de ruido de fondo o imagen residual. Aceptaban su dinero e inclinaban la cabeza sin mirar, parecían estar acostumbrados a la recua de estudiantes de todo el mundo que soltaban cada año en sus tierras pero no tenían mayor interés  en socializar con gaijin, un detalle por el que Baddi no se iba a quejar.

Lo que no sabía era cómo había ido a parar en aquella zona de la ciudad, mientras seguía repitiendo las fórmulas de cortesía y preguntas que sus cascos desgranaban ad nauseam. 

- Otaku wa dochira desu ka.- Pronunció confuso por lo que veía antes de apagar la reproducción de ejemplos. ¿En serio era aquello lo que creía que era? Vale, llevaba un rato caminando por una zona urbana próxima a la tipología de un polígono occidental, llena de talleres mecánicos, gasolineras, tiendas de muebles, concesionarios de vehículos y negocios similares, lo único que los diferenciaba de los que llevaba viendo toda su vida en su tierra natal eran los rótulos con kanjis multicolores y puede que los vehículos, aquí casi parecían de juguete, peor podría haberse imaginado el BMW de su padre saliendo del lavado automático que había a la vuelta de la esquina... Así que si... Era justo lo que creía, emplazado en el mejor lugar para tal tipo de templo occidental... Había dado con el diminuto McDonald's de Shiogama. Le entró la risa floja y se encaminó a aquella caja de cerillas, con intención de huir al menos durante una comida de la obligatoria consulta o explicación de qué se iba a meter entre pecho y espalda... 

Mientras comía un par de minúsculas hamburguesas acompañadas de una cajita de patatas fritas a juego,había sacado su libreta de apuntes de campo y se dedicaba a esbozar dibujos de la flora local usando fotos tomadas hacía días con su móvil, a nadie le iba a importar su falta de compromiso por no hacerse el interesante in situ.

En el programa aleatorio de sus cascos habías saltado un tema de Jóhann Jóhannsson extraido de un documental sobre la desaparición de la minería en el nordeste de Inglaterra en el siglo XX. Le encantaba el sentimiento opresivo de aquel tema...

¿Podría ser aquel el sitio más raro de Shiogama? No podía descartar que hubiese algún lugar más extraño, pero la presencia de aquel McDonalds allí en medio desafiaba por completo la idea de normalidad que se había ido construyendo desde que llegó al pueblo. No se trataba solo de que hubiese un McDonalds, sino de su absurdamente pequeño tamaño comparado con la explanada en que estaba. ¿Que esperaban? ¿Aparcar 20 autobuses allí? ¿Quienes iban a ser tan imbéciles de ir a comer allí con los manjares que podía encontrar en cualquier otro sitio?

Lyssa estaba cansada y decepcionada. No estaba disfrutando de aquella parte de la ciudad. Parecía que siguiese en Canadá, o aun peor que hubiese entrado en Estados Unidos. Iba camino a uno de los muelles de la ciudad. Había tratado de buscar un sitio por el que correr, pero había desistido al encontrarse aquellas aburridas y eternas calles abiertas al sol. Cuando se encontró aquello no pudo evitar empezar a reirse. Era justo lo que faltaba para rematar aquel esperpéntico barrio, un McDonalds.

Aquello le parecía tan fuera de lugar que no tuvo más remedio que quedarse observándolo. Caminó a su alrededor, y al final se sentó en el suelo a un puñado de metros delante de la puerta. Estaba tan fuera de lugar como ella. Con su altura, exagerada por las botas que llevaba, y su ropa negra, llamaba la atención sin necesidad de que nadie se fijase demasiado en sus nada asiáticos rasgos. Aquel McDonalds era un forastero, igual que ella. Rebuscó entre los bolsillos de la chaqueta hasta encontrar un pequeño cuaderno y unos lápices, que sujetó en la boca mientras echaba a un lado esa misma chaqueta, quedando vestida con una camiseta de tirantes que dejaba a la vista sus torneados brazos. Se puso unos aparatosos cascos que le ocupaban buena parte de la cabeza y comenzó a sonar una estruendosa música. Allí comenzó a dibujar, ignorando a los clientes que pudiesen entrar o salir del local. En realidad ignorando incluso el local. Mientras dibujaba sacudía la cabeza al ritmo de una música que podía oirse sin dificultad pese a que la estuviese escuchando en los auriculares. Apenas levantaba la vista, ya había visto todo lo que necesitaba ver.

Al aburrirse del lugar, ver las inclinaciones nerviosas de los dependientes por ocupar una mesa durante tanto tiempo sin consumir más y ver que sus esbozos no prosperaban, Baddi cerró su libreta algo molesto y se dispuso a volver al polígono que rodeaba a aquella caja de cerillas. La calle parecía blanca, metalizada, desde el interior ligeramente azulado del McDonald's. Daba la impresión de que el día se había nublado un poco, menos mal que al menos allí no solía hacer mucho bochorno.

Tras tomar todas sus cosas de encima de la mesa y distribuirlas cuidadosamente en su bolsa de mano, cruzó la puerta, entrecerrando los ojos durante medio segundo para  aclimatarse al cambio de intensidad exterior. Que el sol fuese gris no quería decir que fuese menos agresivo.

Y cuando el sonido del tráfico le golpeó en un silencio entre canciones su vista cayó sobre alguien sentado en la explanada frontal del local , una chica alta alta embutida en ropa negra, dibujando frenéticamente en su libreta, siguiendo  ritmo de una música que él podría reconocer desde lejos aún sin pedirle los cascos.

Por un momento pensó que el McDonald's era una suerte de portal dimensional y lo había escupido de vuelta en Inglaterra, en vez de en  Shiogama, pero no, aquella no era Matilda, y posiblemente nunca habría llegado a serlo por mucho que pudiese haber caído en una etapa de hard rock y atuendo semi gótico a juego.

Le sonaba de las reuniones comunes del grupo de intercambio, pero ahora mismo no podía precisar si era yanki o... Como fuera, pero creía recordar, de los papeleos de la beca y los pases de lista del profesorado que se llamaba Alisa, aún sin poder precisar cómo se deletreaba exactamente. En fin... La imagen posiblemente ganaría desde detrás de ella, enmarcándola de espaldas con el McDonalds's en frente, pero aún así algo le impulsó a sacar su móvil y hacerle una foto. Le gustaba la naturalidad con la que estaba allí sentada, sin importarle demasiado ser vista dibujando o molestar a posibles transeúntes. No trató de ser muy descarado sacando la foto a traición pero el recuerdo de Matilda y la aparición de aquel exótico cuervo en una composición que rozaba el blanco nuclear le habían alegrado el mediodía.

Realmente no había hecho ninguna amistad entre el resto de estudiantes y no creía que fuese a tener más éxito (tampoco había demasiadas ganas de cambiar aquello, la verdad) pero le gustaba pensar que era lo suficientemente educado como para no ningunear a un conocido y seguir perdiéndose en aquel polígono postizo, así que se aproximó lentamente, tratando de no abordarla interrumpiendo su rapto artístico...

Lyssa dibujaba moviendo la cabeza al ritmo de la música. El boceto que poco a poco tomaba forma en su cuaderno guardaba una lejana similitud con el escenario que tenía delante, más lejana a cada nuevo trazo. Lo que había allí no era una representación de aquel local, ni del lugar en que se encontraba. Era algo completamente diferente que su cabeza había dibujado al encontrarse aquella inspiración. Guardaba el sentido surrealista de encontrar algo donde no debía estar, combinado con un aire violento, presente también en la forma en que arrastraba el lapiz sobre el papel, y que parecía influenciado por la música. La composición seguía basada en un elemento central que no casaba con su entorno, pero dificilmente alguien podría llegar a intuir que estaba basado en un McDonalds.

Tan absorta estaba en lo que hacía que tardó en percatarse de la presencia de Baddi hasta tenerlo bastante cerca. Lo vio por el rabillo del ojo, y cuando giró la cabeza vio como sacaba el móvil para hacerle una foto. Apretó entonces los dientes mientras lo fulminaba con la mirada, y en un momento tiró el cuaderno y los auriculares al suelo, se levantó y se plantó delante de él hecha una furia.

-何ファックマン、私に私のクソスペースを与えて、ファックあなたは誰だと思いますか？- se quejó mientras se acercaba. No gritó, pero el tono dificilmente podía ser más agresivo. En cuanto llegó a su altura lo primero que hizo fue empujarle y señalarle a la cara, con la ayuda de las botas era casi tan alta como él - 私に一人で性交を任せなさい... - de pronto se quedó un momento confusa, como si estuviera recordando algo - Oh, joder... eres uno de los del intercambio... * ¿Que cojones estabas haciendo? - Bajo el brazo y apoyó la mano en la cintura mientras se mordía la lengua - ¿Sabes? Me importa una mierda, me has jodido el momento. Espero que estés contento... - se dio la vuelta y volvió al lugar donde había dejado todo en el suelo - Joder... - negó mientras se arrodillaba para recoger todo lo que había quedado tirado.

Si, estaba claro que aquella no era Matilda, ni por asomo, el block de dibujo y el color del cabello era lo único que tenían en común, y aparentemente la había cagado hasta el fondo... Siempre me costaba reaccionar en estas circunstancias, sabía que la otra persona estaba molesta por su reacción pero me costaba reconocer el motivo... Mi primer acto reflejo fue responder también en japonés, pensando que con ello tal vez increpase a su sentido del humor o al menos tendría medio segundo más para pensar en cómo continuar...

- ごめんなさい...- Debía de ser la primera vez que mis ínfimos estudios del idioma servían para algo más que para preguntar un precio, y tenía que ser con otra extranjera... Menos mal que el inglés se me daba bastante mejor... Jumf! - Yo, no sé qué ha pasado pero...- Ya me estaba liando... - Es sólo que al salir y verte me recordaste a otra persona y... - Traté de enseñarle la fotografía en el móvil, cómo el contrate entre sus ropas y su pose destacaban con el resto de la escena, de un blanco metalizado que casi daba sensación de filtro quemado. No acababa de entender su reacción, peor supongo que lo apropiado sería... - Si es por esto...- Mascullé - ... Puedo borrarla... Te lo puedo enseñar... - Creí que ya estaba hablando de más, sigh. A veces, en las circunstancias más comunes, me sentía como si me hubiesen plantado en mitad de una obra de teatro del absurdo, a sabiendas del público y el resto de los actores, pero nadie se había molestado en decírmelo. - Yo... Lo siento...- Debía sentirlo, peor no sabía exactamente el qué...

Así que me quedé extrañado, a cuatro metros de distancia, mostrando y señalando la pantalla del móvil como un pelele, preguntándome si sería así cómo se debía de sentir un fisgón al ser pillado in fraganti sacando fotos de las mujeres en top less en la playa, o algo así...

Lyssa le había dado la espalda mientras recogía sus cosas. Tenía toda la intención de irse y dejarle ahí. Suspiró al escucharlo balbucear y ofrecerse a borrar la foto. Estaba claro que no tenía mala intención, y que ella lo había acojonado un poco. Pensar eso hizo que sonriese un poco. Guardó el cuaderno en uno de los bolsillos interiores de su chaqueta y se la puso. Con ella puesta parecía que estuviese en una banda de Punk o Heavy metal. Se acercó a él y buscó una vaya o un pequeño muro en el que apoyarse.

-Vamos a ver, déjame ver la foto – le hizo un gesto con los brazos para que se acercase – Venga, traela... En realidad no iba a pegarte, al menos hasta que no dijeses algo que me cabrease más – esbozó un gesto de arrepentimiento, aquello era una especie de disculpa – No suelo pegarle a los tíos que apenas conozco hasta que sugieren que les haga una mamada, o que necesitan enseñarme la polla… ¿No es eso lo que tienes ahí, verdad? - parecía bromear, aunque también parecía que bromear quizá no fuese lo suyo.

Tomó el movil* y miró la foto. La observó en silencio, mirando fijamente. Hizo zoom a varias partes, y finalmente se lo devolvió.

-Bueno, no veo una polla por ningún lado, estás a salvo – continuaba con la misma broma, ahora parecía que sonreía – Quiero la foto. Envíamela – en ese momento le cogió la mano, sacó un bolígrafo del bolsillo de la chaqueta, y le escribió una dirección de email en el dorso – Siento haberte asustado ¿vale? - se disculpó otra vez, ahora más directamente - Pero fue gracioso ¿eh? y no deberías hacerle fotos a mujeres a escondidas, da mal rollo. Te estabas buscando problemas… - aunque sin dejar de echarle la culpa a él de todo lo que había pasado.

Parecía que finalmente la cosa no había salido tan mal ¡Sigh! Peor tenía parte de razón, eso de andar sacando fotos a escondidas no estaba bien, por lo menos no cuando te pudiesen ver. Los cascos de Baddi, apoyados en su cuello seguían reproduciendo algún tema que no podía reconocer sin ponérselos, así que se arriesgó a apagar el reproductor, por si realmente aquello podía continuar en una conversación. Si llegaba a cruzar más de tres frases con ella tal vez se arriesgase a preguntarle qué escuchaba para concentrarse tanto en el dibujo...

- Yo, eh... Soy Baddi... Hemos coincidido en algunas de las reuniones de grupo de la beca pero creo que nunca habíamos hablado. Estudiante de forestales. Puede que por eso no hayamos coincidido en alguna otra ocasión, no sé si os dan clases especiales a los que cursáis otros estudios, la verdad es que a mí me tiene bastante abandonado. Ya estaba hasta el gorro de pasear sólo por los parques y zonas verdes de la ciudad... Yo, emmmm, también dibujo, pero lo justo que me exigen para las fichas de estudios de campo. No tengo suficiente imaginación como para inventarme nada, o no tengo talento como para dibujarlo, pero tengo una amiga comelápices en Londres, ella si que sabe darle...- Se lanzó el pelirrojo.

Se notaba que llevaba tiempo sin hablar con nadie y necesitaba desoxidarse un poco...

- Realmente mi intención era ir a la zona portuaria pero supongo que la arcada dorada...- Comentó indicando con el mentón en la dirección del MCDonalds.-... es un imán para todos los extranjeros que andamos perdidos.- Trató de sonreír, a medio camino entre la timidez y el completo desconocimiento de qué músculos faciales debía mover para ello. - Es una putada que la beca empezase tan tarde, tengo entendido que a principios de verano hacen un desfile de barcos decorados que debe de ser todo un alucine.

Una vez recuperado su móvil, echó un vistazo rápido a sus marcadores de Google Maps, dándose cuenta de que había errado la dirección por completo, el puerto estaba a 45 minutos caminando en la dirección opuesta. Bueno, había hablado con una curiosa muchacha muy atractiva e incluso había conseguido su número de teléfono, puede que por lo menos tuviese con quien compartir memes o coñas sobre el viaje durante lo que quedase de beca, no iba a desechar la oportunidad de poder hablar en inglés de vez en cuando, más cuando ya había descubierto que no era el fuerte de la fauna local y estos parecían querer huir cada vez que intentaba hablarles en japonés, como si por algún motivo les diese vergüenza que un extranjero pudiese entenderles...

- Tengo el día tonto. ¿Es tan arriesgado como sacarte fotos a escondidas el preguntar en qué dirección vas?- Casi lamentó la pregunta tan pronto como salió de sus labios, peor al mismo tiempo pretendía parecer de lo más normal... Si e coincidía de camino no le importaría seguir charlando un poco, a no ser que ella también quisiese echar a correr, como los pueblerinos locales...

-¿Comelapices? ¡Un respeto, joder! – le dio un golpe en el pecho, no tan fuerte como para hacerle daño pero si para que fuese molesto. ¿Qué mierda de comentario era ese? Se le quedó mirando con cierta incredulidad – Joder…  Para la próxima vez al menos sea un mote más imaginativo… si me voy a sentir insultada al menos espero que sea ingenioso. 

Pese al golpe, no parecía que estuviese en realidad molesta. No había sido demasiado fuerte, y el tono parecía más de incredulidad que de enfado. 

-Me gusta esto como está el pueblo ahora. Un desfile significa demasiada gente. Siempre se reune demasiada gente - negó con la cabeza minetras miraba algo extrañada a su sonrisa - Este lugar es precioso, pero ya le sobran unas cuantas personas. 

Sacó entonces su smartphone del bolsillo y se puso a buscar algo en google maps. Movía los dedos deprisa, haciendo zoom en zonas circundantes. 

-Voy a buscar algo de comer, pero no tengo interés en entrar en este antro - señaló con la cabeza el McDonalds - Puedes acompañarme... o no, como quieras - se encogió de hombros  - Tu no te olvides de mandarme esas fotos.

A Baddi le gustó aquello de 'Este lugar es precioso, pero ya le sobran unas cuantas personas'. Eran justo las palabras que llevaba una semana buscando para emplear a modo de mantra mañanero.

Por un momento dejó volar su más bien limitada imaginación, fantaseando con que había habido algún tipo de gran desastre durante la noche y se despertaba en una Shiogama desierta. Decidía irse a vivir al parque del centro de la ciudad, empleando su edificio administrativo central a modo de vivienda y pasaba su vida atendiendo a poco más que el ciclo de vida de las plantas y los insectos, preocupándose sólo de tener suficiente acopio de noodles para microondas.

De repente alguien aparecía en la curva que daba al edificio, Alyssa era la otra única superviviente, pero su cabreo por no haberle mandado las fotos presagiaba una tormenta de collejas.

Baddi sonrió, está claro que el crío descerebrado que una vez fue seguía ahí dentro.

- Si te gusta la carne, vi de camino el Yakiniku-mi ichiban... Que, si no me equivoco demasiado, viene a prometer tener la Carne a La Brasa más Sabrosa.- Bromeó Baddi, al que le hacía gracia que tantos y tantos negocios dle lugar tuviesen nombres descriptivos o promesas impsoibles, peor no nombres propios o más evocadores. - Claro que si eres vegana, mal vamos... ¿Te importa que te acompañe? Aquí no servían ninguna bebida caliente. - Consultó a su nueva... A la nueva... Compañera. (¡umf!)- Puedo enseñarte mis dibujitos de plantas para que tengas un subidón de autoestima.- Se apartó el flequillo de los ojos, mostrando una porción de frente aún más pálida que el resto de su ya de por si marmórea superficie.

Si conseguía acompañarla, trataría de narrarle la fantasía que acabab de tener, pero sin comentar que ella era la que salía. Diría que la otra supervivinete era Matilda, la comelápices. Así tal vez tendría más motivos para hablar de ella, tratando de buscar algún tema en común por el lado de la creatividad.