Partida Rol por web

Kasuga era un pueblo extraño, visto desde el autocar, casi parecía mas una antigua postal que algo realmente real. Los paneles de madera posicionados a los lados del camino, creando unos inservibles quitamiedos, los tendidos eléctricos con sus cableados que pasaban de una calle a otra, las aceras de piedra, las casas aun bajas y enclenques. ¿Soportarían una riada? Muchas aun estaban construidas en piedra y madera, solo algunas mas nuevas parecían tener hormigón. 

No tendría mas de mil habitantes, y seríamos generosos. La entrada al templo estaba bien marcada, pero más allá de aquello, no había señales entre las calles. Había dejado de llover no hacía demasiado, dando un descanso a todos pero el olor a ganado se había intensificado lo suficiente como para resultar desagradable si alguien era muy quisquilloso o no estaba para nada acostumbrado. 

Alizee y Sanghyun se bajaron del autobús que llegaba desde Shiogama. Alexei, un chico de aspecto para nada japonés, que seguía esperando, les miró de soslayo y negó mientras se subía con sus maletas a cuesta. 

Delante, estaba el nutrido grupo compuesto por Freedom, Niu y Viktor que no sabían porque estaban allí junto con el profesor. De hecho, acababan de aparcar en una calle lateral con el mamotreto de vehículo y seguramente pensarían que iban a la tienda que había mencionado Tuan, dos calles mas hacia arriba, en el centro del pueblo. 

Hola!- Os saludó con un japonés muy limpio. Se acercó con una sonrisa, no sin antes estirar un poco la chaqueta de color canela que llevaba, para quitarle cualquier posible arruga. Ambos lo conocíais, al menos de vista y oída. 

Ya pensaba que se os había comido un pozo- Extendió la mano primero a Hoo, luego a Delacour- estos son vuestros compañeros, bueno no todos- se giró un poco para poder mirar directamente a los otros chicos con cara de perdidos.- otros se han quedado en casa arreglando espero que el baño- Os hizo un gesto a los demás para que os acercaseis. Se os notaba a la legua. Las tres mujeres que se habían bajado del autobús no os perdían ojo mientras se alejaban por una calle.  

Empezó por las mujeres- Freedom Koha- esperó unos valiosos segundos antes de continuar, para los procedimientos adecuados- Niu Xu- se colocó a su lado, un poco por detrás- Y Viktor Lebedev- una mano en el hombro del chico, gesto paternal donde los haya.

Me acerco a saludar a nuestros dos nuevos compañeros. Tanto gusto, unas manos extras siempre son bien recibidas.

Miro a la chica y niego un poco. Tienes manos de pianista, ¿te has pensado bien lo de ayudar? Porque habrá trabajo, y duro, se te pueden dañar.

La chica ugandesa disfrutó del pequeño paseo más de lo que había pensado que haría. El poco tiempo que habían pasado dentro de la casa que sería su hogar las próximas semanas le había dejado una incómoda sensación, entre la claustrofobia de sus extraños pasillos desnivelados, y la serie de detalles pequeños que sin embargo parecían extraños. Luego lo del accidente con Ryoga, y la discusión entre los chicos... En fin, que salir de allí le ayudaria a relajarse un poco y tratar de ver de nuevo todo con actitud positiva.

Le extrañó que en vez de detenerse frente a una tienda lo hicieran cerca de la parada de buses, y se removió un poco incómoda al ver desde su asiento. ¿El profesor quería que se despidieran de Alexei o algo similar? Pero resultó ser que el grupo estaría conformado por dos integrantes más. Reconoció a uno de ellos, Sanghyun Hoo. Habían coincidido en algunas clases aunque no habían intercambiado palabras.

-Es un placer.- Dijo cuando el profesor Tuan la presentó. Cuando Viktor se dirigió a la chica francesa, Freedom sintió las mejillas enrojecer un poco por aquellas palabras dichas por su compañero. -Lo que Viktor quiere decir es que seguramente encontraremos alguna actividad que no compormeta tus manos, despues de todo son tus herramientas más importantes.- Dijo sonriendo.

Miro a Freedom y luego a la chica. ¡Claro, eres músico! ¿Ves?, manos de pianista.

Me quedo pensando un rato, repasando todo lo que hay que hacer y afirmo. Sí, ahora que lo pienso veo bastantes cosas que puedes hacer sin arriesgar tus bonitas manos. Lo dice como la cosa más normal, sin recochineo ni nada similar.

El viaje al menos había resultado gratificante, una buena charla y la impresión hacia el chico, fue cuanto menos grata de mi parte. Una vez bajo del bus, observo a los presentes y saludo con una pequeña reverencia al Profesor que nos recibe. Cómo es habitual en mi, mantengo esa sonrisa que parece perpetua en el rostro mientras asiento a medida que se van presentando cada uno. Claramente soy bastante pequeña de contextura física, pero amigable, al menos esa sensación se refleja sola. 

- Gracias, un placer. - apenas alcanzo a decir mientras escucho al chico que habla sobre mis manos. Me resulta bastante observador, no cualquiera es capaz de ver ese detalle, considerando que mis manos tienen dedos largos y finos, ya poco a poco se van torciendo siendo un defecto que a la larga todos los pianistas tenemos como patrón común. - Descuida, puedo ayudar igual. - respondo sonriendo y escucho a la morena, la cual le sonrió también. - Si, soy músico y bailarina. Pero no tengo inconveniente de ofrecer mi ayuda, no soy de cristal. - bromeo ya un poco, es que no tengo dramas de verdad. 

- Algo encontraremos, siempre dos manos más sirven. - agrego divertida. Al menos son majos, educados y respetuosos, algo que para mí, es muy bueno. Eso sí, se nota a la legua que soy francesa, el acento rápidamente se escapa cuando hablo y es inevitable. 

Niū no pudo evitar pensar que se sentía mejor fuera de aquella casa. Dentro se había sentido como sola y oprimida, y a falta de un motivo mejor, lo achacó al desorden, la suciedad y todo lo que aún quedaba por delante para hacer. No obstante era optimista y daba por sentado que en cuanto se pusiese un poco de órden en la casa, y al menos adecentasen cocina y baño, se sentiría mucho mejor en ella.

Se soltó el pelo que se había recogido para limpiar un poco la habitación y se dispuso a disfrutar de la salida.
Observó desde el interior del coche las tranquilas calles de aquel pequeño pueblo. A sus ojos, aquel lugar tenía muchísimo encanto y le parecía muy bonito. Le daba también un poquito de añoranza de su familia, pues en cierta manera le recordaba a la pequeña aldea de sus abuelos. La única pega que podría ponerle sería que hubiese preferido recorrer aquellas calles a pie, para poder oler y disfrutar del lugar más plenamente... pero dado el número de personas que eran iban a tener que hacer muchas compras, así que les iría bien poder llevarlas en coche. Además, a lo tonto se había hecho tardísimo, así que todo ahorro de tiempo sería bueno.

Miró de reojo a Alexei, que estaba en silencio junto al profesor. Era una pena que al final decidiese marcharse... imaginó que sin duda el que su compañero hubiese tenido que ser llevado al hospital tras el accidente había ayudado a que el ruso explotase y prefiriese ir a otro lugar. Era su decisión y ella no le iba a llevar la contraria a lo que él sintiese, pero estaba segura de que él podría haber llegado a estar bien con el grupo si les hubiese dado una oportunidad.

Tuan-sensei aparcó el vehículo en una pequeña calle cercana a la parada del autobús y el grupo bajó para acompañar a Alexei. Al ver llegar el bus se despidieron y Alexei subió a él, mientras por la otra puerta bajaban otras personas, dos de los cuales llevaban equipaje y, solo por el aspecto, Niū adivinó que eran otros alumnos que como ellos se habían apuntado a aquella aventura. ¡Qué locura de idas y venidas estaba siendo aquel día! ¿Cuántos terminarían siendo? ¿Habían llegado ya todos?
De reojo notó como el otro grupo de personas que había bajado del bus les dirigía miradas, lo que hizo que sonriese, sin duda debían ser un espectáculo en un pueblo como ése. Ella aún se camuflaría, pero los occidentales, y especialmente su compañera ugandesa debían ser casi una atracción para el lugar.

Cuando el profesor les presentó, Niū se giró de nuevo hacia los recién llegados y les observó con más detenimiento.
Ella era monísima. Quizá un poquito más bajita que ella, o de su misma altura. Y con su aspecto delicado, afable y sonriente, Niū sintió el impulso de acercarse a achucharla.
Él por otro lado portaba un aspecto más sobrio. Era guapo, con cara expresiva y de aspecto calmado, y quizá por su seriedad, daban ganas de pellizcarle las mejillas.

El primero en hablar fue Viktor, el cual soltó un comentario sobre las manos de la recién llegada que hizo que Niū le mirase de reojo con suspicacia. La como siempre amabilísima Freedom no tardó en suavizar el mensaje de éste. La respuesta de Viktor hizo notar a Niū que él simplemente estaba verdaderamente preocupado por las manos de la muchacha, y que había hablado con la mejor de sus intenciones.
Aquello le hizo sonreir, parecía que Viktor tenía un arte para elegir formas de expresarse que podían llevar a malos entendidos pero era un tipo majo y observador.

Por otro lado... ¿Qué tenían de especial las manos de aquella chica? Vale, eran unas manos bonitas. Pero la suyas también, ¿no? ¿Por qué nadie se había preocupado por sus manos antes? Niū sintió la tentación de mirarse sus manos, pero se contuvo mientras se las acariciaba distraídamente.

La recién llegada, sin embargo, no pareció darle importancia, y de hecho confirmó que era música. Y bailarina además. Niū miró sus manos por décima vez en unos pocos segundos, ¿habían adivinado eso por sus manos? ¿o ya la habían visto antes en la universidad? Ella no veía nada de eso, pero bueno, estaría bien igualmente...

Se adelantó y alargó la mano a la joven. Había notado su acento francés, pero había muchos países en los que se hablaba aquella lengua, así que no quería dar nada por sentado saludándola con besos en la mejilla ni nada de eso.

-Encantada... -la saludó en ingles con acento chino y una sonrisa amable. Hizo una pausa larga para que ésta diese su nombre. Luego repitió el saludo con el chico, aunque a este le hizo una reverencia en lugar de tenderle la mano- ¡Es un placer conoceros! -dijo luego, mirando a ambos de nuevo- Pues no me irían mal un par de manos más en la cocina... no sé si mi hermano y yo podremos ocuparnos de todo, somos muchos y se nos ha hecho un poco tarde... -comentó a la joven, mirándola amistosamente.

Luego observó las maletas.

-¿Os podemos ayudar a cargarlas en el coche? -preguntó, señalando en dirección a dónde habían aparcado.

Tras conversar tan animadamente, no me di cuenta de que había olvidado decir mi nombre, así que tras escucha a la joven asiática decido al menos mencionar como me llamo. - Disculpen, olvidé presentarme. Soy Alizee Delacour, estudiante en el Conservatorio de Música. - digo en un tono amable, todos me parecen muy majos y en verdad siento que quizás pueda llevarme muy bien. 

- Genial, si me enseñas aprendo rápido. - le respondo a Niu sonriendo. - Ehm, no te preocupes, puedo con ello. - comento al encoger mis hombros, es que no son pesadas las maletas, así que no habría problema en cargarlas. 

La conversación en el bus había sido bastante agradable, habido cuenta de que como siempre mis modales habían sido algo secos. No es que lo haga aposta, realmente. Simplemente, cuando no me pongo mi máscara de "cordialidad", tiendo a ser así. Dicen que lo he heredado de mi padre. Y desde luego, si lo que recuerdo de él durante mi infancia- las largas conversaciones en coreano por teléfono, el gesto crispado y el ceño pensativo después es un indicativo... sí. Debe de ser verdad.

La chica, empero- Alizee, me recuerdo de nuevo- parecía estar esforzándose realmente en ser amigable, y ciertamente tenía pasión por lo que hacía. Era un rasgo de los occidentales que seguía viendo con curiosidad y cierta envidia no exenta de recelo. La idea de que sean tus deseos, y no tu deber, lo que encienda el fuego de lo que haces. Al menos en su caso, y en los de la mayoría de coreanos que conocía, era así. La inmensa mayoría del país se declaraba no creyente, pero el confucionismo tenía las garras clavadas en la mentalidad popular y no era fácil soltarlas.

En estas, llegamos a Kasuga. Mientras estoy recogiendo la maleta, abrigo y todo lo demás, noto como el móvil vibra. Qué raro. Nadie debería llamarme aquí- todos los profsores y mis amistades saben que estoy perdido en el campo.

Les recuerdo a los siguientes alumnos que deben entregar sus ensayos legales sobre procesado de entidades crediticias extracontinentales antes del domingo a las 19:00. Era el grupo de Whatsapp de una de sus clases, que también usaba su profesor para dar avisos. Cuando veo la lista de nombres, me tengo que tragar un taco. O más bien una ristra de ellos. ¿Cómo es posible que NO se haya enterado aún que envié ese trabajo a su cuenta de la universidad anteayer?

Tras un intercambio de mensajes altamente frustrante y físicamente complicado por el hecho de que intentar escribir mientras llevo maletas en las manos roza los límites de mis no muy espectaculares capacidades físicas y que no debería permitirse el acceso a la tecnología a gente que aún estudiaba con enciclopedias, finalmente cierro el móvil con más paz mental y cabreo a la vez del que traía, pensando en si se me ha olvidado mencionar algo. ¿Tenía algo más pendiente? Espera, el trabajo de tratados de cooperación internacional era para finales de mes, pero esa asignatura había optado por el modelo de examen, largo... ¿no?. Mierda, no me acuerdo. Este sitio no es que inspire mucho a pensar en leyes, la verdad.

El pensar en el lugar me devulve a la realidad. A juzgar por dónde están todos y cómo habla la gente, o de qué, debo de haberme quedado aquí plantado como un imbécil un rato largo. Azorado, recojo las cosas y me aproximo al grupo lo más rápido que puedo, esperando una pausa en la conversación para meterme.

Perdonad mis formas- digo- unos problemas académicos de última hora, pero ya está solucionado. ¿Supongo que vosotros so¡s los compañeros que han llegado antes? Yo soy Sanghyun Hoo, de Derecho, ecantado. Y una vez más, perdón por el desplante.

Sin darme cuenta he rematado las palabras con una reverencia, aunque por lo que veo solo hay otro asíatico- otra- en el grupo. Para añadirle injuria al insulto, con el pasmo mental, la reverencia que me sale es la coreana, con lo cual incluso si están habituados a las reverencias locales, es menos probable que tengan familiaridad con ésta.  

Decididamente, espero que el aire campestre sea bueno para la mente, porque menuda llevo encima...

Freedom sonrió ampliamente a la chica francesa, su acento era curioso y agradable al oído. -Bueno, ahorita necesitaremos esas manos extras, que haremos compras ¡y somos muchos!- Dijo con gran animación. Se dirigió entonces al joven coreano. -Un placer Sanghyun, soy Freedom Koha. Estudio Ciencias Políticas.- Lo último lo dijo a ambos, antes de volver su atención al recién llegado. -Te he visto antes, algunas materias de mi carrera coinciden con materias de Derecho.- Aclaró divertida.

-Aún quedan otros chicos, ellos están intentando adecentar la casa, aunque nos tomará bastante tiempo. ¿Tienen alguna alergia, problemas respiratorios, asma? Lo de las alergias sobretodo es importante para las comidas.-

Sonrío al recién llegado. Te conozco, aunque creo que no habíamos hablado nunca. Soy Viktor Levedeb, y también estudio Ciencias Políticas digo para ambos.

Miro a Freedom y afirmo. Vamos, no tenemos mucho tiempo y no queremos que se haga de noche.

Niū asintió decididamente a las palabras joven francesa.

-En ese caso, trato hecho, yo te enseño Alizee. Cualquier cosa que puedas hacer será de ayuda. -afirmó.

El otro joven que había estado ausente hasta el momento, pareció volver con el grupo al fin. Se presentó y se disculpó mientras guardaba el móvil. Algo en los nervios de él despertó una sonrisa en Niū. No le prestó atención a la reverencia, pues el nombre ya le decía que él debía ser extranjero.

-No te preocupes Hoo-san. Lo primero es lo primero. -le dijo, quitándole importancia a lo ocurrido- Yo soy Niū Xǔ, -como todo el mundo utilizaba el órden occidental, no vio motivo para cambiarlo en ese momento- encantada de conocerte.

Freedom se presentó y aprovechó para hacer algunas de las preguntas de rigor. Y Viktor hizo lo propio... y Niū conectó por primera vez que tenían a dos aprendices a políticos en la casa. ¡Qué casualidad! O no... seguramente se debían conocer de clases... luego les preguntaría, por ahora ella también tenía prisa por poder comprar y comenzar a preparar la comida.

-Ahora mientras vamos hacia el coche si os parece bien intercambiamos los Whatsapp y así os agrego al grupo. -propuso mientras sacaba el móvil de su bolso y se colocaba en postura de comenzar a caminar.

Bueno. Por suerte parece ser que nadie se ha tomado a mal mi momento de "excesiva introspección". Se hacen presentaciones, en general de forma bastante abierta. La gente tiene esa cordialidad que tiende a surgir al tener una etiqueta menos sofocante- es algo que ves mucho en los estudiantes de intercambio, así que intento responder sin ser excesivamente formal.

Ah, sí. Tu cara me era familiar- respondo a Freedom- pero no sabía ubicar de qué, exactamente. Si estudiais Ciencias Políticas tiene sentido que os haya visto- prosigo, esta vey incluyendo a... Viktor con una mirada. De este en realidad tengo un recuerdo más vago, por no decir inexistente. Probablemente también lo tendría de Freedom, de no ser porque su color de piel es bastante poco común. Han pasado muchos años desde que Japón o Corea eran "reinos ermitaños" cerrados en si mismos- si descontamos a los desquiciados de los Kim y su país que parece más un club de fans- pero aún es bastante inusual ver otras etnias que no sean los nativos de la zona o los caucásicos. En Mercantil tenemos un montón de temas relacionados con el derecho internacional.

"La mayoría de los cuales son para pegarse un tiro si tienes que tramitar el papeleo tu mismo"- añado para mi. Creo que cuando me licencie, pondré una discreta distancia entre mi y todo lo que no huela a leyes locales. La pregunta sobre alergias me saca de mis sombrías disertaciones sobre la falta de empatía supranacional.

Que yo sepa, no... lo único que tiende a darme problemas respiratorios es el ejercicio. Por desgracia, mi genética es bastante mejorable cuando se trata del físico. Por supuesto, trabajaré como todos: se perfectamente que no estamos de vacaciones. Vosotros conocéis la zona, así que os sigo.

En respuesta a la pregunta indirecta de Niu, abro mi móvil por la página de mis contactos donde guardo mi propio número, y se lo enseño para que pueda anotarlo con calma.

La eterna olvidada, o simplemente la chica que prefiere estar al margen, aunque presente, visible, aunque no en primera fila. Ella había asentido a las presentaciones, y creíais que incluso se había presentado, pero ahora mismo no os habíais quedado con él. Sonrió a Niu, y se colocó la última de la larga fila que empezaba a andar hacia la tienda. 

El encabezaba la marcha, y se le notaba muy agradecido por los dos nuevos reclutas- Vuestros compañeros os pueden poner al día del lugar, es un poco viejo me temo, algunas zonas no están accesibles hasta que no se apuntalen o se arreglen las de alrededor, pero tiene un encanto único. Creo que seremos muy felices allí- Asintió. 

Para hoy tienen que estar limpios al menos los baños, una de las cocinas y las habitaciones aunque sea lo suficiente para dormir. Hay mucho polvo, humedad y un poco de suciedad, aparte de un jardín salvaje, por favor, tened cuidado cuando vayáis por allí, como no está podado, será fácil que las culebras o serpientes os puedan atacar, y no queremos que nadie salga herido.- Giró la calle hacia la derecha, dando a otra mas estrecha, cuyas aceras apenas eran de un metro de ancho- y si encontráis algo extraño, estamos dos profesores en la casa, avisadnos. 

La joven se sorprendió de ver a Haruka allí, ¿había ido con ellos en el coche? Pero... ¿se había presentado?

-Sasaki-san... me has sorprendido. -le dijo con sinceridad- Pensaba que estabas... -fue a señalar al otro lado del grupo, pero se contuvo, tampoco tenía tanta importancia- Lo siento, estaba concentrada con los nuevos. -agregó, devolviéndole la sonrisa- Me alegra que estés con nosotros, estoy segura de que tú sabrás elegir el buen producto local. ¿me enseñarás? -le comentó amistosamente, comenzando a caminar con el grupo.

Sanghyun le mostró su número y entonces Niū miró su pantalla del móvil y frunció el ceño al ver los iconos de las apps.

-He dicho Whatsapp, pero quise decir LINE. -explicó mientras se encendían las mejillas, más nerviosa de lo normal ante una tontería de error- Bueno... es que se parece hasta el icono... -agregó en voz baja, casi disculpándose.

Miró la pantalla de Sanghyun y le agregó al grupo cuando llegó un mensaje. Era de Baddi.

-Oh, Baddi comenta que nos faltarán mascarillas y productos de limpieza. -dijo mirando el mensaje. Luego respondió al mensaje, mientras caminaba con el grupo.

Escuchó las palabras del profesor y le miró. Cuando éste acabó asintió y pronunció sus impresiones de la casa.

-Es cierto, el lugar está muy sucio y destartalado... pero tiene su encanto y se respira historia. Estoy segura de que cuando lo tengamos algo más arreglado estará muy bonito. -añadió ella con una sonrisa- Sin embargo, me preocupa que algunos de los trabajos más especializados no seamos capaces de llevarlos a cabo... quizá fontanería, electricidad y semejantes... ¿hay algo pensado al respecto, Tuan-sensei? -le preguntó, mientras se le oscurecía la mirada ante la mención de heridos- Ahora que comenta sobre alumnos heridos... ¿Sabemos algo ya de cómo se encuentra Ryota?

Siguieron caminando y Niū buscó a Haruka con la mirada, no quería volver a perderla de vista, pues le hacía sentir que la estaba ignorando aún cuando no era su intención.

La vio al final del grupo, a distancia. Pensó que debía ser muy tímida y siempre se estaba manteniendo al margen, por lo que no era de extrañar que luego se olvidasen de ella... Niū se sintió mal por ella, debía sentirse muy sola...

Le hizo gestos para que se acercase.

-Ven con el grupo Sasuka-san. -la animó mientras le sonreía- ¿Habías estado antes en un pueblecito tan encantador como éste? -le preguntó, instándola a interactuar con el resto.

Leo el mensaje y afirmo, para uego mirar al resto. Escucho lo que dice Niu, pensativo.

Igual sería buen momento para buscar vedel; alguien capaz de arreglar casi cualquier cosa.

Alguien así podría mantener la casa una vez terminemos de limpiar.

Estando a gusto con quiénes se encuentran allí, asiento conforme a medida que hablan de las tareas y como organizarnos. Incluso ante la mención del LINE recuerdo que yo también tengo, así que saco mi móvil y les paso mi número a todos para que me agenden. - Así estamos conectados por cualquier cosa. - comento y sonrió a Freedom por su comentario de que necesitan manos para colaborar. Pues están las mías, y me agrada ayudar. 

No obstante mi compañero el que conocí en el bus se presenta y todo, me cae bien, incluso lo observo tan natural al hablar con los demás. - No me importa hacerme cargo del baño, o de cualquier tarea de limpieza. La verdad es que en estas circunstancias hay que hacer lo que toca. - digo a modo de comentario, es que dentro de todo soy una chica muy sencilla y esas cosas no me molestan. Además es trabajo en equipo. 

Luego preguntan sobre alguien, pero no tengo idea de quién es, así que me mantengo en silencio para entender de que va todo. Estoy un poco fuera de sintonía con los hechos y el grupo en si, pero me costará poco ponerme a tono.

La piel oscura de Freedom se tornó aún más oscura al darse cuenta que había olvidado la presencia de Sasaki. Había estado convencida que la joven japonesa se había quedado en la habitación que compartían juntas, y aquello la hizo sentirse horrible. Por suerte Niu también se había dado cuenta y enseguida había tratado de unir a la chica a la conversación con todos.

Comenzó a avanzar con el resto, manteniéndose cerca de los nuevos. Sonrió a Sanghyun. -La verdad es nuestra primera vez en el pueblo; llegamos directamente a la casa hace unas horas, así que excepto por Tuan-sensei ninguno sabe exactamente hacia donde vamos.- Admitió, riendo un poco apenada. Luego escuchó a las palabras de Alizee y se apresuró a intervenir. -Oh no, lo de los baños no es tan sencillo como te imaginas.- Se apresuró a advertirla entre risas. -El sitio está bastante mal en esa parte, creo que algunos cuantos pegaran un grito de susto en la noche cada vez que tenga que ir al baño.- Dijo, estremeciéndose graciosamente por la idea. -De todas formas, tendremos que ver donde se acomodan. Quizás sea preferible que al menos por hoy se queden en las habitaciones que ya están ocupadas porque están un poco más limpias. Viktor, Sanghyun podría quedarse contigo, y Alizee puede quedarse con Haruka-chan y conmigo. Ya si luego quieren cambiarse de habitación mientras las vayamos arreglando, no habría problema. ¿Qué opinan?- 

No cabe duda alguna de que la insistencia de Niu en primer lugar alegró a la chica, que se acercó al grupo, para ponerse a su lado, con una gran sonrisa. Realmente parecía genuinamente feliz.- Por supuesto, aunque no se si tendrán demasiados productos

 Alzó la cabeza hacia Tuan- Profesor, ¿cree que podríamos comprar hortalizas de los caminos? ¿Sería seguro comprarla a los agricultores privados? Suelen ser de buena calidad  y mas barato pero, no sabemos si han sido tratados adecuadamente- le explicó a los demás. 

Asintió a las palabras de Freedom- por supuesto, mejor tres que dos, sobretodo para ir por esa casa oscura....con tantos ruidos- se encogió ligeramente- no me gustaría tener que ir sola de noche al baño- tuvo un escalofrio, que le puso la piel de gallina

Bajo la voz, para que el profesor no la escuchara- ¿Os imagináis que esté encantado?