Partida Rol por web

La Compañía Negra: El Dios del Dolor.

Pelotón de Campamenteros.

Cargando editor
07/03/2013, 18:37
El Cráneo de Plata.

PELOTON DE CAMPAMENTEROS:

- Escena de la zona de acampada de los Campamenteros.

- Esta escena podría tener un tiempo distinto al del resto de escenas cuando ello sea necesario o recomendable.

Cargando editor
25/03/2013, 17:25
La Compañía Negra.

Notas de juego

// Entra en escena: Lengua Negra.

Cargando editor
26/03/2013, 20:46
El Cráneo de Plata.

UNA HORA ANTES DE LA CENA:

- Todos los Campamenteros se reúnen alrededor del fuego de la zona de acampada de los Campamenteros.

- Algunos están malheridos y son tumbados por Plumilla sobre esteras y tapados con mantas para que estén confortables mientras escuchan la reunión.

Notas de juego

// Entran en escena: Todos los Campamenteros.

Cargando editor
26/03/2013, 21:17
Manta.

—Me alegro de oírlo, Lejana —repuso Manta—. Espero que esta vez podamos sobrevivir todos.

Combate... es difícil pensar en algo más, ¿verdad? Manta se despidió de la exploradora y regresó a la zona asignada a los campamenteros. Sus compañeros, los pocos que aún eran capaces de moverse libremente, estaban reunidos alrededor del fuego, y la tienda de los heridos estaba abierta. Plumilla, junto con los hostigadores Ojopocho y Sicofante ayudaban a los más graves a salir de allí, y los conducían hasta los demás.

Manta llegó hasta la tienda y prestó sus hombros para ayudar a los campamenteros que todavía no habían salido, y no eran capaces de hacerlo por su propio pie.

—¿Qué me he perdido? —preguntó, sin mirar a ninguno de ellos en particular—. ¿Hay una reunión? Estaba lavándome por allí y no he oído nada.

Cargando editor
26/03/2013, 22:24
Piojillo.

Espera y verás, Manta. No falta mucho.

Dijo Piojillo. Se había acomodado alrededor del fuego de igual forma que el resto de los Campamenteros y alimentaba las llamas con algunos troncos gruesos.

Cargando editor
26/03/2013, 22:45
NOCHE ROJA.

- El fuego del campamento de los Campamenteros resulta cálido y reconfortante. Esta es una noche primaveral no especialmente fría y se está relativamente bien a la intemperie, especialmente cerca de la fogata.

Cargando editor
27/03/2013, 16:18
Keropis.

Keropis apareció de las zonas alejadas del campamento. Parecía haber estado paseando o, más bien, vagando por todo el campamento y sus afueras.

Cuando llegó al punto de reunión no dijo nada ni hizo ningún gesto o saludo. Solo contemplaba quienes de sus compañeros de pelotón podían seguir combatiendo con normalidad, pero no parecía que fueran muchos. Veía como Plumilla ayudaba a acomodar a algunos y no pudo evitar negar con la cabeza. Parecía que la habían asignado de forma obligatoria el cuidado de los demás.

Pobrecilla.

Sin hacer mucho, buscó un sitio cercano a la reunión pero separado de los demás. 

Cargando editor
27/03/2013, 16:24
[RIP] Michou.

Una vez había acabado de preparar su lugar de descanso, Michou se dirigió a la fogata en la que se había reunido un grupo de lo mas variopinto. Busco una zona cercana al fuego, la noche iba a ser agradable sin duda, al menos en lo que tiempo se refiere, echó un vistazo general al campamento, todo era como de costumbre aunque, había llegado en el mismo momento que el ermitaño y este parecía molesto por algo, al menos no de acuerdo con esa negación de cabeza. Decidió acomodarse un poco y calentarse con el fuego.

Cargando editor
27/03/2013, 16:37
Plumilla.

Plumilla había ayudado a llegar a los heridos, que se sentarían más cerca del fuego y, cuando ella terminó se alejó varios pasos de lo que sería el centro de la reunión, quedándose de las más alejadas, entrelazando las manos sobre el vientre a la espera de que la reunión comenzara.
Keropis no se encontraba muy lejos, aunque su actitud separatista no había cambiado en nada. Luegó miró los rostros de los que acudían a la reunión. Faltaban más caras de las que ella habría querido y negó con la cabeza, lamentando las pérdidas de sus compañeros.

Cargando editor
27/03/2013, 18:23
Asesina.

Ando con cuidado y dificultad, tratando de no tener que recurrir a las ayudas de Plumilla y el resto de compañeros.
No he luchado y matado tanto para andar como una vieja o una inválida. Debo ser fuerte. Al menos aguantar.

Las heridas me escuecen y me duelen cuando la piel se estira con cada paso pero aún así ando con la cabeza recta, orgullosa de mis cicatrices.

Una vez en la hoguera me siento, procurando estar cerca de Plumilla y sus habilidades curativas. Observo a los que me rodean, heridos, sanos y malos guerreros que posiblemente no han matado a nadie aún.

Me paso la mano por una de mis heridas. Orgullo, eso es lo que siento, mas que el dolor o el cansancio.

Cargando editor
28/03/2013, 00:53
Compañía: Misteriosa, Sexto Pelotón, Campamenteros.

Misteriosa camina hasta quedar cerca de Plumilla. Ella tampoco será nombrada Soldado en breve.

Cargando editor
28/03/2013, 18:40
Derviche.

Derviche salió de la tienda, dolorida, pero alerta. Su aspecto era lamentable, las heridas descubiertas y mal cuidadas, tenían un aspecto peor que por la mañana. Con pequeños pasos y apoyada en sus cimitarras, arrastrando los pies por el suelo polvoriento, andaba hasta el mejor sitio, cerca del fuego y en medio de todos. Levaba la manta bajo el brazo, doblada, y en cuanto llegó se la puso por encima de los hombros y se sentó en el suelo.

Pudo ver que algunos de los campamenteros ya habían llegado y los miró desafiante. Se sentía como una leona herida, dispuesta a atacar a cualquiera. Tenía una actitud tensa y desconfiada y no paraba de mover nerviosa sus mortales armas.

Cargando editor
29/03/2013, 05:21
Reyezuelo.

Había dejado atrás a Guepardo que había aceptado ser su padrino en la ceremonia venidera, ahora se disponía a cenar acompañado de los suyos.

La mayoría de los campamenteros estaban reunidos alrededor del fuego, había demasiada tranquilidad, las conversaciones eran amortiguadas por los sonidos de las tierras pantanosas de Cho'n Delor, uno que va uno que viene... Llegó Derviche  como siempre amenazante.

-"Maldita loca se va a matar ella misma" - fue el pensamiento de Reyezuelo, que realmente envidiaba el coraje y tesón que tenía esa mujer, salvaje e indomable como la Sabana en la que él había nacido.

Siguió con su mirada como se acercaba al grupo desde la tienda de heridos y decidió invitarla a su lado:

"Derviche, ven aquí si te apetece, tenemos algo de grog. No se como consigues hacer eso, cada día te veo en peor estado que el anterior. Deberías de tomarte en serio las indicaciones de Matagatos y procurar curar esas heridas, creo que no tardaremos en comenzar una nueva contienda"

Reprendió a la fanática, pues realmente no era envidia lo que sentía por la fanática, sino una verdadera admiración.

Cargando editor
29/03/2013, 19:54
Belleza.

Llegué tras los demás heridos. El trayecto no había sido demasiado largo, pero lo suficiente para notar cómo mi cuerpo me pedía descansar. Había aguantado sin quejarme el viaje hasta el campamento, pero parecía que al recibir los cuidados y atenciones de Plumilla mis heridas exigían una curación en toda regla antes de hacer más esfuerzos físicos.

Me senté en una estera a descansar, esperando que comenzara la reunión.

Cargando editor
29/03/2013, 22:57
Lombriz.

Lombriz había vuelto a caer inconsciente, no sabía por cuánto tiempo, si minutos o días, y a despertar otra vez, bajo la misma techumbre de lona, entre los mismos olores a sangre derramada, carne descompuesta y hierbas. Apenas podía ver bajo el velo de legañas y lágrimas, pero percibía el movimiento de piernas a su alrededor, y sentía el temblor del suelo como un desigual latido en su espalda.

Brazos fuertes se introdujeron entre la esterilla y sus omóplatos, tirando de su cuerpo hacia arriba. Dejarse llevar le resultaba sencillo, a pesar de los años pasados desde su esclavitud, e incluso empujó con sus frágiles piernas para aliviar la carga de quienquiera que estuviera cargando su peso. Ya erguido, arrastró los pies hacia delante, uno detrás del otro, para no quedar colgando como una muñeca de los brazos que lo sujetaban.

Sintió la caricia de una brisa seca y fresca en la piel cuando lo sacaron de la tienda, y el cálido y agradable beso de las llamas antes siquiera de discernir su fulgor. Sus rodillas cedieron a los pocos pasos, y descendió lentamente hasta el suelo, donde queda plegado sobre sí mismo encima de una esterilla que había llegado allí por arte de magia. Una manta lo cubrió desde los pies hasta el cuello, innecesariamente, pues no sentía el menor frío.

Las nieblas de su visión se dispersaron paulatinamente, permitiéndole ver con claridad lo que había a su alrededor. Campamenteros, el resto de herramientas rotas de la Compañía. No todos, parecía, como era de esperar. Las herramientas rotas eran las primeras en ser descartadas, evidentemente. No merecía la pena el esfuerzo de repararlas.

Recordó la pregunta formulada antes de la última inconsciencia, pero no la respuesta, si es que se la habían dado. Belleza y Asesina estaban cerca de él, también heridas, sobre sus esterillas. Reconoció también a la silenciosa Misteriosa, más lejos, pero ninguna más de las suyas.

—Belleza —la voz de Lombriz sonó como el gruñido de una de las viejas puertas del palacio de Cho’n Delor donde habían pasado un tiempo, cuando trató de llamar la atención de la mujer de su escuadra más cercana a donde él estaba—, ¿quién vive escuadra nuestra? ¿quién muere?

Cargando editor
29/03/2013, 23:36
Manta.

Manta dejó cuidadosamente al campamentero sobre la esterilla. El hombre le producía una inmensa lástima. Lo había conocido unos años antes, cuando él era poco más que un niño. La Compañía había vencido su campaña, finalmente, y un nuevo grupo de k’hlatas sin nada que perder se había adherido a ellos, como solía ocurrir. Y entre ellos, algunos desgraciados, supervivientes del Profanador de Mentes, entre los que se encontraba el adolescente Mito.

Durante todo ese tiempo, prácticamente hasta que se había presentado como aspirante, apenas había sido capaz de hablar, y se había mantenido con vida rebuscando en las basuras y desperdicios. Era un milagro que su cuerpo hubiera aguantado durante tanto tiempo. No era tan milagroso que se las hubiera arreglado para sobrevivir a la instrucción, después de salir adelante en semejante calvario. Y, de algún modo, malherido y sin el menor tratamiento hasta caer en las manos de Plumilla, seguía vivo. Manta sacudió la cabeza. Todos los campamenteros tenían historias difíciles, y patéticas, incluido él mismo, y no era el momento de perderse en la compasión.

Piojillo le había dicho que pronto sabría el motivo de la reunión, pero ya estaban todos reunidos, los minutos pasaban, y aún no había abierto la boca más que para dedicarle esas pocas palabras. Manta bufó y se acercó a sus escasos compañeros de escuadra, y Reyezuelo, que se había sentado junto a Derviche, otra compañera a quien consideraba especialmente digna de compasión, a pesar de su actitud; o más bien, precisamente debido a esa actitud. Al menos parece que por fin se ha quedado quieta un rato, y no ha empeorado.

Manta se sentó junto a la guerrera y se unió a la conversación de Reyezuelo.

—¿Te encuentras mejor, Derviche? —preguntó a la mujer—. Me alegro de que hayas dejado que te atiendan, y estés reposando de una vez.

Cargando editor
30/03/2013, 00:51
Belleza.

Me acerqué a Lombriz como pude para hablar con él. Miré al suelo con indecisión mientras me mordía el labio inferior nerviosa. Lombriz estaba débil, se notaba, pero su pregunta era clara. ¿Era correcto decir a alguien el nombre de sus compañeros muertos? Esa pregunta me rondaba la cabeza cuando levanté la mirada para observar sus ojos.

Han muerto muchos, Lombriz... Jabalí, Mogimba, Mongowa. Pero ahora no te preocupes por eso, primero tienes que recuperarte y las malas noticias no te ayudarán terminé mientras agarraba su mano.

Cargando editor
30/03/2013, 18:14
Asesina.

Me giro hacia Lombriz tras escuchar sus palabras y reparo en las palabras de Belleza. Han muerto muchos, la compañía necesitará nuevos guerreros.

Debemos, debo encontrar a un hermano de capa, a un hermano que me de una representación -les digo en principio a ellos y luego a mi misma. Con mucho esfuerzo me levanto y, tras dar un par de pasos, me acerco a Plumilla. La miro unos instantes sin decir nada, como es habitual en mi. No, ella no es la indicada.

Hermana, necesito un hermano de capa, voy a tratar de buscar a alguien digno -le digo levantándome y mirando a los que me rodean.

Nadie útil, nadie válido. Peregrino, él sería un buen hermano. Pero está a las puertas de la muerte...

Cargando editor
30/03/2013, 21:07
León Anciano.

Tras terminar de cuidar a Orgullo, el caballo de Pelagatos, León Anciano se acerca lo mas rápido que su anciano cuerpo le permite. Tembloroso, se acerca con cuidado a las brasas de la hoguera que danzan en el centro del campamento, y se sienta en una de las esteras, mientras la reunión da su comienzo.

Su mente meditabunda está pensando en otra cosa ¿Quién será el nuevo líder de los Campamenteros? No es que importe demasiado, la verdad, pero siendo el segundo al mando piojillo... Sea cómo sea, veamos cómo se desarrollan los acontecimientos.

Cargando editor
31/03/2013, 01:09
Perdida.

Perdida mira a todos desconcertada, no entiende muy bien el motivo de la reunión.