Partida Rol por web

Jabalí se estiró y bostezó ruidosamente cuando se despertó. Aquel nuevo día viajarían de nuevo en las balsas, cosa que no le apetecía demasiado después de dos días haciendo algo para lo que parecía que servía y que no tenía ninguna relación con el agua. Pero ese pensamiento no le quitó de encima el buen humor que tenía desde el día anterior. Los dos días anteriores habían sido satisfactorios para Jabalí y el entrenamiento que Grito había preparado para él, no solo le gustó, sino que disfrutó con el. Y todo su esfuerzo se vió recompensando al final, cuando consiguieron dar caza a un conejo poniendo en práctica todo lo aprendido. Habían parado y hecho un pequeño fuego en el que cocinaron al conejo y habían hablado de todo lo que habían hecho y de todo lo que se podía conseguir con lo aprendido. Habían sido dos días intensos, pero bien aprovechados. Así que ahora, recién levantado y sintiendo aún el sabor de la carne asada de conejo en su boca, estaba de buen humor. Se fue a asear rápidamente en el rio, se colocó su portalanzas a la espalda y aseguró bien su puñal. Ahora ya sabía bien a que atenerse en un viaje en balsa y sabía que cuando las aguas estaban tranquilas no había peligro, pero que cuando corrían con velocidad era muy fácil perder el equilibrio. Así que lo aseguró todo bien, para no tener que preocuparse por sus pertenencias. Escuchó como el cabo Lemur los llamaba para continuar el viaje. Se acercó rápidamente al rio y buscó su balsa. Saltó decidido sobre ella y cogió son sus manos la primera vara que alcanzó. Miró desafiante al agua, hoy no le tenía ningún miedo.

Cojo la cuerda que me ofrece Dedos y me ato un extremo por la cintura, el resto lo enrollo sobre mi hombro mientras la exploradora me da unos consejos para que no me caiga al agua. Sonrío un poco.

-Eso suena un poco aburrido... Pero procuraré no caerme. Lo importante es estar atento a las piedras y las corrientes para verlas a tiempo, así se pueden prever los movimientos bruscos de la balsa.

Además si bien no era un experto nadador, sabía lo suficiente para no ahogarme. Saludo a Guepardo cuando llega a la balsa, todavía tenía la tablilla en el pie, pero seguramente en poco tiempo ya no la necesitaria más, era un guerrero fuerte y su cuerpo se curaría pronto.

-Hola Campaña, buenos días. Digo a mi primo mientras se coloca en su balsa.

Viene practicando con Salchicha como si fuera una espada, probablemente durante estos dos días haya aprendido esos movimientos de ataque y defensa, quizá en breve su repertorio sea más amplio que embestir con la cabeza, también lo había visto practicando con Ponzoña a manejar un escudo hacía unos días. Saludo a Mentiroso que ya se encuentra listo en su puesto y preocupándose por Guepardo.

-En cuanto suba todo el mundo saldremos.

Poco a poco todos los hostigadores iban llegando. Cuando lo hace Rastrojo tengo la sensación que no sabe a que balsa subir, aunque finalmente se sube en la correcta.

Ya pensaba que ni se acordaba.

Jabalí también se sube a la balsa y ocupa su lugar. Le saludo con un movimiento de cabeza mientras observo el río y su corriente intentando concentrarme en la tarea que voy a tener que realizar durante el trayecto.

El mestizo ya se encontraba sobre la balsa, esperando. Pero la verdad, además de estar contento con el entrenamiento, no le faltaba entretenimiento en aquella tierra. Había descubierto que la abundancia de agua y plantas hacía que en éste lugar hubiera bastante más vida que en la Gran Sabana... y éso les fascinaba.

De hecho, ahora mismo estaba observando a un par de insectos que desconocía, que parecían andar sobre el agua. A Attar le daban ganas de intentarlo también, pero sabía muy bien lo que pasaría si lo hacía... y no quería mojarse. Pero de pronto, los bichos fueron devorados por un par de peces del río, y el guerrero volvió a la realidad. Tras un par de segundos, recordó donde estaba y que debía hacer, y siguió esperando. 

Viendo que prácticamente todo el mundo estaba preparado para continuar el viaje, el tagliano se dirigió hacia la parte de su balsa y tras dejar todo aquello que no le sería útil durante el manejo de la balsa (armadura y espadas), Sicofante se colocó en posición, con la vara bien sujeta entre sus manos y solo esperaba que el resto de sus compañeros se montasen en la balsa para continuar el viaje.

Durante un instante miré fijamente a Matagatos; no había esperado esa respuesta. Tan pronto recuperé la compostura le sonreí, como siempre hacía, y continué hablando.

- Dolor, Matagatos, dolor. De lo que se dice Señor nuestro pagador. Y si señor es imagino que podrá controlarlo, tanto para proporcionarlo como para evitarlo.- Medité un momento.- Aunque lo cierto es que hay muchos señores incapaces de controlar a sus vasallos. Lo son de nombre, por costumbre y herencia,  pero son otros los que gobiernan.  Esos señores mantienen sus puestos mientras callen y asientan porque en el momento que no lo hacen su cabeza rueda. Y rueda. Y rueda…- Reí.- Entonces otro títere hereda.

Las balsas ya estaban casi llenas, con los hostigadores esperando ya en sus puestos. No debía quedar mucho para que iniciásemos la marcha para reencontrarnos con la Compañía. Cuando lo hiciésemos yo quería estar bien sentadito en mi sitio, donde no peligrase por una caída.

- Tan solo quiero decir que dejes de preocuparte por el sabor que de ti tiene el resto. No debe importarte lo mal que les sepas, tan solo debes preocuparte de que te beban. La gente necesita beber, asegúrate de que tú eres la única bebida que tienen cerca.- Eché un vistazo río abajo, por el camino que íbamos a seguir.- Por cierto, ¿sabes si alcanzaremos hoy al resto?

De la respuesta de Serpiente tan solo entendía que durante su entrenamiento había recibido mucho dolor, aunque la segunda parte ya no me quedaba tan clara, parecía que me estaba hablando de asuntos de jefes y vasallos, aunque no le veía relación ninguna con lo del dolor.

-El dolor es un estímulo que nos ayuda a no cometer el mismo error dos veces, aunque si te duele demasiado quizá tengas algo roto, dímelo y te echaré un vistazo. Sobre lo otro no se que decirte.

Espero mientras mi primo se acomoda en el centro de la balsa y escucho sus consejos incomprensibles sobre mi, la gente y algo sobre que deben de beberme.

-Prefiero que no me beba nadie, así estoy bien. Y no se si hoy alcanzaremos al resto de la Compañía, nos llevan dos días de ventaja si se han estado moviendo mientras entrenamos.

El Cabo Lemur no me había dicho nada sobre eso, aunque puede que nuestro ritmo de movimiento fuera mayor que el que tenía la larga fila de balsas que formaba el total de luchadores y seguidores de campamento que se había adelantado. Además nosotros viajábamos mucho menos cargados.

Escarabajo llegó hasta las balsas con aspecto cansado. Tenía toda una diversidad de moratones por los brazos y en la cara, y se notaba que estaba extenuado tras el duro entrenamiento. Al llegar miró con una sonrisa a sus compañeros, y tomó su lugar en la balsa. Parecía más relajado que en otras ocasiones, casi satisfecho. Pero eso no implicaba, obviamente, que tuviera un aspecto más feliz. Sin embargo se quedó escuchando la jerigonza casi incomprensible que Serpiente le decía a Matagatos y finalmente se decidió por intervenir - El miedo, y la fuerza. Esos son los méritos de un líder: ser fuerte para defender su puesto, e inspirar miedo para asegurar su dominio. Esas son las cualidades para controlar un líder a su gente, y si Matagatos es capaz de inspirarlas, prevalecerá. Es el miedo y la fuerza lo que hace que la compañía Negra sobreviva y gane poder

De un salto subió a la balsa que le correspondía. Llevaba su mochila colgada, con sus escasas pertenencias en ella. Había estado hablando con Matagatos, el líder, de su espalda. Y era cierto que estaba mejor. Por tanto se movía con fluidez, ágil. Se situó en pie, su lanza asida con firmeza, y esperó a que empujaran las pértigas para llevar la balsa hacia la zona profunda del río.

Estaba dispuesta.

Conversar con Matagatos resultaría extenuante si no me divirtiese con la cara que ponía cuando no entendía algo de lo que decía, que era la mayor parte del tiempo.  Ya estaba dispuesto a responderle para continuar viéndola, pero la interrupción de Escarabajo evitó que lo hiciera. No llegué a decir si estaba de acuerdo con las cualidades que él consideraba apropiadas para un líder, pero sonreí al escuchar su propuesta.

- Él lo ha entendido.- solté tras una carcajada.- No todos saben igual y un sabor no tiene por qué ser mejor que otro. Eso sí, todos tienen en común que no temen tomar decisiones. Se apoyan o hacen uso de sus subordinados cuando consideran oportuno, pero nunca los usan como excusa para aliviar el peso de sus responsabilidades.- Miré a Matagatos entrecerrando los ojos, como si escudriñara algo que no llegaba a ver del todo claro.- ¿No te suena, primo? ¿Hasta ahora has hecho algo de lo que he dicho?

Que no nos encontrásemos al finalizar el día con el resto de la Compañía no era ningún problema. Podía esperar, aunque no tenía ganas de postergar más el asunto de la chapita.

- Por cierto Matagatos, después de que tomemos tierra, un buen rato después- aclaré-, necesitaré de ti. También de Lengua Negra, Campaña y Ponzoña. Un experimento.- Sonreí mirando a Escarabajo.- Quizá una vez llegado el momento se sume alguno más, pero de momento tan solo serían esos.

Loor recogio sus cosas y monto en la barca asignada. La guerrera estaba bastante satisfecha tras el entrenamiento aunque un tanto cansada ya que Lagrimas habia demostrado ser un luchador mucho mas competente de la que su fama presuponia. Quizas fuese algo habitual entre esos oscuros de extraño aspecto pero seguramente eso seria algo que iria decubriendo con el tiempo o no - Solo la Diosa lo sabe - - Estoy preparada. Si alguno esta cansado o herido tomare su puesto con una de las pertigas -

- He escuchado que eres un hombre sabio, y que dispones, o dispondrás, de magia poderosa. Si es para el bien de la compañía y de nuestro regimiento te ayudaré. Pero no es bueno combinar ciertos elementos - dice dejando que la rabia se dibuje con total claridad en su expresión y escupiendo con ira al agua

Escuchó a Serpiente y tomó nota. Era un buen Consejero, no cabía duda, lástima que tuviera por costumbre enredarse con las palabras. Pero… ¿y por qué no? Si ella era práctica debía haber alguien enrevesado. Pese a todo resultaba interesante y guardó sus palabras, o mejor dicho la esencia de ellas.

De repente le vino una imagen a la cabeza, una en la que se veía empujando a Serpiente al río sin miramientos. Luego se acercaba a Matagatos y comenzaba a explicarle cómo debía usar la cuerda para atraparlo; eso sí, con mucha calma. Las cosas despacio se aprenden mejor.

“Supongo que era inevitable…”, se llevó la mano al rostro y no pudo evitar sonreír. Ciertamente había sido un comentario gracioso y sin malicia alguna que había tomado forma en su mente. Negó levemente con la cabeza y decidió que lo mejor era mirar al frente para olvidarse del tema.

Escarabajo también se une a la conversación y el parece entender que Serpiente en realidad está hablando del liderazgo. Cada hostigador parecía tener su opinión al respecto, aunque entre los guerreros K'Hlata parecía que primaba la dureza y la fuerza como cualidad de un líder, al menos esa era la sensación que transmitían la mayoría de ellos. Serpiente corrobora que él y Escarabajo hablan de lo mismo y me pregunta por mis decisiones, probablemente se refiera al juicio de Rastrojo ya que había sido la única decisión importante que había tomado, pero había aprendido bien aquella lección.

-Yo no soy el más fuerte, pero tampoco tengo que defender mi posición ante nadie mediante una pelea, así que os tendréis que conformar conmigo de momento para bien o para mal.

Las cosas en la Compañía eran diferentes a las costumbres de las tribus de la Sabana. De buen gusto me habría gustado conservar mi condición de simple ranger, eso me daría mucha más libertad para hacer lo que quería y no tendría que dar explicaciones de muchas otras cosas. Pero mientras nuestros superiores me confiaran el mando de los Hostigadores tanto ellos como yo nos tendríamos que conformar con la situación, no había discusión posible.

-Se a que te refieres, pero no te preocupes, eso no volverá a pasar. Respondo a Serpiente, que después me propone hacer un experimento misterioso cuando salgamos del río. Le miro con curiosidad. ¿Un experimento? ¿Que clase de experimento?

Lengua Negra, Campaña, Ponzoña y yo no teníamos muchas características en común, eramos bastante distintos entre nosotros así que no lograba ver porqué teníamos que ser nosotros específicamente y para que nos querría.

Caracabra se coloca en el centro de la balsa, el entrenamiento ha sido muy duro, su cuerpo esta magullado. Sube con dificultad a la balsa, tras oír las nuevas órdenes. Al ver a Rastrojos tirado en mitad de la balsa sonríe recordando la discusión del otro día, las palabras del mestizo no trajeron mal yuyu. El pequeño jorobado, ya no estaba molesto con Rastrojo, bastante había dudado de él en el juicio, y no aun no le había pedido disculpas. Al final, el veredicto de la compañía había sido extraño, pero habían decidido no castigarle, y eso es suficiente. Le sonríe y le dice Seguro que los espíritus nos volverán a traer suerte y no nos pasara nada en el río.

Le vió los piños... y las encías... Caracabra sonriendo era igual de feo que con su seriedad habitual.

¿De qué va este K'Hlata? Casi arruina mi vida durante el juicio y ahora... ¿qué pretende?

Que vayamos en la misma balsa no significa que tengamos que ser amigos-dijo de forma cortante-. No lo fuimos durante seis meses de instrucción como Aspirantes, y no vamos a empezar ahora.

En realidad no estaba enfadado con Caracabra por aquello. Había quedado ensombrecido por el sabor a traición del voto de Dedos. Pero tenía el cuerpo dolorido por el entrenamiento y eso pone de mal humor a cualquiera. Por no hablar de las dificultades que tiene Rastrojo para entablar amistad. Con Frontera porque le dió coba por ser un chamán, y eso le gustó a su ego... y por todas esas hierbas que fuman juntos... y porque le está haciendo una pipa gratis...

Rastrojo no es de las personas que establecen una relación cordial desinteresadamente.

Limítate a dejarme sitio para... ehm... entrar en conexión con los espíritus del río y rogarles su protección.

Y cerró los ojos allí tumbado. Si había suerte aún le daría para echar una cabezadita antes de llegar a otra zona agitada por los rápidos.

Mentiroso esperaba ansioso la salida. Esperar tanto era malo para sus nervios. Ya había dejado su equipo y su ropa para que no le arrastrara al fondo si caía. Ya tenía los brazos preparados y la mente hecha. Ya había ocupado su posición. ¿Por qué no salían de una puta vez? ¿Por qué no dejaban de hablar de tonterías?

- "Vaya, no digas eso Khadesa, o todavía me harás echar de menos a mi tribu..." -

La mirada de Cresta se pierde en la lejanía.

- Los Hostigadores y parte de la Infantería que no partió ya hace dos días, se ponen en marcha con las balsas río abajo.

- El viaje transcurre muy deprisa, aunque accidentado en algunos tramos.

- Los Exploradores van a pie, y algunos se irán quedando inevitablemente rezagados, los que no os llevaban una ventaja de dos dias.

- La última balsa de las dos de los Hostigadores llega a la orilla precedida de la última balsa de la Infantería.

- Habéis llegado a un campamento provisional de la Compañía. No se han excavado trincheras ni alzado empalizadas, y las letrinas que han cavado son muy simples. Todo indica que estaréis aquí poco tiempo, tan sólo un alto en el camino de a lo sumo unos días.

- Estáis a menos de dos kilómetros de la magnificente ciudad de Idon. Sus peregrinos, soldados y comerciantes se paran a miraros con curiosidad en el camino, antes de proseguir su ruta.