Partida Rol por web

Era una hora desesperada y un mal momento para dejarles solos ahí arriba, pero el ataque de esos bichejos voladores le producía pánico. -Esta bien, poco a poco...-Evans se auto convencía para salir al exterior y echar una ojeada.
Los Hoopers pasaban lanzando esas navajas o pinchos que se incrustaban en las armaduras como si no tuvieran nada. Eso era lo que le producía auténtico pavor. No tenían protección.   
El cuerpo caído de un volador permanecía inerte en el patio mientras Evans lo miraba.-Joder...- Las palabras del sargento restallaron en el comunicador, no le pasó inadvertido que eran mas serias de lo normal, por lo que la situación era crítica y el valor de ayudar a los compañeros aumetó un poco.
Cuando se quiso dar cuenta, había salido completamente de su cobertura.-Ya voy sargento, me...-las palabras le fallaron no queriendo aceptar su miedo.-...me retrasé.-
Echando vistazos al cielo debido al temor de un ataque Hooper, Evans se dirigió a su puesto todo lo rápido que pudo. 

El martilleo del rifle contra mi hombro me acompaña mientras mis compañeros ya empiezan a celebrar la victoria del combate. Personalmente, yo preferiría un buen filete a una cerveza con el estómago vacío, pero seguro que se puede arreglar eso más adelante.

-Chicos, no vendais la piel del oso antes de cazarlo. -Digo por el intercomunicador, un momento antes de hacer que mi rifle escupa otra ronda de balas sobre el montón de bichos que sigue tratando de subírsenos al fuerte. -¡Vamos, venid a morir, bichos! -Exclamo mientras disparo sobre ellos, tumbando más y más con cada ráfaga. Y entonces sonrío con la ocurrencia. -Señor, creo que para la próxima voy a pedir un arma más grande. Los bichos se empeñan en venir para hacer compañía a sus muertos, y sería de rigor mandarlos más rápido ya que lo piden, señor.

-¡Ta tara tata ta tara tata ta tara tata ta tarara!-y mientras el explorador tarareaba la cabalgata de las valkirias, llovían piedrecitas sobre los restos de bicho, representando el bombardeo de la dichosa Flota. Sin embargo, había mucho ruido fuera con la pelea, así que aún a pesar de que era probable que no le oyeran, se volvió y gritó:

-¡Acabad con ésos bichos de una vez, que aquí estoy haciendo algo importante!

-A la orden sargento- grito la técnico Wallace al tiempo que dejaba ir una andanada de proyectiles sobre uno de los guerreros sobre el muro de fuego.

-Distribuya a sus hombres sargento Focker- grito el sargento mayor al tiempo que dejaba ir una andada sobre los bichos frente a su ubicación. –Con Wallace bastara para custodiar el muro por el momento-

MASTER:

- Te ruego que redirijas mis disparos como juzgues más conveniente, no tengo ni idea de a quien puedo dar.

- Supongo que puede ser conveniente darle al guerrero, aunque no lo sé.

Echando rápidos vistazos al cielo y todavía con el tembleque en el cuerpo debido a los Hooper, el cabo Patrik Evans había subido hasta su puesto. La situación no había cambiado mucho desde que se había ido, excepto que habían caído muchos mas bichos y por desgracia, algunos compañeros.

-Sargento, estoy listo. ¿Dónde quiere que me ponga a matar bichos?.-Evans dedicó una medio sonrisa sabiendo de su...mala actuación, pero dispuesto a recuperar el tiempo perdido.

Respondiendo a las órdenes del Sargento Mayor Hammer y viendo que el Cabo Evans ya fue capaz de superar sus miedos y subir nuevamente a enfrentarse a los arácnidos, imparto mis órdenes a la tropa:

 - "Sonía y Sonny cambien posiciones. Kurt, toma la posición de Mackeyn. Raynor, ve al rste del Fuerte y toma la posición que antes tenía Mkoll. Mackeyn, a media distancia entre Raynor y yo. Cabo Evans, a media distancia entre Gawain y Sonia. Wallace, al centro del muro defendiendo la puerta. Bockman, quédate en el arma, pero recuerda usar otras armas para mantener munición. Vayan tomando sus posiciones a medida que puedan, pero sin dejar nunca de disparar. Todos tienen sus órdenes, así que no hay excusas para no cumplirlas."

Mantengo mi posición, pues según mis cálculos, con esa distribución nuestra potencia de fuego estará bien equilibrada por todo el muro del Fuerte, siendo capaces de contener de mejor manera al enjambre.

El sitio al fuerte helado parecía estar tocando a su fin, y para satisfacción de los sobrevivientes de la compañía Guardianes de Sirius, el resultado parecía beneficiarlos. Sin embargo la victoria aun estaba lejos y tendrían que esforzarse en mantener el ritmo y no permitir que los bichos acabaran con el muro antes que cayeran bajo sus disparos.
El clima estaba en calma realmente; golpeados solo por brisas pasajeras, los infantes tenían una perfecta perspectiva de sus alrededores y del combate en general. Ya no había mas bichos aproximándose y nada se divisaba a lo lejos, a la par sobre los muros ya solo unos 50 o mas bichos continuaban el asedio.

En el sur la situación no iba también con el resto de frentes de batalla, los infantes mantenían a raya a los bichos, pero no lograban abatir a los suficientes como para reducir de forma considerable el daño sufrido a cada momento por el muro. Ahora tenía sobre ellos a varios bichos guerreros por lo que la letalidad de los arácnidos se incrementaría.

Viendo que el Cabo se acerca a su posición, le sonrío y le digo mientras camino a una posición mejor dentro de la nueva distribución de los soldados en el muro para proporcionar una defensa más equilibrada a este:

 - "Es bueno tenerle de vuelta, Cabo. Tiene unos soldados que guiar."

Luego al resto les dirijo unas palabras mientras apunto a los bichos que están hacía el este del muro, debajo de la porción del muro a medio camino entre Bockman y el Sargento Mayor Hammer:

 - "Bockman, devuelvete al arma, ese es tu puesto. Wallace, acaba con ese bicho antes de que acabe con la puerta. ¡Todos mantengan el fuego! ¡Hay muchos bichos que matar!"

Aprieto el gatillo para que una andanada de munición vuele directamente hacía esos arácnidos, con la esperanza de abatir a algunos de ellos y así evitar que el muro sur caiga ante sus fauces. Mi dedo se mantiene tenso y mi boca está seca de tanto hablar y combatir sin descanso, pero no es el momento para quejarse, no es el momento para rendirse. Es el momento para luchar implacablemente y no dar tregua alguna al asedio de un enemigo que no nos dará cuartel.

Escuchó las órdenes del Sargento con atención mientras cambiaba el cargador de su morita por uno de los que tenía completos aún sin perder de vista a los bichos que se agolpaban contra el muro del fuerte y lo golpeaban una y otra vez.

-¡A sus órdenes Sargento!

Se movió unos pasos hacia el este como le habían ordenado y disparó una ráfaga contra los bichos de la base del muro más cercanos. Debía aprovechar bien cada disparo pues el número de bicho era muy grande y no podían permitirse que derribaran el muro o comenzaran a treparlo. Se concentró y apretó el gatillo de su arma dejando salir una ráfaga en dirección a sus enemigos.

Todo parecía estar calmándose, salvo por el incesante golpeteo de los bichos contra el muro. - SI no hacemos algo pronto este puede caer antes de que aparezca la ayuda. Maldita flota, por qué siempre llegan tarde?

Cuando el sargento pasa tras de mí dandome la orden de volver al arma montada, descargo la rafaga que me quedaba en el fusil y me encamino de vuelta a mi posición mientras dejo caer el cargador vacío.

Mkoll seguía ensimismado en su importantísima batalla. Al fin y al cabo, era ésa la que iba a decidir el destino del fuerte. Algunos soldados caían, pero se mantenían firmes ante el avance de los bichos. Cogió dos casquillos, y dijo con uno:

-Señor, no creo que podamos controlarlo... ¡Son demasiados!

El otro le dio un golpe y contestó:

-Tranquilo, maldita sea. ¡Somos la puta infantería puto móvil! ¡Podemos con ésto!

La luz empezaba a verse al final del túnel. Ya estaban terminando con los bichos que quedaban y, por lo que se vislumbraba, no había más en el horizonte. De hecho, ya no debía quedar mucho para que llegara la flota y les echara una mano de una puta vez. Pero aún quedaban bastantes enemigos como para causarles problemas si las cosas se torcían, así que no podían aflojar. Y, de hecho, ella no pensaba hacerlo, cosa que tampoco hacía el sargento. Tras haber conseguido que, por fin, el cabo regresara, impartía órdenes raudas de nuevo y la latina, como siempre, se apresuraba a cumplirlas.

Se movió, pues, a cambiar su posición con Sonny y, de nuevo, se asomó por el borde del muro para soltar otro escopetazo con malas intenciones. A ver si les dejaban en paz ya...

Siguiendo las órdenes del Sargento, camino hacia el Oeste desde lo alto de la muralla abriendo fuego con mi fiel Morita contra dos de esos malditos bichos, esperando abatirlos con una ráfaga de plomo prolongada.

- "Vamos, Mackeyn, estos ya son historia. Para ti los siguientes." -

Si, nuestro muro va a estar en breves limpio de bichos- dice Mackeyn. Corre para colocarse en mejor posición de disparo y tras esto, apunta hacia abajo y no lo duda. Vuelve a lanzar una ráfaga contra los bichos de allí abajo, esperando poder acabar definitivamente con la amenaza que representaban, y ya de paso, dejar la pista para que Sonny vaya a por los otros que se encontraban en el muro oeste.

Levanto el dedo un instante del gatillo al escuchar el inicio de la voz de mando del Sargento, pero no detengo mucho más mi fuego excepto hasta conocer las órdenes que emite. Por el rabillo del ojo puedo ver que Sonia ya ha iniciado su movimiento, pero dado cómo están cayendo los bichos y mi ángulo de tiro, decido dejar que se me acerque y mientras tanto disparar una última ráfaga de fuego sobre los bichos que están atacando tan tercamente la muralla.

Después de descargar mi furia y metralla con los bichos, le hago un gesto a Sonia que está disparando y mientras paso a su lado le suelto un "Más tarde tenemos que celebrar todos los bichos que nos hemos cargado entre los dos, ¿eh?" y continúo a paso rápido hacia la posición en que estaba ella antes, tal y como ha ordenado el Sargento. Nueva perspectiva de los bichos, la misma cantidad de insectos que freir desde aquí arriba. Sonrío, y hablo esta vez por el comunicador.

-¿Quién se apunta más tarde a una barbacoa?