Partida Rol por web

La vida del acomodado no es para una persona como Jason Williamson. Quizá ese fue su primer error, aceptar tal cantidad de dinero sin ambición, ni buenas ideas para gastarlo. Pese a comprar una buena vivienda, mejores ropas y algo de status, el aburrimiento hacía que deseases volver a tu antigua vida. Y lo intentaste, pero empezaste a encontrar problemas. El señor Shine, tu jefe, desapareció, y pese a que su pub seguía con la misma tónica de siempre, nunca más se le volvió a ver. Una buena noche, sin que pudieras entenderlo bien, la gente comenzó a actuar como si no lo hubiera conocido nunca. Por más que preguntabas por él, o por su segundo al mando, nadie lo reconocía. Al menos, eso te decían.

Amanecer resacoso y tratar de aliviar los síntomas con más alcohol empezó a ser tu rutina, desde que abrías el ojo, hasta que lo cerrabas. Algunas noches te enzarzabas en peleas y amanecías en la calle, otras no lo conseguías y seguías amaneciendo en la calle, pero en mejor estado. Una buena mañana despiertas al notar la piel tirante de tu cara bañada por el sol en alguna parte de Hyde Park. Tus bolsillos han sido vaciados, tus botas robadas y sólo encuentras una nota dejada bajo tu gorrilla, escrita a mano con letra elegante sin llegar a ser refinada.

La policía te está buscando para interrogarte sobre el robo a la corona, han ido a tu casa y están buscando pruebas. Si yo fuera tú no iría. Reúnete conmigo esta noche en el hipódromo, puedo ayudarte a salir de esta. Un amigo.

Te cuesta leer la nota pese a que hay muy poco mensaje escrito, pero finalmente puedes entender el "grueso" del mensaje. 

Su insistencia decía mucho más que cualquier otra explicación, de ahí que la recogiera antes de continuar.

- Lo haré, no se preocupe por ello - le confirmo - Y volviendo al tema que le interesa, si, puedo darle un nombre.

No necesitaba levantar la mirada para saber que tenía su interés.

- Blackwood.

No me molesté en susurrarlo, dado que según sabía era muy probable que estuviera muerto.

- No se si estará emparentado con esos niños ricos, pero creo que estaba organizando algo cuando estuve... Ganándome mis libras.

Lo dije de esa forma para evitar contarle más de lo necesario por el bien de ambos.

Tamborileo con los dedos sobre la mesa, esperando a que Lionel responda, con los nervios a flor de piel. Siento que si alguien me tocase el hombro en este mismo momento, sería capaz de subirme de un salto a la mesa por el susto. Pero lo que me cuenta hace que me detenga en seco, como si me acabase de convertir en piedra. No soy capaz de reaccionar hasta que se levanta, momento en el que me levanto yo también y me pongo delante de la puerta de salida.

- ¡Lionel, te lo juro! - exclamo, bajando la voz al darme cuenta de que Clementine me puede oír - No sé nada más de él. Nos dio una parte a cada uno y se marchó, no sé ni adónde ni me importaba, realmente. Sólo quería irme de allí, con vida y con mi hermana. - tomo aire y mi mirada va de un lado para otro, pensando rápidamente hasta que se me ocurre algo - Puedo darte más nombres, de quienes estuvieron allí. A cambio de que el mío desaparezca. No tengo mucho más que pueda...

Me freno en seco, con la mirada fija sobre la alfombra. De mi nueva casa. Nacida de mi nueva fortuna. No, esta frase ya no me sirve en mis circunstancias. Y no quiero perder esto ahora. Con gesto derrotado, me echo a un lado de la puerta y le dejo pasar. Es frustrante y a la vez una parte de mí me dice que me lo merezco. Es el pago por mi suerte, supongo.

- Nos vemos esta noche. - digo simplemente con voz queda, todavía sin asimilarlo todo. Pero una pequeña idea me viene a la mente antes de que se vaya - ... Has dicho calabozo. Fui a buscarte días antes de todo eso, pero tu casa... - Estaba peor de lo habitual - Vamos, que tú no estabas. ¿Qué te ocurrió?

Jason se había despertado tan desorientado que al principio leyó la nota furioso pensando que le estaban haciendo alguna especie de chantaje. Pero luego, se dio cuenta de que probablemente la nota y el robo habían sido eventos distintos en la misma noche. Seguramente se había puesto tan hasta el culo de whisky y se habría caído ahí mismo medio inconsciente, y cualquier capullo aprovecho la ocasión para robarle, o quizá le habían metido una paliza y luego robado. No estaba seguro, pero no se encontraba ningún dolor fuera de los habituales... De momento. 

En cualquier caso, estaba claro que sólo unos pocos podían haberle dejado esa nota en la gorra. ¿Shine? Jason le tenía mucho aprecio a Shine, al menos lo que puede significar mucho para alguien como Jason. A fin de cuentas, Shine fue quien le introdujo en este mundo y eso bastaba para ser un padre bastante mejor que su biológico. Sin embargo, no era tan estúpido como para saber él no significaba lo mismo para Shine y jamás le habría llamado amigo. Eso dejaba la lista en dos principales sospechosos: Y aunque nunca le llamaron las apuestas, estaba claro quien de los dos iba a tener esa caligrafía. 

Mientras se incorporaba y se ponía en marcha, le fue dando vueltas al asunto. Buscó en su bolsillo algo de tabaco (una de sus nuevas aficiones), pero ya no tenía -Maldijo en el aire.- No se le ocurría otro motivo que no fuera su parte (o lo que quedaba de ella) para que le tendiesen una trampa. Pero no olvidaba que ese cabroncete ya le salvó una vez sin necesidad ninguna, aún sabiendo que eso significaba repartir el botín. Por lo que, decidió confiar en él y hacerle caso. Quizá él supiera que le había pasado a Shine -Y si es una trampa, les haré sudar sangre si piensan acabar conmigo.- Pensó confiado. 

Así que, Jason decidió que aparecería en el punto acordado. Sin embargo, a pesar del aviso, volvió a su barrio y trató de comprobar por si mismo si era seguro volver a su casa, pues sentía curiosidad. Además, necesitaba unas putas botas, y de paso cogería su arma, algo de dinero y tabaco. Aunque si lo veía jodido ya se los quitaría a cualquiera que pillara en un callejón...

Enarcó una ceja al escuchar tu pregunta. Extrañado te mira un momento a los ojos esperando a ver algún tipo de reacción por tu parte. Te miró de arriba a abajo y abrió la boca para decir algo, pero ningún sonido salió de su boca. Volvió a quedarse pensativo y terminó negando con la cabeza, encogiéndose de hombros.

—Hice un trabajito con Peter Hars —dijo entornando los ojos y gesticulando con la mano—. El calvo, ya sabes, el que toca el piano, bueno... La idea era robar en una joyería del centro, Esperamos a la hora del cierre y nos colamos por el patio trasero —movió la mano indicando que se estaba yendo por las ramas—. En fin, que me la jugó. Una vez me metí en el interior, llamó a la policía y mientras trataban de cogerme él tenía a su hermano robando en otra joyería a varias calles de allí. 

Se encogió de hombros y miró hacia la puerta. Buscó un reloj por tu casa para ver la hora.

—Pude escabullirme, pero el muy hijo de puta les dijo dónde vivía, así que fueron a mi casa y lo pusieron todo patas arriba —puso los brazos en jarras—. Me pasé por la estación para conseguir billetes de tren fechados varios días antes y así tener una coartada que funcionase. Pero bueno, cuando volví a casa me pillaron, me llevaron al calabozo y como no pudieron demostrar que mi billete no era mío, me tuvieron que dejar salir... aunque me dejaron varios días ahí dentro... —se lleva los dedos al mentón levantando la mirada—, bueno. Dame esos nombres, haré mi magia y nos vemos en el hipódromo, corre.

Los ojos de Hibbs se abrieron de par en par tras escuchar el nombre que le das. Dejó la taza en la mesa con rapidez y se quedó pensando unos segundos, ligeramente extrañado.

—¿Blackwood? —preguntó negando con la cabeza—. ¿Lord Blackwood? ¿El noble que sufrió consecuencias en el robo a la corona?

Te miró directamente a los ojos endureciendo el rostro, esperando tu respuesta.

Caminaste descalzo ante la mirada escrutadora de todos aquellos con los que te cruzabas. Alguno se alejó de ti previniendo que pudieras atacarle o robarle, pero seguiste adelante. necesitabas una ducha y unos zapatos, y para encontrarlos tenías que pasar por tu casa. 

Con los pies doloridos por el continuo golpeo contra el suelo continuaste caminando hasta enfilar la calle que te lleva al portal de tu nueva vivienda. A simple vista no viste nada sospechoso, o fuera de lugar, gente paseando de un lado a otro, con más o menos prisa, paseando a su perro, o charlando con algún conocido. La única nota discordante de toda la escena eras tú al no llevar zapatos, tus pies ennegrecidos por la suciedad de la calle contrastan con el color del traje, ganándose la atención de los que por tu lado pasean. 

Uno de los vecinos se acercó a saludarte, pero al ver tu situación se queda callado, mirándote, sin decir una palabra. Incluso la mano que levantó a modo de saludo ha perdido la intención principal. Se quedó mirando tus pies con cara extrañada.

No entendía por qué se extrañaba tanto e incluso me sorprendía su poca inteligencia para ser policía.

- Blackwood es solo un apellido agente Hibbs - le remarco - ¿Y por qué alguien se robaría a si mismo? - pregunto porque, obviamente no tenía sentido - Pero quizás un hermano, un primo o sobrino, incluso un empleado podría hacerse llamar así y tener dicha tentación ¿no le parece?

En el caso de un empleado además sería bastante irónico que se hiciera llamar como su patrón, por lo que bien podía pertenecer a su círculo más cercano o al último escalón.

- De todos modos, temo que no puedo ayudarle mucho más, pues no pienso ir a declarar a ningún lado.

Insisto en ello, ya sin necesidad, porque sería admitir cómo había logrado mi dinero y eso solo iba a suponer tirarme mierda encima.

Jason no hizo caso de aquellos que le miraban raro. -Que miren, mientras no avisen a la policía...- No vio nada raro, lo cual no quería decir que fuera seguro entrar a su casa. Era consciente de eso, pero las ganas de entrar en su casa eran muy grandes, además sería sólo un momento. 

En definitiva, Jason nunca había el tipo de persona que se queda parado a pensar la jugada. Entraría a su casa, vería si la han registrado y después iría al hipódromo. Y si había algún obstáculo en su camino, ya se encargaría de romperlo. No había por qué pararse a lamentarse de una idea que no había realizado, sólo sabría si era una buena o mala decisión una vez pusiera los pies dentro de su casa. Así que, después de pararse un segundo y mirar los alrededores en busca de algo sospechoso, miró un momento al cielo, como si pudiera ser la última vez que lo viera, y se dirigió con paso ligero a su casa.

Eso explicaría por qué su casa estaba peor de lo habitual... Aunque no explica cómo demonios ha podido encontrarme. Sin querer darle más importancia, asiento pensativo e incluso esbozo media sonrisa, algo más tranquilo.

- Me alegro de que hayas salido al menos. Te preguntaría más cosas, pero lo mejor será hablarlo esta noche... - me quedo pensativo y alzo al mirada intentando recordar... Como que no voy a hacerlo después de la que me liaron. - Estuve con un par de inútiles y me tocó salvarles el culo. Y estoy seguro de que si estuvieran en mi situación también hablarían de mí así que... Uno es Ailbert Scott. Por lo que entendí, era boxeador... Antes de quedarse cojo, imagino. El otro es Jason pero no llegué a pillarle el apellido. Es un bruto sin gracia. Los dos un par de peleones y los dos recibieron tanto o más que yo. - tras una breve descripción física, le doy un par de palmadas en el hombro a Lionel. No es que tenga fuerzas ni ganas de despedirme de él de otra forma - No sé dónde pueden estar ahora... Pero espero que esto te sirva de algo. Nos vemos esta noche.

Al acercarte a tu casa te das cuenta de que más de uno te mira por no llevar zapatos, pero fijas en uno de ellos que se fija en ti de otra forma, tratando de no llamar la atención. No hace nada, no te sigue, sólo te mira de reojo sin más acción que acompañar tu movimiento con su mirada. 

Una vez en tu casa, asearte y cambiarte de ropa apenas te cuesta tiempo. Emprendes tu camino al hipódromo.

La noche cae en Londres, aunque por estas fechas el día ha empezado a acortarse, hacia las 19:00 aún despunta algún rayo de sol a lo lejos. Jason lleva un rato por el hipódromo, parece nervioso, como si estuviera buscando a alguien. El señor Scott se había acercado a hacer algunas apuestas a lo largo del día y no le había ido nada mal. Gracias a sus apuestas, algunos de los presentes, los más susceptibles, habían ganado dinero al copiarle las apuestas y se había hecho con un pequeño grupo de "amigos" con los que bebía algo mientras estos le invitaban a pasar por su casa a tomar el te, agradecidos. 

El último en llegar fue Eliott, que siguiendo las indicaciones de su amigo, había acudido por la noche para encontrarse con él, pero aún no le veía por ninguna parte. 

Tras el cierre de la jornada hípica, los tres se encontraron a la salida del hipódromo.

Seguramente Hibbs hilaría toda la madeja antes o después, de ahí que yo optara por seguir su consejo entendiendo el intercambio de información como un trato justo y, la verdad, es que no me resultó tan mal la jornada. Pasé un rato entretenido, conocí gente, gane algo de dinero y pude comprobar como se montaba la trampa al final de primera mano. ¿Como si no íbamos a calificar el hecho de encontrarme con esos dos a estas horas?.

Seguramente por eso andaba nervioso.

Sin duda alguien lo había coartado. Ni vergüenza, ni nada parecido, solo la necesidad de que estuviera aquí, al igual que ellos. Afortunadamente contaba con mi bastón para enfrentarme con cualquiera, pero el problema vendría con los números. ¿Cuántos serían? ¿Cuándo vendrían? Preguntas que esperaba poder afrontar antes de que se me echaran encima. Quizás fuera mejor echarle algo de cuento hasta descubrir qué iba a pasar, por eso me acerqué hasta el señor Green y tras un breve saludo con la cabeza, improvisé.

- Buenas noches caballero, ¿bonita noche verdad? Parece proclive para dar un paseo hasta casa.

Expongo mientras observo los alrededores del hipódromo, claramente vigilante ante cualquier presencia inadecuada.

Aunque había tenido que poner alguna que otra excusa para salir a esas horas, consigo llegar al hipódromo para encontrarme con dos ciertos conocidos. No esperaba que Lionel fuera tan rápido... Si es que ha sido cosa suya. En cualquier caso no es casualidad. Ataviado con uno de mis trajes nuevos, hago un gesto de distraído al ver que el cojo se dirige hacia mí. Más le vale no venir a pegarme ahora...

- Sí, sí, ciertamente, caballero... Por desgracia estoy esperando a un colega y todavía no puedo marchar. Pero le recomiendo encarecidamente que usted lo haga, antes de que se haga más tarde. - le respondo con una amable sonrisa.

Si se quiere ir tan pronto no es porque estemos esperando a lo mismo precisamente... Le hago un pequeño saludo con el sombrero a modo de despedida y me fijo en los alrededores, porque sea quien sea que nos ha juntado seguramente no nos quiera hacer nada bueno. Lionel, más te vale no habérmela jugado.

Llegó al hipódromo y estuvo deambulando esperando a ver a Green. Aún no tenía claro que estaba pasando y si debía de fiarse de la nota o no, por lo que estaba ansioso por actuar, ya fuera de un modo u otro, estaba preparado. 

Caída la noche, vio al cojo acercarse a una figura y decirle algo, Jason se acercó y pudo ver que era Green. No había llegado a pensar en que Scott fuera a aparecer por allí también, pero en cualquier caso, tampoco le pareció extraño. Aún así seguía seguro en quien le había dejado esa nota y, por tanto, a quien debía dirigirse. Así que avanzó a paso rápido situándose junto a ellos. Parecían nerviosos, ya habían cruzado un par de palabras, aunque Jason no había sido capaz de escucharlas. Sabía que algo estaba ocurriendo, así que, tan sólo se quedó quieto, mirándoles a los dos fijamente, y no dijo ninguna palabra, a la espera de que alguno de los dos se dignara a ponerle en situación. 

La mirada inquisitiva de Jason incomodó a algunos de los acompañantes del señor Scott que no tardaron en echar la mano a su bolsillo para agarrar su cartera y despedirse, alejándose de vosotros dos con cierta rapidez. En poco tiempo os encontrasteis solos y el silencio era lo único que os acompañaba. La persona que buscaba Eliott no aparecía y tampoco el dueño de la nota con la que habían citado a Williamson en el hipódromo. Antes de que pudierais despediros para volver a olvidaros los unos de los otros, una piedra cayó cerca de Eliott, ganándose su atención.

Desde detrás de una de las columnas pudo ver a Lionell, con gesto preocupado, llevándose la mano a la garganta y haciendo el gesto de "abortar". Señaló después hacia el camino y se fundió en las sombras, ocultándose y alejándose de allí. A Eliott no le cupo la menor duda de que ya no le volvería a ver. Por el camino que había señalado Lionell se empezaron a ver las linternas de los alguaciles acercándose. Eran muchos. Muchos. Más de los que pudierais contar desde la distancia en la que estabais. 

El hipódromo estaba situado en una planicie, alejado de la ciudad, sólo unos pocos árboles servían como refugio de la mirada en aquella noche. Scotland Yard se acercaba y había que desaparecer de allí.

Al ver a Jason, levanto una ceja y por puro impulso retrocedo un paso al verle acercarse tan decidido. Pero pronto me relajo viendo que no va a pegarme una paliza. Vale, sabía que no eras muy listo, pero si no tienes ni idea de lo que pasa, lo peor que puedes hacer es acercarte de pronto para que nos tengan a todos juntos. Aún con una sonrisa formal, cada vez más incómoda viendo que Mr. Bruto aquí ha conseguido ahuyentar a la gente, suelto un suspiro y hablo cuando veo que estamos solos.

- Le estaba diciendo a este buen hombre que lo mejor sería... - hago un gesto hacia Scott, pero me detengo al escuchar un ruido y ver de dónde viene. Mi sonrisa se convierte en un gesto de extrañeza y finalmente en una cara de desesperación y odio a la vez. Lionel, más te vale desaparecer porque como me la hayas jugado tú... Vuelvo a mirar a los otros dos, haciendo desaparecer todo eso y sustituyéndolo por una sonrisa nerviosa, haciendo un leve gesto de cabeza hacia el camino - Echar a correr. Ahora mismo, a toda velocidad y en direcciones totalmente separadas, antes de que nos encuentre la policía. 

Apenas sin terminar la frase, empiezo a alejarme de la zona que puedan iluminar las linternas, cada vez más rápido y buscando un condenado sitio en el que pueda esconderme. Pero de momento me vale con correr lo más lejos que pueda. Si es que siempre acabo en problemas por su culpa...

No esperaba encontrar al subordinado de Shine en este lugar y menos que fuera tan estúpido como para acercarse tan alegremente. Sin embargo, eso ayudaba a atar cabos e indicaba claramente la dirección del viento. Alguien había dado un chivatazo y forzado que todos estuviéramos aquí reunidos y Shine tenía todas las papeletas. De todos modos la reacción de Green era un error, porque si la policía veía una sombra echar a correr, irían tras ella hasta cazarla. Había que marcharse del lugar, hasta ahí cierto, pero no había que parecer sospechoso por si nos cruzábamos con algún retén.

Además también estaba la posibilidad de que todo fuera una coincidencia y que anduvieran buscando otra cosa, lo cual no carecía de sentido con un asesino pululando por Londres, por eso disponer de un sencillo bastón en lugar de uno con estoque oculto me ayudaría a pasar cualquier control que me abordara. Todo era cuestión de ser cauteloso.

- ¿Acaso me ha confundido con alguien caballero?

Pregunto como si su reacción se debiera a un malentendido, cuando en realidad la pregunta solo iba dirigida a que si alguien andaba escuchando corroborara mi testimonio. Después de eso, opté por marcharme siguiendo el consejo de Green y lanzando una fugaz mirada a Williamson, que únicamente podía explicarse como un "Largo".

Eliott fue el primero en reaccionar, emprediendo una carrera hacia algún lugar, trató de alejarse de aquellas linternas que se acercaban por el camino. También fue el primero en descubrir que venían más alguaciles en la dirección que estaba corriendo, cambió de rumbo hacia otra calle, pero por allí también se acercaban más alguaciles. Se sintió rodeado e incapaz de continuar corriendo sin rumbo, si tardaba mucho en pensar qué hacer darían con él. La única vía de escape que veía de primeras era volver a entrar en el propio hipódromo.

Ailbert tenía la cabeza más fría, observó el acercamiento de los alguaciles y aprovechó el terreno para pasar desapercibido, usando las zonas muertas que se formaban por las pocas elevaciones de terreno para caminar tranquilamente sorteando el avance de las tropas de Scotland Yard, era casi un juego para él, pero aún le faltaba salir de allí sin llamar la atención.

Jason se vio sorprendido, quizá pensó que podría salir de ahí a base de golpes, pero observar como brotaban los alguaciles de entre las calles como si fueran ratas le dejó claro que sus puños no serían suficientes.

Me estaba resultando sumamente fácil evadir las rutas de los guardias, solo que tal y como iba tenía claro que llegaría el momento en que tendría que pasar demasiado cerca de alguno. En ese entonces debería ser cauteloso en extremo o echarle toda la cara que pudiera. Desgraciadamente los alrededores del hipódromo no eran las calles de Londres y cuando llegó el momento de la verdad, una raíz se cruzó en mi camino logrando que tropezara y revelara mi posición.