Partida Rol por web

London by Night: Crimson Nights

[Prólogo] The Two Sides of the Coin (Eliott Green)

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28/03/2019, 20:52
Narrador

31 de Agosto de 1888

La vida de aquellos que no han nacido en el seno de una familia de bien, ven menguadas sus oportunidades, por no decir ninguna. Eso es algo que tenías claro. Timar y robar no era una forma segura de sobrevivir, y últimamente las necesidades que tenían precisaban de ingresos extra, por lo que poner la gorra en la calle para ganarte unas pocas monedas ya no te servía. Buscarla en los bolsillos ajenos era arriesgado, pero siempre era mejor ganarte una paliza que sufrir con el estómago vacío toda una fría y húmeda noche. Al principio fue difícil, pero a medida que ibas perdiendo la vergüenza, todo empezó a ser mucho más fácil. A veces se cometía algún error, pero introducir la mano en los bolsillos ajenos empezaba a ser una actividad sencilla. Aún así, necesitabas más, lso vicios no se pagan solos, y a medida que el dinero entraba, salía en alguna parte. ¿Cómo conseguir el suficiente dinero? Es sencillo, acudiendo a los lugares en los que el dinero fluye. Robar bolsillos vacíos no era una buena idea, y la aristocracia no solía pasearse por las calles que frecuentabas. Al menos, de día. 

Cambiar de lugar para ejercer lo que mejor sabes hacer fue arriesgado, no conocerte las calles podía ser un problema si necesitabas salir corriendo por cualquier razón. De hecho, alguna de las palizas que te ganaste fue por salir corriendo y acabando en una calle sin salida, perseguido por la policía. A un raterillo no solían llevarlo al calabozo, una paliza con sus porras, unas amenazas y, llevarse ellos lo que tú habías robado, era suficiente, papeleo que no iban a tener que hacer, pero pronto empezaste a conocerte las calles lo suficientemente bien como para escapar de tus perseguidores. El dinero empezaba a ser suficiente, pero en cuanto el rumor se extendió, que un chico, vestido de la forma en la que ibas vestido, llamaba demasiado la atención, por lo que robar empezó a ser bastante más complicado de lo que podrías llegar a imaginar. Había que cambiar la forma de conseguir el dinero, había que evolucionar. Pero no se te ocurría la forma de hacerlo. Al menos hasta aquella fatídica noche. 

El traje que llevas había cambiado las tornas, en el momento en el que te hiciste con el no sabías cómo podrías utilizarlo, pero al pasearte por los buenos barrios, bien vestido, siendo saludado por aquellos que te consideraban un igual, se te ocurrió cómo poder sacarle provecho. Si con sólo cambiarte de ropa ya te habías ganado un lugar entre los ricos, con un buen discurso... quizá podrías conseguir que ellos mismos te dieran el dinero. Si ellos mismos te lo dan... no sería robar ¿Verdad? Aunque para hablar de "negocios" se necesita un ambiente mucho más distendido que el atropello, en plena calle, de cualquier señor adinerado. Cualquiera sospecharía de un joven, por muy bien vestido que fuera, que le avasallase en mitad de la calle con un negocio en el que invertir su propio dinero. Era algo común que los hombres con poder adquisitivo frecuentaran unos locales exclusivos, en los que podían relajarse y hablar de sus cosas con otros hombres de negocios. Era conocido que la mayor parte de los negocios entre las partes interesadas en algo se forjaban en estos clubs. No tardaste en encontrar tu objetivo, el Beefsteak Club. Un local que empezó siendo un simple restaurante y, que por azar, se convirtió en uno de los centros frecuentados por los burgueses. Había cambiado mucho desde su inauguración, ahora había salas de descanso, de juego y un casino en el que pasar una agradable tarde. Como había empezado siendo un simple restaurante, no llevaban un registro de los miembros del club. Fue por esta razón que lo escogiste. 

Los primeros días pasaste bastante desapercibido, pero pronto empezaste a hacer conocidos, entre los que destacaban banqueros, propietarios de pubs de entretenimiento, corredores de apuestas, etc... Quizá era el momento adecuado de empezar a hilar una fina red con la que ganar mucho dinero. Pero necesitabas un plan, una buena razón para que la gente te diera su dinero sin hacer demasiadas preguntas y una forma de sonar convicente. 

La conversación de hoy giraba en torno a un nuevo asesinato en Whitechapel. 

-No se que esperan que ocurra en un lugar plagado de putas y vagos, señores. -Dice un hombre de un amplio y cidado bigote.

-Un mínimo de civilización, por el amor de dios. McWright. ¡Irlandés insensible!. -Añade un hombre a su lado después de dar un trago a su coñac.

-No puedes pedir a unos salvajes que sean civilizados, señor Blackwood. Es simplemente imposible. Sería más civilizado observar una batalla de mierda entre monos en el zoo. -Vuelve a añadir el hombre del bigote. McWright.

Todos rompen en carcajadas. 

-Pero bueno, ¿Cómo van las apuestas hoy? Creo que voy a ir a la hípica. -Añade tras dar una larga calada a su habano. Marcando su poblado bigote de un tono marronáceo. 

La charla cambia y se centran en las apuestas deportivas. Un par de aquellas personas marchan a jugar un billar. Al otro lado, en el casino, varios más se juegan unas buenas cantidades de libras en la ruleta. Pocas veces has visto un ambiente tan festivo, es como si estuviesen celebrando el asesinato que ha ocurrido en Whitechapel. Pero quizá sea una buena oportunidad.

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05/04/2019, 11:57
Eliott Green

Aquel lugar estaba siempre hasta las trancas de cerdos burgueses... Y era lo mejor que podía haberme pasado. Un poco de modales, alguna pequeña broma salida de tono para no quedarse como el silencioso del grupo y muchas, muchas ganas de escuchar las quejas de todos ellos, cosas que los más "civilizados" tenían imposible pensar siquiera en casa. Y con eso, nació un joven de familia rica pero no muy conocida, con algunas fincas cerca de un pueblo donde, por "casualidades" de la vida, pocos allí han estado alguna vez. David Gibbs era mi nombre dentro del Beefsteak Club. 

Los asesinatos en Whitechapel... La gente del barrio cada está más nerviosa, algunas chicas han dejado de salir a las calles a ciertas horas o han cambiado a zonas más transitadas a altas horas de la noche. Clementine también estaba preocupada por mí y no la culpo. Viendo la reacción de mis "magníficos" compañeros de sociedad, podría ser cualquiera de ellos el asesino. Simplemente por el gusto de acabar con esos "putas y vagos", como un partido de tenis con cabezas. Lo peor es que me lo imagino perfectamente. ¿Un mínimo de civilización? Bastardos, si sólo la tenéis entre los de alta cuna como vosotros... Y aún así me tengo que reír junto a los demás. Ya no sé quién lanza más mierda a quién...

La situación parece incluso alegre tras los asesinatos. Los chistes bastos de McWright no me parecen nada comparados con el comportamiento de los demás. Lo único que le diferencia es que suele soltar lo que piensa a grito pelado. Visto así, casi me resulta más inofensivo que el resto. El tema cambia a las apuestas y puedo por fin centrarme en lo que realmente debería importarme ahora mismo: El dinero. Las apuestas y los lujos son algo que le encanta a estos trajeados asquerosos. Pierdo mi mirada por el local mientras doy un sorbo a mi bebida. 

- ¿Hípica, eh? Recuerdo nuestra residencia de verano cuando correteaba con mi hermano por los campos de allí... Azúcar se llamaba mi caballo. Un nombre absurdo, por supuesto... Creo que por eso el condenado me tiraba al suelo más de lo normal. - sacudo la cabeza con una carcajada, llevándome la pipa a la boca. 

Con gesto pensativo, me quedo mirándola. Bastante me costó fingir que era una reliquia familiar y por eso tenía un aspecto algo más descuidado, por mucho que me esforzara en dejarla algo más limpia. Rápidamente, vuelvo a sumarme a la conversación, antes de que se vuelva a cambiar el tema.

- La verdad es que llevo unos días con una pequeña idea en mente, pero me gustaría saber su opinión, señores. La finca de mi familia tiene un caserón bastante grande y dispone de varios jardines, incluso se podrían arreglar para un campo deportivo. Con todos los viajes de mi padre, ese lugar está bastante abandonado y mi hermano tampoco lo utiliza. Así que tenía pensado crear allí un club deportivo de lujo. - alzo las cejas, esperando la reacción de los demás. Sé que esas dos palabras les vuelven locos, pero aún me queda más por vender - Claro que necesitaría interesados en primera instancia, y un fondo inicial con el que convencer a mi padre para dicha reforma... Ya se sabe que los hijos menores lo tenemos todo más complicado. - vuelvo a sonreír, buscando con la mirada a aquellos que recuerde que no eran primogénitos - A los fundadores iniciales les daría beneficios exclusivos dentro del club... Pero por supuesto, antes me gustaría conocer qué opinan de ello antes de comenzar con esta pequeña empresa. 

Las cartas están sobre la mesa. Tal vez en una jugada demasiado arriesgada, pero conociendo los gustos de esta gente, podría atraer más interesados de los que ya tengo. Espero, sin parecer impaciente, a conseguir una fortuna a largo plazo o a prepararme para buscar otro club, mientras sigo fumando.

- Tiradas (2)
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07/04/2019, 17:08
Narrador

Cortas la conversación para introducirte en ella, con la idea de establecer un precedente que aprovechar para introducir la idea del nuevo "club exclusivo", y así tejer una fina red, como la araña esperando a que caigan sus presas. La idea suena muy bien en tu cabeza, la promesa de un lugar de lujo, donde reunir a estos personajes. Gente que sin ningún tipo de reparo, tilda y ningunea al resto por no haber tenido la suerte de haber juntado unas cuantas monedas... juntarlas para poder desecharlas sin ningún tipo de reparo apostando a un caballo, a la ruleta o a cualquier vicio que tuvieran esos, mal llamados gentlemen. Y no eran pocos, casi ninguno de ellos sólo malgastaban en un día lo que daría de comer a casi todos los que conoces una semana. Que te lo dieran a ti era como una especie de justicia divina. "Quién roba a un ladrón, cien años de perdón." Eso te gustaba decirte, y no había mayores ladrones a lo largo y ancho del mundo que todos los que se reunían ahí. 

Pero algo debió de salir mal, quizá la forma en la que hablaste, alguna palabra dicha... la forma de explicar lo que tenías en mente... pedir tan abiertamente dinero, pese a esconderlo en forma de inversión. Algo se habia escapado al plan, lo veías en los ojos de Blacwood y en la mirada ceñuda de McWright. El irlandés, se cruzaba de brazos mientras hablabas, Blackwood levantaba una ceja y te miraba de arriba a abajo, como si te estuvera midiendo. Pese a que el ambiente empezaba a ser bastante hostil, te permitieron acabar de hablar. Al fin y al cabo, eran gentlemen

-¿Qué ocurre, señorito Gibbs? ¿Acaso este club no es lo suficientemente bueno para su familia. -Comenta McWright, satirizando la respuesta. -¿Es esa la razón por la que su padre nunca nos ha honrado con una visita?

Blackwood, en cambio, levanta el brazo, reclamando la atención de los miembros de seguridad del club. -McWirght ¡Siempre tan suspicaz! -Le reprende con evidente falsedad. -Obviamente se encuentra negociando en algún lejano lugar. ¡El dinero tiene que moverse para que siga creciendo! -Te mira con el enfado reflejado en el rostro.

Los dos hombres de seguridad se empiezan a acercar hacia ti. Intentan hacerlo con disimulo, pero es evidente que intentan cercarte el paso para evirar que tengas una ruta de escape, una ruta de escape evidente para los típicos rateros a los que suelen enfrentarse. 

-Me ha intrigado, señorito Gibbs, mucho, lo reconozco. -Añade con suspicacia el irlandés. -Hábleme de su proyecto, tómese su tiempo. 

-Y díganos dónde podemos encontrar... dicha propiedad. -Dice sibilinamente Blackwood. -No le imporará que le echemos un vistazo para poder... visualizar el futuro centro de reunión. ¿Verdad?

Notas de juego

Pues sí que has tenido mala suerte...

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11/04/2019, 13:58
Eliott Green

La mirada de Blackwood me hizo comprobar sutilmente que llevaba mi traje puesto. Me había hecho sentir desnudo por un momento o con mi ropa de pordiosero habitual, allí, exhibiéndome ante todos aquellos hombres. Una rata rodeada de gatos que disfrutaban jugando con ella. Podría ser un robo normal y habría salido corriendo por las alcantarillas, reuniéndome con los míos, esperando a que esos ojos felinos dejaran de mirarme pero esta vez no. Había trabajado mucho para abrirme un hueco en esta mierda de alta sociedad... Y no iba a dejar que unos señoritos ofendidos me arrebataran mi lugar.

- Oh, por favor, señor McWright... No se lo tome a la tremenda. - le intento quitar importancia con un gesto de mano, siguiendo el tono desenfadado de Blackwood- Como ya les comenté, mi padre está en las Indias, demasiado ocupado como para visitar a la familia más de un día o dos. 

Los guardias estaban perfectamente colocados para evitar que me marchase de allí corriendo, como habría podido parecer. Ahora sí que no me quedaba más remedio que ponerme a dos patas e intentar parecer tan grande como aquellos gatos hambrientos. O retroceder lentamente y que simplemente se olvidaran de mí. Me mantengo en el sillón, deseando hundirme dentro de él, mientras sigo fumando con tranquilidad e intentando mantener la calma. Frunzo el ceño al escuchar las preguntas de ambos y luego alzo las cejas sorprendido, como si me acabase de dar cuenta de algo.

- ¡Oh...! Claro, claro, culpa mía por explicarme de esta forma... - sacudo la cabeza con una sonrisa - Discúlpenme, señores míos, no pretendía que me malentendieran. Como bien saben, soy más bien nuevo en el club y simplemente quería preguntarles a mi queridos colegas... sugerencias para montar el negocio. Elementos que les gustaría o verían necesarios en el club. Teniendo un lugar semiabandonado, no esperarían que les invitase a invertir en él sin tener nada claro ni en papel, ¿verdad? - sonrío alzando una ceja. Tal vez no consiga el dinero... Pero sí mantenerme aquí. Me giro hacia Blackwood esta vez, deseando que la lámpara del techo le cayese encima para evitarme responderle. Pero nada, este lugar está demasiado bien construido - Está cerca de un pueblecito pequeño al noroeste de aquí, no creo que lo conozcan... ¿Forestville... Forestwood...? Alguno de esos dos, hace años que no paso por allí. - me quedo pensativo y me encojo de hombros, recostándome de nuevo en el sofá, sonriendo sin poder contenerme por los nervios - Como dije, de momento es una idea... Aunque no esperaba que tuviesen tanto interés en un pequeño castillo en el aire. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Iba a decirte que no sé cuál sería la dificultad pero viendo la tirada da igual...

¿Me voy haciendo otro personaje? x'D

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14/04/2019, 10:58
Narrador

Notas las manos de los hombres de seguridad del club en tus hombros y en tus brazos. Son dos los que te han agarrado y tiran de ti hacia afuera, entre improperios y exigencias de aquellos hombres a lo que has tratado de timar de forma tan poco eficiente. De alguna forma, escuchas cómo se te suelta uno de los botones del traje, y cae rodando por las maderas del club al que sabes que a partir de ahora ya no vas a poder volver, y siendo el único que no pedía registro... sabes que es una pérdida demasiado grave para tus planes. Una vez en las escaleras, justo antes de ser lanzado fuera de malas maneras por aquellos fornidos hombres, escuchas a McWright gritar airado.

-Trae un papel, el padre de ese crío va a recibir una carta con cuatro verdades sobre su comportamiento. -Para un segundo mientras se rebusca por los bolisllos. -¿Dónde dijo ese malcriado de Gibbs que vivía?

También es muy probable que este nombre se haya "quemado". Tras escuchar a los de seguridad decirte que no vuelvas a por allí... la verdad es que tampoco tienes muchas ganas de descubrir qué es lo que te podría pasar si al final comprueban que todo lo que has dicho hasta ahora es una mentira elaborada para sacarles el dinero a los ricachones de medio pelo de la ciudad, que no tienen la suficiente posición en la sociedad como para estar en clubs de mayor standing. Así que te alejas de ahí, con paso normal, hasta cruzar la esquina y perder de vista a aquellos... no sabes ni cómo llamarles... cuando empiezas a correr como alma que lleva el diablo, tratando de poner la mayor distancia posible entre tú y aquel local, no sea que descubran algo antes de que te de tiempo a estar a salvo. 

Tampoco ibas a volver a casa con las manos vacías, haciendo uso de tus tan perfeccionadas dotes de sustracción, logras hacerte con una suma lo suficientemente grande como para llevar algo de cena a tu mesa, pero para hoy... nada de vicios, y posiblemente como no encuentres una forma de hacer dinero rápido, no lo va a haber durante mucho tiempo. Puedes notar tu mano derecha respondiendo con temblores a tu preocupación. La noche ha caído como un manto frío, levantando una fina capa de niebla que ensobrece cada calle como si el peligro acechase tras cada esquina. Si no fueras tú, tan acostumbrado a este tipo de paisaje, probablemente estuvieras bastante asustado, pero llegar hasta la puerta de tu casa no es ningún problema, aun así, hoy, no dejas de tener la sensación de que unos ojos están clavados en ti desde algún punto, aunque eres incapaz de comprobarlo.

La luz de tu casa está encendida, algo extraño, porque tu hermana debería de estar trabajando. 

Esa extrañeza, se convierte en preocupación, una vez abres la puerta y la ves sentada sobre el regazo de un hombre, de aspecto amenzante, mientras la mantiene mirando hacia el techo, tirando de su hermoso pelo.

Notas de juego

Como me voy a divertir mucho contigo, visto lo visto, me he tomado la libertad de darte, como compensación, algo de pasta para llevar algo de comer a tu casa.

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14/04/2019, 11:28
Jebediah Shine

El hombre mantiene con fuerza a tu hermana mirando hacia el techo. Puedes ver cómo sus mejillas han sido surcadas por lágrimas durante uno buen rato, incluso ahora tiene lágrimas y se lamenta, lastimera, del dolor que le produce el férreo agarre del hombre. Aunque hay luz, el rostro del hombre sólo es alumbrado por la penunbra de las llamas, y sólo alcanzas a ver cómo tiene fijos los ojos en ti. Sólo se escuchan los sollozos de tu hermana en tu casa, pero cuando das un paso al interior de tu estancia, tu puerta se cierra abrúptamente, como si alguien hubiera dado un portazo. Alguien a quien no ves. Te giras, sorprendido por estruedoso golpetazo de la puerta, pero ahí no hay nadie más. Al devolver la mirada al hombre que mantiene cautiva a tu hermana, ves cómo deja una navaja de afeitar,  encima de la mesa. Antes de que empieces a hablar, el hombre interrumpe sin dar opción a hablar.

-David Gibbs. Un buen alter ego para empezar a construir algo bueno. -Tira más fuerte del pelo de tu hermana. -Pero el triste y vicioso Eliott tenía que estropearlo todo. -Su voz grave retumba por toda la estancia, dando un aspecto aún más lúgubre a su figura. Su mirada sigue fija en ti. -Pero no iba a ser el único de los Green que no supiera contener su lengua, ¿Verdad? -Mira a tu hermana. -Con la seguridad que da empezar a tener posibles, es fácil perder la perspectiva y caer en el ninguneo gratuito, airar a quien no se debe y, por lo tanto, precisar de protección. Una protección cara. -Te vuelve a mirar. -Sin dinero no hay protección, y sin protección... cualquiera puede entrar en vuestra casa y cortaros el cuello. A nadie le va a importar dos ratas de cloaca, venidas a más, degolladas. Ni aunque lo hagan enfrente de la comisaria. No merecéis el tiempo que implica hacer los informes de vuestras defunciones. -Suelta el pelo de tu hermana y se pone de pie, recogiendo la navaja. -Tres días. Eso es todo lo que os doy para pagar por vuesra protección. Sólo hay un aviso. 

El hombre avanza para salir de tu casa. Tu hermana se encuentra en el suelo, recogiendo sus piernas.

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14/04/2019, 14:19
Eliott Green

Doy un respingo al sentir esas enormes manos aprisionándome por los hombros y los brazos. Es la misma sensación que cuando un par de policías me arrastran al primera callejón para darme una paliza por haber sido descuidado con mis manos en bolsillos de otros. Pero no puedo correr. Sólo mantenerme a su merced y esperar que no sean demasiado despiadados conmigo. Apenas consigo adelantar un pie a otro para evitar caerme cuando me empujan a las malas fuera del club. 

Un "gentleman" no se ensucia las manos... Pero puede pagar a otros para que lo hagan. Miro con rencor a los hombres que me han echado y me recoloco la chaqueta con fingido gesto orgulloso, al tiempo que oigo las palabras del idiota de McWright. Me alejo de mi único escalón hacia un camino de oro, sin correr pero con paso rápido, dejando que la oscuridad de las callejuelas me trague como la rata que tendría que haber sido. Ese había sido mi único error. No haberles contagiado unas cuantas enfermedades y arruinarles a base de medicinas. Esos matasanos sí que saben lo que hacen... O lo fingen muy bien para llenarse los bolsillos.

Por suerte, en mi carrera a casa, se habían caído unas cuantas carteras sueltas y unas cuantas monedas "perdidas" habían acabado en mis bolsillos. Los que gozan de demasiadas, no suelen echar de menos la calderilla que se pierde en el suelo sucio. Y nadie sospecha que otro joven bien vestido se las haya llevado. Es lo único que me quedaba de ese disfraz, una apariencia... que de poco me iba a servir en un futuro. Manos mías, si tembláis tanto, poco me vais a poder conseguir mañana... Sonrío nervioso mientras me miro las manos, más preocupado por lo que pudiera pasarme que por las calles apenas iluminadas a estas horas. Es más, me tranquiliza mucho más esta penumbra que la luz que sale ahora mismo de mi casa.

Con el nerviosismo aún presente en mis manos, abro la puerta de golpe, observando la escena con los ojos muy abiertos. Clementine... No, no está herida. Y ese hombre no parece armado. Igual que yo. ¿Pero qué le ha hecho a ella? Con los puños crispados por la ira y la confusión, avanzo un paso y la puerta se cierra detrás de mí. Ha sido el viento... ¿O hay más? 
No me preocupo más porque veo cómo deja la navaja de afeitar encima de la mesa. ¿Podría ser más rápido que él para cogerla? No lo sé ni me importa, porque en cuanto pronuncia ese nombre, se me hiela la sangre. Igual que mi nombre de verdad. Lo sabe. Dirijo una mirada preocupada e interrogante a mi hermana y enseguida vuelvo a fijarme en los ojos de ese hombre, sintiendo el desafío en su voz. Tiene razón en todo lo que dice, pero eso no quita el temor que infunden sus palabras. En cuanto se levanta y se aparta de mi hermana, avanzo en un par de zancadas hasta ella. 

- ¡Clementine! - me arrodillo a su lado y la abrazo por los hombros, ayudándola a quedarse al menos sentada - Tin, ¿estás bien, estás herida? ¿Te ha hecho algo? - le susurro, buscando con preocupación alguna mancha de sangre en su ropa. Viendo que el hombre decide irse, me levanto con cautela y alzo la barbilla hacia él - ¿Quién es usted? Si pertenece al Club no se preocupe, ya no soy bienvenido allí. Y ella no tiene nada que ver, así que déjela en paz. Es más, no debería chantajear a alguien que apenas tiene lo justo para vivir, déjenos a los dos en paz. ¿Cuánto espera que le paguemos? - noto la voz algo temblorosa por la rabia y el temor y mis ojos no dejan de bailar entre los del hombre y la cuchilla que lleva en su mano. Si es el de los asesinatos... Tal vez no haya sido tan buena idea hablar.

Notas de juego

¡Bien, al menos podré comer hoy para morir en tres días!

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19/04/2019, 01:10
Jebediah Shine

El hombre pasa a tu lado, mirándote con el ceño fruncido. Pero no hace mención de contestar a ninguna de tus preguntas. Avanza hacia la puerta, con seguridad y sin mirar ni un segundo hacia donde estás. Al cerrar la puerta tras él, puedes escuchar un sonoro silbido, y unos segundos después, pasos de varas personas alejándose de tu puerta. Sea como fuere, estas personas saben mucho más de él de lo que deberían y eso nuca es bueno. Tampoco es el momento de preocuparse por ello. Tu hermana reclama tu atención abrazándote a ti con toda la fuerza que es capaz de aplicar en el abrazo.

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19/04/2019, 01:45
Clementine Green

La chica te agarra y te lleva contra ella, durante un rato sigue llorando y sollozando, el mismo rato que trata de asirte para ella. Para buscar cobijo. Durante esos momentos de búsqueda de protección, no para de decir: "-Lo siento." Repitiéndolo hasta la saciedad. No logras entender el porqué, pero tampoco te vas a poner a interrogar a tu hermana mientras que ella no es capaz de decir palabra alguna, diferente a las disculpas, que está pronunciando. Los segundos pasan como si fueran minutos, y los minutos como si fueran horas. Mientras que tu mente es incapaz de encontrar una forma de la que puedas salir de esta de una pieza. Cuando Clementine se siente lo suficientemente segura te aparta, lo justo para mirarte a los ojos. 

-Lo siento, Eliott. -Dice secándose los ojos. -Todo esto es culpa mía... -Termina aceptando. Te suelta para dejarte libertad de movimiento mientras que ella separa las piernas, desentumeciéndolas, poco a poco. Se levanta para sentarse en la silla donde había estado siendo amenazada por aquel hombre. Espera para que te acomodes en otra silla, sin dejar de secarse los ojos de forma casi compulsiva, temblándole las manos bastante nerviosa. -Mi nuevo trabajo... bueno, no iba a ser tan diferente de... -Deja de hablar para tragar saliva, bajando la mirada avergonzada. -Yo no... no quería volver... -Vuelve a llorar, sin levantar la mirada. -No podía volver a hacer lo mismo... No podía más... -Trata de secarse las lágrimas que vuelven a brotar de sus ojos, pese a que hable con la voz rota por el llanto. -Por eso le hablé de ti al señor Shine. -Hace un gesto hacia la puerta de salida. Indicándote el nombre de aquél que ha salido por la puerta. -Le dije que eras un chico muy espabilado... muy capaz... que estabas haciendo dinero con tus... habilidades, y que... que pagarías por mantener a tu hermana... -Se lleva una mano a la boca, desconsolada. -Que pagarías por alejarme de aquellos hombres... -Termina reconociendo, volviendo a apartar la mirada de ti. 

Vuelve a ponerse a llorar, desconsoladamente, sintiéndose débil y una traidora. Apoya la frente en la mesa, con las manos en los ojos, tratando de ahogar los quejidos y sollozos que no puede controlar. Intenta articular palabras pero eres incapaz de entenderlas, probablemente agradecería un vaso de agua si es que tuvieras el ánimo de dárselo. Y una vex más, algo más calmada, continúa hablando. 

-Le hablé de ti. -Traga saliva. -De lo que haces... y quizá exageré un poco... -Comienza a jugar con sus manos de forma tímida y retraída... -Pero sabía dónde guardabas el dinero y... bueno... iba pagándole al señor Shine... de tu parte. -Se muerde el labio inferior, esperando tu reacción. -Nunca era suficiente. Para él nunca era suficiente. -Traga saliva de nuevo. -Y acabé por contarle lo del Club... Algo que... pareció interesarle mucho. -Se encoge de hombros sin entender muy bien qué está diciendo. -Por alguna razón... hoy ha entrado como un loco... y ha venido a por mi... 

Te mira con ojos llorosos, de forma interrogativa, eperansdo que arrojes algo de luz a todo esto.

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21/04/2019, 12:40
Eliott Green

Hasta que el hombre no se va, junto con un tropel del que no me había percatado hasta el momento, no destenso mi postura. Siento que los nervios se me derriten en sudor por todo el cuerpo y el alma se me cae a los pies, justo donde está Clementine abrazándome. Tengo que seguir en pie por ella y averiguar qué ha pasado. Tragando saliva, me arrodillo de nuevo junto a ella y la abrazo acariciándole la espalda. 

- Shhh, no pasa nada, ya se ha ido... Tranquila... Tranquila, Tin...

Permanezco así todo el rato que haga falta, dejando que me llore encima lo que necesite. Lo importante es que sigue bien y viva, al menos de momento. Ni siquiera me ha dicho cuánto es el pago, simplemente parecía dispuesto a hacernos sufrir por ello. Así que tal vez dé igual que le pague o no... Estamos condenados a tres días. Frunzo los labios e intento que no se me note, aunque por dentro me invade la desesperación. 

Tin por fin se tranquiliza y con esas palabras hace que me preocupe aún más. La ayudo a incorporarse y a sentarse, mientras arrastro otra silla para sentarme frente a ella, sintiendo los nervios crecer cada vez más en mi interior. No le hago preguntas para no presionarla, sólo espero a que me explique lo que sea, tomando sus manos entre las mías e intentando calmar sus temblores.

- Tin... Tendrías que habérmelo dicho... - aun sabiendo lo difícil que era para ella ese tipo de vida y cómo había sufrido nuestra madre por ello, Clementine apenas se había quejado de su trabajo. Tal vez para no preocuparme o para no agobiarse ella misma con la idea, pero no sabía que esas preocupaciones se le pasaban por la cabeza. 

Y mucho menos que había hablado de mí. Abro los ojos como platos, alzo las cejas y siento frío, mucho frío, como escarcha creciéndome por la espalda hasta la nuca. Me quedo en silencio incapaz de responder a eso, mientras Tin sigue alimentando esa escarcha invisible, sintiendo incluso algún pinchazo en los brazos. Era algo que podría haberle propuesto, pero sólo si hubiese conseguido una buena suma... Algo como ese trato que había salido mal en el club. Pero ahora estaba con una deuda inesperada y sin fuentes... Tin sigue llorando y yo me he quedado congelado en el sitio, con la vista fija en las maderas del suelo y soltando las manos de ella, sin saber qué más hacer. Me levanto y le traigo algo para beber, intentando quitarme esa sensación de la espalda, antes de dejarme caer sobre la silla y su respaldo. 

No tengo ni idea de cómo puede irnos peor y aún así, Tin lo consigue. Me quedo en el sitio, sin poder mirar a ningún lugar concreto mientras intento asimilar toda la información, todo lo que ese hombre sabe de mí y cuánto dinero ha desaparecido. Y lo del Club. Tomo aire lentamente y por un muy largo rato se me olvida soltarlo. No puedo aferrarme a la nada. 

- Me han echado del Club. - digo en un tono mucho más resulto de lo que tenía pensado - Intenté conseguir fondos para un supuesto negocio y ha salido mal. Me han echado del Club... - repito, asintiendo lentamente, sin poder creérmelo del todo. Por primera vez en toda la conversación, levanto la vista del suelo y la fijo en mi hermana. Mi voz suena excesivamente tranquila, hasta el punto de ser amenazante - ¿Cuánto quiere, Clementine? ¿Cuánto nos queda?

Sin esperar respuesta a esto último, me levanto y me agacho al lado de mi cama, levantando una de las maderas del suelo para sacar un pequeño saco, efectivamente mucho más pequeño de lo que recordaba. Esperaba tener que usarlo sólo cuando pudiéramos marcharnos de esa casa, pero al parecer ese sueño iba a desaparecer junto con muchos otros. Con desgana, lanzo el saco sobre la mesa y me siento de nuevo frente a Tin.

- Intentaré pensar en algo pero... Sin el Club no voy a conseguir mucho. Y si no lo consigo, a lo mejor tengo que venderte a él para que le sirvas toda la vida. - la frustración y el enfado con mi hermana salen en ese momento, en el que me encojo de hombros, mientras la miro fijamente. Sé que es lo peor que puedo decirle en ese momento pero no la creí tan... tonta para hacer algo así. Antes de que responda o se ponga a llorar por ello, sacudo la cabeza y bajo la mirada de nuevo, con un suspiro, bajando la voz - Es broma, es que... Podríamos intentar huir de la ciudad pero con toda esa gente de ahí fuera... No lo sé, no sé nada de ese hombre, Tin. - la miro, esperando que me pueda decir algo de él, alguna ruta de escape...

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24/04/2019, 19:51
Clementine Green

El llanto y el coraje va desapareciendo poco a poco, mientras te mantienes abrazado a tu hermana. Pero la sensación de culpabilidad se le queda marcada en la cara durante toda la conversación, al menos, hasta el momento en el que "bromeas" con venderla, ese momento es un punto de inflexión en el gesto de tu hermana, que cambia de una tristeza profunda a la más cruel incredulidad. Finalmente frunce el ceño para mirarte durante unos segundos sin mediar palabra alguna. Lejos de llorar, se levanta de su sitio, sin dejar de mirarte a los ojos. Una vez de pie, levanta el mentón en una pose altiva que nunca antes habías visto viniendo de ella. 

-Hace falta ser muy poco hombre para amenazar a una dama con eso, Eliott Green. -Termina asintiendo con la cabeza y dándose media vuelta, mientras compruebas que tu bolsa, la que has sacado del escondite del suelo, está completmente vacía, no importa las veces que la agites. -Ya te he dicho que sabía dónde guardabas el dinero... -Dice menos segura de sí misma en este momento.

Comienza a recoger un poco la casa, mientras espera a que vengan tus quejas, una vez más, pero antes de que puedas articular palabra se gira mirándote a los ojos, con la esperanza de poder decirte algo con lo que callarte. Se lleva un dedo al mentón mientras vuelva a donde estás, para sentarse a su lado. Se queda callada, mirando al infinito, mientras recuerdas las cosas que ha ido escuchando.

-El señor Shine... tiene algún tipo de trabajo entre manos. No recuerdo exactamente que era pero...-Se muerde el labio inferior. -Algo tenía que ver con el Club que frecuentabas. -Traga saliva. -Quizá... -Se encoge de hombros. -Quizá encuentres la forma de llegar a un acuerdo con él... -Te coge del brazo. -¿Y si... y si tratas de hablar con él? Nos ha dado tres días pero... quizá... Él es un hombre de negocios... el dinero es lo primero para él...

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26/04/2019, 06:41
Eliott Green

Miro con incredulidad a Clementine, sorprendido por aquel repentino alarde de orgullo y altanería. Me he contenido de gritarle cualquier improperio, de insultarla, de simplemente alzar la voz más allá de ese pequeño tono sarcástico. ¿Y encima tengo que soportar sus reproches? No aparto la mirada de ella, apretando el puño con fuerza, como si pudiera encerrar en él todos los pensamientos horribles que estoy teniendo en este momento.

- También hay que ser muy poco hombre con chantajear a una dama y a su familia poco pudiente. - es lo único que alcanzo a decir, intentando dirigir mi odio hacia otro sitio mientras reviso el vacío de la bolsa.

No sé qué esperaba encontrar, a lo mejor esperanza dada la situación, pero sólo tenía una bolsa vacía que llenar. Me quedo mirando a Clementine con los labios fruncidos. Ya no sé qué decirle que no sepa y por lo menos parece que se arrepiente de lo que ha hecho. Suelto un largo suspiro y apoyo el codo sobre la mesa, dejando mi frente caer sobre la palma de mi mano, cansado, frustrado y enfadado a partes iguales. No me puedo creer que esté pasando esto...

Me mantengo en silencio mientras Tin explica lo que sea del señor Shine. Levanto ligeramente la mirada al oír que menciona el Club, frunciendo el ceño pero dejo que acabe. La miro alzando una ceja cuando me dice de hablar con él y se me escapa media sonrisa sarcástica.

- Sí, desde luego que el dinero es lo primero... No estoy seguro de que funcione, no puedo volver al Club... A estas alturas ya sabrán que no existe ningún señor Gibbs. O por lo menos no el que ellos conocen. Pero tampoco tengo otra opción. - apoyo mi mano sobre la de Clementine, intentando tranquilizarla - Haré lo que pueda, ¿vale, Tin? Pero mañana, hoy creo que necesitamos descansar los dos... ¿Alguna otra cosa que necesite saber? - pregunto, algo temeroso de que la respuesta sea sí.

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06/05/2019, 17:29
Clementine Green

La chica se encoge de hombros mientras sigue recogiendo la casa, como si quisiera hacer que nada de esto ha pasado. Pese a que sus movimientos son tranquilos, en su rostro se refleja la preocupación. Varias veces se da la vuelta, mirándote, como para decirte algo, pero se frena y sigue con lo suyo. Hasta que no puede más y se gira para decirte lo que tiene en la cabeza.

-El señor Shine sólo está en el club por las noches, y no todas las noches. -Se acerca a ti. -No se qué quehaceres tiene por las mañanas, ni dónde se le podría encontrar. -Se muerde el labio inferior -Si perdemos un día... -Niega con la cabeza para terminar mirándote a los ojos. -¿Tienes algo en esa cabecita para salir de esta?

Te mira esperando algún tipo de respuesta por tu parte, pero teniendo en cuenta todo lo vivido hoy, y este problema de última hora... en lo último en lo que te estabas ocupando era en idear un plan para sacar dinero, sin saber exactamente cuánto deberías de reunir para salvar la vida. 

-Puedo llevarte al club. -Se encoge de hombros. -Lo mínimo que hará será escucharte... y si vamos ahora no perdermos nada de tiempo...

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08/05/2019, 16:14
Eliott Green

No separo la vista de Tin, esperando alguna respuesta por su parte, cualquiera que sea capaz de darme, viendo su silencio. No quiero gritarla ni amenazarla, pero cada vez que se da la vuelta me crispa los nervios y termino soltando un suspiro de frustración. ¿Por qué, Tin, por qué has tenido que meternos en esta locura? Te habría ayudado si me lo hubieses dicho desde el principio... Me froto la sien con los dedos, intento quitarme alguna horrible idea de la cabeza, sobre lo que nos va a suceder o lo que ocurrirá. Hasta que Clementine comienza a hablar y presto atención a cualquier detalle que dice. Tiene razón. No puedo perder tiempo. 

- La verdad es que no tengo ni claro qué voy a hacer mañana... Si no puedo entrar en el club... - me encojo de hombros con un gesto de desesperación - Lo siento, todo esto es demasiado repentino...

Esta cabecita está demasiado ocupada pensando cómo va a morir dentro de tres días y por qué su hermana ha hecho tal estupidez. Me contengo por no decirle nada de eso y me encojo de hombros otra vez, sin saber qué más decirle. La miro, extrañado, cuando menciona el club, aunque tiene razón de nuevo. No puedo permitirme el lujo de perder un día esperando a que el señor Shine decida hacer su aparición.

- Se ha negado a hablar con nosotros antes... Pero sí, tienes razón. Es un hombre de negocios... Siempre puedo serle útil de alguna otra forma. - Aunque tenga que venderme también a él y acabemos en las mismas, Tin. Me levanto, apoyando la mano sobre la mesa por si acaso a mi cuerpo le apetece perder las fuerzas - ¿Nos vamos entonces?

Sé que debería ser cuidadoso. Y que ir por las calles a estas horas no es seguro, ni siquiera si eres una rata como los demás que viven aquí. Pero esto ya es una cuestión de vida o muerte. Y todo lo que implique no morir, es una buena solución.

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08/05/2019, 19:26
Narrador

Tu hermana sonríe, pero manteniendo esa mirada de culpabilidad que no se ha podido quitar en todo momento. Cuando termina por recoger la casa, te toca en el hombro para que la sigas, y saliendo de casa, toma la primera calle a la derecha para ponerse en camino hacia su trabajo. El camino es molestamente silencioso, pero tampoco hay mucho más que decir. Por el contario, sí que hay mucho en lo que pensar. No tardáis mucho en llegar al pub en el que trabaja Clementine, que al lado del club donde intentabas dar el golpe, esto es un cuchitril de mala muerte. Puede que tengas algo que decir, una advertencia, o indicaciones para tu hermana, pero esta abre la puerta y pasa al interior. Suspirando, entras tras ella. 

Para lo que es la entrada el local es bastante grande, tiene fama de tener juegos ilegales, casinos, poker e incluso, apuestas de todo tipo, incluyendo peleas a muerte. Pero nunca nadie ha visto nada de eso, es lo típico de que el amigo de un amigo, del amigo de la novia de un amigo ha visto. El hombre que os había visitado en vuestra casa está sentado en una mesa, alejado de la mayoría de parroquianos, con el periódico en la mano mientras otra persona está sentada con él. Pero apenas entráis en el local, os mira y se os queda mirando con una seriedad peligrosa en el rostro. Te hace señas para que te acerques y tu hermana te acompaña.

-Tienes valor, muchacho. -Dice mirándote. -Esta conversación se ha de dar en un lugar más privado. -Comenta levantándose. -Acompañadme a mi despacho. -Levanta la vista hacia tu hermana. -Ponte a trabajar. -Da media vuelta y camina hacia su despacho desapareciendo al atravesar una puerta.

Clementine te mira y se encoge de hombros. Te aprieta la mano dándote ánimos, o quizá pidiéndote disculpas en silencio. Cruza la barra para empezar a trabajar, tal y como le ha ordenado el señor Shine.

Notas de juego

Aquí termina tu andadura en solitario. En breve te abro una escena nueva.