Partida Rol por web

PEC 12: Space Force

Capítulo 2. En honor a la verdad

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19/07/2021, 11:04
Ambientación

Mes 2. Día 3. Hora 10.00 a.m. Hangares

 

Había pasado la noche. La más larga para quienes no habían podido descansar, como consecuencia de los funestos acontecimientos del día anterior, y a la par, la más corta para aquellos que necesitaban seguir durmiendo, con tal de no abrir los ojos a la realidad que el nuevo amanecer les mostraba.

El silencio era el mejor acompañamiento de los reclutas mientras se iban levantando, como si nadie quisiera ser el primero en quebrarlo. Hasta Carl mantenía aquel hilo tenso de estabilidad, mirando a unos y otros, a la espera de que alguien más valiente dijera cualquier cosa que pudiese darle pie a actuar con cierto grado de normalidad. Nadie pareció querer asumir ese rol, algunos por tristeza, otros por cansancio y unos pocos por resaca.

El desayuno ofrecía las mismas posibilidades que el resto de los días, café, tostadas, fruta y embutidos, con algún extra. Narel y Becky habían elaborado bizcocho, una receta Natgrewniana, un dulce que la noche anterior ya había sido probado por algunos de los reclutas que se pasaron por las cocinas. No era un día de celebraciones, pero en algunas comunidades la tradición ante la muerte de un ser querido consistía en comer y brindar por quien dejaba el plano existencial, preparando las mejores viandas para la ocasión, mientras se consolaba a los familiares.

Lee Joe estaba al mando del comedor, con su habitual porte serio y analítico. No era una persona cercana y solo su presencia imponía respeto. El varón observaba en silencio a unos y a otros, hasta que llegó el momento de darles las órdenes oportunas de la mañana. El homenaje de despedida de Mikhail Kurik y Sarah Castle sería a las 10 en la zona de hangares, mientras que a las 12 recibirían novedades de la sargento en el aula. No cabía la menor duda de que la asistencia era obligatoria para ambos encuentros. Pobre desgraciado el que se saltara por alto la obligación.

A la hora estimada los reclutas fueron caminando hacia los hangares, sitio que aún reflejaba el daño material que los skullreps habían ocasionado. Se podía encontrar restos de chapa en el suelo, los Eagles estaban destrozados y algunos vehículos terrestres completamente volcados. La cara de Yum Ziam fue todo un poema, había invertido muchas horas en dejar en estado óptimo los vehículos, y ahora, debería comenzar de nuevo a repararlos. Era como acabar de fregar y que alguien bailotease sobre la superficie recién adecentada.

La única novedad agradable, en aquella zona exterior del Domo, era la presencia de una nave que había llegado aquella misma mañana, haciendo un ruido característico, un transporte de emergencia que, los pilotos sabían, era el más veloz de toda la flota que la ingeniería aeronáutica militar había sido capaz de concebir.

Veinte soldados espaciales con sus trajes de combate y sus armas láser estaban asegurando el perímetro. Era un destacamento especial constituido por hombres y mujeres pertenecientes a distintos PECs y que colaboraban de manera conjunta en caso de accidentes. De hecho, iba tan preparado su transporte, que hasta portaban cápsulas mortuorias para contener los cuerpos de los cadetes caídos. Estos serían debidamente preparados y adecentados para ser llevados a sus lugares de origen, con sus familias, donde quiera que éstas se encontrasen.

Lee Joe se encargó de poner en formación a los reclutas del Domo 12, con vistas a la nave que se llevaría de allí a los caídos, y a Lizza Jacobs. Era necesario que la muchacha fuese trasladada de urgencia hacia un PEC, donde había mejor instrumental médico, así como doctores especializados en su dolencia, en este caso un neurólogo. El más cercano de dichas estaciones espaciales era el 17, lo que sería la primera parada oficial del vehículo de emergencias.

Volvía el silencio. En formación, las miradas se centraban en Lizza, la cual era trasladada en una cápsula de mantenimiento de constantes vitales, solamente eclipsada por un par de féretros que contenían, indudablemente, los cuerpos de Kurik y Sarah, cuyos restos se alejarían de Protect para siempre, tras haber derramado allí la sangre que les provocó morir.

- ¡SALUDEN!.... ¡¡¡¡FIRRRRRRMEEEEEESSSS!!!! ¡AR! - La voz de Joe se impuso cuando el teniente se situó al lado de los féretros, permitiendo que los cadetes saludasen al superior y se dispusieran en firmes, la posición adecuada para atender las palabras de quien les permitía, tener una vida militar bajo su servicio.

- Hoy es un día triste para todos, pues hemos de decir adiós a dos personas muy queridas para este Domo - Si alguien se permitía el lujo de reírse en tan emotivo momento, posiblemente tuviera serias repercusiones, y más teniendo en cuenta de que las sensibilidades estaban a flor de piel - Ellos han luchado y muerto peleando contra los enemigos de la humanidad, y por eso adquieren la condición de héroes caídos en batalla. Los soldados espaciales Mikhail Kurik y Sarah Castle hoy regresan a casa, con los suyos, donde serán velados, recordados y honrados, pero es indiscutible que permanecerán por siempre en nuestra memoria - Suspiró el teniente antes de hacer la oferta característica de ese momento - Les pido que seis de vosotros, los más allegados a los caídos, sean voluntarios para depositar sus restos dentro de la nave, como último acto de homenaje. Y quien quiera, algún amigo, puede decir unas palabras como despedida...

El teniente esperó a que seis cadetes quisieran hacerse cargo de cada uno de los féretros. Anne, Donner, Stealer y Noor no dudaron en dar un paso hacia la cápsula de Kurik, tan solo quedaban dos para completar el conjunto, y llevarla hacia el interior del transporte.

- Kurik era un gran soldado - Comenzó a decir Durrell en voz alta - Fuerte, valiente y letal - Por ahora nada de lo dicho era mentira - Yo le respetaba porque sabía cómo debían hacerse las cosas, su esfuerzo y energías siempre estaban canalizadas en mejorar. Todos deberíamos aprender de él - Anne no era muy hábil en su capacidad de oratoria, pero al menos había transmitido su sentir y Townhall parecía estar satisfecho.

A continuación le llegaría el turno a Sarah Castle. Muchos se miraban, de aquella gran mujer podían escribirse hasta libros, tan solo por su bondad y entrega, así que hubo un instante de silencio, mientras alguien se aventuraba a dar el paso sobre lo que ella había simbolizado en vida.

Y tras las palabras de reconocimiento y el depósito de las cápsulas mortuorias, las compuertas de la nave se cerraron para efectuar el traslado de los restos mortales de Sarah y Mikhail. Dos jóvenes que tenían toda la vida por delante. Estrellas con luz propia. Una que emanaba calor y otra que explosionaba, pero ninguna de ellas había pasado desapercibida durante su tiempo de estancia en el Domo.

Ironías de la vida, ambos habían peleado en el ring como contrincantes y ahora se alejaban de Protect como iguales, hermanos caídos. Cada uno regresaba al sitio donde había nacido, completando así su ciclo de vida y muerte, mientras que los compañeros que quedaban atrás sentían que habían perdido la señal que les conectaba a ellos, quedando solo el recuerdo por los buenos momentos vividos. Habían cerrado una etapa que ahora debían superar.

El duelo oficial, ya había finalizado.

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19/07/2021, 17:44
Ambientación

Mes 2. Día 3. Hora 11.00 a.m. Sala de esparcimiento

Tras la despedida oficial de Sarah y Kurik, volvió a existir entre los reclutas esa sensación incómoda de silencio. No era momento de cervezas para elevar la moral, puesto que a las 12 del medio día tenían una reunión con el teniente del Domo, así que algunos de los cadetes, tales como Zack, Carl y Harold decidieron comenzar a jugar su ya consabida partida de póquer. El fin era entretenerse.

Narel acababa de llegar a la sala de esparcimiento, iba sola y eso reclamó la atención de los tres varones que estaban acomodados en una de las mesas de juego. Carl le hizo una señal a la bonita muchacha, la cual parecía encaminarse hacia Thompson, aunque desvió su intencionalidad debido al llamamiento, encontrándose con ese grupo de varones cuando se aproximó hasta su posición. Brinstom se levantó y tras mantener una charla ligera, señalando un punto inconcreto de la pared varias veces, como si estuviera contándole una historia, le puso el brazo por encima a la fémina. Carl sonrió mirando a Narel, quizás de manera demasiado próxima, y señaló en una dirección concreta.

Dotter asintió y caminó hacia fuera de la sala de esparcimiento junto con Brinstom, ambos se dirigieron al comedor. Zack y Harold miraban a la particular pareja y comenzaron a reír por lo bajo, dejando las cartas sobre el tapete. No pasó un minuto cuando ambos decidieron caminar detrás de ellos, siguiéndolos, mientras se miraban y volvían a sonreír.

#Cocinas

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Yum había deseado quedarse en los hangares para comenzar a trabajar en la reparación de sus muy amados vehículos, pero Lee Joe se lo impidió, obligándola a regresar al Domo, e indicándole que el perímetro no era un lugar seguro, algo fácil de deducir por el despliegue de soldados de apoyo que se habían quedando en las inmediaciones del lugar. La oriental no parecía muy conforme con la orden, pero su sumisión habitual le instaba a cumplir con el mandato del brigada, aún así estaba sentada en uno de los sillones y reflexiva, quizás pensando cómo invertir su tiempo.

Vera Zumbert se aproximó a la oriental y se sentó al lado. Ambas féminas estuvieron hablando durante unos momentos, parecía que ambas se sentían bastante cómodas, una en presencia de la otra, incluso llegaron a sonreír en algún instante mientras la charla continuaba produciéndose. 

Hubo un momento en que las palabras se silenciaron y las dos mujeres se miraron. Vera se levantó, tendiéndole la mano a Ziam, y ambas comenzaron a caminar hacia los barracones.

#Barracones

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En la entrada del Domo destacaba una mujer que ostentaba el rango de "soldado de primera" que tenía como función custodiar la entrada de los cadetes, no permitiendo la salida de ningún recluta. Solo podían tener libre acceso al edificio los mandos. Estaban encerrados.

- Circulen, no hagan tapón en la entrada - Indicó un par de veces cuando accedieron desde los hangares hasta la construcción donde vivían. Era educada pero firme en sus pretensiones. Seguramente su voz sería reconocida a uno de los habitantes del Domo 12, pues formaba parte de su pasado.

#Puerta del Domo

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William estaba esposado de manos, pero se le permitía estar en la misma estancia que el resto de sus compañeros. Su guardián en ese momento era Dunne Grey, si Thompson escapaba, ella sería cómplice y podía ser ajusticiada. Y es que la sargento no escatimaba oportunidades para intentar hacer caer a su antigua rival.

- Jovencito, vamos a buscarte un buen libro para que te entretengas. Está claro que vas a tener mucho tiempo disponible para pensar. Un buen manual es lo que necesitas. ¿Legislación quizás? - Parecía que su guardiana se mostraba bastante sarcástica, un tipo de humor que hasta la fecha, no había demostrado tener, quizás por la presencia de mandos que entraban y salían, nunca estando demasiado claro dónde parecían encontrarse - Vamos a la biblioteca. Creo recordar que alguien dejó allí unas novelas antiguas, el conde de Montecristo era una de ellas...

#Biblioteca

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Uno de los mandos que parecía estar más dentro del Domo que fuera, aún sin pertenecer a esa unidad, era Frank Kepborn. El hombre había cruzado la sala de esparcimiento, caminando al lado del brigada Lee Joe, con quien iba manteniendo una conversación que parecía no tener fin. La mirada del doctor recorrió la estancia, y a pesar de pararse en unos ojos de tonalidad oscura, continuó la charla con el hombre que le acompañaba.

- Está estable, pero es importante que en el 17 ya esté el equipo médico preparado en el hangar - Explicaba el capitán fijando su atención en Joe - Vais a tener que poneros en contacto con su familia. Cuando despierte, puede que haya perdido parte de sus percepciones o memoria -  Gesto de seriedad en el rostro - ¿Qué se sabe de su familia, Joe? ¿Leíste su expediente?

Ambos varones continuaban su caminar en dirección a la enfermería. Estaba claro que no solo trataban el tema de Lizza Jacobs, si no que revisarían el estado de los que aún descansaban en la sala de curación, siendo Keira y Sue las pacientes que aún no tenían permiso para abandonar la estancia.

#Enfermería

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Había un pequeño grupo apostado en la zona izquierda de la sala de esparcimiento. Allí se encontraban Anne Durrell, Noor Joyse, Donner Trump y John Stealer. Los dos varones permanecían callados y con los brazos cruzados, mientras Anne hablaba haciendo aspavientos con las manos, cualquiera que no la conociese diría que iba a estallar un conflicto con sus dos amigos. Aunque claro, eso no iba a suceder, o sería una novedad que hasta la fecha no se había dado.

Noor por el contrario miró al resto de sus compañeros apostados en la sala. Puso una mano en el antebrazo de Durrell y dijo algo en voz muy baja, todas las cabezas de los combatientes se aproximaron para escuchar lo que decía.

- Demasiada gente. Para bien o para mal, discreción - Y comenzó a caminar en dirección al gimnasio, siendo seguida por el resto de los reclutas físicamente más preparados del Domo.

#Gimnasio

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En una de las mesas de billar estaba Alvin, con un taco en las manos, midiendo la distancia de la bola blanca con otra de color, la cual estaba seguro, iba a poder meter, fallando estrepitosamente el impacto debido a un desvío que remarcaba, se había despistado. Estaba serio, con heridas profundas no visibles en su piel, y es que el joven estaba dolido por los últimos acontecimientos. Siempre había sido alguien alegre, relajado, pero el ataque y la posterior muerte de sus compañeros, le había superado.

Becky era su contrincante. A ninguno de ellos se solía dar mal aquel juego, existiendo bastantes empates entre ellos, así que le extrañó la torpeza de su compañero. Sonrió ampliamente, demostrando que aún con lo encantadora que solía ser, también le agradaba molestar un poquito.

- Ohhhhh... pobrecito, has fallado.... Mi primo pequeño, el que tiene doce años, no tiende a desviarse tanto - Guiñó el ojo hacia su amigo, era extraño que no le respondiera - ¿Estás bien? Espero no haberte molestado.... - Comenzó a decir la joven, algo preocupada, aunque fue interrumpida por su compañero, algo que no era muy normal que sucediese.

- Hay que seguir soñando - Dijo Alvin posicionándose ante Baker, fijándose en los surcos que marcaban el rostro de su compañera, así como en las profundas ojeras como consecuencia del llanto y la escasez de reposo - Hemos llegado hasta aquí para continuar - Miró a la muchacha, dedicándole finalmente una sonrisa. Alvin cantaba bastante mal, pero sabía que si promocionaba lo que tenía en la cabeza, ella no le dejaría solo, le acompañaría, y ya serían dos los que tuvieran algo que transmitir a sus compañeros, y es que en Natgrew, había cantos para casi cualquier acontecimiento de la vida. Además ya lo decía la letra de la canción, canta conmigo, canta por los años, canta por las risas y por las lágrimas, porque puede que mañana, sea tarde.

Y así fue como Alvin comenzó a cantar, desafinando lo suyo en el proceso. Al cabo de unos instantes Becky le secundaba, retomando el ritmo y el tono de la canción, animando a los que aún no habían decidido irse a ninguna otra parte que no fuera quedarse allí. No era un día de alegrías, pero sí un momento para recordar que los que allí estaban se encontraban vivos, y eso no tenía precio.

Momentos de penas, instantes de alegrías, y una ocasión, la que eligió Alvin para cuando acabara la canción, besar los labios de Becky Baker con un cariño inmenso, haciendo transmitir a los demás que estaba completamente enamorado de ella. Había sacado su valor tras los momentos de desdicha, sabiendo que si al día siguiente moría, no sería sin antes haber probado la piel de su mejor amiga, los de la mujer que no deseaba perder. Una joya poco valorada en el Domo.

#Sala de esparcimiento

Notas de juego

De todas las escenas que se dan en la sala de esparcimiento, debéis centraros en una. No podéis ser como Dios y encontraros en todas partes....XD

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21/07/2021, 07:50
Sargento Dunne Grey

Mes 2. Día 3. Hora 11.00 a.m. Biblioteca

 

Aún ibais de camino a la biblioteca cuando Dunne cambió su tono de voz a uno más amable, aunque mostraba cierto grado de apremio, demostrando que la mujer no estaba nada cómoda con la situación que estaban viviendo.

- La vida da muchas vueltas, y a veces nunca se sabe si quien está en la cumbre más alta, puede caer al más profundo de los abismos - Quizás el comentario venía por las propias vivencias de Thompson, el cual había demostrado su habilidad cambiando las notas de los exámenes, siendo ahora detenido por algo sustancialmente distinto.

- Si quieres la liamos parda, Billy. Ya te dije que no estás solo  - Dijo Grey con suavidad cuando llegaron a la estancia, la cual se mostraba totalmente fiel al joven que le había ayudado cuando ella se lo pidió. Con Dunne las cosas solían fluir así, los favores se devolvían siempre dentro de las posibilidades - Hay dos formas, muchacho. Una de ellas, mintiendo - Le miró a los ojos con intensidad, quería comprobar si estaba comprendiendo lo que le decía - Si lo haces yo te secundo, nunca vimos disparar a Lizza. Tú viste a Kurik y pensaste que se había vuelto loco, por eso tuviste que actuar. El problema es que haya gente que diga otra cosa...Entonces estarás jodido... Estaremos... - Elevó el mentón pensativa como si evaluara las posibilidades - La otra opción necesitaría saberla con tiempo. Ya sabes... Si quieres escapar mínimo necesito una semana para darte garantías, e ir preparándolo todo para que no te pillen, y ya de paso echarle el muerto a alguien que no nos caiga muy allá. Conforme con más tiempo me avises, mejores estadísticas de éxito puedo darte, así como comodidades - Su mirada recorrió algunas de las estanterías, era difícil saber en qué estaba pensando, pero estaba claro que la mente de Grey tenía sus planes. Dunne no podía decirse que fuera una excelente persona, pero sí muy fiel con sus amistades o personas que apostaban por ella y por lo vivido, a Thompson no iba a darle la espalda.

 

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21/07/2021, 10:19
Teniente Harry Townhall

Mes 2. Día 3. Hora 12.00 a.m. Aula

El teniente Townhall entró en el aula seguido del brigada Lee Joe y de la sargento Dally Quest. En su rostro venían marcados todos los problemas que habían sucedido en las últimas horas, ataque de Skullreps, asesinato entre reclutas, ponerse en contacto con los familiares de los fallecidos y heridos. Y si a esto se le sumaban sus problemas personales, estaba claro de que el hombre lo que ansiaba era coger un Eagle y desaparecer de Protect lo más lejos posible, a galaxias de distancia.

- Teniente Townhall en la sala, ¡SALUDEN! - Exclamó Joe, indicando que era momento de levantarse y hacer la señal marcial. El brigada se posicionó al lado del teniente, mientras que Quest permanecía en la puerta del aula, custodiándola, casi como si temiera que alguno de los presentes fuera a escapar de allí.

- Siéntense, reclutas - Ordenó Harry Townhall antes de comenzar a dar las explicaciones pertinentes a las personas que estaban bajo su mando - El ataque de ayer fue algo no esperado. Nunca hasta la fecha ha habido avistamiento alguno de skullreps tan cerca del Domo 12. Y no estábamos preparados para eso, aún así, lo hicisteis bien, pero van a tomarse serias medidas de seguridad. En primer lugar, nadie puede salir al exterior del Domo bajo ningún concepto. Ha venido una unidad especial de emergencias para cubrirnos. Ellos se encargarán de protegernos en estos momentos de vulnerabilidad. 

Hizo un descanso breve, le reventaba admitir que necesitaban ayuda externa, pero denotaba humildad e inteligencia el hecho de haberla solicitado, hubiera sido peligroso tener un mando con un elevado ego, las consecuencias a la larga habrían sido mucho peores.

- Dentro de tres días viajaremos al PEC 12 - Eso sí había sido una noticia bomba. Normalmente los reclutas nunca iban a la estación hasta que eran aceptados como soldados - Debido a los acontecimientos sucedidos, se va a realizar un juicio - Miró a William durante unos instantes - Es importante que el recluta Thompson esté custodiado las veinticuatro horas. Si él escapa, su guardián cometerá delito, así que es importante que a partir de este momento las cosas se hagan bien. Grey continuará con él las próximas dos horas, a partir de ahí se harán rotaciones, encárguese Yilmaz - Una labor más que caía sobre la espalda del líder del grupo. Nunca cesaban los problemas, ni las obligaciones.

- No cabe decir que espero de ustedes la mejor de las actitudes en el PEC. Ya nuestro escuadrón ha dado bastante la nota y somos señalados por ello. No necesitamos echarnos más mierda encima... Compórtense durante el tiempo que estemos - Más claro no había podido ser - Además, en la estación tengo asuntos personales que atender. En breve, voy a tener que viajar por una misión que me ha sido asignada, por lo que voy a estar separado de ustedes durante cierto tiempo... Mis hijas no pueden quedarse solas porque son menores de edad, así que van a estar asociadas a este Domo para que sean formadas como reclutas. El cadete Yilmaz ya ha sido convenientemente informado de ello.

Miró a los hombres y mujeres que allí se congregaban, evaluando sus rostros, casi queriendo traspasar sus pensamientos para saber a ciencia cierta, qué diablos les estaría pasando por la mente.

- Si tienen alguna pregunta, es el momento adecuado para plantearlas - Animó, el varón mientras se llevaba la mano al rostro. Estaba realmente cansado.

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21/07/2021, 13:21
Jim Foster

Mes 2. Día 3. Hora 10.00 a.m. Hangares

Amaneció que no es poco. Había un silencio casi anti-natural en el domo, no sólo ya en los barracones al levantarnos sino también en las duchas y hasta en el comedor. Era como si estuviera prohibido hablar. Con aquella ambientación estuve tentada varias veces de hablar pero me contuve. También reconozco haberme perdido contando hasta 100 varias veces y seguramente por eso me mantuve más tiempo del que es propio en mí callada.

Pero finalmente llegué a 100 y abrí los labios - ni que Eylo hubiera impuesto un toque de queda - me acerqué a la cola de la cafetería/cocina - ¿Qué tenemos para hoy, Narel? - miré el bizcocho que tenía allí expuesto pero dudé en coger una porción - hoy como que tengo poca hambre, ¿Queda yogur? - miré el resto de opciones que había - Y pásame unas piezas de fruta, gracias - fui directa a la mesa tras saludar al brigada, estaba allí impertérrito. Comí junto a Vera y Donner, se notaba la ausencia de mi amiga Keira allí, busqué con la mirada a su amor Einar pero no lo vi en un primer momento; ahora que no estaba, tendría que llevarle el parte cuando me pasara por la enfermería, seguro que me preguntaba por el piloto.

A la hora señalada, las 10:00h aparecía por el hangar; se iba a celebrar una especie de ceremonia, en plan funeral por los caídos. Los hangares estaban hechos una piltrafa tras el ataque, los bichos se habían ensañado principalmente en mis vehículos, allí volcados reflejaban una escena dantesca. Cerca había una nave que llamaba la atención de la SF, además tenía su destacamento particular, allí todos engalanados y con armas láser.

Me situé junto a los demás para formar y aunque presté atención a las órdenes del brigada tampoco obvié los féretros que allí había, así como la cápsula médica que albergaba a Lizza. No estaban ni Sue, ni Keira que seguían en la enfermería con pronóstico reservado.

El mini discurso del brigada consiguió que se me escapara alguna lágrima, aquellas ceremonias eran super emotivas aunque me generó cierta reflexión cuando dijo que "habían luchado y muerto peleando contra los enemigos de la humanidad" En qué situación ponía tanto a Billy como a Lizza que habían colaborado para matar a Kurik? ¿Y a Einar? Sea como fuere, había sido muy digno el discurso pero como que le faltaba alma. El oficial pidió voluntarios para trasladar los féretros y me sentí convocada a llevar el del ruso, al fin y al cabo, yo había sido una de las reclutas que más lo había rondado, si hasta lo había imitado hacía unos días; además vi que faltaba gente para acompañar al resto de voluntarios y dado que con Sarah apenas había tenido contacto, salí de la formación para soportar solidariamente aquella carga, aunque antes de ayudar a levantar la caja, coloqué en ambas una bolsita pequeña con tierra del Domo Doce, aunque era simple arena y piedras, podrían constituir un recuerdo para sus familias, al fin y al cabo, sobre aquella tierra habían muerto.

Si el discurso del brigada no había tenido alma, al menos las palabras de Durrell parecían sentidas. Dudé en hablar, sabía que se podía malinterpretar pero sostuve la idea de que no se podía hacer leña del árbol caído; me lancé - Era grande, los dos eran grandes, fuertes, valientes, disciplinados... especialistas de quienes habríamos aprendido mucho en esta guerra contra el enemigo. Cualquiera podría pensar que se han ido, que nos han dejado pero, ahí - señalé los féretros donde estaban los dos, vestidos con el uniforme - ahí, sólo están los cuerpos, sus espíritus nos acompañarán y no podemos defraudarles ¡No debemos! - habría añadido "no lo haremos" pero igual sonaba muy pretencioso, sobretodo en estos momentos - siempre estarán con nosotros - igual aquello último había sonado más como una amenaza y es que había multitud de formas y maneras de mantener su breve legado vivo. Pude hasta imitar la voz del ruso gritando aquello de "¡marditos gusanos, moverse ya, ursu, ursu!" pero no me pareció oportuno en aquel momento. 

Me uní a la comitiva de quienes trasladaríamos el féretro de Kurik del hangar hasta la aeronave, ya en silencio y con decoro.

 

Mes 2. Día 3. Hora 11.00 a.m. Sala de esparcimiento/Gimnasio

Después de la ceremonia de despedida de los cuerpos de los fallecidos, acompañé al grupo conformado por Donner, Durrel, John y Noor hasta la sala de esparcimiento. Otra opción podría haber sido ir hasta el hangar a limpiar y tratar de reconducir aquel destrozo pero, como que no me apetecía ponerme a trabajar tan intensamente. Aparte quería acompañarlos, sabía que estaban muy dolidos por la pérdida de Kurik y tenía intención de suavizar tensiones.

En la sala de esparcimiento nos quedamos en un extremo, nadie decía nada y la vista estaba fijada en los otros. Claramente me percaté de la división de pareceres del domo, allí no sólo cada uno iba a su bola sino que había diferentes inquietudes.

Finalmente llegaron a la misma conclusión que yo: demasiada gente para tratar algo serio. Asentí y los seguí hasta el gimnasio. Allí a diferencia de la sala, reinaba el silencio; además estábamos solos.

- Vaya... qué silencio - el ruso tampoco es que aportara mucha sociabilidad pero de estar allí se oirían todo clase de improperios y ruidos, golpeando los puños aquellos sacos de boxeo - no conoces la importancia de alguien hasta que ya no está.

Me acerqué hasta el ring - casi puedo verlo, entrenando ahí. De estar aquí, es lo que estaría haciendo, diría que lo demás es perder el tiempo - era competitivo y muy disciplinado para lo suyo.

Suspiré, aquellos no es que fueran mis mejores amigos pero tampoco los tenía por enemigos - resulta difícil de asumir que salgas a combatir al enemigo y te dispare por la espalda un compañero - lo de Lizza no tenía nombre, había mil formas de resolver un conflicto, pero plantearlo en plena batalla había sido una auténtica guarrada - y lo de Sarah... 

- Vosotros ¿Lo visteis? ¿Cómo ocurrió? - yo había sino una de las que había visto con total claridad como Billy había disparado contra Kurik, pero no había visto lo que había ocurrido con anterioridad, me habían contado lo de Lizza y la reacción de Kurik.

 

Mes 2. Día 3. Hora 12.00 a.m. Aula

Odiaba aquella aula, era como sentirme atrapada, asfixiada. En aquel sitio se había hecho el examen de legislación y ahora habíamos vuelto y tampoco se podía hablar. Tocaba escuchar a Townhall. 

Me levanté para saludar al oficial y cumplir con todos los protocolos militares, luego volvimos a la posición de descanso. Escogí nuevamente el mismo sitio donde había realizado el examen, en el mismo centro de todo. 

El oficial empezó a situarnos sobre el terreno, y lo que iba a ocurrir en los próximos días, al parecer iba a haber juicio contra Billy y seguramente tendríamos que testificar ante un tribunal. Más procedimientos, no salíamos de un examen de legislación y ya nos estábamos metiendo en una práctica de legislación, Einar tendría que estar encantado pero a mí no me hacía ninguna gracia. Cuanto más tiempo perdiéramos en el juicio menos tiempo tendríamos para construir el Mech.

Luego estaba el asunto de la prohibición de salir del domo, a la mierda todos mis paseos en los vehículos. Aunque ya iban a estar bastante limitados hasta que no los tuviéramos funcionando de nuevo. Y dado que no habían vuelto a poner las ruedas sobre la tierra, se me hacía una montaña de problemas aquella decisión. Iba a hablar, quejarme, suplicar que se permitiera arreglar los vehículos, trabajar en el proyecto del Mech pero Townhall seguía hablando y aunque me puse roja por el cabreo que habitaba en mi interior, finalmente seguí callada.

¿Vigilar a Billy? Pero si estábamos en el puto desierto, era imposible que escapase... aunque era Billy, igual muy imposible no era. Pero aquello de tenerlo vigilado, no sé, me resultó un poco extraño. Si Eylo me elegía para custodiarlo y a falta de trabajo en el taller, igual me dedicaba a jugar con él a las cartas, billar, futbolín... Aunque si me aburría igual lo metía en un armario.

Townhall siguió con sus directrices e instrucciones y acabó citando a sus hijas. Vaya, estaba claro que iba a tener mi misión canguril. Pero volví otra vez a pensar que no podría contar con los vehículos, así que, no podría darles una excursión o varias por ahí fuera. Una auténtica pena, podríamos ir de acampada o de safari, bueno, ésto último ahora que existía el conocimiento de skulls podría ser una auténtica experiencia, aunque por supuesto no era acorde para llevar a unas niñas por ahí. En fin, algo pensaría.

Finalmente acabó de hablar. Demonios, hablaba más que yo, ya había perdido la cuenta de las veces que quise interrumpirlo para comentarle cosas, aunque ahora que había llegado la ocasión como que no se me ocurría qué preguntar. 

Cuando creí perder la esperanza, me acordé - ¡Permiso! ¿Podemos recomponer los daños de los vehículos en el hangar? Habría que salir al exterior - maldita sea, lo tenía que permitir, había visto gente nueva con sus armas, aquellos digo yo que, algo harían; si iban a vigilar... entonces se podría trabajar en los vehículos - no estaremos mucho tiempo expuestos, tan sólo para acercar los vehículos y arreglarlos, señor - ya lo de las excursiones casi que lo dejaba por imposible, aquello era algo menos oficial y tampoco quería atraer las miradas de la autoridad sobre mis paseos - Un monolito, una escultura para no olvidar a los caídos, estaría bien, señor - una especie de recuerdo y también homenaje, que viera que sentíamos su pérdida. Igual servía para apaciguar algunas mentes, igual no, pero la idea molaba, además podría utilizar la actividad para entretener a las hijas del oficial y no sólo a ellas sino también a varios reclutas; aunque habría que ver si no lo interpretaban como trabajos forzados.

Notas de juego

continuará...

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21/07/2021, 14:37
René Carracci

Mes 2. Día 3. Despertar. Enfermería + Comedor.

Amanecía. O eso parecía. ¿Amanecía? No, eso no podía ser el día. El día era algo brillante, luminoso. Pero nada brillaba a su alrededor, sólo las artificiales luces de la enfermería. No, no amanecía. No realmente. Hacía demasiado tiempo que no veía un amanecer al raso. Más de un mes; demasiado tiempo enjaulado.

«¿Dónde estoy?», se preguntó.

¿Escuchó voces? Empezó a ver como árboles que se movían y hablaban. ¿Árboles que se mueven y hablan? No, eran personas moviéndose, hablando, a su alrededor. ¿Personas? Reclutas. Protect. Space Force. Oh, claro, allí estaba, allí no había árboles. Skullreps. Muerte. Destrucción. Sarah. Dolor. Rabia.

¿Amanecía? ¿Era un nuevo día? Mierda, no, no lo era. En su alma era todavía el día de ayer y, posiblemente, lo sería por mucho tiempo. Quedaría encerrado en el tiempo, en el día de ayer.

Recordaba vagamente una conversación con Daya Banerjee la noche anterior. Algunas cosas las recordaba con claridad, pero otras no. Recordaba haber pasado vergüenza en un momento. ¿Por qué? ¿Qué había dicho que le hiciera pasar vergüenza? «Mierda mierda mierda, no». ¡¿Qué le había dicho?! Trató de levantarse rápidamente de la cama para buscar a Daya. Tenía miedo de lo que hubiera podido contar, de lo que hubiera dejado ver.

Al levantarse tan rápido, tropezó y cayó al suelo. Se puso rápidamente de pie.

No es nada, no es nada —dijo sin mirar a nadie.

Sintió una punzada en el muslo izquierdo. Lo miró. Vio la venda que le cubría el muslo. Tenía una pequeña mancha roja, ya seca. ¿Sangre? Recordó. Un monstruo legendario atacándolo. Una camiseta enrojecida, heridas sangrantes. No te vayas. Audrey y Jensen te quieren. Tú les dirás que los quieres. No te vayas. Silencio. Frío. Una mano fría. Lágrimas. Muerte. Protect. Dolor. Rabia. Sarah. ¿Sarah? ¿Muerta?

Respiró hondo. ¿Le faltaba el aire? Tuvo que agarrarse a la cama de nuevo. Casi pierde el equilibrio. Se sentó sobre la cama. ¿Respiró? ¿Podía respirar? Creía que sí.

¿Escuchó más voces? Ruidos de voces, ni siquiera voces, sino sus ruidos. ¿Dónde estoy? «Vale, René, recomponte. Estás en Protect, gilipollas, la puta Space Force».

Se quedó todavía un rato sentado sobre la cama, dándose un tiempo. Poco a poco se le fueron juntado de nuevo las piezas. Se le fueron juntando los recuerdos hasta formar una masa más coherente. Seguía sin recordar muy bien todo lo que le había dicho a Daya durante la noche, pero sí recordaba muy vívidamente lo sucedido durante el día: el ataque de los skullreps.

Suspiró hondo, esta vez más tranquilo. Dolía. No la pierna. Bueno, la pierna quizá un poco también, pero apenas. No. Dolía el alma. Le vino a la mente una de las cosas que le dijo a Daya: «Tengo el alma cansada». Sí, eso lo había dicho en algún momento.

«Tengo que hablar con Daya», se dijo. Tenía que asegurarse de no haber dicho nada muy comprometedor, aunque creía haberle dicho cosas sobre Kalina, sobre Leonora. ¿Se las había dicho realmente o lo había pensado? «Dios mío, qué vergüenza». Y ojalá sólo fuera vergüenza, aquello podía ser peor.

Kalina. ¿Dónde estaba ella? Recordaba haberla buscado con la mirada el día anterior, en el campo de batalla, y no la había visto. Sabía que estaba ilesa, porque le había preguntado a Daya por ella. Pero ¿cuándo era la última vez que la había visto? El día anterior por la mañana, al levantarse.

Ella dormía a sólo dos camas de él. Todas las mañanas, al levantarse, René la miraba disimuladamente. Y no, no era una mirada impúdica, no era una mirada que buscara ver lo que no debía ser visto sin permiso. Era una mirada limpia, una mirada con la cual él simplemente parecía querer decirse «sí, ahí está, mírala, tan bonita como siempre». Pero disimuladamente. Sea como fuera: tenía ganas de verla de nuevo. Ese día había despertado en la enfermería, no había podido dirigir su asidua mirada disimulada a Kalina. Ella también debía estar sufriendo. Ella también le tenía mucho aprecio a Sarah y debía estar muy dolida por su pérdida.

Mientras pensaba estas cosas sentado en su cama de enfermería, alguien le dijo que a las 10, tras el desayuno, debían estar en los hangares para la despedida de los cadetes caídos, Kurik y Sarah.

«¿Kurik?», pensó. No se había enterado de aquello y le extrañó que también el ruso cayera en combate. Nadie estaba a salvo. El azar parecía manejar sus vidas en ese planeta. No le dolió esa muerte: él mismo había deseado e incluso planeado matar a ese violador hijo de puta con sus propias manos y le alivió que un skullrep lo hubiera hecho por él.

El médico le dio permiso para retirarse de la enfermería, su herida ya curaba con normalidad. Simplemente, nada de carreras ni grandes caminatas o esfuerzos innecesarios con la pierna durante un par de días.

En el comedor, probó el bizcocho que habían preparado Becky y Narel. Bizcocho natgrewniano, un trozo de casa. Lo comió despacio, con nostalgia, haciéndose muchas preguntas en su interior mientras tanto, sin escuchar las conversaciones de quienes estaban a su alrededor, aunque el silencio parecía ser la tónica general aquella mañana. Y él lo agradeció.


Mes 2. Día 3. Hora 10 a.m. Hangares

René parecía abstraído. Había llegado a los hangares como un autómata, siguiendo la corriente de reclutas. No prestó atención a lo que ocurría alrededor. Incluso tardó en darse cuenta de que había soldados espaciales en el domo. Un escalofrío le recorrió la espalda cuando se percató de ello.

Vio pasar una cápsula en la cual iba Lizza Jacobs. Tampoco sabía que aquella mujer había caído herida. Las imágenes de la enfermería la noche anterior estaban en una extraña nebulosa.

Y entonces aparecieron los dos féretros. Sintió que la tristeza volvía a su pecho, y tardó quizá un par de segundos más de lo requerido en ponerse firme como les ordenó el brigada. Hizo el saludo mirando al féretro de Sarah; hizo su mejor saludo, pues ella lo merecía.

A continuación, escuchó las palabras del brigada, de las cuales le sorprendió escuchar que Sarah había recibido el título de soldado espacial tras su muerte. Un triste honor para una mujer que merecía haber logrado ese título en vida...

Cuando Joe pidió voluntarios para transportar los féretros, René supo que debía adelantarse para ser uno de los que llevaran el de Sarah, pero sus pies no respondieron, no se movieron. Estaba absorto mirando el féretro: le pareció que su cerebro le decía a sus pies que se pusieran en movimiento, pero su cuerpo se había declarado en rebelión y no obedeció la orden. Se quedó allí, muy quieto y en silencio, con su mirada perdida, incapaz de reaccionar. Él quería, pero no podía. Y esa incapacidad hizo que se le humedecieren los ojos imperceptiblemente, sin llegar a derramar lágrimas. «Lo siento, Sarah, te he fallado una vez más», pensó.

Ni siquiera escuchó los discursos que parecieron dar algunos reclutas en ese momento. Su mente no estaba del todo allí.


Mes 2. Día 3. Hora 11 a.m. Sala de esparcimiento

Del mismo modo que había llegado a los hangares, se vio de pronto en la sala de esparcimiento. Se quedó un rato de pie en mitad de la sala, solo, como si estuviera aún confundido, hasta que algo atrajo su mirada. Vio a Brinstom poniendo su brazo sobre Narel. El imbécil de Brinstom. René observó la escena y vio que se dirigían a las cocinas, seguidos con risitas de aquellos dos: Zack y Harold, el idiota que había dudado de Lizza.

René quizá estaba confundido, pero esa escena no le gustó nada. La rabia parecía ser un sentimiento capaz de movilizarlo esa mañana, de despertarlo y volver a la vida. Aquellos tres elementos le producían desconfianza y no pensaba permitir que se aprovecharan de la inocencia y la bondad de Narel. Así pues, los siguió a la cocina.


Mes 2. Día 3. Hora 12 del mediodía. Aula

René no entendió las palabras de Townhall. ¿Un juicio? ¿Thompson custodiado? Miró a Thompson y vio que estaba esposado.

¿Qué había ocurrido allí? No preguntó, no dijo nada, a pesar de que el teniente les dio espacio para preguntas. René se sintió como el alumno que no ha entendido la lección porque faltó a clase el día anterior o porque el día anterior estuvo mirando por la ventana, como le había sucedido miles de veces en su adolescencia. Y nunca preguntaba, siempre se atrincheraba en su silencio, porque los demás ya sabían.

Habían muerto dos reclutas luchando contra skullreps, una parecía estar debatiéndose entre la vida y la muerte y varios habían sido heridos. ¿Y ahora un recluta esposado, en custodia... y a juicio?

René sabía que a Thompson le gustaba colarse en lugares prohibidos, pero ¿le harían un juicio por ello? No entendía nada.

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21/07/2021, 14:40
René Carracci
Sólo para el director

Mes 2. Día 3. Hora 11:10 a.m. Cocinas

René siguió a Zack y Harold, los adelantó, alcanzó a Carl y Narel y se puso junto a la muchacha.

Hola, Narel, buenos días. ¿Cómo estás? —preguntó a la joven. Después de hacerlo, dirigió su mirada a Carl, frunciendo el ceño de manera significativa, como para que el hombre se diera cuenta de que él estaba allí y no iba a dejar sola a Narel—. Me encantó el bizcocho que habéis preparado para el desayuno. Me ha traído buenos recuerdos.

Siguió junto a ellos, muy atento a lo que hicieran aquellos tres hombres, pues desconfiaba de sus intenciones.

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21/07/2021, 16:01
Daya Banerjee
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Advertir/Notar en desayuno

Dificultad: 0

Habilidad: 5

Tirada: 3 4 8

Total: 4 +5 = 9 Éxito

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21/07/2021, 17:52
Director

Los rasgos físicos de los mandos son muy explícitos. Hay cansancio generalizado. Townhall parece no haber dormido en toda la noche, así como Joe, Quest y Kepborn. El hermano de Billy no va al comedor junto con vosotros.

Apenas hablan, eso solo significa una cosa: está todo dicho y apenas tienen nada que comentar. Toman café doble y un par de veces. Solo Quest como algo sólido, los demás lo evitan.

Kepborn mira muchas veces a Townhall, deduces que hay una amistad profunda entre ellos. Joe está más atento a los reclutas, parece evaluaros. Te mira en un par de ocasiones. Quest no quita el ojo a Grey, casi como si le obsesionara.

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21/07/2021, 17:06
William P. Thompson

William apenas había dormido durante la noche. Se sentía mala persona por no sentirse más afectado por el hecho de haber arrebatado una vida. Aunque le pesara, el dolor por Lizza y Sarah era muy superior. Las lagrimas se le habían agotado hacía horas, sólo quedaban unos ojos profundamente cansados y una mirada con un gran vacío. Durante el desayuno apenas probó bocado, un par de taza de café es todo lo que tomaría. 

Thompson seguía esposado, algo que no le habría detenido de manera habitual. Sin embargo esta vez era distinto, todo era diferente. No iba a forzar la situación y menos con lo que se cernía sobre él. Tenía claro a lo que se enfrentaba, pero en su cabeza sólo había sitio para Lizza y Sarah... Tampoco quería preocuparse demasiado por si mismo en ese momento. 

La llegada a la zona de hangares casi era como otro golpe más. Estar allí donde el día anterior tuvieron el enfrentamiento que cambió todo, era algo duro. Aún podía ver los cuerpos de Lizza y Sarah tumbados. Esperaba que hubiera salvación al menos para Jacobs, los recuerdos golpeaban fuerte, pero por suerte no quedaban lagrimas que derramar... la noche se las había llevado todas. La aparición de otra nave con soldados espaciales ya hechos y derechos tampoco pilló por sorpresa a Billy, aunque no sabía exactamente que es lo que ocurriría, era perfectamente consciente que tras lo ocurrido habría movimiento y posiblemente para él, consecuencias. Observó como la capsula que portaba a Lizza subía a la nave y luego los féretros con los cuerpos de Sarah y Kurik, aunque para los ojos de William sólo estaba el de Sarah. 

Se calló lo que pensaba ante el comentario de Townhall, no porque le molestara lo más mínimo que dijera algo así de Kurik, era normal enaltecer a los caídos, pero realmente le parecía mal que equipararan a Sarah con el ruso. Ella merecía mucho más. Cuando pidieron voluntarios, a pesar de la situación tan delicada en la que se encontraba, Thompson no dudó ni un segundo en avanzar, fue un acto prácticamente automático e incluso se lanzó a decir unas palabras ante el comentario de Townhall. Esperó a que terminara Jim, diciendo una palabras para ambos, aunque no tenía claro hasta que punto serían ciertas para Kurik, teniendo en cuenta que ella misma le había buscado las cosquillas en más de una ocasión, al menos demostró ser bastante lista, pues a pesar de su carácter habitual, había adoptado una actitud más comedida en una situación que bien lo merecía. Después continuó con unas palabras que sentía dentro de él y pronunció con mucha emoción, dedicadas a Sarah - No creo que nadie se sorprenda al escuchar que Sarah era la mejor de todos nosotros - empezó al tiempo que se ponía donde debería estar la cabeza de aquella maravillosa mujer, posando suavemente la mano donde consideraba que debería estar su frente - Aunque en realidad... era mucho más - los ojos de Billy temblaron ligeramente, aunque no había riesgo de lagrimas en ese momento, pero hubiera deseado que le quedara alguna, pues ella bien las merecía - Era nuestro faro, la única que demostraba en que consistía lo que debe representar la Space Force... cuidar los unos de los otros, proteger a las personas, sacrificarse por los demás, valorar a las personas por lo únicas que son... por el simple hecho de que tiene sentido, de que es la única manera de salvarnos como civilización... como especie... - Luego, mirando hacía donde debía estar su cuerpo, le hablaba a ella, o al menos a lo que quedaba de ella - Aunque nos faltes de aquí en adelante, sólo puedo asegurar que tu ejemplo nos acompañará a muchos de nosotros... algo que no está al alcance de cualquiera... - Con mucho cuidado, depositó un breve beso a la altura de la cabeza en el féretro de Castle - Ayer el mundo perdió a su estrella más brillante... pero tu luz ya nos iluminará para siempre - Después de decir esas palabras, se colocó en un lateral para ayudar a portar el cuerpo, en una posición intermedia... había dicho aquello por que ella lo merecía, pero no quería llamar la atención. Entendía que eso no le convenía, pero no pondría su conveniencia por delante de su amiga. 

11.00 Sala de esparcimiento

No acababa de estar a gusto con todo el grupo, lo cual era una novedad para Billy. Observaba a Narel cuando iba hacía él y la situación en la que fue desviada y la actitud de aquel trío le parecía altamente sospechosa. Por un lado su parte racional le decía que no serían tan estúpidos de hacer nada indebido, pero bien es cierto que Carl ya había demostrado su ausencia de cabeza anteriormente. Sintió un relativo alivio cuando René les siguió, a pesar de la seriedad de aquel extraño recluta que parecía querer ahuyentar a todos menos a Kalina, consideraba que al menos no permitiría que las cosas se fueran de madre. 

Escuchaba al médico del otro Domo hablar sobre Lizza y como iría su operación, al menos eso estaba bien. Cuando necesitara saber más sobre ella, sabía a quien acudir... en caso de que mantuviera la cabeza sobre los hombros el tiempo suficiente, claro. Observaba a Anne junto a Noor, Donner y Stealer... de alguna manera sentía que el tema que trataban era posiblemente un castigo para él, desvió la mirada con gesto inánime, no era algo que le preocupara demasiado, aceptaría lo que viniese... Jim marchaba con ellos, lo que daba que pensar. Ella sabía o al menos tenía la historia de William sobre lo ocurrido, contaba con que la conductora a pesar de lo caótica que solía ser, no tendría maldad y quizás con su peculiar manera, pudiera relajar un poco las tensiones.

Prestaba atención a Alvin y a Becky y se sorprendió de no haberse dado cuenta de aquello anteriormente, ambos le caían muy bien y se alegraba por ambos. Además eso seguro que podía ayudar a Baker a ganar en confianza lo cual le vendría genial. Aunque posiblemente les diera igual, los observaba con cariño y aprobación, aunque brevemente desviando luego la atención a su interlocutora. - Dale, te sigo - afirmó con algo de desgana. Se dejó caer con un saltito de la mesa en la que estaba apoyado y siguió a Grey. Antes de salir volvió la mirada hacía Banerjee... Era una mirada cargada de "lo sientos". Si lamentaba lo que había hecho, por múltiples razones, una importante era la que atañía a su "hermana mayor". Era posible que acabara ejecutado, expulsado o cualquier otra cosa... y lamentaba que en ese caso no podría cumplir tantas cosas que habían hablado. Con gesto apesadumbrado, caminó detrás de Grey en dirección a la biblioteca... 

12.00 Aula

Al llegar Townhall, Billy se puso en posición de firmes e hizo el saludo lo mejor que podía con las esposas. En realidad estaba claro que era mucho mejor habérselas quitado, no sabía pilotar y no era fácil escapar... aunque lo lograra, sería un fugitivo toda su vida. Pensó que claramente Quest era responsable en gran medida de aquello, pero no tenía intención de causar más problemas... parte de la chispa de William parecía haberse apagado al igual que la luz de Sarah. Se sentó ante la orden del teniente. Veía a aquel hombre que de alguna manera había llegado a ganarse su lealtad por su carácter ligeramente abatido por la situación y lamentaba sentirse responsable de parte de sus pesares, aunque lo ocurrido con Kurik al final había sido inevitable, si hubiera dejado que acabara con Lizza, entonces si que hubiera perdido su alma para siempre... al final había sido el mal menor, aunque no por ello se sentía menos atormentado. 

Al comentar lo del juicio y desviar, Townhall, su mirada hacia William le devolvió la mirada con gesto contrito, visiblemente turbado y apenado por lo ocurrido, aunque más por las consecuencias que habría, no sólo para él. La estancia en el Pec iba a ser una nueva prueba para todos. Su padre jamás había querido tenerle allí, pues consideraba que sólo sería una vergüenza para él, en alguna ocasión lo había visitado, pero siempre de manera esporádica. Desde luego todo esto sería una experiencia... quien sabe si la última. 

 

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21/07/2021, 19:18
William P. Thompson

11.00 - Biblioteca

Billy trataba de mantener la calma, realmente no le había querido dar muchas vueltas a aquello, aún así extendió las manos tratando de calmar a Dunne... aceptaría lo que viniera, ante todo no era un cobarde, no huiría - Tranquila... no tengo pensado huir... eso le traería más problemas a Townhall y admito que me cae bien - Desde luego no podía decir lo mismo de Quest, pero la situación seguro que no era agradable para el teniente y no quería ponerle las cosas más difíciles - Pretendo que aquellos a quienes valoro o aprecio no tengan que pagar por las consecuencias de mis actos - admitió pensativamente... la idea de mentir, aunque no le agradaba parecía lo más apropiado, aunque no a cualquier precio... William tenía unos principios bastante idealistas y él era el primero en guiarse por ellos - Admito que no soy un gran fan de las normas, pero si creo en la ética y en la justicia... no pretendo librarme de lo ocurrido, sólo por poder hacerlo... pero si es lo correcto, más allá de las leyes y las normas que a veces son ciegas si que lo intentaré - pensar en aquello, de alguna manera le aportaba una ligera calma. No podía ser paz, al menos no ahora, pero ocupar su mente en un peligroso problema, le ayudaba a centrar su mente, inquieta por naturaleza. 

- Decir que no vi a Lizza no debería de ser complicado, íbamos a nuestro primer entrenamiento, no he tenido entrenamiento de combate, la situación era un caos y estábamos desbordados... en realidad, visto fríamente es fácil de creer - Miraba a Grey - Tu estabas en primera fila, aunque entiendo que tu testimonio pueda tener mucho peso, no debería ni ser necesario - Si iba a haber problemas tampoco quería que nadie más que él cargara con ellos, a fin de cuentas había sido su decisión - Además, ya estás en el punto de mira... - Eso era otro asunto, que ella estuviera con los reclutas quizás exigiera más explicaciones de las que convenía dar. - Aunque... - y aquí venía el pero grande, pero lo que era más importante a ojos de Thompson. Algo que representaba mucho de como era él - Sólo lo haré si es por que es lo justo... lo correcto... y la justicia no puede ser subjetiva... - Él tenía claro que había hecho lo correcto, que había obrado con justicia, pero a fin de cuentas él era una parte implicada por lo que su testimonio no valía para tanto a sus ojos... a fin de cuentas ya se había equivocado antes. - Me interesa tener un juicio, pero referente a lo correcto. No puedo librarme de las consecuencias de mis actos sólo por poder hacerlo... Necesitaría dos, o quizás tres personas que valoren las situaciones no por unas rígidas reglas, si no por lo correcto, lo que es mejor... No sé si me explico... Y a ellos les dejaré decidir mi futuro... si consideran que obré bien, estoy dispuesto a mentir e intentar librarme del castigo que la ley me impondría... si deciden que mis actos no seguían un camino correcto o justo más allá de esas leyes... asumiré mi castigo sin mentir... - Y ahí radicaba una parte importante del joven. Tenía en ocasiones unos ideales estúpidamente elevados a ojos de muchos, pero él era el primero en guiarse por ellos. Necesitaba una opinión que no perteneciera a Lizza o a él mismo, pues necesitaba objetividad, pero no la fría objetividad de unas reglas rígidas. Era la objetividad de un sentimiento de justicia que buscaba comprender todas las ramificaciones de los actos y de los hechos, no era el orden de las leyes si no la ética de la humanidad. Después de dudar un momento añadió algo - También me gustaría hablar con Townhall... No te preocupes, no es porque quiera contárselo... pero quiero preguntarle, si después de lo ocurrido estaría cómodo teniéndome en su unidad... Eso también es importante, aunque sólo le pregunte eso... - Extrañamente, quizás el comportamiento del teniente le había convertido en una especie de figura paterna para Billy, o la ausencia de una figura así anteriormente... el caso, es que Townhall se había ganado el respeto del joven y parecía importante para él su dictamen, aunque entendiera que no pudiera saberlo todo. 

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21/07/2021, 20:58
Eylo Yilmaz

Mes 2. Día 3. ¿¿??

La comida estaba siendo insípida, huérfana de todo sabor y gusto, algo que le estaba extrañando en demasía sabiendo que era Narel quien cocinaba. Eylo se preguntó si le había pasado algo, así que se levantó de su bancada y se acercó al mostrador que unía la cocina con el comedor.

¿Narel? ¿Estás bien..? —le preguntó moviendo la cabeza. La eridiana se asomó con extrañeza y, tras unos instantes de silencio, Narel empezó a murmurar.

Yeaaah.. —canturreó ante un extrañado Eylo, casi de inmediato, alguien le giró bruscamente, era Grey que lo miraba intensamente y, como Narel, entonó uniéndose al inicio dado por la eridiana.

You are.. my fire.. —cantó Grey dando unos lentos pasos atrás —. The one desire.. —Eylo estaba un poco perplejo, pero aceptó con naturalidad esto. Una nueva voz se unió a aquel coro fantasioso, era Einar, que giró sobre si mismo en un hábil movimiento de danzarín.

Believe me when i say —a él, se juntó René con una sincronía envidiable —. I want it that way..

Una música que venía de todos lados empezó a propagarse por todo el Domo, todos los compañeros empezaron a moverse a su ritmo, abandonando los platos poseídos por el ritmo de la melodía.

But we are two worlds apart —tomó el relevo de la canción Evan, que se mostraba bastante en su salsa en ese momento y, a coro con ella, Daya hiló el siguiente verso frente a Eylo que estaba como espectador —. Can't reach to your heart.

Un magnífico movimiento de baile de las dos mujeres dio pie a que se uniera John Steele que, con un garbo inusual para él, sonrió como un galán siguiendo con la canción.

When you say.. That I want it that way... —como si fuera el colofón final de su intervención, Duncan se unió con un salto mortal frente a él hincando rodilla con los brazos extendidos, cantando a pleno pulmón —. ¡Tell me why!

En ese momento, todo el Domo se unió a coro y en baile al estribillo de la canción. Eylo observó aquello inaudito, inmóvil, como si aquel concierto fuera para él. Pero no se quedó ahí, pues en cada Tell me why, era el propio eridiano quien hacia la entradilla.

Ain't nothin' but a heartache —cantó el coro del Domo.

Tell me why —cantó Eylo poniéndose al frente ya, arrastrado, poseído, por la canción.

Ain't nothin' but a mistake.. Tell me why.. I never wanna hear you say.. —siguieron todos los compañeros cantando el estribillo de la canción, a lo que, superado este, William, libre y sin esposas, prosiguió tomando el foco del momento.

I want it that way.. —clausuró el estribillo volviendo todos al baile sincronizado. En ese momento, Eylo regresó al puesto de observador, y Grey volvió a acercarse a él.

Am I your fire? Your one desire.. —la exsargento bailó un tanto cercana y seductora frente al eridiano, pero se apartó dando vueltas sobre si misma, se acercaron Martín y Jim en esta ocasión con envidiables movimientos de cadera.

Yes, I know it's too late​ —cantó primero el joven ingeniero, y continuó la conductora —. But I want it that way..

Una vez más todo el Domo emprendió el estribillo a coro del Tell me why, y Eylo, arrastrado por el implacable ritmo de las boy's band, se unió a esta ya poseído por la canción.

Now I can see that we've fallen apart.. From the way that it used to be, yeah​.. —cantó Eylo sintiendo estos versos muy dentro de él, y cuando la voz no pareció querer seguir, una invitada especial entró en escena, Sarah, que arrebujó el siguiente verso al ritmo de sus compañeros.

No matter the distance —cantó la querida Sarah por todos, pero no fue la única aparición estelar, pues junto a ella lo hizo Kurik que, por contra de todo lo conocido para él, siguió la canción. Eso sí, ceñudo y con cara de asco, pero con un movimiento de cadera de bailarín profesional ​​​​​​—. I want you to know..

En ese momento cúspide de la canción, Kalina entró con su parte y, curiosamente, sus bichos la acompañaban en el tarro.

That deep down inside of me —Kalina y los bichos regresaron al grupo, danzando como una más de aquella sincronía de ensoñación. En esa sincronía volvió Grey junto a Eylo y la música cesó un poco el ritmo, otorgando al momento algo de ¿intimidad? Grey cantaba y, Eylo, impelido por el momento, se unió a ella cantando a duo con la mujer.

You are my fire.. The one desire.. —el eridiano miraba a Grey con intensidad, como ella lo miraba a él, pero, a un modo que solo los sueños pueden entenderse, Eylo miraba en el verde de la exsargento mucho más, algo que los trascendía y abarcaba el resto de sus compañeros. Teniendo ese sentimiento.. el resto de la canción fue un trabajo en grupo, coordinado y ensayado y, cada uno, a su modo, aportando su particular visión de aquella canción tan antigua..

******

Eylo abrió los ojos repentinamente, se encontró con la oscuridad previa a levantarse. Los efluvios del sueño siguieron presentes en su cabeza y, ahora, con el raciocinio retomando el control de su mente, no pudo evitar musitar un..

Joder.. Kurik cantando sigue dando miedo..

Mes 2. Día 3. Hora 10.00 a.m. Hangares

Después de aquel sueño surrealista de que, incluso, Eylo intentaba extraer un mensaje escondido de él. Seguro que lo había, por estrambótico y retorcido que fuera. El ánimo sombrío contagiaba al eridiano, pero también consciente de lo vivido el día anterior procuró imponerse al rampante sentimiento de culpa y responsabilidad que sentía, además del constante dolor en el costado de la herida aun cerrándose. Rendirse no era una opción, nunca lo había sido, y, en esas circunstancias, había que resistir. Buscó con la mirada a Grey sin encontrarla, se sintió un poco inquieto, pero terminó por sentarse junto a Benedict.

Gracias —le reconoció a su compañeros en telecomunicaciones —. Sabía que te guardabas para dar la charla en el momento de acuerdo —sonrió levemente —. Gracias.

En ese agradecimiento había mucho más de lo que aparentaba, Eylo comió junto al compañero intentando desconectar, pero no podía. El eridiano miraba a sus compañeros, preocupado por su ánimo y estado, si ya no podía evitarlo con normalidad, ahora con la responsabilidad adquirida se le añadía una presión adicional. No hubo mucho margen para charlas distendidas tampoco, el funeral por los caídos se dio pronto y Eylo asistió con firmeza. La rigidez de la posición exigida le hizo padecer de nuevo el dolor de la herida, pero lo aguantó lo suficiente como para cumplir.

Eylo hizo el supremo ejercicio de empatía y comprensión en aquel momento, tratando de dejar a un lado sus filias y fobias personales. Pensar en Kurik le causaba rechazo, pero el ruso ya no estaba, y embarrarse en aquel pensamiento no le iba a ayudar a superar aquello ni ayudar a nadie. Lo mismo con Sarah, quien su muerte era muy llorada, pero los vivos eran los que importaban ahora. Una última mirada fue dirigida a la cápsula que trasladaba a Lizza, de nuevo el pesar y la culpa le royeron las entrañas. Hizo de tripas corazón, se debía a algo, a algo importante que se había jurado la noche anterior. Busco a Grey en ese momento, contactó visualmente con ella y sintió alivio, no era consciente de cuanto necesitaba ese contacto hasta ese instante.

Cuando el teniente pidió voluntarios, Eylo esperó unos segundos. El eridiano prefirió observar los acontecimientos, analizarlos, apreció las dudas de René y se deslizó junto a él, le dio un leve empujón.

Ve. Puedes hacerlo —le sugirió con calma y un asentimiento. Luego miró el huérfano hueco en el féretro de Kurik, miró levemente al resto y guardó a cal y canto sus filias personales una vez más. Volvió la mirada hacia los que dudaban y les imprimió ánimo con un asentimiento para dar el paso que se resistían a dar.

Eylo avanzó con solemnidad, le abrumaba emocionalmente todo aquello, una saturación que gestionaba lo mejor que podía. Se puso junto a los dos ataúdes y, normalmente verbilocuaz, practicó un gesto propio de su gente. El eridiano se arrodilló ante los restos mortales de sus compañeros, puso las manos sobre los contenedores.

Que las estrellas os acojan de vuelta para que podáis contar vuestra historia —era una oració, un rezo, una petición. Hecho esto, se dirigió al ataúd de Kurik cubriendo el puesto que faltaba.

Ese gesto pudo ser mal recibido por algunos, pero, a decir verdad, a Eylo le traía sin cuidado. Era quien lo había acusado en público y denunciado a los mandos, quien le había dicho claramente lo que pensaba de él. No, no era precisamente ni un amigo ni nadie cercano a él, pero Eylo no dejaría a ninguno de sus compañeros de Domo en la estacada, ni siquiera a Kurik. La clase de persona que era el ruso era lo opuesto a todo lo que él era y creía, pero le habían dado la responsabilidad del Domo 12 y eso le incluía a él, era un compañero, a pesar de todo y, en ese momento, lo que requería todo el grupo era unidad. Llevaría a Kurik por su responsabilidad, y lo haría digno, solemne y entregado como lo hubiera hecho con Sarah. Aquella mañana, para Eylo, Kurik era uno más.

Notas de juego

Primera parte.

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22/07/2021, 10:57
Daya Banerjee

Mes 2. Día 3. Hora 08.00 a.m. Barracones y comedor.

Abrió los ojos lentamente y su mirada se enfocó en una cama contigua a la suya, ocupada por alguien de espaldas a ella. Tardó en situarse, en saber donde estaba. Y cuando. Su mente estaba aún a caballo entre la realidad que sus ojos le transmitían y su sueño que, ahora se iba dando cuenta, la había transportado muy lejos de allí, a su querido Innum, para hacer que durmiera y descansara. Los recuerdos del día anterior la asaltaron sin compasión entonces y se espabiló totalmente, sintiendo un vacio enorme en la boca del estómago, provocada por algo más que el no haber cenado la noche anterior. Se volvió en la cama y miró al otro lado del pasillo para cerciorarse de que lo que estaba recordando no había sido un sueño. La cama vacía de Sarah. Y más allá, fuera de su vista, la de Kurik igual de vacía le hablaron de que todo había sido real.

Se volvió hacia el techo, intentando tragarse aquella sensación que la embargaba, que nunca antes había sentido y que amenazaba con ahogarla. Obligó a su mente a viajar a la noche anterior al ataque, la noche antes de que todo pasara. Solo el recuerdo de esa noche, una noche bajo las estrellas de Protect,  podría calmar a su mente y darle un poco de descanso. Se refugió en esos recuerdos y cerró los ojos, acompasó su respiración, volviéndola lenta y profunda, obligándose a meditar durante unos minutos para encontrar la tranquilidad que necesitaba para encarar aquel nuevo día. Le costó una barbaridad poder hacerlo, se obligó una y otra vez a dejar su mente en blanco, a no pensar en nada, pero una y otra vez su mente le proyectaba imágenes del día anterior como si de una secuencia de fotografías se tratara. Imágenes del ataque, imágenes de sus compañeros en el suelo, sangre, llantos y quejas, Sarah y Kurik en aquella habitación de la enfermería…mezclados con otros recuerdos mucho más amables y cálidos que parecían haber sucedido semanas atrás y no solamente ni un par de días antes. Después de unos minutos de lucha en vano contra su propia mente, se sentó en la cama y, con cuidado de no despertar a nadie de los que aun dormían, se fue directa a la ducha porque quizás, era lo único que podía relajarla.

La ducha fue larga, en silencio pues nadie más había allí aún. Dejó que el agua corriera por su rostro y su cuerpo lentamente, sintiendo los fríos recorridos por los que decidía acariciar su piel, centrándose en ellos, dejando que, por una vez, el agua corriera sin más rompiendo su costumbre de cerrar el grifo cuando no la necesitaba, siguiendo una regla profundamente clavada en su ser y que respondía a la escasez de agua en Innum, a la necesidad de no desperdiciarla. Pero aquel día la necesitaba. Cuando terminó se vistió con un uniforme limpio y se recogió el pelo perfectamente. Era la única forma que tenía para honrar a los que se iban aquel día.

Cuando llegó al comedor, vio que ya había gente desayunando, pero de su grupo era la primera. Le sobresaltó descubrir que estaba allí el brigada. Lo saludó como correspondía al pasar por su lado, cuadrándose-Brigada Joe…-pero enseguida se escurrió hasta la mesa donde estaba dispuesto el desayuno. Cogió un trozo de bizcocho y un café y se sentó en su silla de siempre, en silencio y pensativa. El bizcocho estaba buenísimo y su estómago protestó de hambre al oler el café de su taza. La noche anterior ni se había dado cuenta de que no había cenado, hubiera sido imposible, como lo fue conciliar el sueño hasta altas horas de la madrugada. Al rato llegaron los mandos a desayunar y no pudo evitar mirar con sorpresa a los recién llegados. La taza de café  se detuvo a medio camino entre la mesa y sus labios durante unos instantes y después bebió un sorbo de café lentamente disfrutando de su sabor sin quitar la vista de la mesa principal, aunque procurando ser discreta. Algo allí la había sorprendido al no esperarlo. No pudo evitar que su mirada se cruzara con la del brigada Joe, no en una sino en dos ocasiones, en la que ambos coincidieron mirándose dentro del silencio que inundaba un comedor generalmente animado. La primera lo esquivó rápido, no quería que él se diera cuenta de que los estaba observando. La segunda vez fue algo más prolongado en el tiempo, no más de unos segundos, pero aquella mirada dura y fría la había casi obligado a sostenerla durante ese tiempo. Cogiendo aire, consiguió romper el contacto visual y prestar de nuevo atención a su café. Era observador, no perdía detalle de lo que pasaba, lo analizaba todo y tomaba buena nota. No le extrañaba ahora que el día anterior se hubiera fijado en su tatuaje sin que ella se hubiera dado cuenta.

Poco a poco fueron llegando compañeros, el comedor se fue llenando pero el silencio seguía siendo ominoso, incluso entre los de su mesa, que siempre estaban hablando de las Eagles, de los proyectos en el hangar y de alguna que otra tontería. Ella no tenía ganas de hablar, así que no podía ayudar demasiado en la conversación salvo devolver sonrisas y contestar si alguien le preguntaba algo o le reclamaba su opinión en cualquier aspecto. Su mente estaba muy lejos de allí en aquel momento. Iba de los acontecimientos pasados a los que iban a suceder en breve durante la mañana. Había visto por primera vez en su vida a dos personas cercanas muertas y ahora tendría que despedirlas. No sabía cómo podía reaccionar a lo que se llevara a cabo, todo era nuevo para ella y le daba un poco de vértigo pensar en ello, pero sabía que no tenía opción.

 

Mes 2. Día 3. Hora 10.00 a.m. Hangares

 

Cuando llegó la hora de ir hacia los hangares intentó imaginarse lo que iba a ver allí, era algo en lo que ni tan siquiera había reparado antes. Las Eagles, los vehículos. Cuando vio lo que los skullreps habían dejado simplemente se tuvo que parar y coger aire profundamente, totalmente impresionada por los destrozos. Aquellos Eagles no volverían a volar en días, semanas quizás. Se volvió a buscar a Yum y se acercó a ella, abrazándola por la espalda y apoyando su barbilla en el hombro de la muchacha que miraba apesadumbrada los restos que quedaban en pie-Las hicimos volar una vez, lo haremos una segunda… con tranquilidad, Yum-le dio un beso en el pelo y la abrazó fuerte, sabiendo lo que le estaba doliendo a la muchacha ver aquello porque ella sentía lo mismo. Eran semanas de trabajo tirados a la basura en un rato, todo lo que habían hecho no había servido para nada. Los skullreps habían hecho un trabajo magnífico, magistral.

-Mira lo que ha llegado esta mañana…-le dijo señalándole a la nave detenida en el exterior del hangar-Imagínate cuando puedas trabajar con una de esas. Porque se que lo harás, es la mejor Yum, y cuidarás de una o de varias con el tiempo, estoy segura… Vamos a fuera, luego podremos venir y empezar a ver por donde cogemos este destrozo -le dijo, tirando de ella al exterior para que dejara de mirar a las Eagles, para alejarse ambas de allí por ahora, ya tendrían tiempo y la obligación de volver a empezar con cada una de ellas.

En el exterior pudo ver a la dotación que había llegado en la nave, soldados espaciales que habían venido a protegerles. Aquello le hizo ver que el peligro aún no había pasado ni mucho menos. Si había habido un ataque podía haber uno de nuevo en cualquier momento, le quedaba claro con ver a todo el personal que se había movilizado para que ellos estuvieran seguros. Junto con Yum se acercó al resto y formó siguiendo las indicaciones del brigada Joe sin perder de vista todo lo que se desarrollaba ante sus ojos, aunque pronto lo más importante que tuvo delante de ella fue la cápsula de soporte vital que mantendría a Lizza estable durante su viaje al PEC en el que pudieran ayudarla médicos especialistas.

Ojalá tuviera suerte, ojalá volvieran a saber de ella.

Después aparecieron los dos féretros. Sarah y Kurik. La boca del estómago de Daya se cerró de golpe y porrazo. Volvió a ver a Sarah en la enfermería, la visión que había tenido de ella misma allí tumbada. Su cabeza volvió a jugarle una mala pasada y se imaginó que era ella la que iba allí dentro en un futuro más o menos cercano. Se obligó a respirar lentamente, a dejar la mente en blanco.

La voz del brigada fue más fuerte que ella y a la voz de firmes hizo que su cuerpo adoptara la posición requerida tan bien aprendida ya. Daya temía los siguientes minutos, se imaginaba lo que venía a continuación y se concentró en apretar fuertemente la mandíbula y respirar profundo para intentar no emocionarse al escuchar las palabras del Teniente. No debía hacerlo, no era el lugar, tenía que controlarse. Las palabras del Teniente le gustaron, estaba siendo objetivo y acababa de darles a los dos el rango de Soldado Espacial, aquel por el que habían llegado allí y estaban luchando todos. Ellos lo habían obtenido antes de tiempo, demasiado, y sin previo aviso, aunque eso no calmaría el dolor de sus familias, ni serviría para nada ya, ni a ellos ni a nadie. Imaginó cómo tendría que haber sido comunicar las noticias a sus familiares, cómo sería cuando les entregaran los féretros… se forzó por dejar la mente en blanco con todas sus fuerzas, dejar de pensar en aquella dirección…o no conseguiría aguantar el tipo durante toda la ceremonia.

No se esperaba el ofrecimiento del Teniente y sus palabras hicieron que aguantara la respiración. Si ya le estaba suponiendo a ella escuchar las palabras que el Teniente acababa de pronunciar, escuchar a sus propios compañeros le iba a suponer un mundo. Al ver como Anne, Donner, Stealer  y Noor no dudaban en acercarse al féretro de Kurik, seguidos de Jim, aguantó la respiración, preparándose. Faltaba uno más para levantarlo pero Anne se lanzó a hablar. Aún a pesar de todo lo que sabía de Kurik, de lo que había hecho, no dejaba de ser uno más del Domo, una persona que había llegado allí con las mismas aspiraciones que todos y al que echarían en falta su familia y sus amigos. Anne tampoco era la mejor para ofrecer un discurso, pero aún así emocionó a Daya que apretó más fuerte la mandíbula y fijó la mirada en un punto del horizonte sobre los dos ataúdes.

Se quedó expectante a ver quien daba un paso adelante hacia el féretro de Sarah, ella no sabía si sería capaz de aguantar formar parte más directa aún de todo aquello y ni mucho menos, decir unas palabras en honor de Sarah y Kurik y aguantar las lágrimas al mismo tiempo. Solo quería que aquello terminase rápido…

Pero en ese momento vio como William se adelantaba y cerró los ojos un instante para abrirlos lentamente y mirar a su hermano que, serio y profundamente afectado, se acercaba al ataúd de Sarah. Se quedó sin respiración al verlo y escucharlo y supo lo que le estaba costando todo aquello. Y cómo podía sentirse sabiendo fijos todos los ojos en él. Vio moverse a Eylo, acercarse y rendir homenaje a los dos caídos, cubrir el lugar vacio que quedaba para portar a Kurik. No le extrañó en absoluto que lo hiciera, aquel gesto le describía.

Fue consciente de que era la primera vez pero no sería la última que, por desgracia, viviría algo así. Tenía que ser fuerte y darle a ambos lo que quizás no les había dado en vida a ninguno de los dos, porque era el último momento del que disponía, no habría otra oportunidad y tenía que elegir entre una de las dos opciones que tenía. Por que solo había dos. Dar un paso adelante o no. Y sabía cual debía ser la que le gustaría haber hecho cuando pensara en aquella mañana en el futuro…  Se armó de valor, se intentó imaginar que estaba ella sola allí con ellos dos, sin nadie más a sus espaldas, y dio un paso al frente ocupando el lugar que había ocupado instantes antes Eylo, tomando el relevo para despedir a ambos compañeros, sin distinciones. Inclinó su cabeza ante los dos féretros con respeto y se llevó la mano al corazón, donde la dejó unos segundos, sintiendo que la vista se le nublaba y una lágrima corría por su mejilla sin poder controlarla finalmente.

Habéis cumplido el sueño por el que llegasteis aquí. Habéis luchado, nos habéis defendido y habéis caído. Ahora sois polvo de estrella de nuevo y vuestro recuerdo siempre vivirá en nosotros. Volad libres…

Se dirigió lentamente al ataúd de Sarah y se colocó delante de Billy a quien, discretamente, rozó levemente su mano al pasar junto a él. Un leve gesto de apoyo, para transmitirle que no estaba solo, que podía contar con ella pasara lo que pasase.

Miró al frente, a la compuerta que separaría finalmente a Sarah y Kurik de Protect alejándolos de ellos para siempre. Y deseó que fuera rápido, pues cada segundo contaba para Lizza.

 

Cuando la nave despegó y todo terminó, Daya se quedó un instante viendo como la estela de la nave cruzaba el cielo y rompía la atmósfera perdiéndose finalmente de la vista, llevándose a los dos primeros compañeros caídos y a una que luchaba por sobrevivir.

 

Mes 2. Día 3. Hora 11.00 a.m. Sala de esparcimiento

 

Se limpió rápidamente las lágrimas y siguió a sus compañeros al interior del domo. No pudo evitar ver como el brigada Joe hablaba a Yum y la cara de circunstancias de esta mientras se acercaba a ellos dos. Cuando llego a la altura de ambos, escuchó el final de la conversación y entendió lo que había pasado, cual había sido la petición de Yum así que, cuando esta decidió hacer caso al brigada, ella se puso a su lado, pasándole el brazo por encima de sus hombros para que no se sintiera sola. Le lanzó una mirada al brigada, intentando que comprendiera, solo con aquello, lo importante que era para su amiga ponerse a trabajar en las Eagles, pero sabiendo que las órdenes eran las órdenes y que quizás él no conociera lo suficiente a su amiga para entender lo que le estaba doliendo aquello.

-Vamos... descansemos un poco. Ya nos dejarán venir, no te preocupes por eso ahora, ¿vale?

Caminaron las dos hacia la puerta del domo y se sorprendió al ver a aquella soldado custodiando la puerta de entrada al interior, entendió que realmente tenían prohibida la salida al exterior del domo a raíz de lo sucedido. Sabía que era por su seguridad, pero sentir que no tenía la posibilidad de salir fuera, aunque ahora no sentía la necesidad de salir y, ni mucho menos de noche, no le hacía sentir libre. Era una sensación extraña la que le produjo verla allí, instándoles a entrar. Era casi como si estuvieran todos presos del Domo.

Pero no quería darle vueltas a aquello y se dejó llevar adentro acompañada de sus amigos, necesitaba algo caliente que la reconfortara por dentro después del frio interior que sentía tras la partida de sus tres compañeros. Dejó que Yum siguiera hasta la sala de esparcimiento y ella se dirigió directamente a la cocina y se sirvió un café bien caliente, que agarró entre sus manos y olió cerrando los ojos, dejándose llevar por el aroma. Miró por la cocina, que estaba vacía y se preguntó si alguien le habría llevado el desayuno a Keira y a Sue y si haría falta ella en la enfermería. Duncan no le había dicho nada, pero quizás no quería molestarla después de terminar la noche anterior tan tarde. Las chicas a lo mejor no estaban aún despiertas, pero cuando lo hicieran seguro que necesitarían algo caliente que las reconfortara. Preparó un termo con café, cogió un buen trozo de bizcocho que puso en un recipiente partido en dos antes de abandonar la cocina para ir en busca de Yum y decirle que debía ir a la enfermería un momento. Al salir, se cruzó con Narel y con Carl, que la sujetaba cariñosamente, cosa que sorprendió a la innumita, nunca los había visto así, pero le alegró saber a la muchacha acompañada después de lo mal que lo había pasado la noche anterior-He cogido café y bizcocho para la enfermería, con tu permiso-le dijo con una sonrisa a la chica dejando que ambos siguieran su camino. Se cruzó después con Zack y Harold a quienes saludó con un gesto y una sonrisa sin detenerse apenas, con prisas por encontrarse con Yum.

Cuando llegó a la sala de esparcimiento descubrió que estaban la mayoría allí. Entró lentamente, buscando con la mirada a su amiga a quien localizó sentada en un sillón hablando con Vera. Se dirigió hacia ellas esquivando a la gente y encontrándose por el camino con unos ojos azules que caminaban en su dirección. Sostuvo la mirada unos segundos, manteniendo una expresión neutral mientras los dos mandos pasaban a su lado hablando de Lizza. No pudo evitar detenerse y volverse a confirmar que salían de la sala, estaba segura que camino de la enfermería. Dudó un instante si sería buena idea ir allí ahora, pero pensar que sus dos amigas podían estar con el estómago vacío o Duncan necesitar su ayuda la decidió a seguir con su plan inicial. Que la echaran si no la querían en la enfermería. Cuando retomó su camino hacia Vera y Yum, descubrió que el sillón en el que las había visto estaba ahora vacio lo que hizo que arrugara el ceño, buscándolas con la mirada, para descubrirlas en el último instante abandonando la sala por la puerta que llevaba a los barracones agarradas de la mano.

Su cara tuvo que ser el vivo reflejo de la extrañeza que sentía por aquella visión pero, fuera lo que fuera, no iba a molestar con su presencia a las dos chicas en ese momento, lo tenía claro, más conociendo a Vera aunque Yum acababa de sorprenderla.

Se volvió buscando a alguien de los suyos, de los más cercanos. Alcanzó a ver como Grey sacaba de la sala a Billy y estuvo tentada de detenerlos un instante. Pero se detuvo en seco, no quería ponerla en un compromiso, no precisamente a ella, sabiendo que había ojos estudiando cada movimiento de la mujer para caer sobre ella como un ave de presa. Así que los vio abandonar la sala, Billy aún esposado. ¿Era necesario aquello? Estaba segura que era idea de Quest, aquella mujer disfrutaba con aquello, casi podría jurarlo.

En ese momento, la música comenzó a sonar a su alrededor y vio como Becky y Alvin se lanzaban a cantar. Con una sonrisa tímida, se deslizó lejos del centro de la habitación, fuera de los posibles intentos de Becky porque ella acompañara la música o, peor aún, que bailara, no se encontraba de humor esa mañana. Se conocía a Becky y si se empeñaba la pondría en un compromiso para que participara. Así que tenía el tiempo justo para salir de allí y pasar desapercibida antes de que la cosa fuera a más si quería llegar a la enfermería con un poco de tiempo para ayudar si era necesario.

 

Mes 2. Día 3. Hora 12.00 a.m. Aula

 

Daya se levantó y se cuadró, como ordenaba el brigada cuando el teniente entró en el aula. Tomó asiento cuando lo indicaron y se dispuso a escuchar lo que tenía que comunicarles.

Asintió levemente cuando el teniente confirmó que no podían salir al exterior, eso estaba claro y entendía las razones. Bastaba mirar a los soldados apostados fuera custodiando el perímetro.

La sorpresa al saber que iban a ir al PEC fue mayúscula, no se esperaba aquella noticia. Pero no pudo dejar de mirar a William, preocupada por él. Pensaba que, pasase lo que pasase, tendría lugar en el Domo, no en el PEC. Aquello dotaba a la situación de una amplitud mucho más grande y más impactante para todos pero, sobre todo, para el  muchacho. La única buena noticia, dentro de lo que cabía, era que en su turno de guardia podría hablar con él con tranquilidad, algo que no había tenido oportunidad de hacer desde que todo se había precipitado y había visto tan de cerca el cañón del arma de Quest.

El siguiente comentario del teniente se lo tomó personalmente por la parte que le tocaba. No dudaba de que su aventura con la Starliner había traspasado fronteras. Lanzó una mirada fugaz a Einar. Si lo pensaba detenidamente, ellos no habían escuchado nada de otros Domos, pero ella sabía que a otro nivel las noticias corrían, que ellos serían los últimos en enterarse de lo que pasase en cualquier otro lugar, pero los mandos manejaban otro nivel de información. Ellos eran simples cadetes a los que no llegaba nada del exterior.

Y no pudo dejar de levantar una ceja, sorprendida del comentario del teniente sobre sus hijas. ¿Formarlas como reclutas? Tragó para digerir aquello. Más de uno iba a llevarse las manos a la cabeza.

¿Preguntas? ¿Alguien tenía alguna pregunta? Jim. Por supuesto preocupada por los vehículos como Yum, Einar y ella estaban de las Eagles. Lo que el Teniente contestara respecto a eso, sería aplicable a las naves, así que la pregunta ya estaba hecha, solo quedaba esperar la respuesta del mando. Su otra pregunta respecto a las naves sabía que se haría en otra ocasión por otra persona, así que no la sacó allí. Cruzó su mirada con Eylo y, con un leve gesto, le hizo saber que se lo dejaba en sus manos, aún quedaba mucho tiempo para que las naves volvieran a volar con seguridad.

Su mirada se movió por el resto de la sala, esperando si surgían más preguntas. Se cruzó con la mirada de René que reflejaba sin lugar a dudas su desconcierto. Le hizo un pequeño gesto, indicándole que después ella podría explicarle lo sucedido si él quería. Le alegraba ver que ya estaba mejor y que Duncan le había dado el alta de la enfermería, aunque esperaba que se cuidara la herida de la pierna para que no volviera a abrirse.

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22/07/2021, 15:51
Duncan "Duke" McCarthy

El día fue largo, la noche eterna. Duke acababa la última de las operaciones ya entrada la noche y aun le quedaba el papeleo, mucho papeleo, y eso si no había ninguna sorpresa más, si no se ponían a matarse los unos o los otros mientras el peleaba por mantenerlos vivos. El cansancio se acumulaba y no había posibilidad para descansar. Kepborn lo había intentado un par de veces, pero salvo para una cabezada de media hora, como si estuviera en una trinchera, no había conseguido más que fuera una vez al baño y que bebiera café y algo de agua. No podía comer, no habría podido después de lo que había pasado.

Había recuperado la voz, bueno, una minúscula puerta de esperanza para poder volver a ser una persona normal, pero había perdido mucho más que eso, casi todo, como si una mano cruel hubiera abierto su caja de Pandora particular. Se había alistado para luchar contra los skullreps, para salvar a buenos hombres que pudieran seguir luchando, que quisieran proteger a sus amigos, a su familia, a su raza y se había encontrado una realidad muy distinta. Los mandos habían mirado para otro lado, los habían abandonado, como esos padres ilusos que piensan que sus hijos adolescentes se van a portar bien y que no van a montar una fiesta durante esa escapadita de fin de semana. Y así había pasado todo, allí se había fraguado la desgracia. No lo podía probar, pero aquello había sucedido, al menos en la mente de Lizza, de la que ya no podía asegurar tampoco si estaba pirada o no, pero sus reflejos eran los de una mujer maltratada, agredida sexualmente, no violada, no al menos según los códigos legislativos que tanto había tenido que estudiar. Daba igual, Lizza había decidido tomarse la justicia por su mano, Kurik había respondido y Billy había reaccionado, haciendo lo que el consideraba justo, sin pensar en las consecuencias, obviando los consejos que le dio la noche en que jugaron al billar. Las normas, lo que es justo, habían filosofado sobre ello, y seguramente el debía sentir que había hecho justicia, el problema vendría por los amigos de Kurik, que pensarían estar haciendo justicia al vengarse, y luego se vengarían los amigos de Billy, hasta que no quedara nadie. Esa era la realidad de la Space Force, era lo que no se veía desde la tierra, lo que no contaban en los anuncios, y la verdad era esa, una verdad ya citada por los antiguos, el hombre era un lobo para el hombre, y a un lobo no hay que darle armas de fuego.

Los sensores de pulso se dispararon en la cama de Lizza y corrió a su lado. La presión subía, eso era malo, así que le inyectó algo para controlárselo. No estaba fuera de peligro, la operación había sido larga y compleja y aunque sabía que había hecho lo mejor, que no se había guardado nada se daba cuenta que no podía estar satisfecho, no según su estándar de resultados, pero era algo que le pasaba, solo la sanación total era satisfactoria, y ahí habría secuelas. Le daba un poco igual si Kepborn o quien fuera su siguiente médico lo censuraban, o si su fama o credenciales se arruinaban, pero aquello, el que hubiera secuelas era algo que le dolía en el alma.

Realizó su ronda, y se acercó a la cama de Sue. Ella si que iba a salir de aquello. Ya iban dos veces que la salvaba. Le cogió de la mano y el sueño le venció. La calidez de la mano de Sue hizo que sus defensas se quebraran. Había trabajado, había llorado y su cuerpo le dio un descanso que su mente le negaba.

Dio un respingo. Seguía siendo de noche y miró el reloj. Las 6. Hizo la ronda y dio el alta a varios pacientes, René, Emory, Eylo, los heridos más leves. A todos les dio las mismas instrucciones, nada de esfuerzos físicos con la zona afectada hasta quitar los puntos. No sabía si le habrían entendido o no, pero en el peor de los casos se les abrirían las heridas y volverían a la enfermería si no querían manchar la ropa de sangre. Lizza dormía en un coma inducido, Sue y Keira habían cedido al cansancio y al abrazo de los analgésicos y había conseguido que Daya se marchara, quedándose solo por primera vez en toda la noche. Estaba solo, aun rodeado de gente se sentía solo. Le sonreían, le trataban medianamente bien, pero la motivación era clara, necesito al médico por si me pasa algo, no es que hubiera interés en crear lazos con él. Se sentía como una isla en medio del oceano a la que llegan barcos para aguar, marchándose sin mirar atrás cuando han llenado los depósitos. Estaba solo, y aun así notaba las miradas reprobatorias de algunos compañeros por no haber salvado a sus amigos. Había repasado la escena una y otra vez, preguntándose si cambiando el orden hubiera podido salvar a alguien más. Tal vez si Sarah hubiera sido atendida antes que Keira, tal vez si Kurik antes que Sue, y en sus oídos resonaba el donde está el puto médico...el puto médico. Había casi empalmado el día y la noche, operado a tres personas y se sentía así.... el puto médico. Miró al ordenador y se dirigió hacia él, empezó a teclear con rabia mientras rompía a llorar, lágrimas de rabia.

Yo, Duncan McCarthy, según lo establecido en las ordenanzas declaro que es mi deseo, sin haber sufrido ningún tipo de coacción o instigamiento y estando en pleno uso de mis facultades mentales, licenciarme de la Space Force y reintegrarme en la vida civil.

Y así lo informo a mi inmediato superior, el Teniente Townhall, mando al cargo del domo 12

Alguien entró por la puerta de la enfermería. Duncan dio un salto, pero no borró lo que había en la pantalla, nadie miraba la pantalla de un médico, siempre estaba llena de cosas que a nadie le interesaban, pero no es que hubiera pensado en ocultarlo. No se había alistado para eso, no pertenecía allí, no había familia a la que pertenecer porque todos se querían matar entre ellos. Lee Joe le informó que habría un servicio a las 10 para despedir a los caídos y que a las 12 les darían novedades, y lo peor de todo, que se iba a trasladar a Lizza al domo 17. Eso le iba a dar más trabajo, pero tal vez si el neurólogo era bueno podría hacer algo por ella, lo que fuera. Se frotó los ojos, se tomó el quinto, no, el sexto café de las últimas 4 horas y empezó a escribir. Las letras le bailaban, pero tras frotarse los ojos varias veces todo se quedó en un parpadeo molesto. Al trasladar el paciente tenía que explicar de forma pormenorizada que había hecho, como y porqué, explicar la técnica, explicar como había reaccionado la paciente, drogas suministradas, todo, sus dudas, sus temores sobre posibles secuelas, todo, un ejercicio de transparencia brutal para quien su humanidad era más importante que su ego.

Acabó 5 minutos antes de la despedida. Se quitó el comunicador, no tenía muchas ganas de hablar y era una manera fácil de lograrlo, y salió en dirección al hangar, cerca de la cápsula de Lizza por si habia algún otro problema. Vio los soldados y las armas que llevaban. No hacía ser muy inteligente para saber que aquel ataque los había sorprendido, y que alguien había llamado a la caballería. No era asunto suyo, la única vida que dependía de él era la de Lizza y a ella le prestaba atención. Permaneció junto a ella hasta que hubo que formar, y aun así le dirigía miradas de reojo para comprobar que todo siguiera en verde. Saludó, algo más tarde de lo que hubiera querido, pero su atención estaba en su paciente y no en el mando, a parte de no haber casi dormido, ni comido, pero saludó y se enderezó lo más castrensemente posible. El discurso estaba lleno de hipocresía en el peor de los casos, de condescendencia en el mejor. Allí había personas queridas, pero no para todo el domo, ni de cerca. Sarah si que había luchado como una leona, no como Kurik, Kurik era uno de los motivos por el que merecían extinguirse todos, como raza, aun así había gente abatida por su muerte. Eran soldados, volvían a casa, sus delitos quedaban atrás pero no sus pecados. Si lo recordaría, lo recordaría para siempre, no volvería a cometer el mismo error. Einar tenía razón, solo denunciando se conseguía mantener el buen ambiente, y si lo hubiera hecho, si no la hubiera creído y hubiera confiado en su instinto, no estarían llorando por Kurik, ni Lizza tendría la cabeza agujereada. Se pidieron voluntarios y él no lo dudo. Se acercó al féretro de Kurik, sacó su viejo mechero con la cruz de San Andrés y musitó en silencio

- Tanta paz halles como descanso dejas...

Después se acercó al de Sarah y empezó a musitar

- Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios, alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos y los que quedan en la tierra jamás os olvidarán.

El grupo de amigos de Kurik se dirigieron hacia él, algo sencillo de esperar, lo que le llamó la atención fue como expresaba su pérdida Anne, y sobre todo Jim. Aquello también iba a ser difícil pero nada podía achacarle. Se estaban conociendo, no eran nada, vale, habían compartido suelo de un vehículo un par de veces, no tenía más derecho que ese, pero se sentía mal, sentía que tenía que poner el freno ya o lo que le venía por delante era mucho sufrimiento. Sonrió con tristeza, mirando de reojo a Noor. Al final, una chica de 20 tenía más seso que él... chica lista, viejo tonto.

Se unió a la comitiva de la capsula de Sarah y la levantó. No tenía palabras para ella, no la había podido salvar, pero sí que podía acompañarla en sus últimos pasos. La depositó con infinito cuidado en el suelo, la saludó marcialmente y se retiró en silencio. Había gente que lo iba a necesitar en la enfermería y hacia allá se encaminó.

Lo primero que hizo fue ponerse el comunicador, allí lo necesitaba y podía fingir que seguía siendo el alegre doctor de siempre. Sonrió a Sue y Keira y estudió sus constantes, temperatura y presión. Todo en orden, Keira tenía algo de fiebre pero era normal tras la operación mientras no se disparara. Daya apareció con pastel y líquidos y arrugando la nariz como disculpa le dijo a Keira

- Lo siento, nada sólido hasta dentro de 2 días... piénsalo, estás haciendo una operación bikini forzosa...pero valdrá la pena. Tampoco líquido, tendrás que conformarte con el suero...de momento.

Le hizo una señal a Daya para que le acompañara. La miró a los ojos, parecía que la había atropellado un camión. Sonrió y suspiró, reuniendo la poca paciencia que le quedaba y le escribió
- Una persona con una herida en el abdomen no puede comer o beber. Cosí un intestino de Keira ayer, no está preparada para comer, al menos dos días, y será un puré, no puede comer cosas sólidas. Vale?. Te agradezco mucho la intención, pero si tienen heridas en el abdomen ni agua ni comida sin consultarme....y... deberías marcharte a descansar, haces mala cara....pero si no quieres marcharte cambiales la bolsa del suero. Primero cortas el gotero, sacas la bolsa vacía, pincha la nueva y enciendes el gotero, un cuarto de vuelta a la izquierda. No olvides golpear el depósito del suero para comprobar que las gotas caen con regularidad...debería estar a una gota cada 5 segundos más o menos....

Le dio una palmadita en el hombro y siguió a lo suyo hasta que Kepborn y Lee vinieron a pedir explicaciones sobre las enfermas. De forma esquemática pero sin dejar detalles importantes les explicó su estado, dándoles aproximadamente una previsión de cuando volverían al servicio activo. Sue probablemente en una semana, Keira tal vez 10 días. Presentó sus informes a Frank por si tenía algún tipo de segunda opinión al respecto y cuando acabaron dio otra pequeña cabezada de emergencia, 20 minutos, lo justo para levantarse totalmente desorientado.

Se dirigió al aula y llegó justo cuando el teniente empezaba a hablar. Saludó, y ocupó un sitio discreto, esperando que su retraso no diera lugar a una reprimenda. Se sentó, reprimiendo un bostezo y se frotó los ojos con rabia. Tenía que despertarse, tenía que estar atento. Los soldados estaban para protegerlos, viajarían al PEC, habría un juicio, habría que custodiar a Billy, eran señalados dentro del PEC y venían las hijas de Townhall como cadetes, sin tener la edad. Preguntas? Se hubiera reído si no estuviera tan cansado. Aquello no tenía lógica, ninguna... Todo el mundo se había vuelto loco. Si alguien quería hacerle algo a Billy aprovecharía su guardia o la de Narel, y ellos lo iban a impedir? A no ser que fuera lo que se pretendía, que el domo hiciera justicia por su cuenta y no llegar a juicio...

Cuando acabaron las preguntas Duke pidió permiso para volver a la enfermería, tenía trabajo que hacer todavía. Informes, acabar con su renuncia, avisar a Heather de que volviera a casa... Se lo merecían, se merecían que los skulls les destrozaran, pero sus padres no lo habían merecido, así que, en el orden cósmico todavía podía matar a algunos skulreps más, al menos hasta que Teller viniera o estuvieran sanas Sue y Keira.

 

Notas de juego

* Edit: Falta de ortografía que haría llorar a una cebolla :P

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22/07/2021, 21:41
Daya Banerjee
Sólo para el director

Mes 2. Día 3. Hora 11.10 a.m. Enfermería

 

Abrió la puerta de la enfermería con cuidado y entró, sin saber a quien encontraría dentro ni en qué circunstancias. Había supuesto que Kepborn y Joe habían llegado antes que ella, así que era posible que molestase si estaban en alguna reunión médica o similar. Pero todo parecía tranquilo y Duncan estaba en ese momento con Keira y Sue y no había ni rastro de los dos mandos. Se acercó al médico y a las dos pacientes que, en aquel momento estaban despiertas, con una enorme sonrisa de alegría. La primera de aquel día, la primera razón que tenía para estar alegre.

-Buenos días dormilonas…¿Qué tal estáis? -les preguntó acercándose, pero mirando a Duncan a ver la expresión de su cara porque era el que realmente podía saber cómo estaban.

Dejó sobre una de las mesitas lo que traía e informó a Duncan-He traído bizcocho y café por si quieren desayunar… -Duncan no llegó a contestarle a ella, sino directamente a Keira y al escucharlo fue cuando cayó en la cuenta que la gravedad y la profundidad de las heridas de Keira eran incompatibles con la comida. Cerró los ojos, suspirando largamente y siguiendo a Duncan que la llamó a reunión de emergencia para explicarle porqué Keira tenía que estar a suero. Ella ya se había dado cuenta pero aún así aceptó de buena gana el comentario del doctor, tenía mucho que aprender y debía agradecer que no la hubiera largado de allí nada mas llegar con comida y que le estuviera explicando todo aquello-Entendido. De todas formas, no les hubiera dado nada hasta hablar contigo… No tenía claro que pudieran comer, aunque pensaba que sí podrían tomar los líquidos las dos.

Iba acelerado, demasiado. No lo vio bien. Así que lo dejó terminar de explicarle lo que tenía que hacer con los sueros y solo lo detuvo cuando le dio una palmadita en la espalda despachándola. Ella se volvió y le agarró la mano, deteniéndolo.

-Cambio los sueros con una condición… Ven… -tiró de él y lo llevó a su mesa, sentándolo, y haciéndole una señal para que no se moviera. Se acercó a donde había dejado el café y el bizcocho y le guiñó el ojo a las chicas-No tardo en venir con vosotras…-antes de dirigirse junto a Duncan de nuevo y dejar delante de él las dos cosas-¿Sabes? No debería haberme ido anoche…-se acercó a uno de los muebles y cogió un vaso de papel que llenó con el café caliente del termo-…No has dormido, no has ido a desayunar esta mañana, has aguantado toda la ceremonia en firmes y has vuelto aquí a seguir-Se apoyó en su mismo lado de la mesa, junto a él, alargándole el vaso con el café y preparándole un trozo de bizcocho-Es de Narel, lo hizo ayer y esta noche ayudó a bajar unas cuantas pastillas de las que me diste. Desayuna con tranquilidad, baja el ritmo… aunque solo sea media hora. Ellas te necesitan para que las cures y yo para que me enseñes, si te pasa algo…toda la cadena se romperá. Déjame a mi con los sueros y tu desayuna. Y después deberías irte a dormir un buen rato.

Lo miró fijamente y asintió-Sí, eso vas a hacer. Y no quiero que me digas que no. Llévate el comunicador, ponlo debajo de la almohada y si pasa algo te llamo. Tienes esto controlado, déjame a mi. No le daré nada a nadie sin tu permiso, te lo prometo-levantó la mano y le sonrió, animándolo a desayunar-Mientras que no empieces no cambio sueros así que… -le indicó con el dedo índice el café y se cruzó de brazos, expectante a la reacción de Duncan pero, tras unos segundos, le dio espacio. Lo veía agotado y en parte sabía que podía haberlo ayudado más-Explícame también lo que te pueda ayudar con el papeleo… esas cosas entre dos se terminan más rápido… para la siguiente… ¿vale? Voy con los sueros…y a darle el desayuno a Sue.

Se separó de él, poniéndole la mano en el hombro y ejerciendo un poco de presión, dispuesta a dirigirse al almacén para recoger dos bolsas de suero. Fue entonces cuando se fijó en la pantalla del ordenador y, sin poder evitarlo, leyó lo que estaba allí escrito. Se quedó un instante quieta, intentando entender lo que acababa de leer. Miró a Duncan profundamente-No lo mandes hasta que no duermas bien y estés totalmente descansado y con la mente despejada. Date un tiempo y, si quieres, lo comentamos juntos antes. Anoche, cuando me pillaste llorando en el almacén, estaba pensando hacer lo mismo… pero sigo aquí. Date un tiempo, no hay prisa para enviarlo…-dejó que su mano abandonara lentamente el hombro de Duncan, antes de proseguir su camino al almacén.

Se imaginaba como se podía sentir porque ella lo había sentido la noche anterior. El valía para estar allí, el Domo 12 y toda la Space Force perderían a un miembro muy valioso si el decidía dejarlos. Pero era su decisión. Daya solo esperaba que se diera el tiempo necesario para pensarlo y no tomar una decisión en caliente.

Con las dos bolsas de suero, un nuevo vaso de papel lleno de café y el resto del bizcocho, se dirigió hacia las chicas armándose de buen humor para animarlas-¡Ya estoy aquí! Con el menú del día, dos magníficas bolsas de suero. El doctor ha estado a punto de despedirme en mi segundo día de trabajo por culpa de un bizcocho… mal asunto… ¿Cómo estáis? -miró a una y a otra, dejando el desayuno en una bandeja que había sobre la mesita de Sue-Ahora si quieres te ayudo…-mientras cortaba los sueros y desconectaba las bolsas-Solo Sue puede comer, ya has oído a Duncan, Keira.

En ese momento, entraron en la sala el capitán y el brigada. Los saludó a ambos como las reglas mandaban y siguió cambiando las bolsas en silencio aventurando que se le acababa de terminar a Duncan el desayuno y quizás el irse a la cama.

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23/07/2021, 21:29
Director
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Motivo: Destilado de Zack

Dificultad: 0

Habilidad: 14

Tirada: 1 5 10

Total: 5 +14 = 19 Éxito

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23/07/2021, 22:31
Director
Sólo para el director

Se percatan: Alvin, Benedict, Carl, Grey, Narel, Sue, Quest

- Tiradas (20)

Motivo: Alvin Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 13

Tirada: 2 7 7

Total: 7 +13 = 20 Éxito

Motivo: Anne Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 11

Tirada: 1 2 10

Total: 2 +11 = 13 Fracaso

Motivo: Becky Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 15

Tirada: 2 3 5

Total: 3 +15 = 18 Fracaso

Motivo: Benedict Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 13

Tirada: 5 8 8

Total: 8 +13 = 21 Éxito

Motivo: Buck Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 11

Tirada: 1 7 9

Total: 7 +11 = 18 Fracaso

Motivo: Carl Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 14

Tirada: 1 9 10

Total: 9 +14 = 23 Éxito

Motivo: Donner Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 10

Tirada: 2 5 8

Total: 5 +10 = 15 Fracaso

Motivo: Emory Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 12

Tirada: 3 6 10

Total: 6 +12 = 18 Fracaso

Motivo: Grey Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 17

Tirada: 4 6 8

Total: 6 +17 = 23 Éxito

Motivo: Harold Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 11

Tirada: 3 5 10

Total: 5 +11 = 16 Fracaso

Motivo: Jean Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 13

Tirada: 2 6 10

Total: 6 +13 = 19 Fracaso

Motivo: Stealer Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 12

Tirada: 3 5 8

Total: 5 +12 = 17 Fracaso

Motivo: Keira Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 12

Tirada: 2 5 10

Total: 5 +12 = 17 Fracaso

Motivo: Narel Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 14

Tirada: 5 7 10

Total: 7 +14 = 21 Éxito

Motivo: NoorAdvertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 9

Tirada: 5 6 6

Total: 6 +9 = 15 Fracaso

Motivo: Sue Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 12

Tirada: 2 8 10

Total: 8 +12 = 20 Éxito

Motivo: Vera Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 10

Tirada: 9 9 10

Total: 9 +10 = 19 Fracaso

Motivo: Yum Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 12

Tirada: 2 3 5

Total: 3 +12 = 15 Fracaso

Motivo: ZackAdvertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 12

Tirada: 1 2 10

Total: 2 +12 = 14 Fracaso

Motivo: Quest Advertir la escena de muerte Lizza-Kurik-Thompson

Dificultad: 20

Habilidad: 18

Tirada: 9 10 10

El dado ha explotado: 2 8 9

Total: 18 +18 = 36 Éxito

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24/07/2021, 04:15
Eylo Yilmaz

Mes 2. Día 3. Hora 11.00 a.m. Sala de esparcimiento

Después del funeral, Eylo intentó mostrarse un poco más comunicativo con el resto de sus compañeros. Aun sentía la presión de todas las emociones acumuladas en su pecho en forma una ansiedad que no terminaba de arrancar, pero que le acongojaba un poco. En la sala de esparcimiento dirigió una mirada en general, con su pausa habitual, fijándose fugazmente en unos y otros, pero sin centrarse en nadie en particular. Finalmente recabó en el grupo capitaneado por Noor, quien apreció el gesto hecho a Anne, por lo que se decidió a caminar también hacia el gimnasio.

Antes de abandonar la sala de esparcimiento, compartió una breve mirada con Grey, a quien pudo darle una sonrisa tenue que, sencillamente, buscaba tranquilizarla.. aunque, a decir verdad, también era una búsqueda personal para tranquilizarse él mismo. La herida aun le dolía, caminaba lento por las molestias y que, al fin y al cabo, no quería atraer más iras de Duncan por sobrepasarse.

Ya en el gimnasio sintió que la densidad emocional que reinaba en el Domo se atenuó un poco, saludó calmadamente a los presentes y se permitió una leve sonrisa sardónica.

¿Cómo estáis? —era una pregunta redundante, incluso obvia, pero nunca estaba de más hacerla. Al fin y al cabo, estaba preocupado. Sus ojos se pasearon especialmente hacia John y Anne, pero no les presionó mirándoles de más. Se acercó a Donner levemente, con quien había tenido más trato —. No es ningún secreto que yo y Kurik.. —se encogió de hombros levemente dando a entender que su relación era nula —.. aun así, lamento que haya muerto y, si os sirve de algo, mi sincero pésame.

Era un inicio de charla un tanto ortopédico, pero Eylo tampoco pretendía fingir cosas que nunca habían sido ciertas. Sus palabras se mostraban sinceras, sentidas, a pesar de todas las cosas que pudiera pensar de Kurik, no había llegado al punto de desearle la muerte ni lo más remotamente parecido. Asintió a las palabras de Jim, por muy alineado que hubiera podido estar con Lizza, a pesar de que tenía su propia versión de los hechos, lo que Jacobs había hecho no era mejor de lo que supuestamente Kurik le había hecho, había puesto en peligro a todo el mundo durante la escaramuza. Eylo sentía verdadero pesar por todo aquello.

Nunca debió pasar —concedió con bastante firmeza a Jim —. Lizza no solo atacó a Kurik, nos puso en peligro a todos.

Mes 2. Día 3. Hora 12.00 a.m. Aula

Eylo se cuadró cuando Joe les reclamó cuando entró el teniente, después se sentó junto al resto de sus compañeros sin tomar ninguna preponderancia en cuanto al lugar donde estaba sentado. Saber que aquel ataque no había sido del todo inesperado molestó bastante a Eylo, recordó como semanas antes remarcó la importancia de preparar un perímetro defensivo, pero su propuesta se perdió bajo las capas y capas de cuitas entre sus compañeros. Claro que en ese momento se imaginaba un hipotético ataque de otro Domo, no de los condenados alienígenas.

Sí, señor —respondió firme cuando Townhall le encargó las guardias que debían controlar a William. Sí, otra responsabilidad más, pero para Eylo era una suerte de placebo para poder aferrarse a una línea de pensamiento que no le dejara excesivo tiempo a solas consigo mismo. Miró fugazmente al reo y a su actual celadora, no hizo ningún gesto adicional, su cabeza ya empezaba a rumiar cómo enfocar todo aquello.

La nuevas que traía el teniente no tomaron por sorpresa a Eylo, demostraba que las conocía de antemano y, de algún modo, estas sí agrietaron un poco la cara del eridiano en cuanto a preocupación. Mostraba solidez, reafirmándose en el papel que el teniente le había ordenado desempeñar con sus hijas, respiró hondo una vez más y asintió al volver a ser mencionado por Townhall. Una vez más, miró a sus compañeros, analizando sus rostros, cruzándose con la de Daya con quien compartió una fugaz cara de circunstancias.

Eylo no tenía preguntas adicionales, las que tenía ya las había hecho en su momento, así que dedicó el silencio y las de otros, para fijarse en los demás. Uno de ellos pareció preocuparlo bastante, pero ya guardaría un momento para poder hablar con esa persona con las aguas mansas.

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24/07/2021, 14:09
René Carracci

10:10 a.m. Hangares (continuación)

Mientras el interior de René estaba bloqueado, queriendo adelantarse a transportar el féretro de Sarah, pero no pudiendo hacerlo, sintió un ligero y suave empujón.

Escuchó una voz que le quería transmitir calma, seguridad y fuerzas: «Puedes hacerlo». Al principio, ensimismado como estaba, pensó que la voz venía de su interior, que había sido su propio corazón dándole ánimos para ponerse en marcha. Pero entonces giró la cabeza ligeramente y vio a Eylo junto a él, quien lo miraba y le hizo un asentimiento con confianza. René sólo pudo esbozar una triste, aunque agradecida, sonrisa de impotencia a su compañero.

Ese empujón y esas palabras lo sacaron un poco de su obnubilación. Después de aquello, siguió con la mirada a Eylo: lo vio adelantarse y realizar una plegaria de rodillas. Ese profundo y significativo gesto espiritual le conmovió.

Sin embargo, a pesar de los ánimos que le dio Eylo, su cuerpo siguió inmóvil, tristemente inmóvil, injustamente inmóvil. Vio como otros reclutas se adelantaban para hacerse cargo del ataúd de Sarah. No pudo hacerlo. Bajó la cabeza con vergüenza y tristeza. Era lo correcto, en realidad, pues Sarah merecía algo más, merecía a alguien que quizás hubiera sido capaz de salvarla si hubiera estado en el lugar de René. Él no había podido. Él ya había intentado ayudarla en el campo de batalla y su presencia había sido inútil. Él no merecía cargar su cuerpo. Otros mejores que él lo harían.

Simplemente, en voz muy baja y con su mirada vergonzosamente clavada en el suelo, se dijo a sí mismo los dos últimos versos de la canción fúnebre que el día anterior le había cantado al oído al cuerpo muerto de Sarah, la «Elegía hydriana»:

Pues ya pronto nuestras almas... a su estela seguirán.

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24/07/2021, 20:16
Martín A. Ruiz

Mes 2. Día 3. Hora 10.00 a.m. Hangares

La mañana finalmente había llegado, y como antes me había pasado, no soñé nada. Ni algún recuerdo de algún lugar, ni un mensaje de mi subconsciente, ni nada, simplemente la oscuridad profunda de mi mente antes de abrir los ojos segundos después de quedarme dormido. Tenía un ligero dolor de cabeza, y aunque estuviese acostumbrado a beber bastante, el estar "seco" por dos meses y tomarme 5 cervezas seguidas no fue tan buena idea, pero nada grave. La boca la sentía seca, la cama estaba bastante desordenada. Me senté en el filo de la misma y vi hacia los lados, notando como unos u otros se levantaban y miraban a los lados, con ese sentimiento vacío y extraño compartido entre todos, con miedo de romper el silencio... Así que decidí dar el primer paso. -Espero que Duncan tenga algo para los dolores de cabeza...- Murmuré, y aunque fue en voz un poco baja, en el silencio sepulcral de los Barracones de seguro algunos lograron oírme.

Me levanté y empecé a ordenar la cama antes de dejarla como era debido, para luego ir y darme una ducha un tanto larga, tratando de calmar mi mente, tomándome mi tiempo mientras que uno tras otros iban saliendo de las duchas. No sabía como sentirme, me sentía "normal", ni bien ni mal, como andar en automático, pero al salir de las duchas y ver las camas vacías simplemente me llevó a un estado más natural, a un estado de tristeza al pensar en como Sarah ya no estaba. Solté un suspiro y fui hasta mi casillero, me puse la ropa y así hasta el comedor, donde como siempre repetía dos veces la comida, y sobre todo aquel delicioso biscocho que hizo Narel y Becky, el cual les dejé claro que estaba bastante delicioso. Y así, el momento finalmente llegó, el despedir a Sarah.

Con el sonido de la nave y ver a los soldados espaciales ahora era muy diferente a como antes, ahora era como... No sé, pero no inspiraba el mismo asombro de antes, o tal vez era que no me sentía emocionalmente "presente" hasta ahora. Caminamos, y no fe hasta ver los féretros, y la cápsula donde estaba Lizza, que sentí varias cosas: Tristeza, rabia y resentimiento. Por más que no buscara acercarme a las personas con "malas vibras", era imposible ignorar esos sentimientos malsanos, esas ganas de abrir el féretro de kurik y escupirle encima, o darle tantos balazos como para que cuando le hicieran el pésame tuviera que ser a tapa cerrada. Y luego estaba Sarah... Solamente pude recordarme todos los días cuando nos despertábamos como se miraba al espejo, como era de coqueta y linda a pesar de que no era algo que cuadraba del todo con su físico, como se aseguraba de verse, bien, y que a pesar de la diferencia de altura, no me miraba "hacia abajo" ni con desprecio, sorna ni nada parecido, si no con respeto, y yo sin poder hacer algo de tiempo para hablar a solas con ella y conocerla... Recordé cuando vio los resultados de los exámenes y solamente se tapaba la cara, como no quería hablar, como estaba de emocionada y lo ocultaba todo en ese gran ser antes de verla rendida en el suelo. Sin evitarlo se me salieron lágrimas, lágrimas silenciosas, sin ningún sollozo o suspiro mientras miraba su féretro en todo momento, como cuando el saludo, pero cuando Townhall decidió dar unas palabras nuevamente la rabia volvía a bullir y sobreponerse por encima de los sentimientos de tristeza y añoro. Kurik lo más que merecía era decir un adiós y lanzarlo por una saja, quien si merecía todas esas palabras era Sarah, pero todo permaneció dentro de mi, solamente reflejándose en el exterior por como miraba al suelo, apretando con fuerza los puños para que los nudillos se hicieran blancos y juntaba los labios, como si acaso amenazara por decir algo, pero no fue así.

Cuando llegó el momento de llevar los féretros, los amigos de Kurik fueron. Ni siquiera entendía como Kurik podía tener amigos, cuando más bien parecían buenas personas dejándose influenciar o siquiera identificar con Kurik como para unirse a él. Eran buenas personas, estaba seguro de que Dunne si le daban dos ostias para que se enderezara y Steleer un poco más de lo mismo no estarían allí, y Donner lo consideraba también un buen tipo, y por eso también me molestaba que fueran allí voluntariamente, sin siquiera questionarse ni un solo segundo la actitud de Kurik. Pero entonces Billy, al que ni siquiera me había acordado o visto en la cafetería fue el primero en ir hasta Sarah y decir unas palabras, a lo que asentí un par de veces. Luego se acercó Jim y Eylo hasta Kurik, dijeron unas palabras, y entonces Daya y Duncan iban al féretro de Sarah, cada uno mostrando sus respetos a los caídos.

Al ver la duda entre los demás, fue cuando caminé hasta el féretro de Sarah, colocándome al frente del lado contrario en donde estaban Billy y Daya, y sin titubear, pero con algunas lágrimas aún cayendo, dije. -No conocí a Sarah tanto como me hubiera encantado hacerlo... Solo sé que se fue más pronto de lo que de seguro a todos nos hubiera gustado.- Hice una corta pausa, pasando el dorso de mi mano por mis mejillas para quitarme las lágrimas, y aunque a primeras pudo haber parecido una frase normal, por dentro de mi había un mensaje cargado de que nadie extrañaría, o debería extrañar a Mikhail*. -Compartimos un par de charlas mientras entrenábamos, incluso la ayudé un poco a estudiar para el examen de Legislación, pero no se me olvidará nunca que aún me debe una buena pelea.- Comenté en un tono un poco más alegre, mirando al féretro de la mujer antes de colocar mi mano sobre la tapa, acariciando con mi pulgar esta misma antes de alzar la vista. -Y es por eso que no soy el indicado para llevarla, por más que quiera hacerlo.- Y así, mi vista pasó por la fila de los demás reclutas. -Estoy seguro que varios si podrían llamarse amigos de Sarah, que hayan compartido más con ella que yo... Por eso les digo que no tengan pena y se acerquen, porque puede que sea la última vez que la veamos otra vez, un último adiós... Y si hay varios que les gustaría hacerlo, vengan los que hacen falta, y el resto acérquense para despedirse, o pueden hacerlo desde allí.- El mensaje era claro, era "Ahora o nunca, sin miedo". Me dispondría a llevar el féretro de Sarah, pero si acaso de la fila vendrían varios para también llevarla, cambiaría de puesto con alguno que quedara por fuera para volver a mi puesto, de lo contrario la trataría de llevar junto con los demás.

Mes 2. Día 3. Hora 11.00 a.m. Sala de esparcimiento

Luego de admirar la nave alejarse, de camino al Domo fue cuando me sentía más lúcido, recordando el montón de naves y vehículos vueltos mierda por los asquerosos bichos en el ataque, algo que me hizo chasquear agriamente la lengua antes de buscar con la mirada a Yum, viendo como estaba siendo acompañada por Daya quien la estaba apoyando. Silenciosamente me acerqué a ellas, poniéndome al otro lado de Yum antes de darle un par de palmadas en el brazo. -Va Yum, no te desanimes, que ayer mataste tu sola a varios Skullreps y además no eres la única que se pondrá a arreglar las naves.- Sonreí algo "alegre", una sonrisa algo forzada aunque esperaba que no se notara tanto, esperando que aún así esas palabras sirvieran de algo.

Una vez adentro me separé de las chicas, yendo solitariamente a uno de sillones de la sala de esparcimiento donde al ver hacia los lados, pude ver a Billy siendo escoltado por Grey, al que miré con caras de circunstancias, aunque estaba seguro de que no me había notado. Y entonces se escuchó música, justo en la mesa de billar donde estaban Alvin y Becky. Hice una ligera mueca, y luego de un rato viéndolos, sin tener mucho que hacer me iba a acercar hasta ellos para ver si me les podía unir... Al menos hasta que quedé a uno a dos metros de distancia, mirando a Alvin besar de esa forma a Becky mientras que mi rostro se volvía un tanto más pálido al ver la escena, casi congelado mientras se me bajaban ligeramente los hombros. Estaba en un segundo plano, obviamente, donde me quedé allí parado mientras esperaba que se separaran para ver si acaso algo se decían, pero casi por "pánico" antes de escuchar la conersación, me di la vuelta y pude ver en ese momento a René, con cara de mala hostia siguiendo a... Carl Brimstone, rodeando con el brazo a Narel y siendo seguidos por Zack y Harold quienes estaban riendo. Eso de por si ya me daba muy mala espina, y sabiendo lo gilipollas que era Carl, por más buen tío que podría llegar a ser, el que Zack y Harold lo siguieran entre risas simplemente me dio mala espina.

Silenciosamente caminé de forma disimulada hasta René, yendo a cierta distancia detrás de él hasta que lo alcancé, dándole un ligero golpecito en el brazo con el dorso de la mano para llamar su atención. Cuando volteó a verme, si es que acaso reaccionaba a eso, coloqué mi dedo índice sobre los labios como para decirle que guarde el silencio, y luego con un movimiento de la mano indiqué para que nos moviéramos un poco más lento, como para darles el espacio a aquel grupo y ver lo que iban a hacer antes de cualquier cosa.