Partida Rol por web

- Marcus, tus ropas... - indica a su esclavo con desgana - donde los Dioses no son bien recibidos y una voz se alza contra su propio orden... - a fin de cuentas, a cualquier Patricio le parecia mal que hubiera una mujer a cargo, pero si había algo peor era que quien lo había permitido la humillara en público desacreditándola él mismo - no hay nada que ver, ni dinero que invertir. 

La expulsión del sacerdote era sin duda otra gota que ayudaba a que el vaso se llenara. Baja de las gradas para reunirse con él y abandonar juntos el lugar. En el proceso, se despide de los patricios con los que se va cruzando de forma breve. 

Se quedó quieta, esperando a que algo sucediera pero parecía que la gente había decidido abandonar el lugar ante las muestras de debilidad que estaban dando el señor y la señora de la casa. Eso le hacía pensar que había caído en un lugar en decadencia, uno que parecía no tener oportunidad de reflotar pero quizás eso la acercaba a su objetivo...

Vio como el esclavo Marcus se marcharía con su domine, lamentándose de no haber podido disfrutar más de aquel hombre pero imaginaba que a esa noche sería recompensada de alguna forma, o sino, simplemente sabía que podría conseguir desfogarse con ciertos gladiadores... 

La conversación entre la domina y el Nórdico parecía desarrollarse en una intimidad que demostraba que había algo más que una simple relación de vasallaje, así que simplemente apartó su atención y su mente voló hacia los lugares de su infancia, alejándose un poco de aquel infierno al que había sido condenada por el capricho de un romano... 

- Götter geben mir Kraft, diese Hölle zu ertragen... - Susurró para sí misma en unos murmullos apenas audibles y entendibles.

Al fin había conseguido complacer al veterano romano, me despachó saciado. Incliné y esperé, mientras jugaba con la semilla y mis dedos; estaba empapada pero al menos había merecido la pena. Había conseguido librarme de un castigo seguro.

Sin embargo, algo ocurría en la arena pues todos dejaron de prestarme atención para centrarse en el espectáculo. Levanté ligeramente mi cuello para mirar de reojo lo que sucedí y pude ver como el todopoderoso sacerdote romano de Marte se besaba con la eslava Livia. Por los rostros de los presentes, juzgué que aquel comportamiento no era del gusto de las tradiciones romanas, ya que generaba escándalo y hasta cierta blasfemia.

Permanecí allí, de rodillas, hasta que la Domina me mandó ir a lavarme y acompañar a Verina. También la noté disgustada y enfadada, quizás necesitara más tarde mis atenciones - como deséeis, mi Domina.

Me levanté y fui a buscar una toalla con la que asearme.

Realicé una reverencia al viejo y un saludo protocolario al esclavo y me fui.

- Por favor, suelten al Flamen, que lo escolto y acompaño a casa. No es forma de tratar a tan alto religioso ni símbolo de Marte en la tierra y de lo que significa y es Roma en nuestras mentes y corazones - sin desear echar leña al fuego pero quizás dañando de más el renombre de los anfitriones, baja las escaleras y va junto al sacerdote, a quien hace una reverencia de respeto.-   

Si bien no le caía mal el hombre, era un completo inadaptado social y quizás un enajenado mental, al igual que él. Bueno, quizás pasar antes por un prostíbulo no era mala idea. 

Marcus terminó de sacudir las últimas gotas de su semilla de la punta de su miembro y volvió a colocarse el taparrabos, poco más quedaba por hacer allí, y echó una última mirada a la arena antes de seguir a Titus. Ciertamente la casa había decaido desde que el Lupus lo comprase dos años atrás, seguramente Camilla se dejaba llevar por sus bajos instintos, un comportamiento que había comenzado a empeorar aún antes de su salida.

Dedicó un saludo a la gladiadora que quedaba en pie, el puño al pecho y una ligera reverencia, la rubia se había ganado su respeto. La romana también había dado un buen espectáculo pero sus últimas acciones no la hacían merecedora de su saludo, dependería de que tan bien soportara su merecido castigo, y de como saliera su próximo combate.

Me retiré hacia el interior después de ver cómo se llevaban a Adonia en una camilla y cómo limpiaban la arena retirando los cadáveres del resto. También me fijé en la decadencia del sacerdote romano, abucheado por sus propios compatriotas y demostrando la decadencia y vulnerabilidad de sus dioses.

Y todo ésto se hacía a la vista de Seth o con su aprobación, el desorden daba nombre al caos y yo no podía hacer otra cosa que venerar su fuerza y su poder.

Vi marchar al veterano romano con su poderoso esclavo detrás, la fiesta proseguía y no tenía la menor duda de que lo bueno estaría al llegar.

Tras hablar con la domina resoplo dejando que los señores de la cada se encarguen de los invitados acercándome a la rubia, buen combate rubia, has triunfado y estoy orgulloso de ti, Le alabo guiado el ojo contento por ella.

Seguía observando como parecía que la gente comenzaba a abandonar el lugar y cuando el esclavo Marcus pasó le dedicó aquel saludo que hizo que ella sonriera con cierto agradecimiento mientras le devolvía el saludo, aunque no se olvidó de echarle una buena mirada de arriba a abajo sin ningún tipo de pudor y con todo el descaro del mundo. 

Un poco después el Nórdico se acercó hasta ella y le dedicó una agradable sonrisa. Su rostro seguía cubierto con las marcas de sangre, así como sus labios haciendo que su aspecto de salvaje guerrera bárbara se mantuviera.

- Danke, Nordic. So bin ich von mir.

Le dijo en tono bajo en su idioma para después guiñarle un ojo con cierta complicidad. 

La domina geniunamente parecio escuchar al Nordico en su consejo, aunque sabias que una parte de ella la romana no lo aceptaria del todo. “Tienes razon, pude levantar este ludus por mi misma y con la ayuda de que quienes ya me apoyaban.” comento ella mirando alrededor lo que pasaba.

“Esta no era la manera. Aunque me ha ayudado a ver que tenemos mas enemigos de lo que pense. Luego me dices que paso con Mario.” dijo ella dandole una corta acaricia a la mejilla, que seria rapida para guardar apariencia. “Gracias. Por favor sigue leal a mi y te mostrare que puedo.”

“Ve con la germana. Si pregunta dile que tendra recompensa aunque sea ella sola.” dicho eso se marcho.

Verina se encontraba junto a Sekhmet, vigilandola para luego reportar lao que hacia aunque todo parecia moverse rapido. "Ven conmigo egipcia. Te voy a dejar con el Doctore por el momento." dijo y fueron en camino donde estaba este. Algo de orden habia puesto aunque solo con los gladiadores y sirvientes. Los patricios eran otra historia. "Sabe que haran con Lidia?" pregunto al hombre aunque este mas alla de que le iban a dar latigazos no sabia.

Ya la griega estaba contenida aunque el funeral parecia que tardaria en realizarse.

La guardia se encontraba haciendo su trabajo, pronto a Livia la llevarian a otro lugar* ya que nadie les habia evitado el andar. Nadie a pesar del triunfo de ella el combate parecia querer salvarla de ese destino.

Por otro lado los guardias se detuvieron e hicieron caso a Mario cuando este les pidio que no lo trataran asi. Dejando que este se acerque y si queria que lo escoltara. Parecia que algunos nobles se lo pensaban despues de todos era un sacerdote, habia bendecido el campo y pelea pero ahora lo sacaban. Todo culpa de esa mujer.

Livia no se resiste a que los guardias la lleven, dedica estos valiosos segundos para percatarse de todo lo que ocurría a su alrededor, ve que a los patricios no les había gustado que el pater de familiae expulsará al representante del dios de la guerra de una celebración que lo incumbía a él más que a nadie. En público todos tenían la polla muy grande pero luego en privado ya veríamos quien debía envainarla primero.

Entre las caras busca la mirada de Soenya y si éstas se cruzan le dedica una sonrisa confiada, demostrándole su orgullo por ella. Le hubiera gustado decirle algo pero entonces los guardias tiraron de ella para sacarla de la arena y Livia no tuvo más remedio que acompañarles con un sonrisa altiva en el rostro.

Daba igual lo que pudieran hacerle, su espíritu estaba henchido de orgullo y triunfo. Los dioses estaban de su lado, poco importaban los hombres.

Flavius se acerco al Lupus mirandolo a la cara. Era un senador viejo, seguramente alguna veces se habria encontrado con el lobo y este con el senador. Flavius no era manzo.

Pero antes que el viejo hable se les acerco un joven. "Mi señor, sepa que los dioses son recibidos aqui. Siempre lo fueron y lo seran cuando contraiga matrimonio con mi esposa. Me presento Gallio Italicus, general. Seguro escucho de mi." dijo con confianza pero algo habias escuchado de ese hombre. "Le pido que nos de un tiempo. Que arreglemos este problema y pondremos todo en orden, con los dioses incluidos. Como sabe usted siempre es bien recibido y deseo que esto no corte los lazos que tiene con el Ludus. Puede contar conmigo." dijo ofreciendole la mano en forma amistosa y con una linda sonrisa.

Se detuvo a las puertas del ludus y amablemente se acercó a Mars.

- Apreciado Flamen, voy a hablar con Flavius un momento, es ya bastante de edad y como sabes los ancianos tienen su carácter, es un excelente romano, un ciudadano ejemplar y deseo que puedan hacer las paces ya que eso quizás te consigue un rato con la valiente esclava y si no hay otra forma de solucionarlo te la regalaré. Aguarda aquí hasta mi regreso ya que de no tener eco mis palabras iremos a un prostíbulo a saciar tu apetito.

Intentando solucionar éste lamentable suceso caminó hacia el anciano senador y cuando estuvo a su lado lo miró con el rostro serio y casi solemne, como el de alguien que realiza un juramento sagrado.

- Mi querido amigo Flavius, sabes que nunca te desearía o haría el mal ni a ti ni a tu familia y que solo deseo tu bienestar y grandeza porque eres como un padre para mí, no solo un socio y amigo. Expulsar al Flamen de Marte, quizás sea visto como una acción que va en contra de nuestras costumbres, de todo lo que representa Roma y el Imperio.  Muéstrale que eres capaz de perdonar y que encarnas todo lo que un romano debe encarnar.  

Y el viejo no ocultó la evidente sonrisa de satisfacción, no era ajeno a la importancia de su dinero pero le encantaba que se lo recordaran con gestos públicos como este. Ante todos.

- Me alegra escuchar palabras de sensatez, en este Ludus, una vez más. Que su grandeza no se disipe como volutas de humo al viento... Y que los Dioses tengan el lugar que merecen en una celebración en su honor - miro de forma directa al sacerdote, que se había detenido ante la petición del senador

Estrecha la mano del general con firmeza

- Estoy seguro de que todos podremos disfrutar de esta celebración - dirigiéndose al resto de patricios que se disponían a abandonar el lugar - si hay voluntad de concilio...seguro que todo irá bien - dejando claro que la readmisión del sacerdote era imprescindible si querían que no se marchara de forma precipitada -  está puede ser sin duda una noche decisiva...con las nuevas incorporaciones el futuro del Ludus promete ser brillante - brillante por el oro que lo llenaría o por el fuego que lo consumiría, pero brillante. Toda decisión tenía consecuencias...

Asintió cada palabra dicha por Titus Servilius Lupus, uno de los comerciantes más grandes del Imperio, no por nada se adquiere y amasa una tan gran fortuna como la suya.

- No puedo decirlo mejor que usted, Titus Servilius Lupus, creo que todos hemos venido a divertirnos y a estrechar lazos de negocios y amistad - se percata de la presencia del tal Gallius.- Mucho gusto, General Gallius Itallicus, he oído bastante de su valentía en campaña y grandes hazañas, su fama le precede. Ante su inminente matrimonio le deseo la mayor de las dichas, que tenga muchos varones fuertes, sanos y valientes.  

Gallio estrecho la mano del otro hombre y lo dejo hablar ante los patricios. Todo parecia casi arreglado, con algunos de los que parecian irse quedandose y casi aplaudiendo esa alianza de los tres hombres. Luego esos tres miraron al senador Flavius que no se veia nervioso pero si poco contento.

Miro una vez mas al sacerdote y luego a los demas hombres. "El sacerdote se quedara en la casa si es aun su deseo. No soy quien para mantenerle donde no desea." comento el hombre aceptando las palabras de los demas y como correspondia dejandose llevar solo por la de los mas ricos. "Pero se cambiara el castigo de la esclava. 20 latigazos y eso no se cambia." Dijo el hombre comprometiendo por un lado y poniendose mas duro con otros. Aunque igual era una esclava. Algunos patricios se alegraron no por el castigo sino porque la fe volvia y pronto se tranquilizaria todo.

Camilia al parecer habia llegado tarde al arreglo del asunto de los patricio, suspirando por como parecia que se habia arreglado. Una de sus gladiadoras terminaria medio muerta. Nadie la queria asi, tal vez uno de esos patricios de los mas sadicos. Pero no.

Fue donde estaba la Germana y el nordico al final. "Muy buena pelea. Lamento si no pude decirtelo antes." dijo ella sonriendo amable a Soenya. "Sabes se premiar a las que se lucen. Si aun estas de animo, tras el rito para tu hermana Adonea. Tendras la oportunidad de beber y festejar como desees." le ofrecio como si lo demas no hubiera pasado pero recompensado el buen trabajo y obediencia.

- ¡Muy bien, todos felices y contentos! ¡Que Fortuna nos sonría! - exclamó, al tiempo que iba a buscar al Flamen.-

Estaba realmente contento, si bien la esclava sería latigada, tampoco lo harían con un flagelum y eso ya era bastante bueno de por sí. Ya habría tiempo de hacer otras cosas más tarde, ahora a disfrutar y por qué no, a terminar lo que había comenzado con la prima. De solo pensar en ella, con esos esos cabellos de potranca, rostro perfecto y cuerpo de estatua, se le erguía el obelisco como mirando al cielo, quizás lo suficiente como para clavarse en alguna diosa.   

En una parte recondita de su mente, el doctore hacia lo posible para procesar y proceder con el castigo a Livia, más le estaba pasando.

Más debia seguir con determinación para no ofender a su domina y a la casa donicus, no quedaba otra, aún su gesto se torció a uno de sutil desesperación cuándo el Dominus, dictó que fueran veinte latigazos a la esclava romana.

Más las palabras de Verina le da un poco de sutil paz.

Un castigo de veinte latigazos, dictaminado por el dominus, y una recompensa sustancial para Soenya, será lo que le pida a la domina-

Miró a Sekhmet, y luego a la ama de llaves.

Necesito a la esclava sanadora para tratar las herdas de la gladiadora, ya que será la domina quien dictamine si Livia ganó la marca o continuará siendo esclava-

La marcha de los guardias la llevaban al patio de casa.

Aten sus extremidades a los palum, y descubran su espalda, llegaré en un momento para efectuar su castigo-

En la voz de Duilius no se notaba ningun ápice de emoción, pese a ello, su corazón estaba siendo un completo caos.