Partida Rol por web

El momento era uno de absoluta diversion y si bien era mas puro que otros, no estaba para nada mal. Ese encuentro ya sea por el destino o por algun dios era demasiado bueno. Tal vez alguno otro dios miraba eso con envidia y odio, la mitologia de ambos tenian muchos ejemplos de estos.

Mientras el Doctore daba palabras de amor al oido de la Roma, esta aunque captando sus palabras tambien capto algo mas. Sus ojos se abrieron grandes, ya que vieron guardias llegar en la direccion de ambos. Estos tal vez no la habian visto a ella por lo grande que era el Doctore pero sin duda lo notaron a èl y fueron deprisa en su direccion.

Livia estaba deshaciéndose en brazos del doctore, respirando agitadamente. Gira su rostro y sus labios empiezan a buscar instintivamente los del galo, el juego parecía haberla excitado y alejado sus miedos.

Pero entonces oye los pasos, pasos que por lo pesado y por el tintineo de las armas sólo podían significar una cosa.

-Kellan, soldados. Rápido, redúceme, di que escapé o algo.-susurra a toda prisa la romana, bajando sus brazos a ambos lados de su cuerpo para facilitar el engaño.

Era lo que el quería, estar con ella en un momento privado, se sentía satisfecho de que ella no se sintiera a la defensiva, pero las situaciones cambian cómo las mareas del mar. 

Ante la velocidad de su aviso de Livia y la disposición que estaba tomando, no pudo más que agradecerle, por que no se había dado cuenta.

-Está bien, perdoname amor-

Susurró antes de agacharse y la levantarla sobre su hombro, cómo había hecho al llevarla la celda.

-Irás a entrenar aún qué no quieras mujer, eso deberías saberlo-

Dijo, fingiendo que había estado discutiendo con la mujer romana por un capricho o algo, al percatarse gracias a ella de que venía un guardia. 

Se dió vuelta y le miró 

-Que ocurre!?-

Dijo de forma un poco agresiva, pues habían arruinado su momento. 

-Sucio galo, no te vale con haberme tirado toda la tarde en un agujero...maldito bastardo.- dice la romana fingiendo golpear, aunque en verdad se permite hacerlo casi de verdad, la espalda del doctore como llevada por una rabia fuera de lo común.- bájame, soy romana, ¡por todos los dioses! No tienes derecho a darme órdenes.

No fue un solo guardia, sino un par de ellos. Sin duda llevaban sus armaduras que produjeron ese ruido que no solo aviso a Livia, sino que oculto otros pasos mas ligeros.

“No esta del toda equivocada es romana.” dijo una voz dulce que ambos conocian. “Pero lamentablemente para ella es esclava y esta bajo las ordenes de su Doctore.” continuo con una voz mas seria mientras se dejaba ver pasando a los guardias.

“Mi querido Doctore, es necesaria tanta agresividad contra esta mujer?” pregunto su Domina sonriendo.

Livia se queda muda al escuchar la voz de la domina y, si no hubiera estado cabeza abajo, era bastante posible que hubiera palidecido un poco por lo cerca que había estado de meterse en un lío. Definitivamente debían ser más discretos.

-Domina...yo...- empieza pero en verdad no sabe qué decir y guarda silencio, primero porque en verdad no debía hablar ya que Camilia no se había dirigido a ella y segundo porque la pregunta de la mujer iba para el doctore.

-Disculpas domina-

Bajó a la mujer con cuidado, dejándola para que ocupe un lugar a sus espaldas, tal vez venía para hacer alguna comprobación. 

-En qué puedo servirle domina?-

La mujer espero a que la otra romana estuviera en una posicion mas presentable. Paciente como ella, ya que sabia que el Doctore le haria caso a lo que no le habia pedido.

"Podrias explicarme que paso aqui. Que no arrastras asi a una mujer correcta." pidio la mujer con tal vez falsa dulzura. Observandola a ambos, dandole una mirada a Livia de compliciadad. "Perdon que cuestione tus metodos pero me parecio que en el rendimiento en la arena de Livia mereciera estos tratos." agrego volvio mirando al Doctore.

-Domina, Livia fue encerrada no por su rendimiento, el cual fue ejemplar, si no por cuestionar mi autoridad-

Contempló a la mujer con total seriedad, tranquilo y con tono controlado cómo es habitual en el. 

-Discutimos por mis métodos de entrenamiento, de las cuales no se sentía a gusto, más me dijo que no quería ir a entrenar, y la levanté para llevarla-

Se agachó humilde ante la mujer, eh instó a Livia a que lo imitara. 

-Le aseguro que esto no volverá a ocurrir-

La Domina te mira, presta atension a tus palabras y suspira. "Es lo correcto." dice asintiendo pareciendo haberse creido la mentira. Mira a Livia. "El Doctore es duro pero justo. Si ha visto que merecias ser encerrada entonces no hay nada que pueda recriminarle. Por favor tenle mas respeto." comento ella sin pensarlo mucho poniendose del lado del Galo.

"Aunque antes que sigan, me gustaria felicitarte por tu gran actuacion en la arena. Si bien el final seguro te fue algo doloroso..." dijo y se te acerco para mirarte la cabeza, corriendo un poco tus cabellos. "Creo que en ti hay una posibilidad de una gladiadadora legendaria." te ahalago acariciandote con dulzura tu rostro. "Sigue asi."

"Lo que me hace acordar, Doctore. Ella sera la lider de las gladiadoras, ya lo he decidido y mas ahora." te anuncio sin saber que lo sabias. "Luego hablaremos los detalles. Pero hazle entender lo que significa ser una lider." dijo sonriendo a ambos, parecia muy contenta.

Livia permanece callada mientras la domina y el doctore determinan lo sucedido, con las manos entrelazadas en la espalda en posición sumisa, con la mirada en el suelo. Las palabras del doctore no eran descabelladas y la situación era perfectamente creíble, no era raro que la domina le hubiera creído, pero aún así se sintió profundamente aliviada. Pero debía de mantener su fachada, de modo que se permitió el lujo de torcer levemente el gesto ante las recomendaciones de la mujer, aunque los gestos afables y cálidos de repente la dejaron bastante sorprendida, alzando la cara. Un levísimo rubor tiñó las mejillas de la futura gladiadora y trago saliva, sin saber muy bien que decir:

-No...no se preocupe domina, no fue nada...- se refiere al golpe sufrido en la ceja por el palum al caer en el último ejercicio- gracias, domina.- dice al final de las palabras de la mujer y carraspea al tiempo que se muerde el labio inferior, mientras que los tics de las manos los controla entrelazando éstas aún más fuerte a su espalda.

Cómo hombre se sentía claramente responsable de todo esto, más la comprensión de la señora de la casa fue clave. 

Habiendo pasado por una situación peligrosa, que se podría decir también que fue excitante, o al menos para el galo lo era, habiendo mantenido en lo oculto lo que estaba ocurriendo entre ambos.

-Domina, para mí es un honor y un alago encontrarla por aquí, se hará lo que ordene, Livia estará al mando de las gladiadoras-

Se percató de que la chica estaba un poco tensa, por esa razón, se irguió tranquilamente pero con un poco de prisa. 

-Con su permiso, llevaré a Livia al patio para comenzar el entrenamiento de la tarde - 

Mantuvo la atención de ella en el, para evitar que la contemplara, volviendo a inclinarse para acatar su orden. 

-Domina-

Volteó, indicándole a la esclava que le siguiera para salir de ahí, y apartarse lo más deprisa de presencia de la lanista.

Agradecida por las palabras y halagada por sus afectuosas caricias, Livia lanzó una mirada fulminante al Doctore que podría ser o no, parte del juego de engaño que se traían o tal vez fuera una real recriminación por parte de la romana por la interrupción del galo.

Sin embargo, sea como fuere, la futura gladiadora obedeció y se despidió de Camilia con una inclinación de cabeza:

-Domina...- musita en tono respetuoso y se va tras el doctore, si nadie se lo impedía.

La domina acepto la despedida de ambos dejandoles pasar primero, por unos segundos los siguio aunque cuando se abrieron mas caminos en el pasillo se separo de ustedes yendo donde estaria su estudio. A partir de ahi estarian solo por unos segundos si seguian avanzando al menos hasta llegar al comedor.

La lanista les había seguido por un momento, esta casi una sensación que oprimía el corazón, más cuándo ingresó en su estudio, tuvieron un momento, cómo instructor no tenía mucho tiempo, por si la mujer volvia a aparecer de improviso.

Cuándo ella y los guardias desaparecieron, vió su oportunidad, esperó a alejarse un poco más, detuvo a Livia poniendo una mano sobre su hombro, y en un movimiento arriesgado, la besó, siendo pasional cómo es, fue un beso corto, pero lleno de pasión, cariño, dejando expuesto el cariño y el toque gentil que este posee. 

-Habrá más, te lo aseguro-

Dijo a la romana, aprovechando el poco tiempo que tenían para contemplarla, antes de volver a marchar.

Livia camina sumisamente tras el doctore, sabiendo que la domina les sigue, mantiene la mirada en el suelo y la mente perdida en sus propios pensamientos y sentimientos...se sentía que estaba perdiendo el control de sí misma y siempre pensó que eso era algo malo pero por algún motivo...ahora se sentía bien. Muy bien en realidad, la excitación se había apoderado de ella, especialmente cuando el galo la atrapó pero también cuando sintió la emoción de casi ser pillados...esos pensamientos había humedecido su interior silenciosamente y ahora la romana intentaba enfriar su mente...con una falta absoluta de resultados ya que pronto se vió de nuevo retenida por los fuertes brazos de Kellan y el beso la dejó sin aire, completamente vulnerable y...emocionada.

Tardo un segundo pero al final respondió al beso, siendo aún más atrevida que el galo y luega con su lengua dentro de la boca de él...abre mucho sus labios, se cuelga del cuello del doctore abrazándose a él, dejándose llevar por la situación, silenciando su atormentada mente...

-Espero que cumplas tu palabra...Doctore.- le dice con un tono terriblemente excitado, la mirada brillante, un ligero temblor en el labio delataba su zozobra interior...literalmente se lo estaba comiendo con los ojos...como si el galo hubiera despertado algo en el interior de la romana que parecía muerto y enterrado.

Pero había que irse y Livia lo entendía por lo que no tuvo más remedio que soltarle:

-Sólo una cosa más...creo que es mejor para tu reputación y para la mía...que mantengamos esto en secreto...nunca podré ganarme el respeto de esas mujeres ni de nadie en este ludus si saben que soy amante del Doctore...¿qué opinas?

Ah Kellan no le costó nada seguirle el ritmo a la Livia, dejando que sus lenguas dancen, el morreo se había intensificado, y por un segundo se olvidó de todo el mundo, de la domina, Nórdico, Titus, las reclutas, su responsabilidad cómo instructor, y el ludus, en su mente sólo reinaba ella, con su piel blanca y sus hermosos ojos, hacía que el deseara tenerla en su lecho.

Dejó que se colgara de su cuello, sosteniendo la por pa espalda, realmente podría seguir así todo el día de esa forma.

-siempre lo hago, preciosa Livia-

Musitó con algo de dolor al separarse, descubriendo el deseo en su mirada. Anhelando esa intimidad para ambos donde manifestar el amor y el placer. 

-De acuerdo entonces, mantendremos esto en secreto de todo el ludus, así no nos ponemos en peligro... Pero no me vas a negar que fue excitante hace un momento-

Coqueteó con la futura gladiadora, solo para después besarla en la mejilla mientras se acercaban al comedor. 

No se había dado cuenta, pero su masculinidad estaba a comienzos  el comienzos de levantarse cómo una enorme torre, por suerte, hizo aplome y sólo se quedó ahí, a mitad de camino. 

-Vamos, o les parecerá raro que no nos presentemos-

Pronunció de manera seductora a la fémina. 

-Ah sido...de lo más excitante. Creo que me gusta verte dominante y...mandón...puede que siga faltándote al respeto en la arena sólo para verte dando órdenes enfadado...- dice riendo con ánimo burlón pero parece que va en serio, a juzgar por su sonrisa de malicia- me encanta ver cómo pierdes los papeles cuando juego contigo. Eres tan...visceral.