Partida Rol por web

James alcanza a ver algo por el rabillo de sus ojos...algo afuera, en el patio de la mansión. Tal vez una figura humana o algo por el estilo, alguien que espía por una de las ventanas.

Por un instante James cree que es una alucinación pero no. Es real.

Aquel hombre que sobrevivió a todos los intentos de “ser silenciado” ahora se encontraba allí, en aquella isla demencial espiando a James desde el exterior y por si fuera poco en sus manos tiene una cámara fotográfica.

¿Qué diría el mundo si la noticia llega al continente? 

Harry alcanza a ver algo por el rabillo de sus ojos...algo afuera, en el patio de la mansión. Tal vez una figura humana o algo por el estilo, alguien que espía por una de las ventanas.

Por un instante Harry cree que es una alucinación pero no. Es real.

El regordete hombre reclutado a la fuerza por los fanáticos de su país ahora se encontraba allí, en aquella isla demencial espiando a teniente desde el exterior. Su rostro expresaba pánico y desconcierto, como si intentase decir algo a Harry. Solo que nadie se había percatado del Volker asesinado a sangre fría.

¿Qué dirían todos si supieran la verdad? 

Durante el parloteo sin sentido las gemelas alcanzan a ver algo por el rabillo de sus ojos...algo en el pasillo, entre la oscuridad y el manto del silencio. Tal vez una figura humana o algo por el estilo, alguien que las observa con ojos amenazantes.

Por un instante Mischa y Yulia creen que la figura e una alucinación pero no. Es real.

El horrible sacerdote pedófilo y golpeador ahora se encontraba allí, en aquella isla demencial espiando a las gemelas desde la penumbra. Su rostro expresaba odio y deseo, como si intentase decir algo a ellas. Solo que nadie se había percatado del ucraniano asesinado.

¿Qué dirían todos si supieran la verdad sobre aquella noche? 

Durante el parloteo sin sentido Johan alcanza a ver algo por el rabillo de sus ojos...algo en el pasillo, entre la oscuridad y el manto del silencio. Tal vez una figura humana o algo por el estilo, alguien que lo observa con ojos acusadores.

Por un instante el muchacho cree que la figura es una alucinación pero no. Es real.

Su abandonada novia ahora se encontraba allí, en aquella isla demencial espiando a Johan desde la penumbra. Su rostro expresaba odio y más, como si intentase decir algo. Solo que nadie se había percatado de la muchacha.

¿Qué dirían todos si supieran la verdad sobre ella y su nefasto novio? 

Durante el parloteo sin sentido algo llama vuestra atención. Una punzada de dolor, algo apenas agobiante pero sin dejar de mantener la compostura en la reunión.

Solo que el malestar llega acompañado de algo más. La herida de vuestro costado comienza a punzar hacia afuera, como si algo quisiera salir de sus cuerpos. Algo vivo que se retuerce sin cesar y que con cada latigazo dentro de las costuras provoca una oleada de dolor apenas soportable.

Podría ser una herida que se abrió porque algún punto se rompió, solo que no es eso. Es algo mucho peor… o eso es lo que imaginan…

Sus rostros cambian ligeramente pero intentan ignorar el momento que posiblemente sea nada… 

Johan escuchaba sentado la conversación sobre la partida en busca de aquella muchacha, realmente sentía lastima por ella pero el resto parecían soldados sin sentimientos. ¿Como demonios seguían tan tranquilos en aquella situación actuando tan fríamente? Mientras discutían sobre los detalles, pudo dislumbrar rápidamente al fondo aquella figura. ¿Era ella? ¿Que hacía allí? Con los ojos bién abiertos, Johan se levantó de su silla temblando como un niño asustado que hubiese visto un fantasma y llorando se dirigió hacia la penumbra donde lo esperaba, andando rápidamente como si el resto no existiese. Tenía que protegerla con su vida, el era el único capaz. 

-No helen... Tu aquí no... NO...

Bla bla bla y más bla bla...-  murmuro mentalmente al escuchar como el chófer situaba a mi hermana y a mi en la clásica postura machista de que la mujer debe cocinar, lavar y atender al hombre. Justamente todo lo contrario a lo que Julie y yo éramos pero no había demasiado tiempo para querer corregir la postura de un hombre más cerrado que los traseros de muñecas. 

La situación era patética, Martinson llorando por su hijita perdida, Evelyn preocupándose por un merecido descanso, el Coronel buscando organizarse, el diplomático de James haciendo uso de su inteligencia y el soldado... ¿Que hacía el soldado? Bueno y Johan que hablaba solo, no me parecía demasiado raro que hiciera eso ya que en este lugar, llamado Bar Harbor, sucedían cosas totalmente locas y fuera de serie. 

Sólo que justo cuando estaba por hacer un comentario siento una mirada que se posa en mi, al girar mi rostro la piel se me eriza y eso no es nada bueno. Apretando mis puños con fuerza busco la mirada de Julie, ella seguro lo ha visto y tomaría cartas en el asunto. Por mi parte, solo cierro los ojos y me digo a mi misma que eso ya pasó sin mostrar un ápice de terror y al evitar literalmente aquella presencia me dirijo hacia Harry. 

-Tengo que hablar contigo soldado. - susurro desde la cercanía mientras que, cada tanto, alguna que otra mirada se perdía en un sector especial de la mansión, lógicamente esperando que desaparezca de allí. 

Evelyn, sin que casi viniera a cuento con la situación, se dobló sobre si misma, sujetandose el abdomen. Soltó un jadeo, entremezclado de un gemido de dolor, mientras posaba la mano sobre la ropa y los vendajes de aquella operacion. No era de extrañar que por tanto ejercicio, tanta lucha... algun punto se hubiera soltado. Pero si no percibia mal... Estaba notando movimiento. Notaba algo que se retorcia en sus entrañas. Algo demasiado horrible. No era el ardor de una herida o la tirantez de la piel, nisiquiera el dolor. Era movimiento, latigazos, ramalazos de dolor que recorrian su cuerpo sin ningun rumbo. 

Habia sentido algo similar una vez en su vida. Cuando su hija aun era un bebé en su vientre. Esa sensacion cada vez que daba una patada. El tratar de alcanzar la piel y pasar a traves de ella. Tembló como una hoja en un arbol durante una tormenta, mientras que sus uñas arañaban la tela que la cubria. Se levantó tan rapido como pudo, mientras que otro ramalazo de dolor la tumbaba al suelo, junto a la silla, cayendo de forma ensordecedora en mitad del lugubre ambiente. 
Nada le importó. A la mierda el aspecto, la percepcion, el decoro. Subio la falda con prisa, con manos temblorosas, arrodillada en el suelo y sentada sobre sus gemelos. Subio el vestido hasta debajo de su pecho, casi enrollandolo para poder verse los vendajes del costado. 
- A-ayuda... - Sus ojos, fugaces... creyeron ver movimiento bajo las telas manchadas de sangre. Quizás eran juegos de su imaginacion. Pero la vision de aquellas arañas, de los gusanos dentro del cuerpo del cuervo. No podia soportarlo. Se arrancó las vendas del vientre, tratando de observarse la herida de la operacion, con la vista perdida y desquiciada. 

James había decidido que la mejor opción respecto a Krebs era ignorarlo por completo. Soltó la información que quería, era lo que le importaba. Luego recordó que el doctor le había dicho, el día anterior, que estaban a cinco de diciembre. Esto resultaba coherente. Echando cuentas sobre sus últimos recuerdos fuera de aquel horror, le daba más cerca de un mes que de tres semanas. En estos pensamientos estaba cuando vio algo que lo desconcertó.

-¡Tú...!

Se movió hacia un lado y dando un rodeo llegó hasta la ventana, corriendo las cortinas por completo. Se sintió estúpido. Todo eso ya no importa, James. Ya nada importa. Solo la supervivencia. 

Se fijó en sus compañeros. Todos estaban teniendo reacciones similares. Era aquel lugar. Le estaba haciendo algo en la cabeza...

-No es real-dijo pensando en alto-¡No es real!. 

- "No hay perros de caza, ni animales, ni aves, ni nada viviente allí afuera..."

-Disculpe pero...eso...eso no es cierto. No...yo...nosotros...

Nada viviente allí fuera. Entonces, ¿qué era lo que les había atacado?¿Otra alucinación?

Sacó el reloj y miró la hora. ¿Habría pasado ya tanto tiempo?
 

Harry había estado escuchando y observando. No le gustaba nada el aspecto de las dos chicas, y seguía sin fiarse demasiado del señor Martinson. Cuando Krebs habló, aunque sólo fuera por molestarle, hizo un comentario al señor Martinson.

Debería preguntar a Krebs. Mientras veníamos hacia aquí, atropelló a una muchacha en la calle, con la limusina. Yo no conocía a su hija, pero él sí y quizá...

Harry miró hacia la ventana un momento y abrió los ojos como platos.

¿¡Será cabrón!? Harry dudó un instante. ¿Otra vez tú Volkie de mierda!? Gritó a la ventana, ignorando por ahora a la señorita, y con un gesto tan mecánico y tan repetido a fuerza de hacerlo un millón de veces, descolgó la Thompson y la empuñó en menos de lo que dura un parpadeo, y corrió cruzando el salón sin reparar en todo lo que pudiera tirar o a quién pudiera empujar por el camino. ¡¡ESTABAS MUERTO MALDITA SEA!! 

Ignorando a todo el mundo, abrió la ventana y salió por ella de un salto, persiguiendo a un fantasma. Tal vez literalmente. ¿¡QUÉ DIABLOS QUIERES AHORA!?

Harry se mantiene en silencio mientras el resto hablan. El observa, solo observa. Algo a lo que esta muy acostumbrado, los gestos el tono, la expresión... Desde luego parece que aquí prácticamente todo el mundo tiene algo que esconder.

El anfitrión es un personaje curiosos: elegida, ceremonias...es que estaban todos locos? Y las dos chicas que le acompañan no parecían estar en mejor estado.

Desaparecida hace...tres semanas? Pues amigo, esto no pinta nada bien. Harry esta apunto de intervenir, cuando un dolor punzante proveniente de la herida hace que casi se retuerza, haciendo un gran esfuerzo para evitar que apenas se note el dolor que siente. Parece...como si algo se removiese dentro de mi.

Entonces todo se descontrola, parece que la locura se ha adueñado de la sala. Evelyn cae al suelo retorciéndose de dolor, sintiendo lo mismo que el detective, pero en modo Hard. Empieza a subirse la ropa mirándose la herida. El Chico joven mira al vacío y parece hablar con una tal Helen. James también habla solo y empieza a decir que nada de esto es real...tendrá razón?

Y lo que faltaba, su tocayo empieza a hablarle a un... fantasma?, empuña la Tommy y sale al amparo de la niebla a través de la ventana.

Harry no quiere que se note su malestar, y toda esa situación empieza a abrumarle, así que decide salir de esa habitación cuando antes, antes que acabar loco como el resto.

-Si me...disculpan...me tumbare un rato...- Y sale de la estancia, en dirección a la primera cama o sofá que encuentre.

El coronel asiente contrariado cuando escucha que no hay perros.

Después ya nada importa, algo en su interior se retuerce, la herida le quema. El coronel se dobla por el dolor y se lleva las manos al costado. Nota algo, algo se mueve. ¿Que...? ¿Qué es esto? No... No es posible... No han metido algo en el hospital.

El coronel agarra un cuchillo y se dispone a clavárselo, dispuesto a sacarse lo que sea que haya. Cuando por un momento... un pequeño flashback acude a su mente, una imagen, como un mazazo le sacude entero. Los oficiales japoneses, después de saber la rendición de Japón. Muchos se habían hecho seppuku. Esa imagen, de los hombres agachados con el sable corto japonés en la mano, era casi idéntica a la imagen del coronel y el cuchillo.

El coronel empieza a sudar sin control, respira pesadamente, la visión se le nubla. Suelta el cuchillo que resuena al chocar contra el suelo. Esto no es real, es como lo del hospital, ¿Algo en la comida quizás? ¿Algún efecto secundario? Tranquilízate... tienes que salir de aquí YA

El Alcalde parecía desesperado con encontrar a su hija. Aunque no hubiera predadores. No había que olvidar que estaba sola y sin conocimientos un bosque tanto tiempo sin comida…Pero no seria yo la que le quitaria las ilusiones.

Entonces el mayordomo abrió la boca. Normalmente y con menos testigos hubiera pasado una cosa diferente. Pero era mejor no exacerbar mas los ánimos. Por lo que mire y le sonreí inocente.

Y de pronto por un segundo en el rabillo del ojo lo veo y por como cierra Jules su puño ella también lo ha visto.

A pesar del miedo , mezclado con odio que sentía en este momento me calle. Estaba acostumbrada a controlar mis emociones. Por lo que apreté la mano a mi hermana para hacerla saber que estaba con ella. Y que eso no podía ser real.

Hasta que me doy cuenta de que es real. Estaba ahí parado. De pies y observando. En la otra mano llevaba el hacha del coche. Si estaba ahí y vivo se la iba a clavar hasta el fondo.

Pero ocurrió algo. Varios mas de los presentes también parecían extrañados.

Hasta que la cosa estallo.

¡¡¡Contad a los que hay en la sala!!! Tenemos que estar todos. No quería que fuera una alucinación y alguien estuviera viendo lo que no era. No quería que nadie viera a su archienemigo en la piel de mi hermana. O yo matar al Ucraniano para descubrir que era el soldado. Pero el soldado no podia ser pues salio por la ventana persiguiendo algo.

La mano de mi hermana me devuelve el raciocinio, más aún sus palabras. En ese momento mis ojos comienzan a observar todo con detalle, claramente en un completo estado de alerta. -Mierda... Es raro, todos vemos algo. - murmuro sujetando aquel contacto con mi hermana, ambas estábamos viendo a alguien de nuestro pasado y sería imposible que estuviera vivo. 

- Es una alucinación... ¡¡¡La comida!!! -  expreso casi al borde de gritar por aquella percepción, esperaba que fuera cierta y le clavaría a Martinson un cuchillo en sus partes bajas. Totalmente desesperada, intento frenar al soldado pero me fue imposible, su carácter hacía estragos con él y lo peor de todo es que cada uno se iba a su bola detrás de lo que veía. 

-¡¡¡Paren!!! No crean en lo que ven. - afirmo ya en un tono bastante serio y tajante, no debían irse porque sus vidas estarían en peligro. Johan... mírame... a mi, eso que ves no es real. - le digo al muchacho una vez que corro hasta él y lo sujeto con ambas manos, buscando un contacto visual de inmediato. 

-¿La comida...es una alucinación?-dice James con escéptico mientras se frota los ojos intentando aclarar sus sentido-.

Claro, imbécil. Tú mismo lo dijiste...¿como es posible? Simplemente NO-ES-POSIBLE. 

-Maldita sea, Martinson, ¿qué nos ha hecho?
 

Con los ojos bien abiertos, Johan se levantó de su silla temblando como un niño asustado que hubiese visto un fantasma y llorando se dirigió hacia la penumbra donde lo esperaba, andando rápidamente como si el resto no existiese. 

-No helen... Tu aquí no... NO...

Johan deja atrás todo lo superfluo por aquello que más importa para él; su novia Helen.

Al mismo tiempo se desencadenaban muchas cosas pero nada de aquello le importaba, solo quería ir detrás de su novia aunque fuese un encuentro agridulce. Johan hasta este momento no se había planteado como él, un estudiante y miembro ignorado de una familia clase media, había terminado en una misteriosa isla tras naufragar.

Primero y principal a Johan nunca le agrado el agua y mucho menos navegar por el ancho mar y tan solo la idea de que se encontraba en un sueño le reconfortaba un poco.

Solo que la aparición de Helen fue un balde de agua fría, algo que no pudo controlar en su hipotético sueño. Algo que amenaza su realidad conformada…

Al abandonar el salón Comedor Johan corrió detrás de su novia que se el escabullía como arena por entre los dedos. La persiguió por el Hall hasta la Sala de Fumar (donde había hablado con Jules) y de allí a la sala de la Biblioteca.

El sitio era tan lúgubre como el resto, poco iluminado y viciado de aire mohoso pero su novia había desaparecido en una habitación sin aparentes salidas. Él creyó verla por última vez de espaldas, contemplando una pintura ubicada en la otra punta de la biblioteca.

Johan corrió con todas sus energías pero desafortunadamente tropezó a mitad de camino con una pila de libros y al perder por un segundo a su novia de vista, esta desapareció quedando el oleo solo para él.

 El cuadro era idéntico al de la otra habitación, solo que en esta ocasión la única diferencia era la pareja que se retrataba en el oleo. Se habían girado y miraban al observador, como si tuviesen vida propia. Sus facciones eran deformes y asimétricas en proporciones exageradas, casi al punto de no ser del todo humanas.

Una especia de metamorfosis comenzó con la pareja del retrato y tal vez no solo era simbólica. Tal vez representaba las vivencias de Johan y los demás.

La única interrogante era… ¿porque el hombre de la pintura se parecía tanto a Johan?

Se arrancó las vendas del vientre, tratando de observarse la herida de la operación, con la vista perdida y desquiciada. 

Para sorpresa de Evelyn su herida se encontraba mejor que nunca. Las costuras pronto deberían ser retiradas porque ya no eran necesarias, la herida había sanado más pronto de lo pensado.

Quizás fue su imaginación, un calambre, o alguna molestia interna residual de la curación pero ya no importaba porque todo el malestar había pasado, quedando únicamente el pudor y la vergüenza residual por la acción de exponer la mitad de su cuerpo al resto de los comensales.

Ya no necesitaba llevar aquellos vendajes ensangrentados que ahora se extendían por el suelo del salón Comedor. Pero ese era el menor de sus problemas…

Se movió hacia un lado y dando un rodeo llegó hasta la ventana, corriendo las cortinas por completo. Se sintió estúpido. Todo eso ya no importa, James. Ya nada importa. Solo la supervivencia. 

Fuese real o no algo era indudable. En el exterior, junto a la ventana, un sendero de huellas en el barro delata la presencia anterior de alguien. Quizás la visión de aquel reportero amarillista sin escrúpulos sea real…

Sacó el reloj y miró la hora. ¿Habría pasado ya tanto tiempo?

El valioso reloj de oro marca las once de la mañana…

El coronel empieza a sudar sin control, respira pesadamente, la visión se le nubla. Suelta el cuchillo que resuena al chocar contra el suelo.

El coronel recuerda las historias sobre el ritual nipón de suicidio y su estomago da giros sobre si mismo intentando expulsar todo el manjar que había disfrutado momentos antes. Recuerda que el seppuku requería de un ayudante que cercenaba la cabeza del suicida a fin de evitar una muerte lenta y horrible. Desde ya que aquel ritual no era algo rápido… podría ser doloroso como el mismo infierno.

Luego de soltar el cuchillo los dolores abdominales cesan de inmediato, dejando tan solo un malestar general en el cuerpo del coronel.

Pero ocurrió algo. Varios mas de los presentes también parecían extrañados.

Hasta que la cosa estallo.

¡¡¡Contad a los que hay en la sala!!! Tenemos que estar todos. 

Tal vez ya era tarde porque varios de los presentes habían actuado con celeridad antes que nadie. Johan había desaparecido por el Hall de la mansión seguido de Harry Slaughter, por otro lado Harry Wood había iniciado una persecución al salir por la gran ventana.

Ahora solo cinco de los antiguos pacientes del doctor Vannacutt permanecían en el salón Comedor junto a los habitantes de la mansión Martinson.

Johan... mírame... a mi, eso que ves no es real. - le digo al muchacho una vez que corro hasta él y lo sujeto con ambas manos, buscando un contacto visual de inmediato. 

Por mucho que Jules intenta alcanzar a Johan, solo logra sujetar su mano unos segundos antes que el escurridizo muchacho se pierda entre las sombras de la mansión. Es como si el pasillo lo tragase…

¿¡Será cabrón!? Harry dudó un instante. ¿Otra vez tú Volkie de mierda!? Gritó a la ventana, ignorando por ahora a la señorita, y con un gesto tan mecánico y tan repetido a fuerza de hacerlo un millón de veces, descolgó la Thompson y la empuñó en menos de lo que dura un parpadeo, y corrió cruzando el salón sin reparar en todo lo que pudiera tirar o a quién pudiera empujar por el camino. ¡¡ESTABAS MUERTO MALDITA SEA!! 

Ignorando a todo el mundo, abrió la ventana y salió por ella de un salto, persiguiendo a un fantasma. Tal vez literalmente. ¿¡QUÉ DIABLOS QUIERES AHORA!?

El teniente ya no se encontraba en el comedor de la mansión Martinson. Ahora se hallaba en el crepúsculo de la guerra contra los nazis y la habitación tan solo era un escenario derruido con un variopinto de obstáculos, tal vez cadáveres regados por la calle entre los escombros, donde solo importaba dar caza al otrora fiero enemigo que en cada encuentro resistía un poco para replegarse otra milla.

Wood dio un salto y avanzo como una fuera a la carrera en línea recta hacia la ventana, al llegar al exterior continuo su frenética búsqueda hasta perderse de la vista de todos.

En su trayecto volcó la gran mesa donde se encontraban los manjares aun no consumidos llevando por delante a James que también contemplaba la ventana extrañado y por ultimo (en medio de su furia ciega) la culata del subfusil choco con el antebrazo hábil de Julie que tras una mueca de dolor perdió la sensibilidad y el uso de su extremidad. El accidente provoco que el hacha de mano saliera volando hacia el exterior tras romper la ventana contigua.

Definitivamente el desayuno se había convertido en un pandemonio, nada tan alejado de la realidad.