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[Susp] Personajes

Amber "Aurora-insolente" Browning

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18/10/2020, 18:07
Morgian
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Aspecto

 

CARISMA: 4.

APARIENCIA: 3.

PURA RAZA: 3.

OJOS: Azules.

PELO: Pelirrojo oscuro, largo y con rastas.

COMPLEXIÓN Y FORMA FÍSICA: Delgada y atlética. No tiene muchos músculos, pero está en forma. 

ESTATURA: 1,65m

PESO: 53kg

EDAD APARENTE: 20 años, los mismos que tiene. Fecha de nacimiento: 26 de Julio de 1995.

PROCEDENCIA: Fremont, California.

APARIENCIA / ASPECTO: Amber suele vestir con vaqueros desgastados y camisetas cómodas. Por lo general su aspecto es informal, pero sin caer en lo desaliñado. Suele combinar colores verdes y granates con el negro. Cuando quiere arreglarse especialmente, añade algo de azul que haga juego con sus ojos.

PERSONALIDAD / LENGUAJE GESTUAL: Amber se mueve con la naturalidad de aquel al que no le importa el qué dirán. Sabe que es diferente, lo asume y se enorgullece de ello. Su mirada es decidida y su paso firme. Es, en general, una chica extrovertida y simpática. Sin embargo, su actitud puede cambiar bruscamente si siente que alguna situación es injusta, especialmente si los afectados son sus allegados. Se muestra en esos casos rebelde y cabezota y defenderá a los suyos y lo que considera justo con uñas y dientes.

 

Formas

 

Homínida

        

Glabro

Crinos

Hispo

  

Lupus

 

 

MANADA

Nombre: Círculo de Plata

Escudo:

El círculo es la figura perfecta. Sin aristas, igual en todas sus partes, como la manada. Alpha, beta, omega, da igual, todos somos iguales a ojos de Gaia, importantes, vitales. Cada uno de nosotros está representado por un círculo, engarzados entre sí, apoyándonos entre nosotros. Y dentro de un círculo mayor, la manada, nuestra unidad, que a su vez representa la luna, y su metal, la plata, en el colorido del escudo. La plata es el símbolo de Selene, de la rabia que empleamos para ajusticiar a los enemigos de la Madre. También es el metal sagrado que más dolor nos causa, un recordatorio de nuestra vulnerabilidad. Nuestra fuerza y nuestra debilidad.

Tyler Jackson.

"Somos eslabones perfectos de la más resistente cadena, unidos en un fin común, mayor, conscientes de nuestras debilidades, orgullosos de nuestro poder y determinación. Somos el Círculo de Plata, y venimos para ser recordados"

Miembros de la manada:

Alexander "Lex-Talionis" Van Der Hoffen:

Amber admira a este pequeño hombre. Criada lejos de los prejuicios garou hacia los metis, no concibe juzgarlo a él por el supuesto pecado de sus padres. Le parece admirable su forma de haber salido adelante a pesar de las circunstancias en contra y le ha manifestado en más de una ocasión y de dos que tiene todo su apoyo. Si alguien se atreve a meterse con él por su condición con ella delante, Amber saltará como un resorte en su defensa. Admira también su enorme sabiduría, concentrada en un espacio tan pequeño. Le gusta acudir a él con sus dilemas éticos para escuchar su opinión, que valora por encima de la de otros. 

Jane "Kanku-dai" Kershaw: 

La más jovencita de la manada provoca en Amber una especie de ternura divertida. Le gusta Jane y le gusta su dulzura, pero también su fuerza y su determinación a pesar de su corta edad. Amber no tuvo hermanos hasta que conoció al Círculo de Plata, pero sin duda, si hubiera tenido una hermana pequeña, le habría gustado que fuese como Jane. Siente la necesidad de cuidarla y protegerla. Por otra parte, le provoca una enorme curiosidad todo su misticismo y la forma que tiene de apoyarse en la filosofía oriental. No lo comprende, pero le llama mucho la atención y no es raro que su mirada se escape y se quede pillada contemplando a la muchachita cuando entrena sus katas. 

Tyler "Ensarta-lobas" Jackson: 

Tyler es el miembro de la manada con el que Amber tiene más cosas en común. Su forma de pensar y actuar le resultan lógicas y cercanas. Tal vez en parte haya sido por eso que el Ahroun ha sido capaz de ganarse el respeto incondicional de Amber. La joven lo acepta y confía en él como líder sin cuestionarlo como haría en otras circunstancias o con otras personas. Si una orden de Tyler no le resultase razonable, saltaría y se opondría. Pero el caso es que siempre le parecen razonables. Entre eso y la capacidad del chico de escuchar otras opiniones antes de decidir se ha formado en Amber una fuerte convicción de que Tyler es el mejor líder que una manada podría desear. Sabe que él siente una necesidad de defender la manada similar a la siente ella misma y eso la hace sentirse segura a su lado. Por otra parte, es el que más divertido le resulta y el compañero ideal para un rato de entrenamiento.

William Thomas Elliott "Voz-de-la-Umbra":

William es probablemente el tipo de persona en el que Amber nunca se habría fijado en otras circunstancias. Demasiado serio, tranquilo y formal para el torbellino pelirrojo. Sin embargo, entre ellos hay varios lazos que hacen que Amber se sienta unida a su primo y los familiares son los menores entre ellos. La música es más que algo importante para Amber, es su forma de vida. La siente como algo que está dentro de ella de una forma ancestral. Y William es el único con el que puede compartir parte de ello sabiendo que lo entenderá. Los primeros momentos de incertidumbre y miedo cuando ambos cambiaron y el tiempo pasado a solas hasta que encontraron a los otros tres hicieron que Amber se uniera mucho a Will y realizar el Rito de Iniciación juntos hizo el resto. Le tiene mucho cariño y cuando trata de sacarlo un rato de sus estudios para que le dé el aire lo hace porque realmente cree que a su primo le hace falta divertirse un poco más y disfrutar de la vida.

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18/10/2020, 18:09
Morgian
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Krysta Kaczynski creyó que el dolor de cabeza que se instaló en su cabeza el día que el test de embarazo dio positivo desaparecería cuando llegase el momento del parto. Pensaba que con los tobillos hinchados, las náuseas matutinas y los estrambóticos antojos nocturnos también se iría esa jaqueca que pinzaba sus sienes cada vez que algo aumentaba el nivel de estrés aceptable en su vida que, por otra parte, nunca había sido demasiado alto.

Ella nunca había sentido un deseo especial por tener hijos. En algún lugar olvidado de su memoria quedaban las manifestaciones feministas que había liderado en la universidad de Derecho. Esos recuerdos estaban cubiertos por una gruesa capa de polvo, como si perteneciesen a otra época, a otra mujer. Claro que todo eso había sido antes de conocer a Darren Browning y a su amplia sonrisa de dientes blanqueados, tan brillantes como su deportivo. Junto a alguien como él, los hijos eran tan sólo algo más con lo que había que cumplir. Su deber como esposa para con su marido y la sociedad.

Poco podía imaginar aquella mujer cuyas raíces se remontaban al Viejo Mundo y que dedicaba sus días a realizar una intensa labor como mujer florero del que ahora era un importante empresario californiano, que sus dolores de cabeza no habían hecho más que comenzar ese día y que desde aquel momento en adelante su intensidad no haría más que aumentar año tras año.

Amber fue una niña difícil desde la cuna. Cuando se despertaba en medio de la noche sus berridos se escuchaban por toda la enorme casa de Fremont, impidiendo el sueño a sus padres y a la ama de llaves que residía a tiempo completo con ellos, la señora Riggs. 

La pequeña había heredado los ojos claros de Krysta y los cabellos pelirrojos de su abuela paterna. Sin embargo, su rebeldía y su fuerte carácter eran algo ajeno a sus dos progenitores. Algo que a Krysta le recordaba a su padre, ya fallecido. Algo que venía de muy lejos, de Polonia.

Siete niñeras diferentes lidiaron con la niña más cabezota que jamás habían conocido. Apenas se sostenía en pie y ya se enfrentaba a ellas con la firmeza de un adulto. Una tras otra dimitían, agotadas por su desobediencia, o eran despedidas por rendirse a los caprichos de una niña pequeña cuyos modales y carácter nadie conseguía ablandar.

Fue hija única. A Krysta y Darren no les quedaban ganas de probar suerte de nuevo tras tan espantoso fracaso en su primer intento de conseguir la foto familiar perfecta. Ellos deseaban una muñequita vestida de colores pastel, con modales de princesa y tirabuzones rubios. Que pidiera las cosas por favor y diese las gracias cada vez que alguien la mirase. Pero tan sólo tenían un torbellino pelirrojo que desde que había aprendido a hablar protestaba incansable ante lo que ella consideraba injusto. 

Había tan sólo una cosa en la que consideraban que habían tenido éxito: la música. Amber había sido apuntada a actividades de todo tipo. Equitación, ballet, costura... Todas y cada una de ellas habían sido un fracaso. Pero la música no. La música parecía hipnotizarla, calmar algo en su interior y apaciguar su rebeldía. Y se le daba bien, vaya que sí. Sus dedos volaban sobre las teclas del piano como si siempre hubiera estado tocando uno.

Cuando tenía cinco años se metió en su primer lío en el colegio. En realidad había sido una tontería. La profesora había salido de clase un momento y algunos niños habían empezado a jugar con el borrador, pasándoselo de una punta a otra de la clase. Cuando la profesora volvió y vio la situación castigó a la niña que tenía más cerca y que realmente no había participado en aquello. Una pequeña Amber se puso en pie y con los puños apretados por la indignación se enfrentó a la profesora para defender a su compañera. Puede que en un colegio normal aquello se hubiera saldado con un pequeño castigo o una reprimenda, pero los Browning no habrían llevado a su hija a un colegio cualquiera y en aquel una salida de tono como esa fue la primera mancha de muchas en el historial de Amber.

Cuando las niñas de su clase fueron creciendo Amber se fue dando cuenta de que cada vez le resultaban más aburridas. Todas se preocupaban de su ropa o sus zapatos y podían estar horas cepillando los cabellos de sus Barbies. Amber prefería pasar tiempo al aire libre, vestir vaqueros y zapatillas deportivas, subirse a los árboles y hacer excursiones hasta el río. Así pues, la mayoría de sus amigos eran chicos. El mejor se llamaba Scott y era su vecino. Podían pasar horas buscando grillos en el bosque, creando un código secreto en el que comunicarse o construyendo un refugio con las ramas que encontraban. Los padres de Amber no se habían rendido en su lucha por conseguir que su hija fuese una perfecta señorita, pero según se iba convirtiendo en una jovencita, más difícil les resultaba que obedeciera.

Se podría decir que la adolescencia le sentó fatal, pero no sería del todo correcto. Agravó el problema familiar, sin duda, pero crecer sin duda le sentó bien. Amber fue dejando atrás su aspecto de niña desaliñada con las extremidades demasiado largas para convertirse en una verdadera monada. Su temple, sin embargo, seguía empeorando. 

El primer drama familiar que hizo pensar a sus padres que hasta el momento lo que consideraban un camino tortuoso había sido un remanso de paz fue la llegada de la guitarra eléctrica. Tras semanas de discusiones, Krysta y Darren tan sólo consiguieron que la cambiase por una acústica. Los sueños de una hija pianista, tocando por los auditorios más famosos del mundo se evaporaron entonces, dejando un regusto amargo, ya que no podían negar que Amber era tan buena con la guitarra como lo había sido con el piano. 

A partir de ahí, todo fue cayendo en picado. Poco a poco los amigos de Amber habían empezado a mirarla con otros ojos. Ya no hablaban de cualquier cosa delante de ella, ni siquiera seguían con sus concursos de eructos. Incluso hacía un tiempo que Scott se portaba de una forma extraña. Rehuía el contacto físico con la que todavía era su mejor amiga y sus mejillas se sonrojaban cuando sus manos chocaban por casualidad mientras caminaban. Seguían pasando tiempo juntos, pero algo estaba cambiando entre ellos.

Aquello explotó finalmente cuando estaban a punto de terminar Undécimo grado. En el instituto se preparaba una fiesta de fin de curso con un baile. Amber y Scott siempre habían esquivado ese tipo de actos. Tal vez por eso fue tan impactante para la chica que su mejor amigo le pidiese que le acompañase. Aunque más lo fue que después de beberse entera la petaca que llevaba escondida, Scott tratase de besarla. Habían discutido antes, pero nunca como aquella noche.

 

Ese verano en el que cumplió diecisiete años, Amber rompió con todo. Sentía algo bullendo en su interior. En aquel momento no sabía que era su propia sangre reclamando que volviese a sus orígenes. Sencillamente se sentía irascible, saltaba por cualquier cosa. Sus padres, la miraban con incomprensión y lo achacaban al cambio hormonal de la adolescencia. Dejó de ver a Scott y a los otros chicos. Tampoco quería pasar tiempo en una casa en la que se sentía enjaulada, con unos padres que exigían de ella un comportamiento que no podía darles.

Empezó a pasar mucho tiempo fuera de casa, a conocer nuevas personas. Era extrovertida y no le costaba hacer amigos. Incluso algo más que amigos en algunas ocasiones. Se dedicó a experimentar sin comprometerse con nadie. Volvía tarde, apestando a marihuana y alcohol. Nunca se había sentido más distante de su familia que en ese momento y empezó a tocar en un garito por las noches. El Tricia's. Al principio tocaba versiones de otros. Nirvana, Muse, Radiohead, Pearl Jam, PJ Harvey... Les daba su propio estilo. Finalmente se atrevió a tocar en público las canciones que componía en la intimidad. A la gente le gustaba escucharla y hasta empezaron a pagarle un pequeño porcentaje de la caja. 

Para aquel entonces ya estaba cursando su último año en el instituto y cada vez encajaba menos con sus compañeros de clase. A Amber le parecían clones unos de otros. Todos se peinaban igual, vestían igual, se portaban igual. No podía evitar sentir cada vez más ganas de diferenciarse del resto de hijos de familias bien que iban a clase con ella. Hacía mucho que el profesorado había abandonado la lucha por conseguir que llevase los zapatos bien atados o la blusa por dentro, pero Amber todavía podía hacer algo más.

El día que apareció en casa con las rastas Krysta pensó que iba a estallarle la sien por las punzadas de dolor que aparecieron de repente. La mujer tuvo una crisis nerviosa y estuvo varios días encerrada en su habitación. En el colegio tampoco fue muy bien recibido su nuevo peinado y tan sólo la presión de Darren y su reputación pudieron evitar que fuese expulsada en el último curso. Ella, sin embargo, pisaba con paso firme y miraba a todos con una sonrisa en los labios y la cabeza bien alta, orgullosa de ser diferente a todos aquellos niñatos estirados y malcriados. 

Llegó el momento de elegir carrera y universidad. Krysta y Darren querían que estudiase Ciencias Políticas. Todavía tenían la esperanza de que sentase cabeza, ordenase su vida y dejase de hacer locuras para aceptar el futuro que ellos deseaban para una hija suya. Quizá todavía no era tarde para que enderezase su camino, tal vez en unos años con el apoyo de gente influyente como Darren y algunos de sus contactos podría llegar a ser senadora y su pasado quedaría como una anécdota de rebeldía juvenil.

Por desgracia no iba a ser tan sencillo. Amber quería estudiar sociología y una vez más su cabezonería se hizo evidente. Nada ni nadie podría hacerla cambiar de opinión. Las discusiones en su casa subieron de tono. Darren llegó a las amenazas de "cortarle el grifo". Un grifo que ella ni quería ni creía necesitar. Krysta optó por el chantaje emocional, pero parecía resbalar por encima de la piel de la joven, que se sentía con derecho a elegir su futuro.

La crispación terminó llegando a un nivel insoportable. Amber tan sólo iba a casa a dormir y el resto del tiempo lo pasaba en la calle o en algún bar. Hacía poco que había terminado los exámenes finales cuando, cansado de los desplantes de su hija, Darren decidió seguirla una noche. En cuanto puso un pie dentro del Tricia's y la vio sobre el escenario, el hombre sintió que le hervía la sangre. Una hija suya tocando en un local de mala muerte para lo que a él le parecía una panda de borrachos, drogatas y gente de baja estofa. Aquello marcaba un punto final para el hombre.

Esa noche fue muy larga en casa de los Browning. Cuando Amber volvió de madrugada, con la guitarra a la espalda y la sonrisa artificial de la hierba en los labios, se encontró a sus padres despiertos, esperándola. En su ausencia habían tomado una decisión. Amber debía marcharse.

Krysta tenía una prima, Bianca. Sus padres eran hermanos y habían emigrado juntos de Polonia antes de que ellas nacieran. Hacía años que no se veían, pero de niñas habían tenido muy buena relación y habían mantenido el contacto durante ese tiempo. Bianca vivía en Chicago y estaba casada con un buen abogado. Tenían un hijo, William Thomas, que estaba a punto de ir a la universidad. Krysta sabía que era un chico formal y educado. El hijo que ella habría querido tener. Ya estaba todo decidido. Amber iría a pasar el resto del verano a casa de Bianca, en la otra punta del país. Y después, cuando el curso comenzase, iría a la universidad con su hijo. Krysta pensaba en aquello como en una última oportunidad para su hija. Esperaba que Amber se viese obligada a comportarse al estar en un ambiente ajeno. Que se le pegase algo de su primo. Y sobre todo, sentía la necesidad de separarla de ese entorno nocivo y tóxico en el que se movía. 

No hubo nada que Amber pudiera decir aquella noche que hiciera cambiar de opinión a sus padres. Gritó, discutió, protestó. La rabia de su pecho encendió sus mejillas y sus ojos, se sintió a punto de perder el control y durante un instante se asustó irracionalmente de sí misma. Pero no sirvió de nada. En menos de una semana la habían obligado a empacar sus cosas. Krysta se despidió de ella con un beso en la mejilla. Acarició sus cabellos mientras la miraba con esa cara de "qué he hecho yo para sufrir este castigo" que Amber tanto odiaba y le prometió que la llamaría cada día. La muchacha sabía que si lo hacía sería por obligación, por creer que eso era lo que una madre debía hacer. En cuanto cerró la puerta de la casa y apoyó la espalda en ella, Krysta sintió cómo la presión en sus sienes aflojaba, más que en los últimos dieciocho años.

Darren la esperaba en la puerta con el coche arrancado. Él mismo iba a llevarla hasta el aeropuerto. No se fiaba de ella y temía que si la dejaba ir sola, podría terminar yéndose a algún otro lugar y volviéndose una delincuente o algo peor.

Amber estaba a punto de montar en el coche tras guardar su guitarra en el maletero cuando escuchó una voz llamándola a lo lejos. Una voz que llevaba más de un año sin escuchar. Su estómago se encogió al reconocer a Scott y cuando él llegó a su altura se miraron un instante antes de abrazarse con fuerza. No tuvieron tiempo para mucho, Darren se impacientaba y las disculpas por aquella estúpida pelea se mezclaron con las promesas de mantener el contacto. Su mano agitándose fue lo último que vio Amber por el espejo retrovisor de aquel lugar que hasta entonces había sido su hogar.

Una nueva vida la esperaba, aunque ella ni siquiera podía imaginar en aquel momento cómo de diferente sería.

 

Krysta Kaczynski:

  

   

La madre de Amber es de ascendencia polaca. Tiene 45 años, mide 1,70m y pesa 65 kg. Sus ojos son tan azules como los de su hija y el cabello rubio natural siempre correctamente peinado en una media melena con ondas marcadas con precisión.

Suele vestir con elegancia. Blusas, faldas de tubo, vestidos, lo apropiado para una mujer de su clase. Su aspecto siempre es impecable, apropiado para la esposa de un hombre poderoso como es el señor Browning. 

Ella no sabe que es Parentela. Su padre sí tenía conocimiento de ello, pero nunca habló de aquello a su hija antes de morir. Él pensaba que era algo que había dejado atrás al emigrar tan lejos. 

Dedica su tiempo a participar en diversos proyectos de beneficencia, organizar fiestas, subastas de arte, el tipo de actividades perfectas para su existencia como mujer florero. 

Cuando conoció a Darren era una jovencita impulsiva y entusiasta con ganas de cambiar el mundo. Sin embargo, se vio eclipsada por la presencia del que entonces era su novio y en lugar de seguir ampliando sus miras, se conformó con hacer lo que se esperaba de ella. Poco queda ya de aquella joven y ni ella misma la recuerda. Ahora es sencillamente la perfecta esposa, la perfecta madre, la perfecta amiga. Una mujer vacua y vacía, sin más aspiraciones que mantener lo que tiene, materialista y superficial. 

Amber y ella no se entienden. O más bien, se entienden mutuamente, pero no se aceptan. Para Krysta Amber es un fracaso doble. Fracaso como madre, ya que ha sido incapaz de criar a la hija que deseaba. Y fracaso como mujer, ya que la rebeldía de su hija revuelve algo en ella que Krysta había enterrado. Su individualidad y su independencia son un recordatorio constante de lo insípido de su existencia. Krysta, sin embargo, nunca pondría estos pensamientos en voz alta, pues para eso antes tendría que reconocérselos a sí misma. Lleva años esquivando quedarse a solas con su hija. La mayoría de sus muestras de afecto son superficiales, otorgadas porque eso es lo que se debe hacer. 

 

Darren Browning:

 

 

Darren Browning fue educado para ser un hombre de éxito. Y lo es. Ha cumplido todas las expectativas puestas en él y las ha superado con creces. Heredó la empresa familiar de importación de productos de belleza en cuanto cumplió dieciocho años y desde entonces los beneficios han subido como la espuma.

Viste con elegancia. Trajes hechos a medida por los mejores sastres de Fremont, corbatas elegidas con cuidado por un estilista encargado de comprarle la ropa una vez al trimestre, zapatos italianos. Tiene 47 años, sus ojos son marrones y sus cabellos castaños. Mide 1,80m y pesa 76kg. Se encarga de mantenerse en forma yendo al gimnasio dos veces por semana.

Es un hombre que tiene claro su lugar en el mundo y que no renunciaría a él por nada. Ni siquiera por su hija, que ha supuesto la peor de las decepciones para él. Acostumbrado como estaba a doblegar a todo el que fuese necesario para lograr sus objetivos, se encontró con que una cría era capaz de plantarle cara y hará lo que sea necesario para que Amber no sea una molestia. 

A pesar de ello, en el fondo la quiere, así que se encarga de que no le falte de nada. Amber, por su parte, le admira y desprecia a partes iguales. Sus caracteres chocaban continuamente cuando vivían en la misma casa, pero la chica no puede evitar pensar que al menos él lucha por lo que quiere, no como su madre.

Scott Johnson

  

 

Scott tiene 20 años, igual que Amber. Mide 1,79m y pesa 72kg. Sus ojos son marrones y su pelo castaño claro. Suele vestir de forma desenfadada, pero cuidada, con un estilo moderno. 

Es un buen chico. Alegre y divertido, pero responsable y estudioso. Sabe ver dónde están los límites y divertirse respetándolos. No fuma, sólo bebe cerveza y en pocas ocasiones. Es aficionado a la fotografía, pero como hobby, su sueño es llegar a ser médico, neurocirujano, como sus padres. Debe estudiar mucho para ello y lo hace. En cuanto acabó el instituto empezó la carrera de Medicina. Puede que no sea el más listo de su clase, pero sabe trabajar duro para conseguir buenos resultados. 

Ha sido el mejor amigo de Amber durante prácticamente toda su vida. Vivía en la casa de enfrente y sus padres se llevaban bien con los de ella. De niños se pasaban todo el día jugando juntos y era sin duda la persona que más sabía sobre lo que pasaba en la cabeza de Amber. Tenía refugios secretos en el bosque, códigos secretos para comunicarse en clave y un verano hasta aprendieron código morse para hacerse señales con una linterna por las noches. En el último año de instituto se distanciaron porque él empezó a tener sentimientos confusos hacia ella. No supo cómo enfocarlo y terminaron discutiendo como nunca lo habían hecho. 

Desde que Amber se marchó a Chicago primero y Columbia después no han vuelto a verse. Sin embargo, mantienen el contacto por facebook, twitter y whatsapp. La relación entre ellos parece haber vuelto a la normalidad. No es como si nada hubiera pasado, pero han recuperado la confianza y la amistad.

 

 

 

Así fue como Amber llegó a Chicago poco antes de su decimoctavo cumpleaños. En casa de unos tíos a los que apenas conocía y teniendo que compartir baño y espacio con un primo de su edad al que ni siquiera estaba segura de haber visto alguna vez antes en alguna de las escasas reuniones familiares.

Se mantuvo al margen durante el tiempo que estuvo en esa casa. No merecía la pena meterse en líos en un lugar en el que sólo iba a pasar un par de meses. William era demasiado formal para ella, pero tenía algo especial que hacía que le cayera simpático. Por otro lado no había mucho más donde elegir y ella era extrovertida por naturaleza. Así que empezaron a hablar y la estancia en aquel sitio tan diferente a su hogar se le hizo menos dura. Descubrió que él también tocaba el piano y pudieron pasar los días tocando juntos.

Pocos días antes de que el curso comenzase, ambos viajaron hacia Columbia para instalarse en la residencia en la que pasarían los siguientes meses. Allí Amber se sintió más libre, lejos del control de sus padres, incluso de sus tíos. Nadie la conocía salvo William. Nadie esperaba nada de ella y podía ser ella misma. 

No tardó en hacer algunos amigos. Evy era su compañera de cuarto en la residencia y tanto ella como Ethan y Hans iban con ella a clase. En un par de semanas se conocía los bares de la zona y los mejores sitios para hacer excursiones. En un par de meses había encontrado un local donde tocar algunas noches, el Smoke. Esta vez comenzó directamente con sus propios temas y aunque sólo le pagaban un porcentaje de la caja no necesitaba más. Siempre que podía arrastraba a William con ella y sus nuevos amigos para sacarlo un rato y que se despejase. Con una sonrisa traviesa solía decirle que si estudiaba tanto se le iba a poner cara de libro.

Los padres de Amber le mandaban dinero suficiente para pagar la universidad y mantenerse cada mes. Ni un centavo de sobra, pero tampoco ni uno de menos. Al fin y al cabo era su deber como padres. Y entre eso, lo que ganaba en el Smoke y algo que tenía ahorrado, Amber pudo por fin realizar uno de sus sueños y comprarse una moto de segunda mano un poco estropeada. Siempre le había llamado la atención la mecánica, leyó todo lo que tuvo que leer y preguntó en distintos talleres todo lo que tuvo que preguntar hasta que consiguió reparar la moto por sí misma.

Estaban a mediados de curso cuando William desapareció. Amber lo había visto salir del Smoke mientras ella recogía sus cosas. No lo había seguido, estaban muy cerca del campus y dio por hecho que si se marchaba tan pronto habría quedado con alguna chica. O con algún chico. Lo cierto era que Amber tenía dudas sobre la sexualidad de su primo y hacía un tiempo que sospechaba que podía ser gay. No era que le importase lo más mínimo, pero le hacía gracia elucubrar y tratar de descubrirlo.

La chica volvió a la residencia, se llevó una reprimenda por llegar tarde y no tardó en dormirse. Al día siguiente le extrañó no ver a Will por allí, pero supuso que seguiría ocupado. Así que con una sonrisa socarrona siguió haciendo su vida. Por la tarde empezaba a preocuparse y recorrió el campus buscándolo sin éxito. El muchacho no respondía ni al teléfono ni al whatsapp y Amber empezaba a estar un poco mosqueada. Si había encontrado a alguien maravilloso con quien pasar el fin de semana, al menos podría haberla avisado para que no se preocupase. Tenía la mosca tras la oreja, pero ni se le pasó por la mente que podría haberle pasado nada malo.

Claro que llegó el lunes, comenzaron las clases y Will seguía sin aparecer. Una llamada de sus padres a la que tuvo que responder ella fue lo que terminó de preocuparla. Le cubrió las espaldas de cara a sus progenitores, pero en cuanto colgó el teléfono se puso en movimiento. No sabía por dónde empezar. Durante el día rastreó el campus una vez más, sin resultado. Preguntó a todo el mundo, pero nadie lo había visto desde el viernes. 

Cuando llegó la noche Amber se encontraba en la puerta del Smoke, intentando reproducir los pasos que su primo podía haber dado. Se sentía estúpida, sin saber hacia dónde caminar, cuando algo despertó en su interior, una especie de instinto. Le parecía sentir a William en algún lugar y tan sólo esperó un instante antes de empezar a moverse en esa dirección. 

Lo que Amber no sabía era que la estaban siguiendo, que llevaban todo el fin de semana haciéndolo, de hecho. Desde que William había desapareció, el fomori que le había atracado al salir del bar había estado buscándolo junto a un compañero. Y en cuanto descubrieron que ella tenía algún tipo de relación con su presa se pegaron a su sombra, con la esperanza de que Amber los llevaría directos hacia el garou que habían detectado y al que creían indefenso por su juventud.

Y lo que ellos no sabían era que Amber empezaría a cambiar con aquella búsqueda que había despertado algo ancestral en ella. De alguna manera estaba segura de que había oído a Will llamarla, aunque no con sus oídos. Ese instinto que había estado siguiendo terminó de desperezarse con la llamada de William, al sentir la cercanía del Wyrm. A ambos lados del Velo, William desde la Umbra en la que había quedado atrapado y Amber fuera de ella, los dos se sintieron perseguidos y huyeron hasta un callejón donde los depredadores se convirtieron en presas cuando el cambio de los dos terminó. 

Después de aquello todo se volvió un poco raro. Los dos estaban solos en aquello y ninguno de ellos sabía por qué les sucedía precisamente a ellos dos. Sin embargo, se apoyaron el uno en el otro. Amber se distanció un poco de sus amigos y pasaba mucho tiempo intentando averiguar qué le sucedía y experimentando con ello en los bosques cercanos al campus.

Cuando Will empezó a decir que había tenido una visión, Amber tan sólo dudó un instante. Confiaba en él y lo seguiría donde hiciese falta. Aunque eso significase que su destino era buscar a un enano, una adolescente y un macizo, que básicamente era lo que ella había entendido de las explicaciones de su primo. 

Todas sus reticencias se disolvieron al verlos aparecer realmente. Eran de verdad y estaban allí delante de sus narices. Las cosas mejoraron considerablemente con la presencia de aquellos tres. Ellos sabían cosas y Amber estaba deseosa de aprender todo lo que pudiera. Los cinco dedicaban las noches a cazar formori y perdiciones por el campus. Y mientras tanto iban creándose lazos entre ellos, algo que iba más allá de la amistad. Estaban comenzando a formar una manada sin darse apenas cuenta. 

Los dos, William y Amber, pasaron las pruebas de iniciación sin darse ni cuenta, siguiendo las pistas que los dos únicos guardianes de aquel túmulo les iban dejando. Cuando la última de las pruebas terminó, se mostraron al grupo entero y lo acogieron bajo su cuidado. Jane, Tyler y Alex los aceptaron en su tribu y pasaron a formar parte de los Colmillos Plateados. Amber no tiene ni idea de ello, pero desciende de la casa de la Luna Creciente. Ella y William son los primeros en presentar el espíritu garou desde su tatarabuelo.

Un mundo desconocido se abrió entonces para ellos. Amber se sentía más en su salsa que en toda su vida. Comprendió poco a poco, gracias a las explicaciones de aquellos dos profesores, que los cambios de humor que nunca había logrado explicar se debían a las fases de la luna. Cuando se encontraba en la fase creciente de su Auspicio, Amber se sentía más capaz. Podía enfrentarse a lo que fuese necesario. Sin embargo, cuando estaba en la fase decreciente, la joven se sentía alicaída e irascible. 

Tal vez por haber aprendido a cambiar experimentando sin que nadie la enseñase, Amber era capaz de transformar sólo algunas partes de su cuerpo por separado. Aunque había algo que era superior a ella. La música, una vez más tomaba protagonismo en su vida. No sabía por qué, pero cuando una melodía relajante sonaba, algo en su pecho se calmaba y adormecía y le resultaba imposible cambiar. El jazz y el soul son los estilos que más le dificultan el cambio.

Cuando surgió la idea de reformar una casita en el bosque y vivir allí todos juntos se apuntó a ello con todas sus ganas. Desconocía su linaje y el pasado de su familia, pero con aquellos chicos y los dos profesores se sentía como en casa. Su espíritu se apaciguaba como nunca y a pesar de que su rebeldía seguía ahí, lista para hacerla saltar como un resorte en caso de ser necesario, esa rabia interna que la había acosado, se fue diluyendo. Amber había encontrado su lugar.

 

Evy Collins

  

Evy, neoyorkina de nacimiento, tiene 21 años y es una chica menuda, de 1,62m de altura y 55kg de peso. Lleva le pelo largo y negro, con un flequillo recto y un piercing en la nariz. Tiene los ojos marrones, pero usa lentillas a diario para que se vean azules. En ocasiones decide hacer un cambio extraño y las usa de color lila.

Suele vestir de una forma moderna con un toque rock. Pitillos de cuero negros con camisetas largas y sueltas. 

Es una chica agradable, aficionada al cine de autor, preocupada por la moda y adicta al Starbucks y a Instagram. Algunos podrían decir que es una hipster, ella prefiere decir que es auténtica

A pesar de que después de cambiar Amber se distanció de ella e incluso se fue a vivir primero con Will y luego con la manada, tienen una buena relación. De vez en cuando siguen quedando para salir de fiesta o Amber acompaña a Evy de compras, actividad en la que Evy puede pasar horas y horas sin aburrirse jamás. No tienen una relación muy profunda, pero es la persona ideal para tomar un frapuccino y desconectar un rato.

Hans Sandvik

 

 

Hans tiene 20 años y cree que la paz mundial sería posible si todos pusieran de su parte. Es un idealista lleno de energía positiva. Siempre tiene una buena palabra para todo el mundo y para él el vaso está constantemente medio lleno. O lleno del todo.

Mide 1,83m y pesa 74kg. Tiene los ojos verdes y el pelo castaño oscuro peinado en rastas largas. Suele vestir con ropa cómoda e informal, de telas finas y con un estilo claramente hippie. 

Amber y él conectaron pronto gracias a la música. Hans toca también la guitarra y podían pasar horas tocando los dos juntos. Sus ideas encajan, ambos se enfrentan a las injusticias, aunque Hans es partidario de usar flores en lugar de fusiles y Amber no puede evitar pensar que es un poco ingenuo. Adorable, sí, pero ingenuo.

Una noche de borrachera se acostaron juntos y durante una temporada estuvieron un poco raros el uno con el otro. Pero poco a poco volvieron a la normalidad y aquello no ha vuelto a repetirse. Ninguno de los dos quiere arriesgar su amistad por echar un polvo de vez en cuando. 

Ethan Davis

  

Ethan tiene 22 años y es delegado estudiantil. Mide 1,93m y pesa 86kg. Está en un curso superior y sólo comparte con Amber algunas clases, pero es un chico divertido y al que le gusta luchar por los derechos de los estudiantes, siempre y cuando sean cosas razonables.

Es alto y suele llevar el pelo rapado. En ocasiones también luce una perilla de varios días, siempre bien recortada y cuidada. Viste bien, le gusta llevar ropa de calidad y moderna. 

A Ethan le divierten los estereotipos. Está en el equipo de baloncesto, le encanta el pollo frito y suele hacer chistes con frecuencia. Aunque presume de no haber robado nunca un coche. Le gusta tomarse la vida con humor. 

Amber y él comenzaron a hablar durante una protesta estudiantil en la que ambos estaban participando. Encajaron y desde entonces empezaron a quedar para salir con Hans, Evy y William cuando Amber conseguía sacarlo de la residencia. Ethan es un chico con una gran capacidad diplomática. Elocuente y expresivo sabe llevarse a la gente a su terreno. 

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18/10/2020, 18:12
Morgian
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DATOS DEL PERSONAJE
Nombre: Amber Browning Naturaleza: Defensor Raza: Homínido
Jugador: Morgian Conducta: Rebelde Auspicio: Galliard
Crónica: El concilio de los cinco clantes Concepto: cantante indie, estudiante de sociología Tribu: Colmillos plateados
ATRIBUTOS
Físicos (5) Sociales (7) Mentales (3)
Fuerza 2 Carisma (humor contagioso) 4 Percepción 2
Destreza (gracia preternatural) Manipulación 3 Inteligencia
Resistencia 2 Apariencia 3 Astucia 2
HABILIDADES
Talentos (13) Técnicas (9) Conocimientos (5)
Alerta 2 Armas C.C.   Academicismo (sociología) 2
Atletismo 1 Armas de Fuego   Ciencias  
Callejeo 2 Conducir 1 Enigmas  
Empatía 2 Etiqueta 1 Informática 1
Expresión (componer) 3 Hurto   Investigación 1
Impulso primario 1 Interpretación (música indie) 4 Leyes  
Intimidación 1 Pericias (mecánica) 2 Medicina  
Liderazgo   Sigilo   Ocultismo 1
Pelea 1 Supervivencia 1 Rituales  
Subterfugio 1 Trato con animales Tecnología  
           
           
VENTAJAS
DONES DONES TRASFONDOS
Persuasión (Homid) 1     Tótem 3
Habla mental (Gall) 1     Pura sangre (Luna creciente) 3
Llama ardiente (C P) 1     Recursos  1
        Ancestros 1
RENOMBRE
GLORIA HONOR SABIDURÍA
2 0 1
17 5 13
MERITOS/DEFECTOS RABIA
Forma mixta (M1) Exceso de confianza (D1) 5/5
Vinculado a la luna (M2) Transformación vedada (D1) GNOSIS
  Enemigo del pasado (D1) 3
    FUERZA DE VOLUNTAD
    5/6
    RANGO
    Cliath
OTROS DATOS

Casa: Luna creciente

Defensor
El defensor puede trabajar en la milicia, la abogacía, la medicina, la política, religión u otros medios, pero aquellos con este arquetipo siempre dedican sus existencias a salvaguardar algo o a alguien. Un defensor puede proteger a una persona, a una comunidad, a una localización o ideal.
Recuperas Fuerza de Voluntad: Cuando triunfes en proteger algo de alguna amenaza hostil.

Rebelde
Eres descontento, iconoclasta y un libre pensador recalcitrante. Tienes una mentalidad tan independiente y una voluntad tan libre que no estas dispuesto a unirte a ninguna causa o movimiento particular.
Tú eres sólo tú y sólo deseas la libertad de ser tú mismo. No eres buen seguidor y normalmente no serás un buen líder. Tiendes a insubordinar a la autoridad hasta el límite de la estupidez. Vas contra el sistema y no estas dispuesto a unirte a ninguna causa particular, cualquier movimiento que oprima al individuo debe de ser eliminado. Caminas la fina línea entre la perversidad y la anarquía, para traer un punto de vista caótico a la vida, tratando derriba viejas costumbres para que algo mejor pueda ser logrado. También puede que no tengas una buena idea de algo mejor. Solo sabes que no estas satisfecho con el status quo, y que planeas cambiarlo. Algunas personas del arquetipo de Rebelde sinceramente creen que ellos se oponen a un mal social, pero muchos son impulsados (concientemente o no) por alguna ofensa personal por una figura que representa autoridad. Tu Individualidad es tu punto fuerte; nadie te va a forzar en un molde estático.
Tu debilidad, sin embargo, es tu Falta de Dirección. Tu poder no tiene enfoque, y no puede ser fructífero sin una meta.
Recuperas Fuerza de Voluntad: Siempre que tu rebelión contra el status quo resulte ser para mejor. O también cuando le hagas algún daño importante a tu oponente o lleves a otros a dudar o a rechazarlo. El Jugador debe escoger a la persona, institución o idea contra la que el personaje se rebele.

Persuasión (Nivel Uno):
Este Don permite que el Homínido se vuelva más persuasivo cuando debate con otros, de forma que sus afirmaciones y argumentos se llenan de significado o credibilidad. Lo enseña un espíritu Ancestro.
Sistema: El jugador tira Carisma + Subterfugio. Si tiene éxito, el narrador reducirá en un punto la dificultad de todas las tiradas Sociales durante el resto de la escena. Además, todas las tiradas Sociales que tengan existo tendrán un impacto mayor del que tendrán sin este Don. Los argumentos de un Hombre lobo pueden imponerse sobre los de los adversarios de línea dura o ablandar a un psicópata insensible (al menos durante un rato).

Habla Mental (Nivel Uno):
Al invocar el poder de los sueños de la vigilia, el Garou puede hacer que todos los personajes que escoja entren en una comunión silenciosa. Una Quimérula enseña este Don
Sistema: El jugador gasta un punto de Fuerza de Voluntad por cada ser sensitivo escogido y hace una tirada de Manipulación + Expresión (dificultad de la Fuerza de Voluntad de la víctima) si el ser se resiste. Todos aquellos que formen parte del sueño podrán interactuar  de forma normal durante el Habla mental, aunque no podrán infligir daño. Sus cuerpos reales podrán moverse, aunque todas las reservas de dados se reducirán en dos puntos. El Habla mental finalizará cuando todos los participantes lo deseen o en el turno en el que el Galliard fracase la tirada contra un miembro que se resista. Los seres afectados deben encontrarse en su campo visual

Llama Ardiente (Nivel Uno): 
El Garou hace que su cuerpo emita una luz plateada. Una Lúnula enseña este Don.
Sistema: El jugador gasta un punto de Fuerza de Voluntad para activar la luz. Su resplandor ilumina un área de 30 metros. Todos los ataques cuerpo a cuerpo que se realicen contra el Garou tendrán una dificultad de +1, mientras que los ataques de proyectiles tendrán un -1.

Exceso de Confianza (Defecto de 1 punto; Guía del Jugador)
Tienes una exagerada e inconmovible opinión acerca de tu propia valía y capacidad... y no vacilas en confiar en tus habilidades, incluso cuando puedes arriesgarte a la derrota. Este Defecto puede ser muy peligroso si tus aptitudes no están a la altura. Cuando fallas, pronto encuentras algo o alguien a quien echar la culpa de lo ocurrido. Si eres lo bastante persuasivo, puedes contagiar tu exceso de confianza a los demás.

Transformación Vedada (Defecto de 1 punto; Guía del Jugador)
Cierta circunstancia te impide cambiar de forma, excepto de vuelta a la natural. Elige una o invéntala. Debes gastar un punto de Fuerza de Voluntad y pasar una tirada de Fuerza de Voluntad para cambiar de forma en esta situación.
· Música relajante (1 punto).

Enemigo del Pasado (Defecto de 1 punto; Guía del Jugador)
Un enemigo de uno de tus ancestros sigue buscando venganza... a través tuyo. Si el enemigo es sobrenatural, como un vampiro, mago, wraith, changeling o espíritu, el Defecto vale 3 puntos; si estás siendo acosado por un fanático cazador de hombres lobo u otro humano no sobrenatural, vale 1 ó 2 puntos, dependiendo de lo poderoso que sea el enemigo (en este caso, probablemente no será la misma persona que persiguiera a tu ancestro, sino algún descendiente o heredero suyo). No te persigue necesariamente todo el tiempo: busca venganza contra tu ancestro, y simplemente eres el mejor camino para conseguirla. Debes tener el Trasfondo de Vidas Pasadas para adquirir este Defecto.

Forma Mixta (Mérito de 1 punto; Guía del Jugador)
Te resulta fácil transformar únicamente ciertas partes del cuerpo, como hacer que una mano se convierta en garra mientras sigues en forma Homínida, o cambiar tus cuerdas vocales de Lupus para poder hablar como un humano. La dificultad de estos cambios parciales es 6 en tu caso.

Vinculado a la Luna (Mérito de 2 puntos; Guía del Jugador)
Estás especialmente vinculado a tu auspicio, y cuando Selene está en la fase creciente del mismo, recibes un dado extra en todas las tiradas. Sin embargo, en la fase menguante pierdes un dado en todas las tiradas.

 

 

[CL] Puntos Experiencia personaje (4):
- 1 punto en Expresión (4XP)
 

Puntos Gratuitos (15):
- 1 punto en Percepción (5PG)
- 3 puntos en Trasfondos (3PG)
- 1 punto en Interpretación (2PG)
- 3 puntos en FdV (3PG)
- 1 punto en Gnosis (2PG)

Gasto px:

-1 punto de Rabia (4px).
-1 punto de Gnosis (4px).

 

Px disponibles: 2px.

 

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08/07/2021, 13:19
Morgian
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