• Nombre completo: Geraldine Leclercq.
• Apodo: Sus allegados más cercanos la llaman Ger.
• Fecha de nacimiento: 8 de agosto de 1982.
• Signo del Zodiaco: Leo.
• Edad aparente: 30 años.
• Lugar de nacimiento: La Provence, Francia.
• Carisma: 4.
• Apariencia: 3.
• Altura: 1.74 m
• Peso: 50 kg.
• Sexo: Femenino.
• Complexión: Delgada y atlética. Tal vez su delgadez puede resultar algo extrema, pero no hay nada de enfermizo en ella. Sus músculos son firmes y bien formados, simplemente no hay apenas grasa sobrante en su figura.
• Ojos: Marrones y cálidos.
• Cabello: Castaño y liso, cortado a media melena. Algo maltratado por los recogidos tirantes que usa para trabajar.
• Piel: Su piel nunca fue muy bronceada. Vivió la mayor parte de su vida en lugares poco soleados y pasaba la mayor parte de sus días bajo techo. Sin embargo, no posee la palidez de la muerte que el Abrazo debería haber dejado en ella. Al contrario, su tez parece perfectamente humana.
• Cicatrices: Ninguna a la vista. Su piel es perfectamente lisa y limpia de cualquier marca. Sin embargo, si alguien llegase a verla descalza podría comprobar que sus pies tienen las marcas y cicatrices características de las bailarinas que pasan años usando zapatillas de punta.
• Vestuario: Su atuendo se adapta a la circunstancia social en que se encuentre. Ropa elástica y cómoda para ensayar, atuendo casual para el día a día y trajes o vestidos de noche para eventos. Su elegancia natural se ve reforzada por la sencillez de sus elecciones, adecuada al medio en que se vaya a mover en cada momento. El color que más abunda en su armario es el negro, pero también se pueden encontrar otros colores neutros, blanco, gris, azul.
Geraldine es una persona de trato dulce y amable. Se nota una buena educación en su forma de hablar y es delicada y comedida al relacionarse con desconocidos. Sociable y elegante, fácilmente se la puede adivinar acostumbrada a las interacciones sociales. Sin embargo, a pesar de su posición no se muestra soberbia ni pagada de sí misma. Destaca el encanto de su sonrisa, con la que es capaz de iluminar el lugar donde se encuentre.
Vive para la danza. Es más que un trabajo, más que un hobbie: es su vida entera. En el escenario deja ver una faceta que normalmente no muestra en el contacto directo. Una técnica impecable se entremezcla con una pasión vehemente en cada uno de sus pasos.
• Manías: Geraldine es una persona profundamente perfeccionista, exigente consigo misma y también con quienes la rodean. Es capaz de pasar horas y horas repitiendo el mismo paso hasta que resulta exactamente cómo desea. Y aún después de eso, lo repetirá durante muchas veces más.
• Pasatiempos: Le gusta dedicar su tiempo libre a ver museos o presenciar recitales y conciertos. También le gusta el cine de autor, en menor medida. En general disfruta de cualquier expresión artística y apenas se relaciona con nadie fuera de ese círculo.
Historia:
Cuando Daphné Leclercq fue a una clínica de inseminación artificial decidida a ser madre soltera nunca habría podido imaginar que dos de los óvulos fecundados arraigarían en su útero.
Nueve meses después, Daphné dio a luz primero a un niño y unos minutos después a una niña. Y en un arranque de dudosa imaginación decidió llamarlos Gerald y Geraldine. Daphné creía en todos los mitos románticos de los mellizos: que eran como un alma en dos cuerpos, que podían sentirse en la distancia, que no podrían vivir felices estando separados, etc. Y decidió potenciarlos desde el principio. Quería darles a sus niños la oportunidad de una experiencia de vida única.
Daphné y los mellizos vivían en La Provence (Francia), junto a la madre de ésta, Sophie Anne, que la ayudaba a cuidarlos, en un gran caserón que antaño había sido un lugar de esplendor y riqueza. De esa época dorada sólo les quedaban deudas, paredes vacías con marcas de cuadros ausentes, y un apellido que ya no significaba nada. Bueno, y un gran orgullo familiar representado en la abuela, que no era capaz de considerar la idea de buscar una casa pequeña que pudieran mantener.
Daphné tenía un salón de belleza, donde se mataba a trabajar para poder mantener la casa que era la vida de su madre, y para poder darle a sus hijos la mejor educación.
Durante los primeros años de su vida Gerald y Geraldine pasaron la mayoría de su tiempo con su abuela, que se volcaba en su educación, pasándose de estricta en algunos casos, y favoreciendo siempre a Geraldine, a la que adoraba por su dulzura.
En cambio, Daphné siempre los trataba por igual, tratando de potenciar su unión de todas las maneras posibles.
Gerald era un niño dulce y amable. Siempre quería ayudar a los adultos, y adoraba a su hermana y a su madre. Temía a su abuela, pues siempre lo castigaba a sentarse en el tejado, con la ventana cerrada y sin poder entrar en la casa ni bajar de allí. Trataba en todo momento de no molestarla, pero muchas veces terminaba en el tejado por encubrir a Geraldine. No le importaba, prefería ir él. Por mucho que su madre insistiera en que eran iguales en todo, su abuela le había inculcado que debía protegerla.
Geraldine aparentemente era todo calidez y dulzura, al igual que Gerald. Su interior era un poco más complicado. No podía evitar pensar que era mejor que su hermano. Por mucho que su madre intentara que pensara en él como una parte de sí misma, ella no podía dejar de verlo como una herramienta. Lo quería, claro, pero no se sacrificaría por él. Daba por hecho que él lo haría por ella, en cambio.
Cuando Geraldine cumplió 5 años, su abuela la llevó a clases de ballet. A Gerald no le permitió ir. Esas no eran cosas para muchachos, decía ella. Hubo una gran discusión entre Daphné y Sophie Anne sobre este tema. Sophie Anne no cedió, y Daphné empezó a pensar que quizá su madre no era la persona más apropiada para educar a sus hijos. Intentó explicarle a Gerald que su abuela era una persona anticuada, y que encontraría alguna afición para él. Sin embargo, cuando Gerald iba con su abuela a la escuela de danza a buscar a Geraldine, le encantaba sentir la música y ojeaba las clases por las rendijas de las puertas memorizando los pasos, que luego repetía cuando se quedaba solo.
Cuando los mellizos estaban a punto de cumplir 7 años, Daphné conoció a un hombre de negocios, del que se enamoró perdidamente. Un año después se casaron.
Este hombre se llamaba Gustave Polionoff y era ruso. Adoraba a los mellizos, y ellos a él. Por desgracia, sus negocios tenían lugar principalmente en Moscú, y tuvieron que trasladarse allí. Daphné vendió el salón de belleza, y consiguió un buen precio. Dejó todo el dinero a su madre, que se había negado rotundamente a acompañarlos. Era una buena suma, y podría mantenerse sin problemas. A Daphné le sabía mal dejarla sola, pero en los últimos tiempos las discrepancias sobre la educación de los mellizos habían subido de tono, y parecía una buena idea separarlos de ella.
Una vez instalados en Moscú, Geraldine quería seguir con sus clases de ballet. Se preparó para realizar una audición para la Bolshoi Ballet. Estaba muy nerviosa, y se pasaba el día en casa practicando. Gerald la ayudaba y parecía tener una facilidad especial para adaptarse al baile.
El día de la audición, toda la familia acompañaba a Geraldine. Cuando entró para su audición, Gerald estaba tan nervioso que se puso a repetir la coreografía que habían preparado una y otra vez en la sala de espera, bailar le relajaba. Una profesora de la academia le vio y le estuvo preguntando si se presentaba a la audición. Al decirle que no, la profesora se mostró sorprendida y le convenció para que lo intentara, ella se encargó de conseguirle un sitio.
Cuando salieron de allí toda la familia estaba muy contenta, Geraldine estaba segura de haber conseguido su plaza, y Gerald estaba contento por haber podido bailar, ahora que no estaba su abuela cerca, pensaba pedirle a su madre que le buscara alguna escuelita donde empezar a aprender. Daphné y Gustave estaban orgullosos de sus hijos.
Cuando llegaron dos cartas de la academia hubo sentimientos encontrados en la casa. Geraldine no había sido admitida, Gerald sí.
Geraldine no podía asumirlo, no entendía qué podía haber pasado. Sus padres estaban felices por Gerald, y trataban de animarla, el año que viene iría mejor, le decían. No le había dado tiempo de adaptarse al estilo de ballet ruso, y en un año en una escuela normal la prepararían sin problema para la audición. Tenía que alegrarse por su hermano, que parecía haber encontrado algo para lo que tenía un talento innato.
Geraldine aparentó estar alegre y feliz por su hermano, y en su fuero interno se juró que nunca más la superaría en nada. Durante ese año se preparó como nunca para la prueba del año siguiente.
Mientras, Gerald estaba más feliz que nunca, había descubierto su pasión y se entregaba a ella constantemente. Hacía lo posible para no alardear de sus logros delante de su hermana, y trataba de ayudarla y animarla. Esperaba que el año siguiente pasara la prueba, sería genial poder estar juntos en eso también.
Y la audición llegó. Geraldine la superó sin problemas. Fue la candidata con más gracia, feminidad y espontaneidad en sus movimientos. La colocaron en una clase avanzada y estaba satisfecha, por fin había superado a Gerald en esto también.
Hasta que cumplieron 18 años estudiaron en la Bolshoi Ballet, ambos entregados al ballet en cuerpo y alma. Cuando salieron de allí tenían una técnica perfecta. Daphné y Gustave estaban muy orgullosos de ellos y los apoyaban en todo. Daphné estaba segura de haber conseguido potenciar el vínculo entre sus hijos, y le encantaba verlos bailar juntos. La relación entre los mellizos seguía como siempre. Geraldine aparentaba adorar a su hermano y era toda dulzura. Sin embargo, Gerald siempre terminaba haciendo lo que ella quería.
Una vez terminaron sus estudios, recibieron varias invitaciones de distintas compañías para formar parte de ellas, las más principales fueron Bolshoi Ballet, The Kirov Ballet y Staatsoper Berlin. Entraron en esta última, donde Vladimir Malakhov había especificado que los quería a los dos juntos para convertirlos en bailarines principales de la compañía.
Al principio todo parecía perfecto. Hasta que Geraldine empezó a pensar que allí la valoraban menos que a Gerald. Ella siempre tenía más horas de ensayo que él, y Vladimir siempre pasaba sus ratos libres charlando con Gerald. Empezó a sentirse menospreciada. Como consecuencia de esto empezó a pedirle cosas a Gerald constantemente. Tenerlo haciendo sus recados la hacía sentir mejor.
Mientras, la carrera de los dos progresaba y los ojos de muchos expertos en danza en todo el mundo empezaron a posarse en ellos. Se hablaba de los mellizos Leclercq como de una revelación, y el hecho de que fueran tan similares en apariencia parecía darle un morbo o interés añadido a sus actuaciones. Empezaron a hacerles entrevistas y sesiones de fotos para revistas especializadas, y empezó a correr el rumor en el mundillo de que hacían algo más que bailar juntos. Estos rumores no tenían ni pies ni cabeza, puesto que Gerald había manifestado recientemente su homosexualidad. Finalmente Geraldine había descubierto que el interés de Vladimir en él no era únicamente artístico.
Los jóvenes viajaban mucho con la compañía y unos años después, cuando contaban 20 se encontraban en Londres. Una noche salían bastante tarde del teatro donde habían actuado esa noche. Iban cogidos del brazo comentando los últimos cotilleos de la compañía y reían con la despreocupación que va unida a la juventud. De camino al hotel se despistaron y se encontraron en una calle estrecha y oscura, bastante sucia. Allí vieron al fondo un hombre con muy mala pinta que se les acercó con una navaja en la mano. Gerald puso un brazo delante de Geraldine para protegerla mientras sacaba su cartera y se la entregaba al hombre. Pero éste quería también los pendientes de Geraldine. Estos pendientes eran un regalo de su abuela, y Geraldine no quería dárselos. El hombre se empezó a poner nervioso, Gerald hizo un movimiento brusco para ponerse delante de Geraldine y el hombre no dudó en clavarle la navaja en un rápido movimiento. Geraldine comenzó a gritar y el hombre salió corriendo llevándose la cartera de Gerald. Había mucha sangre y Geraldine empezó a ponerse muy nerviosa. Sacó con manos temblorosas su teléfono móvil y llamó pidiendo una ambulancia mientras trataba de apretar la herida de Gerald. Pero estaba en una ciudad desconocida y tardó en explicarle a la operadora dónde se encontraba. Cuando la ambulancia llegó, tuvieron problemas para entrar en la calle tan estrecha, y cuando se llevaron a Gerald, había perdido mucha sangre y llevaba bastante rato inconsciente.
Daphné y Gustave cogieron un vuelo esa misma noche para hacer compañía a Geraldine y Vladimir en la sala de espera del hospital donde operaron a Gerald de urgencia. Sophie Anne llegó cuando amanecía.
Horas después, los médicos salieron muy serios de la sala y les informaron de que Gerald estaba en coma. Había perdido demasiada sangre y no eran capaces de despertarlo. Durante días Vladimir no se separó de su lado en la habitación. Dormía de día en una butaca, y hacía los turnos nocturnos cuidándolo. Geraldine nunca habría imaginado tanta devoción por parte de Vladimir. Y ella misma fue consciente de cuánto quería a su hermano. Se sentía vacía sin poder charlar con él. Se le caía el alma a los pies cada vez que lo veía en la camilla, tan pálido. Y empezó a sentirse culpable. Si le hubiera dado los pendientes al hombre, éste se habría ido sin hacerles daño. Pero confiaba en que Gerald la protegería, como siempre. Y así había sido, la había protegido y se había sacrificado por ella.
La noche del quinto día, Geraldine, que dormía en la butaca creyó oír a Gerald hablar con Vladimir entre sueños. Pero cuando abrió los ojos vio a Vladimir llorando encima de su hermano. Finalmente había muerto.
Geraldine dejó el hospital para ir a recoger a sus padres y abuela al hotel y darles la noticia en persona, y cuando llegaron al hospital, Gerald, ya no estaba en la habitación. El hospital mandó el cuerpo a la funeraria y allí se realizó el funeral. Decidieron enterrarlo en La Provence, en la cripta donde estaba el resto de su familia. Fueron todos a Francia a realizar el entierro y Geraldine decidió dejar la compañía y pasar una temporada con su abuela, para superar el trago, Daphné y Gustave, totalmente hundidos, tuvieron que volver a Moscú.
Durante unos cuantos meses Sophie Anne se dedicó a mimar a Geraldine para que superara su dolor y sus remordimientos. Y allí, en el lugar donde jugaban cuando eran pequeños, Geraldine empezó a imaginar que Gerald estaba con ella. Comenzó a hablar con él y cada vez la imagen de Gerald era más fuerte. Hasta el punto de que a veces cuando mantenía una conversación con su abuela, tenía que disimular la risa ante los comentarios graciosos y muecas que Gerald le hacía por detrás.
Ahora que podía visualizar a Gerald, Geraldine se sintió mejor y cuando recibió una invitación de la Ópera de Ballet de París para formar parte de su compañía, no dudó en aceptarla. Se mudó a París y trató de rehacer su vida.
Descubrió que ahora que no estaba Gerald a su lado, la gente se le acercaba más. Y empezó a brillar con luz propia en su carrera. Se convirtió en una de las bailarinas más famosas del momento, y en una referencia para el mundillo especializado. La tragedia de la muerte de su hermano parecía darle alas a su carrera mediática. Realizó incluso un videoclip para un importante cantante alemán, que fue uno de los vídeos de danza más vistos en youtube (http://www.youtube.com/watch?v=V878vRQhMNs).
Durante todo este tiempo, Geraldine siguió hablando con Gerald y viéndole constantemente. Le gustaba imaginar que cuando alguien le caía mal, Gerald parecía encargarse de que algo desagradable le pasara. Cuando una bailarina empezaba a brillar en la compañía, casualmente una tira de una de sus zapatillas se descosía en un ensayo y la bailarina se lesionaba mientras Gerald sonreía desde un rincón, y permanecía fuera de juego una temporada. Suficiente para que Geraldine pudiera hacer correr los rumores necesarios para que a su vuelta ya nadie la mirara igual.
En la actualidad, Geraldine vive en París y empieza a estar preocupada por su edad. Ya no es tan joven, está en el mejor momento de su carrera, pero pronto empezará a hacerse vieja y chicas jóvenes vendrán a quitarle su sitio. Se imagina a sí misma como una anciana dando clase en una escuela cutre de barrio, y le entra urticaria. Quizá lo mejor sería retirarse en el punto álgido y hacerse coreógrafa. Está en un momento de duda, planteándose todas estas cosas, que discute abiertamente con Gerald cuando se encuentra sola. En cuanto a hombres, ha tenido muchos. Pero ninguno por el que sintiera algo de verdad. Empieza a pensar que el amor no existe. Dedica 8h al día a entrenar y ensayar, el resto del tiempo lo pasa viendo museos o yendo a recitales y conciertos. De vez en cuando sale con la gente de la compañía a cenar o tomar unas copas. No se relaciona apenas con nadie que no pertenezca a su círculo. Mantiene contacto con sus padres y con su abuela y los visita de vez en cuando. Su madre nunca consiguió recuperarse de la muerte de Gerald y no volvió a ser la mujer alegre que era. Su abuela, ya muy anciana, vive con una enfermera que se ocupa de ella, ya que casi no puede andar.
Descripción física:
Altura: 1,75m
Peso: 55 kg.
Ojos: Marrones.
Pelo: Castaño.
Constitución: Delgada y atlética.
Descripción psíquica:
Geraldine es en apariencia dulce y amable en todo momento. Su físico delicado ayuda a potenciar esta apariencia. En el fondo es una persona inteligente, pero egoísta. Se cree mejor que los demás, considera que el mundo debe estar a sus pies y hace lo necesario para conseguirlo. Es manipuladora y fría. Utiliza la imagen de su hermano para volcarse a sí misma esta parte y sacarla de alguna forma. Cuando habla con esa imagen se muestra irónica y muestra sin prejuicios el desdén que le provocan las demás personas. Su hermano al morir pasó de ser su herramienta a ser por fin su igual y confidente. Ni siquiera considera relacionarse con gente no ligada al arte, artistas o admiradores.
DATOS DEL PERSONAJE | |||||
Nombre: Geraldine Leclercq | Naturaleza: Bellaco | Clan: Toreador | |||
Jugador: Morgian | Conducta: Perfeccionista | Generación: 10ª | |||
Crónica: Niebla escarlata | Concepto: Prima ballerina | Sire: Camille | |||
ATRIBUTOS | |||||
Físicos | Sociales | Mentales | |||
Fuerza | 2 | Carisma | 4 | Percepción | 3 |
Destreza | 5 | Manipulación | 4 | Inteligencia | 3 |
Resistencia | 3 | Apariencia | 3 | Astucia | 3 |
HABILIDADES | |||||
Talentos | Técnicas | Conocimientos | |||
Alerta | 2 | Armas C.C. | Academicismo | 1 | |
Atletismo | 3 | Armas de Fuego | Ciencias | ||
Callejeo | Conducir | 1 | Finanzas | ||
Consciencia | Etiqueta | 3 | Informática | 1 | |
Empatía | 3 | Hurto | Investigación | ||
Expresión | 2 | Interpretación | 4 | Leyes | |
Intimidación | Pericias | Medicina | 1 | ||
Liderazgo | 1 | Sigilo | 1 | Ocultismo | |
Pelea | Supervivencia | Política | |||
Subterfugio | 4 | Trato con animales | Tecnología | ||
Lingüística | 3 | ||||
VENTAJAS | |||||
DISCIPLINAS | TRASFONDOS | VIRTUDES | |||
Presencia | 3 | Fama | 3 | Conciencia | 2 |
Auspex | 1 | Recursos | 4 | Autocontrol | 4 |
Celeridad | Aliados (Remi, André, Olivier) | 3 | Coraje | 4 | |
Fortaleza | 1 | Contactos (Michel) | 1 | ||
Posición | 1 | ||||
Generación | 3 | ||||
Criados (André, Michel, Olivier, Cohen) | 4 | ||||
Rebaño (cuerpo de baile) | 3 | ||||
Mentor | 1 | ||||
MERITOS/DEFECTOS | HUMANIDAD | ||||
Equilibrio felino (M1) | Sires rivales (D2) | 6 | |||
Voz encantadora (M2) | Fobia (a sentirse indefensa) (D2) | FUERZA DE VOLUNTAD | |||
Protegido (M1) | Impaciente (D1) | 8/8 | |||
Blasé (M3) | Rival (D1) | RESERVA DE SANGRE | |||
Impresionante contención (M2) | Incompetente (pelea) (D3) | /13 | |||
Maestro de la Mascarada (M2) | Sin sentido de la dirección (D1) | DEBILIDAD | |||
Color saludable (M2) | Capturado por la belleza | ||||
OTROS DATOS | |||||
Especialidades: Destreza: Grácil. Expresión: Conversación. Arquetipos: Bellaco –Recuperas Fuerza de Voluntad siempre que tu actitud egoísta te conduzca a una gran ganancia material o de cualquier otro tipo. A discreción del Narrador, acumular ganancias sin exponer tus debilidades podría permitirte ganar 2 puntos. Perfeccionista Méritos/Defectos: Equilibrio felino (M1) Voz encantadora (M2) Protegido (M1) Sires rivales (D2) Fobia (a sentirse indefensa) (D2) Impaciente (D1) Impresionante Contención (M2) Cuando no te has alimentado puede ser una tortura estar cerca de mortales. El latido de la sangre a través de sus venas no te tienta tanto como a otros Vástagos. Cuando se presenta la oportunidad, la dificultad de las tiradas de Autocontrol para resistir el Ansia se reduce en 2. Los personajes que sigan Sendas de Iluminación que requieran Instinto no pueden adquirir este Mérito. Maestro de la Mascarada (M2) Hay muchos pequeños tics, hábitos nerviosos y funciones corporales autónomas (como respirar) que los Vástagos simplemente olvidan realizar. Pueden quedarse desconcertantemente quietos u olvidar respirar, especialmente cuando creen que están solos. Tú nunca bajas la guardia. Respirar sigue siendo un hábito inconsciente para ti y nunca caes en una inquietante quietud similar a la de las estatuas, ni siquiera cuando estás absorto o concentrado. En consecuencia, la dificultad de las tiradas Sociales se reduce en 1 cuando interactúas con mortales. Este Mérito no te permite comer comida ni beneficiarte de tener un color saludable (ver V20, pág. 480), esos Méritos siguen siendo necesarios para ser un verdadero maestro de la Mascarada. Color Saludable (M2) Pareces más saludable que el resto de los vampiros, lo que te permite mezclarte en la sociedad humana mucho más fácilmente. Aún conservas el color de un mortal vivo y tu piel sólo está ligeramente fría al tacto. Sin sentido de la dirección (D1) Tu personaje siempre se pierde. Los mapas, brújulas e indicaciones específicas nunca le son de ayuda. Tiene muchos problemas para darse cuenta de donde está si las señales no son muy obvias, y los mapas le resultan incomprensibles. La dificultad aumenta en dos para cualquier tirada que requiera seguir unas determinadas indicaciones, volver sobre los pasos o moverse por una compleja estructura de calles. Blasé (M3) No es fácil que nadie te impresione. Te es sencillo ver a través de lo que te quieren mostrar, ya sea cuando intentan embelesarte o aterrorizarte, por lo que resistes con facilidad los efectos de la disciplina Presencia. Todo intento de usar Presencia sobre ti tiene un +3 a la dificultad (máximo 10). Además, en caso de que quieras resistir el uso de cualquier poder sobre ti, no será necesaria la tirada de Fuerza de Voluntad, sino sólo el gasto del punto pertinente. Incompetente (D3, Pelea) Tu personaje es nulo en algo en particular. Desgraciadamente, es el único que no se ha dado cuenta de este hecho. Elige una habilidad. Tu personaje cree que tiene la capacidad de tres puntos en ese aspecto, cuando realmente nunca consigue lograr nada. Cuando se usa esa habilidad, se interpreta la acción como si se hubiera hecho tirada y el resultado fuera pifia. Rival (D1) Tienes una intesa rivalidad con otro vástago. Siempre estás compitiendo con él, ya sea por diversión o por antipatía. Llegas a grandes extremos para superarle, y él se porta de igual manera. Tu rival saca a veces lo mejor de ti, pero tú haces lo mismo por él. |
PG (15):
- 8pg en trasfondos.
- 3pg en méritos.
- 4pg en FdV.
Px Primer reparto (72/73):
- 5º punto de Destreza (16px).
- 2º punto de Percepción (4px).
- 3º punto de Percepción (8px).
- 3º punto de Astucia (8px).
- 4º punto de Subterfugio (6px).
- 3º punto de Empatía (4px).
- 5º punto de FdV (4px).
- 6º punto de FdV (5px).
- 7º punto de FdV (6px).
- 8º punto de FdV (7px).
- 3º punto de Lingüística (4px).
Sobra: 1px.
Px Segundo reparto (24/26):
- 2º punto de Fuerza (4px).
- 1º punto de Fortaleza (10px).
- 1º punto de Auspex (10px).
Sobran: 2px.
Total sobrantes: 3px.