Partida Rol por web

- Vilkas, si fuese tu hermano el desaparecido no abandonarías hasta haberlo encontrado, muerto, con vida, o no muerto, pero serías incapaz de abandonar su búsqueda. Pues concédeme que yo haga lo mismo. En cuanto a Aerin... no hay ninguna esperanza de cura, pero aún así lo intentaré, haré lo que pueda, y le daré muerte cuando me alcance la desesperanza. De todos modos has dicho que no me darás la sangre de la bestia para curar el vampirismo... pero dime al menos si has oído que eso sea una posibilidad, prefiero controlar a un licántropo salvaje que a un vampiro.

—¡Cust... Carcette!—se trabó Elynea saliendo de la taberna—. Un segundo.

La verdad es que "ex-custodio" quedaba feo. Pero eos no quitaba que no dejaba de resultarle extraño llamar por el nombre de pila a un vigilante de Stendarr.

—Ya sé que no te gusto—atajó en previsión del ceño que se iba a encontrar en cuanto la mujer girase el rostro hacia ella. Luego tomó una honda bocanada de aire, vivir para ver, no podía creerse que estuviese pasando aquello—. Voy a ir al grano: Todos sabemos que en breve no quedará nada de Aerin, pienso que tendría que ser Suro quien lo librase del tormento mientras aún "sea" él, es su amigo. Pero si no lo hace él, lo haré yo.

«A fin de cuentas, ya estoy acostumbrada a ser siempre la mala del cuento... » pensó con amargura.

—La cuestión es... que lo que dijo Suro no es cierto; Aerin no es el único medio de encontrar el nido, hay otra manera—añadió—. Pero si conoces al mejor cazador de vampiros de todo Tamriel, sería de gran ayuda poder contar con él para ir allí.

“Ratero”. Pese a lo bajo que la pronunció, la palabra resonó en la cabeza del khajita como el golpe de un gong. Un resorte se activó en el mostrando una expresión de amplio desagrado. El clásico racismo humano. A K’Dan le dieron ganas de escupirle en la cara al tabernero, pero resistió la tentación limitándose a apretar los puños.

El khajita se dio media vuelta y se dirigió hacia la puerta de la taberna.

—Uno tiene que saber identificar cuando no es bienvenido en un lugar—dijo visiblemente molesto.

A continuación miró a Karin.

—Será mejor que le pidas la bebida a este amable señor. Se ve que yo no soy de fiar. Os esperaré fuera, debería ir a buscar a mi acompañante.

Cuando salió de la taberna, K’Dan escupió amargamente al suelo.

Khaled se encogió de hombros. Mucho antes de la crisis de los portales, los yokuda, ancestro de los guardias rojos, habían arrasado el continente. Los nórdicos y los akaviri lo habían hecho antes que ellos. La propia guerra con el Dominio Thalmor, que todos ellos habían conocido durante sus infancias, había sido de gran crudeza. Si no hubiera Mehrunes Dagon, los imbéciles del Alba Mítica lo hubieran inventado.

—Aprovecha el tiempo libre para estudiar a la historia y viajar, Custodio. Te sorprenderás.

Cada problema a su tiempo. Si Balgruuf tenía alguna queja respecto a su decisión, que actuara de acuerdo a su conciencia, tal y como había aconsejado a Carcette. No podía pedirle menos ni más a nadie.

La mujer se fue, y tras ella Elynea. Suspiró cuando Orgnar echó al khajiita. Los hombres felino no guardaban buena reputación en ningún lugar de Tamriel, y en Skyrim menos que en ninguna otra región. Algún día le hablaría de la larga temporada que pasó en Elsweyr, entre los khajiit. Algún día, cuando el dolor y el miedo no fueran una barrera en su mente.

—¿No te has fijado en su armadura y sus armas? Puede permitirse un trago —dijo, dejando un puñado de monedas en la barra antes de coger tres botellas de aguamiel—. Traeremos a Delphine de vuelta. Por ahora descansa y olvida. Y ten en cuenta lo que te he dicho antes.

Le lanzó una de las botellas a Karin y una mirada al nórdico que se había presentado como Osbjorn.

—Vamos.

- ¡En nombre de todo! - farfulló Karin. No tenían bastante con los Thalmor, con la señora del palo en el culo ni con el nido de vampiros. Encima al maldito Orgnar se le ocurría ofender a uno de los que estaban dispuestos a ayudar -, Orgnar, por favor, no le tires de los bigotes. Es un amigo

Cogió en el aire la botella de aguamiel y le arrancó el corcho de un mordisco. Dio un largo trago mientras maldecía los prejuicios nórdicos que, por cierto, ella compartía.

- Está tan buena como siempre - dijo, amable -. Te mandaré la mano del thalmor que te hizo eso

Y siguió a K´Dan al exterior.

—Sí, haría lo que fuera por encontrar a mi hermano, pero no arriesgaría más vida que la mía.  —gruñó Vilkas—. Lo que propones es pura especulación. Es cierto que los licántropos no nos convertimos en vampiros cuando nos muerde un chupasangre, pero eso no significa que la sangre de la bestia sea capaz de curar a alguien que ya esté infectado. Por lo que sabemos, podrías hasta crear algo peor. Además...

Carcette esbozó un gesto de disgusto cuando la detuviste. Pensó unos momentos y, antes de marcharse te dijo:

—Ve a la posada de El Trago del Finado en Falkreath. La dueña es una imperial llamada Valga Vinicia. Dile que "aunque la noche es larga, llegará el alba". Ella sabrá lo que hacer.

Te echó una mirada de arriba abajo antes de girar sobre sus talones y marcharse haciendo tintinear su armadura.

—No lo conozco de nada, y ha cogido la botella como si mi taberna le perteneciera —gruñó Orgnar—. Si quisiera gatos en mi taberna habría dejado un cuenco de leche en la puerta. No me gustan los khajiitas.

Vuestras conversaciones fueron interrumpidas por el grito de frustración de Thyra. La Compañera se dirigió a la taberna, lanza en mano y caminando a largas y enérgicas zancadas.

—¡Ha escapado! —gritó, congestionada de la ira—. ¡Se ha convertido en niebla y ha escapado!

—¡Enhorabuena, explorador! Lo has conseguido. Ahora otros tendrán que enmendar tus errores.

Uthgerd se encogió de hombros.

—Si buscábamos una excusa para matarlo, ahí la tenemos.

Elynea no pudo hacer más que apretar los dientes con fuerza en un principio. Debería haber acabado con aquello antes. Tanta empatía inicial con Suro definitivamente no había sido buena pero no lo había podido evitar, y se había dado cuenta demasiado tarde. Se sentía como una estúpida, y lo que era peor, como una blanda. Odiaba sentirse como una blanda.

«Tendrías que haber imaginado que no podría ser tan fácil inmovilizar a un vampiro, ¡idiota!» se reprendió duramente en su fuero interno.

Aquello había llegado al límite, o al menos para ella.

—Hay que encontrarlo y acabar con esto—dijo con la voz algo áspera por culpa de tener la garganta en tensión—. No tengo la menor idea de cómo rayos se le sigue el rastro a una nube de niebla. Pero no puede haber ido muy lejos. Tiene que necesitar alimentarse en algún momento.

- Está bien... vamos a cazar a un vampiro, y si ha atacado algún humano yo mismo lo mataré. Aunque no lo parezca, también soy un buen cazador de vampiros... ¿Hacia donde fue la niebla?

—Orgnar, definitivamente será mejor que no te quedes solo, al menos hasta que lo encontremos —advirtió al camarero.

Más muertes en mi conciencia esta noche, ¡joder!. Si no era la de una víctima de Aerin, sería la del propio muchacho. Despídete de las noches de descanso por una larga temporada. El pobre desgraciado había tirado la moneda por ellos. Planeaba comprar sangre de cerdo al carnicero y forzarle a beberla antes de que los síntomas empeoraran. No podía ser tan complicado, por mucho que negara su condición, cuando los nórdicos ya estaban acostumbrados a preparar embutidos, pasteles e incluso sopas con sangre de cerdo y ganso. En ese momento ya era demasiado tarde.

Nunca había oído que los vampiros fueran capaces de disolverse en niebla, pero qué sabía él. El vampirismo era un tabú en todo el continente, y a los que lo sufrían tampoco les interesaba que se supiera de qué eran capaces. Los iba la vida, o más bien la no muerte, en ello.

—Rastréalo si sabes cómo —dijo al cazador—. En cualquier caso, como dice Elynea, no puede estar lejos y quizás esté buscando de quién alimentarse. Deberíamos registrar las casas una a una, empezando por las más cercanas.

Matar draugr en un mausoleo era algo muy diferente a cazar vampiros, pero no le quedaba más remedio que confiar en las palabras de Suro.

El khajita, con pereza, se descolgó de su espalda tanto su escudo como su lanza mientras ejercitaba a modo de calentamiento sus hombros. De estar viajando con Osbjorn camino a Soledad a acabar cazando un vampiro en Cauce Boscoso. Todo eso en menos de una hora.

—Me alegra que aceptes de buen grado que cacemos a su amigo Thane.

A K’Dan le alegraba que se hubiesen tenido que ahorrar una discusión para convencer a Suro de que su amigo ya no existía y la criatura era un peligro para todos. Sin embargo buscarla iba a ser un problema.

—Estoy de acuerdo con el guardia rojo, deberíamos inspeccionar el pueblo casa a casa—mirando a Orgnar añadió—. Aunque mejor que uno de vosotros vaya delante. Seguro que no se toman con muy buenos ojos que un khajita aparezca de pronto. Seguro que en vez de ver a alguien que pretende salvarlos de un vampiro, creen que soy un ladrón o un asesino. O igual hasta alguien de la Hermandad oscura.

El khajita empezó a reírse de su propia ocurrencia con una risa ronca.

Karin sonrió con resignación y puso la mano en el hombro de K´Dan. 

- Sabes que no todos pensamos así, ¿No? - dijo con una voz que quería que fuera amistosa pero que sonó tremendamente nasal por lo reciente del llanto

Flexionó los hombros y dio un par de saltitos, como un guerrero a punto de entrar en combate. Mitad pantomima, mitad calentamiento. Teniendo en cuenta el día que llevaba, usar el arco en Cauce Boscoso no parecía la mejor opción. Podría haber heridos civiles. Pero bueno, aún estaba su música. No estaba muy de humor para cantar "Arráncale al vampiro su negro corazón-zon-zon" pero bueno. Todo por la causa.

- Os sigo, amigos

K’Dan sonrió con sinceridad al escuchar a la bardo y la miró fijamente a los ojos con expresión amable. Sin duda alguna, Karin era capaz de sacar lo mejor de él.

—Tú eres como una flor en medio del árido desierto—dijo con su ronca voz—. Eres distinta a todos los demás. Quédate detrás de mi escudo y llena con tu fuego nuestro corazón.

Desde el principio al khajita no le había hecho ninguna gracia haberse metido en todo este lío, pero no iba a dejar que Karin se internara sola en un nido de vampiros, menos aún cuando sentía que le necesitaba. Sin embargo, al sentir como el peligro aumentaba y su corazón comenzaba a latir con fuerza, K’Dan comenzó a sentirse más cómodo con lo que ocurría.

De pronto una idea brotó en su cabeza. ¿Y si Aerin había huido a la guarida de los vampiros?

—Un momento—dijo elevando la voz por primera vez en la noche para llamar la atención de todos—. Puede que el vampiro haya huido al nido para poner en aviso a sus camaradas. Además, si tenemos en cuenta que la criatura puede convertirse en una nube de humo, registrar cada casa puede ser inútil. Con vuestra autoridad como thanes, podéis hacer que todo el pueblo se reuniera en un único edificio y que ellos mismos se encarguen de vigilar. Por muy vampiro que sea, creo que sólo poco podrá hacer contra diez fornidos nórdicos.

Como anticipándose a una pregunta que no le habían hecho, el khajita alzó el brazo derecho, dónde llevaba el escudo, extendiendo su mano para que le siguieran dejar hablar.

—Si no queréis dejar el poblado indefenso más allá de lo que puedan hacer los propios habitantes, podemos hacer dos cosas. O esperar a que se haga de día, en cuyo caso Aerin ya habrá avisado a los suyos, o dejar a alguien aquí a cargo. Elegid la opción que os parezca mejor para los vuestros, thanes.

—No creo que la gente se tome muy a bien que un grupo de desconocidos de pronto quiera entrar en sus casas en medio de la noche, independientemente de que quien vaya delante sea un khajiita o un thane—acotó Elynea—. Y menos con la excusa de "¿Ha visto usted una nube de niebla asesina? Resulta que es un vampiro". Tiene que haber otra forma que no sea sembrar el pánico en todo el pueblo.

Los cazadores de vampiros no iban por ahí preguntando si alguien había visto un chupasangre, claro que, por otra parte, ella sabía más bien poco de los métodos de rastreo que utilizaban cuando uno se les evaporaba en la cara.

—Cuando salga el sol va a necesitar un refugio—recordó entonces—. Orgnar, ¿sabes si hay alguna cueva en las cercanías o similar?

Miró a K'Dan

—Eso es demasiado presuponer. Aerin está recién convertido, no tiene camaradas entre los vampiros del nido—meditó—. Y de todos modos... aunque quisiera guarecerse allí, ese sitio debería estar en los alrededores de Falkreath; se tardan días en llegar. No le daría tiempo antes del alba ni de broma.

En ese momento a Khaled le importaba bien poco quién tuviera razón sobre el destino de Aerin, o la forma de encontrarlo. No era esa la razón por la que quería registrar las viviendas. Por supuesto que no les gustaría, ni siquiera aunque no hubieran pasado un día entero encerrados con thalmor campando a sus anchas en el pueblo, y cundiría el pánico. Prefería el pánico a los muertos.

—Encontrarlo es secundario —explicó—, se trata de evitar que haga daño a nadie.