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2 de Fuego del Hogar, Tarde, Fortaleza de Helgen

Al día siguiente regresaste a la fortaleza de Helgen, allí encontraste al hechicero examinando un grueso volumen en cuyo lomo se había perdido todo rastro de su título. Los guardias te franquearon el camino, en esta ocasión con menos reticencias, pero cuando te plantaste delante de Silgurf, este seguía sumido en la lectura sin hacer ningún caso en absoluto aun estando tú delante.

2 de Fuego del Hogar, Tarde, Fortaleza de Helgen

Estaba nerviosa, ¿cómo negarlo? Mi cabeza barajeaba una y otra vez las posibles respuestas que pudiera darme Silgurf, eso sin mencionar que el carácter del viejo tampoco ayudaba a digerir las dudas y miedos que me embargaban.

-Vamos, Hati... sólo es un anciano malhumorado. Pide amablemente y con calma la información y regresa a la taberna. Es sencillo- me decía, mas no parecía tan simple en mis entrañas, revueltas ligeramente.

Mientras me proximaba a la fortaleza de Helgen, intenté visualizar la situación como si de una cacería se tratase. La fortaleza era el cubil de la presa que rastreaba con cautela y paciencia, pero decisión. El viejo erudito era la criatura que acechaba y el trofeo era la información que pudiera darme... Si funionaba o no, ya lo veríamos. Por ahora, aquella forma de verlo, por suerte, me serenó un poco.

De nuevo, los guardias me flanquearon. No sabía si eran los mismos del día anterior, pero les di mi nombre y expresé mis intenciones de ver a Mano Centelleante. En cuanto pude acceder al hechicero, no le di demasiada importancia al libro que ojeaba y carraspeé para atraer su atención. A fin de cuentas, saber cuándo era más probable que me convirtiera en un monstruo sin raciocinio, ávido de sangre, era un tema apremiante.

-Disculpad, Silgurf. He venido tal y como acordamos- respiré con fuerza por la nariz y contuve el aliento un instante antes de soltar el aire muy despacio, rezando porque el viejo estuviera de mejor humor -. ¿Habéis descubierto lo que os solicité?

2 de Fuego del Hogar, Tarde, Fortaleza de Helgen

Incluso habiendo llamado su atención, el hechicero se mantuvo unos segundos más leyendo como si hubiera escuchado llover. Mas al final alzó la mirada, te hizo un gesto para que te acercaras.

Recordar más bien. corrigió el anciano nórdico mientras movía la mano sobre un pergamino enrollado sobre la mesa. ¿Sabes leer? Da igual, te lo diré yo. Si los instrumentos no engañan, la luna que esperas tendrá lugar entre el 24 y el 27 de Helada, más hacia el 27 que al 24. apuntó el hechicero. Te miró con detenimiento, una mirada escrutadora.

¿Hay algo más en que pueda.. ayudarte? Tengo cosas que hacer. dijo tosco y cierta impaciencia en su tono de voz.

2 de Fuego del Hogar, Tarde, Fortaleza de Helgen

Torcí un poco el morro al ver que tendría que esperar a que el anciano se dignase a prestarme atención. Sin embargo, cuando me pidió que me acercara, fue bastante breve y conciso, algo de agradecer. 

-Sé le...- comencé a decir, pero Silgurf se me adelantó, interrumpiéndome. Fruncí el ceño y me centré en el pergamino. Memoricé las fechas no sin preocupación, pues el doble plenilunio no estaba tan lejos como hubiera deseado.

-Gracias, anciano- dije, con cierta sombra de incertidumbre en mi mirada y con voz seria-. No necesito nada más, salvo devolveros el favor, si os parece bien- no tenía demasiado dinero, mas favor con favor se paga. Pocas cosas se dan en este mundo sin exigir algo a cambio.

8 de Helada, Mañana, Entrada de Helgen

Había sido un viaje muy largo desde Hibernalia, literalmente atravesaste de punta a punta Skyrim, del norte al sur, pero apenas habías tenido percances en tu trayecto. Antes de partir tu maestro te dio algunas indicaciones una vez llegaras a Helgen, que aconsejó que buscaras a un antiguo miembro del Colegio, el maestro Silgurf Mano Centelleante, que era el hechicero de la fortaleza de Helgen. Onmund te contó que el viejo Silgurf era un hombre tosco y arrogante, pero que podías confiar en él mientras le esperabas.

Nada más llegar a la entrada del pueblo apreciaste la distinción más importante respecto al resto de ciudades y pueblos de Skyrim, la vigilancia recaía en la Legión Imperial cuyos pendones podías ver ondar en la empalizada, aun en construcción, que rodeaba Helgen. Había un trasiego constante de viajeros, tampoco muy numeroso, pero el suficiente para anunciarte que se trataba de un enclave en desarrollo. Los legionarios no te dieron excesivos problemas al entrar, te prestaron atención pues llevabas los atuendos que te revelaban como un alumno del Colegio de Hibernalia, ergo en un hechicero.

Pero habías llegado, te encontrabas en Helgen al final, pero también te preguntabas qué tenía que ver todo aquello con tu visión.

8 de Helada, Mañana, Entrada de Helgen

Esa mañana llegó un nuevo visitante a Helgen, un guardia rojo que llevaba los atuendos del Colegio de Magos de Hibernalia, el cual parecía sopesar dónde dirigirse.

27 de Fuego del Hogar, Primera hora de la tarde

Los nudillos se volvieron mucho más blancos y podía notar como las uñas se le clavaban en las palmas de las manos y podía notar sus dientes rechinando de lo apretadas que tenía las mandíbulas. Para ella estaba bastante más que claro. Tuvo que obligarse a tomar unas bocanadas de aire para calmarse, no había venido a pelearse, solo quería una opinión de alguien que hubiera pasado por lo mismo o similar.

Le miro de soslayo sin girarse para luego volver a mirar al suelo, buscando las palabras que necesitaba.

- Puedo entenderlo respecto a mis primos y a mí, y no me cabe duda de que les encontraran, pero… ¿Por qué no se lo contó a tía Constance? ¿No se fiaba de ella? Me entristece pensar que no había una confianza plena y que podría pensar cualquier otra cosa ¿O a mi padre? ¿Por qué no se lo dijo a todos después del ataque? ¿Por qué solo a mí? A decir verdad, no estaba segura de si había llegado a contárselo a los demás tras que la enviara en busca de Dunyn y la duda se quedaría ahí de por vida. Solo… solo quiero saber cómo fue para ti cuando te enteraste. Dijo finalmente volviéndose hacia él. Realmente sobre el gremio no tenía interés por preguntar, no era eso lo que buscaba al menos por ahora.

27 de Fuego del Hogar, Primera hora de la tarde

Aren te miró apelando un poco a la tranquilidad, pero no parecía una conversación cómoda para él tampoco.

Quizá tu tía lo sabía, pero lo ignoraba. Puede que nunca llegó a saberlo porque sospechándolo no quiso preguntar. O quizá Brynjolf no quería que se implicara en todo eso. se encogió de hombros. Estás enfadada. Estás frustrada. Pero aunque Brynjolf era un bueno, era el jefe de un gremio de ladrones. lo dijo como si aunque fuera algo obvio, los sentimientos pudieran haber nublado ese hecho. Delincuentes. Y eso son enemigos. A veces proteges mejor a los que quieres haciendo que ignoren algunas cosas. Así me lo contaba padre.

Hizo una pausa, reflexionó, terminó negando con la cabeza.

Puede que creyera que no fuera tan grave. No lo sé. admitió, quién sabía en qué pensaría tu tío en esos momentos. Te miró verte sumida en esa dura diatriba, te dio un golpe en el hombro. Eh.. no te hundas, eso no va contigo, ¿vale? te miró buscando algo de luz en la negrura que te envolvía.

Cuando le preguntaste acerca de cómo se lo tomó él no pareció costarle mucho pensarlo.

Nunca fue algo que tardara mucho en saber. dijo Aren. Mi padre siempre me tuvo al corriente de que sus negocios nunca fueron.. legales. miró a los lados por instinto. Aunque tardé tiempo en saber que pertenecía al Gremio y la posición que ostentaba en él, supongo que para mi fue más natural. apretó los labios sintiéndose impotente para aconsejarte mejor.

5 de Helada, Mañana, Fortaleza de Helgen

Esa mañana el thane Hadvar te había hecho llamar junto a Titus, os encontrasteis al veterano nórdico junto al general que os interpeló el día que llegasteis a Helgen, a ellos también estaba otro legionario atendiendo a la conversación. Hadvar no tardó en darse cuenta de vuestra presencia e hizo un gesto con la mano para que os acercarais.

Legionarios. saludó. Les presento al general Cotta, comandante de la IV Legión, ha preguntado por vosotros. el tono de Hadvar era asertivo, pero saltaba a la vista que no parecía demasiado conforme con la presencia del general ahí.

Titus te miró de soslayo por un instante con extrañeza, pero se mantuvo firmes junto a ti.

5 de Helada, Mañana, Fortaleza de Helgen

El militar os miró a ambos con indisimulada arrogancia, estuvo unos segundos en silencio hasta que miró al legionario que estaba junto a vosotros e hizo un gesto con la cabeza. El legionario se giró sobre una mesa auxiliar, tomó algo de ella y lo puso sobre la mesa principal donde había varios mapas de Skyrim. Era un casco con dos cuernos prominentes en los laterales, igual al de los atacantes del Paso Pálido que os masacraron.

¿Reconocen este diseño de casco? preguntó serio, acerado. Titus se te adelantó asintiendo con un "sí, señor". Fue recuperado de un atacante muerto hace cuatro días. Su portador también llevaba unas armaduras de diseño muy peculiar, y su piel.. no era humano. No sabemos lo que era, parecía un réptil, pero no era un argoniano.

El rostro de Hadvar empezó a compungirse, realmente preocupado por algo. La mirada de Cotta era severa, implacable.

Y hace dos días capturamos un espía enemigo. Aparentaba ser humano, pero nuestros hechiceros descubrieron que ocultaba su verdadera naturaleza tras un elaborado hechizo de ilusión. hizo una pausa grave, una mirada de Cotta fuera de vuestro campo visual os alertó. Tenía el mismo aspecto que el atacante muerto.

Os empezaron a cercar hasta cuatro legionarios con armaduras negras y el emblema del dragón con el ojo que aparecieron de los lados, todos ellos con las manos sobre sus armas. Titus empezó a mostrarse tenso, te miró abiertamente, pero antes que dijera nada se impuso la voz del general.

Penitus Oculatus. Arresten a estos hombres. ordenó contundente, los soldados reaccionaron cautos, a la expectativa de vuestras reacciones y ver si debían actuar de forma más o menos agresiva.

5 de Helada, Mañana, Fortaleza de Helgen

La exposición del General me hizo entender claramente que todo esto era una sospecha de que fuésemos espías reptilianos que trabajan para el enemigo que nos diezmó en las montañas de camino a Helgen. Su tono y sus formas me molestan, pero lo que más me molesta es que nos trate como a criminales mientras que somos soldados imperiales.

Mi expresión se pone completamente seria cuando los hombres se acercan siguiendo las órdenes del general, por lo que hablo fuerte en tono serio y decidido, sin lugar a cavilaciones:

 - "¡Somos soldados de la Legión y no criminales que arrestar! ¡Con gusto me someteré a cualquier escrutinio para probar quien soy, pero exijo se me trate con el respeto que merezco!"

Miro de frente al General antes de continuar:

 - "No me ha dado ninguna orden, mi General, como desconociendo que soy uno de los hombres leales al Imperio. Si sus hombres me tocan como algo que no soy, los mataré conforme al reglamento de la Legión, como defensa propia."

No me muevo de mi posición, pero mi mano está lista para tomar mi hacha y hacer que el general se devuelva solo hacia su campamento, llevando cuerpos que sepultar.

5 de Helada, Mañana, Fortaleza de Helgen

Tu reacción causó que el general Cotta te mirara fijamente, su semblante arrogante se cuajó en severidad y unos ojos fríos. No hizo falta ninguna orden ni señal, tus palabras fueron acicate suficiente para que escucharas el desenvainar de las espadas de los Penitus Oculatus que os habían rodeado. Titus estaba tenso e inmóvil, Hadvar te miró admonitorio por tus palabras apretando la mandíbula negando con la cabeza.

No pongas a prueba mi paciencia, chico, tu comportamiento no hace otra cosa más que confirmar mis sospechas hacia ti. dijo con frialdad, alzó la mirada hacia los cuatro legionarios de armaduras negras que os rodeaban. Penitus Oculatus, arresten a estos dos hombres. Si se resisten, matadlos.

Hubo un ademán de queja de Hadvar, Cotta le cortó seco con un movimiento de mano suprimiendo cualquier queja. Cotta miró al thane.

Traidor o no ha desafiado mi autoridad. No hay ninguna discusión. dijo serio e inflexible.

5 de Helada, Mañana, Fortaleza de Helgen

Tu compañero te miró de soslayo, inseguro acerca de cómo proseguir y tus reacciones. Tragó saliva, la tensión se respiraba como una losa en los pulmones, el propio Titus había llevado la mano a su propia arma a la expectativa de lo que hicieras tú. Te miró de soslayo, no dijo nada, pero sabías que estaba pendiente de lo que hicieras.

Detrás vuestro un par de Penitus Oculatus se acercaron a vosotros con las armas desenvainadas dispuestos a efectuar el arresto, listos para cualquier reacción hostil por vuestra parte. Hadvar te miró a los ojos y negó con la cabeza, en ese instante no sabías si negaba por la situación o negaba para evitar que te revolvieras en contra.

3 de Helada, mediodía, posada Final del Camino

Quedó pensativa, bebiendo un poco de vino mientras meditaba sobre las palabras del sacerdote de Mara. Suspirando, finalmente- No lo sé, Erandur. Quizá tengas razón. Pero el mundo a mi juicio... No es, ni será tan amable. No es mi intención categorizar, aunque quizá en ocasiones peque de ello. No obstante, hay cosas difíciles de gestionar, cosas que trato de ignorar pero que llegado cierto punto me resultan chirriantes. Y ante esas circunstancias me siento incapaz de ser tran comprensiva e indulgente. -concluyó- Aún así, encuentro en tus reflexiones una base sabia, aunque tendente a la autofustigación, quizá propia, quizá racial... No lo sé. -apuntó.- No creo que seamos los únicos que nos hayamos labrado una actitud negativa para con nosotros. 

27 de Fuego del Hogar, Primera hora de la tarde

- Pues claro que estoy frustrada medio exclamó caminando de nuevo de un lado a otro ¿Cómo no voy a estarlo? Entre estar aquí sin tener noticias, ese estúpido trabajo en la posada y... y… y… Se paró de nuevo para tomar aire y tratar de calmarse que ya volvía a alterarse.

Se balanceó ligeramente con el golpe en el hombro que consiguió arrancarle media sonrisa, aunque bastante leve

- Ya trato de no hundirme, pero hay veces que me siento demasiado atrapada y que todo me pesa demasiado. Se dejó caer al suelo, cruzando los pies y sentándose a lo indio agarrando los tobillos con las manos y escuchando.
Asintió a lo dicho, y no pudo más que dejar escapar un suspiro resignada, le envidiaba en cierto modo por aquella naturalidad expresada. En algunos momentos sentía que debía olvidarse por completo de todo, pero no podía. Supongo que… no debería darle tantas vueltas dijo con pesar pero no puedo evitarlo, aquí no hay demasiado que hacer y sí mucho tiempo libre para pensar. Elevó la cabeza para mirarle antes de continuar con la pregunta que estaba a punto de hacerle ¿Sabes quién es Nocturna? Dejo vagar la mirada antes de continuar, como dudando Es que… cuando le dimos el antídoto para el veneno tras el primer ataque, pude escuchar como pronunciaba ese nombre, era como si estuviese hablándole a alguien. 

8 de Helada, Mañana, Entrada de Helgen

Hacia unos días que había empezado a encaramarse a los tejados de algunos sitios, principalmente de la posada y de la entrada. Sobre todo de aquella ultima, al principio solo por tener algo que hacer y luego por ver si veía llegar al Orsimer. Pero nunca ocurría.
Subirse al tejadillo de las puertas de Helgen era  fácil, solo tenía que esperar a que los guardias no mirasen. Hacía días que no venía a nadie nuevo por allí, por lo que al ver al joven que entraba por las puertas fue como encontrar algo con lo que entretenerse.

8 de Helada, Mañana, Entrada de Helgen

Se deslizó con suavidad por la inclinación de la construcción y se dejó caer al suelo con gracia felina justo detrás del nuevo visitante con un  ligero ruido de sus botas contra el suelo.

- ¡Hola! Saludo con algo de efusividad, lo que hacía el aburrimiento…

3 de Helada, mediodía, posada Final del Camino

Quizá por eso trato no de ayudar a solucionar los problemas del mundo, sino ayudar a las personas que viven en él. sonrió beatífico. Te escuchó reflexionar, podías ver sus ojos contemplarte con atención, asintiendo sutilmente a lo que decías sin perder su suave sonrisa.

Las tuyas tampoco quedan alejadas del terreno de la sabiduría, Seretide. afirmó el sacerdote. Que tú no sientas ese impulso no te convierte en una persona insensible, soy consciente de que no todos pueden ser sacerdotes de Mara. movió la cabeza razonando internamente tus últimas palabras, aquello terminó con una sonrisa algo enigmática, algo reveladora. Creo que uno debe basarse en sus propias experiencias para poder evocar un verdadero y sincero mensaje a los demás. Podría hablar de la compasión, la piedad, el perdón.. la redención. ¿Que fuerza es más intensa que aquella que se mueve por la propia experiencia de uno?

27 de Fuego del Hogar, Primera hora de la tarde

¿Y entonces qué harías si pudieras reaccionar? ¿Volver a Riften? preguntó de sopetón Aren mirándote con seriedad, pero con un tono atenuado para no resultar avasallador. Suspiró y te cogió la mano con firmeza. Eldrid, mira.. no soy el tipo más listo del mundo.. ni el mejor dando consejos, pero te entiendo. Pero piensa que si estás haciendo cosas, aunque no lo creas, piensas menos.. yo también estoy preocupado por mi padre. admitió torciendo el morro.

Se acuclilló junto a ti al verte derrumbarte, te escuchó y mirándote un fugaz instante a los ojos sonrió un tono divertido, pero cómplice contigo.

Bueno, si no le dieras vueltas a las cosas.. no serías tú. Estarte quieta no es tu estilo. se encogió de hombros y te guiñó el ojo con una sonrisa burlona con la intención de hacerte sentir mejor.

Al preguntar acerca de Nocturnal, el rostro de Aren se mostró pensativo.

No sé exactamente qué es, pero alguna vez he escuchado a mi padre mencionar también ese nombre. admitió el nórdico. Creo que es una especie de jefe o un socio del Gremio, las veces que le he preguntado a mi padre me ha respondido que aun no era el momento de que lo conociera. Aunque por la forma de referirse a ella.. es eso, una mujer. suspiró con cara de circunstancias. No sé más la verdad.

27 de Fuego del Hogar, Primera hora de la tarde

Le recorrió un escalofrió de solo pensar en volver a Riften y trago con dificultad, no estaba muy segura de sí podría volver allí. Aún estando allí sentada y con él en aquella posición, apretó su mano. Recordó lo que le dijo aquella noche durante el viaje a Helgen y por eso acudía a él para hablar.

- Claro que estas preocupado por el Aren, contesto con cierta fuerza, posando la otra mano libre sobre la mejilla del rubio y mirándole a los ojos seriamente es tu padre. Sentencio con firmeza, dejándole ver que era lo más normal que se mostrase preocupado y que no había nada malo en ello. Le dio otro apretón a su mano y retiró la que había alzado para sujetar su cara. Si te soy sincera hay días que me dan ganas de salir de aquí y buscarles. A Korgoth, Karliah y a tu padre, al menos para saber si están bien. Sonrió algo más relajada, llegando incluso a emitir una tenue risa, confirmando con sus palabras que era un culo inquieto. Ya bueno, no es culpa mía que este sitio sea tan aburrido. Y visto lo visto, lo de esa tal Nocturnal… arrugó la nariz no parece que pueda seguir investigando por ese lado si tú tampoco sabes nada. Bufó Otro callejón sin salida, al menos hasta que ellos vuelvan.