Partida Rol por web

El círculo se ha cerrado

y los siete se han reunido.

Como la noche sigue al día

la muerte sigue a la vida

La tortuga está cerca, ella sabe lo que las alcantarillas guardan. Sólo la fe los salvará, sólo la fe los aniquilará.

Era indudable. Todos tenían sus defectos, distaban mucho de la perfección y eran muy distintos entre sí. Algunos eran demasiado introvertidos, otro pecaban de extroversión. Otros eran unos malcriados y también desconfiados. Ninguno de ellos era valiente, ni especialmente habilidoso. No eran más que unos perdedores. Sin embargo, a pesar de todos sus defectos, cuando los siete se reunieron, pasó algo especial. Durante un instante, que no sería más allá de una centésima de segundo, todos confiaron entre ellos. No era nada que pudiese recordar o explicar ya que era algo demasiado complejo y extraño, pero en el fondo de su corazón sabían que ahora eran un grupo. Podrían tener sus diferencias pero, aunque en aquel momennto no eran conscientes, sus destinos estaban interrelacionados.

Cuando la sensación desapareció, todos olvidaron lo vivido, aunque no la sensación. La extraña comunión mágica persistía, aunque ya no eran consientes plenamente de ello y, ajenos a lo que les esperaba, volvieron a los pensamientos infantiles que ocupaban sus jóvenes mentes. En aquel momento Paul comenzó a temblar tratando de contener el llanto. Finalmente lo consigió y miró hacía la puerta. Había oído un ruido.

Antes de que tuviesen tiempo de intercambiar sus opiniones sobre lo que había pasado, la puerta se había abierto y el rabino de antes había aparecido por el marco de la puerta. El hombre miró en primer lugar a Paul y al verlo se sintió aliviado. Parecía más tranquilo que antes y algo mas animado, aunque ¿Quién sabía porqué? También parecía algo asustado. Claro, que el hombre no podía llegar a imaginar lo que había pasado ahi dentro. Sin embargo le llamó la atención el candelabro.

—Anda, un Menorá...no sabía que teniaís uno. Dicen que cuando dos personas encienden un candelabro de este tipo juntos quedan unidos para siempre, incluso más allá de la muerte.—el rabino miró a los niños y encogió los hombros quitandole importancia— Es tipico entre los amantes, ya sabeís. Como los anillos en las bodas. Por cierto... creo que es hora de que os vayais. No es tarde pero los padres de Paul quieren estar con él...

-De acuerdo, señor Lidorovich. Muchas gracias por dejarnos hablar con él-dijo Chester, esperando al resto para irse de allí. Lo cierto es que ahora no sabía muy bien que hacer. Algo muy raro había pasado con el hermano de Paul, pero no tenía ni idea de que ni por que.

- Hasta luego Paul. -Danny le dio un amistoso apretón en el hombro al despedirse.- Vendremos a verte mañana.

El chico pasó por al lado del rabino, despidiéndose también de él.

Se sentía aliviado. Su idea de encender el candelabro no había acabado resultando en nada terrorífico, si no todo lo contrario. Las velas habían ardido con una luz de esperanza que había llenado por dentro al muchacho, haciéndole sentir confiado y unido a los que le rodeaban. Se preguntó si los demás habrían sentido lo mismo y quiso creer que sí.

Claro que ahora venía lo peor y era cumplir su parte del trato: tendría que acompañar a su amigo al sitio donde mataron al hermano de Paul. Pero Danny se sorprendió sintiendo que ya no le importaba tanto como le había importado antes de lo de las velas. Ahora, se sentía más fuerte.

-hasta luego. -dije sonriendo gracias a mi victoria, y ajeno al dolor de los demás- vayamos a... ese sitio...

Casi que corriendo, y dando una palmada en la espalda de Nooby, fui directo a mi bici, y me preparé para salir hacia nuestro destino.

"¡Bien!" - pensé inocentemente - "Ya me ha pasado algo raro a mi también. Ya no soy la... ¿Rara?"

No tenía mucho sentido, pero era así. Mientras todos decían la de cosas extrañas que les habían pasado, yo tan solo tenía la vela rodante con ellos... Ahora también estaba esto, que era más... ¿impresionante? Además, me daba cierta sensación de seguridad ante la expedición a la que habíamos tenido que acceder, la de ir al Memorial Park. Entre el ir por no ser gallina y porque...porque teníamos que estar juentos, sí, para que no pasase nada, ya podía ir. Las razones de ir superaban a la prohibición de Phil de no ir. Y si nadie se chivaba, además, nunca lo sabría.

Cuándo apareció el rabino seguí sus indicaciones y me despedí de Paul. No estaba segura de si las costumbres judías eran diferentes, y aunque tal vez a Paul no le importase, podía ofender al señor de la barba y los rulos, así que bien tiesa extendí la mano a Paul a modo de despedida.

- Nos vemos Paul, - le dije sonriente, y aludiendo a las palabras de Danny añadí - mañana.

¿Que ha pasado?- Matin no acababa de explicarse lo que había sentido, era raro y difícil del explicar, pero sentía que estaba más unido que nunca a sus compañeros de clase. Aunque las palabras del rabino de unidos hasta más allá de la muerte no le gustaron lo más mínimo.

Hasta luego Paul.- Dijo despidiendose con la mano, después salió de la casa junto con sus nuevos "amigos" y fue directo a su bici.

"Sabía que el señor no dejaría que nos pasara nada malo" pensé cuando todas las velas estuvieron encendidas, pero al segundo ya no me acordaba de por qué había pensado eso, ni la sensación de relajación, ni que me sentía más feliz y llena de alegría que hasta hacía dos minutos.

Jack corre a su bici de nuevo y yo voy con él pues deduzco que iremos juntos en la misma bici como íbamos a hacer antes.

-Nos vemos, Paul-le digo al chico de una manera tan amistosa que parece que llevamos siendo amigos mucho tiempo.

- Vamos. -le respondió a su amigo. Cogió la bici de donde la tenía apoyada y se montó.- Tú nos guías.

Por una parte, Danny ya tenía ganas de llegar al Memorial Park para poderle decir a Jack: "¿Y ahora qué? ¿Qué pensabas que nos íbamos a encontrar aquí?"

Antes de irse de casa de Paul, todos se despidieron, aunque Paul insistió en que fuesen a verlo cuando hubiese pasado una semana porque tenía que pensar. El sol brillaba suavemente en el cielo, y serían alrededor de las 6 de la tarde. Aún tenían un par de horas por delante para "investigar" el lugar del asesinato e incluso para pasar a recuperar la bicicleta de Lissey.

- Entonces...¿Cómo vamos? ¿En bici? Mi bici está...o tal vez ya no, dónde Vicent nos perseguía. - "me perseguía" pensé - ¿Vamos a buscarla o alguien me lleva de paquete?

También podíamos ir andando, claro, pero qué palo... Además, mejor llegar rápido usando la bici (y tener la posibilidad de irnos rápido, si algo pasaba).

- En mi casa cenamos pronto, así que no puedo estar allí mucho rato... 

Aunque de cualquier modo, Jack quería ver el sitio del niño muerto y punto. No deberíamos tardar demasiado.

-Yo puedo volver a llevarte si quieres-dijo Chester, respondiendo a la pregunta de Lissey. Ahora llegaba algo que no le gustaba, ir a aquel horrible sitio dónde debió morir el hermano de Paul. Chester tragó saliva ante aquello. No, no iba a ser bonito, y no iba a gustarle nada. 

Pero claro, Jack había insistido en ello, y ahora había que acompañarle. 

Contento, con una sonrisa del niño que consigue salirse con la suya, monto en mi bici, y le indico a Emily:

-Niña, sube y agárrate bien -le digo mientras giro los pedales hacia atrás, y pongo mi pie sobre uno frenándolo con un golpe seco- ya que nadie se muestra voluntario.

La verdad, es que tenía muchas ganas de ir, y no quería que nos retrasásemos mas.

Danny iba a ofrecerse a llevar a Lissey cuando Chester se le adelantó. Y seguramente fue lo mejor, porque lo único que habría conseguido Danny habría sido tartamudear alguna frase inconexa y ponerse colorado como un tomate. Así que casi suspiró de alivio por no tener que hacerse el galante, y esperó a que la comitiva de seis amigos se pusiese en marcha, capitaneada por Jack y la chica que iba de paquete con él en la bici.

PArecía que por fin nos íbamos de allí. Todos cogían sus bicis y esperaban a que Jack guiará nuestro camino. Ninguno dice nada, pero tal vez tratar de conseguir la bici de Lissey era más importante que ir al lugar del asesinato, sobretodo porque seguramente sus padres la regañaran por perder algo tan caro. Pero me callo y agarro de nuevo los hombros de Jack para evitar volver a perder el equilibrio como la vez anterior.

Asentí a Chester y me subí a su bici agarrándome a su espalda. No quería caerme, bastantes magulladuras llevaba ya. Un escalofrío me asaltó. ¿Se enfadaría Phil porque me había hecho daño al caer de la bici? Obviamente no diría nada sobre Vicent... Y bueno, mi bici seguramente estaba algo destrozada, con lo que no debería haber problema apra que me creyese. Además, iría llorando a casa. Sí. Así no habría dudas. Me había caído de la bici y había vuelto a casa llorando... Aunque tal vez los rasguños se veían secos... Le diría que había estado un rato llorando en el parque... Hasta que cogí fuerzas para volver. Sí, tenía que funcionar.

Tras un rato pedaleando, los chicos llegarón al lugar de los hechos. A pesar del interés de Jack por encontrar una sombra dibujada, como los que solían salir en las peliculas, allí no había absolutamente nada. Todo parecía completamente normal y una indolente tira de plástico de "no traspasar, investigación policial" caía en el suelo. La gente que pasaba por allí para comprar o para ir camino al trabajo o a donde quiera que fuesen movia la cabeza cuando pasaba junto a aquela zona, pero no paredcía afectarles en absoluto.

Probablemente, en un futuro las investigaciones durasen más de unas horas, pero en el Derry de finales de los años 50, la vida era mas sencilla. Un niño había sido asesinado, la policia había rastreado la zona recogiendo todo lo que habían encontrado y hasta otra muy buenas. Así eran los gloriosos años del presidente Eisenhower

- Bueno Jack, ¿y ahora qué? -le preguntó una vez que habían llegado al "lugar de los hechos"- Tanto interes por venir y... ¿qué se supone que hacemos ahora?

Echó un vistazo a su alrededor, para intentar adivinar dónde habría ocurrido lo del hermano de Paul, pero la única pista era una tira de las que usa la policía para acordonar una zona, tirada por el suelo.

Realmente sería emocionante encontrar algo que la policía hubiese pasado por alto, como en las películas,... pensó el muchacho. Pero acto seguido, su "yo" más prudente estaba deseando largarse de allí.

Y allí estaban. Y como era normal, no había nada. Parecía que todo había sido estudiado, y que ya habían limpiado aquella zona, lo que Chester agradeció enormemente. 

La pregunta de Danny no podía ser mejor. Le habían dado el capricho a Jack, habían ido al lugar dónde el hermano de Paul había muerto. Pero, evidentemente, el que lo había hecho, o aquello que lo había hecho, no se estaba paseando por allí con un letrero luminoso diciendo que él lo hizo. Chester miró a Jack, esperando una respuesta.