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Casa de Muñecas - HLCN

Noche 0: Llegada a la fantasía

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29/01/2014, 06:20
Narrador

El día del viaje había llegado y la expectativa se sentía en el ambiente. Sueños por cumplir, esperanzas, fantasías. Todo se conjugaba en un tiquete de avión, un pasaporte y una carta de invitación.

Aunque tuvieron que costear el viaje hasta el aeropuerto, las reservas estaban hechas. Sólo debían presentarse antes de la hora pactada y tener todos sus papeles en orden. Todos harían parada en Rumania para tomar un segundo vuelo. Un poco extraño, habiendo vuelos directos a Hungría, aunque al preguntar, la respuesta era que se debía a la forma de viajar que tendrían. La grata sorpresa que les aguardaba era que sería un jet privado el que los llevaría a su destino. No tenía inscripciones de ningún tipo pero al entrar, pudieron sentir el dinero que había a bordo. Un minibar en el avión, donde el encargado repartía bebidas a cada uno, pequeñas pantallas de televisión en cada uno de los asientos, con una extensa lista de películas, pasabocas, café, té, todo tipo de comida para hacer más ameno el vuelo y azafatas siempre atentas de lo que pudieran necesitar.

Dos eran los más jóvenes del grupo y siempre había dos del personal cuidando de ellos. A pesar de no ser tan pequeños, era importante la atención, pues era un vuelo internacional.

El tiempo pasaba rápido entre comida, películas y algunas copas, hasta que llegaron a su destino. La ciudad de Budapest. Fue un vuelo corto, pero disfrutado en su mayoría.

Para sorpresa de todos, el helipuerto estaba en un edificio bastante alto. Por el alto parlante, comienza a sonar la voz del piloto. Por el timbre, parecía ser fumador y un hombre un poco entrado en años.

- Bienvenidos, señores pasajeros. Como pueden ver, aún no llegamos a nuestro destino. Nuestra anfitriona quiso dejarlos en la ciudad por un rato, antes de continuar nuestro camino hacia el hotel. El motivo son las fiestas del vino. Están invitados a pasear por la ciudad y disfrutar de la música - las puertas del avión se abrieron y dos de las azafatas se ubicaron al lado de Alec y Alicia. Debían acompañarlos, incluso en la ciudad.

Antes de salir, un mensaje más suena, diciendo - Son las 4 de la tarde. A las 7 de la noche habrá un autobús esperando por ustedes para llevarlos al museo. Bienvenidos - el altoparlante fue apagado inmediatamente y el servicio indicó que ya podían descender.

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11/03/2014, 20:52
Narrador

Al bajar del avión, pueden observar que es un complejo bastante grande, a orillas del río Danubio, cercano al puente de las cadenas.

Al otro lado, podía verse el castillo de Buda. Una hermosa construcción que, incluso de día, tenía un brillo especial. Tal vez sería por su color o por su natural encanto.

Fueron guiados hacia la primera planta de un edificio de 20 pisos y llegaron a la plaza central. Hasta que el ascensor no se abre, la música de carnaval no había llegado a sus oídos. Se siente la alegría del ambiente, lo festivo del lugar.

Múltiples grupos de bailarines hacían gala de sus talentos, mientras arlequines recorrían el lugar repartiendo máscaras para los asistentes. Muchas personas se encontraban en las casetas, donde había demostraciones de vinos y de comidas típicas de diferentes regiones del mundo. Esta vez, el festival de comida estaba orientado hacia la India, así que la comida era orientada hacia esa tendencia.

Todo era gratuito y destinado al público. Uno de los grandes atractivos que tenía este lugar. El ambiente era festivo y esto hacía comprender el porqué su anfitriona quería que participaran en esta hermosa fiesta.

Sabían que debían llegar al encuentro pero la música en vivo hacía que, rápidamente se contagiaran de la alegría del lugar.

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11/03/2014, 21:13
Esther Grenholm

Llevaba dos días con las maletas preparadas. Y aún así no podía evitar abrirlas y revisarlo todo cada pocas horas. Me sentía nerviosa, casi como una colegiala. Nunca había viajado tan lejos, ni mucho menos tan... Gratis. Había sido una suerte enorme ser seleccionada, y ahora... Ahora sólo podía tirar hacia adelante. Vamos, Esther, respira hondo... Y a la aventura.

Llegué al aeropuerto con varias horas de antelación, sólo por si acaso. Quién sabía qué problema podía haber ya fuera con el pasaporte o con cualquier otra tontería. Y cuando nos hicieron pasar al avión mis ojos se abrieron, brillantes. Aquello era como el inicio de un sueño.

Sin embargo algo comenzó a marchar mal. No tardé en darme cuenta de que había algo que no terminaba de estar bien en esta historia, e hice el principio del viaje intranquila. Probablemente fuera cosa mía, pero conforme pasaba el tiempo no podía quitármelo de la cabeza: unos asientos más adelante había un moro, lo cual probablemente significase que el avión terminaría secuestrado. Todo en él llamaba la atención: su tono de piel, su barba... Y yo no podía evitar mirarlo nerviosa.

- Di-disculpe... - Dije a la azafata torciendo un poco la boca en una de las ocasiones en que pasó por mi lado. - ¿Podría traerme un traguito de whisky? - Le pedí cambiado de idea. Tampoco quería alertarla. Al fin y al cabo si le decían algo probablemente detonase una bomba o algo parecido.

Una vez llegamos a nuestro destino respiré aliviada. Bueno, había conseguido salir viva de lo que podía ser lo más peligroso que había hecho en bastante tiempo. Al escuchar la música y ver a los bailarines una sonrisa se instaló en mi boca: aquello empezaba a mejorar. Me acerqué a la comida con intención de probar un poco. Parecía muy especiado, pero siendo de la India era normal: si nunca habían tenido qué echarle para darle sabor era lógico que lo llenasen de lo que pillaran. Sin embargo no estaba mal del todo.

Una a una fui recorriendo las casetas, deteniéndome en algunas para catar el vino o conversar un poco con las personas que las atendían. Me sentía exultante, rebosante de alegría.

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11/03/2014, 21:28
Andy Reynolds

Digo yo que querrán publicitar este lugar, y que cuando volvamos a nuestros países de origen, lo recomendemos. No es que cueste nada, la verdad. Y viendo lo bien que nos tratan... 

No pudo evitar dejarse llevar por el ritmo de la música, mientras tomaba un poco de comida gratuita que le tendían. Era el hombre mas feliz del mundo, a decir verdad había tenido bastante suerte en haber sido elegido para aquel museo.

Mientras tarareaba, no parecía necesitar pareja o algo parecido. Había estado muy poco animado en el viaje, la verdad es que los aviones le daban un poco de fobia, pero era hora de desquitarse un rato.

-Tara...Rara....Rara...!

No había perdido de vista a sus compañeros de viaje, a decir verdad fue un variopinto elenco de personajes que jamás olvidaría. Había pensado en que el avión iba a chocar y todos iban a morir como en cinco ocasiones... Si, muy agobiante.

Comenta, mientras intenta ver el punto de encuentro, un poco al menos para tenerlo controlado y no ser el único imbécil al que le sonríe la fortuna y luego la tira por la borda como si nada.

Está bien que podamos relajarnos un poco. La verdad es que la tensión que se respiraba en el avión es algo que no recomendaría a nadie... A lo mejor esto lo compensa.

Si... No sería el único gilipollas que se perdería el bus, pero era el único gilipollas que estaba bailando como si la fiesta fuese para él. Y.. ¿Saben qué? No le importaba en absoluto.

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11/03/2014, 22:02
April Smith

Mis expectativas para este viaje eran enormes pero incluso las estaban superando ¡Guau! Todo iba perfecto como en una película de Hollywood, el viaje en el jet privado había sido fantástico: lo tenía todo. La anfitriona si que sabe como preparar las cosas, mareo un poco a las azafatas pidiéndoles una cosa tras otra. Seguramente no vuelva a tener una oportunidad como esta y estoy dispuesta a disfrutar al máximo. Antes de aterrizar me repaso la línea de los ojos y el maquillaje, ¡fantástica! A ver que nos tiene preparado la anfitriona.

Cuando entramos en la fiesta todavía me emociono más, ojalá hubiese podido venir con mi grupo de amigas... seguro que nos lo sabríamos montar muy bien pero había venido con veinticuatro desconocidos y por lo que había visto durante el viaje venían de sitios muy diferentes: europeos creo que la mayoría, aunque no estoy muy segura.

Al entrar en la fiesta un arlequín me ofrece una máscara que acepto con una sonrisa y me pongo inmediatamente, aunque con mi pelo no creo que sirva de nada pienso para mis adentros. Es hora de hacer unas cuantas fotos, saco de mi bandolera mi cámara de fotografía Nikon y disparo unas cuantas fotos allí y allá. Espero tener un bonito álbum de todo esto cuando vuelva al otro lado del Atlántico.

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11/03/2014, 23:04
Kenneth Vernell

Durante el viaje en avión me dedico a mirar por la ventana a ratos con un par de botellas de whisky en mi mesilla. Cuando me canso de lo que veo por fuera me dedico a observar a los demás por curiosidad mientras tomo notas en mi cuaderno de tapa de cuero blando negro. Jugueteo con el bolígrafo, uno de tinta líquida negra, por el nerviosismo de no poder fumar dentro del avión, y mis notas y los dibujos que hago son algo menos cuidados que de costumbre por eso.

Cuando nos dejaron bajar dejo los tres botellines de whisky que he tomado sobre la mesita desplegada y salgo con algo de prisa y mi macuto a la espalda, uno antiguo de guerra de mi padre que he cuidado bastante desde que la heredé. Llevo mi cuaderno en la mano, cerrado con su goma elástica. Con ella agarro el bolígrafo.

Cuando ya estoy fuera, no tardo ni un segundo en sacar mi paquete de Lucky Strike del bolsillo de mis vaqueros y encenderme uno. La primera calada me sabe a gloria y dejo que el humo caliente mis pulmones y relaje mi cuerpo. Cojo el cigarrillo haciendo pinza con mis dos primeros dedos, y mientras aspiro miro con los ojos entornados a mi alrededor, como si esperara algo. Mientras no estoy sorbiendo el humo lo tengo apuntando hacia abajo, sacudiéndolo con frecuencia para que no se acumule la ceniza en la punta. El sabor de humo y alcohol en la lengua me relaja bastante y hace que me anime a pasarme por la feria esa que hay de vino y comida india. Normalmente me habría ido a por cualquier sitio donde dieran cerveza fría y pusieran country, pero no sé si habrá sitios como ese aquí en Budapest. Además, así podría tener localizados a los que venían en el avión conmigo, para enterarme de lo que pueda sobre ellos, y no perderé el bus.

Una vez allí, no paro hasta que encuentro un puesto americano en el que me den una hamburguesa, que no es ni la mitad de buena de lo que son en casa, y unas cuantas Budweiser. Busco un banco donde haya un sitio libre para terminar de comerme la triste imitación de una verdadera hamburguesa de vacuno de Texas, y donde terminar mis notas sobre los tipos raros que también han venido a esto de las «famosas» muñecas.

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12/03/2014, 00:00
Alec Schnieper

No había tenido un buen viaje. Era la primera vez que viajaba sin mis padres y no podía estar más nervioso. La mayoría de la gente era mayor que yo y aquello me cohibía mucho. Además, tener a aquella azafata a mi lado continuamente no ayudaba en absoluto.

Llegué a la fiesta casi sin hablar con nadie, con la cabeza gacha. La música no era de mi estilo, aunque debía admitir que era divertida. Me acerqué a la comida y probé un poco de todo, evitando las cosas que parecían más picantes, aunque sin mucho acierto. Tras unos instantes observando la fiesta desde una esquina me dirigí a la azafata, la cual no me quitaba ojo de encima. Era algo incómodo. ¿Se iría si se lo pedía amablemente?

Perdone, señorita... Esto... No hace falta que se preocupe tanto por mi. Estoy bien, en serio. Sonreí tímidamente a la mujer. Si quiere puede ir a divertirse, yo me quedaré por aquí charlando con alguien.

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12/03/2014, 00:18
Lisseth Lefebvre

Lisseth se llevó la copa a la boca y saboreó el vino. 

Bueno... No está mal... Parecido a los que tenemos en casa.

Se sentó en un banco cerca de una caseta donde servían un vino suave. Tras tantas horas de vuelo no le apetecía degustar ningún tipo de comida, a pesar de lo apetitosa que se veía. Estaba cansada del viaje y lo único que quería era llegar al hotel y pegarse una buena ducha. Estaba acostumbrada a viajar, pues casi todos los meses acompañaba a su madre a cualquier parte del mundo a comprarse caprichos. Le gustaba viajar, pero no de está forma, estaba ansiosa por llegar a su destino, y el que la metieran en una fiesta sin consultarselo no le hizo demasiada gracia.

Espero que valgan la pena estas muñecas...

Sigue bebiendo el vino, observando en silencio a la gente bailar en el centro de la plaza.

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12/03/2014, 00:25
Hikari Ayase

La ansiedad y los nervios, que me atenazaban desde que dejé mi casa, seguían agobiándome hasta el punto de no dejarme respirar con normalidad. Miré alrededor a los compañeros que viajaban conmigo intentando distraerme mientras inspiraba y expiraba para controlar mi pulso, tal y como me revolvía en mi asiento iban a pensar que estaba loca.

El vuelo privado no era una novedad para mí, lamentablemente lo que hubiera sido una novedad habría sido un vuelo comercial. No podía parar de mirar por la ventanilla segura de que me encontrarían, sería imposible estar tranquila hasta que no estuviéramos en el aire. Cuando el avión levantó el vuelo, una alegría indescriptible me inundó. Recordé cómo había abandonado la casa familiar, antes de las primeras luces del día, y cómo les había dado esquinazo, probablemente mis padres estarían volviéndose locos en ese preciso instante. Sólo esperaba que encontraran la nota que dejé en mi cuarto y que lo entendieran, al fin y al cabo era mayor de edad y podía tomar mis propias decisiones.

Disfruté del vuelo y aún más de la llegada a Budapest, desde la ventanilla podía ver parte de la ciudad antigua y era hermosa. Por primera vez en mi vida me sentía libre, sin secretaria, seguridad o managers y, dado que no había muchos orientales, probablemente nadie conocería a mis padres, lo que era una bendición.

Cuando supe que íbamos a hacer una pequeña escala antes de ir al hotel, casi salté de emoción  en mi asiento, me sentía como una niña con un juguete nuevo. ¡Una fiesta! Pensé entusiasmada, iba a ser mi primera fiesta y me propuse disfrutarla al máximo. Cogí mi bolso y seguí a los demás hasta la calle, al llegar a la plaza me vi rodeaba de tal alboroto que me sentí un poco cohibida, era muy diferente a Japón. Tras unos minutos observando desde un rincón, la música, la gente, el baile, los olores… todo me contagió y, cuando quise darme cuenta estaba bailando al ritmo de la fiesta.

Observé a los demás unos segundos, dudando de si acercarme a alguien o no, al fin y al cabo íbamos a estar juntos varios días, pero no parecía que nadie se decidiera a hablar y me eché para atrás. Miré el reloj para asegurarme de no llegar tarde, me armé de valor y ajustándome el bolso me dirigí al centro de la plaza.

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12/03/2014, 02:38
Noor ud-Din

Le había costado volver a viajar ligero. Aprendió a hacerlo en su época de estudiante, cuando consiguió apartarse de sus obligaciones para con su familia, y lo había olvidado tras volver a Kuwait para hacerse cargo del negocio que la muerte de su padre había dejado huérfano. Desde entonces había hecho uso de su propio jet para reuniones importantes y actos a los que no podía faltar.

Surcó los aires hasta Hungría en el Adila III y allí esperó a coger el vuelo que tenía impreso en la tarjeta de embarque.

Volar con desconocidos le devolvió a tiempos mejores. Aunque la mujer rubia no parara de quitarle el ojo de encima y su nerviosismo fuera aparente, Noor no pudo evitar dedicarle su mejor sonrisa profident. Espero que no planee secuestrar el avión, pensó.

¿Fiestas del vino?, se preguntó cuando el ascensor se abrió a aquel espectáculo. Música, olores y bullicio. Aunque sabía que no podría disfrutar de todo aquello al máximo, decidió tratar de pasárselo bien.

Las bebidas alcohólicas eran haram y el vino no era una excepción. No seguía el fiqh a rajatabla, pero la mayoría de sus fatwa tenían un atractivo que hacía que Noor quisiera mantenerse saludable.

Buscó recetas específicas en aquel vergel culinario y sació su apetito mientras se fijaba en aquellos que le habían acompañado en el vuelo y ahora andaban diseminados por aquella fiesta.

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12/03/2014, 03:39
Reuel Rowling

Sentado en esa silla del avión no pensaba sino en qué cosas se podría encontrar en aquel lugar, que siniestro sonaba la idea de estar en ese museo,¡qué cosas en las que se metía este hombre!, viendo una de sus películas favoritas encontrada en la gran lista que tenía a su alcance, estuvo durante el vuelo, tomando un poco de vino porque, la verdad, a pesar de todo lo que había vivido, el estar en un avión no le gustaba demasiado, siempre solía pensar en algún accidente, al parecer veía demasiada televisión.
Al escuchar el mensaje del piloto al llegar a este extraño lugar festivo no pudo evitar pensar en qué diablos se tría entre manos esta mujer, era obvio y lógico que quería que vieran algo en ese lugar, aunque era imposible no contagiarse con la música, no evitaba que su mente estuviera siempre en esa libreta que llevaba consigo a todas partes, ya tenía las primeras líneas de sus informes en la cabeza, había comenzado esta faena.
¡ay Dios! qué querrá de nosotros esta mujer...
Miró a su alrededor, ¡qué alegría la que se respiraba y vivía en aquel lugar, comidas, bailes, bebidas, gente alegre, era algo bueno, lo cogían, lo arrastraban para bailar las señoras robustas, con sus mejillas coloradas rebosantes de alegría, no pudo evitar ponerse a tomar un poco, el catar vinos era unos de sus hobbies y no podía desperdiciar la oportunidad de tener cientos de ellos cerca de su boca, el resto de los que viajaban con él se desaparecieron de su vista, no veía a casi ninguno, un chico rubio un poco de timidez caminaba algo cerca, una chica de cabello rubio se alejaba muy alegremente comiendo varias cosas, y él no sería el único, tomó muffins, dulces, vino, lo que más le parecía apetitoso y se lo llevaba a la boca, siempre pendiente del reloj, no podía permitirse el lujo de perder el tal bus
Pero, ¿qué pretendía ella con llevarlos en un bus hacia el museo?, todo, TODO, tenía una razón en la vida, ella misma se lo había enseñado desde su niñez, llegaría al meollo de todos sus pequeños detalles, aunque ella sabía llegarle a la gente con sus fiestecitas en los pueblos, él también sabía cómo llegar al centro de todo, y lo haría, por su nombre que escribiría un artículo con esto.
No queriendo pensar más en ello, se dedicó a bailar y comer y beber un poco, que buen episodio para comenzar esta aventura, que una fiesta en un pueblo alegre, quizás ¿el último?

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12/03/2014, 04:02
Azafata de Alec

La azafata que acompañaba al joven rubio trataba de permanecer a su lado, mientras él visitaba todos los lugares. Escucha sus palabras y sin quitar aquella sonrisa de su rostro, le dice - Siempre y cuando te encuentres conmigo a la hora, no tendré ningún problema en dejar que disfrutes de la fiesta - su sonrisa parecía la de una muñeca, estática y poco auténtica.

Hace una reverencia y dice - Disfruta la fiesta - le guiña un ojo y se dirige a la entrada del edificio de donde salieron, para unirse a su personal.

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12/03/2014, 05:31
Efraín Orlando Quiroz Salas

Efraín ha logrado disfrutar todo su viaje, siempre relajado desde que salió de su casa como si viajar en avión fuese cosa de todos los días, aunque realmente solo había viajado una vez cuando era niño... Bueno, dos veces si cuenta el viaje de vuelta.

Pero cuando vio que hacían escala para abordar un Jet privado, no pudo ocultar la emoción! Eso si que le parecía algo genial, y fue de los primeros en abordar el tren y aprovecharse de los lujos que ello implicaba, por lo que pidió whisky para tomar mientras se relajaba comodamente al reclinar los asientos del avión.

Cuando llegaron y se entera que habría una fiesta con música y bailes se le fue un tanto la emoción ya que no era muy bueno bailando, además que le daba algo de pena. Pero de igual forma se puso la máscara y se fue tratando de esquivar a las personas bailando hasta donde estaba la comida y los vinos -Genial! Esta cata de vinos me recuerda cuando hice mi proyecto de ciencias para realizar vino artesanal y todos los profesores querían probar lo que habíamos preparado- dijo frotando sus manos cual niño emocionado y agarrando bocadillos camino a probar vinos.

Justo antes de llegar donde los vinos, recordó que debía estar a una hora específica en el bus -A qué hora dijeron que debía estar en el bus? rayos... mejor ubico a algunos de los que viajaron conmigo, cuando vea que se dirijan al bus, los seguiré, no quiero ser el único que se quede aquí perdido- Entonces Efraín se dispone a disfrutar los vinos y la comida gratis -Ya han comenzado mis vacaciones- pensó mientras masticaba algún bocadillo extraño que estaba bastante condimentado pero delicioso.

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12/03/2014, 08:12
Benén Tinelli (Ben)

Ben se presenta serio, traje y corbata, maleta en mano con unas cuantas mudas, y una pequeña bandolera donde portaba su tabaco de liar entre otras cosas, por fin dejaría de lado su rutinaria vida pegándose unas merecidas vacaciones, y que coño... ¡gratis! Por primera vez en muchos años podría despejar de un trabajo que soportaba tan bien que le tenia contradictoriamente quemado, trabajo al había estado ligado desde muy joven, unas buenos días consecutivos de descanso le venían como anillo al dedo.

No tarda en juntarse con una serie de personas, de dispares nacionalidades, y que visto lo visto serian sus compañeros de viaje, saluda al llegar - valla, somos bastantes...- piensa - habrá salido alguien mas desde Italia? - se pregunta.

Ben se queda boquiabierto con el Jet privado, sin palabras, todo deluxe, al entrar va pasando la mano por aquellos terciopelados asientos contento por haber sido elegido para esta pequeña aventurilla, sonríe de medio lado y se sienta en uno de los asientos libres que había por el medio, relajado, sin llamar mucho la
atención... va viendo como los demás van ocupando asientos, se fija en la joven de pelo azul, difícil no fijarse en ese llamativo pelo, también en un tipo con libretita y cara de morder limones, hay unos cuantos hombres entrados en edad, un par de orientales, un aparente ruso y mucha juventud... y así, va fijando sutilmente su mirada en todos los pasajeros, aunque clavando de forma cantosa su pequeña observación en la
chica rubia de ojos azules, abrumadoramente grandes (tras levantar sus gafas para fijarse) - madre mia... - dice sonriente, mientras con cara de chiste se incorpora en su asiento para pasar un buen y cómodo viaje, hasta escuchar la voz del piloto, donde tras abrir un ojo... se da cuenta de que están informando de que ya habían llegado,o al menos, casi.

Ben se vio sorprendido por una bonito paisaje, distinto, en el que les esperaba una variopinta festividad, una música distinta, muy distinta a la que estaba acostumbrado junto a un extrambotico abanico de comida, todo en base a muestras gratuitas... imaginaba Ben, que estuvo dando paseitos, aprovechando la ocasion para fumar y observando detalladamente, primero desde lejos, todo lo que se cruzaba ante sus ojos... costumbres de trabajo, pero notablemente despreocupado y haciendolo notar en la cata de algun que otro vino, sin perderse mucho del grupo y sin importarle un nardo la hora que pudiera ser. Era un tipo atento y no seria el quien perdiera el autobús. Estaba tranquilo, mas que suficiente para seguir estandolo. En su opinión, esto había sido una entrada magnifica.

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12/03/2014, 08:51
Alicia Moreu

Era la primera vez que viajaba sola y la emoción y el miedo la inundaba,al llegar a el aeropuerto su corazón latía mas fuerte que nunca y la cosa no mejoro cuando vio a la gente que la iba a acompañar en el viaje. Se sentó en el sitio que le asigno una amable aunque fría azafata a la que habían asignado para cuidarla -¿Cuidarme? no soy una cría-pensó un poco molesta,se resigno y simplemente se quedo mirando absorta al variopinto grupo que estaba en el avión.

-Que curioso-pensó,siempre había pensado que a los hombres lo que menos les llamaba eran las muñecas y al que les gustaba es por que bueno no era tan hombre,o por lo menos eso decía su padre,sin embargo allí había muchos hombres,incluso mas que mujeres y solo uno parecía minimamente afeminado.Se enrrebeso en sus pensamientos hasta que por el cansancio se quedo dormida,la azafata encargada de ella la despertó al llegar,al bajar del avión desde los altavoces les dieron instrucciones y el grupo siguió su marcha,al llegar a su destino el grupo se disipo.

Había demasiada gente y ruido,se estaba agobiando,nunca se había sentido demasiado bien entre la multitud,se pego a la azafata como una niña pequeña lo hace a las faldas de su madre,esto no le gustaba,ella había venido por las muñecas,las tranquilas y silenciosas muñecas

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12/03/2014, 10:53
Ian Kovaliov

La expectación por el viaje era nula para Ian, para él no era más que un mero trámite para llegar al lugar donde les llevaban. Mucha parafernalia… Demasiada… Pensaba para si cuando veía el derroche que la anfitriona había hecho al organizar todo aquello. Entró en el avión y mientras llegaba al asiento que le había sido otorgado, no dejó de mirar a los ojos de los hombres y mujeres que serían sus compañeros durante aquel viaje. Al llegar a su sitio, se sentó y permaneció en silencio.

Ian ya estaba trabajando. Observó como la mujer rubia (Esther Grenholm) pedía la copa de whisky, como su nerviosismo afloraba cada vez más mientras se encontraban en vuelo. También podía notar la emoción en los ojos de otra muchacha de pelo azul (April Smith)… Críos… Seguro que no traerán más que problemas… Pensó para sí mientras fijaba su mirada en ella y en los otros dos niños (Alec Schnieper y Alicia Moreau). El avión estaba lleno de gente que podía llamar su atención, el nerviosismo de un hombre por no poder fumar (Kenneth Vernell), un hombre trajeado y con pinta de haber salido de una película de mafiosos (Benén Tinelli), ningún detalle se escapaba a los ojos del ruso, incluso cuando la mujer oriental (Hikari Ayase) se revolvía en su asiento, ahí estaba la atenta mirada de Ian.

El cambio de planes por parte de su anfitriona lo cogió un poco de improviso. No esperaba que los mandaran a una fiesta, aunque no puso ninguna objeción, al fin y al cabo, ella mandaba. Entró en el salón donde estaba la fiesta tras tomas una de las máscaras y se dirigió a las mesas para probar uno de esos vinos de los que había oído hablar. Curioso comienzo  plantear nuestra querida anfitriona, esto cada vez ganar más puntos… si señor… - comentó para sí mismo en un mal hablado inglés. Acostumbraba a hablarse en bajito a sí mismo, era su forma de pensar.

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12/03/2014, 13:19
Keelin O’Connor

Para Keelin el viaje en el avión hacia Rumanía había sido rutinario. Estaba acostumbrada a viajar, aunque era la primera vez que iba tan lejos por ocio. Por lo general no veía apenas las ciudades que visitaba, tan sólo el hotel y las localizaciones, eso en el caso de que la sesión no fuese en un estudio cerrado. Hacían la sesión y de vuelta otra vez. Gracias a su trabajo había estado en multitud de lugares diferentes, pero siempre de paso y a la carrera. Al fin y al cabo, había un timing que seguir.

Era también la primera vez que no había nadie de la agencia viajando con ella o esperándola al llegar. Eso era un alivio y una responsabilidad al mismo tiempo. Ahora mismo era ella la única responsable de su imagen. Y era su imagen lo que vendía. Vestida con un conjunto elegido con cuidado pese a su apariencia cómoda e informal, Keelin llevaba unos vaqueros gris lavado y una camiseta verde oscuro de manga larga, especialmente elegida para hacer juego con sus ojos. Encima un abrigo gris, más oscuro que los vaqueros, pensado para quedar bien con cualquiera que fuese el estilismo escogido. 

Cuando subió al jet privado sonrió, cómoda con los lujos que la rodeaban. - Así es como deben viajar siempre las tops. - Pensó ilusionada. En cierta forma este viaje era un primer paso. Quizá de aquí saltaría a la fama, quién sabe. 

Miró a su alrededor, echando un vistazo al resto de pasajeros. ¿Cuántos serían periodistas? ¿Habría algún fotógrafo famoso? Keelin llevaba el bolso lleno de las tarjetas de visita con su nombre que le había proporcionado la agencia y algunos composites, por si acaso. Al fin y al cabo el viaje no era solo por ocio, se recordaba a sí misma a cada momento. También había ido a venderse a sí misma y no tenía que olvidarlo. La mayoría de sus acompañantes parecían nerviosos por estar en un avión, así que no quiso molestarlos. Tenía ganas de hablar y empezar a conocer a los que serían sus compañeros en este viaje, pero ya sabía de sobra que había gente que se ponía muy sensible al volar. Así que se puso los cascos de su ipod y se dedicó a ojear tranquilamente algunas revistas de moda. 

Al llegar y ver la fiesta sus ojos se iluminaron. Era un gran recibimiento y por una vez no tenía que preocuparse por madrugar al día siguiente, o por no engordar ni un gramo antes de la sesión. ¡No había sesión! Era prácticamente como estar de vacaciones. Y con todo pagado. Tenía ganas de ver el museo y buscar la muñeca para la que había modelado, pero todo tendría su momento y ahora por lo que parecía era hora de divertirse. 

Agradeció a uno de los arlequines la máscara cuando se la tendió y se la puso enseguida. Después sacó su smartphone para hacerse un selfie con la plaza donde tenía lugar la fiesta de fondo y lo subió a twitter etiquetando la cuenta de la agencia. Lo primero era lo primero y una vez resuelto este asunto podía empezar a divertirse sin preocuparse.

Empezó a pasear por los distintos puestos, hablando por gestos con las personas que las atendían. La sonrisa no se borraba de su rostro y pronto estuvo charlando y riendo animosamente con todo el que se prestaba a ello.

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12/03/2014, 14:03
Louis Nicolás de Poitiers

Sin duda alguna la organización sabía cómo satisfacer a sus invitados, y yo pensaba agradecer todo ese esfuerzo pasándomelo en grande en aquella aventura que estábamos a punto de comenzar. No era ni mucho menos la primera vez que mi hermano y yo realizábamos un viaje de aquellas características, pero por una vez era de agradecer que no tuviésemos que estar dando instrucciones de todo lo que ocurría ante nosotros así que pude fijarme mucho más en la gente que nos rodeaba intentando evaluar quienes serían adecuados compañeros de juegos.

Una vez en el jet privado observo divertido las reacciones de algunos de los que allí se encontraban, para mi volar era tan rutinario como comer o ducharme pero siempre me pareció un placer irrenunciable disfrutar del miedo que podía inspirar en otras personas, aunque en esta ocasión decidí no alimentarlo más asustándoles. Ya había podido analizar a varios de los otros pasajeros y dos me llamaron especialmente la atención, la chica pelirroja y especialmente la del pelo azul. Tendría que ver qué lográbamos de ellas y así se lo hice saber a mi hermano con una mirada.

Cuando llegamos al edificio y nos ofrecieron máscaras la acepté gustoso, me encantaba ese tipo de detalles y me sugerían que lo íbamos a pasar muy en grande.

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12/03/2014, 14:59
Henri Gérard de Poitiers

En mi cara se refleja una esbozante sonrisa causada por estar gozando de la comodidad que nos está proporcionando nuestra querida anfitriona; primero el avión y ahora el jet privado, no está mal. Sin duda alguna es como estar en casa. Me acomodo en mi asiento y observo a los demás pasajeros que comparten esta gran experiencia junto a nosotros y la verdad es que a cada cual más interesante. Sólo me bastó la mirada de mi hermano para saber que ya alguno de ellos había captado su atención y eso me hizo torcer mi sonrisa pícara. 

Después de estar todo el viaje disfrutando de una película y alguna que otra bebida nos toca bajarnos. Desde luego me estaba encantando el viaje, ¿qué otras sorpresas nos deparará? Una vez dentro del edificio y con la máscara puesta me acerco a mi hermano posándole mi mano izquierda en su hombro derecho. 

- Vamos a pasarlo muy bien.Le digo cerca del oído acompañándolo con una sonrisa y alejándome de él para catar alguno de las deliciosas comidas y vinos que ofrecen cada caseta.

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12/03/2014, 15:59
Andy Reynolds

Vió que todos tomaban máscaras: Él no. A la mierda. Daba igual que lo reconocieran: Total, no tenía pensado volver a pisar la ciudad... 

-¡Un chupito vendría bien, preciosa!

Le comentó a una de las muchachas que portaban una bandeja metálica, conforme tomaba un vaso, bebía su contenido de un trago, y disimulaba una cara de repelencia ante lo fuerte que estaba aquel whisky.

-Uf... Vale, con este creo que ya voy bien.

Dejó el vaso en la bandeja y siguió bailando, mientras observaba a su alrededor. La peliazul llamaba mucho la atención, para bien. El resto daba un poco de miedo.

Daba igual. Todo daba igual. Después del maldito viaje infernal necesitaba un poco de aquello.