Partida Rol por web

El claymore de Kumiko paso casi rozando el cuerpo del yoma, pero este se movió lo suficientemente rapido para esquivarlo.

Acto seguido, el yoma se mueve rapido para forcejear con Kumiko e intenta hacerle una presa, sus brazos tienen una fuerza sobrehumana, y aprisionan los de la claymore dejando el uso del mandoble como una opción a descartar.

Rapidamente intento esquivar al presa que me hace el yoma, por suerte escapo de sus garras y rapidamente contraataco a su presa con mi espada claymore.

Aun con el espectacular despliegue de poder de Kumiko, su destreza en combate estaba lejos de la del yoma, quiza por la inexperiencia, un problema muy comun en las primeras misiones.

El yoma esquiva el ataque de Kumiko y ataca de nuevo ferozmente con sus garras, quizá demasiado ferozmente, descuidando el aspecto tecnico.

 El poder que estaba desplegando era asombroso, pero mi velocidad me supera y esquivo su ataque, por lo que ahora es mi turno.

 Mi poder estaba rebosante, tampoco queria escederme pues sabia los limites, y no queria esperimentarlos segun mi estado.

 Sin mas ataco al yoma nuevamente con la intencion de herirle de una vez por todas.

El despliegue de poder de Kumiko a pesar de ser impresionante asi como su autocontrol, no termina de dar sus frutos, su claymore llega a rozar, pero no a cortar el hombro del yoma, y este a su vez encuentra grandes dificultades para llegar a alcanzar a la joven.

No se si Kumiko se podria controlar durante mucho tiempo mas, pero su consciencia peligraba y su poder menguaba, tenia que acabar por todas con aquel yoma, o algo malo ocurriria, algo que la organizacion no toleraria, ni ella misma soportaria, pues es contra lo que juro luchar.

Le intento asestar un golpe al monstruo.

Ambos contendientes parecen habilidosos para la esquiva, pero completamente inutiles en el ataque, y el tiempo corre en contra de la joven claymore... muy en contra. Y esto es algo que el yoma sabe, el cansancio no haría mella en él, pero ya lo estaba haciendo en Kumiko.

 Mis reservas se agonta, no creo que pueda aguantar por mucho mas tiempo este ritmo, o acabo rapido con mi oponente, o estare perdida, que deshonra, que fracaso, nada podra consolarme en la otra vida, si nisiquiera puedo acabar con un simple yoma siendo mas debil que yo.

Intento una ultima esquiva y ataque a la desesperada intentando definitivamente acabar con la vida de mi contrincante lanzando un fuerte espadazo contra su cuello para seccionarlo de una vez por todas.

Puede ser que mi camino para lograr mi objetivo se me haya complicado mas de la cuenta, pero debo sobreponerme a lo que venga, aunque quizas mi conciencia no pueda aguantar al monstruo que llevo dentro y termine por matarme.

Contra todo pronostico, a pesar de la dudosa trayectoria y firmeza del claymore de Kumiko, quizá una tracionera piedra en el terreno, o simplemente exceso de confienza del yoma, su cabeza salta por el aire a varios metros de la escena, un corte limpio, perfecto, como si el mismo Dios hubiese intervenido para que el arrogante yoma no se moviese del sitio al ver venir la espada directa a su cuello.

Quizá pudiesen ser achacados algunos errores por parte de la joven Kumiko, pero el tremendo error del yoma le había costado literalmente ... la cabeza.

El cuerpo cae inerte en el suelo y se hace un inesperado y repentino silencio, si alguien hubiese visto la expresión del rostro del yoma mientras su cabeza volaba por el aire, hubiese reconocido la mas pura esencia de la sorpresa.

 Veo salir volando la cabeza del monstruo, ¿al fin, habia logrado acabar con mi enemigo o seria el poder de mi mente la que estaba confundiendome?. Parecia que final mente si, habia acabado con aquel yoma, de la peor manera que yo hubiera imaginado, pero al fin y al cabo, habia completado la mision que se me habia encomendado.

Mis rodillas golpean contra el suelo fuertemente, mi cuerpo se relaja, practicamente no queda rastro de las venas inchadas por mi cara, todo vuelve a la normalidad, mi poder se han esfumado, al limite de sobrepasarlo. Esto seria una gran lección de humildad para mi, pues bien dicen que no hay enemigo pequeño, y lo he comprobado en mis propias carnes.

De mi rostro se desprenden unas lagrimas, el combate habia sido tenso, no tanto para el yoma como par mi, soy una novata, y aun he de aprender mucho, no porque pertenezca a la organización quiere decir que soy buena guerrera. Las lagrimas son de felicidad y de tristeza. De felicidad pues mi camino se volvia a abrir, tristeza porque me vi totalmente impotente ante el adversario en el combate, su tecnica era impecable, pero los despistes nos pueden jugar malas pasadas. Esta vez la afortunada fui yo, la proxima vez si no cambio, quizas esa cabeza pueda ser la mia.

Agarrandome a mi espada, me levanto. La sacudo y la enfundo en mi espalda, debia descansar, pues en este estado seria presa facil para cualquier yoma que ronde por la zona. Quizas tengan sitio en la posada de Sarca.

Sin mas vuelvo a la ciudad y voy a la posada, a por mi descanso. Para algunos injusto, pues otros en mi lugar lo hubieran acabado antes y sin gran esfuerzo, pero para mi era merecido y muy necesario.

De camino a la aldea, miro al cielo y pienso para mi.

 "Gracias papa, sin tu ayuda no habria logrado acabar con estas bestias inmundas, nos veremos pronto."

Al cercenar su cabeza, no solo has acabado con su vida, sino que en cierto modo tu percepción y habilidad para percivir el yoki te advierte de algo, o mejor dicho, deja de advertirte de algo, quizá no lo notases hasta ahora, pero la presencia del yoma de alguna forma o de otra advierte a tu cuerpo, posiblemente de forma mas fiable que otras guerreras, y esta sensación desaparece por completo cuando el corazón del yoma deja de latir lo que te ayudará en un futuro a reconocer mejor a tu enemigo y sobretodo a percivir su infecta presencia.

No os habeis alejado demasiado de Sarca, a tu regreso ves gente en la calle, todos confundidos se preguntan unos a otros por el hombre que perseguías, y tambien por ti y por lo que pudiera haber sucedido, tu llegada aclaró todas las dudas. Saben que si tu estas viva, el yoma ha muerto. Sus reacciones fueron de sorpresa y aunque dudaban si celebrar tan pronto, uno de ellos se acerco a ti con una bolsa bien atada.

-Gracias, muchas gracias por eliminar al yoma, ahora podremos descansar tranquilos, tenga, este es el pago por vuestra ayuda.

No tardó en formarse un corro a tu alrededor, a una distancia mas que prudente claro está, todos te miran espectantes. Puedes notar cierto temblor en los brazos del hombre que sostiene la bolsa con el pago.

 Todas las personas que alli se agolpaban parecian estar atemorizadas, en parte por el yoma, y quizas en parte por mi, pues seguramente todos sepan que las guerreras que luchamos contra los yomas, somos mitad yoma y mitad humana. Pero en mi caso no debian preocuparse, al menos no era mi momento de transformarme en un katsesa y esperaba nunca tener que hacerlo.

 -"Un hombre de negro vendra una vez que marche yo de esta ciudad, entreguenle la reconpensa a él."

 En mi cara se dislumbra una sonrisa, habia salvado a aquella gente de el yoma, de momento nada mas amenazaria la vida de estas pobres gentes. Aunque.... no comprendo como despues de las perdinas humanas, y las perdidas materiales de las casas de estos ciudadanos, la organización les pedia esta gran suma, que no eran casi capaces de pagarla... pero bueno, mi trabajo es el de matar yomas, no el de saber porque les cobraban aquellas cantidades, aunque imagino que nuestras transformaciones sean costosas, con lo que necesitan siempre dinero para afrontarlas.

 -"No se preocupen, ya no hay miedo que temer, pues no hay ningun yoma por los alrededores. Ahora bien, si fueran tan amables de indicarme donde esta la posada de la ciudad, se lo agradeceria, necesito un descanso antes de partir."

 Todos los presentes guardaban una distancia de precaución conmigo, no debian de temerme, pues yo no les haria nada, aunque en parte les puedo comprender, nunca se fiaran de nosotras por muy humanas que seamos, pues no dejamos de tener dentro de nosotras parte de un yoma, y eso a ellos les aterrara siempre.

El hombre dudo y todos se miraron unos a otros.

-Bueno ... verá ... esque es un pueblo pequeño, no suelen venir muchos forasteros por aqui, quizá por eso el yoma decidió quedarse, no disponemos de una posada, lo siento.

Si Kumiko mira a su alrededor descubrirá que en efecto se trata de una aldea demasiado pequeña para que merezca la pena un negocio de esas caracteristicas. Parece que nuevamente tendría que dormir a la intemperie.

Ya está atardeciendo y la gente comienza a meterse en sus casas.

 En verdad este lugar era demasiado pequeño para que alguien montara una posada, el pueblo apenas contaba con unas cientos de personas, y por lo que mis ojos veian, parecian ser un pueblo de agricultores, sus manos con yagas, delataban su ardua tarea en el campo, esta gente trabaja duramente haga el tiempo que haga, y se encuentren como se encuentre.

 -"Entonces, espero que les haya ayudado."

 Tampoco queria incomodarles mas, ellos odian a los yomas, y como bien saben, las claymore somos mitad humanas pero mitad yomas, seguramente nos tengan mas miedo que a los propios yomas, sabiendo como son algunos humanos, si sumas el poder de un yoma, puede salir un monstruo mas fuerte y sabio que un yoma normal y corriente. Me doy media vuelta y me encamino a descansar en algun lugar apacible de esta pequeña región.

 Al poco de salir del pueblo, pude dislumbrar un pequeño bosque, era el lugar idoneo,  en aquella inmensa esplanada que rodeaba al pueblo, me seria imposible descansar sabiendo que podria ser un blanco facil para cualquier bandido que me intentara asaltar, quizas los pequeños arboles que forman aquel frondoso lugar me protegieran como una madre protege a un niño recien nacido. Buscando por el pequeño bosque encuentro un claro de luna, este seria el lugar perfecto para hacer una hoguera y descansar hasta el dia siguiente. Desenfundo el claymore y con el corto unos cuantos arbustos para hacer la hoguera. Tambien tenia que comer algo, a si que busco unas frutas o un pequeño animal para saciar el hambre que tengo, es muy escaso, pero lo necesito saciar para ayudar a mi cuerpo a sanar las heridas del combate con el yoma. Una vez preparo el fuego y como un poco de las frutas que habia encontrado, me recuesto en un pequeño arbol, dejando a mano el claymore. Me despojo de mi armadura, no se puede descansar con algo tan pesado y que hace tanto ruido al moverte, aparte de que es incomodo te lo puedes clavar en la espalda y tras una noche descansando al dia siguiente puedes tener esa zona incomoda.

 Cierro los ojos, todo parece como cuando estaba en casa, mi madre preparando la cena, yo ayudandola con la cena y mientras poniendo la mesa, para que cuando mi padre llegara cenar todos juntos. Mi hermano siempre me hacia rabiar mientras cenabamos, y mi padre aunque era recto, le dejaba hacer, ya que de este modo se evadia de los verdaderos problemas del pueblo. Todo era perfecto, la comida, las risas, el cariño, el fuego, el amor....

 Al fin podia descansar desde aquel dia maldito en mi vida, ya era hora de que mi cuerpo rellenara la energia que poco a poco habia ido perdiendo tras el transcurso de los dias, y tras la batalla librada a media tarde.

Todo un gran exito al principio del camino, la numero 34 no solo había sobrevivido a su primera misión, sino que la había completado sin mas incidentes y en un plazo mas que razonable, ¿sera esta quizá una joven promesa? Espero que si, las claymore con su personalidad escasean.

Camino hacia la pequeña hogera, dejandome ver, está dormida, hace bien, si aprende desde ahora la importancia de alimentarse y descansar eso le traerá menos problemas en el futuro. Si no me equivoco la numero 45 debe de estar ya en camino, veamos que tal se desembuelve con una compañia como ella.

Me subo una pequeña roca al otro lado de la hogera y hablo con intención de despertarla.

-Despierta, bella durmiente....

Espero que se despierte y se reincorpore. Vaya por lo visto el combate fue mas duro de lo que me esperaba en un principio, el agujero en su traje y la cicatriz en su vientre muestran una herida bastante grave.

- Veo que tu primer combate no ha sido precisamente facil, pero estas viva, eso quiere decir que tienes potencial para seguir.

Le lanzo ropas limpias y nuevas para que se cambie mientras me acerco a ver de cerca su herida.

-Bien, dejala como está y no tendras problemas, pero recuerda que incluso si vosotras sois heridas en zonas vitales morireis.

Doy la vuelta y camino a la roca de nuevo para observarla desde ahi, como padre que observa orgulloso a su hija.

 Mis sentidos despiertan y veo a Rubel lanzandome las nuevas ropas para el dia siguiente, me seria necesarias, pues en tu trabajo siempre tienes que dar la mejor imagen posible.

 Parecia como mi padre, se preocupaba por mi, aunque debia hacer eso contodas, el era uno de los mandatarios de la organización y el intermediario de los grandes jefes de esta. De todos modos, se agradecia que alquien en estos tiempos fuera amable con una mujer, pues estabamos consideradas peores que los hombres, y gracias a gente como esta esos lazos se rompian, aun siendo sus marionetas.

 -"El combate fue duro, pero la proxima vez no ocurrira lo que ocurrio esta, no volvere a infravalorar a mis oponentes, no siendo una de las nuevas de la organización."

 Veo como Rubel mira la cicatriz de mi estomago, fue un golpe duro, influyo en el transcurso del combate, y el me dio un gran consejo, pues aunque seamos lo poderosas que seamos seguimos siendo humanas y por ser humanos nuestra fragilidad es la de ellos, por lo que no podemos olvidarnos de nuestro cuerpo, ya que es nuestra arma y a la vez nuestro objeto mas preciado y mas fragil.

 -"¿Cual sera mi siguiente pobjetivo?.

 Estab a espectante, pues queria ayudar a todas aquellas personas que sufren por culpa de estos crueles monstruos. No queria que la gente derramara lagrimas de dolor mientras estos monstruos les devoraban sus instentinos, es inhumano.

Camino por el bosque, en la dirección a la que se me había ordenado desplazarme, a la espera de recibir nuevas ordenes. Había caminado durante ya varios días pero al fin llegaba al lugar necesario, cuando percibo la luz de una hoguera más alante, entre los arboles.

Me acerco cautelosa, hasta percibir aquellas dos figuras y me dispongo a hablar:

-Soy Genova, rango 45 de la organización.

Rubel.

Tengo ordenedes de la organización de venir hasta esta zona, y reunirme contigo para indicarme mis nuevos objetivos.

Por fin ha llegado, la verdad es que la numero 45 no es una creación de la que podamos estar demasiado orgullosos, una claymore prometedora que la fastidio en su primera misión, perdimos a otras tres guerreras en aquella ocasión, veo que los sabios han decidido darle otra oportunidad.

-¡Ah! Genova, hacia ya mucho tiempo...

Sonrio y la saludo haciendo un gesto con el sombrero, justo a tiempo.

-Kumiko, en tu siguiente encargo iras con la numero 45, tomalo como un refuerzo extra, tus habilidades son prometedoras.

Miro a la numero 45 intentando no hundirla mas de lo que ya lo está. Aunque eso será dificil.

-Genova, ayudaras a la numero 34 en la siguiente pueblo no muy lejos de aqui, es una buena oportunidad para guerreras "fracasadas" como tu para demostrar que todo ha sido.... una mala racha. Almenos recuerda que en vuetro pequeño grupo ella es la de menos rango asi que dejale a ella las decisiones.

Estoy seguro que no será tan tonta de fracasar dos veces, las segundas oportunidades no suelen ser algo muy habitual en estos tiempos.

-Encontrareis el pueblo mas al norte, ¿alguna cuestión relevante antes de partir?.

Escucho atenta sus irientes palabras sin replicar, almenos sabía cuando debía mantener la boca cerrada y obedecer las ordenes al pie de la letra.

-No, Rubel, está todo claro.

Me dirijo a kumiko y la digo:

-En cuanto estes dispuesta, estare preparada para partir a nuestra misión.

Tenía seguro que no facrasaría nunca más a costa de mi vida, por lo que pondría todo mi empeño en esto.

Como bien había dicho Rubel, yo era la de mayor rango, y que kumiko era la de menor, asi que yo, tan solo estaba ahí para que la organización volviera a confiar en mí, por lo que no interferiría en la misión y dejaría a la más experta llevarla a cabo más facilmente.