Partida Rol por web

Davor parece ser más gruñidos y más farfullar que hacer daño. Pero Zenuri es bien merecedora de un aplauso ¡Ha triturado al enemigo!

Estoy por rematar la faena, pero Traek demuestra que no se queda a la zaga

"W... wow"
Y no puedo sino terminar la interpretación con un redoble final. Un colofón a este espectáculo que deja atrás a cualquier otra cosa que haya visto

"¿Estais bien? Tenemos que reaccionar rápido" digo recogiendo el campamento lo más rápido posible "No se a quien habrá llamado, pero NO quiero quedarme para saberlo"

El ogro se quitó las flechas de Bregolin no sin un gruñido de dolor y se aprestó a aplastar a Zenuri, aquella sabandija que lo había herido tanto. Por eso no vio a Traek moviéndose con sigilo por su espalda. La espada corta se hundió profundo en la espalda y alcanzó los huesos de la columna. Como una marioneta a la que acaban de cortar sus hilos, el ogro se derrumbó.

Entonces llegó Davor quien, sin saber si el ogro estaba ya muerto o no, le propinó otro golpe en la nuca, asegurándose.

Fue rápido y violento. El grupo estaba indemne, mas las jabalinas lanzadas eran prueba de que habían tenido suerte. Uno de esos proyectiles, o el impacto del garrote, habría tomado la vida de cualquiera.

Se reagruparon. El pequeño cachorro de jabalí salió del fondo del hueco gruñendo desafiante ahora que había pasado el peligro. Glimm sugirió retirarse. La noche apenas había caído y las sombras se alargaban. Moverse a esas horas por terreno de ogros podría ser peligroso, pero si se quedaban era muy probable que más enemigos aparecieran. Y estaba también ese lobo...

"Quedarnos aquí es morir. Pero hay una cosa que quiero quedarme, si no os importa"

El Ogro quizá tenga tesoros -que los registro y los dejo apartados para repartos en el grupo- sin embargo hay algo que va a venir conmigo:
El Cuerno. El que hizo sonar para llamar la atención

"Si consigo hacerlo sonar a kilómetros de donde estamos, atraeré la atención... LEJOS nuestra"

Davor observó con cierta satisfacción el estropicio que había causado en el cuerpo del ogro tras caer éste abatido. Nunca estaba de más asegurarse de que un rival estaba bien muerto. Pero no había tiempo que perder, como bien recordaba el gnomo. El ogro había dado una alarma y podían llegarle refuerzos en cualquier momento.

- Por supuesto. Y supongo que te ofreces voluntario para alejarte en solitario, en medio de la noche, varios kilómetros antes de soplar el cuerno para que quien sea que escuche su llamada acuda a tu nueva posición, ¿no? Y como tampoco sabes desde qué dirección acudirá, te la jugarás en una ruta aleatoria para reunirte con nosotros de nuevo, mientras rezas para no encontrarte con esos refuerzos por el camino. - El tono sarcástico del semiorco no dejaba lugar a dudas sobre lo convencido que estaba del funcionamiento de aquel plan. Mientras tanto, empaquetaba todo lo que había sacado para hacer campamento. En aquellas condiciones, incluso los pocos útiles de acampada que tenía le parecían excesivos y lentos de recoger.

Respiré hondo y me acerqué al ogro dándole una patada para comprobar que estaba abatido del todo. No había duda después de que Davor le destrozara pero siempre venía bien asegurarse.

Sí, Glimm. Alejémonos de aquí.  le señalo con el dedo a un centímetro de la cara - Y ni se te ocurra hacer sonar ese cuerno. Vete a saber lo que puede atraer. Si quieres usarlo, te vas a un claro, solo y lo haces sonar. Y te apañas con lo que aparezca.

Me coloqué el equipo bien y me preparé para volver a marchar.

Busquemos un sitio más seguro para descansar

"¡Tu tambien no, hombre!" le digo a Traek

Estoy ya hecho a la idea de que Davor es un gruñón, un señor berrinchitos que cree que es el unico ser inteligente, fuerte y capaz de la tierra y que todos los demas son unos retacos debiles e ignorantes.
Encuentro al medio-orco tan simple como un puzzle de dos piezas.

Pero que Traek, que es más espabilado, se piense esto... ¿Es que es contagioso? ¿Tendré que aprender magia anti-plagas, por si nos infecta al resto? ¡Inquietante!

"Bueeeeno, estaba pensando en darle una intentoooona. Ya sabes, atraer a más enemigos, dejar que nos rodeen... sep. Me parecería una buena idea" digo con sorna, con un acento de falsette que no deja lugar a dudas que estoy de coña. Lo que no añado es "Seguro que es lo primero que Gurmash lo haría"

"Fuera bromas, quizá haya alguna manera de hacerlo sonar. Un elemental de viento, una trampa de aire o algo así"
"Pero como sea, al menos esta señal ya no está en manos del enemigo"

El combate había acabado tan rápido como había comenzado. Y de forma más o menos igual de brutal. Las jabalinas lanzadas como si de armas de asedio se trataran en contraste con el brutal golpe propinado por la semi-orca del grupo y seguido por los otros compañeros. Sin duda aquel final había sido algo más que puro fruto de la suerte, pero si querían sobrevivir un poco más debían extremar las precauciones.

─Busquemos rápido otro lugar donde acampar y tomemos las raciones frías, nada de hogueras. Las guardias con quienes puedan ver bien en la oscuridad ─sentenció el elfo.

Mientras permanecieran al aire libre, la luz de la noche a él le resultaba suficiente y podía caminar por allí sin demasiado peligro. Otra cosa sería guiar a los animales de carga por allí. Esperaba que al menos pudieran manejarlos lo suficientemente bien como para que no hicieran demasiado ruido.

La parte positiva es que si alguien o algo descendían hasta donde se encontraba el ogro, a la mañana siguiente seguramente dispondrían de un rastro fresco que seguir...

"Si, estoy contigo. Cenar fruta, pan aunque sea duro y poco más"

Con la bestia ya en el suelo y rematada, Zenuri dejó que el filo del hacha cayera hasta el suelo ahora con un gesto más relajado, y entonces escupió al suelo.

- Que asco, me ha entrado en la boca.

La mujer semiorca se apoyó sobre la empuñadura del hacha respirando de forma entrecortada. Era obvio que lo que acababa de hacer no había sido pura suerte, sino también un sobreesfuerzo sobre su cuerpo.

- Va a ser mejor retirarse, sí. Uno solo no es tan complicado, pero si empiezan a llegar más el riesgo es demasiado... Si tenéis problemas con la carga ya me hago cargo de llevar lo que haga falta... En un minuto o así estaré como nueva, pero aún así, y aún así podría cargar con mi cuñado y todo el contenido de su mochila si hiciera falta - dijo quitándole a Glimm el cuerno de las manos, que se notaba que le iba muy grande -. Si os preocupan los burros, soltadlos, tampoco tienen por qué morir solo porque no podamos llevarnoslos, quizá hasta encuentren el camino de vuelta. Y si tenéis mucho miedo ya me puedo hacer cargo yo de la primera guardia, que así luego puedo dormir del tirón.

El grupo levantó el campamento rápido y se alejó de la zona, buscando un nuevo refugio. Lo que fue una buena idea porque pronto escucharon otros cuernos resonando en las montañas. Eran al menos tres grupos y, por lo que podían escuchar, avanzaban hacia su ubicación desde distintas direcciones.

Justo cuando se planteaban la posibilidad de tener que pelear toda la noche con ogros, una voz profunda y gutural los sobresaltó.

- Por aquí, ¡rápido! -

Era el lobo que habían visto antes, pero ahora que lo tenían cerca podían notar que no era un lobo común. Era enorme, del mismo tamaño que los burros, y negro como una noche sin estrellas. Sus ojos brillaban rojos, pero con un aire de inteligencia. Dio unos saltos entre las rocas y señaló un sendero que penetraba más en las montañas.

- Pueden negociar con los ogros o conmigo, ustedes elijan - dijo, y empezó a caminar por el sendero esperando ser seguido.

O con ninguno de los dos - pensé mientras veía alejarse al lobo.

Sólo la visión de un lobo que hablaba ya hacía que mis piernas quisieran irse en la dirección contraria, cosa que también provocaba el sonido de los cuernos en la lejanía. Además, no era uno sólo, sino que al menos 3 ogros estaban haciendo sonar sus cuernos para reunirse. Habíamos tenido suerte con uno de ellos, pero era difícil poder conseguirlo con 3.

Me giré para mirar a Glimm. - Menos mal que no lo hemos hecho sonar. Quizás tarden en llegar hasta aquí.

Me acerqué a Bregolin entonces. Quizás el conociera el origen o el porqué de que aquella criatura hablara. - ¿Qué es eso que acaba de hablarnos? ¿Podemos confiar en algo así?

Cuando veo tamaña enormidad, no puedo sino dar un respingo

"¡Por las verrugas de Gurmash!" alcanzo a decir, y por suerte sin llegar a gritar aterrado "El hecho de que quieras hablar y negociar ya hace que seas preferible a alguien que nos embosque. Aunque he de reconocer, has sabido disimular tu presencia de buena forma"

"Si sabes una manera de evitar esta emboscada, soy todo oidos... Y por cierto, mi nombre es Glimm"

Aquella era la primera vez en su vida que un lobo le hablaba, aunque, la verdad fuera dicha, no es que hubiera topado con demasiados de cerca. Los lobos no suelen acercarse a los lugares poblados y los que lo hacen suelen acabar mal. Puede que a Bregolin le consideraran un habitante del bosque los del pueblo, pero no lo era. Ni de lejos.

─Podemos confiar en que si no encontramos refugio de los que hacen sonar los cuernos lo pasaremos francamente mal... ─razonó escuetamente el elfo.

Al menos 3 ogros hacían sonar esos cuernos y no sería de extrañar que colaborasen con los goblins si estos habían tenido la audacia de introducirse en su territorio. Enfrentarse con un único ogro había sido una temeridad que les había salido bien. ¿Cuántas veces más podrían repetir la proeza?

Davor tironeaba de las riendas del burro para que se moviera. Por suerte, no era el único que había visto los obvios agujeros en el plan del gnomo. Pero había algo más preocupante.

- ¿Qué tal sí piensas en algo para que Traek pueda ver en la oscuridad sin encender una luz que revele nuestra posición?

En la oscuridad creciente, el humano iba a tener más problemas para seguir un buen ritmo que el semiorco con su armadura. O el tozudo animal que llevaba a rastras. Pero como siempre era posible saltar del fuego y caer en las brasas, cuando el lobo que Glimm dijo haber visto se les apareció y habló, el clérigo no pudo por menos que torcer el gesto. Sin duda, prefería arriesgarse y salir a buscar a los refuerzos, con la esperanza de que fueran ogros solitarios convergiendo en un punto a los que derrotar por separado, que seguir al huargo.

- Vuelve a blasfemar de ese modo, remedo de humanoide, y la cólera de Gurmash te henderá el cráneo en la forma de mi hacha. - El clérigo lanzó una mirada amenazadora a Glimm y tiró una vez más de la correa, aunque sólo fuera para acercarse y ver mejor el sendero que el lobo indicaba. Mientras, por lo bajo, no dejaba de farfullar algo como "huargos" o "donde hay uno, hay más" o "montura de trasgo, tan digna de confianza como el jinete".

- Si Gurmash desata su colera por semejante chorrada cualquiera diría que no es más que un niño jugando a ser adulto - dijo Zenuri interponiéndose entre Davor y su cuñado -. Ahora mismo nuestras opciones son tentar a la suerte tratando de encontrar el camino en un lugar que no conocemos, o darle un voto de confianza a la criatura inteligente que nos ofrece ayuda. Me gustan más las probabilidades que tengo siguiendo al lobo, por lo menos tengo opciones claras si resulta que intentan colarnosla.

Sin ningún rastro de duda en su cara, la semiorca siguió al enorme lobo por su camino.

El huargo (ahora sabían que no era un lobo común) se movió con destreza entre las rocas y senderos escarpados, pero frenaba de vez en cuando para asegurarse que el grupo lo seguía. Los burros y el pequeño cachorro de jabalí estaban considerablemente inquietos, pero seguían la marcha.

Al fin llegaron a una cueva enorme, escondida entre montes, montículos de roca y árboles secos. En la entrada, desparramados por doquier, había huesos de animales pequeños y no tanto. Incluso les pareció ver un fémur que, por su extensión, podría haber pertenecido a un ogro.

El huargo los instó a entrar.

- Los ogros no se acercan a mi territorio, pero si los ven aquí nuestra débil tregua podría romperse. Entren. -

Ya estaban allí, no tenía sentido discutir.

Adentro estaba húmedo y frío, incluso más frío que afuera. La cueva daba algunas vueltas penetrando en la montaña hasta terminar en una recámara amplia y oscura. Una tenue luz de luna entraba por el techo, iluminando apenas un charco de agua creado por la erosión. Había ramas y pieles de animales en un extremo, marcando el lugar de reposo del huargo.

- Seré breve - dijo el animal, ahora casi invisible en la oscuridad* - Los he estado observando desde que llegaron a la ladera de La Quijada, parecen ser un grupo capaz. Me han quitado algo que no puedo recuperar por mi cuenta, así que necesito a alguien que lo haga por mí. Les ofrezco refugio por esta noche. La recompensa por ayudarme será información... y mi amistad -

Dijo la palabra "amistad" con tanta malicia y sarcasmo que uno pensaría que estaba a punto de devorarlos.

─Esta bestia respetará su palabra mientras le interese, no más, pero realmente me da la impresión de querer algo de nosotros más allá de devorarnos. Que hable ─sentenció el elfo, su mano aferrada a su arco, su arco con la cuerda tensada.

Todos los niños del mundo eran advertidos de pequeños que no debían adentrarse en el bosque, porque un lobo podría devorarles. Aquel era un conocimiento básico, transmitido a lo largo de incontables generaciones de toda clase de humanoides. Probablemente se debía a algo...

La manera que tuvo el huargo de pronunciar la palabra "amistad" hizo que un escalofrío me recorriera la espalda. No sabía si esa "amistad" incluiría un sabroso bocado y así tenernos en su interior "amorosamente" para siempre.

Tragué sonoramente saliva mientras observaba la cueva y al enorme lobo, huargo, lo que fuera que la ocupaba. No había manera de huir de ahí, así que lo mejor sería aceptar el ofrecimiento y esperar que cumpliera su palabra. Una vez lejos de allí, ya podría hacer con esa palabra lo que le apeteciera.

Recuperar cosas es mi especialidad. Sobretodo si están en posesión de otro. - Intenté que la sonrisa pareciera de suficiencia y no de nerviosismo. - Adelante. Explícanos qué te han robado y quién lo tiene