ES LA QUINTA HORA DE LA TARDE.
- Ah, Mikail... - Suspiró la voz de Adelmus en la penumbra. El tenue brillo de una vela que portaba consigo iluminaba su faz severa, inquisidora, casi siniestra merced al juego de luces y sombras. Estaba claro que los ánimos del hombre santo no eran los más benignos aquella agitada tarde en el castillo. Lejano parecía aquél divino ruiseñor que horas antes cantara de manera conmovedora ante una audiencia de los más dispar y pintoresca.
- El Todopoderoso os tiene ciertamente en gran estima. He hablado con Él largamente sobre vuestros pecados, solicitando misericordia para vuestra desgraciada alma. He rogado por clemencia, aún sangrando por la herida de aquella puñalada traicionera que hundisteis en mi corazón, al llevaros de mi templo la mejor copa de mis arcas. ¿Habéis gozado impíamente con sus despojos? Ya no importa...
- Dios, en su eterna piedad, os ha otorgado una oportunidad más para la redención. Pero esta será la última que os conceda, no podéis negaros ni vacilar ahora. Como emisario celestial, es mío el deber de supervisar vuestros esfuerzos, pero también el de recompensar vuestros logros.
Metal, paz y perdón. Una propuesta sin dudas tentadora, aún para el más recto de los hombres de fe. En Alba Iulia restaban pocos individuos de esa extraña y noble especie. Y era más que evidente que aquél sucio bribón no era uno de ellos, lo cuál favorecía los intentos de persuasión del religioso Basarab.
- Creedme, hijo mío, esta nueva odisea no sólo limpiará todo el tizne de vuestra oscura alma. También ha de colmaros de riquezas materiales, las mismas que vuestro amo os niega, y que naturalmente os han arrastrado al fango más inmundo del crimen y la deshonra. Tan solo debéis seguirme...
Al terminar su disertación, Adelmus se acercó al lacayo e iluminó el rostro de este con la vela que sostenía con su mano siniestra. Inspeccionó el aspecto de aquella desagradable sabandija por unos segundos, con un claro desagrado en sus facciones finas. Pero luego, casi de súbito, aquella expresión se relajó y una sonrisa brotó de su boca, gesto que acompañó tendiendo su mano abierta hacia el saqueador de relicarios, a la espera de una resolución favorable a sus aparentemente piadosas ambiciones.
El lacayo pareció titubear por un segundo, como analizando la situación inesperada. Al cabo de un segundo salió de su trance y respondió al hombre santo. - Muy bien, muestreme el camino, yo lo seguiré y luego tendrá a bien contarme de que va el trabajo. - Se pronunció en tono leve y complice, enarbolando una pequeña mueca de placer por el beneficio que prometía el sacerdote.
La sonrisa de párroco de Balgrad se pronunció aún más al escuchar la respuesta positiva del lacayo. Sin perder tiempo es más palabras, guió a su nuevo ayudante a través de lóbrega capilla, hasta llegar al altar. El mismo se hallaba corrido de su posición original, revelando una trampilla que había sido levantada, la cual encubría la boca de un fétido túnel, que se perdía rápidamente entre las tinieblas del subsuelo.
- Este pasadizo conduce hacia las tumbas de mis ancestros. Es necesario que las visite, al menos una última vez. Pero no es mi deseo que este hecho sea público y llegue así, tarde o temprano, a oídos del Duque. Resulta increíblemente sencillo para un Basarab granjearse la ira de Gyula Kadar. Por eso, necesito de vuestra ayuda, hijo mío. - Mientras explicaba la situación al lacayo, el sombrío sacerdote iba descendiendo paso a paso hacia la oscuridad del túnel. Cuando su cabeza ya casi se encontraba bajo el nivel del suelo, miró con una escalofriante determinación al bribón penitente, expresándole su voluntad.
- Sellad la abertura ahora, y no volváis a abrirla hasta que tres golpes a tus pies os lo reclamen. Creo no debo explicaros lo que debéis hacer en caso de que alguien ajeno irrumpa en la capilla y amenace nuestra privacidad. - Al terminar de proclamar esas órdenes, aguardó una pronta reacción de parte de su cómplice, sin dejar antes de instar a su monaguillo para que concretara con presteza sus tareas más mundanas.
- Sandu, continuad recogiendo nuestro instrumental. Partiremos con el ocaso...
Su santidad, un momento. - Dijo el truhán, en tono solemne tal vez por demás forzado. - Voy a tener que pedirle el dinero por adelantado. Su excelencia entenderá que me pone en una situación un tanto complicada, y que puede resultar problematica. Tanto usted como yo estaríamos más tranquilos habiendo saldado nuestra cuenta a priori de lo que puede llegar a suceder después. - Dijo en un tono calculador, mientras realizaba una leve reverencia al hombre santo. - Estoy seguro que como hombre de negocios sabrá entender mi situación. - Una leve sonrisa se escapó por una de las comisuras de su rostro.
SON LAS CINCO Y MEDIA DE LA TARDE.
El Sol se pondrá pronto.
Sandu asiente en silencio, aunque ya tiene todo guardado y recogido en el maletín litúrgido del Padre Adelmus.
Un rosario de muy fina calidad voló por los aires, arrojado casi con desdén desde el hediondo subsuelo por el párroco de Alba Iulia, quién evidentemente no contaba con suficiente tiempo para regatear con su codicioso colaborador. Su misión debía cumplirse, los sacrificios estaban más que justificados.
- Guardad eso como garantía. Al final de vuestra redención tendréis monedas, y yo mi rosario. Dejadme sólo ahora, entre las sombras y mis queridos difuntos. Si no regresara en breve, abandonad la capilla y retornad a la medianoche, o con el alba. Sandu dormirá en el carro en tal caso, simplemente procurad no decir palabra de lo acontecido aquí, desde este mismo instante. Nos volveremos a ver...
Así inició Adelmus su viaje a través de la oscuridad de las catacumbas. La tímida luz de la vela que aferraba en su mano se perdió pronto al avanzar por el túnel fétido. Luego, fue el rumor de sus pasos el que comenzó a extinguirse en la distancia, dejando solos al niño y al ladrón frente a un mutismo aterrador.
Quiero cerrar la entrada de la tumba y poner el altar de vuelta en el lugar donde estaba con suma cautela.
MIKAIL:
- Tirada de Fuerza + Atletismo, dados de 10 desglosados, dificultad 7.
Motivo: Fuerza+Atletismo
Tirada: 5d10
Dificultad: 7+
Resultado: 27 (Exito)
Motivo: Fuerza+Atletismo
Tirada: 5d10
Dificultad: 7+
Resultado: 2, 8, 3, 5, 8
Exitos: 2
PADRE ADELMUS:
- Tirada de Astucia + Supervivencia.
CRIPTA BAJO LA CAPILLA:
LACAYO MIKAIL:
- Tirada oculta de Astucia + Supervivencia.
Motivo: Astucia 3 + Supervivencia 1
Tirada: 4d10
Dificultad: 7+
Resultado: 2, 5, 2, 2
PADRE ADELMUS:
- Registras el Mausoleo familiar Basarab.
- De niño y de adolescente ya estuviste aquí por lo que tienes una idea de dónde buscar.
- Finalmente das con la cripta que crees que es la correcta. Hay un viejo ataúd donde crees que reposa el cuerpo de Niksaa Basarab, tu primo y quinto hijo del Boyardo Blaatu Basarab.
- Abres el ataúd...
...y una monstruosa mano te agarra de la garganta. Seguida de inmediato de otra en una presa de acero.
Rápidamente el cadáver clava en tu cuello unos espantosos colmillos y comienza a succionar toda tu sangre...
Motivo: Presa sobre Adelmus
Tirada: 8d10
Dificultad: 7+
Resultado: 5, 10, 10, 2, 7, 2, 2, 3
Exitos: 3
PADRE ADELMUS BASARAB:
- Tirada de Fuerza de Voluntad. Dados de 10, desglosados.
Me voy al comedor.