Partida Rol por web

4º día del Doncel. Mes del Doncel. Año 242 D.D. 

Lugar: Pérgola en los jardines.

Bessa acompañó a su madre en silencio, pues sabía que el no estar de acuerdo con lo que había dicho su madre seguramente querría mostrarle otro punto de vista. Una vez se hubieron situado a la sombra de aquella pérgola la joven se cruzó de brazos y la miró a los ojos.

―No pienso casarme con él ―le repitió, segura de la decisión que había tomado.

Morna se permitió respirar hondo, mientras tomaba asiento. Su mirada, cansada, ardorosa, delataba lo mucho que aquella circunstancia estaba exigiendo de ella- Bessa...-musitó, pasándose la mano por la frente, cerrando los ojos, con fuerza.

- Bessa, la sangre ha sido pagada con sangre.-dijo, notando cómo, una lágrima solitaria, se escapaba, rebelde, al alcance de su pañuelo de seda- Tu padre ha sido vengado. Lord Urthen mismo ha sido partícipe, de tal ajusticiamiento.-apuntó- Nuestra Casa ha dado su palabra. El mismo Esthal estuvo en las negociaciones, ayer. -indicó-  Vamos a provocar una afrenta que aún supurará bilis durante generaciones. Vamos a perder la credibilidad, la confianza de otras Casas, e incluso la de nuestros vasallos.-añadió, circunspecta, tomando las manos de su hija, para mirarla fijamente

Miró a su madre mientras hablaba. Respiraba pausadamente, pero aun se la veía dolida por todo lo que había sucedido.

―Para mí esa negociación de la que no me habéis hablado no tiene ningún valor, pues después de ella mataron a mi padre ―respondió, frontándose los ojos para ocultar una lágrima―. No pienso estar con el hijo del hombre que lo mató, no pienso pasar por eso. Ya suficiente tengo con saber que estará vivo. ―Guardó silencio un instante―. Creo que es bastante simple entender mi punto de vista, y si no lo hacen, me da igual ―dijo, en referencia a las otras casas―. Antes de eso yo estuve dispuesta a casarme, no hice preguntas, no puse quejas, confíe en lo que queríais para mí.

»Tenía unos deseos y unos sueños, quería parecerme a ti y conseguir dar un poco más a nuestra Casa. Quería que estuvierais orgullosos. Ahora, nunca podré saber si mi padre lo estará, pero tampoco si lo decepcionaré. Sé que perderé algo que anhelaba ―dijo, bajando la voz―. Pero prefiero eso a volver a ver un Haffer.

Morna apretó las manos de su hija, mientras la escuchaba. Su rostro, atento. Su pecho encogido. La observaba, tratando de mantenerse firme, como ella misma había hecho antes. La escuchaba, herida, con todo el derecho. Dolida en lo profundo. Había perdido a su padre. Había perdido el amor de un hombre bueno, noble y leal. Y aquella unión... Aquella unión ya estaba manchada de sangre, de cualquier manera, se dijo.

La abrazó, conteniendo un sollozo. La apretó contra su pecho. No podía obligarla. Simplemente no podía. Aquello... Aquello no estaba bien. Los Siete ya la habían castigado. Y no debía clamar más su ira, se dijo, mientras acariciaba la espalda, el cabello dorado de su hija, y rompía a llorar, con toda la congoja que había tenido que ingerir, que tragar, ante Lady Harriet, ante todos- Tu padre ya estaba orgulloso de ti.-dijo, con la voz rota- Está bien. No voy a obligarte. -aceptó. 

Bessa correspondió el abrazo de su madre, apoyando su cabeza en ella. Lo necesitaba, no podía dejar de sentir un enorme dolor dentro de ella y un montón de pensamientos que nunca hubiera creído que pudieran llegar a ser tan intensos. Todo lo que había pensado la pasada tarde, a lo que había estado dispuesta a acceder y por supuesto, a donde quería llegar, ya no tenía ningún sentido. Sabía que de aquí en adelante lo iba a pasar muy mal, se sentía sola, y creía que lo iba a estar hasta que escuchó las palabras que dijo su madre.

―Mamá… ―murmuró, dejando que sus lágrimas cayeran sobre su progenitora―. Gracias.

Un pequeño temblor sacudió el cuerpo de la joven. Por primera vez no sabía qué iba a hacer, ni siquiera que pasaría más adelante.

―No entiendo por qué lo mató ese hombre, es el único que entiendo que quería que la boda tuviera lugar… ―siguió hablando con un hilillo de voz―. No como los otros.

Se separó de los brazos de su madre para mirarla a los ojos, compungida.

―¿Me prometes que siempre estarás a mi lado, como ahora?

- Algunos hombres... Se empecinan en conseguir cosas que se encuentran fuera de su alcance. Y cometen locuras, con tal de forjar su derecho a tenerlas. - dijo sin más, manteniendo su abrazo, arropando a su hija, ofreciéndole el refugio que buscaba en su seno. La recordó,  pequeña y sonrosada, tan diferente a como era en ese preciso instante, en el que la miraba implorante, con su rostro de mujer - Siempre. Siempre lo he hecho. Y siempre lo haré.  Eres... Lo que más quiero en esta vida. Lo más hermoso que me ha ocurrido nunca. Y soy tu madre. Siempre estaré contigo, sin importar la circunstancia. -dijo, con vehemencia- Incluso  si media palabra de lo que dijo esa serpiente fuese cierta, eres mi hija. Y eso está por encima de cualquier cosa. 

Bessa esbozó una triste sonrisa al escuchar a su madre decir eso, sus ojos bajaron evitando que la mirara.

―Ayer estaba enfadada contigo, mamá ―confesó, buscando algo que hacer con sus manos―. Quería hablar contigo y con papá, pero no lo hice, me fui al bosque… Debí haberlo hecho… lo habría visto una vez más. ―Gimoteó, interrumpiendo lo que iba a decir durante unos pocos segundos―. No paro de pensarlo…

Negó moviendo su rostro.

―Quizás todo hubiera sido de otra forma… ―dijo, volviendo a mirarla y deteniéndose a pensar―. Creo que debemos estar unidas, pues solo te tengo a ti. No puedo confiar en nadie… ―Se la veía nerviosa e insegura, haciendo pausas más largas entre sus palabras―. Solo dijo una cosa que realmente era cierta… Nunca quise que lo supierais, tenía miedo, y sigo teniéndolo, mamá.

»Pero no sé como lo supo, o quizás sí, pero no quiero creerlo… por eso sé que solo te tengo a ti ―dijo, con los ojos enrojecidos―. Lo he hecho todo mal, lo siento.

- Bessa...-dijo, preocupada, temerosa, al contemplar a su hija titubear de aquella manera, realizar aquellas pausas, disculparse de esa manera. Pasó  un brazo por sus hombros, manteniendola a su lado - Bessa, ¿qué ha ocurrido? ¿Qué es eso que dices que es cierto? - preguntó, con la voz temblorosa.

―Que no te hice caso ―respondió, juntándose a ella―. Tenía la oportunidad de que nunca lo supierais, y aunque no era capaz de apreciarle, estaba decidida. ―Suspiró―. Pero la sola idea de tener que verlos de nuevo ya me revuelve el estómago. Los odio, a todo lo que tenga que ver con ellos.

»Ya no me queda nada, todo me ha salido mal ―terminó, volviendo a abrazar a su madre y dejando que corrieran las lágrimas―. Lo siento, mamá.

Morna abrazó a su hija, absolutamente empalidecida, sin terminar de entender, o quizá comprendiendo y sin embargo no siendo capaz de asimilar lo que creía estar escuchando - ¿Quieres decir que tú... Y Urthen? ¿O fue Valder? ¿O hablas de... Los dos? ¿Cuándo?- preguntó, sintiendo escarcha sobre la piel- Bessa, necesito saberlo. -​​​​​​ dijo, tragando saliva, notando cómo, de pronto, el aire se volvía terriblemente denso en sus pulmones.

―¿Qué? ―preguntó extrañada, alzando la mirada hacia ella―. No, no, no. ―Negó moviendo el rostro―. Eso no, no quería decir eso…

»Me refería a… ―Tomó aire, cerró los ojos y apretó sus manos―. A que estoy embarazada —dejó escapar rápidamente de su boca—. Pero no de ellos. Quería que Urthen creyera que era suyo, y todos los demás también, hasta quería engañarte a ti, y a papá... Pero ahora, los odio tanto que no quiero verlos nunca más… por eso prefiero sufrir mi otro destino, mamá.

»Solo espero que puedas perdonarme —dijo, soltando un largo suspiro.  

Morna a penas pudo hablar, tras escuchar aquello, su brazo se había quedado congelado, sobre los hombros de su hija - ¿Guileon?- preguntó, tras lo que pudo ser una eternidad en la que no fue capaz de reaccionar- Vamos... Vamos a buscar una solución a todo esto. Pero tienes que ser muy específica. Tienes que contarme todo, Bessa.- se obligó a decir, con las manos crispadas, y la voz rota.

Aquel silencio provocó que el nerviosismo de la joven fuera en aumento, dudaba de haber hecho lo correcto hasta que preguntó por el padre. 

—Sí, solo puede ser él —respondió, para asegurarse de que no pensara nada raro.

Se sintió aliviada al escuchar sus siguientes palabras.

—Te contaré todo lo que quieras saber, mamá. Te lo prometo. Pero no sé que es lo que necesitas.

Aquella confirmación hizo que Morna se llevase una mano al pecho.​ No podía negar que se sentía herida. Y la sombra de la ira, en su rostro, fue más que evidente. Sin embargo, volvía a acariciar la espalda de su hija - Necesito saber cuánto tiempo tenemos. Cuándo... Sucedió todo esto.-dijo, llevándose ahora la mano, hacia la garganta- Tenemos que hablar con los Vance. Ese chico va a tener que hacerse responsable de sus actos -​​​​ determinó, masajeandose la sien, con la mano temblorosa.

Bessa podía entender que su madre estuviera enfadada con ella, lo podía ver con claridad, pero sus gestos le dieron la tranquilidad que necesitaba y buscaba en ese momento. Se sentía segura a su lado.

—No hace mucho, mamá. Unas semanas —respondió, mirando hacia un lado—. Pero no tenemos mucho tiempo.

Sus ojos buscaron los de su madre, extrañada por lo que acababa de decir.

—Siempre ha estado dispuesto a hacer cualquier cosa por mí —le dijo a su madre—. Aunque su madre nos odia, ya la escuchaste... —Guardó silencio, reflexionando sobre todo lo dicho—. Haré lo que tú digas, mamá.

- Hablaremos ambas. Con Lady Gianna, y con Guileon. Sin ese maldito consejero serpiente. Y lo que decidamos, se lo diremos a Lady Harriet. Esto es nuestra responsabilidad, pero también la de los Vance. -dijo, echando de menos una copa de vino, entre las manos- Yo me encargaré de Lady Gianna. - aseguró- Habrá habladurías. Eso tenlo por descontado. Quizá incluso tengamos que compensar a los Haffer, por romper el compromiso. Pero no importa. Todo se olvidará, con el tiempo. Lo enfrentaremos juntas.- añadió, finalmente, notando cómo de nuevo su pecho se encogía, y la congoja la llenaba de lágrimas, mientras apretaba a su hija contra si- No importa lo que pase, ¿me oyes? Quizá tengamos que decirle la verdad a algunas personas. Y quizá todo... Se desmorone. Pero estaré contigo.-dijo, sollozando- Por los Siete que en efecto eres mi hija. Y ahora mismo estoy absolutamente disgustada contigo. Pero no puedo culparte.-admitió- Malditos críos atolondrados...

—Hablaremos, pero no será fácil. Lady Harriet quiere casar a su hija con Guileon, Ser Clarinthe me estuvo contando algunas cosas —le comentó, subiendo sus ojos y recordando la conversación que habían tenido—. Aunque la caballera parecía insistir en que no me casara con Urthen, también le dijo a Guileon que huyera conmigo, yo me negué a ello, mamá. Quizás hay algo que debas saber sobre los Vance, pero es mejor que siga siendo un secreto, a eso me refería cuando dije que me preocupaba por ellos. Los he estado protegiendo.

Respiró profundamente.

—No me importan las habladurías, son solo eso. —Aunque guardó silencio ante la idea de compensar a los Haffer, mostrándose visiblemente en desacuerdo—. Estaremos juntas.

Escuchó las últimas palabras de su madre, asumiendo conforme todo lo que decía. Eso le había dicho que haría.

—Lo siento, mamá. Nunca quise disgustarte...

- ¿Ser Clarinthe te dijo que huyeras?- repitió, parpadeando, absolutamente sorprendida- Entonces ella lo sabe.-añadió, suspirando, tragando saliva- Y ahora que Mawney Cleve está con Lady Harriet, ella debe saberlo también. O sospecharlo, como mínimo, después de ese dichoso discurso.-dijo, entrecerrando los ojos, notando, una vez más, cómo le ardían las pupilas- ¿Protegiéndolos?- preguntó, perpleja- ¿Por qué? ¿Qué debo saber, Bessa? Si es un secreto, seguirá siendo un secreto. Pero debemos tenerlo todo en cuenta, ahora mismo.

—A Guileon, le dijo que huyera conmigo. —Guardó silencio, mirando a su madre a los ojos, pero no dijo nada. Luego suspiró después de escuchar que también lo podría saber Lady Harriet—. Nadie puede tener la certeza de nada, solo tú, mamá. No te preocupes.

»Tengo pruebas de que Nueva Esperanza pertenecería a la familia de Thaena. Siempre me he sentido mal por no decírselo a ella, pero Guileon es mi amigo, o eso creo, no estoy muy segura. A veces me hace dudar.

»Así que preferí dejarlo como está y conseguir que Thaena encontrara el amor y una buena Casa, aunque ahora esté enamorada de un Haffer. ¿Qué crees?