Partida Rol por web

Nadim salía de la habitación cuando el resto comenzó a llegar. Comentó de pasada que tenía algo que comprobar, y que puede que luego volviera un rato

Alguien llamó a su puerta. Tras unos segundos, la voz de Nadim sonó al otro lado de la madera

¿Estás ahí dentro, Shyam? ¿Te pillo liado?

Damara estaba mirando a Nadim marcharse con cara de pocos amigos cuando el resto volvió a entrar.

Calandra, que iba detrás de Bernardette, parpadeó al ver que se habían vuelto a reunir todos. Se cruzó con el eshu mientras iba a ocupar su sitio, junto a Damara, y le señaló el plato que llevaba Bernardette con una sonrisa.

Damara cogió una de las galletas, todavía mirando hacia donde se había ido Nadim. Dio las gracias a Bernardette y a Calandra ceremoniosamente antes de empezar a comérsela. Le gustaban más calentitas; eran más fáciles de masticar.

-¿Te traigo un poco de leche? -preguntó Bernardette en un ramalazo de compasión.

-No es necesario, muchas gracias -dijo con una sonrisa. Era perfectamente consciente de las miradas que provocaban sus peculiaridades, como la falta de dientes al comer y las poquisimas veces que se había dislocado alguna articulación delante de otros, y no le importaba demasiado. Era consciente de que aquellas miradas no eran precisamente la cumbre de la educación, pero eran perfectamente aceptables considerando la escasez de sluaghs de aceptaban relacionarse en los feudos, y eso era lo único que le importaba al respecto.

El sonido de unos tacones precedió a la entrada de Van Doren. La pooka araña miró a los presentes con el rostro ligeramente agitado dedicando una mirada especial a Bernardette y atravesó la silenciosa sala haciendo fuerzas para no caer en la tentación de coger una de las galletas y tener que tragarse su orgullo. La mujer continuó caminando con paso ágil hacia la puerta y salió en pos de Nadim. Todavía se pudo escuchar el sonido de sus tacones un poco más, después la sala volvió a quedare en el mismo silencio con el que Van Doren se había encontrado.

El sidhe pisó la carta al entrar en su habitación. El sonido de papel arrugado le hizo bajar la cabeza y recogerlo. La abrió mientras avanzaba hacia la cama y lo primero en que se fijó fue en la firma. Algo se le revolvió en el estómago.

Mientras sus ojos repasaban las líneas la duda sembraba semillas en su conciencia. Sus palabras escritas, pronunciadas inconscientemente con la voz de Silveth en su cabeza, sonaban firmes y seguras, como si supiera la verdad. Quizá se había pasado de obstinado con él y en realidad sólo quería asegurarse de que estaba bien. Pero la última frase le borró de golpe aquel pensamiento: "en quién podría confiar si te pierdo." Sobre todo después de insinuar que lo mejor era no exponer a más gente.

Los golpes en la puerta le hicieron levantarse de un salto.

-No, no. Pasa -respondió su voz grave al otro lado.

El Fiona le abrió la puerta y lo recibió con una sonrisa afable, invitándole con un gesto del brazo a tomar asiento en un pequeño sofá que había junto a la ventana. Sobre la cama estaba extendida la armadura y su espada. Ambas parecían algo deslucidas, razón por la cual estaban ahí.

-Me alegra que te hayas pasado. Pensaba echarte el teléfono de todas maneras -Shyam llevaba una carta en la mano, la cual cambió por un vaso de agua. No se molestó en devolverla a su sobre o plegarla,por lo que no debía importarle demasiado si la veía- Vació el vaso y tomó asiento en el reposabrazos, poniendo un pie sobre el tapizado sin tener muy en cuenta los posibles reproches de Bernardette-. No estás muy charlatán hoy.

Aun me quedaban unas horas antes de ir a casa. Aunque se había disparado el ajetreo del feudo, cojo los libros y me pongo a leer de nuevo los documentos de la baronía. Veo a Cal, pero había dejado claro que no compartíamos nuestros puntos de vista respecto a la mansión, así que no tengo mucho que discutir o razón para exponerle de nuevo mis preocupaciones. Tampoco pretendía agobiar a Bernardette, prefiero que encuentre la carta.

Cojo los tomos en busca de referencias a mi Linaje, mientras un incomodo silencio vuelve a hacerse dueño del lugar.

No había mucho que decir, no. Entre las dos pookas y lo mucho que le gusta a Silveth oírse hablar a sí mismo tenemos más que suficiente, creo. Además, hoy he tenido un día horrible

Se dejó caer en el sofá, derrotado

Creo que he sido el último en enterarme de lo ocurrido con la quimera. ¿Qué tal estás?

Shyam se sonrió. No había habido mucho espacio para discutir en la reunión, no. 

-Bien, bien. No fue nada preocupante, tranquilo. Y la tos parece que ya remite, por mucho que diga Silveth -Se pasó una mano por los rizos y chascó la lengua-. Yo tampoco he tenido un día muy memorable por sus cosas buenas. Tú primero.

Calandra se pasó un rato comiendo galletas y charlando con Bernardette y Damara, dado que Silveth parecía ocupado leyendo libros que eran demasiado gruesos para que al pooka le interesaran. Sin embargo, cuando los relojes volvieron a sonar, se despidió apresuradamente y se marchó.

Y aún así vas a echar una mano a Calandra. Estás loco

Aunque lo decía con cierto tono de broma, había un deje de reproche que Shyam identificó casi de inmediato. Probablemente Nadim no estaba del todo de acuerdo con que se pusiera a cazar quimeras estando enfermo, pero tampoco se lo diría ni intentaría impedírselo. Era su amigo, no su padre

De acuerdo, empiezo yo entonces. Esta mañana he estado con Janice

La soñadora de Nadim, una de sus musas y una gran artista, al menos desde el punto de vista del eshu. Normalmente le animaba estar con ella, pero en esa ocasión no parecía que la visita hubiera ido demasiado bien. Se frotó los ojos, cansado

La han saqueado

Shyam le puso una mano en el hombro para reconfortarle y hacerle saber que estaba a su lado. No tenía por qué ser algo realmente grave, pero desde luego no era agradable. Conocía a la muchacha de haberla visto alguna vez y de las veces que Nadim hablaba de ella. Le parecía buena gente

-Lo siento. Mucho-. musitó. Ahora entendía la parquedad de sus palabras y aquel penoso estado de ánimo durante toda la velada-. Pero si no es grave, sabes que se recompondrá. Por eso no te preocupes.

Claro que eso no era lo más preocupante, si no quién. Enseguida se le vino un nombre a la cabeza, pero era injusto acusar deliberadamente sin pruebas, de modo que se guardó las conjeturas hasta estar seguro.

-¿Vas a hacer algo al respecto? ¿Quieres indagar más en el tema?

Nadim podía estar seguro de que, si estaba en su mano, le ayudaría. Además, al estar sin trabajo de alguna manera tendría que compensarle que se encargase de los gastos hasta que Van Doren le diera algo. Eso podía ocurrir pronto o no tan pronto como esperaba.

Oh, claro que voy a hacer algo al respecto. Lo que no tengo claro todavía es el qué

Observó la pared durante unos segundos, y frunció el ceño

Ha sido ella. Lleva haciéndolo mucho tiempo, pero a nadie parece importarle. Es vergonzoso

Guardó silencio unos segundos, conteniéndose para no apoyarle sin prueba alguna. Es lo que un amigo habría hecho, probablemente, pero no Shyam. No sin antes cerciorarse de la verdad. Lo de la impulsividad y los presentimientos habían quedado relegados a un triste y penoso segundo plano, siempre que podía.

El Fiona se levantó y dio un par de pasos hacia adelante, interfiriendo en su campo de visión.

-Probablemente sí. ¿Tienes alguna prueba? ¿Janice recuerda algo que pueda valer?

Ella no. El tipo que les vio, sí

Shyam alzó las cejas y juntó las manos a la altura del pecho, dando una palmada.

-Bien. Perfecto. En ese caso, ya tenemos un lugar del que tirar. -dijo, más animado-. El Rey Sean no podrá negar la evidencia si damos con algo sustancioso.