Partida Rol por web

Oliver le miró como si fuera un bicho raro. No pensará que se la voy a robar, ¿verdad? Luego deshizo la tensión con una sonrisa. Tiene usted una paciencia de santo, amigo mío. No se preocupe, es solamente que soy un maniático supersticioso. O eso dicen. Pero es algo inofensivo.

Luego se volvió a Evan. Vamos, vamos, señor mío. Tengo brazos para ayudarme, no se preocupe tanto que hago maniobras mucho más difíciles al cabo del día. No es lo mismo sentir el sabor del lugar -Andrew piensa que con asomar un móvil para ver el interior bastaría, ¿sabe?- Aclaró Oliver a Cross. Siempre me gustó la sensación de estar subido en una furgoneta. Tan alta, tan vibrante, como si uno fuera el señor del mundo. Volvió a Cross. Acceda a esta pequeña manía de un pobre inválido, se lo ruego.

Al oír cómo Oliver insistía en aquella idea lo miré durante un instante. Y valoré —de verdad que lo hice— la idea de ayudarle a subir. Pero lo mirase como lo mirase, no le encontraba sentido: era evidente que esa no era la furgoneta que buscábamos. No se parecía en nada más que en tener cuatro ruedas y zona de carga.

—Exacto, la videollamada era sólo para enseñarle lo que quiera ver. Pero no importa. Está claro que este no es el vehículo.

Hice una pausa y miré a mi compañero. Otra idea podía ser ayudarle a subir y luego no ayudarle a bajar. En realidad yo mismo sabía que eso era impropio de mí, pero tenía un punto divertido en mi cabeza.

—Escuche, señor Cross —llamé al hombre antes de tenderle el papel—. Por favor, no perdamos más el tiempo. Aquí dice bien claro que ustedes alquilaron la furgoneta que buscamos. Está a su nombre, ¿ve? Por favor, explíquenos cómo puede ser eso para que no tenga que ser la policía quien lo haga.

-Esto... no veo razón para...- dice el hombre, visiblemente incómodo por la propuesta de Oliver, y dudando sobre si ayudarle o no. Al escuchar a Evan, deja escapar un suspiro de alivio al ver que el tema quedaba relegado. Pero poco duró un poco la sensación, al escuchar atentamente y leer el papel, mientras el escaso color que quedaba en su rostro se desvanecía.

-Debe... debe ser un error...- dice mientras intercala miradas con ambos. Su voz se torna suplicante -Nosotros... nosotros no... rara vez alquilamos otras furgonetas, sólo si tenemos muchos trabajos y nuestras dos están ocupadas, pero eso no ha sucedido hace meses.- dice mientras revisa y niega con la cabeza. -Esto es un error. A... A lo mejor alguien ha usado ilegalmente el nombre de mi compañía para estas cosas, pero le puedo asegurar que no hemos sido nosotros. Mi hijo registra todos los encargos, todos los movimientos, puedo mostrarle los papeles, señores.- había cierto desespero en sus palabras. -Mire, no quiero problemas con la ley. Somos una pequeña empresa familiar, no tengo idea de su tal accidente y nosotros no hemos alquilado esa furgoneta...- sus palabras comienzan a endurecerse un poco, demostrando que se siente bastante perturbado por vuestra presencia allí.

No pensará que se la voy a robar, ¿verdad?- dijo Oliver. -Tiene usted una paciencia de santo, amigo mío. No se preocupe, es solamente que soy un maniático supersticioso. O eso dicen. Pero es algo inofensivo. Vamos, vamos, señor mío. Tengo brazos para ayudarme, no se preocupe tanto que hago maniobras mucho más difíciles al cabo del día. No es lo mismo sentir el sabor del lugar. Andrew piensa que con asomar un móvil para ver el interior bastaría, ¿sabe? Siempre me gustó la sensación de estar subido en una furgoneta. Tan alta, tan vibrante, como si uno fuera el señor del mundo. Acceda a esta pequeña manía de un pobre inválido, se lo ruego.

—Exacto, la videollamada era sólo para enseñarle lo que quiera ver. Pero no importa. Está claro que este no es el vehículo.- interviene Evan en aquel extraño giro de los acontecimientos. -Escuche, señor Cross. Por favor, no perdamos más el tiempo. Aquí dice bien claro que ustedes alquilaron la furgoneta que buscamos. Está a su nombre, ¿ve? Por favor, explíquenos cómo puede ser eso para que no tenga que ser la policía quien lo haga.-

-Esto... no veo razón para...- dice el hombre, visiblemente incómodo por la propuesta de Oliver, y dudando sobre si ayudarle o no. Al escuchar a Evan, deja escapar un suspiro de alivio al ver que el tema quedaba relegado. Pero poco duró un poco la sensación, al escuchar atentamente y leer el papel, mientras el escaso color que quedaba en su rostro se desvanecía.

-Debe... debe ser un error...- dice con tono suplicante Cross -Nosotros... nosotros no... rara vez alquilamos otras furgonetas, sólo si tenemos muchos trabajos y nuestras dos están ocupadas, pero eso no ha sucedido hace meses. Esto es un error. A... A lo mejor alguien ha usado ilegalmente el nombre de mi compañía para estas cosas, pero le puedo asegurar que no hemos sido nosotros. Mi hijo registra todos los encargos, todos los movimientos, puedo mostrarle los papeles, señores. Mire, no quiero problemas con la ley. Somos una pequeña empresa familiar, no tengo idea de su tal accidente y nosotros no hemos alquilado esa furgoneta...- 

Al ver la reacción del señor Cross algo hizo encajó en mi cabeza. No sabía qué estaba pasando allí, pero la situación me era familiar. Era como uno de esos testigos que dudan, bien por miedo o bien porque ocultan algo. Y en ambos casos la respuesta es siempre la misma: presionarlos.

—Mire, señor Cross —dije con seriedad—. Los registros no mienten. Los ordenados no cambian unos números por otros mágicamente. —Vale, sí, aquello me hizo gracia—. Y mucho menos van a asignarles a ustedes, que suelen alquilar furgonetas, la furgoneta de alquiler que buscamos por casualidad. Yo no sé si está usted ocultándonos algo, protegiendo a su hijo, o qué está pasando, pero tengo claro quién puede descubrirlo: la policía. O empieza a colaborar de verdad, o es probable que uno de ustedes dos acabe en la cárcel.

—Nosotros no queremos llegar a eso. Podemos arreglar esto de muchas maneras, pero lo primero es saber qué pasó en realidad. Si desea obligarnos a seguir ese camino muy bien, ese camino seguiremos. Pero recuerde que vinimos primero a darles a usted y a su hijo una oportunidad no sólo de hacer las cosas de otro modo, sino también de actuar de una manera decente con el pobre primo de mi compañero.

Oliver apuntaló el rol de poli bueno en esta conversación, enmarcando la parrafada de su compañero con cara de beato que jamás ha hecho nada malo. Todo esto mientras lamentaba no haber tenido la oportunidad de asomarse a esa furgoneta. Ni idea de por qué se le había ocurrido eso, ahora que lo pensaba. Intensificó su actitud juntando las manos como si orara.

Las acusaciones parecen empezar a afectar a Cross, quien frunce el ceño. -¿Está... está insinuando qué...?- dice el hombre, mientras su actitud parece mucho menos placentera o pusilánime que hace unos momentos. No parecía haberse intimidado sino todo lo contrario. Quizás estuviese reaccionando como un animal acorralado, o quizás su paciencia se hubiese agotado.

-Mire, no sé quienes se creen que son. Nosotros no tenemos nada que ver con todo eso y esto... es... muy raro- dice mientras observa atentamente a Evan. -No sé si ustedes vienen para intimidarnos o quieren dinero o qué quieren...- comenta con su agresividad aumentando. -... pero si hay algún problema, yo mismo llamaré a la policía y al departamento de tránsito y llevaré todos mis documentos. He... he sido muy paciente, y de mí no van a obtener una sola libra.- dice con firmeza. -Ahora... ahora, pueden por favor dejarme tranquilo- dice como buscando las palabras con mucha atención.

—Mire, señor Cross —respondió Evan—. Los registros no mienten. Los ordenados no cambian unos números por otros mágicamente. Y mucho menos van a asignarles a ustedes, que suelen alquilar furgonetas, la furgoneta de alquiler que buscamos por casualidad. Yo no sé si está usted ocultándonos algo, protegiendo a su hijo, o qué está pasando, pero tengo claro quién puede descubrirlo: la policía. O empieza a colaborar de verdad, o es probable que uno de ustedes dos acabe en la cárcel. Nosotros no queremos llegar a eso. Podemos arreglar esto de muchas maneras, pero lo primero es saber qué pasó en realidad. Si desea obligarnos a seguir ese camino muy bien, ese camino seguiremos. Pero recuerde que vinimos primero a darles a usted y a su hijo una oportunidad no sólo de hacer las cosas de otro modo, sino también de actuar de una manera decente con el pobre primo de mi compañero.-

Mire, no sé quienes se creen que son.- Respondió el hombre- Nosotros no tenemos nada que ver con todo eso y esto... es... muy raro. No sé si ustedes vienen para intimidarnos o quieren dinero o qué quieren... pero si hay algún problema, yo mismo llamaré a la policía y al departamento de tránsito y llevaré todos mis documentos. He... he sido muy paciente, y de mí no van a obtener una sola libra. Ahora... ahora, pueden por favor dejarme tranquilo-

En tu experiencia, hay algo genuino en su reacción. Normalmente, con tus clientes lo importante no es cómo lo digan, sino lo que dicen y tienes que defender, pero en este caso, tienes la impresión de que Cross está genuinamente confundido, intimidado y molesto, una reacción básica, cercana a la negación incluso. La impresión que te da es que, antes que ocultar algo, parece estar tan sorprendido como vosotros por este asunto.

En tu experiencia, hay algo genuino en su reacción. Leer a la gente suele ser a veces complicado, pero por todo lo egocentrista que puedes llegar a ser, has ido aprendiendo a hacerlo. Y aquí, tienes la impresión de que Cross está genuinamente confundido, intimidado y molesto, una reacción básica, cercana a la negación incluso. La impresión que te da es que, justamente, antes que ocultar algo, parece estar tan sorprendido como vosotros por este asunto.

Oliver asintió. Amigo, no venimos a sacarle el dinero, Dios santo, faltaría más. Hizo un mohín de disgusto. Creo que es usted sincero y, por tanto, no tiene nada que temer de nosotros. Quizá le convenga que hayamos venido, porque somos gente civilizada y razonable, pues estos datos señalan su empresa y, quizá, alguien con pocos escrúpulos está falseándolos para, impunemente, atropellar a ciudadanos inocentes. Pues bien, si siguen haciendo cosas parecidas, si hay alguien que trampea las cosas para que los problemas le vengan a usted, no creo que seamos los únicos en venir a molestarle, y quizá no sean gente razonable, como soy yo. Me da la impresión de que todos nosotros somos perjudicados en esto. Colaboremos para ver si podemos detener a ese ser malvado que... En ese momento, algo pareció romperse dentro de él (o así creía Oliver que estaba actuando), y rompió a llorar desconsoladamente sin poder hablar más.

Sostuve la mirada del tipo cuando quiso preguntar algo que ni él se atrevía a decir. Había visto muchos otros como él antes y no iba a amilanarme ni a echar a perder nuestra historia porque se ofendiese. Sin embargo, cuando siguió hablando, suspiré. Era normal que quisiera echarnos, tuviese algo que ver con lo sucedido o no. Yo no dejaba de tener la sensación de que podríamos haber hecho más, haber conseguido más... Pero lo que estábamos consiguiendo no era más que lo que sucedía cuando no se respetaba el plan inicial.

Miré a Oliver, queriendo decirle algunas cosas, porque para mí estaba claro que era culpa suya. Pero al oírle empezar a hablar decidí darle la oportunidad de enmendarlo. Yo ya había hecho de poli malo, y había servido para que el tipo quisiera echarnos. A ver si él tenía más suerte. Cosa que no creía al oírle decir aquello de que usaban los datos de Cross para atropellar ciudadanos. Ni siquiera que cubrían las huellas de algo puntual, sino que dicho así parecía que había un modus operandi. A lo mejor el siguiente paso era intentar colarle a Cross que había algún tipo de mafia, secta o reto viral que trataba de atropellar decenas y decenas y él no se había enterado, pero que cargaría con las culpas si no ayudaba. En fin...

En cualquier caso, aún así, si conseguía algo... Estaba claro que sería sólo gracias a la presión que yo había ejercido.

Oliver logra pretender que llora genuinamente, sus lágrimas parecen sinceras y si Evan no hubiese sabido de antemano las intenciones de él, seguro le costaría creer que sólo es un acto. Cross parece desarmarse, y aunque hay todavía una cuota de recelo en como observa la escena, guarda silencio respetuoso, observa a Evan, mostrándose incómodo y al final decide hablar tímidamente.

-M...Mire mr. MacDonald...- dice mientras no sabe que hacer. Había lástima en sus ojos, sí, y no parecía querer ni saber como lidiar con la situación de aquel momento. -... yo le entiendo. Es una situación difícil. Supongo... supongo que el cliente era alguien... cercano- dice, sin darse cuenta él mismo de lo que asume con sus palabras. -Pero... lo mejor será que vayamos... ya sabe, a una estación de policía. E-Estoy dispuesto a presentar toda la evidencia que tengo, no... no quiero meterme en problemas, ni que mi negocio sufra por ello. Entiendo que son detectives y eso... pero quizás lo mejor es dejar actuar a las autoridades. Yo... Yo me sentiría más tranquilo. No tengo nada en c-contra de lo que hacen, pero... pero alguien está mancillando mi nombre, es...- dice encogiéndose de hombros.

-Creo... creo que es lo mejor. Si le dicen a su cliente, a... aceptaré reunirme con él, y podemos llevar el caso. Seguro... tiene mérito para que sea investigado. Es todo lo que puedo hacer por ustedes. Entiendan mi posición, por favor- dice. Su molestia se ha transformado en una enorme intranquilidad que no se molesta en disimular. Todavía parece incómodo con vuestra presencia, pero al menos su hostilidad parece haber tomado otro curso.

-Amigo, no venimos a sacarle el dinero, Dios santo, faltaría más.- La inconfundible voz de Oliver -Creo que es usted sincero y, por tanto, no tiene nada que temer de nosotros. Quizá le convenga que hayamos venido, porque somos gente civilizada y razonable, pues estos datos señalan su empresa y, quizá, alguien con pocos escrúpulos está falseándolos para, impunemente, atropellar a ciudadanos inocentes. Pues bien, si siguen haciendo cosas parecidas, si hay alguien que trampea las cosas para que los problemas le vengan a usted, no creo que seamos los únicos en venir a molestarle, y quizá no sean gente razonable, como soy yo. Me da la impresión de que todos nosotros somos perjudicados en esto. Colaboremos para ver si podemos detener a ese ser malvado que... - En ese momento empiezas a escuchar sollozos en el audio que deduces vienen de tu compañero.

Oliver logra pretender que llora genuinamente, sus lágrimas parecen sinceras y si Evan no hubiese sabido de antemano las intenciones de él, seguro le costaría creer que sólo es un acto. Cross parece desarmarse, y aunque hay todavía una cuota de recelo en como observa la escena, guarda silencio respetuoso, observa a Evan, mostrándose incómodo y al final decide hablar tímidamente.

-M...Mire mr. MacDonald...- replica entonces Cross. -... yo le entiendo. Es una situación difícil. Supongo... supongo que el cliente era alguien... cercano... pero... lo mejor será que vayamos... ya sabe, a una estación de policía. E-Estoy dispuesto a presentar toda la evidencia que tengo, no... no quiero meterme en problemas, ni que mi negocio sufra por ello. Entiendo que son detectives y eso... pero quizás lo mejor es dejar actuar a las autoridades. Yo... Yo me sentiría más tranquilo. No tengo nada en c-contra de lo que hacen, pero... pero alguien está mancillando mi nombre, es... Creo... creo que es lo mejor. Si le dicen a su cliente, a... aceptaré reunirme con él, y podemos llevar el caso. Seguro... tiene mérito para que sea investigado. Es todo lo que puedo hacer por ustedes. Entiendan mi posición, por favor- 

Al menos no se habían cerrado una puerta, pensó. El tipo creía en él. En el futuro, eso podría servir de algo. Quién sabía. Suspirando y enjugándose las lágrimas, Oliver quitó importancia al asunto, haciendo ver que dominaba con vigor su herencia latina en favor de la flema inglesa. Con un encogimiento mental de hombros, Oliver estrechó con calor la mano de aquel hombre.

Dentro de la desgracia, ha sido un placer haberle conocido. No se preocupe, nosotros seguiremos trabajando y, si necesitamos de su testimonio, le llamaremos. Pareciera que era Oliver quien consolaba al tipo, y no al contrario. Al final se hará justicia, ya lo verá.

Miré hacia el teléfono con cierta incredulidad por la conversación que escuchaba, incluso me pasó por la mente entrar para echarles una mano... pero al final sólo resoplé entre dientes. El plan estaba siendo un desastre, pero la realidad es que todo lo era desde que Antony había desaparecido. Me llevé los dedos de forma inconsciente a ese punto donde había sentido cómo lo apuñalaban y el desánimo que me había invadido en ese momento volvió a extenderse bajo mi piel. Desde que lo habíamos perdido sentía que todo iba de mal en peor, terminando por el fracaso de mis compañeros con el tal Cross. Me apoyé un poco mejor en mi sitio y volví a mirar alrededor, deseando que terminasen de hacer cosas raras de una vez y pudiéramos marcharnos de allí.