Partida Rol por web

El corazón del Centinela

17. Reuniones extraordinarias

Cargando editor
03/02/2013, 16:12
Narrador

Nada más poner el pie en el Museo de Arte Antiguo que regentaba se dió cuenta de que algo iba mal. Las exigencias de Stephanie Walker para que se reunieran lo antes posible no hacían más que acrecentar aquel temor. La cabeza visible de la Fundación Lemarck era muy estricta y exigente: Lana Rowen se había salvado hasta ahora de su furia debido a su buena gestión y a no meterse demasiado en el politiqueo del mundo del arte salvo para defenderse de algun que otro atacante, pero parecía que el ángel de la guarda que le protegía de Walker había desaparecido junto a James Goldfield y ahora el tsunami iba a arrollarla.

Cargando editor
03/02/2013, 16:25
Alice Rogers

Alice, su secretaria, fue rápidamente hasta ella al verla entrar. Llevaba una carpeta en la mano con un papel sostenido por un clip, tan arreglada como siempre. Su cara denotaba preocupación.

- Señora Rowen... la señora Walker está esperandola en su despacho. Está... un poco tensa, me temo. Llevese esto para la reunión, quizás le sea necesario. - dijo entregándole la carpeta a la mujer. Echó un vistazo y el papel indicaba una serie de nombres junto a números de teléfono y direcciones. Algunos nombres los reconoció como algunos artistas que actualmente se estaban haciendo ligeramente famosos, pero de otros no tenía ni idea. ¿Por qué le entregaba aquello Alice? - Que tenga suerte -

Cargando editor
03/02/2013, 16:40
Stephanie Walker

Al dirigirse a su despacho, se encontró a Stephanie Walker sentada en su silla. La mujer rubia estaba con cara de pocos amigos hablando por teléfono. Al ver a Lana giró la cabeza a otro lado.

- Ajá, Jessica, tengo que despachar un asunto aquí, encárgate de eso y envíame un mensaje cuando esté solucionado. - colgó su móvil de ultimísima generación y giró la silla para observar a Lana mientras cambiaba un par de cosas de la mesa de sitio - Buenas tardes, querida. Pasa y siéntate.-

A Lana empezó a bullirle la sangre irremediablemente. ¿Quién se creía que era para sentarse en su silla, en su despacho, y tratarla como si fuera ella la extranjera? Su jefa, por supuesto.

Cargando editor
03/02/2013, 16:50
Lana Rowen

-Si va a dejar de financiar el museo hágalo, pero levántese de mi silla ahora mismo -espetó tras soltar la carpeta ruidosamente sobre la mesa y cruzarse de brazos.

Cargando editor
03/02/2013, 16:56
Stephanie Walker

Stephanie alzó una ceja y una sonrisa de autosuficiencia se perfiló en sus labios. Normalmente cosas como aquella hacían que la mujer entrase en cólera, sin embargo aquel día parecía divertirse.

- Tranquila, Lana. ¿Qué ocurre, tienes un mal día? No tenemos por qué llegar a tales extremos. ¿Quieres que le pida a Alice un café? O mejor una tila, me parece que necesitas tranquilizarte. - dijo ampliando la sonrisa - Yo sólo venía a hablar contigo del futuro del Museo... -

Cargando editor
03/02/2013, 17:04
Lana Rowen

-Muy bien, pero o lo haces desde aquí -explicó poniendo una mano sobre la silla de las visitas- o te puedes ir yendo por donde has venido.

Cargando editor
03/02/2013, 17:09
Stephanie Walker

Stephanie se levantó despacio pero se dedicó a pasear lentamente por la sala sin sentarse.

- Realmente tienes un mal día. Bueno, Lana, creo que todo te ha ido bien hasta ahora, pero como ya sabes los tiempos cambian y todos debemos... modernizarnos. - dijo con aquel tono suyo tan cargante - La gente cada vez pide más cosas pioneras, cosas que se centren en los incomprendidos artistas de nuestra época. El arte antiguo ya no vende, Lana. Deberías saber esto ya. -

Cada palabra no conseguía más que enfurecer a Lana, que sabía que 'nadie' pedía nada pues en la Fundación todas las decisiones las tomaba exclusivamente ella.

- Me temo que debo pedirte que... te eches a un lado y dejes que tu Museo se convierta en algo verdaderamente útil, un bastión del arte moderno como el del joven Lemarck, que Dios le tenga en su gloria. - todo ese arte era pura bazofia

Cargando editor
03/02/2013, 17:38
Lana Rowen

-Pues yo voy a tener que pedirle que saque sus zarpas de mi inversión porque no necesito que una remilgada como usted me diga lo que tengo que hacer con mi vida. Quiero un Museo de Arte, no un collage de niños de parvulario, gracias. Váyase con sus exigencias a quien no tenga el valor suficiente de decirle 'No'.

Cargando editor
03/02/2013, 20:29
Stephanie Walker

- ¿¡Tu inversión!? ¿¡¿¡Tu inversión!?!? - exclamó Stephanie Walker mientras se ponía rígida y entraba en cólera - ¿Quién puso el dinero y se arriesgó por este sitio cuando tú no llegabas siquiera a muerta de hambre? ¿¡Quién!? ¡Lo hice yo! ¡Yo hice que todo el mundo se molestara por este antro al que llamas museo! Yo, Lana Rowen, soy la que te ha llevado aquí arriba y la que te hará que te estampes contra el suelo con un solo gesto... -

La rubia se adelantó hasta ponerse frente a ella, a apenas un metro de distancia. - No juegues conmigo, rata. Tienes todas las de perder. -

Cargando editor
03/02/2013, 20:37
Lana Rowen

Lana no se inmutó ni por los gritos ni por las amenazas, aunque una sonrisa mezquina apareció en sus labios cuando dijo aquello de 'muerta de hambre'.

-¿Has terminado ya de perder los papeles? -quiso saber antes de invitarla a salir con un gesto-. Que tenga un día estupendo, señora Walker. Pídale una tila a Alice si le apetece al salir.

Cargando editor
03/02/2013, 20:45
Narrador

- Esto no va a quedar así, desgraciada... ¡Te va a pesar! - dijo la mujer antes de salir por la puerta a toda prisa entre gritos

Aunque la satisfacción la recorría por dentro, aquello había sido la sentencia de muerte para su Museo. Ahora no es sólo que necesitara medios para financiar su museo, si no que debía encontrar a alguien que lo promocionara como hacía la Fundación Lemarck. Sin todo eso, no durarían ni dos meses antes de que el dinero empezase a irse por el sumidero.

Pasados varios segundos, la figura de Alice apareció en el umbral del despacho, apoyada en el borde y mirando a su jefa con rostro preocupado, pero no dijo nada.

Cargando editor
04/02/2013, 15:07
Lana Rowen

Lana se guardó las palabras hasta que los gritos de la mandamás dejaron de reverberar en el aire. Entonces se dejó caer en su silla y miró la carpeta que Alice le había dado sin entender todavía por qué estaba allí. Suspiró, alzó la cabeza hacia su secretaria y abrió un cajón para sacar la agenda, la libreta de notas y los cigarros.

-Acércame un vaso de agua, por favor, y siéntate-. Pidió con respeto y cansancio. Lana era consciente del poder que tenía y de la influencia que ejercía sobre otros, pero no era la clase de buitre carroñero que había demostrado ser aquella tipa. Esa era la gente que detestaba y a la que estaba encantada de darle en todas las narices.

Después de dar la primera calada y vaciar el líquido, abrió la agenda echando un rápido vistazo (y recordando repentinamente que su cumpleaños estaba al caer) y también el bloc de notas.

-Hay dos razones por las que te contraté, Alice -comenzó la ejecutiva sin mirarla, pasando la punta del bolígrafo sobre las últimas anotaciones-. Una: porque eres bonita. Sería muy irónico tener un cardo borriquero de secretaria estando en un Museo de Arte. Yo también era muy guapa de joven -Recordó por casualidad la clase de mirada que le había dirigido número 11 y añadió-, y lo sigo siendo. Pero es un poco estúpido tener una pieza bonita si no sabes sacarle el partido que tiene. No eres rubia como la que se acaba de ir, te he estado observando estos años. Tienes potencial, y esa es la segunda razón por la que te contraté. -Posó el bolígrafo sobre la mesa y se recostó en el asiento, mirándola-. Eres una chica lista y organizada, pero te falta carácter. Tú habrías agachado la cabeza delante de Walker y entonces habrías pasado a formar parte de mi lista negra particular. Por suerte, no eras tú la que estaba en este despacho.

Te diré lo que vamos a hacer ahora: Esa señora tiene el monopolio del arte en esta ciudad, aunque no tenga ni idea de lo que está gestionando. Pero yo sí la tengo y no necesito que nadie me diga cómo debo hacer las cosas. Pero ella tiene algo que nosotros no, dinero a raudales. Así que, lo siguiente que vamos a hacer, porque esto no va a quedar así, es hacer reclamo. Quiero una fiesta. Aquí, en el Museo. El despliegue de viandas corre por mi cuenta, pero necesito que busques a la gente adecuada. Yo cuento con un par de amigos que harán buen gancho casi seguro, pero hay que moverse rápido. Necesitamos publicidad.

Además, quiero revisar todas las cuentas de arriba abajo contigo, los servicios que tenemos y de lo que podemos prescindir. No van a ser meses fáciles, pero no voy a dejar que esa señora me hunda el barco porque le da la gana. Y en cuanto a ti -La señaló con el dedo-. Haz un buen trabajo y dejarás de servirme el café por las mañanas.

Cargando editor
04/02/2013, 17:40
Alice Rogers

La secretaria de Lana obedeció las órdenes llenando un vasito de plástico del dispensador y dejándoselo en la mesa a su jefa antes de sentarse. Cruzando las piernas con unas maneras que la recordaron a ella de joven, quizás más estilosas en cuanto a que estaba claro que había recibido una buena educación. Escuchó sus palabras hasta que terminó de hablar, asintiendo en ciertos momentos y bajando los ojos un instante cuando Lana insinuó que no habría sabido enfrentarse a Stephanie Walker. En el fondo, no podía culparla, era joven e inexperta, sabía lo difícil que era enfrentarse a algo que estaba muy por encima de ti cuando tenías tantas cosas que perder.

- Gracias por sus cumplidos, señora Rowen. - dijo con una sombra de sonrisa en sus labios antes de ampliarla un poquito más - Por cierto, la señora Walker tiene el pelo teñido. No es que me meta mucho en esos asuntos pero por lo visto tiene un pequeño problema en verse con canas... -

Alice cambió de posición en la silla acomodándose un poco más y poniéndose seria de repente. - Hablando en serio, señora, quizás no esté preparada para enfrentarme cara a cara con alguien así... pero no soy estúpida: sabía que Stephanie Walker iba a tratar de ponerla en jaque. Por eso le he hecho entrega de esa carpeta. - señalándola con la cabeza la animó a abrirla de nuevo - Supuse que usted no cedería y... bueno, me adelanté a los acontecimientos. Son los números de diversas figuras de este mundo que han tenido problemas con Walker o que no están muy deacuerdo con su forma de moverse por Betlam. Personas influyentes que quedaron algo relegadas al irse del nido de la Fundación Lemarck pero que, unidos, podrían llamar una considerable atención. -

Mientras escuchaba las palabras de la pelirroja Lana Rowen fue observando la lista y empezó a reconocer nombres. Wow. Se había olvidado de muchas de las personas que aparecían en aquella lista y que habían marcado tendencia durante ciertas épocas en los últimos años. Algunos incluso le habían gustado realmente a la mujer y que, cierto día, habían dejado de 'estar ahí'. Aquello estaba realmente bien estudiado y haciendo cálculos pensó que podía montar una buena con toda aquella gente: Alice Rogers le acababa de entregar el trabajo que le había pedido hacía escasos treinta segundos.

- No sé a qué ganchos se refiere usted, pero puedo encargarme de hacer las gestiones que usted me diga. Si le parece bien, tengo un par de amigas que por unos dólares me acompañarán a comprar todo lo necesario para la fiesta y prepararán un buen catering. Seamos francos: aunque aceptados, siempre hemos sido la oveja negra de la Fundación Lemarck y creo que estábamos donde estábamos gracias a cómo supo negociar en su día. Es hora de aprovechar eso a favor del Museo. -

Cargando editor
04/02/2013, 22:15
Lana Rowen

Con detenimiento estudió la lista fijando algunos nombres en su mente, prestando atención a medias a Alice con una sonrisa bastante satisfactoria pintada en el rostro. Eran esos momentos gloriosos la mayor recompensa para una mujer de su edad, decirle a alguien que no vale un duro que no necesitas su cochino dinero. Iba a ser complicado e iba a tener que hacer muchos sacrificios personales, pero Lana estaba segura de que saldría adelante, como siempre. No dejarse pisar era de las pocas satisfacciones que le quedaban.

-Veamos, quiero antecedentes de esta gente. Y cuando sepa por dónde entrarles, citas con todos ellos -Esa iba a ser la semana del terror, lo estaba viendo en su agenda. Pero iba a merecer la pena-. Y lo de la fiesta puede esperar un poco. Necesito ideas... pero no es lo prioritario.

Lana abrió la carpeta examinando algunos papeles y miró a Alice.

-Si tienes algo que hacer de aquí a un par de horas te sugiero que lo canceles. Hay mucho que hablar aquí.

Cargando editor
05/02/2013, 23:41
Narrador

Las gestiones, charlas y preparativos duraron unas cuantas horas más y cuando aquella noche Lana Rowen se fue a dormir, lo hizo con la satisfacción de saber que había posiblidad de que su museo se salvase y siguiese adelante.

Al dia siguiente recibió un mensaje de texto de Jonathan Spencer, que la instaba a que se vieran en la misma cafetería donde habían quedado por primera vez. Seguramente hubiera despreciado a cualquier otra persona del Equipo pero Spencer era el único que la había tratado verdaderamente bien y había intercedido por ella, de modo que aceptó.

A la hora acordada, la dueña del Museo de Arte Antiguo de Betlam llegó a la cafetería que estaba medio vacía. Número 5 ya estaba allí leyendo un periódico y no advirtió su llegada.

Cargando editor
11/02/2013, 13:22
Lana Rowen

Lana supo que ya sabían todo sobre ella al recibir aquel mensaje. No estuvo segura de si era una forma de hacérselo saber o si simplemente había usado aquel método porque era el mas rápido; fuera cual fuese la razón, no se sintió cómoda con aquel trato. Era como si el Equipo tuviese el poder suficiente sobre ella como para citarla a la hora que les conviniera sin tener en cuenta sus horarios, y desde luego Lana tenía muchas cosas que hacer. Sólo esperaba que fuesen buenas noticias lo que Jonathan fuese a darle, aunque no debían ser especialmente importantes si podían transmitiese en una cafetería tras un SMS en el móvil.

A la hora acordada se presentó en el lugar. Él parecía distraído de modo que pidió un café en la barra y después fue a sentarse. Le dirigió una mirada breve al retirar la silla y omitió cualquier palabra. Por la frunción de su frente parecía enfadada, era la imagen que pretendía dar, pero en realidad mantenía el corazón en un puño esperando cualquier señal o información, por remota que fuera.

Cargando editor
11/02/2013, 14:33
Jonathan Spencer

Número 5 tardó un poco más en advertir su presencia por encima del periódico, sonriendo levemente mientras lo doblaba y recolocándose en la silla. Él tenía una copa con hielo frente a él pero la mujer no tenía muy claro de qué se trataba.

- Gracias por venir, Romy. Espero no haberte pillado en mal momento, pero había algo que me gustaría hablar contigo. Se trata de James, de la época que viviste con él. Creo que... ahora que sabes lo que hay detrás, sería injusto para él que no supieras las circunstancias que vivía debido a su relación contigo. -

Cargando editor
11/02/2013, 15:28
Lana Rowen

Lana miraba fijamente el hielo de su copa en silencio. Fue una decepción saber que nada de aquello tenía que ver con la investigación actual, y más darse cuenta de que la citación era para abrir la caja de Pandora.

-Injusto -repitió. Injusto era que todo aquello siempre habían sido conjeturas suyas y que James nunca había tenido la intención de decírselo después de compartir tanto. No se había parado a pensarlo detenidamente aquellos días manteniéndolo como una molestia constate pero apartada. Ahora iban a descubrirse las cartas y realmente no sabía si quería o no saber. Se sentía saturada y demasiado cansada como para juzgar el pasado-. Tú dirás.

Entrelazó las manos sobre la mesa.

Cargando editor
11/02/2013, 18:13
Jonathan Spencer

Jonathan sacó una pluma del bolsillo de su camisa y giró el capuchón haciendo que un pequeño pulsador se separara del cuerpo principal de la pluma como movido por un resorte. El hombre pulsó el botón y volvió a colocar la pluma en el bolsillo.

- Eso nos dará aproximadamente media hora de intimidad ante cualquier posibilidad de que pretendan grabar esto.  - comentó antes de comenzar a hablar.

- Como ya sabes, James era Operaciones hasta ahora en el equipo: la piedra angular que da órdenes al resto y que lleva toda la responsabilidad del grupo. Sin embargo, en aquella época sólo era un Centinela más... y su jefe, nuestro entonces jefe, no estaba nada de acuerdo con lo que ocurrió entre tú y él. - dijo Jonathan con un profundo suspiro que se tomó para seguir

- Él sólo podía seguir órdenes mientras llevaba el traje. Todas aquellas veces que te dejaba escapar... rompía una regla tras otra. Él intentaba justificar sus acciones y las tuyas una y otra vez, alegando que no eras una villana, sólo una ladrona que no hacía daño a nadie. Pero... me temo que aquello valía bien poco para nuestro Operaciones. - torciendo el gesto, Spencer ladeó la cabeza - No recuerdo con mucha alegría aquellas discusiones que tenían ellos dos... era como ver a dos lobos luchando por su territorio. -

Cargando editor
11/02/2013, 20:57
Lana Rowen

Mientras escuchaba llegó su café, al que después de echarle el azúcar prestó más bien poca atención. Ni siquiera removió con la cucharilla, absorta por las palabras de Spencer. De alguna manera ya había imaginado aquello, lo ilícito de su relación a los ojos del Equipo. Pero escucharlo de su boca fue diferente y el significado totalmente subjetivo.

Lana compartió una larga y dudosa mirada con número 5 sin decir nada. ¿Jonathan estaba justificando el comportamiento de James? ¿Quería sencillamente que lo supiera? ¿Buscaba que le perdonase y arreglasen las cosas si volvían a encontrarse? No supo a qué atenerse, y eso hizo que aunque abriese la boca buscando algo que decir no encontrase nada. Se movió en el asiento, incómoda e indecisa, una sensación que extrañaba.

-¿Por qué me cuentas esto? -preguntó en un tono apenas audible. La rigidez de su cuerpo era bien diferente al temor de sus ojos.