Partida Rol por web

El eco del Diablo

Los Olvidados

Cargando editor
02/12/2016, 15:58
Director

A las palabras de Arthür Mats recordó que él también había visto el cuervo. Y aunque no podía evocar la imagen de su amiga perdida, recordó que ella estaba allí cuando Arthür le ofreció el misterioso polvo metálico.

Ese "saber que estaba allí" le llenó de consuelo. Podría parecer un conocimiento insignificante, pero era fundamental. No era una deducción a partir de las palabras de Arthür, sino una certeza íntima.

Sentía que la estaban recuperando.

Cargando editor
02/12/2016, 16:38
Mats Bergstrøm

Mi rostro se ilumina de repente cuando las palabras de Arthür me traen recuerdos. Recuerdos tangenciales de nuestra amiga. Por mucho que intento recordar su cara, o cualquier otro rasgo distintivo, estos permanecen en la más profunda oscuridad. Sin embargo, siento que le hemos ganado terreno al olvido: saber que estuvo con nosotros hasta hace bien poco me llena de esperanza, ¡podemos encontrarla! Recuerdo entonces el profundo afecto que Arthür y yo sentimos por ella, y la mujer tan maravillosa que es. Todo esto no es una mera sospecha o una corazonada, sino una profunda certeza. Mis ojos se tornan brillantes a causa de las lágrimas, y empiezo a reír. ¡Lo estamos consiguiendo!

No, Cléo —refuerzo la aseveración de mi amigo—. No van a tocarte nunca más. Eres una mujer muy valiente, has llegado hasta nosotros, y ahora eres libre. Libre, Cléo.

El tono intenso de mi voz no puede ocultar mi euforia. Miro a Arthür a los ojos cuando siento su mano caliente apretando la mía, llenándome de una energía que hacía tiempo que no sentía. En su cara puedo ver qué él se siente igual, y una sonrisa preciosa de pura emoción embellece su cara. Dios, cómo quisiera besarlo ahora mismo, olerlo, sentirlo… Pero qué feliz me siento de tenerlo a mi lado en este momento, sea del modo que sea. Correspondo al apretón de Arthür con el mío, mirándolo con los labios fruncidos y la mirada encendida. Ya falta poco.

Te lo he dicho, Arthür. No hay nada que no podamos hacer.

Notas de juego

Chicos, siento si mis últimos posts no son muy extensos, pero siento que este es un momento entre Arthür y Cléo. Ellos saben muchas cosas que yo no sé, y por eso no se me ocurre mucho más que pueda aportar. Sorry...

Cargando editor
02/12/2016, 21:43
Cléo

Su rostro cobró un cariz triste y durante unos extrañamente tensos segundos se quedó mirando el sitio de la palma de su mano dónde terminaba el sarpullido.

La forma de línea unida por puntos o figuras más o menos sencillas era del estilo de los tatuajes que abarrotaban su piel. Casi parecía un trazo a lápiz, un patrón esperando a ser cosido y tintado.

El sarpullido era igual que los tatuajes.

Cerró el puño, se lo llevó al pecho, miró al techo y se plegó sobre sí misma, abrazándose. Con cara de culpabilidad y temor bajó su mirada hacia Mats y Arthür.

-Han hecho algo... algo malo conmigo…

Cerró la boca en una mueca, frunciendo el ceño. Fue a cerrar los ojos pero apenas sus párpados se tocaron los abrió con una expresión un poco enloquecida de alarma. Luego agachó la cabeza y habló hacia su ombligo.

-Tengo hambre.

Soltando apenas un hilillo de voz.

Cargando editor
03/12/2016, 17:52
Mats Bergstrøm

A mi pesar, Cléo no parece compartir la alegría de nuestro reciente descubrimiento, sino que, muy al contrario, se muestra cada vez más apagada y asustada. Su seguridad en que hayan podido hacerle algo me llena de preocupación. ¿Y si… está embrujada de alguna forma? Entonces, me obligo a mí mismo a recordar que yo también lo estoy. Un hechizo oscuro pesa sobre mí, y no debo olvidarlo.

En ese momento, la desvalida joven murmura muy bajito, casi para sí, unas palabras que me resultan de lo más inquietante. Tiene hambre. Por un momento, miro a Arthür, la euforia de hace unos instantes sustituida por la consternación. ¿A qué se refiere? Después de un único momento de temor, suavizo mi expresión. Claro que tiene hambre. A saber cuánto tiempo debe de haber pasado desde la última vez que probó bocado.

Por supuesto —le respondo con una sonrisa amable—. ¿Qué te apetece? Yo te traigo lo que quieras.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro Introspección más Empatizar para ver si deduzco que el hambre de Cléo se puede deber a algo más siniestro. 

Cargando editor
03/12/2016, 19:09
Cléo

Respondió sin mirar directamente a Mats.

-Cualquier cosa... mejor si no tiene carne. Creo que soy vegetariana.

Recostada sobre las almohadas de la cama, se puso la mano en la nuca y estiró sacando lentamente su larguísima mata de pelo. Se lo miró con desagrado.

-¿Me podéis traer unas tijeras?

A Mats le pareció que aunque sus peticiones sonaban siniestras, no tenían otra intención que la de comer y cortarse el pelo.

Cargando editor
03/12/2016, 19:33
Arthür Guitry

Al ver el desánimo de la chica, Arthür se sintió repentinamente avergonzado por su momento de euforia. La confusión y el agotamiento de Cléo tenían que ser máximos, y le pareció que estaba teniedo una intuición de la misma naturaleza pero mucho peor que la que él mismo había tenido: el haber sido utilizada con fines perversos que ni siquiera conocía.

—¿Podemos hablar un momento?— preguntó a Mats antes de que se marchara a cumplir con la petición de Cléo. Salió con él a la puerta de la habitación y la cerró tras de sí.

—¿Has visto que el sarpullido parece la plantilla de uno de esos tatuajes?— habló en voz muy baja— Debe haber un hechizo sobre ella... ¿Y si los lugares que encuentra en sueños quedarán grabados simbólicamente de esa manera en su piel? Tal vez que ella los recorra deje en principio alguna marca perecedera. Tatuarlos después podría ser una forma de conservarlos, de que los soñadores le robaran ese conocimiento, como convertirla en un mapa onírico humano... Si Munin es nuestro aliado, no me extrañaría que fuera él quien la hubiera guiado hasta la casa Gresta, enviado por nuestra amiga o por iniciativa propia. Pero si Cléo aún estuviera en manos de los soñadores tal vez podrían llegar a conocer ese camino también —hizo una pausa, pensativo—. No podemos estar seguros de que no lo conozcan ya porque no esté con ellos y no la hayan tatuado, pero ojalá sea así... De todos modos, Mats, no podemos dejarla aquí. No creo que deba dormir en ningún sitio que no sea uno de alguna manera protector, como nuestra casa. Es tu casa también así que buscaremos otra alternativa si te parece demasiado peligroso, pero sabemos que los soñadores actúan a distancia, que llegaron hasta tus sueños la noche que Vendela te hechizó. No creo que deba dormir aquí y creo que ella misma lo teme por su gesto asustado cuando cerró momentáneamente los ojos. ¿Qué opinas?

Cargando editor
03/12/2016, 21:03
Mats Bergstrøm

Aunque a priori las peticiones de Cléo no me parecen tan extrañas como pensé inicialmente, creo que sería más sensato que fuese otra persona la que le cortase el cabello. Antes de que responda, Arthür me pide que lo acompañe un momento afuera. Lo sigo hasta el exterior de la habitación, y cierra la puerta.

Arthür empieza a hablarme de los sarpullidos de la chica, y yo respondo asintiendo con la cabeza. Me lo ha quitado de la punta de la lengua.

Un mapa… —contesto, dando a entender que sé exactamente a qué se refiere mi amigo—. Yo también lo he pensado. El boceto a lápiz de un mapa, antes de pasarlo a tinta. Creo que puedes tener razón, Arthür. Tal vez la secta que investigamos tatúe sobre esas marcas como una manera de apoderarse de… ¿el itinerario de la víctima? ¿De controlar los lugares a los que va cuando sueña? —Al mismo tiempo que formulo la pregunta, otra se forma en mi cabeza—: ¿Alguna vez has visto en tu cuerpo un sarpullido como esos, con una forma rara?

Cuando Arthür sugiere la posibilidad de llevarnos a Cléo a casa, frunzo el ceño durante un momento: ¿realmente estará más segura allí que en esta clínica, rodeada de policías? Sin embargo, a medida que expone sus razones, entiendo más su idea, y acabo asintiendo de nuevo.

Estoy de acuerdo. A veces se me olvida que los ataques más temibles de estos tipos no son los de naturaleza física… —Me cruzo de brazos, algo inquieto—. Llevémosla a casa, Arthür. Al menos, podremos vigilarnos las espaldas los unos a los otros. En cuanto coma algo y recupere un poco las fuerzas, pediremos permiso para llevárnosla. Ahora, vuelve adentro y vigílala. Voy a buscarle algo de fruta y un poco de pan, o galletas, o algo así. Para lo del pelo —hago el gesto con los dedos de cortarme el pelo con unas tijeras—, creo que será mejor avisar a una enfermera.

Dicho esto, me despido de Arthür y me encamino hacia la cocina de la clínica. A ver qué encuentro para la pobre chica…

Cargando editor
05/12/2016, 09:59
Arthür Guitry
- Tiradas (1)

Notas de juego

Hago una tirada de Introspección más Contemplar para ver si Arthür recuerda haber tenido algún sarpullido similar al de Cléo (al ser algo mágico tal vez debería tirar Psyché o Pneuma en lugar de Comtemplar pero como tengo el mismo valor en las tres, la misma tirada serviría).

Cargando editor
05/12/2016, 12:09
Director

Notas de juego

No, no recuerda ninguno.

Cargando editor
05/12/2016, 13:27
Arthür Guitry

La pregunta de Mats acerca de los sarpullidos le perturbó. Por un momento se quedó callado, pensando, moviendo la cabeza ligeramente a los lados, negando mientras trataba de forzar la memoria: no, nunca había visto nada así sobre sí mismo o al menos no lo recordaba.

—Gracias, Mats. Sí... Es importante que nos vigilemos las espaldas. Y me da la impresión de que poco a poco recuerda más detalles. Cualquiera de ellos podría ser vital ahora para encontrar a nuestra amiga —suspiró—. Hace muy poco que se la han llevado; es posible que todavía no la hayan marcado como a Cléo...— trataba tanto de animar a Mats como de aliviar en algún modo la preocupación que sentía.

Asintió con la cabeza, agradeciendo a Mats de nuevo con el gesto. En su rostro se dibujaba una sonrisa muy leve que transparentaba su desazón a pesar de los esfuerzos por controlarla. Llamó a la puerta y volvió a entrar en la habitación.

Cargando editor
05/12/2016, 17:33
Agustín Bélanger

La chica comió despacio, sonriendo. Saboreaba largo rato y parecían subírsele los colores. Casi festejaba cada bocado y les dio las gracias muchas veces.

Luego tuvieron una especie de reunión espontánea en el hall. Se afianzó la buena evolución del comisario, definitivamente saldría de ésta.

Ellisif pidió a Mats que les dejaran estar más cerca de su casa, al menos en el mismo edificio. En el mismo rellano. Parecía que tenían recursos para hospedarse en el piso que fuera necesario. 

Agustín Bélanger accedió a que se llevaran a la chica pero solo con la condición de que debían darle la dirección y un teléfono, y por supuesto aceptar sus visitas y las de Albin y mantenerlos al día de cualquier cambio o avance.

De no ser así Bélanger no estaba dispuesto. Si aceptaban, sería allí, en sitio seguro, donde hablarían de lo ocurrido.

Entre tanto a Cléo le cortaron el pelo. Ella se mostraba de acuerdo con lo que fuera que decidieran.

Notas de juego

No es necesario que posteéis, con indicar si estáis de acuerdo o no, puedo seguir yo.

Cargando editor
05/12/2016, 19:27
Mats Bergstrøm

Al fin, logro llevarle a Cléo algo que echarse a la boca. A medida que come y el color vuelve a sus pálidas mejillas, no puedo dejar de tener la sensación de que es como si la comida la estuviera arraigando de nuevo a este mundo, como si hubiera pasado mucho tiempo fuera, sin hacer cosas tan sencillas como comer o respirar este aire.

Me alegra saber que Pillet está recobrando las fuerzas. No obstante, lo sucedido esta noche pone de relieve la peligrosidad de nuestra situación, por lo que mi prima Ellisif insiste en que permita que ella y Berisha se queden más cerca de nosotros, preferentemente en nuestro mismo edificio y planta, a lo que no tengo ningún inconveniente en acceder a pesar de la sorpresa que me produce el hecho de que tengan tantas facilidades para ocupar la vivienda que necesiten en cada momento dado.

A continuación, tratamos con Bélanger la posibilidad de llevarnos a Cléo a nuestra casa, a lo que el pone la razonable condición de que permanezcamos en contacto y de que tanto él como Govier puedan hacernos visitas.

Entiendo los motivos de su petición, y normalmente no tendría ningún problema en decir que sí… —empiezo dubitativamente, mirando a Arthür un instante—. Pero, después de ver a esos sonámbulos en el parque… Es decir, si damos nuestro consentimiento y una noche se presentan en nuestra casa, ¿cómo sabremos que son realmente ustedes?

Cargando editor
05/12/2016, 20:52
Agustín Bélanger

-Cada maestrillo tiene su librillo-Dijo en castellano, y luego explicó en francés-Cada uno tiene su modo. No te sugeriré el mío, tienes que inventarlo tú. Yo simplemente confío en mi intuición. Otros causan el vómito, contrastes perceptivos, acupuntura china...

Bélanger tenía aspecto de llevar mucho tiempo sin dormir.

-Y no. No podréis estar seguros. Yo tampoco, tampoco estoy seguro de que estéis despiertos y no seáis ellos engañándome...

Miró al suelo y se pasó una mano por la nariz.

-Esa es la cuestión... abrirse es mejor que encerrarse y moverse mejor que quedarse quieto. En una palabra: no hay que dormirse, en el sentido amplio. Por eso estoy deacuerdo con que os la llevéis. No sé si me explico... ¿Cómo estás seguro de que estás despierto y no están en tu mente? ¿Seguro que existe ese lugar seguro que crees que existe, o es una imagen que te han inducido en el sueño...? En algún momento hay que parar, si no la paranoia les hace el trabajo.

Vigilar a los otros, vigilarse a uno y dejar que otros te vigilen. Rodearse de gente de confianza. Si estáis con nosotros ha de ser así...

Levantó la cabeza y sonrió a Mats.

-Qué, tío, ¿abrimos el círculo?

Cargando editor
05/12/2016, 21:16
Mats Bergstrøm

Me encojo de hombros ante la elocuencia de Bélanger.

Okey, me has convencido. Pero no te sorprendas si os abro la puerta con un bate de aluminio en la mano. —Río—. Por mí de acuerdo. ¿Arthür?

Me quedo mirando a mi amigo, a ver qué dice.

Cargando editor
05/12/2016, 21:39
Arthür Guitry

Intuición. Cuando Bélanger habló de su método Arthür se dio cuenta que ese había sido exactamente el suyo. Así había descubierto que el doctor Sobol estaba «habitado» por aquella presencia oscura cuando ni siquiera sabía nada de los sonámbulos. Recordó también el momento en que Vendela había hecho el brindis, el extraño cariz que tomaron sus percepciones. Y también aquellas auras impactantes que rodeaban a Mats y Ada Bytnar. ¿Sería por ser capaz de «entrar despierto en los sueños»? No entendía para nada el alcance de todo ello pero su intuición había funcionado en esas ocasiones. Debería indagar en el tema... Si supiera cómo y encontrara tiempo.

Sujetando su mentón con una mano y el codo de ese brazo con la otra, escuchaba Bélanger con atención aunque pareciera un poco abstraido. Pensó en la buena impresión que también le había causado Govier la mañana anterior en el parque.

Cuando Mats le preguntó, separó la mano del mentón. Miró a su amigo y luego al forense.

De acuerdo.

Cargando editor
07/12/2016, 23:57
Casa Gresta

El traslado se hizo en ambulancia, pero Cléo pudo entrar en el edificio por su propio pie.

Tenía miedo de cruzar el umbral de la entrada y estuvo como cinco minutos en el rellano de la escalera, reculando a cada paso.

Cuando entró eligieron una habitación para ella.

Se detenía a observar cualquier detalle que le llamara la atención. A veces palpaba las cosas. Incluso las olfateaba.

Bebió del grifo, curioseó los libros que encontró a su paso, anduvo entre las cortinas y fue al baño donde exclamó algo antes de tirar de cadena.

Y tras merodear largo rato como un zombie curioso, al fin paró quieta y se dejó caer en una mecedora que daba a una ventana.

Luego, durante la comida, ella sonreía a cada frase o gesto de Arthür y Mats mirándoles intensamente, expectante a la siguiente palabra, sin apenas intervenir, saboreando cada cucharada y cada trago. 

Cargando editor
09/12/2016, 10:19
Arthür Guitry

Ver a Cléo dudar intentando entrar en el interior de la casa Gresta hizo que Arthür se reafirmara en la idea de que era un lugar protector. Su imagen onírica, o como pudiera considerarse a la niña que le había visitado el día anterior, pudo entrar sin problemas, pero en ese momento tal vez fuera guiada por Munin o por su amiga perdida a través de él, y no había tenido problemas para hacerlo. Ahora, cargada con todos aquellos tatuajes en su cuerpo, algo le decía que no debía o la rechazaba, hasta que finalmente encontró el valor o el «permiso» de la casa para poder hacerlo. Le alivió ver que finalmente traspasaba el umbral.

Tenerla por allí ese día fue como acabar de adoptar un gatito. Lo exploraba todo con curiosidad y verla jugar con las cortinas hizo que tuviera que aguantarse la risa. La situación general no era nada cómica, la verdad, pero en aquel momento había algo benigno en poder tenerla allí y tratar de protegerla de los soñadores. Que estuviera despierta, sin riesgo de olvidar lo que le estaba sucediendo... Algo tan sencillo para cualquiera y que se había hecho imposible para ella durante mucho tiempo. Como mirar ausente una calle de París meciéndose suevemente junto a una ventana.

El chico buscó entre las cosas que habían traído desde su antigua buhardilla toda la ropa que, inevitablemente y por mucho que le dijera que pasara a recoger, su hermana se había ido dejando allí las veces que de improviso se quedaba a pasar algunos días. Una vez lo tuvo todo se lo ofreció a Cléo, comentándole que le dijera si necesitaba algo más para tratar de conseguírselo. También le prestó algún suéter suyo que, dada la envergadura de la chica le vendría enorme pero la mantendría calentita al menos.

No creyó conveniente hacerle más preguntas ese día a no ser que ella misma sacara el tema o recordara algo de pronto. Cuando escogieron habitación no dejaba de pensar si sería allí mismo donde se habría instalado su amiga. Se sentó en la cama por un momento, cerrando los ojos y tratando de visualizar los de la chica cuando el polvillo dorado hizo brillar sus pupilas. Quería recordar su rostro, su nombre... Algo más.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Hago otra tirada de Introspección más Pneuma para tratar de recordar.

Por cierto, los tatuajes de Cléo, ¿cuánto ocupan de su cuerpo? ¿Están sólo en el torso y brazos o también ocupan las piernas?, ¿los tiene tanto en la parte delantera como en la espalda? ¿Y el rostro?

Cargando editor
12/12/2016, 11:37
Mats Bergstrøm

Tener a Cléo en casa es algo de lo más extraño. No puedo dejar de tener la sensación de estar frente a una niña en el cuerpo de una mujer adulta. Su curiosidad y su innegable ignorancia de cosas que son básicas para cualquiera refuerzan la idea que tenía de que ha estado fuera del mundo durante mucho tiempo. Revolotea por la casa como un pajarillo que acaba de salir de su jaula por primera vez, mirándolo todo, tocándolo todo. Yo se lo permito, pero siempre atento, no sea que se haga daño.

Sin duda, tengo la impresión de que este lugar será beneficioso para la recuperación de Cléo. Arthür se muestra muy solícito en todo momento, llegando a darle algunas de sus ropas. Yo decido que más tarde saldré a comprarle algo más apropiado, por si ha de salir de casa, pero entonces me pregunto: ¿sería eso prudente? ¿Cómo va a ser la vida de esta chica a partir de ahora? ¿Pasará de haber estado atrapada en sus sueños a estar encerrada en esta casa? Que sepamos, no tiene familia, y de no ser por nosotros estaría totalmente sola e indefensa. En algún momento habré de encontrar tiempo para expresarle a Arthür estas preocupaciones.

Durante la comida, bajo mi guitarra y canto algunas canciones para animarnos a todos. Aún no consigo quitarme de la cabeza la adolescente a la que le volaron la cara justo delante de mis narices. Siento odio y una enorme impotencia. ¿Esto va a seguir siendo así? ¿Personas inocentes van a seguir sufriendo y muriendo hasta que nosotros encontremos el centro del laberinto y derrotemos al monstruo que se esconde allí? Por un momento, me imagino a mí mismo estrangulando a Vendela y a Masaryk, a uno con cada mano. Hijos de puta. Devolvednos a nuestra amiga de una vez.

Bueno, ¿y ahora qué hacemos? —le pregunto a Arthür en un momento oportuno—. Si mal no recuerdo, estábamos en la búsqueda de Govier y de Bélanger en el momento en que todo esto se precipitó. Parece que ya los hemos encontrado… —Me rasco la barba, pensativo—. ¿No te da la sensación de que, de alguna manera, todo lo que hemos vivido hasta ahora, todas las puertas que hemos abierto, eran el camino hacia tu amiga Cléo? No sé… A lo mejor ella es la respuesta. Las marcas de su cuerpo, o qué sé yo. —De repente, mis ojos se abren mucho—. ¿Aún guardas la caja con el polvo dorado de la libélula? Quizá podrías enseñárselo a Cléo. A lo mejor le recuerda algo.

Cargando editor
12/12/2016, 21:24
Cléo

La chica parecía no conocer el pudor y apunto estuvo de ponerse la ropa que Arthür le ofrecía delante de él.

Los tatuajes de Cléo llegaban a su cuello y cogote. Su cuerpo estaba abarrotado hasta los codos y las rodillas. Alguna fina línea llegaba a las manos y pies.

Con las canciones de Mats ella hizo coros. Sabía tocar la guitarra y aunque su voz era un poco aguda y a la vez rota, su magnífica técnica de canto le daba un timbre especial. Conocía algunas canciones que apenas tenían dos o tres años y dio su opinión de uno de los grupos criticándolo por haberse vuelto más blando y comercial.

Comentó que el canto había formado parte de su formación. El canto y las matemáticas.

-Me enseñaban música y matemáticas, y era algo fundamental, como el eje de mi aprendizaje. No recuerdo lecciones pero sí la sensación de estar horas luchando por dar con la nota adecuada para componer un canto que mereciera el título de sagrado… Creo que sé lo que sé… y me es más difícil recordar… o saber cómo lo aprendí...

En otro orden de cosas, Arthür no pudo recordar más de su amiga perdida. Ni Mats.

Cuando le mostraron el polvo dorado ella sonrió.

-Me acuerdo de la libélula, Arthür. Entrar despierto en los sueños no es como adentrarse en un espacio geográfico encontrando una puerta o algo así… el espacio del sueño es también interior…

Se pasó los dedos por el pelo hasta agarrar las puntas.

-Igualmente ocurre con las cosas. Ellas se te muestran como son… no es que las encantes… más bien las liberas del hechizo desencantador del pensamiento moderno… y pasan a ser como son, como fueron cuando el hombre vivía en un mundo en el que todavía no se había separado significado de significante… cuando soñar no era tan diferente de estar despierto.

Se quedó pensativa, en silencio, meditando lo que acababa de decir.

Cargando editor
15/12/2016, 10:29
Arthür Guitry

Aquellas horas en la casa Gresta y la paz que allí respiraba, parecían estar haciendo efecto en Cléo quien poco a poco se veía menos confusa. Ahora parecía distinguir más claramente qué recordaba y qué no, y como había matizado la doctora Gibran, se veía que la memoria de Cléo estaba afectada sobre todo en lo correspondiente a su parte episódica pero, como ella misma decía, "sabía qué sabía".

Le pareció llamativa esa formación en música y matemáticas. Los soñadores no la estaban utilizando solamente por su capacidad para soñar, o al menos no por su capacidad para soñar "en bruto", por así decir, sino que para sus propósitos era importante que ella tuviera ciertos conocimientos. Lo de las matemáticas, la música y las restricciones alimentarias -había dicho en el hospital que creía que era vegetariana- hicieron pensar a Arthür en los pitagóricos, lo cual no desentonaba nada con el tema de las tablillas órficas. Se iba afianzando en su cabeza la teoría de que los soñadores manejaban una serie de conocimientos antiguos enraizados en las creencias escatológicas y magico-filosóficas de la Grecia presocrática. Pensó que debía indagar más acerca de la concepción de éstas en relación a los sueños para acercarse a lo que los soñadores pudieran estar haciendo.

En cualquier caso, Cléo había llegado a conocer la parte de las letanías de las tablillas que conducen a la fuente de la Memoria y hacen del adepto un ser especial que se reconoce como de estirpe celeste y merece compartir el destino de inmortalidad reservado a los héroes e iniciados y con ello recordar su nombre; no era descabellado pensar que podría recordar algo más que no interesara a los soñadores. ¿Podría tener alguna intuición sobre su amiga perdida o sobre la pequeña Montillet?

Cuando le enseñaron el polvillo dorado inmediatamente lo reconoció. Parecía que sí recordaba con claridad episódica los días en que era una niña o al menos lo concerniente a la cámara de ámbar de la reina. Pero en lugar de seguir hablando de aquel lugar de pronto hizo una reflexión interesantísima sobre la incursión en los sueños, sobre su naturaleza incluso, y sobre cómo en la vigilia se puede mantener un pensamientos simbólico que comprende que lo que se ve no sólo es lo que se ve, sino que todo remite a algo más, algo de un nivel más elevado o profundo, mostrando un significado que generalmente permanece oculto.

Así es como Cléo describió lo que unas horas antes Arthür había llamado intuición. El chico entendió que se refería a cierta cercanía al pensamiento antiguo, a la cosmovisión simbólica en la que los poderes espirituales, las epifanías, las visiones, los sueños significativos, no son considerados como algo meramente subjetivo de la psique humana -y con ello de naturaleza imaginaria, como podía interpretarse en la actualidad-, sino de una realidad ontológica independiente y anterior a la psique, en un espacio fuera del tiempo y geografía mundanos, un espacio interior, o que se capta interiormente a la luz del espíritu, pero tan real como el mundo físico.  Como había leído una vez: «Los antiguos no proyectaban sus dioses en la naturaleza; los aprehendían allí». Esta visión de la intuición no podía ser más fascinante para alguien apasionado de las tradiciones de sabiduría antiguas y filólogo clásico. Casi le hizo perder el hilo de lo siguiente que quería preguntar a la chica. Cléo misma parecía confusa acerca de de dónde había sacado aquellas conclusiones y se quedó pensativa.

—Cléo, ¿tienes la sensación de que alguien más aprendía contigo? Hay una niña perdida a quien buscamos, una muchacha jovencita, de ojos azules muy intensos y el rostro lleno de pecas. Toca el chelo y es alguien muy especial... Aguardad un momento —Arthür pensó que la música de Mats había ayudado a Cléo a recordar sus lecciones y fue en busca de su chelo. Aún no había tenido tiempo de ensayar pero sí de buscar la partitura, así que, pidiendo primero disculpas por lo mal músico que era y sonrojándose bastante, trató de interpretar para sus amigos la melodía del viaje de Chihiro.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Hago una tirada por la interpretación de Arthür. Tiene uno en chelo y la melodía es sencillita, pero imagino que sin ensayar la dificultad rondaría el 11. Con un diez al menos será reconocible. :-P