Partida Rol por web

Vitaly se preguntó como ese jodido bicho podía esquivar sus disparos desde la espalda mientras luchaba a golpes contra un marine, pero teniendo en cuenta que por algun motivo el tipo era grande y a la vez pequeño segun le convenía, no se paró demasiado a pensar y saco su escopeta de combate para acabar acertandole al marine. 

Alain, que había alzado el rifle, lo bajó lentamente cuando vio el monstruo que tenían delante. Mil leyendas y cuentos de vieja para asustar a los niños le sobrevinieron de repente, y el medicae se quedó congelado en el sitio, incapaz de comprender como lo que tenía delante podía ser siquiera posible. Una parte de él, la más primaria, consiguió prevalecer. El odio que sentía hacia los sirvientes del Enemigo por haber destruido su hogar le envolvió como un escudo, luchando contra el terror y doblegándolo a duras penas. 

Una vez me incorporé, flexioné las piernas y me fijé en aquella entidad demoníaca, esperando encontrar algún punto débil. Fue solo un instante, uno antes de lanzarme a la carga contra uno de los enemigos del Emperador.

Lancé una primera estocada con mi arma de energía que rectifiqué un instante antes para que el corte fuera brutal. Sabía que nada la frenaría: ni armadura ni carne o hueso. Cortaría todo como si estuviera atravesando el aire. Acompañé ese mismo golpe con el sable, esperaba trasmitirle con ese golpe todo mi odio y desprecio a la herejía que representaba. 

Van Host seguía inconsciente, atormentado por imágenes de blasfemas entidades que le perseguían en sueños...

Poco a poco, más de guardias imperiales iban superando sus temores  y se unían al combate. Uno de ellos incluso cargó al combate cuerpo a cuerpo junto a Vorgen. Eso le hizo pensar que quizás la situación no sería tan mala como pensaba a pesar de haber encasquillado su sagrado bolter. Encajó otro golpe de la criatura con un gruñido, no podía mostrar dolor. - ¡No cedáis, soldados del imperio! Haced frente al enemigo. Devolvedlo al agujero del que ha salido. - habló de nuevo intentando inspirar valor a los que tenía a su alrededor. Notó como los proyectiles dirigidos a la criatura rebotaban contra su armadura y apretó los dientes. Confiaba en que el resto tuviesen mejor puntería.

Cargando su puño, Vorgen abrió su costado agarrando con su mano normal una de las extremidades de la criatura al tiempo que lanzaba un golpe con el arma de energía que aquel ser no iba a poder esquivar. 

Moham salió como de una terrible pesadilla, el frío sudor recorría su cuerpo, el eco del combate en el túnel comprimía sus sentidos y, cual cubo de agua fría, recordó dónde estaba, por qué y qué estaba ocurriendo. Entró en sus cabales. Aquel enemigo era temible, sólo con mirarlo volvía a sentir aquel golpe que casi le arranca el brazo, pero ¿qué era un brazo comparado con la gracia del Emperador?

El Astartes combatía mano a mano con la criatura y, aunque no dudaba de los mejores soldados del Emperador, él no estaba sólo. Quizá menos poderosos individualmente, pero la Guardia siempre había destacado por hacer lo que había que hacer, sin mejoras genéticas, sin arcanas armaduras, pero cumpliendo en cada batalla a como diese lugar.

- ¡GUARDIA IMPERIAL! - gritó haciéndose oir por encima de la cacofonía del combate - 

¡SOIS EL MARTILLO DEL EMPERADOR! Hoy enfrentamos a su jurado enemigo, enseñémosle lo que le espera mientras siga corrompiendo sus dominios! ¡POR EL EMPERADOR!

Consciente del peligro, pero henchido de deber por su propio discurso, y fiel a su estilo de dar ejemplo desde la primera línea, cargó espada sierra en mano contra tan temible enemigo, el Emperador protege y por otro lado, si no enfrentaba su miedo ahora, podría no volver a tener la ocasión.

El casquillo de ceramita al rojo vivo trazó un arco desde el puerto de eyección al agua pútrida de la cloaca, donde se hundió con un siseo salvaje conforme hacía hervir el viscoso líquido a su alrededor. ¿No quería caer? Pues Arthur no pensaba parar.

- ¡Que te mueras ya, hijo de puta!- vociferó, descargando su arma de fusión una vez más. Si tenía que gastar el cargador entero para acabar con el monstruo, lo haría.

El Torcedor siguió adelante con su plan de matanza, riendo como un maniaco, esquivando con facilidad los dos sablazos de la krieger mientras se preparaba para responder al astartes. Al ver el perdigonazo de Vitaly rió aún con más ganas, preparando los puños para partir a aquel ángel del Emperador en dos. Sin embargo, la dinámica del combate no era tan fácil como esperaba, y de nuevo solo uno de sus puños iba bien encaminado. 

Por desgracia para los imperiales, las buenas noticias acababan ahí. Su capacidad de, ante una descripción mejor, "torcer las cosas" les estaba poniendo todo bastante cuesta arriba. El puño del astartes impactó contra algo con un sonido que todos habrían podido jurar que era el de un obús rebotando contra un super-pesado, mientras que el disparo de Malek decidió dejar de obedecer las leyes de la física para bordear a su objetivo original, y la ráfaga de Marcus se vio transformada en pompas de jabón que estallaron inofensivamente.

Solo el penal logró, de nuevo, otro impacto. Sin embargo, el demonio seguía empeñado en no caer. 

Mientras Katrin esperaba y Quintus corría para alcanzar al resto, Fiks se adelantó un poco más, adivinando otro derrumbamiento, y como el pasillo más adelante torcía hacia la izquierda, aunque le pareció ver también algún leve destello rompiendo la oscuridad intermitentemente. Con aquellas gafas de visión nocturna era complicado asegurarlo, eso sí, aunque si tuviera que apostar, no tenía pinta de ser una luz muy normal...

Mientras tanto, las inesperadas comparsas del grupo siguieron avanzando con ellos, aunque uno se detuvo de pronto, bloqueando al que venía detrás.

-Qué cosa más rara... Juraría que aquí había una bomba preparada, fíjate en las marcas en la basura del suelo...

-Pues aquí delante hay pisadas que se detienen de pronto-señaló el que estaba más adelante, a un punto que quedaba al lado de Fiks. Con algo de esfuerzo, una vez las señaló, podían verse unas huellas sanguinolientas que partían de un charco que tenía toda la pinta de ser el lugar donde un ser vivo se convirtió en cadáver. Sin embargo, ni estaba el cadáver, ni aquellas huellas se alejaban más de unos pocos pasos antes de detenerse. 

El Enviudador cogió una nueva posición mirando a Katrin mientras apuntaba con el rifle de plasma hacia la pared donde se perdían los rastros.-¿Túneles dentro de túneles? No me parece algo descabellado. Solo de la orden sargento.- Quintus era parco en palabras, pero eficaz en sus acciones. Una posible salida, bueno, si era una trampa mejor que fuera el plasma por delante.

Alain empezó a jadear de terror, pero pronto se encontró haciéndolo de puro odio. Sabía que no tenía nada que hacer frente a aquella monstruosidad disforme, pero el impulso estaba ahí de todos modos. Deseaba librar su tierra de esos de herejes y demonios como aquel, pero sabía que si cedía a la rabia y cargaba lo más probable era no solo que no saliera vivo de la refriega, sino también que, si vencían, los heridos tendrían mucho más difícil sobrevivir. Por eso decidió quedarse atrás.

—¡Señora! ¡Señora, no se preocupe! ¡Marcel, sácala de aquí! —ordenó a su amigo, con la intención de que la pusiera a salvo. Después volvió la vista al frente, mirando si había alguien a quien él pudiera evacuar. Cuando vio a Van Horst en el suelo, se le acercó con la intención de ayudarle a ponerse en pie. 

Con la nueva arma en la mano, se sintió un poco "desnudo", acostumbrado a su fiable y robusto bólter pesado, usar ése arma tan aparentemente endeble le inspiraba temor a que no fuera suficiente, pero sólo había una forma de probarlo. - Celonius! Dispara! -

Desde su posición cuerpo a tierra, apuntó al centro del monstruo y disparó con toda la potencia que aquel arma le daba. 

Mis disparos suenan al momento de estallar en el interior de mi arma mas solo unas estúpidas burbujas salen por el cañón. Mi mandíbula cae completamente de la estupefacción al ver lo que sucede pues no lo entiendo y, por más que lo piense, sigo sin comprender qué está sucediendo.

 - "¡Pero que mierd..."

Sin saber qué más hacer y sin convencerme aún de que mi arma lance solo burbujas, aprieto nuevamente el gatillo y veo como esta vez si salen municiones aunque no fueron bien disparadas y veo como se pierden sin dar en el objetivo.

Poco podía hacer el tirador más que seguir disparando contra aquella encarnación de las pesadillas de Sélica, tanto de mayores como de lo más pequeños.

Su golpe chocó contra algo metálico. No tenía ningún sentido pero Vorgen no perdió tiempo buscándoselo simplemente continuó golpeando. Los imperiales estaban a su lado, uno de los sargentos había tomado el mando y comenzaba a gritar ánimos a sus compañeros y pronto el marine se vio rodeado de humanos que luchaban mano a mano con él contra el archienemigo. Dentro del caso, Vorgen sonrió. 

En cuanto los demás se pusieron a su altura, Katrin fue a moverse para seguir a Fiks por el pasillo hasta la siguiente sala, pero los comentarios de aquellos Doblesueldos la hicieron detenerse. No podía ver lo mismo que ellos, pero confiaba en su palabra. Lo realmente interesante se mostraba delante, donde un rastro desaparecía sin más. La sugerencia de Quintus no era descabellada, aunque prefería no malgastar munición, sobretodo de plasma, si no era necesario.

— Intentemos algo más sutil antes. Examinad las paredes — dijo, mientras hacia lo propio — Fiks, continue hacia adelante y vaya informando de lo que detecta. Usted — señaló al Vástago más cercano — Vaya con él, por si acaso — sabía que así se estaban separando de nuevo, pero allí había algo raro y pensaba descubrir qué era antes de que fuera demasiado tarde y volviera para morderles en el culo.

Había conseguido retirarme de la criatura, por lo que pese a que estaba temblando, intento apuntar a la criatura, no creia que le fuera a dar, pero así podía intentar aparentar que no estaba muerto de miedo por la criatura.

Vitaly apuntó y disparo de nuevo con su escopeta, esperando no darle de nuevo al marine, y con cada vez mas gente de por medio obstruyendo sus disparos.

Tras ver como esquivó sendos ataques, me tomé un instante para reflexionar mientras mi pies bailaban a su alrededor tomando una mejor posición y preparándome para apuntar a un punto más débil. De nuevo lancé dos estocadas precisas hacia aquella terrible criatura, esperando que esta vez el Emperador guiara mi golpe asesino. 

Fiks avanzó con sumo cuidado, sus ojos puestos en todos lados de cara que no activasen una trampa, fuesen captados por algún dispositivo de seguridad o hubiese alguien aguardándoles a la vuelta de la esquina. Temeroso de delatar su posición respondió tan sólo alzando el pulgar hacia la sargento fezzornita, confirmando que había recibido sus instrucciones y se prestaba a acatarlas.